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Construye su identidad como persona humana, amada por Conoce a Dios y asume su identidad Argumenta que Dios se revela en la Historia de la Salvación
dios, digna, libre y trascendente, comprendiendo la doctrina religiosa como persona digna, libre y descrita en la Biblia y en su historia personal comprendiendo
de su propia religión, abierto al diálogo con las que le son trascendente que la dignidad de la persona humana reside en el
cercanas conocimiento y amor a Dios, a sí mismo, a los
demás y a la naturaleza.
PROPOSITO DE LA SESIÓN. Las estudiantes serán capaces de comprender y aceptar el misterio de la encarnación elaborando una
oración de agradecimiento por el amor de Dios demostrado.
II.- JUZGAR:
Jn, 1,1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Jn1,14 Y el Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vivimos de su gloria, gloria como del unigénito del Padre),
lleno de gracia y de verdad.
Gal 4, 4 Todos admitirán que nosotros somos un cuerpo tomado de la tierra y un alma que recibe el espíritu de Dios.
Lc, 1,35 El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo
Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios.
Nos dice que el Angél Gabriel le anuncia a María que va a ser la madre del Salvador, y como va a ser la madre del
Salvador fue dotada con dones para poder dar el sentimiento libre de su fe.
La Encarnación del Verbo no afecta a la libertad divina, pues Dios podía haber decidido que el Verbo no se encarnara,
o que se encarnara otra Persona divina. Sin embargo, decir que Dios es infinitamente libre no significa que sus
decisiones sean arbitrarias ni negar que el amor sea la razón de su actuar. Por eso los teólogos suelen buscar las
razones de conveniencia que se pueden vislumbrar en las diversas decisiones divinas, tal como se manifiestan en la
actual economía de la salvación. Buscan tan sólo poner de relieve la maravillosa sabiduría y coherencia que existe en
toda obra divina, no una eventual necesidad en Dios.
La Virgen María fue predestinada para ser Madre de Dios desde toda la eternidad juntamente con la Encarnación del
Verbo: «en el misterio de Cristo, María está presente ya “antes de la creación del mundo” como aquella que el Padre
‘ha elegido’ como Madre de su Hijo en la Encarnación, y junto con el Padre la ha elegido el Hijo, confiándola
eternamente al Espíritu de santidad». La elección divina respeta la libertad de Santa María, pues «el Padre de las
misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la encarnación
para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida (LG 56; cfr. 61).
Por eso, desde muy antiguo, los Padres de la Iglesia han visto en María la Nueva Eva.
III.- ACTUAR ¿QUÉ DEBEMOS HACER?
¿Para qué te servirá lo aprendido hoy? Para compartirlo con mi familia y que ellos también puedan leer
acerca de eso.