Embriogénesis en plantas superiores: descripción general. (Marilyn AL West y
John J. Harada) Valencia- Sarmientos, Martha jazmín (al17126821@chapingo.mx) 7to 5
La embriogénesis en plantas superiores es un proceso fascinante que comienza
con la doble fertilización y culmina en la formación de un embrión maduro detenido en su desarrollo. Durante este proceso, el cigoto unicelular experimenta una serie de cambios morfológicos y celulares complejos que establecen la organización del cuerpo vegetal y preparan al embrión tanto para la latencia como para la germinación.
Es esencial comprender que el proceso de embriogénesis se puede concebir
como una secuencia de eventos jerárquicos que culminan en la formación de un organismo morfológicamente complejo, el embrión, como resultado de la doble fecundación. La polaridad del embrión, que refleja la asimetría del óvulo, establece un eje en el cual se desarrolla el cuerpo vegetal del embrión. En las etapas tempranas de la embriogénesis, se produce una compartimentación que activa dominios implicados en la organización del cuerpo vegetal. Además, otros eventos organizan los tejidos embrionarios y los sistemas de órganos, al tiempo que dividen las células progenitoras de los brotes y las raíces.Los límites que delimitan algunas de las regiones embrionarias coinciden con las divisiones celulares que ocurren en las primeras etapas del desarrollo embrionario.
Además de esto, es esencial reconocer la importancia de las estructuras
presentes en el embrión. Sin embargo, incluso antes de que estas estructuras puedan distinguirse a nivel ultraestructural, es posible discernir el destino de los tejidos. Por ejemplo, un indicador temprano de la diferenciación del protodermo es que las divisiones celulares en este tejido suelen ser perpendiculares a la superficie del embrión. La expresión de genes específicos también proporciona evidencia de la organización funcional de los tejidos en las primeras etapas de la embriogénesis. Este proceso se ha estudiado a fondo a lo largo del siglo pasado, utilizando técnicas de microscopía óptica y electrónica para proporcionar descripciones detalladas de los cambios morfológicos y anatómicos que caracterizan la embriogénesis. Se ha prestado especial atención a la diferenciación celular y la biosíntesis de macromoléculas de almacenamiento como proteínas y lípidos, que son esenciales para el desarrollo de las plántulas postgerminativas.
La embriogénesis en plantas superiores se puede dividir conceptualmente en tres
fases superpuestas: morfogénesis, maduración embrionaria y detención del desarrollo. Cada una de estas fases es crucial para la formación exitosa de un embrión maduro. Durante la fase de morfogénesis, se establece el eje polar del cuerpo vegetal y se forman los sistemas de órganos embrionarios. La fase de maduración embrionaria se caracteriza por la acumulación de reservas de almacenamiento, mientras que la fase final prepara al embrión para la desecación y la latencia.
La división celular temprana en la embriogénesis puede ser asimétrica, generando
células con destinos diferentes, o simétrica, oblicua o longitudinal, dependiendo de la planta en cuestión. En las crucíferas, por ejemplo, la célula apical da lugar a la mayor parte del embrión, incluyendo cotiledones, el ápice del vástago y el hipocótilo, mientras que una parte del ápice de la raíz y el suspensor se origina a partir de la célula basal. Sin embargo, no existe un patrón universal de divisiones celulares tempranas en todas las plantas.
A medida que avanza la embriogénesis, se forman distintos tejidos y estructuras,
como el protodermo (el precursor de la epidermis), el procambium (el precursor del tejido vascular) y el meristemo fundamental. Además, se produce un cambio en la simetría embrionaria de radial a bilateral a medida que se desarrollan los cotiledones y el eje.
Las etapas finales de la embriogénesis se centran en la acumulación de
macromoléculas de almacenamiento, que servirán como nutrientes para las plántulas en crecimiento, y en la adquisición de la capacidad de resistir la desecación. El embrión maduro entra en un período de quiescencia metabólica y permanece latente hasta que se encuentran las condiciones adecuadas para la germinación.
El desarrollo embrionario en las plantas es un proceso altamente regulado y
complejo que culmina en la formación de un organismo morfológicamente complejo. Este proceso se caracteriza por una serie de eventos clave que determinan la polaridad, la formación de patrones, la diferenciación de tejidos y la especificación de órganos en el embrión de la planta.
La polaridad embrionaria es el primer paso fundamental, y su origen se encuentra
en el óvulo no fertilizado. La asimetría en la distribución de núcleo, citoplasma y vacuola en el óvulo establece la base para el eje brote-raíz de la planta y puede influir en la orientación de estructuras celulares en el cigoto después de la fecundación. La división asimétrica del cigoto resulta en dos células con citoplasmas diferentes, un evento crucial en el desarrollo de la polaridad embrionaria.
La formación de patrones y dominios embrionarios es el siguiente paso, donde se
definen regiones espaciales a lo largo del eje longitudinal del embrión. Estos dominios incluyen el dominio apical, central y basal, cada uno de los cuales tiene un papel específico en la organización del cuerpo de la planta. Mutaciones genéticas pueden afectar la especificación de estos dominios, lo que subraya su importancia en el desarrollo.
La especificación de los meristemos apicales del vástago y de la raíz es esencial
para la futura estructura de crecimiento de la planta. La formación del ápice de la raíz involucra la incorporación de la región hipofisaria y células basales y apicales del embrión bicelular. Por otro lado, la formación del ápice del brote embrionario es menos evidente pero igualmente crítica y generalmente se determina en la etapa temprana del embrión en forma de corazón.
La diferenciación de tejidos es otro nivel de partición en el desarrollo embrionario,
donde se organizan el protodermo, el tejido fundamental y el procambium, que son los tejidos embrionarios primarios. Esta diferenciación se refleja en cambios ultraestructurales y en la expresión de genes específicos.
La genética del desarrollo embrionario desempeña un papel importante en la
comprensión de estos procesos. Se han identificado mutantes embrionarios en plantas, como Arabidopsis y maíz, que proporcionan información valiosa sobre los genes y procesos involucrados en el desarrollo embrionario.
A pesar de los avances en la investigación del desarrollo embrionario en plantas,
aún quedan muchas preguntas sin respuesta, como cómo se establece la polaridad en el óvulo y los mecanismos moleculares subyacentes a estos procesos. La investigación continua en este campo, potencialmente llegara a contribuir a una comprensión más profunda y completa de la embriogénesis en las plantas.