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La inamovilidad consiste en que los jueces y magistrados no puedan ser separados,

suspendidos, trasladados ni jubilados más que por alguna de las causas y con las
garantías previstas en la ley.
La separación del servicio, que supone la pérdida de la condición de juez o
magistrado, se produce por la pérdida de la nacionalidad española; por sanción
disciplinaria por falta muy grave; por la condena a pena privativa de libertad, y por
incurrir en causa de incapacidad se podrá obtener la rehabilitación.
La suspensión supone el apartamiento temporal del juez o magistrado de sus
funciones, y se produce cuando aparezca como responsable en un proceso penal o
en vía disciplinaria. La suspensión puede ser provisional o definitiva. El traslado
forzoso sólo se produce como sanción por la comisión de una falta muy grave. La
jubilación se puede producir por dos causas: por incapacidad permanente o por
haber cumplido setenta años.
Con independencia de este tipo de inamovilidad judicial que es tan solo predicable
de los jueces y magistrados de carrera, integrantes del Poder Judicial, existen en
nuestro ordenamiento jueces a plazo que tan sólo son inamovibles durante la
duración de su mandato jurisdiccional. Ello es lo que sucede con los Magistrados del
tribunal constitucional que tienen una duración de su mandato limitada a nueve
años, los jueces de paz, por un periodo de cuatro años, los magistrados suplentes y
jueces sustitutos, por un año judicial, y finalmente los jueces en régimen de
provisión temporal, un año con posibilidad de prórroga por otro año más.
La inamovilidad de los jueces y magistrados es una garantía constitucional que les
protege de posibles presiones externas y les permite actuar con independencia en el
ejercicio de sus funciones. En España, los jueces y magistrados de carrera,
integrantes del Poder Judicial, son inamovibles y no pueden ser separados,
suspendidos, trasladados ni jubilados más que por alguna de las causas y con las
garantías previstas en la ley.
Por otro lado, existen en España jueces a plazo que tan sólo son inamovibles
durante la duración de su mandato jurisdiccional. Es el caso de los Magistrados del
Tribunal Constitucional (TC) que tienen una duración de su mandato limitada a
nueve años, los jueces de paz, por un periodo de cuatro años, los magistrados
suplentes y jueces sustitutos, por un año judicial, y finalmente los jueces en régimen
de provisión temporal, un año con posibilidad de prórroga por otro año más.
La jurisdicción es el poder de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado que corresponde a
los jueces y magistrados, a quienes, por su independencia y sumisión a la Ley y al
Derecho, la soberanía nacional ha otorgado en exclusiva la potestad jurisdiccional y,
en consecuencia, expresamente les ha legitimado para la resolución jurídica,
motivada, definitiva e irrevocable de los conflictos intersubjetivos y sociales, para la
protección de los derechos subjetivos, el control de la legalidad y la
complementación del ordenamiento jurídico.
Por ende, todos los jueces tienen jurisdicción, pero no todos tienen competencia.
Los factores de competencia son aquellos que la ley toma en consideración, para
distribuir la competencia entre los diversos tribunales del país. Entre los cuales
están los siguientes:
En razón de las personas, por ejemplo, el presidente de la República del Ecuador
tiene fuero de la Corte Nacional, es decir que tienen la competencia de conocer y
resolver un asunto legal referente a su persona.
La materia: es la naturaleza jurídica del asunto litigioso. Que puede ser civil,
mercantil, laboral, penal, constitucional, penal etc. Dicho de otra manera, un juez de
lo laboral no puede conocer y/o resolver sobre un asunto de lo civil.
El grado: que se refiere a la instancia o grado jurisdiccional, atendida la estructura
jerárquica de los sistemas judiciales, en que puede ser conocido un asunto. Puede
ser en única, primera o segunda instancia.
El territorio: es decir, el lugar físico donde se encuentran domiciliados los sujetos u
objeto de la controversia o donde se produjo el hecho que motiva el juicio.
Poder Judicial composición y jerarquía

La Suprema Corte de Justicia, tal y como se definen en el artículo 152 de la


Constitución Dominicana estará integrada por diecisiete (17) Jueces, designados
por el Consejo Nacional de la Magistratura, incluyendo uno sin facultades
jurisdiccionales en virtud a su escogencia como miembro del Consejo del Poder
Judicial, según el artículo 5 de Ley núm. 28-11, quienes deberán reunir las
condiciones y requisitos que establece la Constitución de la República.
Son designados por el Consejo Nacional de la Magistratura y estarán sujetos a la
evaluación de su desempeño al término de siete años a partir de su elección por
éste; podrán ser elegidos por un nuevo período. En los casos en que el Consejo
Nacional de la Magistratura decidiere la pertinencia de separar un juez de su cargo,
deberá sustentar su decisión en los motivos contenidos en la ley que rige la materia.

Los jueces son el último eslabón en un proceso de justicia. Su responsabilidad es


conocer y fallar sobre las infracciones que son apoderados, sustentados en las
pruebas presentadas por el Ministerio Público que han sido levantadas por la
policía. Si las pruebas no sustentan la acusación, el tribunal tiene la obligación de
desestimar el caso en virtud del principio de presunción de inocencia, que opera
para favorecer a toda la ciudadanía.

De no ser por este principio, todas las personas estarían expuestas a que se le
puedan fabricar expedientes que, sin estar bien fundamentados y las pruebas sean
clara evidencia de la comisión del hecho, conviertan a una persona inocente en
culpable.

Las atribuciones constitucionales del Consejo del Poder Judicial son:


1. Presentar al pleno de la Suprema Corte de Justicia los candidatos o
candidatas para nombramiento, determinación de jerarquía y ascenso de los
jueces de los diferentes tribunales del Poder Judicial, de conformidad con la
ley;
2. La administración financiera y presupuestaria del Poder Judicial;
3. El control disciplinario sobre jueces, funcionarios y empleados del Poder
Judicial con excepción de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia;
4. La aplicación y ejecución de los instrumentos de evaluación del desempeño
de jueces y personal administrativo que integran el Poder Judicial;
5. El traslado de los jueces del Poder Judicial;
6. La creación de los cargos administrativos del Poder Judicial;
7. El nombramiento de todos los funcionarios y empleados que dependan del
Poder Judicial;
8. Las demás funciones que le confiera la ley.
El Poder Judicial de la República Dominicana está compuesto por varios órganos,
siendo la Suprema Corte de Justicia el órgano jurisdiccional superior de todos los
organismos judiciales y, por ende, la cabeza del Poder Judicial.
Además, en la Suprema Corte de Justicia funcionan seis (6) órganos jurisdiccionales
que son: el Pleno, la Primera Sala, la Segunda Sala, la Tercera Sala, las Salas
Reunidas y el Presidente de la Suprema Corte de Justicia. El Pleno es el órgano de
mayor jerarquía y está conformado por todos los jueces. Las decisiones se toman
por mayoría de votos y en caso de empate, el voto del presidente será decisorio.

Código Procesal Penal hay varias formas de inmunidad procesal:

Está por ejemplo la contenida en el artículo 195 que permite a determinados


funcionarios, en atención a su jerarquía y función en el Estado, a solicitar, en caso
de ser llamados a declarar como testigos ante la jurisdicción penal, que la misma se
lleve a cabo en el lugar donde cumplen sus funciones o en su domicilio.

Los funcionarios a que se refiere el Código Procesal Penal en el citado artículo son:
El Presidente y Vicepresidente de la República, los jueces de la Suprema Corte de
Justicia, el Procurador General de la República, el Presidente de la Junta Central
Electoral, los embajadores y cónsules extranjeros.

En estos casos el tribunal se traslada al lugar establecido, debiendo el mismo


llevarse a cabo en las condiciones de contradictoriedad, publicidad, entre otras,
establecidas de forma ordinaria para la prestación del testimonio.

Esa inmunidad procesal que le exonera de la obligación de comparecer, es un


reconocimiento a sus funciones y un privilegio, en cuanto, toda persona tiene la
obligación de presentarse ante la citación que le haga un juez o tribunal, y de
negarse, puede ser declarado testigo reticente y eventualmente sancionado.

El artículo 196 por su parte consagra la facultad del conjugue o conviviente del
imputado y los parientes hasta el tercer grado de consanguinidad o segundo de
afinidad, de abstenerse de prestar declaración en un juicio penal.

El Código Procesal Penal en el artículo 197 se refiere a las personas que tienen una
obligación de abstenerse de declarar respecto de informaciones obtenidas de sus
clientes a propósito del desempeño de sus funciones.

Estas personas, tienen obligación de comparecer y exponerle al juez el porqué de


su abstención. Es necesario resaltar que ellos tienen la obligación de declarar
respecto de todo lo que sepan del caso que no estuviere protegido por el secreto
profesional.

En lo que se refiere al privilegio de jurisdicción, consagrado en los artículos 377 y El


objetivo principal de la responsabilidad civil es procurar la reparación, que consiste
en restablecer el equilibrio que existía entre patrimonio del autor del daño y el
patrimonio de la víctima antes de sufrir el perjuicio. La responsabilidad civil posee un
aspecto preventivo, que lleva a los ciudadanos a actuar con prudencia para evitar
comprometer su responsabilidad; y un aspecto punitivo, de pena privada.

La responsabilidad civil intenta asegurar a las víctimas de reparación de los daños


privados que le han sido causados, tratando de poner las cosas en el estado en que
se encontraban antes del daño y reestablecer el equilibrio que ha desaparecido
entre los miembros del grupo.

Por estas razones, la sanción de la responsabilidad civiles, en principio,


indemnizatoria, y no represiva.

Responsabilidad civil: la que compone el conjunto de responsabilidad contractual y


extracontractual derivada de la culpa o la inejecución de obligaciones.

La responsabilidad civil está definida en el artículo 1089 del Código Civil, en el que
se especifica que las obligaciones nacen de:

 La ley.

 Los contratos y cuasicontratos.


 Los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa
o negligencia

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