En primer lugar, la propia cantidad de las piezas. A pesar de que es archiconocido el
número de monedas que le fueron entregadas a Judas, en realidad no es la única vez en la Biblia que se menciona un pago de similar cuantía, lo que ha hecho sospechar a los estudiosos que en realidad esas 30 monedas son un arquetipo recurrente en la mitología bíblica. Dos ejemplos mencionan una transferencia de la misma cantidad. En primer lugar, en Éxodo 21:28-32 se especifican las medidas que se deben tomar si un buey enloquece y mata a un hombre, a una mujer, a un niño o a un esclavo, y unas cuantas circunstancias específicas en las que se hayan podido producir dichas muertes. Sin embargo, también se menciona el castigo que se le impondrá al dueño del buey si el animal, en vez de matar a una persona libre, cornea y asesina a un esclavo o a una esclava. Ese castigo es, efectivamente, resarcir al dueño del infortunado siervo con 30 monedas de plata. Otra de las ocasiones en que se menciona una cifra similar a la que llevó a Judas a traicionar a Jesús es en Zacarías 11:11-12. En este pasaje, el profeta Zacarías recibe por su trabajo un sueldo de treinta piezas de plata, al que sarcásticamente da la categoría de generoso, y Yahvé le ordena que, si no las desea, las tire en “el alfarero”. Esta referencia al “alfarero” es más importante de lo que parece. Cuando Judas, atormentado por la culpa, trató de devolver a los sacerdotes las monedas y estos se negaron, el antiguo discípulo arrojó las piezas al tesoro del Templo de Jerusalén y poco después se suicidó ahorcándose (Mateo 27:5). Los sacerdotes, entonces, decidieron no dejar esas monedas en el Templo al estar manchadas de sangre y emplearlas en la compra de un terreno, precisamente llamado el campo del Alfarero (Mateo 27:7), para construir un cementerio para los peregrinos, para los extranjeros que llegaran a la ciudad. Mateo menciona entonces: «Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: “Y tomaron treinta piezas de plata, el precio en que fue tasado aquel a quien pusieron precio los hijos de Israel, y las dieron por el campo del alfarero, como el Señor me lo había ordenado”». Mateo 27:9 En este pasaje, Mateo hace referencia a la compra de un campo por parte del profeta Jeremías, aunque el reformador Calvino planteó ya en el siglo XVI que en realidad Mateo o bien se equivocó o bien se refería en realidad a Zacarías [1] (por la referencia a las treinta monedas). Es decir, el pago exacto de treinta monedas que menciona Mateo sería una forma de cumplir la profecía hecha por Jeremías o por Zacarías y así enraizar con el Antiguo Testamento, y no tanto la descripción de una cantidad histórica entregada a Judas.