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INTRODUCCIÓN

La Edad Media, historiamente, abarca el periodo comprendido entre la


caída del Imperio Romano en el año 476), siglo V, y la aparición del
humanismo y la reforma (siglos XV y XVI), es por lo tanto un largo espacio
de tiempo en el que la música, que es el tema que nos ocupa, tuvo que sufrir
importantes variaciones e ir evolucionando de formas más simples a más
complejas.

En la Edad Media se aglutinan las culturas griega, romana, germánica y


celta.

En el terreno musical, al contrario de lo que se ha dicho en múltiples


ocasiones, la Edad Media fue una época rica y muy viva como decíamos
anteriormente.

Como rasgos más importantes de la música en la Edad Media aparece el


canto gregoriano, el surgir de la polifonía, y gracias a las influencias árabes
debidas a las cruzadas, aparecieron nuevos instrumentos musicales.

En la Edad Media ya encontramos nombres de compositores relevantes


para la época, como fueron Guido d’Arezzo, Léonin, Pérotin, Guillaume de
Machaut entre otros y las poéticas y románticas figuras de los trovadores y
juglares, de capital importancia a la hora de transmitir la música que se hacía
en aquel entonces.

De todo ello hemos hablado detalladamente en el blog, así que dejamos


los enlaces a los distintos apartados sobre música en la Edad Media para
facilitar su consulta.
LA MÚSICA EN LA EDAD MEDIA

Periodo que en la historia de la música contempla aproximadamente


diez siglos de numerosas y complejas evoluciones. Comprende desde finales
del siglo V (caida del Imperio Romano) hasta el siglo XV (comienzo del
Renacimiento).

La música medieval esta protagonizada en su inicio especialmente por


los monasterios, las catedrales góticas y el canto gregoriano. Hasta el 1100 la
mayoría de la música era monofónica como el canto gregoriano.

Hasta el siglo VIII impera la monofonía y es a partir del siglo IX hasta


el siglo XII cuando se desarrolla la polifonía primitiva.

Ars antigua es la música de los siglos XII y XIII y ars nova de del siglo XIV.

Ars antigua incluye la escuela de Notre Dame (Leonin, segunda mitad


del siglo XII; Perotin, aprox 1160-aprox 1220). Durante este periodo se
produce innovaciones notables en el ritmo y en su notacion; el surgimiento de
composiciones para más de dos voces: el comienzo de motete (la forma más
importante de música polifónica durante la Edad Media y el Renacimiento): el
florecimiento de repertorios importantes de música monofónica en Francia,
España, Italia y Alemania.

Ars nova – el término se limitó originalmente a la música francesa de la


primera mitad del siglo XIV representada por las últimas composiciones en la
obra Roman de Fauvel. (Compositores: Philippe de Vitry (1291-1361),
Guillaume de Machaut, (aprox 1300-1377).

La música italiana de este periodo difiere notablemente, con respecto a


la prácitica de notación, a las formas cultivadas y al estilo en general
(Compositores: Giocanni da Cascia y Jacobo de Bologna, posteriormente
Francesco Landini, (1325-97).

También floreció música secular: música para piezas de teatro,


canciones de gesta y la música de los trovadores y otros ministreles.
El canto gregoriano y el origen de la notación musical
La notación musical occidental nació en torno al año 800 dC en el
Imperio de Carlomagno.

Con este hito se inicia una larga cadena de perfeccionamientos técnicos


que conducirán poco a poco al sistema de notación musical que conocemos y
utilizamos hoy en día, y que estaría prácticamente completado hacia el siglo
XVII.

La notación musical -originada en el ámbito eclesiástico- se utilizará en


primer lugar para preservar el canto litúrgico de la Iglesia de Roma, un vasto
repertorio musical formado a lo largo de varios siglos: El canto gregoriano.

Se cree que los primitivos cantos cristianos nacieron a imagen y


semejanza de los que cantaban los judíos en sus sinagogas.

Como la iglesia se había extendido por el enorme territorio del antiguo


impero romano, en cada lugar se cantaba de una manera diferente.

Fue necesario emprender una unificación, salmos de las catacumbas.


Este trabajo lo llevó a cabo el papa Gregorio Magno por la cual este tipo de
canto recibe el nombre de Gregoriano.

Los rituales cristianos que se acompañaban del canto eran la misa y los
oficios. El gregoriano son un canto monódico sin acompañamiento de
instrumentos y su texto religioso, está escrito en latín.

La música gregoriana intenta dar el sentido de las palabras, y el mismo


latín con sus largas y breves influye directamente en la melodía gregoriana,
que sin esta lengua deja de tener sentido.

Además de monódico es a capella ( a una sola voz y sin


acompañamiento instrumental).
Ritmo y melodía
El ritmo en el gregoriano es libre, está lejos de lo que son las barras de
compás, de la acentuación mecánica, es muy flexible y hulle de todo lo que
puede ser una medída matemática. En tanto que es música inseparable del
texto, este juega un papel fundamental en la determinación del ritmo (la
notación neumática era muy precisa en cuando al ritmo)

El ámbito melódico es reducido. La mayoría de los cantos tienen un


ámbito de séptima, octava o novena, aunque los cantos más antiguos se
mueven entre los límites de una quinta o sexta.

El intervalo. La melodía gregoriana no tiene grandes saltos, es una


melodía por grados conjuntos, la forma más normal de movimiento
disjunto son los saltos de tercera y cuarta, los intervalos de quinta son
más escasos y los mayores de quinta son muy raros.

Diseño melódico. En la mayoría de las melodías gregorianas la curva o


arquitectura melódica tiene forma de arco. Se comienza en el grave, se
eleva a notas más agudas y luego desciende hasta el final de la frase o
cadencia.

Según el número de notas que tengan cada sílaba el canto gregoriano se


clasifica en los siguientes grupos o estilos.

1-Silábico: Cuando cada sílaba tiene su nota, cada nota de la melodía se


corresponde con una sílaba del texto.

2-Salmodico: Sobre una misma nota recitativa aparecen muchas sílabas


del texto.

3-Neumático: Cuando cada sílaba del texto lleva dos o tres notas.4-
Melismático: Cuando lleva más de tres notas por sílabas.
Las dos formas litúrgicas más importantes del gregoriano son:
1-El oficio de las horas: Los monasterios que se fundan bajo el
impuesto de San Benito desempeñan el papel de verdaderas escuelas de canto.

San Benito fija el oficio dividido en horas repartidas a lo largo de la


jornada y de la noche constituye la vida completa de la comunidad religiosa en
el claustro. Concibió la regla como un ciclo en horas:-Maitines -Laudes -
Prima -Tercia -Sexta -Nona-Visperas

2-Misa: La ordenación litúrgica de la misa es mucho más tardía que la


de las horas. En la misa encontramos 2 secciones bien diferenciadas:El
ordinario (Parte invariable de la misa). El propio: (Parte variable de la misa)

La composición monódica medieval


La creación musical medieval se expresó principalmente a través de la
monodia (composición a una sola voz).

Pese a la existencia desde el siglo XI de técnicas de notación musical


bastante precisas con respecto a las alturas (no así con respecto al ritmo), en
muy pocas ocasiones estas creaciones fueron escritas en el momento mismo
de su concepción, entre otras razones, porque los compositores de la época
podían ser desconocedores de la notación musical.

Las fuentes escritas sugieren, más bien, que estas obras fueron creadas
según mecanismos de tradición oral (memoria, transmisión) y que solo
llegaron a ser puestas en notación cuando hubieron alcanzado una difusión y
celebridad que justificara su recopilación en forma de cancionero.

Las primeras polifonías


Como en tantos aspectos de la música (repertorio, teoría musical), el
siglo IX produjo ya los primeros testimonios del canto polifónico de la música
Occidental:
La descripción del organum paralelo -descrito en el tratado teórico
Musica enchiriadis– y el primer ejemplo de composición polifónica
conservado, una antífona en honor de San Bonifacio (MS Harley 3019).

La eclosión de la composición polifónica se producirá, no obstante,


coincidiendo con el denominado Renacimiento del siglo XII y el nacimiento y
expansión de la Orden cisterciense, periodo de expansión cultural patrocinado
por la rivalidad entre los diferentes centros políticos y religiosos de la época.

Ars Antiqua y Ars Nova

A lo largo de los siglos XIII y XIV encontramos el florecimiento de


diversos repertorios de una sofisticación creciente con el tiempo, sostenidos
por círculos sociales especializados -cortes, universidades, iglesia, etc.- pero
interconectados entre sí, apoyados en el desarrollo continuado de la notación
musical, en especial de su componente rítmico.

Una música que, en algunos casos -como el de los motetes-, y según


fuentes contemporáneas (Johannes de Grocheio, ca.1300) “no debe ser
interpretada en presencia de la gente común, pues nadie advertiría sus
sutilezas ni disfrutaría de su escucha, sino que debe interpretarse en presencia
de gente educada y amante de las sutilezas del arte”.

Música profana en la edad media


La Música Profana en la Edad Media.La música culta litúrgica es la
única que ha quedado plasmada en los códices, como hemos visto.

Lamentablemente la música medieval profana y popular, la que divertía


y disfrutaba el pueblo prácticamente se ha perdido pues nunca se perpetuó por
escrito. Sabemos que en la Edad Media era habitual el canto y el baile entre la
población, en muchos casos como herencia del mundo pagano.

Lo conocemos por numerosas fuentes eclesiásticas que los condenaban


o criticaban.
La música profana de los nobles: troveros y trovadores
A partir del siglo XII, surge el movimiento trovadoresco. Nacen los
llamados trovadores, troveros y minnesänger. Son compositores y poetas que
en ocasiones eran también cantores de su propia obra.

En sus obras se emplean lenguas romances autóctonas: dialectos


franceses, alemán, portugués, etc.

No hay que confundir la figura del trovador con la del juglar. Los trovadores
formaban un estamento entre los que se encontraban gentes de la más alta
nobleza, mientras que los juglares solían pertenecer a las clases más
populares.

La música medieval profana se centra en los intereses humanos, sobre


todo en el amor, la guerra y la naturaleza. A diferencia del canto litúrgico, en
las obras de los trovadores se empleaban instrumentos musicales como
acompañamiento.

En Francia se los llamó troveros o trovadores, según la zona y en


Alemania eran los Minnesinger. Minnesinger significa cantar de amor y fue
acuñada en el siglo XII para denominar a los cantantes que destacaban la
nobleza y la caballerosidad.

En ocasiones, se acompañaban por un juglar que tocaba la viela, el laúd


o el arpa. Algunos de sus creadores fueron Dietmar von Aist, Friedrich von
Husen y a Walter von der Vogelweide. Enrique de Meissen, llamado
Frauenlob (adulación de las damas), creó una escuela de poesía y canto en
Maguncia, que originaría a las de los maestros cantores.

Las escuelas de maestros cantores (Meistersinger) funcionaban con


reglas muy estrictas y rutinarias. Este arte cayó a partir del siglo XVII.

Entre los Minnesänger destacaron: Rudolf von Fenis, Raimar el Viejo y


Walter von der Vogelweide.

El primer trovador fue Guillermo IX de Aquitania (1070-1126), duque


de Aquitania y conde de Poitiers, pero es posible que hubiera otros anteriores
de los que se desconoce registro alguno.
En el siglo XII encontramos a Marcabru, que actuó en la corte de
Alfonso VIII de Castilla y de Bernart de Ventadorn, famoso por su Canción de
la alondra. Y siguieron Raimbaut de Vaquieras, Aimeric de Peguilhan y el
erudito Folquet de Marseille.

Hacia el 1300 este arte desaparece con Guiraut Roquier. Algunos


troveros son Chrétrien de Troyes, el rey Ricardo Corazón de León, Thibaut IV
(rey de Navarra), y en especial Adam de la Halle (1237-1287), autor del Jeu
de Robin et de Marión entre otras obras.

En España tenemos las importantes figuras de Martín de Codax, Guillermo de


Berguedá y Berenguer de Palou y Alfonso X El Sabio, con sus famosas
Cantigas.

Las melodías siguieron los patrones de los modos eclesiásticos, pero


con un ritmo que se ajusta a la declamación del texto.

Estas canciones pueden clasificarse en cuatro categorías: letanías,


secuencias, himnos y rondeles. Más allá de los temas amorosos, abordaban
asuntos de la mitología o filosofía, así como de excusa para la danza popular,
como el conocido Kalenda Maya del catalán Raimbaut de Vaquieras del siglo
XII.

La música profana popular: los juglares


Los juglares eran infatigables andariegos ambulantes que recorrían las
villas y aldeas de la Europa medieval.

Su profesión consistía en amenizar la vida de las gentes de la época a cambio


de dinero, comida y otros bienes.

No sólo se centraban en la música, sino que entretenían al público


ejerciendo de saltimbanquis, lanzadores de cuchillos, equilibristas, domadores,
etc.
CONCLUSIÓN

Uno de los aspectos más interesantes de la música medieval fueron los


instrumentos musicales empleados en la época.

Gracias a su representación en esculturas románicas y góticas y a los


códices, en que son destacables las Cantigas de Alfonso X, se han podido
reproducir y actualmente existen fabricantes especializados. Mediante su
sonido, podemos acercarnos mejor a lo que fue la música popular medieval.

Algunos de los instrumentos más utilizados en la Edad Media fueron:

Dulzaina. Se trata un instrumento de viento de madera de forma cónica


y doble lengüeta.

Arpa. Es uno de los instrumentos más antiguos de la humanidad y que


más aparece representado. Los que aparecen en la iconografía española
están relacionados con los modelos irlandeses. En la iconografía del
románico es muy frecuente representar no sólo hombres con arpa sino
incluso animales.

Salterio, una cítara pulsada, con un cuerpo que puede adoptar diferentes
formas: trapezoidal, cuadrada, triangular o de hocico de cerdo.

Zanfoña. También llamado organistrum o viella de rueda. Es una


instrumento de gran tamaño de cuerda frotada. Se caracteriza porque las
cuerdas están en el interior y son frotadas por una rueda de madera
impregnada de resina accionada por una manivela del extremo opuesto
al clavijero.

Rabel. Instrumento medieval cordófono de tres cuerdas, tocado con


arco.

Su caja de resonancia tiene forma de pera y en ocasiones alargada. El mástil es


corto y el clavijero, a veces estaba inclinado hacia la derecha, hasta adoptar
finalmente forma de hoz.

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