Está en la página 1de 5

TEMA 2.

Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí

El Señor le dijo a Moisés: «Anda, vete de este lugar,


(Éxodo 33:1-23)
junto con el pueblo que sacaste de Egipto, y dirígete a la tierra que
bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob que les daría a sus
descendientes. 2 Enviaré un ángel delante de ti, y desalojaré a
cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos. 3 Ve a la
tierra donde abundan la leche y la miel. Yo no los acompañaré,
porque ustedes son un pueblo terco, y podría yo destruirlos en el
camino.»
Conocemos la historia que hay en esta porción de la Biblia, y está hablando del pueblo hebreo
cuando sale de la tierra de Egipto. Dios elige a un hombre para sacarlo de la esclavitud, y todos
sabemos lo que significa esa esclavitud. Y la saca de ese lugar para llevarlos hacia una tierra
prometida.

Dios le garantiza en primer lugar la tierra, es una promesa segura que


no se volverá atrás porque fue dada por él mismo. Es que él siempre
cumple sus promesas, si dijo tierra recibirán, tierra iban a recibir.
También les ofrece que delante de ellos ira un ángel que desalojará a
todos los que estaban en la tierra que les daba el Señor. Con todo esto
¿qué más podía desear Moisés? Le promete tierra y al mismo tiempo le
ofrece ayuda, pero falta algo aún más grande: “Su presencia no irá con
ellos”

Para Moisés ni siquiera es suficiente alcanzar la promesa de la


tierra, es como si dijera que de que le serviría todo eso si no cuenta
con su presencia. Hay gente que encuentra satisfacción en ciertas
cosas que pueden alcanzar, o tener. Todos queremos la tierra, la
leche y la miel; todos los frutos, pero no anhelamos su presencia.

Para Moisés la tierra por la que tanto ha luchado no es la raíz de


su alegría, no es su plenitud; podría tener la tierra y sentirse vacío
porque hay algo más trascendental que todo eso y es la presencia
de Dios.
¿De qué servía que Israel tuviera tierra sin la presencia de Dios?
Una tierra sin presencia la de Dios es insegura y no tiene garantía.
Podemos tener a nuestro nombre una propiedad y ser infelices,
podemos tener al lado a la persona que más deseamos y no
encontrar allí la satisfacción; solo se encuentra la vida en decirle a
Dios que anhelamos su presencia, que no queremos la tierra sin la
presencia de Dios; no queremos promesa sin su presencia. La
presencia de Dios es mayor que todas las cosas que pudieras tener en esta tierra.

No me puedo imaginar mi vida sin la presencia de Dios. Yo no me puedo imaginar un pueblo


cristiano sin la presencia de Dios. ¿Qué te mueve en tu corazón? Si tú buscas su presencia
todos los días por la mañana, si tú buscas su presencia todos los días por las noches; sucederá
algo que lo demás no tendrá mayor importancia en tu vida, porque Él va a llenar todo tu ser.

1- 3 El Señor le dijo a Moisés: «Anda, vete de este lugar, junto


Éxodo 33:
con el pueblo que sacaste de Egipto, y dirígete a la tierra que bajo
juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob que les daría a sus
descendientes. 2 Enviaré un ángel delante de ti, y desalojaré a
cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos. 3 Ve a la
tierra donde abundan la leche y la miel. Yo no los acompañaré,
porque ustedes son un pueblo terco, y podría yo destruirlos en el
camino.»

Cuando oyeron esta Palabra de parte de Dios, el pueblo inmediatamente se sintió desprotegido. El
pueblo no podía avanzar, sabían que sin la presencia de Dios no podían llegar lejos. No importa si
el ángel de Dios iba a ir e iba a sacar a cada uno de los que habitaban esa tierra en Canaán, no
importaba.

El más grande tesoro que tiene el pueblo de Dios no es la promesa, ni siquiera su


logro es el patrimonio.

Exodo 33,16 ¿Pues en qué se conocerá que he hallado gracia ante tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No es acaso en
que tú vayas con nosotros, para que nosotros, yo y tu pueblo, nos distingamos de todos los demás pueblos que
están sobre la faz de la tierra?

Exodo 33,15 “O vas con todos nosotros —replicó Moisés—, o mejor no nos hagas salir de
aquí” Moisés no quiere tierra si Dios no lo acompaña. ¿Cuántas veces el corazón
nuestro no se ha materializado por las coas visibles? Moisés prefiera la presencia en
vez de la promesa.

Y termina el servicio y tú te vas y la presencia de Dios se queda aquí. Si tu presencia no va


conmigo, Señor, no me saques de este lugar. Y el Señor se queda aquí. Y tú te vas a tu casa y
sigues viviendo tus momentos tristes, porque vuelves a tu misma vida. Pero te quiero decir hoy: tú
y yo no nos vamos a ir de este lugar si su presencia no va delante de nosotros.

Considera estos ejemplos del antiguo testamento de la bendición que la


presencia de Dios trajo a las vidas de sus seguidores:

La presencia de Dios era tan evidente en la vida de Abrahán, hasta los


impíos a su alrededor reconocieron la diferencia entre sus vidas y la de
él: “…Abimelec…habló a Abrahán, diciendo: Dios está contigo en todo
lo que haces;” (Gen. 21:22). Este rey impío estaba diciendo,
“Abrahán, ¡Dios te guía, te preserva y te bendice dondequiera que vas!”
Dios le prometió a Josué que ningún enemigo podría enfrentarse contra
él mientras la presencia de Dios estaba con él: “Durante todos los
días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como
estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te
abandonaré. Sé fuerte y valiente,” (Josué 1:5-6).

Dios le dijo a Gedeón. “…¡El Señor está contigo, guerrero valiente!

Dios le advirtió a Jeremías que la nación entera se volvería contra él y


rechazaría sus profecías. Sin embargo, Dios prometió, “…pelearán
contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para
salvarte y librarte…” (Jer. 15:20). REPASEMOS 5 PRINCIPIOS

I. NO ES LO MISMO LA GUÍA DE UN ÁNGEL QUE LA GUÍA DE DIOS v. 2


1, Los ángeles no perdonan nuestras faltas. La idolatría es un pecado condenable. El anuncio
del v. 2 produjo gran pesar en el pueblo y preocupación en Moisés, quien no ignoraba que Israel
era “de dura cerviz”. Y es cierto que es mejor un ángel que un ser humano para que nos
conduzca, pero nosotros sabemos que solamente Dios es todopoderoso, perdonador y
misericordioso para guiarnos en tan difícil viaje.
2. Es cierto que los ángeles cumplen tareas divinas, pero solo Dios conoce la mente y el corazón
del hombre para darle una adecuada conducción. Moisés estaba persuadido que sólo la presencia
del Dios que les había sacado con potentes y milagros de Egipto, era el único que podía
conducirles a través del desierto y pelear las batallas que tenían por delante.
3. Un ángel pudiera hacernos compañía, pero por cuanto es una criatura, él no podrá darnos el
consuelo que necesitamos. Un siervo de Dios podrá darnos algún consuelo y palabras de aliento,
pero sólo Dios es el único que nos pueda dar descanso como se lo prometió a Moisés.
II. NO ES LO MISMO LAS MISERICORDIAS DE DIOS QUE SU IRA v. 5

1. Hay noticias que no quisieran escucharse. Si la falta de la presencia de Dios para Israel era
una mala noticia, para Moisés no pudo ser peor, toda vez que él era su guía. Se dice que cuando
ellos escucharon esa mala noticia, “se vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos” v. 4. No era
para menos. Y es que el saber que nuestras faltas hacen separación entre nosotros y Dios tiene
que producir un gran dolor en el alma, pues se trata de una ofensa contra el Dios que nos ama
tanto.
2. ¿Qué es lo que interrumpe tu comunión con Dios? Lo único que interrumpe nuestra
comunión con Dios son nuestras propias faltas. El salmista lo dibujó de una manera dramática,
al decirnos que “si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría
escuchado” (Salmo 66:18).
3. Dios no puede ser comparado con un “becerro de oro”. El pueblo de Israel había cambiado la
presencia poderosa de Dios por un becerro de oro que no podía hacer absolutamente nada por
ellos. ¿Qué hay en nuestras vidas que está interrumpiendo nuestra comunión con el
Señor y traer su ira?

III. NO ES LO MISMO TENER A DIOS ADENTRO QUE AFUERA v. 7

1. El tabernáculo era el lugar donde Dios hablaba cara a cara con Moisés. Pero debido a su
pecado, Moisés decidió sacar el tabernáculo en medio de ellos. El texto dice: “ Y Moisés tomó el
tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y
cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del
campamento” v. 7
2. La comunión con Dios es un asunto de fidelidad. Jesús dijo que “los verdaderos adoradores le
adorarán en espíritu y en verdad”. Esto plantea una búsqueda que necesariamente no tiene que
ver con un sitio en especial. ¿Se ha sentido alguna vez lejos del Señor? ¡Emprenda la
búsqueda hoy!
IV. NO ES LO MISMO ADORAR A DIOS CON UN CORAZÓN FRÍO QUE HACERLO CON UN
AMOR FERVIENTE v. 10

1. “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero…” v. 8. La


actitud de Moisés como líder fue determinante para que Israel entendiera que “a Jehová tu Dios
adoraras y a él sólo servirás”, pues cuando él tomaba la decisión de ir a lo que era su “retiro
espiritual”, el pueblo estaba pendiente de sus movimientos. De esta manera ellos se levantaban
de sus tiendas y en frente de ellas hacían su “culto de adoración” vv. 8, 9.

2. El estar consciente de tal presencia tiene que movernos hacia una auténtica adoración.
Tenemos todas las razones para adorarle. Contamos con las más variadas formas para hacerlo.
Disponemos de un lugar.

V. NO ES LO MISMO COMENZAR EL VIAJE A SOLAS QUE CONTAR CON LA PRESENCIA


DEL QUE CONOCE MEJOR EL CAMINO v. 15.

1. Si no vas no voy. El liderazgo de Moisés nos muestra que en la vida espiritual no debe haber
tratos a medias. Que, para emprender la ruta de un nuevo tiempo, así como Moisés emprendería
la ruta hacia la tierra prometida, no debe haber un conformismo con lo que hasta ahora hemos
vivido. De manera que cuando él tuvo la experiencia del encuentro cara a cara con el Señor, se
atrevió a decirle: “Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí” v. 15.
Es como si hubiese dicho: “Señor, si tu presencia no está conmigo, entonces no iré
para ninguna parte.
¡No moveré un solo paso si no estoy seguro que estás conmigo!”. En esto hay coraje, firmeza y
resolución. Este hombre sabía que, sin la presencia de Dios en su vida, todas las cosas
que emprendieran eran inútiles.
2. Necesitamos dirección correcta. Antes de esta resolución Moisés le había pedido a su Dios
que le mostrara el camino v. 13. No podía ser de otra manera. Dios no solo conoce el camino,
sino que puede abrir el camino; pero lo que es más importante, él mismo es el camino.
3. Esta debe ser la resolución nuestra. Si la presencia de Dios no nos acompaña, lo demás
que hagamos, emprendamos, vivamos… no vale la pena.

12 Moisés le dijo al Señor: “Tú insistes en que yo debo guiar a este


pueblo, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. También me
has dicho que soy tu amigo, y que cuento con tu favor. 13 Pues si
realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad
cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo.
14 —Yo mismo iré contigo y te daré descanso —respondió el Señor.
CONCLUSIÓN: La respuesta de Dios para su siervo no pudo ser más alentadora: “Mi
presencia irá contigo, y te daré descanso” v. 14. Cuando Dios es nuestro “baquiano”
tenemos seguridad para hacer el viaje y descansar frente a la presión de lo que está por
delante. Pero allí no se quedó todo con Moisés. La próxima petición se eleva a las alturas: “Te
ruego que me muestres tu gloria” v. 18.
¡Qué osadía la de este hombre! ¿Acaso no la había visto ya en la montaña y en el
tabernáculo? Y note la forma cómo Dios respondió a su otro deseo vv. 19-23. Dios le reveló su
gloria para que siguiera el camino, no de una manera sobrenatural como en el Sinaí, sino
bondadosa, compasiva y amorosa. Dios le dijo a Moisés: “…verás mis espaldas; mas no se verá
mi rostro”. La única forma de conocer a Dios es siguiéndole. Dios no está interesado en que
le “veamos”, pero sí en que le sigamos. Ahora tenemos su Espíritu en nosotros. Jesús dijo
que “él os guiará a toda verdad”. ¿Dejaremos que su presencia nos guíe para este resto de año?
¡Espero que así sea!

También podría gustarte