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REFLEXIONES EN TORNO AL DÍA DEL

ESTUDIANTE
Tenemos día del estudiante, pero no está claro el concepto de estudio ni sus implicancias.

El 23 de setiembre convergen tres festividades afines: El día del estudiante, la


juventud y la primavera. En las Instituciones Educativas se hace un alto, para rendir
homenaje a los estudiantes. La forma en la que se desarrollan dichas ceremonias
depende de la concepción y personalidad de maestros y directores. En esas fechas
consterna los afanes de algunas maestras que invaden de colores y flores sus
salones, convirtiéndolos en recintos abigarrados, debilitando la solemnidad de una
festividad académica.

El estudio está asociado a la juventud, porque es precisamente en esta etapa que


el ser humano se encuentra con mayor lucidez y energía para asumir tal actividad
con mayores posibilidades de éxito. El estudio se enciende por los rasgos de
rebeldía propios de esta etapa de la vida. Es una actividad intelectual compleja, de
carácter social y hasta político. Se estudia para transformar. El estudio es una
constante en el devenir histórico de la humanidad. La expresión más elevada del
estudio lo constituye la ciencia, la tecnología, la filosofía. Todos ellas, son
instrumentos que nos han permitido vivir mejor material y humanamente.

Paradójicamente el sistema educativo ha anquilosado la actividad intelectual de


niños y jóvenes, lo ha convertido en un tedioso acto de rumiar contenidos, carentes
de sentido para educandos y educadores. Los maestros pretenden avanzar
teniendo la mirada orientada hacia el pasado. Hay inercia en el comportamiento de
algunos. Esto conmueve y a la vez subleva.

El estudio debiera de partir del presente y de la vida, especialmente de sus


problemas. Éstos constituyen verdaderos retos, que estimulan el pensamiento y
activan las emociones. Así lo indica la psicología y así lo exige la sociedad. Es
decepcionante que las energías físicas y afectivas o Fuerzas Morales de los
discentes, como diría José Ingenieros, el autor del Hombre mediocre, se
despilfarren en actos pseudo académicos, insignificantes. Algunos maestros,
carecen de la más mínima capacidad para detenerse, evaluar y enjuiciar un sistema
educativo que pretende domesticar. El MINEDU está muy bien organizado para
elaborar formatos, esquemas y lineamientos que petrifican el incipiente
pensamiento de maestros y estudiantes.
El estudiante debe considerar su condición social, atender su inquietud política
durante su actividad académica, es más, éstas le sirven de estímulo, le dan el
impulso, le sugieren su destino y obviamente le diseñan su proceso. El estudio en sí
mismo propicia satisfacción. Descubrir procesos, proponer soluciones, interpretar,
cuestionar, analizar, relacionar, diseñar, crear, etc. son algunas de las actividades
intelectuales que conforman en parte la apasionante vida de los estudiantes. La
realidad es el punto de partida del estudio, también el de llegada y el libro, el recurso
mediador.
Es necesario que se reafirme la naturaleza colectiva del estudio a través de los
equipos de trabajo. Ahí tiene tremenda responsabilidad la formación pedagógica
del magisterio. Los colectivos alimentan la solidaridad y mejoran la calidad de los
resultados. No hay trabajo académico serio y consistente que no articule lo afectivo
con lo cognitivo y esto se hará con más eficacia en los equipos. Las comunidades
de aprendizaje permiten avanzar humanamente.

Héctor Gamero Torres


Arequipa
23 de setiembre del 2023

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