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LA MANIPULACIÓN DEL LEGUAJE.

UNA BARRERA DE
LA CONCIENCIA.
En la España de la partidocracia se ha instalado la mentira para ocultar la ausencia de Libertad
que sufrimos desde hace décadas. Del mismo modo y con los mismos argumentos irracionales
que durante la dictadura se le decía a la Nación española que disfrutaba de una Democracia
Orgánica, se le dice hoy que en 1978 España se dotó de una Constitución y se decidió la
Democracia como forma de gobierno.

Basta observar y reflexionar sobre estos conceptos para descubrir la mentira y pese a ello la
sociedad recibe constantemente el machacante golpe de la propaganda estatal que convierte
la mentira en “la verdad oficial”. Todo un mecanismo de manipulación del lenguaje está en
marcha para enmarañar las mentes de tal modo que resulte imposible discernir las cuestiones
más elementales. Lo que el escritor George Orwell denominó “La Neolengua” en su novela
1984, término que hoy se utiliza para señalar un lenguaje político mediático destinado a
impedir la capacidad de concebir ciertas ideas. Se trata de transformar las palabras y la
gramática con el objetivo de impedir todo pensamiento subversivo.

Si el pensamiento requiere de las palabras y las que utilizamos determinan nuestro


pensamiento, es evidente que un lenguaje pobre generará, necesariamente, un pensamiento
pobre y por consiguiente la imposibilidad de contestación. El totalitarismo moderno no busca
la dominación de los cuerpos por la fuerza, sino la dominación de las conciencias. Dominadas
éstas, el individuo puede obrar “libremente” pues solamente podrá pensar aquello que se le ha
inculcado. No hay necesidad de represión física cuando no existe contestación. La
manipulación de las conciencias es el arma más poderosa del totalitarismo. Una amenaza física
no puede ser ignorada, una pistola apuntándote es un mensaje claro, en cambio la
manipulación mental efectiva es casi imposible de detectar. El individuo manipulado, por
definición, no sabe que lo está. Solo después de salir de una manipulación el individuo es capaz
de reconocer que ha sido manipulado. La información, la ideología, la propaganda, todo obra a
la conformación del pensamiento, es el arma perfecta. Una vez que una idea es aceptada no
hay necesidad de imponerla, es el individuo el que se la impone.

Creer que se es libre, sin serlo, supone defender el status quo creyendo que la idea viene de
nuestro interior y no de un condicionamiento exterior. La fuerza de la propaganda reside en el
hecho de creerse dueño de nuestro pensamiento sin ver que en otro contexto ideológico
nuestro pensamiento no sería el mismo. “Pensar por uno mismo” es algo tantas veces repetido
que nos resulta extraño siquiera cuestionarlo. Pero ¿qué es pensar por si mismo? Acaso no se
piensa a partir de una base de conocimiento y experiencia, base que solo puede ser expresada
por medio del lenguaje. El lenguaje es la estructura del pensamiento, la materia misma del
pensamiento. Tal y como describe Wittgenstein “Los límites de nuestra lengua son los límites
de nuestro mundo”

El objetivo pues, es la manipulación del lenguaje con el objetivo de manipular el pensamiento.


La manipulación de hechos históricos es el medio más eficaz de inculcar en el pensamiento la
ideología que mejor sirva a los intereses del poder. Si se habla de Transición en lugar de
reforma, Democracia en lugar de Estado de Partidos y Libertad en lugar de Servidumbre se
sirve al interés del poder. Solo mediante el conocimiento de la verdad de los hechos se llega a
la conclusión que ir contra la verdad es ir contra la Libertad (Verdad=Libertad). En el Estado
totalitario moderno la represión ha dejado de ser física para pasar a ser represión del
pensamiento. Estado totalitario es aquel que va a impedir la posibilidad misma de la acción
subversiva, de la concepción misma de la idea de subversión. El delito de opinión no es más
que la dulcificación de la idea del delito de pensamiento. El terrorismo intelectual es el
conjunto de mecanismos que en primer lugar trata de impedir ciertas ideas y que
seguidamente trata de impedir siquiera la concepción de esas ideas. Es sencillo criminalizar el
pensamiento, basta con criminalizar la expresión del mismo y la sociedad se encargará del
resto.

Cualquiera que posea una conciencia que funcione no puede negar un hecho objetivo,
ocultarlo o disfrazarlo es mentir intencionadamente. Para evitar siquiera que ese conflicto
personal suceda, que el individuo pueda llegar a percibir que miente o que vive en la mentira,
se manipula el lenguaje para que no pueda haber diferencia apreciable entre verdad y mentira.
Transformar el lenguaje hasta el punto de impedir la expresión misma de lo que es verdad o
mentira, impedir, en definitiva, cualquier oposición al poder. No solo se trata de manipular la
información y los hechos, se trata de manipular el pensamiento mismo. Nada mejor por tanto
que manipular las palabras que permiten ese pensamiento.

La manipulación del lenguaje funciona bajo dos principios, la reducción y la disonancia.

La reducción es la supresión de ciertas palabras que se juzgan inútiles. Un empobrecimiento


del lenguaje conlleva inevitablemente un empobrecimiento del pensamiento. Nuestras ideas
dependen de las palabras, menos herramientas para pensar, menos posibilidades de
desarrollar un pensamiento complejo, menos capacidad para definir y mostrar conceptos.

Un español utiliza de media 5000 palabras, un pequeño porcentaje del léxico disponible, pero
para una información estrictamente práctica 300 palabras son suficientes. A menos palabras
disponibles menor capacidad de abstracción y sin abstracción es imposible pensar el mundo
que nos rodea más allá de la simple designación de objetos. El concepto “poder político”
requiere una capacidad de abstracción ya que no halamos de una entidad física, como el
“Estado” o la misma “Libertad”. Sin embargo, estos conceptos son imprescindibles para poder
pensar nuestra condición.

A menos palabras a disposición, más tranquilo está el poder. Creer que el poder va a favorecer
el elitismo intelectual o escolar es ignorar los mecanismos reales de la dominación. La
desculturización es el principal de esos mecanismos. Empobrecer el lenguaje es empobrecer el
espíritu crítico, es fomentar un lenguaje incapaz de designar ciertas realidades. Para ver que el
empobrecimiento del lenguaje es un problema hay que disponer del lenguaje que permita ver
por qué es un problema. Una trampa perfecta.

Aquel que carece de los útiles par ver su propia dominación no puede concebir la idea misma
de dominación, quien no sabe que no es libre no puede pensar en su servidumbre. Sin las
herramientas del lenguaje los individuos carecen de la capacidad de oponerse al poder. ¿cómo
oponerse a algo que no se sabe que existe?

Empobrecer el lenguaje es matar en la conciencia de los hombres, el pensamiento que podría


hacer nacer en su interior su deseo de ser libres. No hay deseo de libertad sin conciencia de
nuestra servidumbre y no puede haber conciencia de la servidumbre sin las palabras para
explicarla. ¿Cómo luchar por la Libertad cuando no se sabe lo que la palabra Libertad quiere
decir?
Empobrecer el lenguaje implica, no solo la eliminación de palabras, sino la supresión de
significados secundarios o metafóricos de estas. Se puede entender la palabra libre en “vía
libre” y no saber qué es la Libertad. Sin abstracción gran parte de la realidad escapa a la
comprensión. En un mundo en el que la palabra Libertad no tenga el significado abstracto la
esclavitud no será problema y jamás habrá posibilidad de oposición a la ausencia de ella.

El segundo principio de la manipulación del leguaje es el de la disonancia. Hacer desaparecer la


idea de la contradicción lógica conlleva que no exista concepción de verdad o mentira. Esto
permite substituir un pensamiento por su inverso sin afectar a la conciencia. Si el poder afirma
una cosa hoy y mañana la contraria, no hay problema pues la incoherencia no es un problema,
ni siquiera existe. Si la incoherencia debilita la confianza y la adhesión, su inexistencia refuerza
el poder. Si la razón es un elemento estructural del pensamiento es al tiempo un obstáculo a la
obediencia ciega. El verdadero poder es aquel que puede emanciparse de todo, incluidos sus
propios mandatos. Ese es el poder absoluto. La incoherencia solo es un problema para quien
tiene la lógica como un límite al que uno debe someterse. Negándose a seguir la lógica, el
poder muestra que él es le poder mostrándose así aún más fuerte.

La disonancia es pues la destrucción de la lógica, la distinción entre la verdad y la mentira, con


el objetivo de impedir un discurso crítico y subversivo. Para que exista ese discurso ha de haber
la noción de coherencia. Si todo es verdad y mentira al mismo tiempo, si todo puede ser “tu
verdad” ¿cómo dar a un discurso crítico más valor y pertinencia que al discurso contrario?
Quien acepta al mismo tiempo dos proposiciones opuestas no encontrará razón para luchar
por ninguna de ellas. Uno lucha por una causa a partir del momento en que la considera lógica
y justa, pero si una causa es igualmente justa a otra, para qué luchar por una de ellas. La
disonancia es un paralizante de la contestación.

Mediante estos mecanismos, la reducción, que impide el pensamiento de ciertas ideas y la


disonancia, que repercute en el comportamiento de los individuos haciendo absurda la defensa
de una causa, el lenguaje se convierte en el mecanismo de dominación último, pues no puede
ser siquiera apercibido. Es la eliminación de la conciencia del significado mismo de la propia
Libertad. Si la dominación fuese fácil de detectar no sería dominación. Denunciar la legitimidad
del poder es una cosa y comprender que esa legitimidad está en los dominados es algo bien
distinto. Estamos dominados solo porque consentimos obedecer. El miedo es propio del
esclavo y el condicionamiento propio del siervo. El lenguaje es el principal útil del
condicionamiento, encuentra las palabras adecuadas y no necesitarás obligar, encuentra las
palabras adecuadas y serás maestro de las conciencias.

Pero hay algo más fuerte que las palabras, más fuerte que el pensamiento, algo que viene de la
profundidad del ser y que si se le presta atención murmura a nuestro corazón cual es el camino
a seguir. Piensa y serás Libre.

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