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La siesta del caudillo1

Obra de teatro breve

Autora: Elena Bisso

Personajes

Justo José de Urquiza, 51 años

Dolores Costa, 20 años

(Septiembre de 1852. Justo José de Urquiza duerme su siesta en Gualeguaychú. En el


dormitorio se ve una cama matrimonial con baldaquino apoyada contra una pared, una
mesa con un fuentón y jarra floreados de porcelana. Golpean a la puerta de su dormitorio
y no despierta. Los golpes se acentúan y él sigue durmiendo. Se abre la puerta muy
despacio y Dolores Costa asoma su cabeza. Entra a hurtadillas. En puntas de pie se
acerca a él y lo mira. Se lleva la mano al pecho y mira hacia arriba aliviada. El sonríe con
los ojos cerrados y olfatea en el aire, embelesado. Repentinamente hace “Buh” y asusta a
Dolores que da un grito y él una carcajada.)

Justo-Esta mañana no viniste a despertarme


Dolores-Es que no me sentía bien…
Justo-Pálida estás (la observa amorosamente)
Dolores-Tenía el estómago revuelto
Justo-Se te va a revolver la vida entera a vos (ríe)
Dolores-Entonces ya se dio cuenta
Justo-Hace unos días. Te han cambiado las formas (sonríe y saca pecho)

1 Registrada en propiedad intelectual en octubre del 2020. Buenos Aires, Argentina.

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Dolores-También es brujo...
Justo-La experiencia, mi larga experiencia
Dolores-No me dé celos, ahora, que ando más floja
Justo-Celos de la Confederación te doy permiso para que tengas. De las otras nunca, por
eso me enamoraste así. Porque sos discreta, refinada y austera. Una flor siciliana (sale
de la cama)

(Dolores se pone de pie al lado del fuentón y la jarra con agua. Justo se lava la cara. Se
seca con un toalla y le da un beso leve en la boca a Dolores.)

Dolores-¿Y cómo le digo a…?


Justo-A Cayetano lo abarajo yo mismo. Pero primero le pido tu mano. Si me querés como
marido (la mira de cerca, le acaricia suavemente es cuello…)
Dolores-Porque a todas sus otras mujeres les habrá propuesto casamiento...

(Justo va hacia la ventana y mira el patio. Se escuchan las chicharras de la tarde


primaveral.)

Justo-Sentate Dolorcita, estás pálida. En unos días se te va a pasar. Tendremos más.


Con vos me caso. Ya estoy grande para hacerme el esquivo. Y me esperan muchas
responsabilidades públicas. Me encontraste medio viejo ya. Hoy temí que no me quisieras
más cuando te extrañé tanto. (camina hacia la cama y vuelve hacia la ventana) Era más
reservado yo con mis sentimientos, me los callaba. Pero vos me das confianza. Será que
lo conozco tanto a tu padre...pero no es eso. Hay algo en vos que me da un orden. ¿Has
visto? Tan joven sos para mí, y tan serena. Te pido que no te pongas celosa en este
momento. Se vienen tiempos difíciles.

(Justo se sienta en la cama y se masajea la rodilla.)

Justo-Peiname como vos sabés. Me gusta que me peines.

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(Dolores se acerca y le acaricia la cabeza. Le lleva el pelo largo de un lado y le cubre la
calva. Justo la abraza y apoya su cabeza en el vientre de Dolores.)

Justo-Me vas a gustar más todavía en tu gravidez. (Mira hacia arriba y se besan en la
boca. Ella se sienta a su lado) Voy a ser suave, muy suave con vos.
Dolores-Yo le aviso cuánto. Demasiado suave no. (ríe a carcajadas)
Justo-Estás volviendo. Así me gusta.
Dolores-Nunca me habló de las otras y quiero que me cuente. Si voy a ser su esposa, la
mujer de Justo José de Urquiza, y es preciso que sepa con qué puedo encontrarme.

(Justo se aparta bruscamente. Y va hacia la ventana)

Justo-No voy a hablar de esas cosas. Eso de los celos no es un chiste.


Dolores-Nunca entendí por qué no se casó con algunas de las otras anteriores
(escrutadora)
Justo-Estoy dejando San José como un verdadero palacio. Y quiero que seas la
anfitriona. Mis hijas te van a recibir bien. Y espero que no haya problemas y que se haya
entendido (la mira amenazante) Me queda muy en claro que aunque te lleve los años que
te llevo, sos mi mujer y vamos a legalizar. Pero espero que ahora no cambies. No me
decepciones, por favor.
Dolores-Está bien, Justo, está bien.
Justo-No quiero chismes ni que andes averiguando nada por ahí.
Dolores-Usted me pide mucho, me pide que no sienta lo que siento.
Justo-Sabés muy bien que no soy un hombre modosito. ¿Vos esperás que sea dócil? Lo
único que me amansa un poco es la edad, el cuerpo que envejece.
Dolores-No lo noto muy anciano...(se acerca a él y lo abraza por detrás por la cintura)
Justo-Tal vez nazca en mayo
Dolores-Así me han dicho
Justo-Si es niña se llamará ...(mira al patio y sube la barbilla en gesto firme)
Dolores-Lola (lo abraza aún más y él se da vuelta dentro de su abrazo y le besa la frente)
Justo-¿Me dejaste bien peinado?
Dolores-Encantador lo dejé.

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Justo-¿Hubo alguien que te haya estado calentando la cabeza? (suspicaz)
Dolores-No. Yo mismita. Siempre me llegan chismes pero me gana el gusto de estar con
usted.
Justo-Me imagino lo que te dirán (desconfiado)
Dolores-Que puedo ser su hija. Pero está visto que no lo soy (ríen los dos)

(Dolores se aleja y despliega su abanico. Se abanica con avidez. Justo se vuelve a


recostar en la cama, el cuerpo de perfil, esperándola a Dolores. Él la mira con cierto aire
provocativo)

Justo-Te voy a proteger siempre


Dolores-Y yo lo voy a cuidar siempre (baja la cabeza y se lleva el abanico cerrado a la
sien)
Justo-Sos la mujer que más me importa, Dolores. No tengas dudas. No voy a dejarte por
otra. Y el hijo que esperamos será mi dilecto.
Dolores-A veces siento que sus mujeres somos una multitud
Justo-Es tu imaginación. Me tenés mucha estima. No ha sido para tanto.
Dolores-Es una sombra que a veces no me deja dormir
Justo-Vení a la cama, mujer...

(Dolores va hacia la ventana. Y mira hacia lo alto para disimular las lágrimas)

Justo-Vení, nomás, vení. No te hagas rogar. Esta mañana fue muy larga...
Dolores-Tal vez haya cosas más importantes que ser su única mujer.
Justo-Aprovechemos esta siesta, mirá el sol en el patio. Esta primavera hermosa. Vení
que te cuento lo que le he puesto a San José. Sé que te va a gustar, y te imagino por las
galerías. Olvidate de esas zonceras sentimentales. ¿Me aceptás o no me aceptás como
marido? Vení que te quiero demostrar lo mucho que sos para mí.
Dolores-Cuénteme sus hazañas (tímidamente)
Justo-¡Pero no…! ¡Vení pa´cá!
Dolores-Ahora téngame paciencia. Usted solito se dio cuenta.

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Justo-Y te vas a poner caprichosa nomás (se da la vuelta en la cama, quedando boca
abajo, con un brazo colgando por un lado de la cama y golpeando de cuando en cuando
el piso de madera con los nudillos)
Dolores-Hábleme de usted y de ellas. Porque su vida sin mí está llena de mujeres
Justo-No exagerés, Dolorcita
Dolores-O hábleme de una vez de todas, de cada una
Justo-¡Vos también! Irme yo a acordar de tanto... (carcajada)
Dolores-¿Se da cuenta? (enojada y caprichosa)
Justo-Se vienen tiempos difíciles. Con Caseros no se me terminó el baile. Voy a tener
más obligaciones y serias, mucho más serias. Ahora nos podemos dedicar un rato a esto,
pero más adelante no. La criatura te va a distraer de toda esos pajaritos en la cabeza.

(Dolores se recompone y se sienta junto a él en la cama. Le acaricia la espalda y le


masajea la base del cuello)

Justo-Un placer (suspira)


Dolores-¿Cómo le va a decir a papá?
Justo-¡Qué momento me espera con Cayetano! Pero no es pavo, se lo ve venir. Le va a
alegrar volverse abuelo. Es un muy buen hombre, tu padre, muy leal. Dios me ha dado
buen ojo para conocer a la gente. No hay otra manera de llevar a adelante un ejército, y
una empresa. Veremos cómo va con el matrimonio. Todavía no me dijiste que aceptas
casarte conmigo.

(Dolores sonríe mientras continúa sus masajes)

Justo-Te me hacés la difícil. Ah, ¡qué día tenemos hoy! (se da vuelta y acostado boca
arriba la atrae hacia él y la besa) ¿Estás segura de que nadie te estuvo calentando la
cabeza? (se pone de pie bruscamente y camina de una lado al otro del dormitorio. Va
acelerando su movimiento mientras bufa)

Dolores-No me asuste, pues. No me gusta cuando se enoja así. (sorprendida)


Justo-Me puedo enojar porque me tienen por una bestia

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Dolores-No sé de qué me está hablando
Justo-¡Me dice el minotauro!
Dolores-No sé de quién habla (hace un gesto de incomodidad y se oculta de la mirada de
él)
Justo-De la bruja mayor
Dolores-No sé, no sé...(se pone de pie y se va acercando a la puerta de la habitación)
Justo-El día en que vos y yo empezamos lo que empezamos, el día de la fiesta aquella,
tu madre me llevó a la galería y me advirtió, con el dedo índice en alto que ni
pretendiera...¡llenarte de hijos! (grita furioso)
Dolores-Así no quiero que sigamos la conversación
Justo-Minotauro, me dice minotauro y soy el hazmerreír de todo el personal de servicio
(grita furioso)
Dolores-Así... ¡no! (abre la puerta y se va de la habitación)
Justo-Doña Micaela y la...(toma la jarra de porcelana y la estrella contra el piso. Bufa,
camina, se peina con las manos y respira hasta volver a la calma durante un rato.)

Justo-Me desprecia. Debe tener mi edad esa bruja.¿¡Qué se ha creído!? Desfachatada.


Es la vejez la que la resintió. Envidiosa y marchita. Tratarme de monstruo...habráse visto y
la quiere volver en contra de mí. Y no puedo hacer nada con la muy harpía, me tiene
encerrado. No le importó que estuviera Sarmiento y me tuvo que apartar para decirme
semejante barbaridad. Bruta y mala, la vieja. (Se recompone mientras y va y viene. Ya
más sereno) ¡Dolorcita, Dolorcita! Vení para acá...(en tono amigable. Dolores entreabre la
puerta y se asoma. Lo mira con severidad)

Justo-Sos rápida para fugar, vos...(ríe)


Dolores-No sé de qué sé ríe…(muy seria)
Justo-Entrá nomás, que ya pasó la tormenta...
Dolores-Está muy colorado, y eso le puede hacer mal a su salud (abre la puerta en su
amplitud y se queda en el umbral)
Justo-Contame qué te dijo Doña Micaela.
Dolores-De esa cuestión no hablemos más.
Justo- Peiname que me desarreglé.

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Dolores-No quiero por el momento
Justo-Ahora se viene la guerra del desdén, toda una campaña.
Dolores-Su furia me deja temblando. Todavía no se me pasa. Me dura un largo rato. Y no
todo es cuando usted lo ordena.
Justo-No te molesta que tu madre insulte a tu marido
Dolores-Todavía no es mi marido y ya se verá. No será lo más urgente que tendrá que
decidir. Ya estoy metida hasta la coronilla en esta situación.
Justo-Ahora el que no entiende soy yo
Dolores-No tengo muchas opciones para elegir en mis circunstancias
Justo-Te arrepentís de que estemos juntos (exagera su indignación)
Dolores-No me gusta que se ponga furioso en frente de mí
Justo-¡¿Qué tal?!
Dolores-No me gusta que crea que estoy obligada a venir todas las mañanas a
despertarlo
Justo-Mirá vos…
Dolores-Mi madre opina lo que opina porque está grande y descreída de todo. Y nunca
fue una mujer de hablar confuso. Y se preocupa por mí. Puedo pensar distinto que ella o
no. ¿Todavía usted no me preguntó qué pienso yo misma?
Justo-Te escucho…
Dolores-Creo que no es bueno para usted que todos le den siempre la razón. Mi padre
siempre lo ha seguido y fue un hombre confiable.
Justo-Así es, te lo acabo de decir hace un momento
Dolores-Pero Doña Micaela no se siente empleada de nadie. ¿Alguien podría
contradecirla en eso?
Justo-Es una mujer ingrata
Dolores-Que ella diga lo que piense y a quien sea. Pero usted no tendría que creer que
soy tonta y que no puedo distinguir lo que dice ella de lo que pienso yo.
Justo-Tal vez te convendría entrar en la habitación y sentarte. Seguís más blanca que un
jazmín.
(Dolores entra en el dormitorio. Él cierra la puerta y se sienta en el borde de la cama. Él
se acerca a su lado. Le acaricia el cuello. Justo sonríe y respira hondo. Patea pedazos de
la jarra que rompió.)

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Justo-Esta jarra era de quién…
Dolores-De mi abuela materna

(Justo mira hacia abajo y mueve la cabeza al modo de una negación)

Justo-Voy a hacer traer una de Italia, una tan bonita como ésta. (le acaricia la mejilla
tristemente. El empieza a acariciarle las piernas debajo de la pollera larga y voluminosa.
Se besan en la boca.)

Justo-¿Cuál era la historia del minotauro? (pregunta concentrado en darle placer a


Dolores)

Dolores-El minotauro era una criatura…


Justo-...un monstruo...(aplicado en acariciarla, olerla y observarla)
Dolores-Con cabeza de toro y cuerpo de hombre al que encerraron en un laberinto.
Comía criminales, jóvenes y doncellas. Un día Teseo, con la ayuda de Ariadna, entró en
su laberinto y lo mató.

(Continúan en juegos preliminares, ella se deja llevar mientras se escuchan sonidos del
futuro. Se escuchan gritos y tiros.)

Apagón
Fin

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