INFORME
SOSTENIBILIDAD,
DESARROLLO SOSTENIBLE Y ESG:
¿SON LO MISMO?
POR SUSANA TEJADA MATOS
Directora de Sostenibilidad y Desarrollo en EQUITY Risk & Sustainability
Sostenibilidad y Desarrollo
Sostenible. ¿Son lo mismo? En
estricto rigor no, pero están relacio-
nados y muchos, para hacerlo simple,
lo usan de manera intercambiable. La
ambigüedad del término estriba prin-
cipalmente en el modelo de círculos
entrelazados que grafica el concep-
to de Desarrollo Sostenible (figura 1),
donde se plantea atender tanto las de-
mandas de protección del medio am-
biente a la par de las demandas de de-
sarrollo económico y social. Esto llevó
al tratamiento, a lo largo del tiempo,
de tres pilares del desarrollo soste-
nible: económico, social y ambiental.
¿Pero es esto posible?, ¿es posible que
la dimensión económica (crecimiento
en PBI) tenga la misma magnitud que
la dimensión social (seres humanos,
equidad, inclusión etc.) o la misma que
la dimensión ambiental (recursos na-
turales, biodiversidad etc.)? Para res-
ponder a la pregunta demos un vista-
zo a otro modelo, el de sostenibilidad
(o sustentabilidad) que, si bien recién
tuvo resonancia en el siglo XXI, tiene
sus orígenes antes de la revolución in-
dustrial.
ECONÓMICO
SOCIAL AMBIENTAL
Figura 1.
Modelo de círculos entrelazados
United Nations, (1987). Our Common Future-
Brundtland Report, Oxford, UK.
A inicios del siglo XVIII, la industria
del hierro dependía en gran medida
de la quema de madera para propor-
cionar la energía necesaria para los
hornos, esta práctica era insostenible
a largo plazo, ya que requería grandes
cantidades de madera y contribuía a la
deforestación y la pérdida de hábitats
naturales. En este contexto, en 1713,
el jurista alemán Hans Carl Von Car-
lowitz desarrolló la teoría del Nachhal-
tigkeit (sostenible en alemán), el cual
proponía la utilización óptima de los
bosques como fuente de energía. Más
adelante, en 1798, Thomas Malthus, en
pleno auge de la revolución industrial,
publicó su Ensayo sobre el principio de
la población, según el cual la población
crece más rápido que los recursos que
se utilizan por lo que el planeta no
tiene tiempo de regenerarse y propor-
cionar lo suficiente para satisfacer las
demandas de la gente.
Los casos de Carlowitz y Malthus, de-
muestran dos puntos: i. las limitacio-
nes del desarrollo, ii. la prevalencia de
la noción de “sistema”. Para el primer
punto discutamos sobre los paradig-
mas de desarrollo.
El enfoque histórico de desarrollo
desde la revolución industrial hasta
nuestros días ha estado principalmen-
te enfocado en el paradigma de un
desarrollo económico y cuantitativo,
orientado a la obtención de beneficios
a corto plazo. Esta perspectiva unidi-
mensional y tradicional del desarrollo,
ha desplazado a un segundo y hasta un
tercer plano las otras dos dimensiones
que conformarían la triada del desa-
rrollo sostenible. En relación al enfoque
ambiental, el paradigma del desarrollo
económico considera que los recursos
naturales son “reproducibles” a través
de las nuevas tecnologías que permiten
innovar y mejorar su eficiencia produc-
tiva y, en el aspecto social, las personas
somos un factor más de producción.
Respecto al segundo punto, sobre la
noción de sistema, este concepto indi-
ca que el uso y/o la escasez de recursos
de un subsistema implica su influencia
en otro subsistema. ¿Y cuál es el siste-
ma que incluye esos subsistemas? Para
el caso de los humanos a ese sistema
global lo llamaremos ECOsistema, pre-
fijo que proviene de la palabra ecología
que se refiere a la interacción de seres
vivos con su entorno, y lo ampliare-
mos al término “medio ambiente” para
considerar no solo aspectos biológicos,
sino también los físicos y sociales del
entorno en el que vivimos.
Tanto para Carlowitz y Malthus las
limitaciones respecto a los recursos
-principalmente la gestión de los re-
cursos naturales- es una preocupación
constante, sin embargo, su discusión se
formaliza recién en el siglo XX.
En 1948 las Naciones Unidas a través
de una de las reuniones de la UNES-
23
INFORME
la lógica del mercado con la que se ha movido
el mundo hasta hoy - económica, cuantitativa y
de corto plazo- exige una racionalidad diferente
donde las empresas cumplen un rol protagónico
como movilizadores del mercado.
CO, incentiva la creación de la Unión
Internacional para la Conservación de
la Naturaleza (UICN), por otro lado, el
economista Ignacy Sachs en la década
del 70 inicia una vasta obra impulsan-
do el concepto de ECOdesarrollo como
el camino para lograr objetivos social-
mente deseables, ecológicamente sus-
tentables y económicamente viables.
En este sentido, observamos que el en-
foque medioambiental del desarrollo
ha sido uno de los enfoques más im-
portantes, antes incluso que el de De-
sarrollo Sostenible en 1987. De hecho,
en 1972, se creó el Programa de las Na-
ciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA) lo que demuestra esta fuerte
preocupación.
Sin embargo y a pesar de los esfuerzos
de muchos miembros e investigadores
del PNUMA por promover una mayor
preocupación medioambiental a través
de la promoción del término “ECOde-
sarrollo” como el mejor enfoque para
las propuestas de política para el de-
sarrollo mundial, dichos esfuerzos
fueron invisibilizados años más tarde
con el Informe sobre Nuestro futuro
común (1987), donde el término “ECO-
desarrollo” desapareció y se impuso el
término de “Desarrollo Sostenible”.
Aunque el ECOdesarrollo, enfoque
que visibilizaba fuertemente la pre-
ocupación por el medio ambiente,
haya sido rápidamente descartado en
los ámbitos diplomáticos de la época
a favor del paradigma del desarrollo
sostenible, en el siglo XXI ha resurgi-
do este concepto debido a los proble-
mas que enfrenta el mundo de hoy.
En el 2018, William Nordhaus ganó el
Premio Nobel de Economía por haber
24
desarrollado un modelo que describe
la interacción entre la economía y el
clima incorporando los efectos nega-
tivos de la actividad económica en los
modelos de crecimiento económico.
Para empezar, la actividad económica
requiere de energía, la producción de
esta energía produce CO2 que se emite
a la atmósfera, luego el CO2 atraviesa
procesos químicos que determinan el
nivel que permanece en la atmósfera
que a su vez interactúa con la radiación
solar para determinar la temperatura
ambiental; finalmente, el daño causado
al clima tiene un impacto en la activi-
dad económica. De esta manera, Nord-
haus traduce el impacto ambiental en
un daño económico.
En conclusión, el modelo clásico de
Desarrollo Sostenible de los círculos
entrelazados que establecen las tres
dimensiones en la misma magnitud
de la primera figura, no logra repre-
sentar adecuadamente los límites a
los que nos enfrentamos actualmente.
En esta perspectiva, en 2002 Giddings
AMBIENTAL
SOCIAL
ECONÓMICO
Figura 2.
Modelo de círculos anidados
Giddings, B., Hopwood. B and O’Brien, G
(2002) Environment, Economy and Society:
fitting them together into sustainable
development.
et al. propone un modelo de círculos
anidados (figura 2). Este es más cohe-
rente con los conceptos de Sash sobre
ECOdesarrollo y con la propuesta de
Nordhaus, donde la dimensión eco-
nómica, es dependiente de las dimen-
siones sociales y ambientales. Es decir,
para lograr el crecimiento económico y
su distribución equitativa entre todas
las personas, es importante tomar en
cuenta el uso de los recursos naturales
que usamos y están disponibles; ade-
más necesitamos personas que son la
fuerza laboral que empuja a la indus-
tria, el nivel de salud de estas personas,
así como su conocimiento y su compe-
tencia hacen más o menos productiva a
una empresa. Por su parte, las empre-
sas son las impulsoras del crecimien-
to económico, y así sucesivamente se
genera un círculo de interacción entre
las tres dimensiones económica, so-
cial y ambiental, pero considerando la
importancia de cada una de ellas en el
sistema con una magnitud diferente a
la propuesta del modelo de Desarrollo
Sostenible.
Con todo lo comentado hasta el mo-
mento, podemos darnos cuenta que
la lógica del mercado con la que se
ha movido el mundo hasta hoy - eco-
nómica, cuantitativa y de corto pla-
zo- exige una racionalidad diferente
donde las empresas cumplen un rol
protagónico como movilizadores del
mercado. En este contexto nacen las
siglas ESG (environment, social & gover-
nance) como respuesta a la necesidad
de inversionistas y empresas por con-
siderar el impacto social y ambiental
en la toma de decisiones financieras
y de inversión; actualmente enfocado
a temas medio ambientales, princi-
palmente al cambio climático y a los

retos que enfrentan las empresas para
adaptarse a los nuevos escenarios.
La expresión ESG data de 2004, cuan-
do el secretario general de la ONU,
Kofi Annan, adoptó la iniciativa de
solicitar a las grandes entidades fi-
nancieras que, junto a la ONU y la
CAF, explorasen maneras de integrar
en los mercados de capitales las in-
quietudes sobre el medio ambiente,
sociales y de buen gobierno. El resul-
tado fue la publicación de un informe
en 2005 titulado Who Cares Wins, en
el que se empleó por primera vez la
expresión ESG.
Desde ese entonces se popularizó el
término, pero desde una perspectiva
acotada y reducida a temas financieros
y solo tomando en cuenta los aspectos
sociales y ambientales externos de la
empresa que podrían impactar en su
rentabilidad.
La actividad económica requiere
de energía, la producción de
esta energía produce CO2 que
se emite a la atmósfera.
Alineado a la concepción ESG, la Unión
Europea -pionera en la formalización y
visibilización de estos criterios- exigió
a través de la ley 11/2018 la presenta-
ción de informes no financieros (con
enfoque ESG) integrados a los típicos
informes financieros. Al poco tiem-
po se concluyó que dichos documentos
mostraban información insuficiente y
poco fiables. Ante este desafío, la Unión
Europea a través del European Financial
Reporting Advisory Group (EFRAG) esta-
blece en 2022 una comisión para inte-
grar el enfoque ESG con el de sostenibi-
lidad creando así el Grupo de Informes
de Sostenibilidad. Este grupo de trabajo
ha sido el encargado de la elaboración
del European Sustainability Reporting
Standard (ESRS), cuyo draft final estuvo
en plena discusión hasta fines de julio
de 2023, la aprobación del estándar se
planea para fines de este año con el fin
de aplicarse a partir del periodo 2024
(reportes a publicarse en 2025).
INFORME
El GRI, como la primera organiza-
ción a nivel mundial en elaborar un
estándar para informar sobre soste-
nibilidad, y siendo el estándar más
usado en el mundo hasta la fecha,
ha trabajado en conjunto con EFRAG
en la elaboración de los ESRS cuyo
enfoque sobre sostenibilidad cor-
porativa es más robusto y amplio
respecto al enfoque de los análisis
propuestos por GRI en cuestión de
sostenibilidad empresarial, princi-
palmente en lo que respecta a los
criterios sobre doble materialidad
propuesta por el ESRS, que implica
un análisis de impacto de la empresa
hacia la sociedad y el medio ambien-
te (enfoque GRI) junto a un análisis
de impacto del entorno ambiental y
social en la empresa (enfoque finan-
ciero y ESG).
Entonces, ¿Sostenibilidad,
Desarrollo Sostenible y ESG
son lo mismo? ¿Qué fue primero?
Entre los tres hay diferencias, pero a
la luz de la situación actual, podría-
mos decir que son diferencias prin-
cipalmente semánticas; la historia
entremezcla y funde los términos,
así que la respuesta no es lo más im-
portante, sino hacia dónde nos está
dirigiendo.
25