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Principios éticos

Leonardo Amaya M1.


Gloria María Berrío Acosta2.
Wilson Herrera3.
Agosto de 2015

Introducción

En las diferentes esferas de nuestra vida profesional los cursos de acción que decidamos tomar tienen que
respetar una serie de estándares éticos que se han vuelto vinculantes para los miembros de las distintas
comunidades académicas y científicas. Estos estándares tienen como propósito garantizar que las distintas
disciplinas estén al servicio de todos los seres humanos y que en su esfuerzo por el progreso del conocimiento
y por el mejoramiento del bienestar de los destinatarios del servicio profesional, se respeten los derechos
humanos de todos los grupos involucrados. Los llamados principios éticos pueden ser vistos como los criterios
de decisión fundamentales que los miembros de una comunidad científica o profesional han de considerar en
sus deliberaciones sobre lo que sí o no se debe hacer en cada una de las situaciones que enfrenta en su quehacer
profesional.

Ahora bien, la aplicación de los principios éticos no se puede hacer de manera mecánica, esto es, no son una
especie de recetario al cual uno acude cada vez que tiene un problema. Cada principio ético tiene límites, así
por ejemplo, la autonomía no implica que la persona pueda hacer todo lo que ella quiera con sus congéneres;
o en el caso de la ayuda hacia los otros no se puede caer en el paternalismo. En este sentido, aunque los
principios éticos son fundamentales, se limitan entre si ya que en su aplicación a una situación concreta se
requiere del buen juicio, es decir, de una ponderación adecuada por parte de quien tiene que tomar la decisión,
y esta ponderación exige tomar en serio los derechos e intereses de los otros.

Con este texto, se pretende proponer a la comunidad psicológica colombiana un modelo de principios éticos
que permitan fundamentar una práctica profesional justa y responsable. En cada principio se hace una breve
exposición de lo que en general éste significa, las referencias de la legislación nacional o internacional que los
apoyan y las normas de conducta que se derivan de ese principio. Con estos estándares o normas de conducta

1 Médico, Master en Psicología, Psicoterapeuta REBT, PhD. leonardoamaya@gmail.com


2 Psicóloga, Pontificia Universidad Javeriana. Maestría en Bioética. gmberrio@gmail.com
3 PhD en Filosofía, profesor principal de la Escuela de Ciencias Humanas y miembro del grupo de investigación "Ética
aplicada, trabajo y responsabilidad social" de la Universidad del Rosario
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se espera brindarle a los miembros de la comunidad psicológica elementos de juicio más concretos que puedan
ser útiles para la toma de decisiones en el día a día del ejercicio profesional. La tendencia internacional actual
es reducir los principios, razón por la cual, y en aras de hacer un documento práctico, se ha limitado esta guía a
cinco principios éticos: Beneficencia, No Maleficencia, Justicia, Autonomía e Integridad.4

Beneficencia

El principio de Beneficencia tiene una amplia tradición en la reflexión ética en medicina y psicología. Se
encuentra presente de forma expresa en los principales códigos éticos y bioéticos de ambas disciplinas. Se ha
desarrollado en concomitancia con la ampliación de las posibilidades técnicas de las intervenciones
especialmente en el área de la salud, puesto que ya es posible demandar intervenciones con garantías objetivas
de utilidad que conduzcan a un logro específico en el desarrollo de la persona o a la solución de una situación
patológica o disfuncional.

En líneas generales este principio lo que afirma es que el propósito de toda acción ética es mejorar las
condiciones de vida y de relación, y el bienestar de las personas, grupos, comunidades e instituciones atendidas.
En este sentido, la beneficencia está relacionada con el principio de no maleficencia ya que si la primera
exigencia ética de quienes cuidan por la salud de los otros es no causar daño, una medida primaria es procurar
que no se someta a nadie a procedimientos fútiles o temerarios que puedan entrañar riesgos.

Los psicólogos se esfuerzan por beneficiar a aquellos con los quienes


trabajan. Se aseguran de mantener altos estándares de competencia en su
trabajo en beneficio de los mejores intereses de los usuarios y de
salvaguardar los derechos de las personas, grupos, comunidades e
instituciones con las que interactúan profesionalmente.
Definición
Este principio también se extienda hacia los animales que se usan en las
investigaciones científicas; a ellos se les debe garantizar los debidos
cuidados y atención que garanticen su comodidad y reduzcan su
sufrimiento.

Este principio tiene dos justificaciones, una que tiene sus fuentes en el
utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill y el otro en las éticas
Justificación
del cuidado. Para el utilitarismo, las acciones y normas son justas y por
tanto moralmente justas cuando las consecuencias de ellas generan la

4 Este escrito es una propuesta de los autores y no compromete la postura oficial de Colpsic o Ascofapsi.
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mayor felicidad o bienestar para el mayor número. Para esta concepción,


el eje de la deliberación es el bienestar no sólo cada ser humano, sino
también de todo ser sintiente, es decir de los animales. En otras palabras,
para el utilitarismo, el bienestar mío es tan importante como el suyo.

Una segunda forma de justificar este principio se centra en el cuidado de


nuestro cuerpo. Para defensores de la ética del cuidado como Nel
Noodings, nuestro cuerpo no es un simple compuesto bioquímico, sino
que lo consideramos como algo profundamente nuestro donde tiene lugar
nuestras vidas y en relación con el cuál tenemos tanto el derecho pero
también el deber de cuidar y proteger. Bajo esta concepción, el derecho
que tenemos sobre nuestro cuerpo implica una obligación de los otros de
respetarlo y de ayudar en su cuidado.

Este principio reclama al profesional asegurar y mantener altos estándares


Aspectos claves
de competencia en su trabajo para garantizar que sus intervenciones
ofrezcan el mayor beneficio posible a su consultante.
Desarrollos
argumentativos
La cronicidad, gravedad o incurabilidad no constituye motivo para privar
del principio
de la asistencia psicológica a ningún ser humano.
Ley 1090 de 2006, Artículo 2, principios 2, 6 y 10

Ley 1164 de 2007, Artículo 35.


Referentes
Principio rector b) del Manual Deontológico y Bioético del psicólogo,
normativos
Acuerdo No. 10 del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.

Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA – (2010),


principio A.
Los psicólogos hacen lo que conviene a cada ser humano respetando sus
características particulares, teniendo más cuidado con el más débil o
Estándares necesitado, y procurando que el beneficio sea más abundante y menos
demandante de esfuerzos en términos de riesgos y costos.
Normas de
conducta Salvaguardan el bienestar y los derechos de las personas con las que
interactúan profesionalmente, y de otras personas afectadas directa o
indirectamente.
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Toman las precauciones que sean necesarias para proteger el bienestar de


sus usuarios en aquellas áreas en las que todavía no existan estándares
reconocidos.

Consultan con, refieren a, o cooperan con otros profesionales e


instituciones en la medida necesaria para servir los mejores intereses de las
personas, grupos, comunidades o instituciones con las que trabajan.

Salvaguardan el bienestar de los animales sujetos de la investigación.

Se esfuerzan por ser conscientes de los posibles efectos de su propia salud


física y mental en su capacidad para ayudar a las personas, grupos,
comunidades o instituciones a las cuales prestan sus servicios
profesionales.
Están alerta y toman medidas para protegerse de los factores personales,
financieros, sociales, organizacionales o políticos que podrían conducir a
un mal uso de su influencia, debido a que sus juicios y acciones científicas
y profesionales pueden afectar las vidas de otros.

Comunican y advierten sobre los posibles efectos negativos de las acciones


de intervención de cualquiera de los miembros del equipo, cuando hacen
parte de un equipo de trabajo.

Garantizan, mediante la oportuna consulta a profesionales, que sus


clientes estén protegidos por el adecuado seguimiento de un tercero
calificado, cuando son psicólogos en formación o cuando consideran que
su juicio profesional requiere una consulta experta externa.

No maleficencia

El principio de no maleficencia tiene una amplia historia, y está vinculado al campo de la ética de la salud desde
el llamado Juramento Hipocrático, donde se expresa con la sentencia primum non nocere: Primero no hacer
daño. El aforismo demanda la atención particular por preveer riesgos y colocar las debidas medidas para
controlar el riesgo de daño que entraña cualquier intervención.
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La no maleficencia se ha reconocido históricamente como la primera demanda ética en las intervenciones


sanitarias, y se exige la consideración de los principios morales para clarificar la licitud de intervenciones que
implican tanto efectos positivos como lesivos. Los principios morales más frecuentemente considerados en
estos casos son los de totalidad, mal menor y doble efecto, explicados en el artículo 35 de la Ley 1164 de octubre
de 2007, por la cual se dictan disposiciones en materia del Talento Humano en Salud.

Los psicólogos se esfuerzan activamente en evitar causar daño en su ejercicio


Definición profesional.

De manera similar al caso del principio de la beneficencia, este también tiene dos
tipos de justificaciones. La justificación utilitarista, se puede expresar en los
siguientes términos: el principio de la máxima felicidad para el mayor número tiene
como corolario, la de no causar sufrimiento. De acuerdo con ello, el sufrimiento solo
podría justificarse si contribuye con la disminución del sufrimiento propio o el de los
otros. Ahora bien, el principio utilitarista implica que el sufrimiento solo se justifica si
este contribuye a una posterior disminución del sufrimiento. En este sentido, para el
utilitarista, el daño consistiría en infringir un sufrimiento no justificado.
Justificación

Desde la ética del cuidado, se puede decir que el daño intencional infringido a
nuestro cuerpo lo que expresa es una falta de respeto a lo que es más propio.
Cuando se causa daño al cuerpo del otro, como mínimo lo que nos encontramos es
con una falta de atención y de consideración en los intereses del otro. Para las éticas
del cuidado, el centro de la deliberación ética son las interacciones humanas, y para
ello es primordial tomar en serio los intereses de los otros. En este sentido,
esforzarse por no causar el daño, es una derivación de esta exigencia.

Este principio demanda de los psicólogos la activa protección de potenciales efectos


nocivos, evitando intervenciones cuya pertinencia o eficacia no comprobada coloque
al destinatario del servicio profesional en una situación de riesgo de efectos adversos
Aspectos sin una razón proporcionada.
Claves
Colocan los medios para garantizar que se minimiza el daño cuando éste es
inevitable, y resuelven las consecuencias negativas de las intervenciones que así lo
requieran.
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Ley 1164 de 2007, Artículo 35.

Referentes Principio rector c) del Manual Deontológico y Bioético del psicólogo, Acuerdo No. 10
normativos del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.

Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA – (2010), principio A.

Los psicólogos consideran anticipadamente los riesgos potenciales de su actuación


profesional.

Colocan salvaguardas antes los posibles riesgos de la intervención que realizan.

Advierten al usuario los posibles riesgos de la intervención.

Resuelven de manera que evite o minimice el daño, los conflictos que se puedan
Estándares presentar entre las obligaciones o deberes de los psicólogos.

Interrumpen cualquier intervención o procedimiento ante la evidencia de que los


efectos negativos superan los límites considerados por la doctrina moral del doble
efecto, así como la participación en investigación cuando el sujeto hace evidente
efectos negativos.

Realizan los actos profesionales que, aunque no beneficien, puedan evitar daño.

Justicia

El principio de justicia en ética está relacionado con la noción clásica de justicia, como la propuesta por Domicio
Ulpiano (170-228): Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi; "La justicia es la
constante y perpetua voluntad de conceder a cada uno su derecho". El mismo Jurista planteaba ideales morales
que correspondían al hombre justo: " Iuris praecepta haec sunt: honeste vivere, alterum non laedere, suum
ciuque tribuere"... "Los preceptos del derecho son: vivir honestamente, no hacer daño a nadie y dar a cada uno
lo que corresponde" (Domicius Ulpianus, Digesto, 1, 1, 10).
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El principio de justicia se encuentra presente en los principales códigos deontológicos de psicología y atiende
de forma particular al respeto por los derechos diferenciales de las distintas poblaciones que interactúan con
los profesionales. Lo justo se refiere a respetar los derechos de las partes involucradas y tratarlas con el mismo
respeto y consideración. En este sentido la justicia demanda que las personas sean tratadas de manera
equitativa y no pueden verse ni tratarse con un menor valor

Los psicólogos reconocen que todas las personas tienen el derecho equitativo a los
beneficios de la psicología, y procuran brindar de forma equilibrada la misma
calidad en los procesos, procedimientos y servicios.
Definición
No llevan a cabo prácticas injustas ni admiten prejuicios ni discriminación por edad,
sexo, identidad de género, raza, etnia, cultura, nacionalidad, religión, orientación
sexual, discapacidad, idioma y nivel socioeconómico.

En términos generales, como bien lo señaló Aristóteles, la justicia es el principio que


tiene que ver con aquellas acciones que afectan a los otros; es por ello que la
considero como el valor moral más importante. Desde los griegos, la concepción
mínimo de justicia, señala que lo justo es darle a cada cual lo que le corresponde.
En las sociedades democráticas, la justicia refiere a lo igual y al respeto de los
derechos humanos de los miembros de la comunidad política. En este sentido, la
Justificación
justicia consiste en garantizar de manera igual los derechos humanos. En el campo
de la salud, esto implica la exigencia de respetar de manera equitativa los derechos
de los pacientes, y que no pueden haber discriminaciones arbitrarias en los
tratamientos y procedimientos que se aplican. A este respecto, cualquier tipo de
discriminación es una violación a estos derechos y por ende es injusto.
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Los psicólogos defienden los derechos humanos contenidos en la Declaración


Universal de los Derechos Humanos y en la Constitución Nacional, y los incorporan a
su práctica profesional.

Consideran que las personas tienen un valor intrínseco, respetan la dignidad de las
personas y los pueblos, y se comprometen en conductas que promueven la equidad.

Están particularmente atentos a reconocer y gestionar las relaciones duales o


Aspectos confusas que se puedan producir en su ejercicio profesional.
claves
Evitan los perjuicios de cualquier tipo y mantienen una búsqueda activa de
imparcialidad en su acción.

Reconocen y manejan sus propios límites y representaciones que puedan favorecer


una conducta discriminatoria.

Mantienen una atenta vigilancia a cualquier posible práctica injusta derivada del uso
inadecuado de la información psicológica por parte de terceros.
Ley 1090 de 2006, Artículos 16 y 17

Principios rectores d) y f) del Manual Deontológico y Bioético de los psicólogos,


Referentes
Acuerdo No. 10 del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.
normativos
Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA – (2010), principio D y
E.
Los psicólogos conocen y respetan las diferencias culturales, individuales y de
conducta, incluidos los basados en la edad, sexo, identidad de género, raza, etnia,
cultura, nacionalidad, religión, orientación sexual, discapacidad, idioma y nivel
socioeconómico y consideran estos factores cuando trabajan con los miembros de
dichos grupos.

Estándares Ejercen un juicio razonable y toman las precauciones para asegurarse de que sus
posibles sesgos, los límites de su competencia y las limitaciones de sus
conocimientos no permitan o favorezcan prácticas injustas.

Tratan de eliminar el efecto sobre su trabajo de sesgos basados en las diferencias


culturales e individuales, y no participan ni toleran actividades que realicen terceros
sobre la base de tales prejuicios.
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Favorecen el adecuado acceso de sus usuarios a las contribuciones de la psicología,


de acuerdo con las condiciones específicas de ellos.

Vigilan sus potenciales conflictos de interés y atienden las posibles relaciones


duales o confusas.

Reconocen sus propias posiciones, creencias y conflictos con el fin de que su trabajo
no se vea influenciado de forma indebida por ellos.

Están atentos a su representación sobre situaciones y condiciones específicas,


habitualmente expresadas con el concepto de la “visión de outsider”.

Procuran, en la medida de sus posibilidades, proveer servicios psicológicos


adecuados que atiendan, sin la contraprestación económica o de otra especie como
retribución a su labor, a poblaciones particularmente marginales o en situaciones
de desigualdad y riesgo cuyas condiciones podrían generar un acceso inequitativo a
los beneficios de la ciencia y la profesión.
Son cautos, prudentes y críticos frente a nociones que puedan degenerar en
etiquetas de desvalorización discriminatoria de los usuarios

Autonomía

La Autonomía está vinculada a la reflexión ética pragmática, y cuenta con gran tradición liberal. Ha sido aceptada
por un importante número de colegios médicos y psicológicos y es el fundamento de importantes acciones y
deberes en la intervención sanitaria, como el consentimiento informado.
La autonomía es al mismo tiempo un derecho y una capacidad. Como derecho hace referencia a la potestad que
tienen las personas para decidir sobre sus propios asuntos y en especial sobre su propio cuerpo. La autonomía
como derecho va en contravía del paternalismo y por ello exige a los profesionales no intervenir sin el
consentimiento de la persona sujeto de atención, así dicha intervención sea en su beneficio.
Como capacidad la autonomía tiene que ver tanto con las habilidades intelectuales y afectivas del usuario como
también de las oportunidades para ejercer dicha autonomía. Una persona que por diversas circunstancias tiene
limitaciones para llevar a cabo deliberaciones racionales, no tiene la capacidad para ejercer su propio juicio y en
este sentido no es capaz de ser autónoma, permanente o transitoriamente, según sea el caso.
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En otras palabras, la autonomía es reconocida como el derecho que tienen las personas competentes a ejercer
la regulación personal de forma libre y sin interferencias externas que impidan ejercer sus elecciones. De esta
forma, los individuos actuarán de forma intencional, con conocimiento de sus elecciones y ausentes de
influencias externas que pretendan controlar y determinar el acto. En el campo de la salud la autonomía está
vinculada con el reconocimiento que los pacientes tienen derecho a ser informados de las acciones médicas y
psicológicas que los agentes proponen y a partir de esa información determinar su propia elección. El
reconocimiento de este principio puso fin al llamado “paternalismo médico” en el cual el profesional asumía la
determinación de las alternativas profesionales que efectuaba en un paciente (Informe Belmont, 1979).
El principio de autonomía obliga a los profesionales a informar de forma adecuada, procurar y asegurarse de la
comprensión de la información técnica que ofrecen y defender la voluntariedad de las personas, grupos o
comunidades en la toma de decisiones.

Los psicólogos reconocen el derecho de las personas a su privacidad y


Definición autodeterminación.

En la filosofía moral se encuentran diversas formas de justificación, pero quizá las dos
más influyentes y mas significativas para la psicología son las que vienen de la
concepción deontológica kantiana y la utilitarista. Para Kant, la autonomía se
fundamenta en el hecho de que los agentes morales tienen dignidad, es decir que no
tienen precio y por lo tanto no pueden ser objeto de intercambio. En este sentido, los
seres humanos no somos meros medios de los intereses y preocupaciones de los
otros. Al mismo tiempo, en el centro de la idea de dignidad subyace la exigencia de
proteger al agente moral, que como es aquel que tiene la capacidad de ponerse fines
y por tanto de darle a valor a sus decisiones y acciones. La dignidad en este sentido
Justificación consiste en respetar la forma cómo cada uno concibe su propia vida. Esta exigencia, a
su vez implica que todos tenemos el deber de respetar la dignidad de los otros.

En la perspectiva utilitarista, la autonomía se justifica en el hecho de que cada ser


humano maduro es quien conoce mejor que cualquier otro cuáles son sus deseos y
preferencias. Para Mill, dado que cada uno es quien mejor conoce sus propios
intereses, es mejor desde un punto de vista social, dejar en manos de los individuos
que ellos decidan cómo vivir sus vidas. El conocimiento que casa uno tiene de sí,
puede contribuir con su propia experiencia, a una decisión mejor sobre cómo vivir
juntos.
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Los psicólogos reconocen que hay esferas de la intimidad de las personas,


comunidades e instituciones que reclaman un manejo diferencial y responsable.

Reconocen la diversidad de la naturaleza humana y de las múltiples posibilidades de


realización de las personas, las cuales pueden ir más allá de sus propias
Aspectos comprensiones.
claves
Respetan la dignidad y el valor de todos los pueblos, y los derechos de los individuos
a la privacidad, la confidencialidad y la autodeterminación.

Vigilan sus propias posturas y valores para que no influyan de forma indebida en las
decisiones de los usuarios.
Ley 1090 de 2006, Artículo 2, principio 5. Artículos 15, 22, 26, 29 y 31.
Referentes
normativos Ley 1164, Artículo 35.

Los psicólogos mantienen suficientemente informados a los usuarios tanto del


propósito como de la naturaleza de las actuaciones profesionales, incluidas las
intervenciones educativas y los procedimientos de entrenamiento.

Reconocen la libertad de participación que tienen los usuarios, estudiantes o


participantes de una investigación.

Abogan por que se respeten de modo especial los derechos de quienes pertenecen a
grupos vulnerables y quienes estén limitados en el ejercicio de su autonomía.

Son sensibles a la dinámica de la autoridad percibida y a su influencia sobre los


Estándares usuarios, con especial atención a los efectos en su privacidad y autodeterminación.

Respetan la confidencialidad de la información obtenida de los usuarios y la revelan


solo con su consentimiento o el de su representante legal.

Informan oportunamente a sus usuarios sobre las limitaciones legales de la


confidencialidad.

Están atentos a colocar las salvaguardias especiales que sean necesarias para
proteger los derechos y el bienestar de las personas o comunidades con
vulnerabilidades que puedan afectar su toma de decisiones autónoma.
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Cuentan con el consentimiento informado del usuario para la presencia de terceras


personas, alumnos y otros profesionales, durante el acto profesional.
Respetan los criterios morales, religiosos y culturales de sus usuarios.

No restringen la libertad del usuario de abandonar la intervención, de participar en la


investigación o de acudir a otro psicólogo o profesional.

Toman las medidas necesarias para que los informes psicológicos realizados a
petición de terceros, y realizados previo consentimiento y conocimiento de su
contenido por parte del usuario, queden sometidos al mismo deber de
confidencialidad por parte de las organizaciones e instituciones solicitantes.

Cuidan que no sea posible la identificación de la persona, grupo o institución, cuando


con fines didácticos, de comunicación o divulgación científica haga uso de la
información por medios orales, impresos, audiovisuales u otros.

Integridad

El principio de integridad ha estado vinculado en algunos de los códigos éticos más significativos y sus valores
se encuentran integrados en otros principios en los casos en los que no lo es por sí mismo. La integridad como
principio ético está vinculado con la valoración de la honestidad, el respeto y la transparencia en las
interacciones profesionales.
Conceptualmente, la integridad se relaciona con la consistencia entre los valores que se predican y los métodos,
expectativas y resultados realmente alcanzados con las intervenciones profesionales. Como valor humano, la
integridad es una elección personal y un compromiso de consistencia con honrar la ética, los valores y los
principios.
En ética, la integridad considera la veracidad y transparencia de las acciones personales, por tanto, se opone a
la falsedad o el engaño. Cuando éste es requerido en la intervención o indagación, se deben cumplir las
condiciones previstas por la tradición en ética aplicada.

Los psicólogos se esfuerzan por hacer lo correcto en el cumplimiento de sus deberes


Definición profesionales. Son responsables y veraces y respetan las relaciones de confianza que
establecen en su ejercicio profesional.
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Los psicólogos aclaran su rol y funciones, las características de su tarea, y los límites y
características de sus técnicas, de su competencia y de su actuación profesional.

Evitan, en la medida de lo posible, las relaciones duales, múltiples o confusas.

Valoran el continuo desarrollo y mantenimiento de un alto nivel de competencia en


su trabajo profesional, y la importancia de la preservación de su capacidad para
funcionar de manera óptima dentro de los límites reconocidos de su conocimiento,
habilidad, formación, educación y experiencia.
Aspectos
claves Reconocen que su conocimiento de la disciplina de la psicología, su situación
profesional y la información que recolectan los coloca en una posición de poder y
confianza.

Ejercen su poder de manera adecuada y honran esa confianza.

Son fieles a la naturaleza y las intenciones de sus relaciones profesionales.

Actúan con probidad y honestidad y rehúsan prestar sus servicios para actos
contrarios a la moral y al buen nombre de la profesión
Ley 1090 de 2006, Artículo 2, principios 1, 2, 3, 5, 7 y 8. Artículos 10, 11, 18, 19, 21,
33, 37 y 42.

Principio rector e) del Manual Deontológico y Bioético de los psicólogos, Acuerdo No.
10 del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.
Aspectos
normativos
The British Psychological Society, (2009). Code of Ethics and Conduct Guidance.
Principio 4, p. 21.

Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA – (2010), principios C y


B.
Los psicólogos conocen, entienden y atienden las reglas legales, profesionales, éticas
e institucionales que regulan los servicios que proporcionan.

Estándares Tratan de proteger los intereses de las personas, grupos, comunidades e


instituciones con las que trabajan. El bienestar de los usuarios y el prestigio de la
profesión, tienen prioridad sobre los intereses de un psicólogo.
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Son conscientes de sus responsabilidades profesionales y científicas con los


individuos, grupos, sociedades, comunidades e instituciones en las que trabajan,
asumen estas responsabilidades y actúan de acuerdo con ellas.

Actúen respetando siempre los principios y las normas de la ética profesional y


actúan con sólido fundamento en criterios de validez científica y utilidad social.
Aceptan la responsabilidad de las consecuencias de sus actos y ponen todo el
empeño para asegurar que sus servicios sean usados de manera correcta.

Sostienen estándares profesionales de conducta, aclaran sus funciones y obligaciones


profesionales, y manejan los conflictos de interés que podrían conducir a la
explotación o daño de sí mismos o de terceros.

Se aseguran de permanecer actualizados y ser competentes para prestar los servicios


profesionales que ofrecen. Se comprometen en el desarrollo profesional continuo y
tomar medidas para asegurar que siguen estando cualificados para la práctica.

Son cautos y reconocen los límites de sus conocimientos, técnicas, competencias y


experticias.

Están atentos para regirse por los estándares de la comunidad y en el posible


impacto que la conformidad o desviación de esos estándares puede tener sobre la
calidad de su desempeño como psicólogos.

Son veraces cuando exponen sus competencias y formación académica en su


quehacer, en la enseñanza e investigación y en la relación con sus clientes.

No roban, engañan o se involucran en el fraude, subterfugio o tergiversación


intencional de hechos.

No encubren actividades vanas o engañosas con su titulación profesional.


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Asumen la obligación de considerar la necesidad de utilizar el engaño u omitir parte


de la información en el empleo de alguna técnica, procedimiento o estrategia
específica de investigación, cuando éste pueda estar técnicamente justificado para
maximizar los beneficios y minimizar los daños, están atentos a las posibles
consecuencias que puedan producirse sobre el usuario y el prestigio de la profesión,
y asumen su responsabilidad de corregir cualquier desconfianza resultante o de los
efectos nocivos que se derivan de la utilización de tal técnica, procedimiento o
estrategia. Del mismo modo, están obligados a clarificar las razones de este
procedimiento y comunicar la información adecuada en el menor tiempo permitido
por las exigencias técnicas.
Se preocupan por el cumplimiento ético y la conducta científica y profesional de sus
colegas.

Se esfuerzan por mantener sus promesas y evitar compromisos imprudentes o poco


claros.

Promueven la honestidad y veracidad de la ciencia, la enseñanza y la práctica de la


psicología.

No desacreditan a colegas u otros profesionales que trabajan con sus mismos o


diferentes métodos, y hablan con respeto de las escuelas y tipos de intervención que
gozan de credibilidad científica y profesional.

Respetan el trabajo de otros profesionales, especialmente de aquéllos que están más


cercanos en sus distintas áreas de actividad.

Cumplen a cabalidad con los deberes profesionales a que estén obligados en las
instituciones en las cuales prestan sus servicios, salvo en los casos en que ello
comporte la violación de cualquiera de las disposiciones de las normas legales
vigentes. En esta última eventualidad, así se lo harán saber a su superior jerárquico.

Aclaran la naturaleza y la direccionalidad de su lealtad y responsabilidad y mantienen


a todas las partes informadas de sus compromisos cuando se generan conflictos de
intereses entre los usuarios y las instituciones que emplean psicólogos.

No omiten a retardan el cumplimiento de sus actividades profesionales.


No solicitan o aceptan prebendas o beneficios indebidos para realizar sus actividades
profesionales.
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No realizan maniobras de captación encaminadas a que les sean confiados


determinados casos ni proceden con actuaciones que aseguren el monopolio
profesional en un área determinada.
Responden por la información que pueda revelar el personal auxiliar sin previo
consentimiento del usuario.
Llevan registro de los servicios profesionales que prestan, en las historia clínicas y
demás modalidades de acervos documentales.
No prestan su nombre ni su firma para que otros realicen actos propios de la
psicología.
Rechazan llevar a cabo la prestación de sus servicios cuando haya certeza de que
puedan ser mal utilizados o utilizados en contra de los legítimos intereses de las
personas, grupos, comunidades o instituciones.
Evitan entrar en una relación múltiple cuando esta puede afectar la competencia,
objetividad o efectividad de sus funciones como psicólogo o generar riesgo de
manipulación o dolor emocional en la persona con la cual interactúa
profesionalmente.

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