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Málaga cuenta actualmente con varios rascacielos en ejecución. El hotel Torre del Puerto, en el extremo
del dique de levante, es el mayor. Sobre plano cuenta con 378 habitaciones, un gran mirador y un auditorio
para un millar de espectadores. Es una oportunidad para unos y una barbaridad para otros. Lo promueve
Andalusian Hospitality II, del grupo qatarí Al Alfia, y siempre ha sido defendido por el alcalde malagueño,
Francisco de la Torre (PP). Lo ve como una oportunidad para el turismo de lujo y la guinda para la Málaga
del siglo XXI, posicionándola como “base de crucero de lujos”, según fuentes municipales. Sin embargo,
la misma Área de Urbanismo que ahora lo aprueba puso reparos hace más de una década cuando empezaba
a plantearse el impulso hotelero en la zona. Un informe de 2007 recogido por el diario Málaga
hoy mencionaba que un edificio tan alto alteraría la fachada marítima y reinventaría el paisaje para siempre.
El principal grupo de la oposición también ha cambiado de idea en este tiempo. Inicialmente el PSOE
apoyaba el proyecto y solicitó al gobierno de Rajoy que lo impulsara. Ahora duda. Su portavoz municipal,
Daniel Pérez, asegura que han abierto un “periodo de reflexión interno”.
Unas 300 personalidades —desde Elvira Lindo y Emilio Lledó a Rogelio López Cuenca o Miguel Ríos—
han firmado un manifiesto contra el hotel de lujo y otras 12.000 personas han hecho lo propio en una
petición en Change.org. En 2019, se presentaron más de un millar de alegaciones a la iniciativa y algunas
quedaron sin responder. Antes, en 2018, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) que
asesora a la Unesco pidió desterrar la idea por sus consecuencias irreversibles en la ciudad, al romper
el skyline histórico formado por catedral, alcazaba y castillo de Gibralfaro. El impacto visual duele a los
malagueños. No tanto por la altura —hay dos edificios de similar altura en construcción junto al
Guadalmedina— como por la ubicación, que dejaría pequeña a la Farola, símbolo muy querido en la ciudad.
El director de cine José Antonio Hergueta, quien ejerció de portavoz de la plataforma ciudadana
Defendamos nuestro horizonte durante el último pleno municipal, señala que Málaga está vendiendo “su
alma, su esencia”. “Nuestra identidad”, insiste. La entidad no comprende que un rascacielos sea hoy un
símbolo de modernidad y mucho menos con el diseño planteado. Al paisajístico se suma el impacto
medioambiental. “Es una locura construir en terrenos ganados al mar en pleno cambio climático”, señala
Juana Juncá, de Ecologistas en Acción.
Eduardo Zorrilla, portavoz de Adelante Málaga, suma como argumento en contra “la utilización del espacio
público para fines privados”. Es el que sirvió al Colegio de Arquitectos de Málaga para mostrar su
oposición. El presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, niega la especulación. Cansado de
polémicas, la semana pasada habló claro. Recordó que la parcela donde se levantaría el edificio es una
concesión administrativa por 50 años y que, después, el terreno volverá al Puerto. “Es lo que ocurre con el
hotel Vela de Barcelona”, recordó Rubio, que destacó que la iniciativa generará “empleo y riqueza” y
El Puerto convocó en 2015 un concurso de concurrencia y solo hubo dos ofertas. Una apenas cumplía algún
requisito y Andalusian Hospitality II ganó como se preveía. “Es un desafío que nos ilusiona muchísimo”,
dijo su representante en España, el abogado Ramón Calderón —expresidente del Real Madrid— que espera
que los primeros huéspedes lleguen a sus habitaciones en 2024. El arquitecto que ha diseñado la torre es
José Seguí, que la considera un “icono” para la ciudad. “Respecto al impacto, cualquier actuación así lo
tiene”, asegura, mientras recuerda que se ha rebajado la altura inicial y que muy cerca ya existe una
treintena de torres de viviendas en el barrio de La Malagueta, construidas en el último tercio del siglo pasado
sobre un barrio de pescadores. Otro hotel, el AC Hotel by Marriott Malaga Palacio, se levantó también en
los 60 ocultando la catedral. El tiempo dirá si, ahora en 2021, se repite la historia.