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LOS DETALLES DE LO COTIDIANO

Desde el primer momento en que abrimos nuestros ojos en la mañana, podemos


programar positivamente nuestro día; debemos darle gracias a Dios por el descanso
recibido y aprovechar uno de los más grandes poderes que nos ha sido concedido a los
seres humanos: el poder de elegir.
Podemos creer que todo lo que la vida nos ofrecerá mañana es repetir lo que hicimos
ayer y hoy. Pero, si prestamos atención, vamos a darnos cuenta de que ningún día es
igual a otro.
Cada mañana trae una bendición escondida; una bendición que sólo sirve para este día, y
que no puede guardarse o desaprovecharse. Si no usamos este milagro hoy, se perderá.
Este milagro está en los detalles de lo cotidiano; es preciso vivir cada minuto, porque allí
encontramos la salida de nuestras confusiones, la alegría de nuestros buenos momentos,
la pista correcta para la decisión que ha de ser tomada.
No podemos dejar nunca que cada día parezca igual al anterior porque todos los días son
diferentes. Tenemos la capacidad de elegir lo que queremos ser o hacer.
En este nuevo día y sólo por hoy: elijamos reír, en lugar de llorar; elijamos cantar, en lugar
de quejarnos, elijamos perdonar, en lugar de ser rencorosos; elijamos amar, en lugar de
odiar. Sólo por hoy vamos a aplaudir, en lugar de criticar; vamos a acariciar, en lugar de
golpear; vamos a bendecir, en lugar de maldecir; Vamos a orar, en lugar de ser groseros;
Vamos a trabajar, en lugar de inventar disculpas. Hoy vamos a mejorar nuestra calidad de
vida, en lugar de resignarnos a la mediocridad.

VIVIENDO
No tomemos las cosas tan en serio. No nos tomemos a sí mismo demasiado en serio; no
seamos excesivamente rígidos con nosotros mismos.
Disfrutemos de nuestra vida, disfrutemos de lo que hacemos, de lo que vemos, de lo que
aprendemos a cada momento.
Riamos un poco cada día, ojalá de nosotros mismos. Hagamos algo imprevisto, gracioso
o simpático de vez en cuando.
Es parte importante de nuestro aprendizaje para ser una persona más relajada, más feliz
y más positiva.
Seamos tolerantes. Podemos incrementar nuestra capacidad de comprensión y tolerancia
si entendemos que cada persona que pasa por nuestro lado simplemente está
cumpliendo con su misión de vida.
Sea alta o bajita, rica o pobre, robusta o delgada, blanca o negra, joven o madura, aquella
persona ocupa su lugar en la vida, en su historia y en nuestra historia.
Respetemos a cada uno, entendamos a cada uno, toleremos a cada uno; cada cual ocupa
su propio espacio.
Cada uno, ellos y nosotros merecemos un espacio, un rayo de sol y el aire que cada
quien respira.
La Excelencia. Todos y cada uno de los seres humanos que habitamos este planeta,
estamos aquí cumpliendo una misión.
Algunos tienen la misión de ser: comerciantes, profesores, soldados, empleados de banco
o conductores de Microbuses.
Además su misión puede incluir la responsabilidad de ser: madres, esposos, vecinos, etc.
Cada uno merece respeto y consideración en lo que hace; y todos tenemos la
responsabilidad moral de ser excelentes en lo que hacemos.

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