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Obra de El Conde Lucanor

Adaptación de Alejandro Casona

Escena I
Escenografía
(Se lleva a cabo en la cocina de la casa, una mesa con platos
servidos, un florero en el centro de la mesa, unos vasos)
Don Olegario Cosío: Te digo, hijo mío, que lo pienses mejor,
que la muchacha es más rica que nosotros y de más alto
linaje. Y es malo que la mujer aventaje en fortuna a su
marido.
Juvencio Cosío: Es cierto, pero siendo usted pobre, no tiene
nada que darme para vivir a mi gusto. Y si no me ayuda a
arreglar el casamiento que pido, me veré forzado a irme de
esta tierra en busca de mejor fortuna y mejorar mi situación.
Don Olegario Cosío: Hijo querido, no seas tan empecinado
por favor escucha a tus padres y deja de pensar en ese
compromiso, esa mujer te hará daño, por algo todavía esta
soltera y ya tiene sus años.
Juvencio Cosío: Madre usted me ve con mucho cariño por
eso lo dice pero créame, desde que vi a Luisa Bravo me
enamoré de ella, sé que tiene un carácter de los mil
demonios pero ella es la que quiero para compartir mi vida,
además es la más bella de todo el pueblo y ha sacado
adelante la talabartería junto con sus padres.
Doña Juana María: Cierto que ella es bonita, trabajadora y
hasta inteligente pero su carácter nadie le soporta, si no fuera
porque sus padres siempre pagan por el desorden que hace
nadie en el pueblo la volteara a ver ni le dirigiría la palabra.
Juvencio Cosío: (Abrazándola) Madre usted no se preocupe
(la suelta) que ha criado a un hijo muy listo y sabré
ganármela, ya llevo meses frecuentándola y seguro estoy que
me he ganado su confianza y hasta su cariño o ¿lo duda?
Doña Juana María: No, hijo, eso nunca, (mientras le acaricia
la cara) sé que eres bueno, noble, más trabajador que
cualquiera y todo lo que te propones lo logras, pero que no
sea yo quien te robe tus sueños, te doy mi bendición (lo
persigna mientras habla) para que vayas y conquistes a esa
fiera, aunque se me parte el corazón pensar que te puede
hacer un mal. (Lo besa en la frente).
Don Olegario Cosío: Pues yo sigo pensando lo mismo
Juvencio, aunque conozco muy bien a Leandro, el padre de
Luisa ya que somos amigos desde la infancia, sé que te va a
costar mucho ganarte esta partida.
Juvencio Cosío: Confíe en mi padre, verá pronto que esa
potranca estará a mi lado tan mansita que ni usted lo va a
creer.
Don Olegario Cosío: (se acerca y le da una palmada en la
espalda) bueno hijo, creo que tu madre y yo ya cumplimos
con advertirte y solo podemos apoyarte en esta decisión. Ya
lo demás queda en tus manos y en las de esa muchacha Luisa
Bravo.
Juvencio Cosío: Gracias padres por comprender, entonces
mañana iremos a hablar con Don Humberto Bravo y Doña
Antonia.

ESCENA II
Escenografía
(En casa de la familia Cosío, es una hacienda o casa grande,
se realiza en la sala)
(En la puerta se encuentran Don Olegario y Doña Juana
María con Juvencio)
Don Olegario toca la puerta. Abre la señora del servicio.
Señora del servicio: ¡Buenas tardes señores! ¿Qué se les
ofrece?
Don Olegario Cosío: ¡Buenas tardes! ¿Están los señores de
la casa? Queremos verlos para saludarles y hablar con ellos.
Señora del servicio: Claro que sí, pasen ahorita les aviso.
(Entran a la sala y se sientan, en un momento más entra la
sala Don Humberto y saluda con mucha efusividad)
Don Humberto Bravo: ¡¡Amigo Olegario!! Qué gusto me da
verte aquí en esta tu casa, (lo abraza con mucho gusto y
energía)
Don Olegario Cosío: ¡¡¡Amigo Humberto!!! El gusto es mío.
Tanto tiempo sin visitarte. Mira te presento a señora esposa y
a mi retoño Juvencio que no lo ves desde que era un
huequillo.
Don Humberto (saluda cordialmente y con todo respeto a
Juana María y a Juvencio) Es un gusto saludarlos de nuevo,
ciertamente tenía muchos años sin verlos, aunque a este
joven lo he visto varias veces visitando mi talabartería,
nuevamente un gusto tenerlos por aquí por esta su casa.
Díganme a qué se debe su apreciable visita, ¿hay algo en lo
que pueda ayudarles?
Don Olegario Cosío: Amigo Humberto lo que nos trae por
acá su apreciable casa es un ruego que vengo a hacerle en
nombre de mi hijo Juvencio.
Don Humberto: ¿De qué se trata?
Don Olegario: Usted, amigo y señor, tiene solo una hija.
Don Humberto: Cierto, una sola, pero me pesa como si
fueran doscientas.
Don Olegario: Y yo solo tengo a este hijo. Antes, cuando los
dos éramos pobres, usted y yo éramos amigos, juntamos
nuestra amistad. Hoy vengo a rogarle si le parece, que
juntemos a nuestros hijos.
Don Humberto: (asombrado) ¿Cómo es eso, amigo? ¿Se
atreve hablarme de casamiento?
Don Olegario: Ya le advertí a Juvencio de su riqueza y de
nuestra humildad. Pero él se empeña…
Don Humberto: ¿Qué este muchacho quiere casarse con mi
hija? ¿No me engañan los oídos?
Juvencio: Esa es nuestra solicitud señor Humberto, Si le
parece bien.
Don Humberto: ¡Y como sí estoy de acuerdo, claro que sí!
¡Dios te bendiga mi querido Juvencio! Qué peso vienes a
quitarme de encima (Lo abraza muy efusivo)
Don Olegario: Entones… ¿Aceptas amigo Humberto?
Don Humberto: Claro que te concedo la mano de Luisa,
nunca pensé que hombre alguno quisiera casarse con ella y
sacarla de esta casa como Dios manda. Amigos somos y tu
hijo es buena persona y sería un error no decirte algunos
detalles de mi hija ya que es de carácter muy fuerte, bravo y
empecinado como ninguna. Es mejor decirte querido
Juvencio para que no estés engañado.
Don Olegario: No, mi amigo Humberto, este casamiento es
por que él quiere, nosotros ya le advertimos todo. El bien
sabe de qué carácter es Luisa y a pesar de todo la quiere y la
quiere bien.
Don Humberto: Siendo así, no se hable más. Yo te doy la
mano de Luisa con mucho gusto, ¡Hijo mío y que el cielo te
libre bien de este negocio! (se oyen adentro gritos de pleitos
y estrépito platos que se rompen) No se espanten que lo más
seguro es que sea Luisa que esta discutiendo amigablemente
con su madre. (Les llama a gritos) ¡Luisa! ¡Mujer! Vengan
acá que hay grandes noticias.
Doña Antonia: (sale madre e hija muy enojadas, jaloneando
una tela) ¡Suelta, digo! ¡Suelta Luisa, porque tan terca!
Luisa Bravo: ¡Con uñas y tiros ha de ser, que es mía mamá,
mía y mía! (Gritaba)
Don Humberto: pero ¿qué es esto señora? ¡Luisa que
vergüenza! Ahora que tenemos a nuestros amigos en la casa,
ustedes presentándose con esta escena . (Voltea con Olegario
apenado) Amigo pues esta es mi muy amada hija Luisa y mi
querida esposa que ya conoces Antonia. (Luisa y Antonia
apenadas se acercan a saludar)

(Se presentan saludándose todos amablemente)

Don Olegario: Amigo, no se preocupe esto ocurre en todas


las familias. Señorita Luisa y querida Antonia esta es mi
pequeña familia, mi hijo Juvencio y mi esposa Juana María
que tenían mucho gusto de conocerlos.

Doña Antonia: Pues que gusto tenerlos en esta su humilde


casa, pero siéntense por favor no faltaba más. Esta escena
ustedes la disculparán pero mi hija salió más terca que su
madre y no hay poder humano que la convenza.

Doña Juana María: Nada qué disculpar Antonia somos


conocidos de muchos años atrás y no se ha perdido la
confianza.

Doña Antonia: Pero bueno qué los traen por acá Olegario y
Juana María han sido muchos años sin frecuentarnos.

Don Olegario: Pues como bien dices Antonia son muchos


los años de conocernos y pues a nombre de esa amistad el
día de hoy venimos a presentarles una petición muy especial
para nuestro hijo Juvencio.

Doña Antonia: Pues adelante estoy ansiosa por escucharlos.


(se acomoda en su sillón con expectación)

Don Humberto: Pues cómo ves mujer que este joven


muchacho quiere matrimoniarse con nuestra hija Luisa. Se
nos hizo el milagro mujer, se nos hizo el milagro. (riéndose)

Doña Antonia: ¿Cómo es eso? No me engañan mis oídos, he


escuchado bien, Juvencio quiere casarse con nuestra única
hija…(sonríe emocionada volteando con Luisa y Juvencio)

Luisa: Pues primero debiste decirme a mí tus intenciones


Juvencio, no te parece?

Don Humberto: Es la tradición hija que primero deben dar su


consentimiento los padres y luego la muchacha.

Luisa: Pues no estoy de acuerdo, donde quedo yo entonces, o


sea que si viene cualquier pelajustán ,viejo y salvaje a
quererse casar yo no tengo vela en el entierro con esa
decisión, si la que se casa soy yo (dice molesta y parándose
cruzando sus manos)

Juvencio: (se levanta y se dirige a Luisa por la espalda) No


te molestes Luisa, (con voz queda y tranquila) esta es la
costumbre y hay que respetar primero a tus padres, y ya ves
no soy ningún pelajustán ni viejo ni salvaje, si no yo.

Doña Antonia: Esto habla mucho muy bien de ti Juvencio,


caíste como enviado del cielo, pensé que mi hija se quedaba
para vestir santos. Pero Dios y la providencia te envió… (se
acercó con su hija) bueno hija dinos qué piensas pues de esta
petición. La aceptas o no…?

Don Humberto: Mujer pero yo ya le di la mano a este


humilde joven…

Doña Antonia : Hombre! Si la niña dice que hay que tomarla


en cuenta pues hay que tomarla en cuenta, que no creo que
vaya a dejar pasar esta gran oportunidad o sí Luisa? (todos la
ven con expectación)

Luisa: Pues ya qué!! (dice levantando la ceja) si no hay más


(voltea con Juvencio) pero todo se hará a mi modo,
entendido? (voltea con sus padres)

Don Humberto: ¡Como siempre hija, como siempre!

Doña Antonia: Eso no tiene discusión hija de mi alma, (la


abraza con mucha emoción) por fin te nos casas. (abraza a
Doña María Juana y a Juvencio con mucha alegría ya que su
hija por fin se casa)
Dona María Juana: Espero hijo que Dios te bendiga con esta
muchacha (lo abraza muy fuerte)

Juvencio: Ya verá que sí mamá (la abraza también)

(Todos se abrazan de la emoción, mientras Luisa algo seca


se queda al lado de Juvencio)

Don Olegario: Bueno pues nos retiramos para que inicien los
preparativos de la boda y agradecidos por darnos la mano de
su hija Luisa.

Luisa: ¡Buenas tardes Don Olegario y Doña María Juana!


¡Vayan con Dios! (se despide amablemente)

Don Olegario y Doña María Juana: ¡Buenas noches a todos!


(se van saliendo )

Luisa: Juvencio nos estaremos viendo entonces para los


preparativos (le dice seria y dándole la mano)

Juvencio: Claro Luisa, tendremos que vernos pronto. Nos


vemos pronto Don Humberto y Doña Antonia (los saluda y
se despide)

La criada (Rosita)cierra la puerta y brinca de alegría, por fin


se casa la señorita…

Luisa: Sonríe con la boca y levantando la ceja (como


diciendo me salí con la mía) Sí me caso Rosita, me caso y
cómo yo quiero.

ESCENA 3
(En la iglesia se encuentra el sacerdote enfrente esperando
que la novia entre, a un lado esta el Justino, sus padres al
lado de él, los invitados cada quien de pie cuchicheando
bajito sobre los detalles de la boda)
(Música de fondo para la entrada de la novia, entra la novia
junto con sus padres cada uno de su lado, Juvencio nerviosos
sonríe el ver a Luisa entrar)
Don Humberto Bravo:: (enfrente de Juvencio le da la mano
de Luisa mientras dice) Juvencio te hago entrega de mi gran
tesoro, mi hija Luisa, mi más amada, para que sea ahora tu
esposa, espero la cuides y sepas formar una familia con ella.
(Le da un beso en la frente a Luisa y se retira a sentar con su
esposa).
(Juvencio toma la mano de Luisa y le ayuda a sentarse a su
lado)
Sacerdote: Hermanos míos hoy estamos todos aquí para
celebrar la unión matrimonial de dos jóvenes Juvencio y
Luisa, pónganse de pie para comenzar esta ceremonia
religiosa.
Sacerdote: Juvencio aceptas como esposa a Luisa, prometes
amarla en el bien y el mal, la salud y la enfermedad, en la
riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe.
Juvencio: ¡Sí acepto! (Lo dice con mucha seguridad)
Sacerdote: Luisa aceptas como esposo a Juvencio, prometes
amarlo y respetarlo (hace énfasis) en el bien y el mal, la
salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta
que la muerte los separe.
Luisa: ¡Sí acepto! (voltea con Juvencio y le sonríe)
Sacerdote: Los anillos por favor. (Ambos se colocan en los
dedos sus anillos)
(Pasan las personas que tienen los anillos y se los entrega en
sus manos)
Sacerdote: Por el mandato que la iglesia católica me
confiere, los declaro marido y mujer , puede usted besar a la
novia.
Juvencio: (toma de la cara a Luisa y se acerca con la
intención de besarla pero se arrepiente y le da un beso en la
frente, Luisa se sorprendió y se notó que se molestó.)
Todos aplauden, mientras ellos tomados de la mano salen de
la iglesia, detrás de ellos todos los demás.
HUMBERTO BRAVO:(entre música el padre rico toma a su
hija por una mano y la aparta a un rincón.) Casada estas, hija
mía. Escucha ahora un consejo: obedece y sirve a tu marido
que hay más paz al obedecer que al mandar.

ANTONIA BRAVO:(Toma la mano de su hija y la lleva a


otro extremo.) Ya eres casada hija mía. Oye ahora un
consejo: no te dejes ni por las buenas ni por las malas; que
las malas; que la que lame las manos, a esa le dan los palos

HUMBERTO BRAVO: Retirémonos, dejemos a los novios


solos.

ESCENA 4

JUVENCIO: No se ha cumplido con nosotros las costumbres


de esta tierra, que es la de arreglar la mesa y la cena para los
novios sin que nada falte.
LUISA BRAVO: ¿pues que no ves que allí está todo?
JUVENCIO: No veo que hayan puesto el agua para
lavárselas manos.
LUISA BRAVO: ¡lavamos! ¿Con eso sales? Come y calla,
que estarás acostumbrado a comer sin lavarte.
JUVENCIO: No, es verdad que siempre he sido pobre, pero
limpio. (Se quedan viendo fijamente a esperar repuesta)
¡Quiero lavarme! (Espera. Al ver que no lo atiende, da un
puñetazo en la mesa alzando la voz.) ¡Quiero lavarme!
(enojado mira alrededor) ¡eh tu perro: dame agua para
lavarme las manos! (pausa) ¿cómo? ¿No oíste? Perro traidor
que me des agua para las manos. ¿Ah, tú también callas?
¿No obedecerás? ¡Ya verás! (sale persiguiendo al perro que
aúlla espantado).
LUISA BRAVO: ¿pero qué crees que estás haciendo? ¿Has
matado al perro? ¡Pero qué clase de hombre eres!
JUVENCIO: le mande traer agua y no me obedeció. (Se
dirige al gato) ¡Eh tú, gato: dame agua!
LUISA BRAVO: ¿le hablas al gato?
JUVENCIO: ¡como, gato traidor! ¿También tú callas? Te
hare lo mismo que al perro ¡te prometo que te are lo mismo!
¡Dame agua ahora mismo! ¡Obedece!
LUISA BRAVO: pero esposo mío, como rallos quieres que
el gato te obedezcas.
JUVENCIO: (la calla) ¿Qué no lo harás? ¿No me
obedecerás? Muy bien así será. (Lo persigue. Se oyen unos
maullidos y regresa con el gato agarrado lo de la cabeza y lo
tira al suelo cerca de los pies de luisa).
LUISA BRAVO: (se lleva las manos a la boca) ¡oh no mi
pobre gato, como te atreves a matarlo eres un salvaje!
JUVENCIO: (el marido la mira de manera furiosa)
LUISA BRAVO: ¡PORQUE NO VAS TU POR EL AGUA
POR DIOS!
JUVENCIO: ¡porque se lo ordene al gato! Cuando yo ordene
algo a alguien tienen que obedecerme. Si quiero que el gato
me traiga agua, el gato tiene que traerme el agua.
LUISA BRAVO: Bien, has lo que quieras. (Dice alzando las
manos en son de paz)
JUVENCIO:(voltea hacia donde está el bello caballo) (lo
mira por un buen rato analizando, espero un rato
serenamente y percibiendo).(se sienta en frente del animal
Pero Juvencio lo llamo:
JUVENCIO: escucha prieto; corre y tráeme agua.
(Al oír su nombre el animal alzo sus orejar y luego las bajo)
LUISA BRAVO: ¿esposo, no pensaras en matarlo verdad?
JUVENCIO:(la mira seriamente) muy bien así será (alza el
arma y le dispara al caballo)
LUISA BRAVO: ¿Qué te pasa? ¡Te has vuelto
completamente loco! (dijo luisa alterada)
JUVENCIO: (Se levanta de una, y se pone enfrente de
Luisa) ¿Qué querías que hiciera? ordene algo y no me
obedeció, yo soy el hombre de esta casa y no me han
obedecido (la mira intensamente) mujer dame agua para las
manos.
LUISA:(le sonríe de lado con una mirada) muy bien esposo
mío (corre por el agua) (agarra las manos de Juvencio) listo,
esposo mío ¿desea algo más? (dice de forma sumisa)
JUVENCIO: AHORA TRAE LA CENA
LUISA: SI SI LO QUE TU DIGAS ESPO… (SE LO SIRVE
RAPIDAMENTE)
JUVENCIO: CALLA
JUVENCIO:(PRUEVA LA COMIDA, SUELTA LA
CUCHARA MOLESTO) AGG ESTA MALA (VOLTEA A
VER A LUISA) QUE NO SE VULVA A REPETIR
ESCUCHASTE.
LUISA: NO, NO VOLVERA A SUCEDER YO MISMA ME
ENCARGARE (DICE EMPESANDO A RECOGER LA
MESA )
JUVENCIO: ESO ESPERO, ME IRE A LA CAMA
RECOJE TODO ESTO
LUISA: SISISI TU DUERME BIEN ESPOSO YO ME
ENCARGO DE TODO
JUVENCIO: CUIDA QUE NADIE ME MOLESTE, QUE
POR EL CORAJE QUE HICE HOY DUDO QUE PUEDA
DORMIR, RECOJE ESE VASO
LUISA:SISISI (DICE RECOGUINDOLO
RAPIDAMENTED)
JUVENCIO:SILENCIO

ESCENA
Humberto BRAVO: (SALE SIGIILOSAMENTE Y
ESCUCHA CON LA MANO EN LA OREJA) NADA. ES
SOSPECHOSO TANTO SILENCIO ¿Qué HABRA
PASADO AQUÍ? (LLAMA EN VOZ ALTA) YERNO,
YERNO (SALE EL JOVEN) HOLA, COMO TE VA
JUVENCIO: YA ESTA MANSA LA MUCHACHA
HUMBERTO: IMPOSIBLE ¿MANSA MI HIJA?
JUVENCIO: COMO UN CORDERO
HUMBERTO: MARAVILLA GRANDE ES ESA (DICE
FELIZ DANDOLE UNA PALMADA EN LA ESPALDA)
¿Cómo TE LA PUSISTE ARREGLAR PARA<
CONCEGUIR TAL MILAGRO?
JUVENCIO: TIRANDO FUERTED DE LA RIENDA
DESDE EL PINCIPIO. MANDE A TRAER AGUA AL
PERRO COMOL NO OBEDECIO LO MATE DELANTE
DE ELLA, ASI LO HICE CON EL GATO. CUANDO LA
MANDE A TRAER AGUA, LO HIZO SIN QUEJA
ALGUNA POR MIEDO A CORRER POR LA MISMA
SUERTE. LE ASEGUIRON QUE SU HI VA A ER LA
MUJER MAS OBEDIEN DL MUNDO DE HOY EN
ADELANTE
HUMBETO:DIBLO DE MUCHCACHO…SI Y PUDIERA
HACER LO MISMO CON ,LA MADRE…( DICE RIENO
A CARCAJADAS)
JUVENCIO]: NO SE QUE PENSAR SUEGRO; PERO
NUNCA SGUNDAS PARTES FUERON BUENAS: “SI AL
PRINCIPIO NO MUESTRAS BIEN QUIEN ERES
NUNCA PODRAS DESPUES CUANDO QUISIERES”

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