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Tecla Jimenez
Tecla Jimenez
METODOLOGÍA I
TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL OBJETO DE ESTUDIO
4 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
DIRECTORIO
METODOLOGÍA I
TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL OBJETO DE ESTUDIO
Metodología I
Teoría de la construcción del objeto de estudio
ISBN: 970-36-0350-5
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................511
CONCLUSIONES ........................................................................................................... 63
7
8 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
ANEXO I
EL MÉTODO MARXISTA .......................................................................................... 113
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA CRÍTICA
DE LA ECONOMÍA POLÍTICA .......................................................................................115
Producción .................................................................................................. 115
a) El objeto a considerar es en primer término la
producción material ...................................................................... 115
b) Eternización de relaciones de producción históricas.
Producción y distribución en general. Propiedad ................. 117
La relación general de la producción con la distribución,
el cambio y el consumo ....................................................................... 121
a) Consumo y producción ................................................................. 123
b) Distribución y producción ........................................................... 128
C) Cambio y producción .................................................................... 132
El método de la economía política....................................................... 134
El arte griego y la sociedad moderna ................................................... 145
ANEXO II
La ascensión de lo abstracto a lo concreto en principios de la
lógica dialéctica.................................................................................................. 151
Sobre el método marxista ........................................................................ 151
La correlación entre lo concreto y lo abstracto
en el proceso singular del conocimiento ..................................... 156
Comienzo de la ascensión que lleva
de lo abstracto a lo concreto .......................................................... 162
La ascensión de lo abstracto a lo concreto ........................................ 169
La correlación entre lo concreto y lo abstracto en el proceso
histórico del desarrollo del conocimiento .................................. 180
INTRODUCCIÓN
ÍNDICE 9
9
La errónea teoría sobre el “desacuerdo” entre el aumento
de las abstracciones científicas y el carácter concreto
del mundo sensorial .......................................................................... 189
ANEXO III
El método Weber ............................................................................................... 201
Los tipos ideales de Max Weber ............................................................ 203
11
INTRODUCCIÓN
11
Méndez, Carlos E., Metodología, p. 109.
22
Idem.
13
Eco, Umberto, ¿Cómo se hace una tesis?, p. 78.
11
12 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
ces definir las condiciones bajo las cuales podemos hablar con base en unas
reglas que nosotros mismos estableceremos o que otros han establecido antes
que nosotros.”4
Podemos observar que no habla de un sujeto trascendental ni de un sujeto
libre de prenociones o de principios evidentes. Enseguida, Eco, aborda los
aspectos de la selección del objeto de estudio, la cual debe estar orientada por
la búsqueda de nuevos descubrimientos (decir cosas nuevas y que sean útiles a
los demás).
Algunos autores incluyen en el marco teórico la descripción, el análisis y
la explicación;5 otros lo relacionan con el problema como Pérez Tamayo quien
dice: “es el marco de referencia del problema; es allí donde se estructura un
sistema conceptual integrado por hechos e hipótesis que deben ser compati-
bles entre sí en relación con la investigación”.6 Con esta orientación Canales
dice en su texto:
Los elementos a incluir en el marco teórico son presentados de diferentes maneras, según
los diversos autores que traten el tema; también varían las denominaciones que se les
asignan. Unos plantean lo relativo a conocimientos y teorías existentes sobre el problema en
una selección denominada “revisión de literatura” o “marco general de estudio”. La deno-
minación “Marco Teórico” queda reservada para las variables y sus definiciones.7
44
Idem.
55
Neupert, citado por Canales et al., en Metodología de la investigación, p. 85.
66
Idem.
77
Idem.
88
Good, W. J. y Hatt, P. K., Métodos de investigación social, p. 58.
INTRODUCCIÓN 13
13
tigación científica,9 define al marco teórico de la siguiente manera: “El marco teó-
rico es el resultado de la selección de teorías, conceptos y conocimientos científi-
cos, métodos y procedimientos, que el investigador requiere para describir y
explicar objetivamente el objeto de su investigación, en el estado histórico,
actual o futuro.” Esta definición resulta muy amplia, pues incluye hasta los
métodos y procedimientos.
La teoría del marco teórico en Bunge hay que buscarla en su apartado “La
teoría del concepto y de la definición”,10 donde señala que “…una definición
es una operación puramente conceptual por lo cual (i) se introduce formal-
mente un nuevo término en algún sistema de signos (como el lenguaje de una
teoría), y (ii) se especifica en alguna medida la significación de los términos
deficientes”.
Otro autor, cuya obra actualmente tiene una gran difusión en nuestros
medios académicos, Hernández Sampieri, tampoco le presta mucha atención
al marco teórico. Se limita a la referencia de las ideas que surgen o motivan al
inicio de la investigación y que la ubican en un tema y que llevan a conocer
sus antecedentes. Sin prestarle más atención, pasa a tratar el problema.
Como vemos, la teoría del marco teórico es un asunto descuidado al que
no se le ha prestado mayor atención y, por lo mismo, existe sobre él mucha
confusión. Desde nuestro punto de vista, si algún significado tiene el marco
teórico es el de representar el momento de la construcción del objeto de estu-
dio. La premisa de que es el sujeto el que construye el objeto de estudio nos
obliga a poner nuestra atención en el concepto de “construcción”. No hay
que ir muy lejos para encontrar los antecedentes del término. El primero de
los filósofos que llama nuestra atención al respecto es Kant. La construcción,
según Kant, es exhibir (a priori) una intuición que corresponde al concepto.
De acuerdo con Franco García,11 “la construcción a la transición desde un
concepto general hasta una intuición que representa al concepto (tiempo, es-
pacio). Éste es un proceso de la razón pura que no acude a la experiencia.” En
otro apartado dice: “es introducir la representación de lo individual en lo ge-
99
Dietrich, Heinz, Nueva guía para una investigación científica, p. 81.
10
Bunge, Mario, La investigación científica, p. 139.
11
Franco García, Francisco, consultado en unidad abierta. edu. mx.
14 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
neral (categoría, concepto). Y más adelante en forma más clara agrega: poner
propiedades en los objetos, más bien es constatar, descubrir propiedades se-
gún el concepto general”. Los comentarios de Franco García sobre los argu-
mentos de Kant coinciden con los argumentos que se expresan en este trabajo
sobre la construcción del objeto de estudio como una totalidad. En términos
dialécticos, lo concreto es lo concreto porque es la síntesis de múltiples deter-
minaciones, o sea, la unidad de lo diverso.
Hurgando en los textos de Kant, nos damos cuenta que él utiliza más bien
el término de “representación”, al cual define como el acto de conocer un
objeto por categorías. Para Marx, el acto de conocer no es expresión de una
razón trascendental, sino una función del cuerpo que piensa que se eleva de
lo ingenuo, de lo caótico o confuso, a través de la abstracción, partiendo de la
“abstracción inicial”, la cual deriva, de lo que aquí llamamos “el todo más
desarrollado”. De acuerdo con Marx, es el concreto mental que corresponde a
un concreto real. El objeto de estudio se construye como una totalidad en
torno a la esencia, la esencia es el inicio de la investigación, no es cualquier
característica observable; la investigación parte de la esencia para ir a otra
esencia más profunda.12
Buscamos el término de “construcción” en Kant, no lo hallamos pero sí
el concepto ya sea como “enlace” o como “capacidad de representación” que
se realiza a través de la intuición (conocimiento a priori), reflexión, juicios
sintéticos y juicios analíticos.13 Según Kant, la sensibilidad sólo nos propor-
ciona las apariencias de los fenómenos que están fuera de ella y que no se
pueden conocer, el sujeto dispone y actúa con las representaciones de los
datos de la experiencia, es así como el sujeto “construye” a su objeto.14 Pero,
de acuerdo con Kant, se trata de un objeto que no tiene nada que ver con la
“cosa en sí”, es decir, con la realidad externa. Por eso resulta extraño que
Kant se refiera a las coincidencias entre las representaciones de varios suje-
tos, coincidencias que atribuye a la unidad del objeto y no al sujeto trascedental.
Al respecto dice: “…no habría fundamento alguno para que otro juicio hubiese
12
Marx, Introducción general a la crítica de la economía política 1857, pp. 58-60.
13
Kant Manuel, Prolegómenos a toda metafísica del porvenir, p. 42.
14
Ibid., p. 47.
INTRODUCCIÓN 15
15
de convenir necesariamente con el mío, si no fuese la unidad del objeto, al
cual se refiriesen todos, con el cual convienen y por el cual, también, todos
deben concordar los unos con los otros”.15
No es necesario hablar, como lo hacen algunos autores, de un polígono de
mil lados para dar cuenta de los límites de la observación; no sólo el cuerpo
pensante se enfrenta a la realidad infinita sino también a un cuerpo de saber
inabarcable, oceánico. Cualquier concepto y objeto plantean ya esta limita-
ción. El cuerpo pensante está mediado por conceptos y valores y sus circuns-
tancias condicionan lo que selecciona de lo que sus sentidos perciben y los
valores y conceptos que le dan significado. Los conceptos de la ciencia no son
ostensivos ni empíricos, aunque se alimente de ellos, son, como diría Kant,
enlaces, representaciones, determinaciones, abstracciones. Cuando se habla
de clase social, ideología o administración, no es posible observar de modo
seguro y directo (empírico) lo que el concepto designa. Sólo cuando hacemos
referencia a las determinaciones esenciales que constituyen las definiciones
de los conceptos, es posible derivar variables e indicadores que nos permiten
seleccionar las características observables de los individuos, fenómenos y
comportamientos significativos de acuerdo con los conceptos ubicándolos en
una categoría. Para la ciencia no existen hechos sin significado (Darwin). La
relación de propiedad no se puede observar directamente, pero se puede infe-
rir a través de usos y acciones. Lo mismo sucede con conceptos más abstrac-
tos. Volviendo al lenguaje de Kant, la intuición es la propiedad del sujeto que
le permite “construir” la representación, “abstraer de lo empírico”, lo sensi-
ble. El objeto resulta una “construcción” lógica de la intuición intelectual.16
Para Kant hay dos tipos de representación: a priori y a posteriori. El tiempo
y el espacio son categorías a priori, o sea, no se requiere de la experiencia para
su representación, son condiciones necesarias para la posibilidad de la repre-
sentación de cualquier objeto. No resulta extraño que bajo esta forma de in-
terpretar lo a priori resulte posible para Kant, la concepción de un espacio
vacío (Newton), es decir, se trata de una intuición pura. Por cierto, cuando
15
Ibid., p. 54.
16
Kant, Nueva crítica de la razón pura, p. 84.
16 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Kant aborda esta cuestión, aparece una nota a pie de página donde utiliza el
término “construcción”, textualmente dice: “...la posibilidad de sus construc-
ciones a priori”.17
Para Kant los conceptos de espacio y tiempo no son construcciones, son
intuiciones puras a priori, existen antes de la percepción de cualquier objeto.
Pero, tanto el espacio como el tiempo son intuiciones que existen en el inte-
rior del sujeto trascendental (al cual también identifica con el alma),18 son la
condición inmediata de nuestros fenómenos interiores, los cuales no pueden
incluir a la cosa en sí, pues es incognoscible. De este modo, cuando Kant
habla del objeto, se refiere a las representaciones de los objetos, no a la reali-
dad objetiva. Resulta extraño, pero éste es el argumento kantiano que nos
permite darle el verdadero significado a su “unidad del objeto”. En Kant
todo está invertido: los objetos no son una representación de los objetos que
existen independientemente de que el sujeto los piense, sino que son sujetos
ideales o lógicos, construidos por un sujeto o razón trascendental. De acuer-
do con esto, cuando habla de “correspondencia” no se refiere a una relación
entre el concepto y el objeto, sino a una relación entre el concepto y la repre-
sentación. ¡Todo un lío! En el discurso de Kant el punto de partida no es la
realidad objetiva sino la experiencia subjetiva, sus límites son las formas del
pensamiento, lo único que se puede decir de la realidad es que existe, pero
ninguna otra propiedad pues es incognoscible. Ante el idealismo subjetivo y
el idealismo de “ensueño”, propone su idealismo crítico, el cual reconoce la
existencia objetiva de la realidad (cosa en sí) la cual es incognoscible; lo único
que se conoce son los enlaces entre las intuiciones o representaciones de la
experiencia del sujeto y “la relación de un objeto con el sujeto, y no lo íntimo,
que pertenece al objeto en sí”.19
De acuerdo, el sujeto construye al objeto, pero en Kant el objeto viene a
ser la representación de la representación. La construcción del objeto como
enlace de conceptos y a la vez relaciones de conceptos con objetos, o sea, con
representaciones del objeto, es una actividad del sujeto donde no intervienen
17
Kant, Crítica de la razón pura, p. 176.
18
Kant, op. cit., p. 186.
19
Ibid., p. 197.
INTRODUCCIÓN 17
17
los objetos como cosa en sí, sino como representaciones o intuiciones sensi-
bles: “Todo enlace es una actividad intelectual.”20 Hay una idea en Kant la
cual, sin considerar que cuando se refiere a la representatividad se está refi-
riendo a un concepto o sistemas de conceptos que no incluyen al objeto exter-
no, es un argumento que pudiera ser defendido por un dialéctico materialista,
la cual citamos enseguida: “Mas el concepto de enlace lleva consigo además
del concepto de diversidad el de unidad de esta misma diversidad. El enlace
es la representación de la unidad sintética de la diversidad.”21 La diferencia
fundamental con la totalidad dialéctica es que, mientras para Kant el criterio
para establecer el enlace es una categoría a priori que pertenece a la razón
pura o trascendental, para el materialismo dialéctico es una categoría o teoría
que el sujeto elige del cuerpo de saber, el cual es exterior al sujeto, es decir,
existe fuera e independientemente del sujeto, que no proviene de una razón
trascendental; de tal modo que el enlace sólo es posible en una relación dia-
léctica sujeto-objeto. Si los enlaces que establece no corresponden a las pro-
piedades objetivas del objeto debe cambiar los conceptos con los cuales se
establecen estos enlaces. Cuando el objeto es equivalente a la cosa en sí, no
son posibles estos enlaces.
Como vemos existen suficientes razones para que autores como Popper y
Franco García interpreten estas ideas kantianas como “construcción”. Lo que
es conveniente señalar es que, tanto Kant como Popper (parece ser que tam-
bién Weber) conciben la construcción como una actividad lógica determina-
da por el sistema del que parte el sujeto y no por las relaciones con los objetos.
Estamos de acuerdo en que construir al objeto es introducir lo particular en lo
general, pero no sólo eso, también es encontrar lo general en lo particular.
Kant habla de poner propiedades en los objetos o descubrir propiedades se-
gún un concepto general. Hay que reconocer que estas ideas pueden ser inte-
resantes y sugestivas siempre que se consideren desde la perspectiva materia-
lista. Lo concreto es lo concreto porque es la unidad de múltiples determina-
ciones, es la unidad de lo diverso. El método dialéctico consiste en saber
situar la parte en el todo. Como vemos, la diferencia es muy fina. El acto de
20
Kant, op. cit., p. 241.
21
Ibid., p. 246.
18 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
conocer, para Kant, es un acto del sujeto trascendental que echa mano de la
razón pura; para Marx no existen conocimientos a priori ni ideas innatas, el
sujeto es un ser histórico mediado por el cuerpo de saber, y una vez que ha
seleccionado su objeto de estudio, busca y selecciona en el cuerpo de saber
aquella teoría que considera la más desarrollada y que le permite construir su
objeto como una totalidad; pasando a seleccionar un concreto real y, nueva-
mente, determinar una esencia volviendo a construir una totalidad más espe-
cífica. El proceso investigativo lleva de una esencia a otra esencia, siempre se
están construyendo totalidades, que son lo diverso unido por la esencia, pa-
sando así de una esencia a otra esencia más profunda.22
No se trata de una simple sustitución de una razón trascendental por el
cuerpo pensante. La cosa en sí, incognoscible de Kant, no sólo existe fuera e
independientemente del sujeto, pues en esto está de acuerdo Kant, sino que
es inalcanzable por la experiencia del sujeto. Aquí se rechaza la cosa en sí, en
cambio se habla del objeto como parte de la realidad objetiva, que no sólo
existe fuera e independientemente del sujeto sino que es inseparable del suje-
to que conoce, lo cual es condición necesaria para que el sujeto reproduzca el
objeto en su cerebro, que es el órgano del pensamiento, y traduzca sus propie-
dades en forma de conceptos, abstracciones, de acuerdo a su construcción
como una totalidad que es la que le permite discriminar la infinidad de infor-
mación o de características que posee cualquier objeto. La totalidad no es el
contenido exhaustivo del objeto. El tipo ideal de Weber, como totalidad, tam-
bién se refiere a una selección de características que constituyen la estructura
del objeto y también reconoce la objetividad del objeto; la diferencia estriba
en que él no parte de la esencia sino de cualquier elemento, hasta cierto pun-
to, arbitrario. También interpreta la falta de fidelidad del tipo ideal en cuanto
a que no puede ser exhaustivo. Más adelante volveremos a Weber.
El cuerpo de saber también es externo al sujeto, es histórico y heterogé-
neo. Los grupos dominantes o vencedores destruyen, filtran, manipulan el
cuerpo de saber, la cultura en general, de los grupos dominados o vencidos.
De lo que queda o de lo acumulado; conservan sólo aquello que les puede
servir para el control y reproducción de su poder. El sujeto, como ser social,
22
Marx, Introducción general a la crítica..., p. 58-60.
INTRODUCCIÓN 19
19
es un producto de las relaciones que se establecen entre los diferentes grupos
o clases. Todo aquello que nutre al cerebro que piensa está determinado por
estas relaciones. Independientemente de sus capacidades individuales, cuan-
do el ser humano se constituye en sujeto de investigación, realiza su práctica
investigativa a partir de las teorías y corrientes o conceptos que le han sido
inculcados, muchos de los cuales no son conscientes. De hecho, los diferentes
sujetos construyen sus objetos en forma diferente, según la teoría que adop-
ten. Aquí es donde la objetividad del objeto es la que determina cuál de las
construcciones es la que se aleja o aproxima más. No resulta extraño que el
objeto sea determinante respecto a la teoría. Cuando el sujeto parte de una
teoría que es negada por los hechos debe cambiar de teoría. La teoría científi-
ca es lo que está comprobado y se encuentra en constante desarrollo. Y esta
posibilidad siempre existe, la hipótesis está construida sobre la probabilidad
de la posibilidad del descubrimiento de un nuevo conocimiento.
Antes de abandonar el tema de Kant, hay que decir que lo que aquí se ha
discutido, como sus conceptos de “cosa en sí”, su razón pura, etcétera, no
demeritan la importancia de las aportaciones que este filósofo alemán hizo a
la lógica y a la teoría del conocimiento. Queda en pie que el objeto es comple-
jo y diverso y que es el sujeto el que selecciona, consciente o inconsciente-
mente una teoría para construirlo, tesis que es ajena totalmente al empirismo.
La teoría permite enlazar las propiedades del objeto y concebirlas como par-
tes de un todo, viene a ser lo concreto pensado. Después de esto, vale la pena
hacerse la pregunta ¿qué tanto hay de Kant en la definición del concreto sen-
sible de Marx, así como en la definición del cuerpo del saber como los datos
de la intuición viviente y de la representación? Los términos son los mismos
sólo que Marx no se refiere a un sujeto trascendental sino al saber acumulado
que existe objetivamente, en libros, documentos, archivos, datos, etcétera.
La construcción del objeto en Kant es una construcción lógica, pero a
diferencia de la convencionalista y el tipo ideal de Weber, no es una construc-
ción arbitraria sino determinada por la unidad del objeto y las leyes que rigen
las relaciones entre las categorías. De este modo, se distigue su idealismo
crítico del subjetivo al reconocer la existencia de la cosa en sí aunque sea
ajena al conocimiento del sujeto, pero de ninguna manera significa que el
20 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
conocimiento del sujeto sea algo arbitrario: está sujeto a las leyes de la lógica.
Por el momento dejamos a Kant.
Para irnos aproximando a las teorías actuales sobre la totalidad hablemos
antes de Max Weber y sus tipos ideales. Tanto el tipo ideal de Weber como el
de totalidad de Marx, hacen referencia a lo esencial y la reducción a las es-
tructuras; ambos hacen a un lado el contenido exhaustivo del objeto por inne-
cesario e inalcanzable. En lo que se distinguen es en la importancia que le dan
a la subjetividad, pues mientras el tipo ideal pone el acento en la “racionali-
dad” del sujeto, la totalidad dialéctica pone el acento en la relación sujeto
objeto. El tipo ideal viene a ser, hasta cierto punto, una construcción arbitra-
ria que depende de la teoría seleccionada por el sujeto que puede ser la que
más le plazca según sus valores (ideología). Para Weber, primero están los valo-
res del sujeto, a diferencia de Durkheim que concibe a un sujeto libre de
valores y prenociones; para Marx, primero está el sujeto crítico que confronta
las diversas teorías y a las teorías con el objeto, Weber no habla propiamente
del objeto sino de actividades y conexiones, de las cuales el tipo ideal viene a
ser una representación donde lo determinante es la “parcialidad subjetiva”
del sujeto. Otra diferencia estriba en que para la metodología weberiana, el
paradigma viene a ser fundamental para el ordenamiento del mundo mental.
No hay que olvidar que la influencia de Kant le llega vía Windelband y Rickert,
la cual se refleja en sus conceptos de causalidad, particular y general. Weber
no niega la realidad pero se detiene ante su cognoscibilidad; al igual que Kant
sustituye a la realidad por las estructuras lógicas. Consecuentemente, la esen-
cia no es una propiedad objetiva del objeto. No entiende la abstracción como
aislamiento y selección de las propiedades del fenómeno que dan cuenta de
su estructura, ni a la totalidad como la unidad de la diversidad. Weber, con-
funde la fidelidad del tipo ideal con el contenido exhaustivo, el cual, al hacer
abstracción y determinar la estructura (el tipo ideal), deja de ser un modelo
fiel y se vuelve arbitrario. Al igual que Kant, no es un empirista. El punto de
partida para la construcción del objeto es el tipo ideal, es el que sirve de guía
en la selección de los datos empíricos. Una diferencia más es la que se refiere
a la finalidad del conocimiento: para Weber, el fin del conocimiento científico
es la comprensión, no es la apropiación y transformación de la sociedad. Si-
guiendo a Rickert y Windelband, concibe dos tipos de ciencias: las que descu-
INTRODUCCIÓN 21
21
bren leyes, nomotéticas (naturales); y las que sólo describen hechos particula-
res, ideográficas (sociales).
Las ciencias sociales no buscan la explicación a través de leyes, sino la
comprensión a través de tipos ideales. En un principio, Weber se identificó
con el pensamiento marxista. La influencia inicial de Marx dio paso a un pro-
fundo rechazo que llevó a Weber a producir una obra prolífica (que ha tenido
gran influencia), tratando de demostrar que Marx estaba equivocado. Su obra
La ética protestante y el espíritu del capitalismo tuvo como principal razón, demos-
trar que era falso el principio marxista de que no es la conciencia la que deter-
mina el ser social sino el ser social el que determina la conciencia: la ética
protestante fue la que dio origen al capitalismo. Y en cuanto a la ciencia, el
sujeto que investiga a la sociedad, trata exclusivamente con las construccio-
nes mentales que se elaboran sobre ella; de ahí su emergentismo.23
En resumen, la diferencia entre el tipo ideal y la totalidad dialéctica, es el
concepto de objetividad. La totalidad es una construcción objetiva que co-
rresponde al objeto y en eso consiste su fidelidad (totalidad abstracta, totali-
dad pensada, totalidad concreta, objeto, concreto real). La totalidad no tiene
nada que ver con el contenido exhaustivo, con todas las propiedades del obje-
to, sólo toma en cuenta las propiedades del objeto que constituyen su estruc-
tura y de sus relaciones dialécticas. “Esta dialéctica significa además la
interrelación entre el sujeto y el objeto, así como su transformación y apropia-
ción. La totalidad es el punto de partida de la investigación que es un movi-
miento en espiral que lleva a un resultado desconocido, a algo distinto al
punto de partida. Como dice Kosik: “es necesario dar un rodeo para que lo
concreto se vuelva comprensible por medio de lo abstracto, el todo por medio
de la parte”.24 Es el momento de resaltar la franca oposición al empirismo de
Weber (Bacon, Locke, Hume, Durkheim, Hempel, etc.). Definitivamente, el
objeto no se construye de lo particular a lo general, ni a partir de alguna de sus
caracerísticas observables, como afirmaron Bacon y Durkheim, entre otros.
Un autor que va por una línea parecida a la de Weber es Popper, es opor-
tuno citarlo en este momento por sus críticas al empirismo. Popper no oculta
23
Gallo, Miguel Ángel, et al., Ciencias sociales, pp. 5-142.
24
Idem.
22 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
25
Ibid., p. 28-29.
26
Ibid., p. 31.
INTRODUCCIÓN 23
23
general y común a un conjunto de fenómenos. En este sentido su papel es
separar, delimitar, ordenar un grupo de fenómenos, ya sea para describir, cla-
sificar o explicar. Después viene la tarea de confrontar las teorías y de ver su
relación con los fenómenos externos a los que hacen referencia. Como hemos
visto, algunos autores ponen el acento en su carácter lógico, otros en su fun-
ción. También pueden establecerse diferencias entre aquellos que ven a la
teoría como principios evidentes (intuicionistas e iluministas), o verdades
absolutas (dogmáticos), arbitrarias (convencionalistas), cambiantes (relati-
vistas), en desarrollo (dialécticos). Entre los relativistas ubicaríamos a Popper
y a Bunge, precisando, los relativistas se caracterizan por reconocer la diversi-
dad y el cambio, pero sobre todo por eliminar la diferencia entre teoría cientí-
fica e hipótesis, es decir, entre la teoría ya comprobada y la teoría por
comprobar. Popper hace también la diferencia entre las ciencias que pertene-
cen a las ciencias empíricas y las que no, sin reparar en las paradojas que se
derivan de esta afirmación. Pero algo parecido sucede con Bunge especial-
mente cuando habla de ciencias naturales y de ciencias fácticas. Pero por el
momento no vamos a entrarle al tema de la clasificación de las ciencias.
24 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Cuestionario
11. ¿Cuántos términos existen para dar cuenta de la etapa del llamado “marco
teórico”?
22. ¿Cuál es la aportación o avance de reconocer de que el objeto se cons-
truye?
33. ¿Qué diferencias existen entre una construcción lógica de origen kantiano
y otra de carácter dialéctico?
44. ¿Cuáles son las diferencias entre el convencionalismo y el tipo ideal de
Weber?
55. ¿Cuál es la diferencia entre el tipo ideal y la totalidad dialéctica?
66. ¿Qué diferencia hay entre razón pura y cuerpo de saber?
77. ¿Qué servicios presta la teoría en la construcción del objeto de estudio?
INTRODUCCIÓN 25
25
1. LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL OBJETO DE ESTUDIO
En la historia del método los autores que han abordado el tema lo han hecho
ya sea desde la perspectiva del sujeto o bien del objeto, pocas veces desde el
cuerpo de saber o de los instrumentos. Por ejemplo, Bacon, en su teoría del
error incluye al sujeto y al cuerpo de saber, los empiristas clásicos, al sujeto y
al instrumento. Hay que recordar el famoso mito de “La Caverna” de Platón
en la que la fuente del error era la naturaleza del sujeto, en cuanto a sujeto con
alma porque su alma era pequeña y en cuanto a su cuerpo, porque los sentidos
engañan. Igualmente con Bacon el sujeto es como un espejo irregular. Para
Descartes, el sujeto es la fuente de la verdad y del error, en conclusión, tam-
bién para Kant. Se infiere en Descartes porque la “cosa pensante” y la “cosa
extensa” constituyen dos niveles que nunca se tocan y en Kant, porque la
experiencia del sujeto nunca alcanza al objeto pues es la “cosa en sí”.
Feyerabend pone el énfasis en el error cuya fuente tiene un carácter ambi-
guo, pues a veces se origina en el cuerpo de saber o tiene su origen en los
instrumentos. Pero ¿por qué poner el énfasis en el error y no en la verdad? De
acuerdo con la dialéctica, el error presupone a la verdad, no existen el uno sin
el otro y los dos tienen un carácter histórico. Siempre han estado presentes en
todas las corrientes, las cuales se han estado observando y comunicando cons-
tantemente entre ellas a pesar de que a veces lo nieguen o se combatan entre
sí. Esto lo demuestra la relación que hubo entre Platón y Demócrito en la
Antigüedad o entre los nominalistas y realistas en la Edad Media, o entre
Bacon y Aristóteles, etc. El método, el instrumento, es un producto histórico
que se ha ido desarrollando en medio de contradicciones y que ha sido, al
25
26 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
27
Feyerabend, Contra el método, p. 8.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 27
27
condiciones mínimas para su desarrollo. Sin embargo, en cuanto al cuerpo de
saber ¿qué es lo que lleva al sujeto a apoyarse en tal o cual teoría? La heteroge-
neidad del cuerpo de saber plantea la posibilidad de que el sujeto se apropie de
alguna de las teorías que se encuentran en el cuerpo de saber, pero la decisión
de que se apropie de la teoría “A”, de la “B” o de la “C” observa, en la realidad,
diferentes probabilidades. Por ejemplo, antes de que apareciera la obra de Darwin
El origen de las especies era muy poco probable que alguien se declarara evolucionista
pero a fines del Siglo XIX estas probabilidades aumentaron considerablemente;
actualmente las probabilidades de que alguien sea materialista dialéctico son
muy escasas. Hay quien separa el método de las ciencias particulares de un
método general y a cualquier intento de hablar de un método general o univer-
sal, lo llaman metafísica. La crítica está especialmente dirigida a los que ven en
la dialéctica un método universal, aunque esta pretensión no sea exclusiva de
los materialistas dialécticos. Un ejemplo reciente es Manuel Sacristán, quien sin
rodeos, considera a la dialéctica una metáfora, y no sólo eso sino que se trata de
una metafísica precientífica.28 Y agrega: “Si se da parte de una sucesión de ope-
raciones regulada y repetible no existe el método dialéctico. Si por método se
entiende puramente estilo intelectual, entonces es válido.” Esto demuestra que
tanto la formación de los intelectuales como la corriente predominante en el
cuerpo de saber es la corriente positivista. Por el contrario, lo que sí podemos
afirmar es que, con respecto a la metodología, aparte de una diversidad de teo-
rías y opiniones diferentes se da una departamentalización, tanto en el conoci-
miento como en el quehacer científico, lo que da por resultado, entre otras co-
sas, una proliferación de métodos, lo cual no sería negativo a no ser porque la
propia departamentalización no permite la integración y la coherencia, por lo
que se cae en la confusión y la duplicidad. Frecuentemente, se afirma lo mismo
en contextos diferentes.
Sin embargo hay tesis que caracterizan a cada corriente que nos permiten
reconocer cuando un autor pertenece a alguna de ellas.
28
“En torno a la dialéctica”, consultado en www.lainsigna.org/2005/mayo/cul_003.htm.
28 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
29
Sampieri, Metodología de la investigación, p. XXVI.
30
Idem.
31
Junker, Introducción a las ciencias sociales, el trabajo de campo, p. 8.
32
Idem.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 29
29
cuando él plantea la necesidad de confrontar teorías para elegir entre ellas la
que explique mejor el fenómeno en cuestión y tomarla como punto de partida.
El surgimiento del empirismo con Locke (1632-1704), al que se le conside-
ra su fundador, jugó un papel muy importante en la historia del método. En su
momento jugó un papel revolucionario pues se enfrentó al iluminismo y a los
principios evidentes. El antecedente inmediato fue Bacon (1561-1626), que
con su inductivismo radical, tiró al niño junto con el agua sucia, se opuso no
sólo a Aristóteles sino que también desechó al cuerpo de saber al considerarlo
como fuente de error imaginando que existía un camino directo que prescindía
de él. (Bacon hablaba en su tiempo de una filosofía empírica). El empirismo
tiene como rasgo esencial la naturalización del sujeto y la cosificación del obje-
to. Son idealistas objetivos. También Kant y Hegel son idealistas objetivos al
reconocer la existencia objetiva del objeto. Aunque Kant reconoce la existencia
del objeto lo elimina en cuanto a objeto del conocimiento pues en cuanto a cosa
en sí, es incognoscible. Su concepto de experiencia no incluye al objeto, es
propiedad exclusiva del sujeto. La tesis de Bacon, que eliminaba el cuerpo de
saber con su camino directo y la de Kant, que eliminaba al objeto como “cosa
en sí” no permitieron resolver aspectos fundamentales de la metodología.
Bacon partió de la teoría del error el cual tenía sus fuentes en la naturaleza
del sujeto, en el cuerpo de saber y el instrumento (el deductivismo de
Aristóteles), no incluyó al objeto. En su obra El nuevo organón nos dice que hay
dos reinos: el de Dios y el de los hombres, hay que expulsar del reino de los
hombres a los falsos ídolos para convertirlo en el reino de la ciencia pues
los hombres no podrán entrar al reino de los cielos “sino en figura de niño”.33
El empirismo radical de Locke, por su parte, dio paso al idealismo subjetivo de
Berkeley cuya esencia quedó de manifiesto en su tesis “existir es ser percibido”.
Los extremos se tocan. La coincidencia con Locke aparece cuando éste afirma
que lo único que percibimos son cualidades, mientras que la materia nadamás
la suponemos, debería de eliminarse “dejando a la realidad formada sólo por
dos elementos: las mentes y las ideas que éstas experimentan directamente”.34
El empirismo de Hume (1711-1773), por su parte, da paso a uno de los aspectos
33
Bacon, El nuevo organón, p. 53.
34
Ruy Pérez Tamayo, ¿Existe el método científico?, p. 96.
30 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
de la inducción que tiene que ver con la teoría de la inferencia al reconocer que
el “empirismo puro” es insuficiente para el desarrollo de la ciencia, pues la
observación, por sí sola, no puede demostrar que un hecho se pueda repetir en
los mismos términos, de tal modo, que la inducción no requiera de otro princi-
pio que no esté basado en la experiencia. Y si se acepta un principio no empírico
¿por qué no aceptar otros? Tal reconocimiento llevó al empirismo radical a un
callejón sin salida.35 No tuvo más remedio que intentar soluciones “irracionalistas”
que lo llevaron a situaciones paradojales como fueron los casos de Comte y
Durkheim36 y de otros menos célebres como Rickert y Mach.37
Mach, nos lleva a otro de los factores del problema (infra) que es el ins-
trumento. Tanto los operacionalistas como instrumentalistas le atribuyen a la
teoría una función reducida a la utilidad sin importar que el contenido refleje
o no la realidad objetiva, se reduce el cuerpo de saber a simple memoria técnica
con valor puramente didáctico o heurístico, mientras que la realidad, a la que
pertenece el objeto de estudio, queda reducida a una simple conexión de ele-
mentos sensoriales que excluyen “a todo lo que nos representamos además de
las apariencias”.38 Pérez Tamayo hace la observación de que el instrumentalismo
“renuncia a explicar los hechos observados”.39 Sin embargo, Mach (1838-1916)
no tuvo ninguna objeción para aceptar la teoría de la evolución de Darwin,
sin importarle las contradicciones con su concepción instrumentalista.
El caso de Kant (1724-1804), es interesante para la metodología no sólo
porque es uno de los pensadores que desarrolló en forma sustancial las cate-
35
Ibid., p. 105.
36
“Ya que por la sensación nos ponemos en relación con el exterior de las cosas, podemos afirmar en resumen:
para ser objetiva, la ciencia no debe partir de conceptos que se han formado sin su concurso, sino de la
sensación. De los datos sensibles debe sacar directamente los elementos de sus definiciones iniciales. Y
en efecto, basta representarse en qué consiste la obra de la ciencia para comprender que no se puede proceder
de otra manera.” Durkheim, Las reglas del método sociológico, México, EDHSA, p. 96.
37
“Rickert, 1863-1936, afirma que el método estriba, en particular, en tratar de argumentar la idea de que el
conocimiento natural científico, que usa el método de generalización, no es un verdadero conocimiento de
la realidad y que éste se consigue sólo valiéndose del método individualizador, ya que este último es el que
corresponde más que otros al carácter del objeto a conocer. En esto estriba la ventaja de las ciencias históricas
sobre las naturales: se presenta lo individual inconfundible lo que descarta toda generalización”, Moskvichov,
Teoría de la desideologización, p. 34.
38
Ibid., p. 150.
39
Ibid., p. 151.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 31
31
gorías de la lógica, al grado que no se puede entender a Hegel sin su antece-
dente, Kant; así como no puede entenderse a Marx sin Hegel. Con Kant se
establece a las formas del pensamiento como objeto de estudio de diversas
disciplinas, entre ellas la lógica y la epistemología. Si bien sus posiciones idea-
listas no le permitieron a Kant la solución de los problemas que planteó, aportó
elementos para su solución. El planteamiento que se hizo Kant fue ¿cómo es
que son posibles las proposiciones sintéticas a priori? Kant era consciente de
la importancia de su pregunta, estaba convencido de que su solución era tan
importante como una revolución copernicana. Con Kant quedó demostrada
la capacidad creativa del proceso de abstracción. La “cosa en sí” representó la
piedra en el zapato de los idealistas radicales que no hallaban la forma de
eliminarla, en cambio su razón pura y la subjetividad de la experiencia que
nunca alcanzaba al objeto o “cosa en sí” dio paso a los empiristas lógicos, a los
analistas del lenguaje, etc., es decir a toda la pléyade de neokantianos que ha
predominado dentro de las corrientes positivistas. A fin de cuentas, el sujeto
trascendental kantiano es un sujeto ahistórico.
No tardaron en aparecer escuelas neokantianas, como la del Círculo de
Viena, la de Friburgo, la de Hamburgo, los neopositivistas lógicos, los analistas
del lenguaje, entre otras.
Las escuelas de Friburgo (Windelband y Rickert)y Hamburgo (Cohen),
desarrollan los elementos idealistas de Kant y eliminan los elementos mate-
rialistas (la cosa en sí); la de Hamburgo interpretó las categorías filosóficas de
Kant como si fueran construcciones lógicas. Entre los positivistas lógicos se
encuentran, entre otros, Popper y Hempel. Estos pensadores coinciden en
que el procedimiento (método) de las ciencias, tanto naturales como sociales
debe ser el mismo. En cada explicación causal, escribe Popper, existen obliga-
toriamente dos elementos: por un lado, una especie de ley universal y, por
otro, la descripción de condiciones específicas en que transcurre el proceso
dado, que puede ser llamado condiciones de partida; Hempel hizo extensivo
este principio a la historia al que se llamó “ley envolvente”. Sobre los analistas
del lenguaje, sólo diremos por el momento que éstos sostienen que:
EL CUERPO PENSANTE
Si tomamos en cuenta que Spinoza (1632-1677) vivió casi 100 años antes
que Kant, nos llega a impactar más su tesis del “cuerpo pensante”, fue un
gran paso en la teoría del sujeto, dice Spinoza: “El hombre no es una sustan-
cia, pues en la sustancia la esencia implica necesariamente la existencia: la
esencia del hombre, ser derivado, no la contiene. El hombre es una esencia
compuesta de los modos de los atributos divinos.”40 Spinoza no separa jamás
al espíritu del cuerpo. El hombre no es un ángel caído; no es un ser hecho de
arcilla a quien se insuflara un alma existente por sí. No: Es un cuerpo huma-
no, es decir, consciente de sí y del mundo. Sin cuerpo no hay alma, sin alma no
hay cuerpo. “ni atribuimos la duración del alma más que mientras subsiste el
cuerpo”.41 Su concepto de alma queda más o menos definido cuando afirma
“el alma es un modo de pensar”.42 Spinoza se adelantó 200 años a la ciencia
cuando dice: “Porque no entiendo por ideas de las imágenes aquellas que se
forman en el fondo del ojo o, si se quiere, en medio del cerebro, sino en las
concepciones del pensamiento.”43 Spinoza, antes que Kant, ofrece un con-
cepto desarrollado de totalidad.
Con Spinoza, queda superado, históricamente hablando, la dualidad del
sujeto, intuyendo, además, la relación dialéctica con el objeto (con los otros
cuerpos); el cuerpo como una unidad no puede realizar la actividad de conocer
sin recomponerse, traduciéndolo al lenguaje dialéctico, no puede conocer sin
apropiarse de la naturaleza. Todo conocimiento es transformación y apropia-
40
Spinoza, Ética, p. 40.
41
Ibid., p. 173.
42
Ibid., p. 64.
43
Ibid., p. 65.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 33
33
ción. Estas transformaciones son ilimitadas. El “cuerpo” tiene una capacidad
infinita de conocer: “no sabemos ni siquiera lo que puede el cuerpo”.44 Su
tesis del cuerpo como un compuesto de partes da paso a la unidad y a la
totalidad; una totalidad que sólo existe recomponiéndose. Hay relaciones que
descomponen haciendo daño, como el veneno o el crimen, hay otras que “con-
vienen” al cuerpo. La acción del cuerpo sólo adquiere significado dentro de
un contexto que Spinoza llama “estado”. De ahí, que para la naturaleza hu-
mana “pervertida”, los crímenes son virtud.45 Spinoza estuvo muy cerca de la
definición del hombre como el conjunto de sus relaciones sociales. El método
que emplea para llegar a lo que Deleuze llama su “extrañísima concepción del
mal”, sirve también para resolver las “extrañísimas” categorías de simple y
complejo, particular y general, forma y contenido, cantidad y calidad, etc., es
sólo hasta que se construye el “estado”, término que al definirlo se semeja a
la totalidad, cuando se pueden determinar las propiedades que adquieren sus
diversas partes. El cuerpo no existe aislado sino que también forma un “esta-
do” por las relaciones que mantiene con los otros cuerpos: el veneno descom-
pone las relaciones internas entre las partes del cuerpo, el robo descompone
las relaciones de propiedad. Desde luego, en la época de Spinoza no existía
una teoría desarrollada de la dialéctica, Hegel produce su obra 200 años más
tarde, y no tenía en mente una teoría del conocimiento. Se puede afirmar que
el concepto de “estado” es un antecedente de la categoría de totalidad que
viene a ser fundamental en el enfrentamiento del sujeto con la complejidad y
a través de la cual construye su objeto de estudio. Las propiedades de simple,
complejo, particular, general, etc., que adquiere la parte en cierta totalidad,
cambian si pasa a formar parte de otra totalidad. Ésta es una concepción
dialéctica, los positivistas sostienen que el objeto se construye empíricamen-
te, a través de la observación. Lo cual nos demuestra que el desarrollo del
conocimiento no sigue una línea recta y en un solo sentido. Esto es un hecho.
Influye la heterogeneidad del cuerpo de saber, el condicionamiento social y,
como ya lo habíamos planteado, la departamentalización. Debido a esto, la
comunicación se da entre los especialistas que trabajan en los mismos temas;
44
Gilles Deleuze, Spinoza: Filosofía práctica, p. 28.
45
Ibid., p. 52.
34 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
pero cuando éstos trabajan en campos diferentes, es muy difícil que se ente-
ren de lo que cada uno hace. Lo mismo sucede con los metodólogos a pesar
que su objeto de estudio es el método, deberían de ser los indicados para estar
enterados de lo que se hace en cada campo para poder generalizar.
Los idealistas, contrariamente a lo que pudiera creerse, no han sido aje-
nos al objetivo de buscar un método general para todas las ciencias. El filóso-
fo idealista Hegel ocupa un lugar destacado con su dialéctica; también hay
que incluir a Comte, el fundador del positivismo, y al polifacético Peirce.
Algunos autores regatean méritos a Hegel, nosotros pensamos que ocupa un
lugar especial en la historia del método. Este filósofo, tomando como punto
de referencia los lados débiles de Kant, desarrolla su dialéctica y hace, ade-
más, valiosas aportaciones a la teoría del concepto y de la totalidad; a su vez,
sirvió de referencia para el materialismo dialéctico de Marx.
En este punto, es conveniente reflexionar sobre las condiciones específi-
cas en que producen los intelectuales y sobre sus características personales (la
variable individual). Es difícil imaginar a Comte, apologista de la burguesía,
como un suicida frustrado, o como candidato al manicomio por sus ataques
de locura ante los que tuvo que ser asistido por una sacrificada esposa que se
vio obligada a ejercer la prostitución para cubrir los gastos que ocasionaba su
cuidado. En cambio, no es difícil imaginarlo como secretario particular de
Saint Simón del que tomó varias de sus tesis. También causa desconcierto
que, siendo el principal ideólogo de clase capitalista haya sobrevivido gracias
a la caridad pública. A pesar de que a los 14 años se declaró ateo, terminó
fundando una nueva religión que tuvo como santos a los empresarios capita-
listas. Le puso nombre al sistema de conocimientos que tenían por objeto a la
sociedad, la sociología, y consideró a los fenómenos sociales como cosas.
Sostuvo que cada ciencia tiene sus propios métodos, como corresponde a una
visión departamentalizada de la ciencia. Los capitalistas, como clase domi-
nante, acogieron con entusiasmo el lema conservador del positivismo de amor,
orden y progreso, así como su tesis de que los empresarios son los sujetos de
la historia. Gran parte de la confusión actual que existe sobre la ciencia y el
método se la debemos al positivismo al que contribuyen la ortodoxia en las
corrientes que se dicen marxistas y el derrumbe del sistema socialista.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 35
35
Independientemente de la discusión ideológica, Marx, ocupa un lugar pre-
dominante en la historia del método. Con él adquiere una nueva dimensión la
dialéctica, desarrolla la teoría del sujeto con el concepto de praxis, y la teoría
del cuerpo de saber con la categoría de los datos de la intuición viviente y de
la representación, lo mismo sucede con la categoría de totalidad, concreto
sensible, concreto mental y abstracción inicial, que por ser las categorías cen-
trales de esta propuesta, se explicarán más adelante. Antes de pasar a ellas,
queremos referirnos a alguna de las propuestas de algunos autores contempo-
ráneos a modo de ilustración de la situación polémica que presenta el asunto
del método.
LA TEORÍA DE LA INFERENCIA
46
Ruy Pérez, ¿Existe el método científico?, p. 179.
36 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
origina en una conjetura, definida ésta como invenciones creadas por los in-
vestigadores para explicar algún problema y que, por lo tanto, deben ponerse
a prueba a través de procedimientos diseñados “para su posible refutación”.47
Así podemos interpretar en sus justos términos su afirmación de que la uni-
dad funcional del método es la teoría.
En la primera mitad del Siglo XX surgen varias corrientes positivistas de
influencia neokantiana, que van conformando sus teorías del método dentro
del marco planteado por el desarrollo de las ciencias departamentales, desta-
cando los descubrimientos de la física, la biología, la química y las matemáti-
cas los que, como es natural, son interpretados a la manera neopositivista; ya
sea, con soluciones reduccionistas y mecanicistas o, bien, poniendo el énfasis
en las técnicas cuantitativas y matemáticas. Por un lado encontramos a Mach
y sobre todo a Bohr con su tesis de que hay que considerar al átomo como una
metáfora, y por otro a los sociólogos empiristas queriendo aplicar las técnicas
estadísticas y los modelos matemáticos a cuestiones intrascendentes y sin vali-
dez teórica; tendencia que está bien ilustrada por la cantidad de estudios des-
criptivos y cuantitativos en disciplinas como la antropología, la sociología y la
administración, para hablar sólo de algunas.
Destaca la llamada Investigación de Operaciones que se desarrolló du-
rante la Segunda Guerra Mundial para resolver problemas militares y que se
ha tomado como modelo para algunas disciplinas. A veces las influencia pro-
vienen de campos inesperados como del lenguaje. Por el momento nos referi-
remos a Wittgenstein (1889-1951), analista del lenguaje nacido en Viena, vi-
vió las dos Guerras Mundiales y fue hecho prisionero por los italianos en la
Primera Guerra Mundial, se dice que ya llevaba en su mochila el escrito que le
dio celebridad Tractatus Lógico Philosophicus (1918). Es difícil imaginarlo re-
flexionando sobre su obra mientras estaba en la trinchera. Pero también resul-
ta extraño que, siendo heredero de una gran fortuna, se haya desprendido de
ella convencido de que el que persigue objetivos científicos debe llevar una
vida austera. También desconcierta que en plena edad madura, entre los 30 y
35 años, haya decidido ser maestro de primaria en el campo, y que después, en
1929, se haya doctorado en filosofía. Fue maestro en Cambridge hasta su
47
Ibid., p. 219.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 37
37
muerte por cáncer en 1951.48 El tema del lenguaje tiene que ver con sus relacio-
nes con el pensamiento, con la lógica y los significados (semiótica). Si bien el
tema del lenguaje no es tan novedoso, si ha llegado a ser uno de los últimos
refugios del idealismo. Al respecto, hay que recordar al padre del idealismo sub-
jetivo, Parménides, la teoría del lenguaje de Platón con sus hombres de oro que
le ponen nombres a las cosas; más tarde a los escolásticos y las discusiones
entre nominalistas y realistas. A partir de Kant, el tema del lenguaje adquirió un
nuevo impulso, en el que una de las tendencias culmina con la tesis del lenguaje
ideal de Wittgenstein. Actualmente, el panorama es tan complejo que haría
falta una obra como la de Materialismo y empiriocriticismo de Lenin para hacer un
análisis a fondo de estas teorías. Lo que sí podemos afirmar por el momento, es
que no será con tesis como las de que, la mente es una metáfora49 o la del
lenguaje ideal (Wittgenstein), como se va dilucidar el papel del lenguaje en la
construcción del objeto. Hay que mirar hacia tesis como las que definen al
lenguaje como la conciencia práctica (Marx), para desarrollar un concepto cientí-
fico respecto al papel del lenguaje en la construcción del objeto de estudio.
A veces da la impresión de que la lucha entre materialistas e idealistas es
una lucha a muerte, en la algunos pensadores idealistas reaccionan ferozmente
contra los materialistas, piden destruir sus obras y quemar a sus autores con
leña verde. Pero una hojeada a la historia demuestra que esto no ha sido
siempre así. A veces los materialistas han mirado hacia el lado del idealismo y
se han nutrido con sus hallazgos, el caso más relevante es de Marx con la
dialéctica hegeliana. En la Antigüedad tenemos el caso de Platón con Demó-
crito, aunque Platón haya recomendado que se quemaran las obras de
Demócrito, lo cierto es que se apropió de algunas de sus ideas. Pero además,
considerando que la ciencia es por esencia materialista, es una constante ver
cómo el idealismo se apropia de sus descubrimientos para apoyar sus inter-
pretaciones. Un ejemplo elocuente es el evolucionismo, si queremos encon-
trar una exposición precisa y brillante del método dialéctico, la más contun-
dente es la teoría de la evolución. Darwin expone la teoría de la evolución a
través de cinco postulados:
48
Pérez Tamayo, op. cit., p. 219.
49
Wittgenstein, Ludwig, Los cuadernos azul y marrón, p. 32.
38 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
11. Todos los organismos vivos cambian sin cesar dando origen a nuevas
formas.
39
tiene que cumplir el hombre de ciencia para ser un anarquista?50 Tratando de
resolver la paradoja Feyerabend cae en el absurdo: desechar los instrumentos
inadecuados de la lógica y sustituirlos por “el cariño del novelista” o el “gusto
por el chismorreo”.51 Se trata de lograr la “anarquía epistemológica” que nos
pondrá a salvo de principios científicos “inalterables y absolutamente obliga-
torios que rigen los asuntos científicos...”,52 parece que hace estas afirmacio-
nes con respecto al quehacer de la historia, pero sin duda está pensando en la
ciencia en general. Que sepamos, no hay quien considere a la ciencia como
algo inalterable y absoluto. En otro momento se contradice cuando se refiere
a lo que nosotros consideramos como la situación del sujeto ante la heteroge-
neidad del cuerpo de saber. Cuando habla del sujeto como el hombre indivi-
dual ante “la proliferación de opciones”, lo que lo lleva a justificar una posi-
ción pluralista: “El argumento a favor de la proliferación [...] es para mí uno
de los más importantes argumentos a favor de una metodología pluralista.”53
Entonces ¿qué pasó con el principio de “todo vale”. Lo interesante es que a
través de su argumentación Feyerabend va reconociendo principios dialécticos
como el de la interconexión y la contradicción como fuente interna.
El sujeto no sólo se enfrenta a la heterogeneidad sino a la inabarcabilidad
del cuerpo de saber. En esta propuesta de una metodología crítica, tal situación
se resuelve a través de la teoría del sujeto crítico que se enfrenta a la compleji-
dad de la inabarcabilidad del cuerpo de saber y a la infinitud de la realidad
confrontando, primero, las teorías equivalentes sobre su objeto de estudio y,
segundo, confrontando a éstas con el objeto y; tercero, eligiendo una de ellas o
construyendo otra. En esta forma se ejerce la capacidad crítica del sujeto y su
libertad de elegir entre diferentes opciones. Lo cual no tiene nada de anarquía.
A propósito de la proliferación, ésta se puede considerar una ley que se obser-
va en el comportamiento del cuerpo de saber. Entre más nos acercamos a nuestro
tiempo, más proliferan y se diversifican las teorías. En este contexto hay que situar
a Popper (1902-1997), que al igual que Wittgenstein, Russell y otros, vivió dos
guerras mundiales; Popper además, presenció el desmantelamiento del sistema
50
Feyerabend, op. cit., p. 22.
51
Ibid., p. 11.
52
Ibid., p. 15.
53
Ibid., p. 25.
40 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
11. Otra teoría T' encierra mayor contenido empírico que T, o sea que predice
hechos nuevos o hasta incompatibles con T.
2
22. T' explica todo lo que explica T.
3
33. Parte del exceso de contenido de T', sobre T se confirma.
Estos criterios pueden aceptarse, pero hay que reconocer que su propues-
ta de “programas científicos” no es muy afortunada al calificarlos de “progre-
sistas” y “degenerados”, pero además recomienda no darle apoyos a los pro-
gramas “degenerados”. Asimismo, hay que eliminar los “pseudo problemas”
a los que hay que rechazar y censurar, pero ¿con base a qué criterio? Es así
como funciona el sistema dominante, es lo que hace cualquier funcionario
conservador sin haber leído a Lakatos. Sin reflexionar mucho sobre las conse-
cuencias de ejercer una censura, venga de donde venga, reduce la metodolo-
gía a un simple conjunto de reglas: “Estas reglas tienen una doble función: en
primer lugar, sirven como un código de honestidad científica cuya violación
es intolerable; en segundo lugar, representan la esencia de los programas de
investigación historiográfica normativa.”54
54
Pérez Tamayo, op. cit., p. 226.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 41
41
Thomas Kuhn, nacido en 1926, es otro de los protagonistas de esta etapa.
Su obra Estructura de las revoluciones científicas, le dio merecida fama. Su concep-
to de “paradigma” ha servido para analizar los posibles criterios que han ser-
vido de marco para orientar la actividad de los científicos. Sirve también como
criterio para distinguir etapas, pues el concepto de paradigma se refiere a los
criterios aceptados socialmente. Kuhn toma en cuenta no sólo la acumula-
ción de conocimientos sino también los saltos cualitativos o revoluciones.
Pone como ejemplo la etapa ptolemaica frente a la revolución copernicana.
Kuhn, no ve a los científicos trabajando aisladamente y en forma individual,
sino en un contexto sociohistórico. Al hablar de un nuevo paradigma, señala
que éste debe de cumplir con dos requisitos para ser aceptado por los cientí-
ficos: 1. solucionar problemas ampliamente debatidos, y 2. conservar los as-
pectos positivos de los avances anteriores. O sea, la negación dialéctica: ne-
gar o destruir lo viejo, conservar lo que tiene posibilidades de desarrollo y
construir lo nuevo. Pero Kuhn no emplea esta terminología. El estado del
problema ve al cuerpo de saber como un saber filtrado. Los grupos dominan-
tes son los encargados de llevar a cabo esa filtración, son los que favorecen y
difunden determinadas corrientes de acuerdo a sus intereses. Por lo tanto,
existen corrientes predominantes y alguna de ellas juega el papel hegemónico.
Katherine Hayles habla de probabilidades,55 ¿qué probabilidades existían de
que Henry Adams fuera evolucionista a fines del Siglo XIX? Las probabilida-
des de ser evolucionista a fines del Siglo XIX eran mayores que a principios del
Siglo XIX, sencillamente porque la aparición y rápida difusión de El Origen de
las especies que la había fundamentado y popularizado, había aumentado las
probabilidades de la posibilidad de adoptar esta concepción que ya existía a
principio del Siglo XIX. La misma pregunta podemos hacer sobre las probabi-
lidades de ser positivista o materialista. Planteada en términos de probabili-
dades ya sabemos la respuesta. Si no existen sujetos críticos es porque no
existe una educación crítica.
La humanidad se plantea problemas para los cuales están dadas las condi-
ciones para su solución. En el lenguaje que estamos utilizando, no se plantean
problemas cuyas soluciones se refieren a posibilidades abstractas. En 1985, la
55
Katherine Hayles, La evolución del caos.
42 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
56
Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, p. 54.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 43
43
Brache. Sobre la importancia de la teoría, Kuhn nos dice lo siguiente al final
de su capítulo “Naturaleza de la ciencia normal”: “Estas tres clases de pro-
blemas —la determinación del hecho significativo, el acoplamiento de los
hechos con la teoría y la articulación de la teoría— agotan, creo yo, la literatu-
ra de la ciencia normal, tanto empírica como teórica.”57 Sólo queremos men-
cionar casos donde el paradigma ha excluido hipótesis, problemas o variables.
Uno es el muy comentado por los especialistas que afirman que Poincairé
tenía toda la información para formular la teoría de la relatividad y que no lo
hizo por el excesivo respeto que le otorgaba a la tradición, o sea, al paradig-
ma. Las ciencias sociales son ejemplos extremos de problemas y variables que
no se incluyen, se evita cuidadosamente el empleo de ciertas teorías como el
de clases y lucha de clases (hay que recordar el caso de Robert Lynd en su
primera descripción de Middletown); otro caso notable es el de la administra-
ción donde la preferencia de los estudios cuantitativos es una característica y
también lo son la exclusión de ciertas variables como el poder y el currículum
oculto. Con estos ejemplos se capta más la conveniencia de utilizar el concep-
to de “ciencia normal” de Kuhn. Estamos de acuerdo con él cuando afirma
que la ciencia normal “es una actividad altamente determinada”.58
57
Ibid., p. 66.
58
Ibid., p. 79.
44 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
los métodos al extremo de asegurar que cada investigador crea su propio méto-
do, lo cual nos conduce a la misma situación del azar o del papel de los genios.
Ya hemos visto que el empirismo se encuentra en un callejón sin salida y
que sus propuestas descriptivas y cuantitativas pueden servir muy bien a los
intereses utilitarios de los empresarios capitalistas pero resultan limitados ante
los objetivos fundamentales de la ciencia. El positivismo dominante oscila
entre el empirismo estrecho y el idealismo sofisticado; desde los que privile-
gian la observación y los “métodos cuantitativos”, hasta los que hablan del
“lenguaje ideal” o del sujeto acrítico y neutral.
En el cuerpo de saber abundan los que interpretan al método como técni-
ca, mencionaremos a unos cuantos, Lazarsfeld, Boudon, Zeltiz, Godd (esta-
dounidenses), Durkheim, Duverger (europeos) y muchos más. En México, se
presenta más bien una situación ecléctica y confusa, representada por la obra
de autores como Rojas Soriano, Gómez Jara, Padua y otros, Eli de Gortari
tiene un lugar aparte; son conocidos los textos de los sudamericanos Ander
Egg y, sobre todo, los de Mario Bunge que hacen importantes contribuciones
a la teoría del problema y de la hipótesis pero que no es ajeno al positivismo.
Entre los textos francamente positivistas destacan los de Kerlinger (estado-
unidense) y el del mexicano Hernández Sampieri cuyo libro Metodología de la
investigación, se ha convertido en libro de texto de varias instituciones educati-
vas. Hernández Sampieri adopta fielmente las teorías positivistas de Kerlinger,
sin citarlo, por cierto (véase anexos). En el cuerpo de saber se encuentran
obras de autores de corrientes materialistas dialécticas que abordan aspectos
que tienen que ver con la metodología y que, en lo particular, nos han servido
como punto de apoyo para formular nuestra propuesta metodológica, algunos
de ellos son: Hegel, Marx, Lenin, Lukacs, Rosental, Kopnin, Vetter, Friedrich,
Morin. Cada uno de ellos puso atención en ciertos temas. En el desarrollo de
nuestra propuesta metodológica procuraremos darle a cada autor la importan-
cia y el crédito que le corresponde.
45
través del sentido común que ha sido inculcado por los grupos primarios y las
instituciones educativas. El sujeto construye su objeto al igual que un ama de
casa o un obrero construyen su realidad, el sujeto construye su objeto, pero a
diferencia de ellos no lo construye a través del sentido común, sino a partir del
todo más desarrollado, o sea, la aproximación más aproximada al objeto de
estudio y que es seleccionada por un sujeto crítico, es crítico porque conoce las
diferentes teorías sobre su objeto y las confronta, entre ellas y con su objeto.
Como hemos visto, en esto coinciden diferentes autores de distintas corrientes,
desde Demócrito hasta Marx y Popper. De acuerdo con este último, la teoría
debe ser unívoca, precisa, clara, esencial, totalizadora y suficiente:
EL SUJETO CRÍTICO
59
“Significado y cambio científico”, en Revoluciones científicas, FCE, 1981, p. 87.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 47
47
nadie, no tiene principio ni fin, existe en constante transformación, es un
sistema abierto y estratificado sujeto a leyes tanto universales como particu-
lares que actúan en cada nivel de la realidad y que son cognoscibles. El sujeto
en el proceso del conocimiento construye su objeto pero no lo crea. Los obje-
tos del conocimiento son construidos como totalidades orgánicas. Son totali-
dades abstractas equivalentes a las totalidades concretas (abstracto en el pen-
samiento concreto en la realidad). El objeto es prioritario, el concepto secun-
dario. El concepto juega un papel activo en la transformación de la realidad,
si bien no crea la realidad contribuye a su transformación cuando se convierte
en guía de la práctica, potenciándola. El concepto es la subjetivización de la
naturaleza, de la realidad; mientras que los objetos y los instrumentos son la
objetivación del pensamiento o concepto. Desde luego, el concepto es tam-
bién parte de la realidad. El concepto es un modelo subjetivo del objeto que
designa sus propiedades comunes y esenciales. Cuando el concepto corres-
ponde al objeto se dice que su contenido es objetivo; cuando no corresponde
se dice que es subjetivo. Los conceptos científicos son objetivos por su conte-
nido y la forma de demostrar su objetividad es a través de la práctica.
Para determinar lo que es cualitativo y cuantitativo es necesario primero
constituir la totalidad; lo que viene a ser cuantitativo en una totalidad puede
ser cualitativo en otra, pero en cualquier totalidad existe la cantidad y la cali-
dad, la relación entre ambas es la medida. La investigación, históricamente,
ha privilegiado alguno de estos aspectos cayendo en el mecanicismo y
reduccionismo. Ha sido frecuente en las ciencias sociales privilegiar los “mé-
todos” cuantitativos ya sea por fines pragmáticos o por imitación de las lla-
madas ciencias exactas o duras, a veces se han interpretado los fenómenos
sociales a través de las leyes de la biología o de la física dando paso al meca-
nicismo. Los fenómenos sociales están regidos por leyes específicas que ob-
servan un carácter más tendencial que las leyes de la biología o de la física,
aunque la termodinámica y la entropía nos están informando de que la incer-
tidumbre también es una propiedad característica de los fenómenos físicos y
biológicos. Los avances tecnológicos han hecho posible medir lo que antes no
se podía medir y ha abierto nuevas posibilidades a la investigación. Se puede
asegurar que los llamados métodos cuantitativos, matemáticos y estadísticos,
están encontrando en las ciencias sociales un ambiente más propicio para su
48 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
49
Parece ser que es con Locke que se funda el empirismo como corriente de la
teoría del conocimiento que propone a la experiencia como la fuente de éste,
el cual va de lo particular a lo general. Aparentemente la categoría de expe-
riencia no ofrece muchas dificultades para su comprensión, pero más adelan-
te Kant complica el asunto cuando define a la experiencia como una propie-
dad del sujeto que no incluye al objeto, de tal modo que los datos de la expe-
riencia son ordenados por el sujeto a través de dos maneras: la razón trascen-
dental o razón pura, la que proporciona un conocimiento “a priori”, es decir,
antes de la experiencia; y la razón a “posteriori” que tiene su fuente en la
experiencia pero cuyo conocimiento no alcanza al objeto que viene a ser la
“cosa en sí”, la cual es incognoscible. Esta referencia a Kant es importante
porque de otra manera no se puede entender la corriente de pensamiento
positivista que después aplica este criterio para clasificar a las ciencias como
empíricas y no empíricas. Por ejemplo, Hempel,60 empieza su texto diciendo:
51
en todo proceso investigativo y que nos permite analizar sus interrelaciones.
Estos factores son los siguientes: 1. el sujeto, 2. el cuerpo de saber, 3. el
objeto, 4. el instrumento.
61
Bachelard, G., La formación del espíritu científico, p. 35.
52 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
53
sentidos tienen un desarrollo histórico y un condicionamiento social. Maturana
cita el caso de las niñas lobo encontradas en una aldea bengalí en 1922, una
de 5 años y la otra de 8, la primera murió en poco tiempo mientras la otra
sobrevivió 10 años, murió a los 18. Cuando fueron encontradas no maneja-
ban lenguaje alguno y ni siquiera habían adquirido la posición erguida. La que
sobrevivió no llegó a dominar el lenguaje, aprendió algunas palabras. “Las
personas que la conocieron en algún grado de intimidad, nunca la sintieron
verdaderamente humana.”65
El cerebro es el órgano del pensamiento, pero no segrega como el estómago
jugos gástricos. El cerebro está constituido por 100 mil millones de neuronas,
las cuales pueden establecer trillones de circuitos (sinapsis). Estos circuitos son la
base material del pensamiento que se desarrolla gracias a la vida social y a la prác-
tica. Si el hombre no vive en sociedad no se desarrolla en un sentido humano. Su
socialización es su humanización, dice Maturana. Desde que el ser humano nace
empieza a absorber una gran cantidad de información, la que es trasmitida cons-
ciente e inconscientemente por el grupo social. Lo que nos dice la neurofisiología
y la psicología, es que el pensamiento lógico se empieza a desarrollar a partir de
los 6 años. Si en este tiempo el ser humano no ha recibido la información y la
socialización adecuada, después es más difícil adquirirla, a pesar de la capacidad y
plasticidad del cerebro. Como el mismo Maturana lo afirma al final de su texto:
“Sin el desarrollo histórico de las estructuras adecuadas no es posible entrar en
este dominio humano.” Cierto, pero junto a esas estructuras adecuadas se ha de-
sarrollado un cuerpo de saber sin el cual tampoco se puede acceder a un nuevo
conocimiento. El surgimiento de la ciencia es relativamente reciente, tiene apenas
unos 2 500 años, mientras que la historia humana se remonta a cientos de miles de
años. El cerebro y el aparato sensorial no existen separados de las condiciones
sociales e históricas a las que pertenece. El ser humano se encuentra con un
mundo ya estructurado, diverso y complejo. Puede ser educado de manera que
sólo acepte cierto conocimiento y ciertos valores de una parte del cuerpo de saber
que le trasmitió su grupo, o puede ampliar su conocimiento y abarcar más, tras-
cendiendo lo que se le trasmitió. Pero, además, no puede descubrir algo nuevo si
no se apoya en el cuerpo de saber.
65
Ibid., p. 111.
54 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
En primer lugar, la teoría del sujeto nos informa de que el ser humano
tiene una capacidad infinita para conocer, pues está dotado de un órgano
maravilloso, el cerebro, que está constituido por más de 100 mil millones de
neuronas que pueden establecer trillones de circuitos (sinapsis) que constitu-
yen la base del pensamiento. El cerebro al nacer, nace sin conceptos y sin
valores. No hay ideas innatas. El hombre es criado y socializado por el grupo
social y las instituciones, a través de la crianza y la educación se le van incul-
cando ideas y valores. De acuerdo con Piaget, no es sino hasta cierta edad que
el niño es capaz de realizar operaciones mentales sin tener enfrente a los ob-
jetos. El sujeto siempre está mediado por los conceptos, es decir, el cuerpo de
saber. El sujeto es producto de las circunstancias. Aunque el ser humano está
equipado orgánicamente por la naturaleza con el mismo cerebro y aparato
sensorial, no percibe el mundo de la misma manera, no piensa lo mismo ni
siente u observa lo mismo. Cada individuo construye su mundo, su “reali-
dad”, de diferente manera, aunque su aparato sensorial esté percibiendo mi-
llones de datos, en todo momento, su cerebro registra sólo aquellos que son
necesarios para manejarse en su contexto o que, según su educación, tienen
algún sentido. Ante esta situación, no existe ninguna diferencia entre un obre-
ro, un ama de casa o un científico, todos ellos construyen su realidad.
En lo que se distinguen es en la forma en que la construyen. Unos la
construyen de acuerdo a su sentido común producto de la tradición, los hábi-
tos, los valores de su grupo; otros, en cambio, como el hombre de ciencia,
construyen su realidad, en este caso su objeto de estudio, de acuerdo a un
todo más desarrollado seleccionado por el sujeto después de la revisión del
cuerpo de saber y haber localizado la información y confrontado, críticamente,
las teorías más significativas que hablan de su objeto de estudio. El hombre
siempre actúa guiado por conceptos, la acción humana, como práctica, es una
actividad material guiada por el pensamiento orientada a fines. La práctica
científica no es la excepción, por el contrario, el propósito o fin es obtener un
nuevo conocimiento, el cual es posible sólo cuando el sujeto descubre un
déficit de saber objetivo después de consultar el cuerpo de saber y de explorar
una porción de la realidad que viene a ser el objeto de estudio en un primer
momento y que, después, ante su complejidad, se resuelve determinando un
concreto real, el cual debe cumplir con el requisito de ser típico y/o represen-
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 55
55
tativo, para que puedan generalizarse las conclusiones de su estudio a la clase
de fenómenos a la que pertenece.
Si bien el sujeto tiene una capacidad infinita para conocer, su saber siempre
será deficitario ante la infinitud de la realidad y la inabarcabilidad del cuerpo
de saber; el hombre siempre tendrá algo que conocer y algo por descubrir, lo
cual no tiene nada que ver con la incognoscibilidad. Sus limitaciones están
relacionadas con su condición humana: en primer lugar, su esperanza de vida,
en segundo lugar con su tiempo productivo dedicado a la investigación; el
condicionamiento tiene que ver con el tipo de formación que le ha llegado a
través de un saber filtrado, con sus intereses, su psicología e ideología. A
propósito de la ideología, hay que volver a insistir que, contrariamente a lo
que se desprende de la tesis tendenciosa de Durkheim, el método no elimina
a la ideología, pero en cambio, lo hace consciente de que le es inherente y le
enseña a lidiar con ella. La formación del sujeto, su psicología y su ideología
entran en juego desde que el sujeto elige el objeto de estudio. En su elección
se manifiesta su interés por el mundo, su responsabilidad intelectual y su com-
promiso con una parte de la sociedad. Esta elección no es cualquier cosa,
tiene que ver con sus principios y su sentido de la vida, con sus valores. Una
característica que viene a ser esencial en el sujeto, es su actitud crítica. Ante
la heterogeneidad del cuerpo de saber, no puede comportarse como un crédu-
lo ingenuo, como un dogmático pedante, un frívolo esnobista o extravagante
enciclopedista recolector de datos curiosos. El sujeto debe ser crítico, lo cual
significa estar abierto a cualquier dato o teoría, a cualquier corriente de pen-
samiento, poder discriminar lo significativo y confrontar teorías diversas. Po-
nerlo en duda todo, hacer de la duda un instrumento de análisis. La diferencia
entre un escéptico y un crítico, estriba en que, mientras el escéptico no cree
en nada, es estéril, el crítico pone en duda todo para poder encontrar algo
nuevo, es creador. La ciencia es un sistema abierto, no existen verdades abso-
lutas, la verdad siempre es concreta. La tesis de que el método es dogmático,
una receta o una varita mágica, es un cuento chino. El método sólo es una
guía, es la teoría puesta en movimiento. El sujeto, en cuanto a decidir, es
56 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
66
La Jornada, 3/5/2005, p. 28.
67
Platón, Diálogos, p. 508.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 57
57
científico se produce aunque llegue a contradecir los intereses de los grupos
dominantes debido a que guarda una relativa independencia respecto a la base
económica. Ya Platón hablaba del Estado mentiroso y esta consigna se ha veni-
do repitiendo a través de la historia: Maquiavelo, Hitler, etc. Los gobernantes y
diplomáticos actuales hablan de la mentira obligada, del Estado mentiroso como
una condición sine qua non de la política.
El sujeto requiere en gran parte de información que no puede generar por
sí mismo, de ahí que se vea obligado a echar mano de las fuentes oficiales:
datos estadísticos, censos, encuestas, etc. Ya hemos dicho que no puede com-
portarse como un ingenuo y creer al pie de la letra todo lo que se dice o está
escrito en letras de imprenta; debe de ejercer su capacidad crítica y, desde su
punto de vista, elegir los datos más confiables. Debe tener presente que el
cuerpo de saber es heterogéneo, es decir, que contiene tanto lo falso, como
mentiras y verdades, ahí se encuentra de todo, desde simples datos hasta teo-
rías de un alto nivel de abstracción, así como problemas e hipótesis. Otra
característica del cuerpo de saber, es su crecimiento exponencial, en tiempos
de la prehistoria se duplicaba cada 200 mil años; en la Edad Media, cada 1000
años; en el Renacimiento, cada 500; en tiempos de la Revolución Industrial,
cada 200, a fines de siglo XIX, cada 50; a fines del siglo XX, cada 4 años, y en la
actualidad cada tres años. En cualquier momento, el cuerpo de saber ha sido
inabarcable, por lo tanto, resulta una condición inherente al sujeto su saber
deficitario. El sujeto debe ser consciente de esta situación y tratar de evitar el
síndrome de los hermanos Keeper. Catherine Hayles en su obra,68 relata la
sugestiva fábula de Marcia Davenport que citamos enseguida: los hermanos
Keeper, que están recluidos, desarrollan la manía compulsiva de coleccionar
indiscriminadamente el periódico New York Times, llegando a acumular tal
cantidad en su pequeña celda que, finalmente mueren asfixiados por la enor-
me masa de papel. Sobre esta metáfora comenta Hayles: “Lo que tememos
inmediatamente no es que el universo se desplome, sino que la información
que amontonamos supere nuestra capacidad de comprenderla.” Cualquier sujeto
corre el peligro de “morir asfixiado” por una montaña de información si se
enfrenta al cuerpo de saber sin algún propósito y sin criterios para discriminar
68
Katherine Hayles, op. cit., p. 76.
58 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
69
Toffler, A., La tercera ola, p. 178.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 59
59
No es que sean diferentes realidades sino diferentes estructuras mentales que
les dan un significado diferente a los datos o a las propiedades objetivas de cuerpo
del saber y de la realidad. Cuando estas estructuras impiden conocer o explicar la
realidad cambiante, el sujeto debe estar dispuesto a modificar esas estructuras o a
cambiarlas sin ningún escrúpulo o miramiento y, llegado un momento, a hacer
cambios radicales. Se han dado casos, frecuentemente, en que investigadores o
innovadores de prestigio se han visto limitados por no querer desprenderse de sus
viejas estructuras. Ya mencionamos el caso de Poincaré y la ley de la relatividad,
recordemos a Edison ante la corriente alterna, y en el campo de la administración
de empresas a Ford con su modelo T, y muchos más.
A: (Un caso hipotético) todos los principios físicos universales conocidos que se asumen
son verdaderos, pero el mapa está incompleto, pues omite muchos principios aún por
descubrir.
B: Aunque quizá los miembros de la sociedad ignoren que todos los principios físico
universales reales, tienen ideas que, en una clase de casos, sirven como aproximaciones a la
realidad y, en otra, son absurdas y a menudo de una forma bastante peligrosa.
70
Consultado el 10/06/2005 en http:/www.larouchepac.com/spanish/escritos_discursos_arch/2004/
fraude_strauss.htm
60 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
las mentes de los grupos dominantes y de sus apologistas, entre los cuales
Larouche ubica a Leo Strauss, al que llama “criatura depravada”,
“antiprometeica” y que pertenece al grupo de hombres que están por la
“estupidización del ganado humano”. Es como “se expresa el interés especial
de la clase oligarca de los gobernantes”.71
Debido a que se puede recordar e interrelacionar gran número de fuerzas causales, el compu-
tador puede ayudarnos a abordar tales problemas a un nivel más profundo que el habitual.
Puede reunir “destellos” y congregarlos en unidades más amplias y significativas. Dado un
conjunto de suposiciones o un modelo, puede detectar las consecuencias de decisiones
alternativas, y hacerlo más sistemática y completamente de lo que, en circunstancias norma-
les, podría conseguir cualquier persona sola. Puede incluso sugerir imaginativas soluciones
a ciertos problemas mediante la identificación de relaciones nuevas o hasta entonces inad-
vertidas entre personas y recursos.72
71
Idem.
72
Toffler, A., op. cit., p. 179.
LA TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO 61
61
cativo, lo viable y lo complejo. El campo de la investigación aparece mal
definido o bien inaccesible. El déficit de saber personal no le permite elegir el
camino más adecuado. A estas alturas el estudiante carece de una red de rela-
ciones intelectuales que le permitan tener asesoría y apoyo.73
Es frecuente que los investigadores, sobre todo los estudiantes, aunque
ya hayan seleccionado un concreto real o unidad de análisis no sepan qué
hacer, cómo abordarla, con la siguiente dispersión y confusión. Hasta este
momento, esta propuesta metodológica nos ha llevado a distinguir los siguientes
niveles de aproximación: la disciplina, el tema, el subtema, el objeto de estu-
dio, el concreto real y la abstracción inicial, esta última es la que nos ayuda a
resolver el aspecto o el enfoque de la investigación; es la que determina la
esencia del concreto real y la que va a permitir definirlo como un sistema de
conceptos, como una totalidad.
Antes de pasar al objeto, es conveniente tener presente los siguientes as-
pectos sobre los métodos cuantitativos y cualitativos:
73
Caplow, T.
62 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
*Nota:
En cuanto a la administración en particular, el positivismo ha reflejado su influencia a través
de los enfoques cuantitativos: la tradición se remonta hasta Taylor el que se especializa en
tiempos y movimientos, poco después, Likert propone la construcción de escalas; Elton
Mayo, introduce la correlación y medición de variables. Las técnicas estadísticas se introducen
desde 1925 en la dirección de la produción por Walter Sheiwart. Los modelos matemáticos
se introducen con la siguiente técnica: Investigación de Operaciones a partir de la Segunda
Guerra Mundial (modelos de simulación, de líneas de espera, programación lineal, etc.). Por
último hay que considerar en este listado, la masa crítica de Pareto (el número crítico); la
teoría de sistemas y, en cierto modo, a las teorías del caos y de la entropía.
INTRODUCCIÓN 63
63
CONCLUSIONES
63
64 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
(CR) posibles, tiene que elegir alguno de ellos, pero no basta con eso, porque
aún se enfrenta a la complejidad, la abstracción inicial que se deriva del todo
más desarrollado, puede escoger la línea de la calidad de la gestión, esta cate-
goría de calidad se puede desglosar en sus propiedades entre las cuales se
encuentran: servicio al cliente (ciudadano o usuario), liderazgo, mejora conti-
nua (capacitación, en este caso, servicio civil de carrera), trabajo en equipo,
responsabilidad, etcétera.
Se puede estudiar la calidad de la gestión municipal como un todo, en
cuyo caso ésta sería la abstracción inicial o, bien, sólo se va a investigar una
de sus propiedades como el servicio civil de carrera por ejemplo. En este
caso, el servicio civil de carrera sería la abstracción inicial. En cualquier cir-
cunstancia es necesario especificar en qué tiempo se va a llevar a cabo la
investigación. El proceso de llegar a un CR y una AI, es un proceso paralelo.
Independientemente de cómo se llegue a ellos, la AI, es la que permite la
continuidad teórica, es la brújula que orienta (el hilo de Ariadna que permite
internarse en el laberinto de la complejidad, tanto del cuerpo de saber
inabarcable como de la realidad infinita), sin perderse, evitando así las des-
cripciones empíricas, dispersas y confusas; o, bien, los estudios barrocos que
sólo agregan información sin propósitos definidos, que no son necesarios y
que sólo tienen como fin impresionar por el volumen de datos o de cuestio-
nes que aborda; son muy amplios, pero no profundizan ni contribuyen al desa-
rrollo del conocimiento.
En el caso de las tesis, que son obligatorias en ciertas instituciones para
graduarse; el sujeto debe darle un peso determinante a la viabilidad de la
investigación, en cuanto a que, no debe seleccionar problemas de investiga-
ción que requieran de muchos recursos y de periodos largos de tiempo para
hacer su investigación. Debe seleccionar objetos de estudio que no sean muy
complejos, y problemas que requieran de pocos recursos y puedan seleccionarse
en un tiempo que no sea mayor a dos o tres años, y si se empieza a trabajar en
las tesis desde el inicio de la carrera o de la maestría, mucho mejor.
Por muy específico que sea el CR debe cumplir con el requisito de la
validez teórica, lo cual se logra con la AI. En cada paso o avance se aplicará el
estado del problema: 1. validez teórica, 2. importancia o justificación, 3. via-
bilidad, de tal modo que el CR, será siempre típico y representativo, por lo
ICNTRODUCCIÓN
ONCLUSIONES 65
65
tanto, las conclusiones a las que se llegue podrán extrapolarse a la clase de
fenómenos de la que forma parte. No es necesario estudiar todo el universo,
basta con una muestra o con un estudio de caso. Tenemos los ejemplos de
Taylor que estudió un proceso de trabajo; Mayo, un pequeño grupo de obre-
ras; Oscar Lewis, una familia; Ricardo Pozas, la vida de un indígena Tzeltal;
Robert Lynd, una ciudad media estadounidense; Marx, el sistema económico
de Inglaterra.
Volvemos a insistir, no se trata de una receta, ni de un camino rígido y en
un solo sentido. El sujeto puede partir de una vivencia personal, de una in-
quietud teórica o de una posición ideológica. En cualquier caso, debe preocu-
parse por la validez teórica. Lo cual significa que, si parte de un hecho par-
ticular, debe remontarse a la teoría y, si parte de una teoría, debe buscar en el
mundo complejo un objeto y un concreto real que le permita probar su teoría.
Y no hay que olvidar que el CR puede ser un tema teórico o conjunto de
teorías. Lo que sí debe vigilar el sujeto o tener cuidado, es de no emprender
objetivos que estén fuera de sus posibilidades y que no termine con resulta-
dos, quedándose a mitad del camino, pues será tiempo desperdiciado. El suje-
to debe considerar que el tiempo es vida y sólo se vive una vez.
66 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Cuestionario
67
74
Ilienkov, “Elevarse de lo abstracto a lo concreto”, El capital teoría, estructura y método, p. 34.
67
68 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
69
O sea, la tarea del teórico es la de transformar los datos de la intuición
viviente y de la representación en conceptos, modelos, teorías o leyes.77
Existe un aspecto sobre el que hay que llamar la atención, los datos de la
intuición y de la representación están dados no sólo por aquella información
que ya existe en forma de cifras o tablas estadísticas o, bien, en términos o
conceptos, sino por los datos y percepciones aportados por el propio investi-
gador por medio de encuestas, entrevistas y de la observación directa. Esta
diferencia (es decir, entre los datos que ya existen y aquellos que el sujeto de
conocimiento obtiene en el curso de su propia investigación) no es sustancial
en cuanto al reconocimiento de que hay un salto del dato a su transformación
en lo concreto mental, es decir, a la reconstrucción de lo concreto por vía del
pensamiento. Pero sí es importante distinguir desde el punto de vista de la
investigación aquellos datos que no se conocen y cuya necesidad de investi-
garlos surge de los propios problemas e hipótesis planteados. Como ya se ha
dicho, el cuerpo de saber es inabarcable. La tarea del sujeto, guiado por con-
ceptos, consiste en pasar del dato a la información, de ésta a la interpretación
para llegar, finalmente, a un nuevo conocimiento.
La categoría de “datos de la intuición viviente y de la representación” es
una categoría tan general que incluye las teorías que existen sobre el objeto de
estudio particular, no se trata solamente de datos estadísticos o cifras porcen-
tuales sino también de modelos, categorías; considerada de esta manera tan
amplia la categoría resulta equivalente a la categoría “concreto mental”, a no
ser que este último término se utilice exclusivamente para designar a aquellos
datos y teorías que son objetivos y que dan cuenta de lo esencial del fenóme-
no, excluyendo las teorías y datos que falsean la realidad. Visto de esta mane-
ra, los datos de la intuición viviente y de la representación incluyen todos
aquellos datos y teorías que se refieren al objeto de estudio sean científicos o
no, sean o no objetivos o, bien, que aún no hayan sido verificados como es el
caso de las hipótesis; quedarían incluidas también todas las interrogantes que
se hayan hecho sobre el objeto de estudio. Por ejemplo, Marx incluyó dentro
de los datos de la intuición viviente y de la representación los problemas
planteados por Ricardo sobre la fuente de la riqueza; el papel del proceso de
77
Ilienkov, op. cit., p. 34.
70 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
71
La formulación del diseño de investigación presenta varias alternativas, según se empiece por
establecer un sistema categorial, un sistema de hipótesis, una serie de dimensiones variables o
indicadores. Todas estas alternativas se presentan en la investigación contemporánea.78
No podemos dejar de señalar que existe una tendencia de acuerdo con los
intereses económicos a promover la investigación a un nivel pragmático don-
de se requiere solamente la información aunque con un alto grado de preci-
sión. Esto nos lleva a señalar que no existe ciencia social pura y que, además,
no existe información por la información. La recolección de datos, la infor-
mación, siempre ha estado ligada a determinados intereses.
Clara Gallini nos habla del carácter político que matiza cada vez más a la
información. La expansión neocolonialista y la explotación capitalista hacen
cada vez más importante y necesaria la recolección de cualquier tipo de infor-
mación tanto sobre los propios países como sobre naciones extranjeras. La
autora indica: “Bien pronto el criterio será saber todo sobre todo.”
A este nivel, está claro que salen sobrando tanto los marcos teóricos, así
como la ética y los sistemas de valores.
Así pues, la cuestión de las variantes en los diseños de investigación y la
actitud de los investigadores ante los datos, no es algo ocioso sino una cues-
tión de gran importancia ideológica y científica.
Es necesario remarcar que el investigador debe ser crítico, que en el cuer-
po de saber se encuentra tanto lo falso como lo verdadero; no se puede ser
ingenuo y confiar en las fuentes, hay que tener presente la tesis del Estado
mentiroso de Platón.
78
González Casanova Pablo, Las categorías del desarrollo económico y la investigación en las ciencias sociales, p. 13.
79
Clara Gallini, Las buenas intenciones, p. 21.
72 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
EL DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
73
e) Determinar las abstracciones iniciales. La abstracción inicial cumple con
las siguientes funciones: a) revela lo esencial a un primer nivel; b) sirve
de abstracción límite.
Quien cree expresar los hechos, dice I1ienkov, absolutamente sin idea preconcebida sin
ningún concepto “anteriormente admitido”, no está desprovisto de ellos. Al contrario, es
inevitablemente esclavo de los conceptos más vulgares y más absurdos.80
Marx ya nos había advertido que la cuestión de si puede llegarle verdad real
al pensamiento humano no es una cuestión de teoría sino una cuestión práctica;
y de que es en la práctica donde el hombre tiene que probar la verdad, la fuerza
y la terrenalidad de su pensamiento. Como señala Marx, sólo se hacen hipótesis
en vista de algún fin determinado. No hay forma pues, de soslayar las ideas
preconcebidas. De lo que se trata es de hacerlas congruentes con los fundamen-
tos de la ciencia, es más, de que estas ideas preconcebidas deriven con una
lógica inexorable del conocimiento acumulado.
80
I1ienkov, op. cit., p. 44.
INTRODUCCIÓN AL MARCO TEÓRICO 75
75
cierta clase y cantidad de fenómenos sociales. El problema es el enlace
entre el marco teórico, o sea lo concreto mental ya elaborado, y el objeto
de estudio, o sea lo concreto sensible. La problematización en este sentido
es ya una elaboración teórica sobre la realidad.
Concreto sensible u
objeto de estudio
Abstracción inicial
planteamiento del
problema
Abstracción inicial
hipótesis
44. La contrastación de la hipótesis. Todos estos pasos nos ponen de relieve que la
praxis científica es una actividad rigurosamente sistematizada y altamen-
te selectiva; su objetivo no es recolectar “toda información” sobre el concreto
sensible sino, principalmente, aquella información que tiene significado para
la contrastación de las hipótesis. De las hipótesis se desprenden los indica-
dores o variables que nos van a dar cuenta de las propiedades y relacio-
nes entre las partes del todo. La recolección, clasificación e interpretación
de los datos es la parte culminante de la investigación y se presenta como el
eslabón débil de la cadena, que tiene como fin el rechazo o confirmación de
nuestra hipótesis.
77
rigen. Así pues, esta etapa que se conoce simplemente como de conclu-
siones, comprende dos fases claramente diferenciables: la fase del paso
del dato a la teoría y la fase de la exposición de nuestras conclusiones, que
se refiere fundamentalmente al ordenamiento de las categorías de acuer-
do a su contenido y extensión y que va de lo general a lo particular, de lo
esencial a lo fenoménico o secundario, de lo simple a lo complejo.
79
Cuestionario
81
3. SOBRE LA TOTALIDAD
PREÁMBULO
81
82 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
apropiarse del mundo es conocerlo. Esto quiere decir que ¿todo conocimien-
to implica transformación y que toda transformación implica conocimiento?
Habiendo llegado a este punto podemos responder definitivamente que no.
Pensamos que no es necesario profundizar mucho en esto, por lo tanto con un
ejemplo por el momento es suficiente. Es obvio que la burguesía actúa sobre
la realidad y que de alguna manera se “apropia del mundo”; sin embargo, este
apropiarse del mundo no significa necesariamente un conocimiento del mis-
mo. Esta observación que hacemos a nivel de clases, la hacemos extensiva a
sectores sociales y a personas. Un sector social o bien una persona, se relacio-
nan con la realidad, y la conocen en la medida que actúan sobre ella, en la
medida que la transforman. Sin embargo, este “conocer” y “transformar” se
presenta la mayor parte de las veces más bien como la eliminación de un
“déficit del saber” a nivel personal o de un determinado grupo social. Aquí
hay que distinguir varias cosas; primero un nivel genérico cuando hablemos
en los términos de “el hombre conoce...” un nivel parcial cuando nos referi-
mos a un determinado grupo o clase social; y un nivel personal.*
Por otra parte hay que distinguir el conocer como “transformación apro-
piación” en sentido estricto y que comprende la adquisición de un conoci-
miento nuevo y el conocer como eliminación de un determinado “déficit de
saber”. Si bien no existe una demarcación tajante entre el “conocer” como
transformación-apropiación y el conocer como “eliminación de un déficit de
saber” sí son claramente diferenciables por ser cualitativamente distintos. Existe
por lo demás una relación dialéctica entre estas dos formas de “conocer”,
esto quiere decir que sus relaciones son contradictorias, que se niegan y que
se presuponen. De ninguna manera podemos afirmar que la eliminación del
déficit del saber a nivel personal o parcial nunca es apropiación-transforma-
ción. Si bien podemos establecer que la eliminación del déficit del saber es,
generalmente, la ampliación de la transformación-apropiación. Por lo tanto,
la forma como surge o se da la apropiación-transformación es como la elimi-
nación del déficit del saber ya sea a nivel personal, parcial o genérico. Desde
otro ángulo, el proceso del conocimiento tiene que ver principalmente con
* El término “personal” de ninguna manera significa aquí el individuo aislado, el Robinson Crusoe del
conocimiento, sino el hombre particular que si bien es un resultado y un ser social, su conocimiento, sus
percepciones y vivencias no coinciden plenamente con el grupo, con la clase y con la sociedad.
SOBRE LA TOTALIDAD 83
83
determinado tipo de praxis; o sea la praxis científica. Desde el ángulo de la
praxis científica los niveles personal, parcial o genérico, se diluyen o bien se
traspasan. Sin embargo, esta problemática se presenta, desde nuestro punto de
vista, con características específicas en el campo de las ciencias sociales y natu-
rales. Nos referimos al carácter de clase que en el caso de las ciencias sociales se
manifiesta claramente. La ciencia social surge como una ciencia partidaria. So-
lamente adoptando el punto de vista de la clase proletaria se podía llegar a
conocer las leyes generales que rigen a la sociedad, y las leyes que rigen al siste-
ma capitalista. Aquí existe plena identidad entre la eliminación del déficit del
saber a nivel personal, parcial y genérico. Cuando Marx, individuo particular,
descubre las leyes y categorías del materialismo histórico, lo hace desde la pers-
pectiva de los intereses de la clase obrera, intereses que representan lo más
avanzado de la humanidad, y que significan una conciencia histórica, desde el
punto de vista general, desde el punto de vista del hombre.
Hay un punto, en el que parece que Kosik no profundiza en cuanto al
hecho real y el reflejo, o mejor dicho, su ausencia como tal en la conciencia
humana, en su lugar y funcionando el falso reflejo del hecho, dice: “Un político
aparece durante su vida a los ojos de los contemporáneos como un gran polí-
tico”, después de su muerte se demuestra que era sólo un político mediocre y
que su supuesta grandeza no era más que una ilusión de su tiempo. ¿Qué es lo
que era hecho histórico? ¿La ilusión que dio una apariencia de grandeza y creó
la historia, o la verdad que se ha manifestado sólo más tarde y que en el
momento decisivo no existía como acción y realidad? El historiador debe
ocuparse de los acontecimientos tal y como se desarrollaron efectivamente,
¿pero qué significa esto?, ¿hay historias realmente? La historia de la concien-
cia humana, la historia de cómo los hombres han cobrado conciencia de su
tiempo y de los hechos que han sucedido o, bien, es la historia de cómo las
cosas han ocurrido realmente y se reflejaron en la conciencia humana.
La presencia del proletariado como clase revolucionaria, significa la exis-
tencia de la premisa material que hace posible y requiere de una nueva con-
cepción y de un método para conocer y transformar el mundo.
84 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
El “hecho puede ser definido como una porción discreta de la realidad”, pero
es necesario indicar que no puede ser identificado con la “parte”. El “hecho”
es la unidad mínima, mientras que la “parte” es un conjunto de hechos que a
su vez están insertos en un sistema o conjunto más amplio. Tanto el hecho
como la parte no pueden ser delimitados si no se delimita a su vez la totali-
dad. Ejemplos a la mano:
Si hablamos de totalidad a nivel de las sociedad global nos referimos a la
formación económico-social que como totalidad está constituida por una se-
rie de partes, como la base y la superestructura. La base a su vez está consti-
tuida por las relaciones de producción que a su vez se compone por una serie
de partes, etcétera. A este nivel, un hecho puede ser un instrumento o una
institución cualquiera. Mientras que la parte se nos presenta como un conjun-
to de hechos, por ejemplo: las relaciones de producción o, bien, la superes-
tructura. Así cuando a este nivel hablamos de descubrir los nexos, entre las
partes, hablamos de nexos entre base y superestructura entre relaciones de
producción y fuerzas productivas, etc. En cambio, cuando la porción de la
realidad es más restringida, por ejemplo, la religión, tenemos que definir, fijar
la totalidad para determinar las partes y los hechos. No podemos precisar qué
es un hecho religioso, si antes no definimos qué es la religión. Por otra parte,
entre todos los hechos sociales está claro que sólo una porción de éstos van a
ser considerados hechos religiosos. La totalidad es, pues, una demarcación,
una delimitación de la realidad. Aun cuando hablamos de la formación eco-
nómico-social, tenemos que especificarla, concretarla. La totalidad nos obli-
ga a demarcar la porción de la realidad que queremos conocer, en términos de
unidades mínimas; de partes (o conjuntos) y del todo. Esto nos conduce a
ordenar: estos elementos, a clasificarlos y finalmente a jerarquizarlos.
La totalidad sólo puede ser concebida como una unidad, su demarcación
nos aclara no sólo cuáles son los elementos que constituyen la totalidad sino
cuáles son los que no forman parte de ella. Aquí hay que tener presente la
concreción de la totalidad, porque si bien podemos afirmar en términos gene-
rales que el objeto teléfono no es un hecho religioso, esto no quiere decir que
bajo determinadas circunstancia pueda presentarse con características reli-
SOBRE LA TOTALIDAD 85
85
giosas (por ejemplo: el avión, que para nosotros no tiene significado religioso;
en cambio, lo llegó a tener en algunas tribus religiosas australianas o, bien, el
árbol en poblaciones del África, o de la India, los ejemplos pueden multipli-
carse); o sea pues que la totalidad significa estar regido por las contradiccio-
nes de esa totalidad, esto es lo que le otorga a un determinado conjunto de
fenómenos su unicidad.
La totalidad está regida por contradicciones; no es algo estático, la fuente
de su desarrollo se desprende de sus contradicciones internas. Una cuestión
fundamental es destacar la contradicción o las contradicciones principales.
Las contradicciones principales son las que rigen y le dan carácter, su cuali-
dad esencial a la totalidad. En alguna otra ocasión hemos definido a la totalidad
como el momento de las contradicciones, en el sentido de una afirmación de
la concepción de la totalidad que se produce y reproduce incesantemente;
que constantemente engendra nuevas contradicciones que tienden a la destruc-
ción de la totalidad y a la creación de otra nueva, generalmente superior y más
compleja. El destacar la contradicción principal es parte de la jerarquización,
la cual consiste fundamentalmente en establecer el papel que juegan las con-
tradicciones dentro de la totalidad, esto nos permite determinar las propieda-
des o características y por lo tanto los criterios con base en los cuales podemos
ordenar y clasificar los elementos y partes que la constituyen.
La concepción sobre la totalidad distingue radicalmente a la posición mar-
xista de la positivista. Antes hay que aclarar que la posición positivista presenta
algunas variantes. Una de ellas es la de concebir los hechos aislados negando la
totalidad, pero también presenta la variante de aceptar la totalidad, pero consi-
derada como una totalidad formal, mecánica o estática. Otra posición, consiste
en la mistificación de la totalidad, es decir, una totalidad cuya existencia trans-
curre separada y al margen de los hechos y de la propia praxis.
La relación entre el todo y las partes queda falseada, deformada, de tal
modo que llega a afirmar que el todo es la suma de las partes o, bien, que la
parte es idéntica al todo. La primera variante de considerar los hechos aisla-
dos, reduce el conocimiento a la descripción de los fenómenos, y en el mejor
de los casos a su clasificación, tomando como modelo las ciencias naturales,
y frecuentemente se niegan los principios y leyes generales, así como las rela-
ciones de causa-efecto.
86 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
87
“culturas” independientes, sin repetición posible, a modo de supraorganismos
especiales que poseen su destino individual y recorren los periodos de naci-
miento, prosperidad y muerte. Spengler reduce el objetivo de la “filosofía de
la historia” al conocimiento de la “estructura morfológica” de cada cultura,
cuya “alma”, figura en la base de dicha estructura. En consecuencia, Spengler
rechaza la concepción del progreso histórico colocando en su lugar al fatalismo.
Hay que recordar que Spengler vive entre los años 1880-1936, y que su obra
fundamental: La decadencia de occidente, aparece en los años 1918-1922. Este
autor refleja una decisiva influencia de Spencer y de Nietzeche, del primero a
través de su teoría de lo supraorgánico y del segundo con sus tesis sobre el
espíritu apolíneo y dionisiaco. (Nietzsche desarrolló estos conceptos en su
obra El origen de la tragedia, escrita en 1886). Spengler habla de una “alma” o
“espíritu” que configura las culturas, y Nietzsche de un impulso biológico-
psicológico que se manifiesta como una fuerza despótica —entusiasmo o lo-
cura religiosa—, como una exaltación dionisiaca que arrastra en su ímpetu a
todo el individuo subjetivo hasta sumergirlo en un completo olvido de sí mis-
mo o, bien, como la fuerza armonizadora, el ensueño, la serenidad, el principium
individuationis, es decir, el espíritu apolíneo. Estas fuerzas dicotómicas sirven
a Benedict (a través de Spengler) para explicar la individualidad de las cultu-
ras, sus formas, sus estructuras.
Benedict sigue el camino metodológico de Spengler y de Boas al sustituir
la causalidad y las leyes por la analogía y eleva a canon de la investigación el
cubileteo con símiles y comparaciones, no pocas veces, muy superficiales.81 El
relativismo en antropología, al desconocer las leyes y principios generales,
irracionaliza el estudio de la cultura y lo limita a los aspectos formales entro-
nizando a la analogía como método de investigación. Benedict es fiel al prin-
cipio spengleriano de que “el medio para comprender las formas muertas es la
ley matemática. El medio para comprender las formas vivas la analogía”.82
Para Spengler, la tipología de las culturas es el conocimiento supremo, el úni-
co conocimiento fundamental de éstas. La cultura constituye un “fenómeno
primigenio” y proclama la “fisonomía” —o sea la configuración de Benedict—
81
Lukács, Asalto a la razón, p. 374.
82
Spengler O., citado por Lukács, op. cit., p. 376.
88 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Puesto que el conjunto determina sus partes —no sólo su relación, sino
su naturaleza misma—, el punto de partida debe ser, según Benedict, el todo
y no sus partes. La naturaleza del todo y las partes es única en cada caso:
Entre dos conjuntos hay una discontinuidad específica, y toda interpretación debe tomar en
cuenta sus naturalezas diferentes, por encima del reconocimiento de los elementos similares
que hay en ambos.84
89
subrayar el carácter absoluto que se le otorga al todo, y en este caso a un todo
formal, y que desde el punto de vista metodológico sostiene que hay que
tomar como punto de partida al todo y no a sus partes. Esta concepción con-
sidera las relaciones entre las partes como simples asociaciones y ordena-
mientos. La totalidad como configuración está fundada sobre una base
psicologista y su pretendido carácter particular único nos da como resultado
totalidades cerradas. El impulso vital de las culturas es la idea, la cual se
manifiesta como una fuerza fáustica o apolínea. Las categorías spenglerianas
son adoptadas plenamente por Benedict sin sufrir modificación alguna y le
sirven como instrumentos teóricos y metodológicos para el estudio compara-
do de las culturas. El resultado es un estudio descriptivo y/o una explicación
idealista del fenómeno. Estamos de acuerdo en que el todo no es la simple
suma de las partes, pero es necesario aclarar que el todo es resultado de las
múltiples relaciones (contradicciones) que se dan entre las partes, y que son
ciertas relaciones y contradicciones —por el papel que juegan— las que le
dan su cualidad esencial y su carácter unitario. De este modo, la parte refleja
las propiedades del todo pero no en forma absoluta sino esencial y por lo
tanto algorítmica. En la parte no se producen todas las características del
todo, ni todas sus contradicciones. La parte si bien está determinada por las
contradicciones esenciales de la totalidad a la que pertenece, observa sus
propias características y sus propias contradicciones, por lo tanto la parte
no puede identificarse con el todo, ni el todo puede ser reducido a una de las
partes. El todo observa cualidades diferentes a cada una de las partes, sus
cualidades surgen de las múltiples relaciones entre las partes y, en consecuen-
cia, estas cualidades cambian cuando se modifican sustancialmente las rela-
ciones entre las partes. La relación entre el todo y las partes es una relación
dialéctica. El todo determina a las partes en cuanto a sus cualidades esencia-
les, pero a su vez, las relaciones entre las partes determinan al todo. La tota-
lidad de Benedict y compañía, es una totalidad hipostasiada, mecánica,
unilateral, vacía de contenido.
Antes de abordar el problema del punto de partida del conocimiento, es
conveniente volver la mirada hacia otras concepciones que se han dado en la
antropología, pues encontramos que si bien en algunas ocasiones se han de-
tectado las complejas relaciones que se dan entre el todo y las partes, no se ha
90 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
86
Mauss M., Sociedad y Ciencias Sociales, p. 11-112.
87
Idem.
SOBRE LA TOTALIDAD 91
91
sistema de conceptos, de una noción genérica, es decir, ir de lo general a lo
particular, el segundo, un tanto durkhemiano, parte de la comparación de he-
chos particulares, con base en alguna característica, pasando a su clasifica-
ción y a la construcción de modelos o tipos, en un orden que va de lo más
rudimentario a lo más evolucionado; a este procedimiento o método, Mauss
lo denomina genético. Levi Strauss tiene toda la razón cuando comenta que
Mauss era un hombre de chispazos geniales, de imaginación creadora pero
disperso, que finalmente se quedaba en el umbral de la solución de los proble-
mas. Lo anterior es una muestra de ello, Mauss captó la esencia del problema
del punto de partida pero no lo pudo resolver correctamente, al fin de cuentas
opta por el camino planteado por Durkheim, aunque Mauss en ningún mo-
mento se postula contra las prenociones, más bien deja abierta la opción.
Ciertamente, el problema es complejo. Para Marx la totalidad pensada es el
verdadero punto de partida de la intuición y de la representación, es el mo-
mento desvanecedor en el proceso del cambio de las materias reales, prácti-
cas entre el hombre y la naturaleza, entre el sujeto y el objeto de conocimiento.
Siguiendo a Ilienkov, se puede considerar el paso de la teoría a la práctica
también como paso de lo abstracto a lo concreto:
Cada paso del análisis, cada acto de reducción de lo concreto a lo abstracto, debe tener desde
el principio en cuenta el “todo” que encubre la representación, la intuición viva, y cuyo reflejo
es la meta suprema del trabajador teórico (bien entendido solamente mientras se trata de
trabajo teórico, mientras el hombre se ocupe del mundo sólo desde el plan teórico).88
Aquí hay que establecer una clara diferencia con la posición de Benedict.
Si bien para Marx el todo aparece como punto de partida, éste guarda el carác-
ter de momento desvanecedor. Se parte de una totalidad como resultado de
una determinada praxis que se ha desarrollado históricamente, y que constan-
temente es verificada y confrontada con los hechos a través de la propia praxis.
Los científicos no puden darse el lujo de ser unos manirrotos que dilapiden las
conquistas alcanzadas por el hombre en su penoso devenir histórico. Se parte
de lo concreto mental ya elaborado, para pasar en seguida al análisis, de aquí
su carácter de “momento desvanecedor”. Sin el análisis la totalidad sería algo
88
I1ienkov, “Elevarse de lo abstracto a lo concreto”, El capital, teoría, estructura y método, p. 28.
92 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
muerto, estático. La totalidad cobra vida a través del análisis, siendo el comien-
zo de una sucesión que consiste en elevarse de lo abstraco a lo concreto. La
totalidad, en el proceso de conocimiento, cumple el papel de postulado o de
primera aproximación —en forma de hipótesis, de investigación— del concre-
to sensible. La totalidad, de este modo, presupone el análisis, la confrontación
con los propios hechos. En este sentido los hechos son determinantes, puesto
que es evidente que no son los hechos los que deben ajustarse a la teoría sino
ésta a los hechos. Nuestra totalidad como punto de partida orienta el proceso de
conocimiento, el camino que va de lo abstracto a lo concreto y de lo concreto a
lo abstracto, proceso en el cual nuestra totalidad es enriquecida, desarrollada,
verificada, modificada y a veces —en cierto modo siempre— negada. Para
Benedict el estudio de la configuración del conjunto existe solamente en oposi-
ción al análisis de sus partes. Para el materialismo no existe tal oposición, tam-
poco concibe el todo como configuración. Ya hemos dicho que la concepción
de la totalidad no es una concepción formal sino concreta, orgánica, dialéctica,
y que el todo y la parte existen estrechamente relacionados.
La posición de Mauss de privilegiar el análisis de los hechos particulares,
es compartida en cierto modo por Nadel. Para Nadel la delimitación de la
totalidad —cultural en este caso— se puede hacer con base en dos criterios:
a través de la construcción de marcos que separan cuadros idénticos o pareci-
dos, o a través de la ordenación tipificada de datos. En todo momento Nadel
tiene en mente modos de vida o patrones culturales o, bien, modos de acción
que tienen lugar en un grupo de extensión dada. Los modos de conducta
vienen a ser, pues, las partes de la cultura. Sobre el carácter unitario del todo,
dice lo siguiente:
...el carácter unitario de nuestro descubrimiento de las relaciones importantes que existen
entre las partes componentes. En otras palabras primero analizamos, y construimos el
“todo” como resultado del análisis.89
Nadel tiene claro que cuando habla del “todo” no se refiere al contenido
exhaustivo; por el contrario, la totalidad no tiene un contenido preciso, puesto
89
Nadel, S. F., Fundamentos de antropología social, p. 410.
SOBRE LA TOTALIDAD 93
93
que no se puede observar todo absolutamente sino únicamente aquello que
de acuerdo a cierto criterio de importancia consideramos que es “todo”. Sin
embargo, su concepción sigue siendo una concepción formal, mientras que
como hemos visto, respecto al punto de partida se decide a favor del análisis.
La definición del hecho implica, cuando menos, una visión general, aproxi-
mada, de la totalidad. Así como una definición de la totalidad implica la defi-
nición de los hechos que la constituyen. Definir el hecho es ubicarlo en una
interconexión causal, objetivamente existente y regular con otros.90 De lo que
se trata, a fin de cuentas, es de insertarlo en un determinado contexto. La
definición de un hecho es la descripción y explicación de sus relaciones. Si
nosotros definimos en un plano muy general al hecho como una porción dis-
creta de la realidad, tenemos como postulados la concepción de la realidad,
como algo que existe objetiva e independientemente de nosotros, que existe
en movimiento y que, por lo tanto, la concebimos como un proceso cuya natu-
raleza está constituida y regida por contradicciones. La definición concreta
del hecho equivale a lo que Podociotnik llama el establecimiento del hecho,
ya sea a un nivel descriptivo o explicativo. De esta manera los hechos consti-
tuyen la materia prima del conocimiento; su establecimiento significa tomar-
los en su conjunto como red de relaciones. En un nivel más profundo, la
explicación significa discriminar los hechos, separar los necesarios de los ca-
suales, los esenciales de los secundarios, etc. La ciencia tiene que ver más con
este nivel. La ciencia se remite a lo esencial, lo causal y necesario. No consiste
en la simple descripción de los hechos. La pretensión de reducir la ciencia a la
descripción de los hechos, ha sido una de las posiciones más primitivas den-
tro del positivismo.
La totalidad, por lo tanto, no tiene que ver con todos los hechos, sino sólo
con aquellos que han sido aislados en cuanto a sus relaciones y propiedades a
los que hace referencia la totalidad. Entre la multiplicidad de relaciones que
representa el hecho, se hace abstracción de ciertas relaciones significativas en
una situación concreta dada. La determinación de la totalidad significa, por lo
tanto, la delimitación de un aspecto de la realidad y, desde el punto de vista
metodológico, la delimitación del objeto de estudio. Este concepto de totali-
90
Podociotnik, “La importancia gnoseológica de los hechos”, La teoría del conocimiento y la ciencia actual, p. 258.
94 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Rechazo, pues, el dilema que anuncian nuestros autores: o bien la sociedad no existe como
una totalidad y está hecha de la yuxtaposición de sistemas irreductibles, o bien todos los
sistemas considerados son equivalentes y expresan cada uno en su lenguaje, la totalidad de
lo social... Ya había respondido a este punto en el artículo de 1953, que mis críticos no han
leído; para definir de manera conveniente las relaciones entre lenguaje y cultura es preciso, me
parece, excluir desde un principio dos hipótesis. Una, aquella según la cual no puede haber
ninguna relación entre los dos órdenes; otra, la hipótesis inversa de una correlación total en
todos los planos... Mi hipótesis de trabajo pretende, pues, ocupar una posición intermedia,
es probable que puedan descubrirse ciertas correlaciones entre determinados aspectos y en
ciertos niveles, y para nosotros se trata de encontrar cuáles son esos aspectos y dónde están
esos niveles.91
95
opondríamos las mismas objeciones; la comparación —analogía, homología— es
útil para alcanzar cierto conocimiento de los fenómenos, en cuanto a sus carac-
terísticas y propiedades, pero, por sí mismo, no será capaz de conducir a la
esencia de los fenómenos, ni al descubrimiento de principios generales —rela-
ciones de causa efecto—; los niveles de la totalidad son concebidos en una
superficie plana y estratificada, a partir de estas posiciones es fácil comprender
su estructuralismo y reduccionismo, y también resulta comprensible su teoría
del trabajo científico. Su metodología se basa en la distinción entre estructura y
relaciones sociales, en la negación del carácter empírico de la estructura, o sea
la negación de la totalidad concreta, en la concepción de la estructura como
articulación de transformación, en la consideración del trabajo científico a par-
tir de modelos excluyendo la praxis; y, por último en el objetivo de revelar las
estructuras inconscientes a través del análisis estructural.93
La totalidad incluye, y es resultado de, una relación objetiva entre el suje-
to y el objeto de conocimiento, entre lo concreto mental y lo concreto sensi-
ble; Lukács ha insistido con gran fuerza en la asunción de la praxis en el
interior mismo de la teoría de la totalidad. Esto nos permite destacar el carác-
ter relativo de la totalidad. La totalidad se establece en una relación concreta
entre el sujeto y el objeto de conocimiento.
93
Trias, E., “Luz roja al humanismo”, Estructuralismo y marxismo, p. 11.
94
Lukács G., La crítica de la filosofía burguesa, pp. 180-181.
96 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
97
de equivalentes generales o universales sino de relaciones generales o univer-
sales, es decir, el descubrimiento y formulación de leyes, de principios y de
modelos. Por otra parte, es elemental tener en cuenta el carácter relativo de la
subjetividad. En primer lugar, respecto a dos miembros de una determinada
cultura, es necesario distinguir lo que reflejan de la propia realidad reflejada,
es decir, de la realidad objetiva. En segundo lugar, es necesario distinguir la
forma como el investigador refleja su objeto de estudio, es decir, lo abstracto
en el pensamiento de lo concreto en la realidad; en tercer lugar, es necesario
tener en consideración que cuando se habla de estructuras inconscientes se
refiere a un nivel de la realidad que no tiene que ver con lo objetivo o lo
subjetivo, ni a nivel de los seres humanos que forman parte del objeto de
estudio ni a nivel de la relación sujeto-objeto de conocimiento. No podemos
olvidar que lo que es subjetivo para unos es objetivo para los demás, de tal
modo que lo que existe en la cabeza de los seres humanos tiene también una
existencia objetiva, independientemente de que el contenido del reflejo sea
objetivo o subjetivo. Las fantasías, los errores, la falsa conciencia, pueden ser
también —y lo son— objetos de estudio. Cualquier equivalencia general o
universal resulta ser, inevitablemente, una fórmula exagerada. Cuando decía-
mos antes que, por el contrario, de lo que se trataba era de descubrir las rela-
ciones generales o universales hablamos a la vez de relaciones esenciales.
Los elegantes juegos que consisten en comparar modelos con el fin de
traducirlos a un metalenguaje se alejan del término de los hechos y de los
propósitos de la ciencia que consiste en revelar los aspectos esenciales, la
fuente y la tendencia del desarrollo de los fenómenos. Para penetrar a la esen-
cia es cierto que el científico tiene que dar un rodeo. La esencia no se encuen-
tra en la superficie del fenómeno, sino que se encuentra oculta por la apariencia,
por lo fenoménico, si no fuera por el papel que juegan la apariencia y el
condicionamiento social, estaríamos de acuerdo con cierto autor cuando co-
menta que no se necesita ser un candidato seguro a ingresar a un manicomio
para negar la objetividad de la materia, y lo mismo acontece con los que afir-
man que las clases sociales no existen y de que el burgués es rico gracias a su
trabajo o a su inteligencia, negando que su riqueza sea producto de la apropia-
ción del trabajo ajeno o, bien, los que aseguran que los conceptos tienen vida
propia y son los que determinan la existencia de las cosas o, bien, aquellos
98 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
que sostienen que la materia es una metáfora o que el mundo ha sido creado
por una fuerza o ente espiritual, etc. La apariencia no sólo oculta la esencia
del fenómeno sino que lo refleja en forma tal que no solo aparece como lo que
no es, sino, frecuentemente, como lo opuesto de lo que es. De tal manera, el
Sol aparece como el que gira en torno a la Tierra y de que es del mismo
tamaño o más chico que la Luna. Así también las relaciones entre los hombres
nos dan la apariencia de una relación entre cosas.
La apariencia en otros niveles opera en distinta forma, como categorías
absolutas supradeterminadas, tal es el caso de la mercancía... La victoria de la
categoría mercancía en la vida diaria del hombre en la sociedad capitalista le
ocasiona tal perturbación en la actitud perceptiva de lo social que cree ver en
todas partes lo que no existe en ninguna; la progresiva autonomía de la econo-
mía (Godelier) y la universal identificación de capitalismo y racionalidad
(Shumpeter).95 Selivanov resalta el carácter paradójico de las nuevas tesis que
contradicen a la experiencia cotidiana y afirma que las verdades científicas
son siempre paradójicas si se juzga sobre la base de la experiencia cotidiana
que capta únicamente la engañosa apariencia de las cosas. Pero ¿qué pode-
mos decir cuando se trata de otro nivel, de la praxis empírica y teórica de los
investigadores? La tendencia de un reflejo deformado, unilateral de la reali-
dad objetiva es impulsada, entre otros factores, por aspectos ideológicos y
metodológicos. En el problema de la penetración del fenómeno a la esencia,
juega un papel importante la captación de las contradicciones fundamentales
y principales. Como hemos dicho, no se trata de equivalencias o de sustituir
las contradicciones por las relaciones o lucha entre las partes. Desde nuestro
punto de vista hay que partir del carácter genético dinámico de la totalidad
como sistema orgánico “que tiene sus supuestos y su desarrollo en el sentido
de la totalidad”.96 Las contradicciones fundamentales que rigen el sistema,
actúan en dos sentidos: a) en el sentido de someter e imprimir su carácter a
todos los elementos que constituyen la totalidad, b) en crearse los órganos,
partes o aspectos que le hacen falta conforme a su naturaleza y desarrollo. Es
la totalidad orgánica a la que más tarde Maturana va a llamar “autopoiéticas”.
95
Bagú, S., Tiempo, realidad social y conocimiento, p. 181.
96
Tecla, Alfredo, Universidad, burguesía y proletariado, p. 33.
SOBRE LA TOTALIDAD 99
99
En este sentido, es una totalidad histórica. La totalidad es un sistema estrati-
ficado. Si bien las contradicciones fundamentales impregnan, atraviesan o ilu-
minan a los elementos constituyentes de la totalidad, las relaciones entre los
elementos no se dan en forma caótica o aislada sino formando conjuntos, en
forma de redes de relaciones o bien de estructuras. De otra manera caeríamos
en los límites del pensamiento mágico, donde los fenómenos más diversos se
conectan entre sí y bien podríamos dar explicaciones al estilo de que la en-
fermedad es provocada por el “mal de ojo” o que el canto del búho anuncia la
muerte de alguna persona. La realidad es, pues, una realidad estratiforme.
Por último, el embrollo en que se han metido algunos autores, entre ellos
Mauss, respecto al hecho social total, y que consiste en querer ver reproduci-
das las cualidades del todo en cada una de sus partes o de sus elementos, sólo
puede ser superado con base en las consideraciones anteriores y que nos per-
miten ver los distintos niveles de la totalidad. Si bien es cierto que cada una
de las partes del todo y cada uno de sus elementos reproduce en su escala las
contradicciones y cualidades del todo, también es cierto que las partes y los
elementos presentan características específicas que los distinguen del todo, y
que, a su vez, el todo presenta cualidades diferentes a las de las partes y de sus
elementos. Es lo que hemos llamado esencialidad orgánica y esencialidad es-
pecífica. La esencialidad orgánica se deriva de la contradicción principal que
rige al sistema, la que “ilumina” y le da su carácter a la totalidad. Mientras que
la esencialidad específica deriva del sistema o red de relaciones en que se
ubica al fenómeno.
En otro trabajo señalamos que si bien las propiedades de un determinado
fenómeno —incluyendo las esenciales— varían de acuerdo al contexto en
que se ubica el fenómeno en cuestión, revela una esencialidad que le otorga el
ser parte constitutiva de un todo. Cada elemento, cada parte está sometida a
las leyes que rigen el todo. La contradicción principal es la que determina la
cualidad esencial a nivel de totalidad. A esta característica esencial es la que
aquí definimos como esencialidad orgánica que si bien tiene una relación es-
trecha con las otras propiedades del fenómeno, no se puede identificar con
aquellas propiedades esenciales que surgen de la relación específica de sus
aspectos internos y de sus relaciones concretas con el contexto donde se ubica.
Como ejemplo citamos las instituciones que bajo el sistema capitalista están
100 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
determinadas por las contradicciones principales del sistema, pero que, por
otra parte, presentan características y propiedades esenciales específicas.
Sabemos que el carácter esencial del capitalismo es la plusvalía, y que
ésta impregna a la totalidad; sin embargo, la esencialidad orgánica puede co-
incidir o no con las propiedades esenciales que surgen en el análisis, a nivel
del fenómeno o en un contexto parcial de la totalidad. Es decir, no existe una
relación mecánica entre la esencialidad orgánica y las propiedades esenciales
particulares del fenómeno, a la que denominamos orgánica. La esencialidad
específica, por su parte, se obtiene a través de una serie de eslabones interme-
dios, donde se revela el papel que juegan las contradicciones principales que
rigen la totalidad, y las contradicciones específicas que actúan al nivel del
fenómeno dado. La investigación científica debe poner en claro esta relación
concreta.97
Así pues, una concepción correcta de las relaciones entre el todo y las
partes, es decir, la totalidad, no sólo nos preserva del estrecho empirismo, o
de las mistificaciones positivistas, sino que nos sirve como un eficaz instru-
mento en la investigación de la realidad, asunto de gran importancia sobre
todo para aquellos que, con su trabajo científico, quieren contribuir a la trans-
formación progresiva de la sociedad.
97
Idem.
SOBRE LA TOTALIDAD 101
101
Cuestionario
103
103
104 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Por lo que vamos a exponer más adelante, se verá que es explicable nuestra
suspicacia ante los juicios de sus discípulos de considerarlo a la altura de un
héroe mítico o bien como el gran metodólogo, Benedict llega a afirmar que
“Boas halló la antropología hecha un haz de acertijos dislocados y la dejó
transformada en una disciplina seria donde las teorías deben someterse inva-
riablemente a la experimentación y validación.”101 Lo cierto es que Boas apa-
rece en un principio, influenciado por el determinismo geográfico de Ratzel
que más tarde desecha; siempre en oposición a los esquemas generales y como
un excelente expositor de las teorías de “rango medio”. Su obra es una gran
masa de datos etnográficos. En 1911 aparece la primera edición de su obra
The Mind of Primitive Man. Le suceden un gran número de artículos publicados
en diversas revistas antropológicas. Los artículos sobre el método que aquí
reproducimos, fueron publicados en 1920.
El carácter actual de la antropología americana (y en gran parte de la
antropología que se hace en México) sería incomprensible sin tomar en consi-
deración la influencia de Boas, el cual significa un viraje radical en cuanto a
los problemas centrales de la antropología, los objetivos y la metodología. En
este sentido Boas es la expresión típica de la orientación y del carácter corres-
pondiente a la ideología burguesa que nutre el empirismo estrecho bajo sus
diversas formas del positivismo, racionalismo, neokantismo, psicologismo y
pragmatismo, o sea de las corrientes idealistas de la época. La actividad de
Boas se inicia en la década de los años ochenta y se termina en 1936, año de
su jubilación; este periodo corresponde al surgimiento del pragmatismo (Peirse
1839-1914, James 1842-1910), ya la segunda etapa del positivismo bajo su
forma de empiriocriticismo representado principalmente por Mach y Avenarius
(1838-1916 y 1843-1896), respectivamente, mientras que el racionalismo se
manifiesta en la teoría del instinto de Freud, el voluntarismo inconsciente de
Shopenhauer, las teorías del superhombre, lo dionisiaco y lo apolíneo de
Nietzsche, en la intuición de Bergson y James, y un poco más tarde en el
empirismo pragmático de los primeros estudios de los procesos administrati-
vos como Taylor y Elton Mayo. El kantismo, lo mismo que el positivismo es
la referencia común de las corrientes idealistas. El neokantismo lleva al extre-
101
Ibid., p. 6.
UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS DE RANGO MEDIO 105
105
mo algunas de las tesis de Kant o, bien, es su aplicación a algunos campos
específicos como es el caso de la historia en la que la Escuela de Baden fun-
dada por Windelband (1848-1915), juega un papel importante. Este dato es
significativo debido a que, las posiciones boasianas con respecto a la historia,
y las de sus discípulos (Kroeber en este caso) coinciden con el neokantismo
de la Escuela de Baden.
Así pues, para analizar la obra de Boas, hay que contemplarla en el con-
texto social, económico y cultural de la época, pues de otra manera perdemos
de vista su verdadero significado. No podemos quedarnos en el juicio de Lowie
(discípulo de Boas) el cual estimó que “desde Taylor nadie ha ejercido sobre
la etnología una influencia comparable a la de Franz Boas (1859-1942)”, sino
que tenemos que ir más allá e intentar explicar por qué Boas jugó ese papel y
qué carácter tuvo su influencia. Deliberadamente, Lowie pasa por alto la in-
fluencia de Morgan, pero ya sabemos que éste no se contaba entre los
antropólogos predilectos de Lowie, y que en el fondo esto se debía a grandes
diferencias ideológicas. Por otra parte, no resulta extraño que la antropología,
al igual que otras disciplinas, limiten su función a la descripción y cuantifica-
ción. La antropología americana no es la excepción y abstrayéndose de los
grandes problemas de su tiempo se plantee como objetivo exclusivo el “resca-
te etnográfico” y que, desde el punto de vista teórico y metodológico, se en-
cuentre empantanada en el más estrecho empirismo. El carácter clasista de
las ciencias sociales nos explica, en términos generales, las principales causas
de esta situación, pero desde el punto de vista gnoseológico y metodológico
es necesario analizar algunas cuestiones específicas de la obra de Boas y, de
paso, de Kroeber, y esto es lo que enseguida vamos a hacer.
El rasgo fundamental de la antropología que se inicia con Boas es la ex-
clusión y rechazo de los modelos generales que pretenden dar una explicación
al desarrollo social; en consecuencia se niega la posibilidad del conocimiento
histórico y se afirma el relativismo cultural. El “método” es por excelencia
comparativo mecanicista, en cuanto a que aisla los fenómenos, los concibe
estática y unilateralmente en su aspecto cuantitativo. Consideramos que esto
es lo esencial. Sin dejarnos llevar por el carácter contradictorio de los pocos
textos teóricos de Boas, trataremos de extraer aquellos conceptos fundamen-
tales que caracterizan su obra.
106 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Más bien vemos que cada grupo cultural tiene su propia y genuina historia, que depende,
tanto del desarrollo interno peculiar del grupo social, como de las influencias extrañas a que
se ha estado sujeto. Ha habido procesos de diferenciación, gradual, así como procesos de
nivelación de diferencias, entre centros culturales vecinos; pero que sería casi imposible
entender sobre la base de un esquema evolutivo único, lo que ha pasado en cualquier pueblo
en particular.102
107
fluencias externas a las que está sujeto” (supra. loc. cit.); f ) por lo tanto, el
aspecto fundamental del cambio y que a su vez lo explica, es la difusión; g) el
esquema evolucionista aun en sus aspectos más generales es vago y no se
puede desprender de él ninguna base o procedimiento para explicar los deta-
lles particulares; tal es el caso de la secuencia de las invenciones industriales
de América y el Viejo Mundo en que a pesar de que parece existir cierto
paralelismo, éste es útil y desaparece cuando se hace una comparación más
detallada, pues no existe correspondencia en cuanto al tiempo, número y cali-
dad de los inventos.
Lo anterior nos permite comprender el sentido de ciertas categorías utili-
zadas por Boas y que, en un primer momento, sin estos antecedentes nos
hubieran llevado a la confusión. ¿Qué entiende Boas por totalidad, por cam-
bio y por historia? Partamos del siguiente texto de Boas:
Cuando hayamos delimitado la historia de una sola cultura y comprendido los efectos del
medio circundante y las condiciones psicológicas que en ella se reflejan, habremos dado un
paso adelante y podremos también investigar en qué medida las mismas y otras causas
operaban en el desarrollo de otras culturas. Al comprender así las etapas del crecimiento se
pueden encontrar leyes generales. Este método es mucho más seguro que el método com-
parativo (evolucionista) tal como es practicado corrientemente, porque en lugar de una
hipótesis sobre el modo de desarrollo la base de las deducciones está formulada por la
historia real.103
103
The limitation of comparative method in antropology, 1896, citado por Leclerc, Antropología y colonialismo.
104
Lowie, op. cit., p. 179.
108 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
105
Idem.
UN EJEMPLO DE LAS TEORÍAS DE RANGO MEDIO 109
109
desarrollan la manía compulsiva de coleccionar el periódico New York Times y
llegado un momento mueren asfixiados por la cantidad de periódicos acumu-
lados. Su rechazo a las teorías y principios generales lo llevaron a elaborar un
método mecanicista, al simple análisis morfológico, al psicologismo, al escep-
ticismo histórico (Leclerc) y al agnosticismo.
Es indudable que Boas fue un incansable recolector de datos y que fue
consecuente con una técnica rigurosa pero que igualmente esquivó
sistemáticamente el método y la teoría científica, la consecuencia de esa acti-
tud fue su eclecticismo, el cual va a caracterizar de ahí en adelante a la antro-
pología norteamericana. Al criticar el método comparativo, en realidad no lo
sustituye por otro, sino que propone el mismo “método” reducido a la técnica
en la que la cuantificación es lo único “seguro”. Ve solamente lo particular y
desecha lo general. El método científico que postula el paso de lo abstracto a
lo concreto se ve fracturado quedando reducido a la abstracción mecánica, la
cual está imposibilitada por lo mismo a llevar a cabo la integración del fenó-
meno que conduce al descubrimiento de la fuente de desarrollo y a entrever
las perspectivas, la orientación de ese desarrollo. Aquí radica la principal dife-
rencia entre la abstracción mecánica de Boas y la abstracción dialéctica, la
cual nunca pierde de vista la concreción del fenómeno ni la validez teórica.
Es falso que Boas no haya tenido tiempo de elaborar teorías, o de que la masa
de datos no era suficiente para una interpretación teórica, ni mucho menos
que la actitud científica consista precisamente en evitar las interpretaciones
generales. Lowie interviene decididamente en favor de Boas cuando dice:
Sin duda alguna también en este caso lo detuvo su puritanismo; por una parte es nuestro
deber recoger los datos originales antes que desaparezcan; pero por otra parte, ¿cuándo
podemos estar seguros de disponer de todos los datos que puedan justificar una interpre-
tación definitiva?106
106
Idem.
110 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
111
burguesa que se nos presenta con el disfraz de ciencia “neutral” y “objetiva”,
o bien “antihistórica” y “descriptiva”, lo que nos obliga a tomar una actitud
crítica hacia esta clase de antropología (que es la ciencia que estamos tratan-
do, pero lo mismo se puede decir de la ciencia administrativa por ejemplo)
donde quiera que se encuentre, pues es un hecho histórico que ésta ha echado
raíces profundas en la “antropología mexicana”. Y como demostración baste
el ejemplo de Palerm, prestigiado antropólogo mexicano, el cual adopta las
posiciones empiriocriticistas. Para Palerm, igualmente; no debe mezclarse la
antropología con la filosofía; la filosofía es metafísica y, desde luego, critica a
los que quieren establecer esa relación Introducción a la teoría etnológica.
El tema de Boas, pues, es ilustrativo por muchas razones, y una de ellas es
que constituye un tema vigente, puesto que en gran medida ha servido de
estereotipo a la antropología americana y, en gran parte, a la antropología
mexicana, como lo ilustra el caso de Palerm. La crítica de Boas es, en cierto
modo, la crítica a la antropología tradicional.
112 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Cuestionario
113
ANEXO I
EL MÉTODO MARXISTA
114 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 115
115
PRODUCCIÓN
1
Cfr. Adam Smith, An Inquiry in to the Nature and Causes of the Wealt of Nations. With notes from Ricardo.
MacCulloch, Chalmers and Other Eminent Political Economists. Edited by Edward Gibbon Wakefield. A
new edition ni four volumes, London, 1843, vol. I, p. 2 (Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza
de las naciones, México, FCE, 1958, p. 4). Marx utilizó a veces la edición 1835-39 (cuyos extractos se encuentran
en el cuaderno londinense VII) y la traducción francesa Recherches sur la nature et les causes de la rechesse
des nations, traductions nouvelle, avec des notes et des observations; par German Garnier, París 1802. (Extractos de
esta última en dos cuadernos no datados y no numerados, pero redactados aproximadamente en enero-junio
de 1844 en París. Cfr. MEGA 1/3, pp. 557-493.)
2
Cfr. David Ricado, On the Principles of Po1itical Economy and Taxatin, third edition, London, 1891, p. 3 (Principios
de economía política y tributación, trad. J. Broc.,Wolfy y J. Estrada, FCE, México 1959, p. 10. (Extractos comentados
de esta edición, en los cuadernos londinenses IV y VIII. Los extractos son publicados en apéndices a la edición
alemana de los Grundisse, pp. 765-780,781-893. Marx utilizó también la traducción francesa Des principes de
l´economie politique et de l’import. Traduit de I’anglais par F.S. Constancio, D.M., etcétera, avec des notes
explicatives et critiques par J.B. Say, seconde édition. París, 1835 (Extractos de esta última, en cuaderno redactado
aprox. enero-junio de 1844 en París mayo-junio de 1845 en Bruselas. Cfr. MEGA 1/3, pp. 493-519).
3
Un índice analítico de la obra de Rousseau la encuentra en un cuaderno titulado por Marx “Notizen sur franzo-
sischen Geschichte. Kreuznac. Juli-August 1843”. Cfr. MEGA 1/1, t. 20, pp. 120-121.
115
116 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
4
Aquí está dicho en la acepción de Hegel, Filosofía del derecho, p. 182: “La persona concreta, que es para sí como
un fin particular, en cuanto totalidad de necesidades y mezcla de necesidad natural y de arbitrio, es uno de
los fundamentos de la sociedad civil; pero la persona particular entra sustancialmente en relación con otra
igual individual, de suerte que cada una se hace valer y satisface mediante la otra igual individual, de suerte
que cada una se hace vivir y se satisface mediante la otra y al mismo tiempo simplemente mediatizada, gracias
a la forma de la universalidad, constituye el otro principio” (Cfr. en la edición en español de Edit. Claridad,
Buenos Aires, 1968, p. 172).
5
B. G. Niebuhr, Romische Geschichte. Erster Theil, zweite; vollig umbearbeite Augusgabe Berlín, 1827, pp.
317-351. (Extractos, pero de la edición inglesa, 1847-51, en un cuaderno no numerado y no datado, pero redac-
tado hacia febrero de 1855 en Londres).
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 117
117
una necesidad exterior. Pero la época que genera este punto de vista, esta idea
del individuo aislado, es precisamente aquella en la cual las relaciones socia-
les (universales, según este punto de vista) han llegado al más alto grado de
desarrollo alcanzado hasta el presente. El hombre es, en el sentido más literal,
un animal político,6 no solamente un animal social, sino un animal que sólo
puede individualizarse en la sociedad. La producción por parte de un indivi-
duo aislado, fuera de la sociedad —hecho raro que bien puede ocurrir cuando
un civilizado, que potencialmente posee ya en sí las fuerzas de la sociedad, se
extravía accidentalmente en una comarca salvaje— no es menos absurda que
la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan juntos y hablen
entre sí. No hay que detenerse más tiempo en esto. Ni siquiera habría que
rozar el punto si esta tontería, que tenía un sentido y una razón entre los
hombres del siglo XVIII no hubiera sido introducida seriamente en plena eco-
nomía moderna por Bastiat, Carey, Proudhon, etc.7 A Proudhon entre otros,
le resulta naturalmente cómodo explicar el origen de una relación económica,
cuya génesis histórica desconoce, en términos de filosofía de la historia,
mitologizando que a Adán y a Prometeo se les ocurrió de repente la idea y
entonces fue introducida, etc. Nada hay más insulso que el locus communis, pues-
to a fantasear.
6
Cfr. Aristotelis de republica libri VIII et economica ex recensione Inmmanuelis Bekkeri, Oxonii MDCCCXXXVII,
t. X, lib. I, cap. 2, 9-10. (Extractos de esta edición en un cuaderno no numerado y no datado, redactado aprox.
febrero-marzo de 1858 en Londres).
7
Frederic Bastiat, Harmonics économiques, p. 16-19. H. Carey, Principles of Political Economy, Part the first, of the
laws of the Production and Distribution or Wealth. Philadelphia, 1837, pp. 7-8. (Extractos de la obra de Carey
en el cuaderno londinense X). P.J. Proudhon, Systéme des contradictions économiques ou philosophie de
la misere, t. I, París, 1846, p. 77-79.
118 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
119
ción, en un estadio social dado, con las formas particulares de producción. Final-
mente, la producción tampoco es sólo particular. Por el contrario, es siempre un
organismo social determinado, un sujeto social que actúa en un conjunto más o
menos grande, más o menos pobre, de ramas de producción. Tampoco corres-
ponde examinar aquí la relación entre la representación científica y el movi-
miento real. Producción en general. Ramas particulares de la producción.
Totalidad de la producción.
Está de moda incluir como capítulo previo a la economía una parte gene-
ral, que es precisamente la que figura bajo el título de “Producción”8 y en la
que se trata de las condiciones generales de toda producción. Esta parte gene-
ral incluye o debe incluir: 1. las condiciones sin las cuales no es posible la
producción. Es decir, que se limita solamente a indicar los momentos esen-
ciales de toda producción. Se limita, en efecto, como veremos, a cierto núme-
ro de determinaciones muy simples, estiradas bajo la forma de vulgares
tautologías; 2. las condiciones que hacen avalizar en mayor o menor medida a
la producción, tales como por ejemplo, el estado progresivo o de estanca-
miento de Adam Smith.9
Para dar un significado científico a esta consideración que en él tiene su
valor como apercy, habrá que realizar investigaciones sobre los grados de la
productividad en diferentes periodos, en el desarrollo de pueblos dados, in-
vestigaciones que excederían de los límites propios del tema pero que, en la
medida en que caen dentro de él, deberán ser encaradas cuando se trate del
desarrollo de la concurrencia, de la acumulación, etc. Formulada de una ma-
nera general, la respuesta conduce a la idea de que un pueblo industrial llega
al apogeo de su producción en el momento mismo en que alcanza su apogeo
histórico in fact. Un pueblo está en su apogeo industrial cuando lo principal
para él no es la ganancia, sino el ganar. En esto, los yanquis están por encima
de los ingleses. O también: que ciertas predisposiciones raciales, climas, con-
diciones naturales, como la proximidad del mar, la fertilidad del suelo, etc.,
son más favorables que otras para la producción. Pero esto conduce nueva-
8
Véase, por ejemplo, J. St. Mill, Principles of political economy with Some of their Aplications to Social philosophy, London,
Libro primero, capítulo I (Principios de economía política), pp. 53, 58).
9
Cfr. A. Smith, An Inquiry, etc., cit., vol. II, pp. 1-9 (Riqueza de las naciones, pp. 329-339. MEGA I/1, pp. 477-478.
120 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
ad. 1. Toda producción es apropiación de la naturaleza por parte del individuo en el seno
y por intermedio de una forma de sociedad determinada. En este sentido, es una tautología
decir que la propiedad (la apropiación) es una condición de la producción. Pero es ridículo
saltar de ahí a una forma determinada de la propiedad, por ejemplo, la propiedad privada.
(Lo cual implica además como condición, una forma contrapuesta: la no propiedad). La
historia nos muestra más bien que la forma primigenia es la propiedad común (por ejem-
10
Cfr. J. St. MilI, Principles, etc., cit., vol. I, pp. 25-26 (Principios pp. 50-51).
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 121
121
plo, entre los hindúes, los esclavos, los antiguos, celtas, etc.), forma que, como propiedad
comunal, desempeña durante largo tiempo un papel importante. No está en cuestión
todavía en este punto el problema de si la riqueza se desarrolla mejor bajo esta o aquella
forma de propiedad. Pero decir que no se puede hablar de una producción, ni tampoco de
una sociedad, en la que no exista ninguna forma de propiedad, es una tautología. Una
apropiación que no se apropia nada es una contradicción in subjecto.
123
Los adversarios de los cultores de la economía política —provengan ellos
del interior o del exterior de su ámbito—, que les reprochan disociar grosera-
mente las conexiones, se colocan en su mismo terreno o, bien, por debajo de
ellos. Nada más común que la acusación de que los cultores de la economía
política consideran a la producción demasiado exclusivamente como un fin
en sí. La distribución tendría una importancia similar. Esta acusación está
basada precisamente en la idea de los economistas según la cual la distribu-
ción está situada al lado de la producción, como una esfera autónoma inde-
pendiente, o que los momentos no serían concebidos en su unidad. Como si
esta disociación hubiera pasado no de la realidad a los libros de texto, sino de
los libros de texto a la realidad, ¡como si aquí se tratara de una combinación
dialéctica de los conceptos y no de la comprensión de relaciones reales!
a) Consumo y producción
125
impulso de la producción y crea igualmente el objeto que actúa en la pro-
ducción como determinante de la finalidad de ésta. Si resulta claro que la
producción ofrece el objeto del consumo en su aspecto manifiesto, no es menos
claro que el consumo pone idealmente el objeto de la producción, como imagen
interior, como necesidad, como impulso y como finalidad. Ella crea los objetos
de la producción bajo una forma que es todavía subjetiva. Sin necesidad no hay
producción. Pero el consumo reproduce la necesidad.
Por el lado de la producción a esto corresponde: 1. que ella proporciona al
consumo su material, su objeto. Un consumo sin objeto no es un consumo; en
consecuencia, en este aspecto la producción crea, produce el consumo; 2. pero no
es solamente el objeto lo que la producción crea para el consumo, ella da también
al consumo su carácter determinado, su finish. Del mismo modo que el consumo
daba al producto su finish como producto, la producción da su finish al consumo.
En suma, el objeto no es un objeto en general, sino un objeto determinado, que
debe ser consumido de una manera determinada, que a su vez debe ser mediada
por la producción misma. El hambre es hambre, pero el hambre que se satisface
con carne cocida, comida con cuchillo y tenedor, es un hambre distinta del que
devora carne cruda con ayuda de manos, uñas y dientes. No es únicamente el
objeto del consumo, sino también el modo de consumo, lo que la producción
produce no sólo objetiva sino también subjetivamente. La producción crea, pues,
el consumidor; 3. la producción no solamente provee un material a la necesidad,
sino también una necesidad al material. Cuando el consumo emerge de su primera
inmediatez y de su tosquedad natural —y el hecho de retrasarse en esta fase sería
el resultado de una producción que no ha superado la tosquedad natural— es
mediado como impulso por el objeto. La necesidad de este último sentida por el
consumo es creada por la percepción del objeto. El objeto de arte —de igual
modo que cualquier otro producto— crea un público sensible al arte, capaz de
goce estético. De modo que la producción no solamente produce el objeto sino
que también produce el consumo: 1. creando el material de éste; 2. determinando
el modo de consumo; 3. provocando en el consumidor la necesidad de productos
que ella ha creado originalmente como objetos. En consecuencia, el objeto
del consumo, el modo de consumo y el impulso al consumo. Del mismo modo,
el consumo produce la disposición del productor, solicitándolo como necesidad
que determina la finalidad de la producción.
126 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
22. Cada uno de los dos aparece como medio del otro y es mediado por él: ello
se expresa como dependencia recíproca, como un movimiento a través del
cual se relacionan el uno con el otro y aparecen como recíprocamente indis-
pensables, aunque permaneciendo, sin embargo, externos entre sí. La pro-
ducción crea el material del consumo en tanto que objeto exterior; el consumo
crea la necesidad en tanto que objeto interno, como finalidad de la produc-
ción. Sin producción no hay consumo, sin consumo no hay producción.
Esto figura en la economía en muchas formas.
127
tor se hace productor. Por otra parte, la producción engendra consumo,
creando el modo determinado de consumo, creando luego el atractivo del
consumo y a través de éste la capacidad misma de consumo convertida en
necesidad. Esta última identidad mencionada en el apartado tres es inter-
pretada de muy diversos modos en la economía a propósito de la relación
entre la oferta y la demanda, los objetos y las necesidades, las necesidades
creadas por la sociedad y las necesidades naturales.
12
Cfr. H. Storch, Considerations sur la natura de revenu national, Parisot, París 1823. (Extractos en un cuaderno no datado
ni numerado, cuya redacción es aprox. mayo-junio de 1845 en Bruselas). Se alude aquí al desmentido de Storch
a la interpretación que hiciera Say de sus tesis en la edición comentada del Cours d’economie politique, y
publicada por él en París en 1823, con el desconocimiento de Storch.
128 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Ahora bien, ¿la distribución existe como una esfera autónoma junto a la
producción y fuera de ella?
b) Distribución y producción
129
simple, así como el salario no presupone el puro y simple trabajo. En conse-
cuencia, los modos y relaciones de distribución aparecen sólo como el reverso
de los agentes de producción. Un individuo que participa en la producción
bajo la forma de trabajo asalariado, participa bajo la forma de salario en los
productos, en los resultados de la producción la organización de la distribu-
ción está totalmente determinada por la organización de la producción. La
distribución es un producto de la producción, no sólo en lo que se refiere al
objeto —solamente pueden ser distribuidos los resultados de la producción—,
sino también en lo que se refiere a la forma, ya que el modo determinado de
participar en la producción determina las formas particulares de la distribu-
ción, el modo bajo el cual se participa en la distribución. Es del todo ilusorio
ubicar la tierra en la producción, la renta territorial en la distribución, etcétera.
Economistas como Ricardo,13 a quienes se les reprocha con frecuencia no
tener presente sino la producción, han definido como el objeto exclusivo de la
economía a la distribución, precisamente porque concebían instintivamente
las formas de la distribución como la expresión más definida en que se fijan
los agentes de la producción en una sociedad dada.
Frente al individuo aislado, la distribución aparece naturalmente como
una ley social que condiciona su posición en el seno de la producción, dentro
de la cual él produce; y que precede por lo tanto a la producción. En su origen
el individuo no posee ni capital ni propiedad territorial. Desde que nace está
destinado al trabajo asalariado en virtud de la distribución social. Pero el he-
cho de estar destinado es el mismo resultado del hecho de que el capital y la
propiedad territorial existen como agentes autónomos de la producción.
Si se consideran sociedades globales, la distribución parece desde cierto
punto de vista proceder y hasta determinar la producción; aparece en cierto
modo como un fact (hecho) preeconómico. Un pueblo conquistador divide al
país entre los conquistadores e impone así una determinada repartición y for-
ma de propiedad territorial; determina, por consiguiente, la producción. O
bien reduce a la esclavitud a los conquistados y convierte así al trabajo escla-
vo en la base de la producción. O bien un pueblo, mediante la revolución,
13
Cfr. D. Ricardo, On the Principles, op. cit., p. III (Principios, p. 5).
(De acuerdo a la cita de Introducción General a la Crítica de la Economía Política de Cuadernos de Pasado y Presente,
Buenos Aires, 1974, p. 71.)
130 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
131
ma de naturales en históricos; si para un periodo aparecen como supuesto natu-
ral de la producción, para otro periodo, en cambio, constituyen su resultado
histórico. Ellas se modifican incesantemente en el interior de la producción
misma. El uso de la maquinaria, por ejemplo, ha modificado tanto la distribu-
ción de los instrumentos de producción como la de los productos. La gran pro-
piedad territorial moderna es el resultado al mismo tiempo del comercio y de la
industria moderna, y de la aplicación de esta última a la agricultura.
Las cuestiones planteadas antes se reducen todas, en última instancia, a
una sola: ¿cómo inciden las condiciones históricas generales en la producción
y cuál es la relación que mantienen con el movimiento histórico en general?
Esta cuestión ocupa un lugar evidentemente en la discusión y desarrollo del
tema de la producción misma.
Sin embargo, en la forma trivial en que acaban de ser planteadas, pueden
ser liquidadas rápidamente. Todas las conquistas suponen tres posibilidades:
el pueblo conquistador somete al pueblo conquistado a su propio modo de
producción (por ejemplo, los ingleses en este siglo en Irlanda y, en parte, en la
India); o bien deja subsistir el antiguo y se satisface con un tributo (por ejem-
plo, los turcos y los romanos); o bien se produce una acción recíproca de la
que nace una forma nueva, una síntesis (en parte, en las conquistas germanas).
En todos los casos, el modo de producción —sea el del pueblo conquistador,
sea el del pueblo sometido, o el que resulta de la fusión de los dos— es deter-
minante para la nueva distribución que se establece: aunque ésta aparezca
como un supuesto para el nuevo periodo de producción, ella misma no es a su
vez producto de la producción, histórica en general, sino de una producción
histórica determinada.
Los mongoles, por ejemplo, devastando a Rusia, actuaban de conformi-
dad con su producción que no exigía más que pasturas, para las cuales las
grandes extensiones inhabitadas eran una condición fundamental. Los bárba-
ros germanos, para quienes la producción consistía en agricultura practicada
con siervos y en una vida aislada en el campo, pudieron someter tanto más
fácilmente las provincias romanas a estas condiciones, por cuanto la concen-
tración de la propiedad de la tierra que se había operado en ellas había trans-
formado por completo las antiguas condiciones agrarias.
132 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
c) Cambio y producción
133
lugar, respecto del cambio de los productos, en la medida en que éste es un
medio para suministrar el producto acabado, preparado para el consumo in-
mediato. Por lo visto hasta ahora el cambio es un acto incluido en la produc-
ción. En tercer lugar, el llamado exchange (intercambio) entre dealers
(comerciantes) y dealers,14 en razón misma de su organización está completa-
mente determinado por la producción como actividad también productiva.
El cambio sólo aparece como independiente junto a la producción e indiferente
con respecto a ella en el último estadio, en el cual el producto se cambió direc-
tamente para ser consumido. Pero, 1. no existe cambio sin división de trabajo,
sea ésta natural o constituya un resultado histórico; 2. el cambio privado presu-
pone la producción privada; 3. la intensidad del cambio, lo mismo que su exten-
sión y su índole están determinados por el desarrollo y la organización de la
producción. Por ejemplo: cambio entre la ciudad y el campo, cambio en el cam-
po, en la ciudad, etc. El cambio aparece así, en todos sus momentos, como
directamente incluido en la producción o determinado por ella.
El resultado a que llegamos no es que la producción, la distribución, el
intercambio y el consumo sean idénticos, sino que constituyen las articulacio-
nes de una totalidad, diferenciaciones dentro de una unidad. La producción
trasciende tanto más allá de sí misma en la determinación opuesta de la pro-
ducción, como más allá de los otros momentos. A partir de ella, el proceso
recomienza siempre nuevamente. Se comprende que el cambio y el consumo
no puedan ser lo trascendente, y lo mismo puede decirse de la distribución en
tanto que distribución de los productos. Pero como distribución de los agen-
tes de la producción, constituye un momento de la producción. Una produc-
ción determinada, por lo tanto, determina un consumo, una distribución, un
intercambio determinados y relaciones recíprocas determinadas de estos di-
ferentes momentos. A decir verdad, también la producción, bajo su forma
unilateral, está a su vez determinada por los otros momentos, por ejemplo,
cuando el mercado, o sea la esfera del cambio, se extiende, la producción
amplía su ámbito y se subdivide más en profundidad. Al darse transformacio-
nes de la distribución se dan cambios en la producción, del caso, por ejemplo,
de la concentración del capital o de una distinta distribución de la población
14
Cfr. A. Smith, An Inquiry, etc., vol. II, pp. 327-330. (Riqueza de las naciones, pp. 363-367).
134 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
135
dad, valor de cambio— hasta el Estado, el cambio entre las naciones y el
mercado mundial. Esto último es, manifiestamente, el método científico co-
rrecto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determina-
ciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como
proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida y, en conse-
cuencia, el punto de partida también de la intuición y de la representación. En
el primer camino, la representación plena es volatilizada en una determina-
ción abstracta; en el segundo, las determinaciones abstractas conducen a la
reproducción de lo concreto por el camino del pensamiento. He aquí por qué
Hegel cayó en la ilusión de concebir lo real como resultado del pensamiento,
que, partiendo de sí mismo, se concentra en sí mismo, profundiza en sí mismo
y se mueve por sí mismo mientras que el método que consiste en elevarse de lo
abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de apropiarse
lo concreto, de reproducirlo como un concreto espiritual. Pero esto no es de
ningún modo el proceso de formación de lo concreto mismo. Por ejemplo, la
categoría económica más simple, como por ejemplo el valor de cambio supo-
ne la población, una población que produce en determinadas condiciones, y
también un cierto tipo de sistema familiar o comunitario o político, etc. Dicho
valor no puede existir jamás de otro modo que bajo la forma de relación uni-
lateral y abstracta de un todo concreto y viviente ya dado. Como categoría,
por el contrario, el valor de cambio posee una existencia antediluviana. Por lo
tanto, a la conciencia, para la cual el pensamiento conceptivo es el hombre
real y, por consiguiente, el mundo pensado es como tal la única realidad —y la
conciencia filosófica está determinada de este modo—, el movimiento de las
categorías se le aparece como verdadero acto de producción (el cual, aunque
sea molesto reconocerlo, recibe únicamente un impulso desde el exterior) cuyo
resultado es el mundo; esto es exacto en la medida en que —pero aquí tene-
mos de nuevo una tautología— la totalidad concreta, como totalidad del pen-
samiento, como un concreto del pensamiento, es in fact (en los hechos) un
producto del pensamiento y de la concepción, pero de ninguna manera es un
producto del concepto que piensa y se engendra a sí mismo, desde fuera y por
encima de la intuición y de la representación sino que, por el contrario, es un
producto del trabajo de elaboración que transforma intuiciones y representa-
ciones en conceptos. El todo, tal como aparece en la mente como todo del
136 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
15
Cfr. Hegel, Filosofía del derecho, p. 40.
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 137
137
ya históricamente antes de que el todo se desarrollara en el sentido expresado
por una categoría más concreta. Sólo entonces el camino del pensamiento
abstracto, que se eleva de lo simple a lo complejo, podría corresponder al
proceso histórico real.
Por otra parte, puede decirse que existen formas de sociedad muy desa-
rrolladas, pero, sin embargo, históricamente inmaduras, en las que se encuen-
tran las formas más elevadas de la economía, por ejemplo, la cooperación,
una división desarrollada del trabajo, etc. sin que exista tipo alguno de dinero,
como por ejemplo en el Perú.16 También en las comunidades eslavas el dinero
y el cambio que le condiciona no aparecen o lo hacen muy raramente en el
seno de cada comunidad, mientras que aparecen en cambio en sus confines,
el tráfico con otras comunidades; de allí que sea en general erróneo situar el
cambio en el interior de las comunidades como el elemento constitutivo origi-
nario. Al principio aparece más bien en la relación de las diversas comunida-
des entre sí, antes que en las relaciones de los miembros en el interior de una
misma y única comunidad. Además, aunque el dinero haya desempeñado des-
de muy temprano un papel múltiple, sin embargo, como elemento dominante,
pertenece en la antigüedad sólo a naciones unilateralmente determinadas, a
naciones comerciales. Y hasta en la antigüedad más culta, entre los griegos y
los romanos, sólo en el periodo de su disolución alcanza el dinero su pleno
desarrollo, el cual en la moderna sociedad burguesa constituye un supuesto.
Esta categoría totalmente simple aparece históricamente en toda su plena
intensidad sólo en las condiciones más desarrolladas de la sociedad. Pero de
ninguna manera impregna todas las relaciones económicas. Por ejemplo, el
impuesto en especie y las prestaciones en especie continuaron siendo el fun-
damento del Imperio romano en su punto de mayor desarrollo. Allí, el sistema
monetario propiamente dicho sólo se había desarrollado completamente en el
ejército. Jamás llegó a dominar en la totalidad de la esfera del trabajo. De
modo que, aunque la categoría más simple haya podido existir históricamente
antes que la más concreta, en su pleno desarrollo intensivo y extensivo ella
puede pertenecer sólo a una forma social compleja, mientras que la categoría
16
Cfr. S. H. Prescott, History of the Conquest of Perú, vol. I, London, 1850, libro primero. (Extractos en el cuaderno
londinenses XIV).
138 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
139
únicamente allí donde existe el desarrollo concreto más rico, donde un ele-
mento aparece como lo común a todos los elementos. Entonces, deja de po-
der ser pensado solamente bajo una forma particular. Por otra parte, esta
abstracción del trabajo en general no es solamente el resultado intelectual de
una totalidad concreta de trabajos. La indiferencia hacia un trabajo particular
corresponde a una forma de sociedad en la cual los individuos pueden pasar
fácilmente de un trabajo a otro y en la que el género determinado de trabajo
es para ellos fortuito y, por lo tanto, indiferente.
El trabajo se ha convertido entonces, no sólo en tanto categoría, sino
también en la realidad, en el medio para crear la riqueza en general y, como
determinación, ha dejado de adherirse al individuo como una particularidad
suya. Este estado de cosas alcanza su máximo desarrollo en forma más mo-
derna de sociedad burguesa en Estados Unidos. Aquí, pues, la abstracción de
la categoría “trabajo”, el “trabajo en general”, el trabajo sans phrase, que es el
punto de partida de la economía moderna, resulta por primera vez práctica-
mente cierta. De este modo, la abstracción más simple que la economía mo-
derna coloca en el vértice, y que expresa una relación antiquísima y válida
para todas las formas de sociedad, se presenta no obstante como práctica-
mente cierta en este grado de abstracción sólo como categoría de la sociedad
moderna. Podría decirse que aquello que en Estados Unidos se presenta como
un producto histórico —me refiero a esta indiferencia hacia un trabajo deter-
minado—, entre los rusos, por ejemplo, se presenta como una disposición
natural. Pero, en primer lugar, existe una diferencia enorme entre bárbaros
con disposición para ser empleados en cualquier cosa y civilizados que se
dedican ellos mismos a todo. Además, entre los rusos, esta indiferencia hacia
el carácter determinado del trabajo corresponde prácticamente a la sujeción
tradicional a un trabajo enteramente determinado, del que sólo pueden arran-
carles las influencias exteriores.
Este ejemplo del trabajo muestra de una manera muy clara cómo incluso
las categorías más abstractas, a pesar de su validez —precisamente debida a
su naturaleza abstracta— para todas las épocas, son no obstante, en lo que
hay de determinado en esta abstracción, el producto de condiciones históri-
cas y poseen plena validez sólo para estas condiciones y dentro de sus límites.
140 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
141
el pasado se fabricaron mitos, su crítica de las sociedades precedentes, sobre
todo del feudalismo contra el cual tuvo que luchar directamente, fue seme-
jante a la crítica dirigida por el cristianismo contra el paganismo, o también a
la del protestantismo contra el catolicismo.
Generalmente, en toda ciencia histórica, social, al observar el desarrollo
de las categorías económicas hay que tener siempre en cuenta que el sujeto —la
moderna sociedad burguesa en este caso— es algo dado tanto en la realidad
como en la mente, y que las categorías expresan por lo tanto formas de ser, deter-
minaciones de existencia, a menudo simples aspectos, de esta sociedad determi-
nada de este sujeto, y que por lo tanto, aun desde el punto de vista científico,
su existencia de ningún modo comienza en el momento en que se comienza a
hablar de ella como tal. Este hecho debe ser tomado en cuenta porque ofrece
elementos decisivos para la división (de nuestro estudio). Nada parece más
natural, por ejemplo, que comenzar por la renta del suelo, la propiedad territo-
rial, desde el momento que se halla ligada a la tierra, fuente de toda produc-
ción y de toda existencia, así como a la primera forma de producción de todas
las sociedades más o menos estabilizadas: la agricultura y, sin embargo, nada
sería más erróneo. En todas las formas de sociedad existe una determinada
producción que asigna a todas las otras su correspondiente rango y la influen-
cia. Es una iluminación general en la que se bañan todos los colores y que
modifica las particularidades de éstos. Es como un éter particular que deter-
mina el peso específico de todas las formas de existencia que allí toman relie-
ve. Entre los pueblos pastores, por ejemplo (los pueblos dedicados
exclusivamente a la caza y a la pesca están fuera de la esfera donde comienza
el verdadero desarrollo). Existe entre ellos cierta forma esporádica de agricul-
tura. De ese modo se determina la propiedad de la tierra. Esta propiedad es
común y conserva esta forma en mayor o menor grado dependiendo de la
adhesión de esos pueblos a sus tradiciones, por ejemplo, la propiedad comu-
nal entre los esclavos.
Entre los pueblos que practican la agricultura sedentaria —esta sedentariedad
es ya un gran paso—, donde ésta predomina como en la sociedad antigua y
feudal, la propia industria y su organización, y las formas de propiedad que le
corresponden, tienen en mayor o menor medida el carácter de propiedad terri-
torial. La industria depende completamente de la agricultura, como entre los
142 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
143
ciones de la sociedad burguesa, las joinl-stock-companies (sociedades por accio-
nes). Aparecen, no obstante también en sus comienzos, en las grandes com-
pañías comerciales que gozan de privilegios y de monopolio.
El concepto mismo de riqueza nacional se insinúa entre los economistas del
siglo XVI —y esta concepción subsiste en parte en los economistas del siglo XVIII—
bajo un aspecto tal que la riqueza aparece creada únicamente para el Estado, cuya
potencia aparece proporcional a esta riqueza.17 Era ésta una forma todavía in-
conscientemente hipócrita bajo la cual la riqueza misma y la producción de la
riqueza se anunciaban como la finalidad de los Estados modernos, considerados
en adelante únicamente como medios para la producción de riqueza.
Efectuar claramente la división (de nuestros estudios) de manera tal que se
traten: 1. las determinaciones abstractas generales que corresponden en mayor o
menor medida a todas las formas de sociedad, pero en el sentido antes expuesto;
2. las categorías que constituyen la articulación interna de la sociedad burguesa y
sobre las cuales reposan las clases fundamentales. Capital, trabajo asalariado, pro-
piedad territorial. Sus relaciones recíprocas. Ciudad y campo. Las tres grandes
clases sociales. Cambio entre ellas. Circulación. Crédito (privado); 3. Síntesis de la
sociedad burguesa bajo la forma del Estado. Considerada en relación consigo
misma. Las clases “improductivas”. Impuestos. Deuda de Estado. Crédito públi-
co. La población. Las colonias. Emigración; 4. Relaciones internacionales de la
producción. División internacional del trabajo. Cambio internacional. Exporta-
ción e importación. Curso de cambio; 5. El mercado mundial y la crisis.
Nota breve acerca de puntos que han de mencionarse aquí y que no deben
ser olvidados:
mo, etcétera, han sido desarrollados por la guerra y en los ejércitos antes
que en el interior de la sociedad burguesa. Del mismo modo, la relación
entre las fuerzas productivas y relaciones de tráfico, particularmente vi-
sibles en el ejército.
145
7• Esta concepción se presenta como un desarrollo necesario. Pero —justi-
ficación del azar—. Cómo (entre otras cosas, también de la libertad). Influen-
cia de los medios de comunicación. La historia universal no siempre existió;
la historia como historia universal es un resultado.
147
Cuestionario
149
ANEXO II
150 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
INTRODUCCIÓN A LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES... 151
151
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO
CONCRETO EN PRINCIPIOS DE LA
LÓGICA DIALÉCTICA
Por Ilienkov
151
152 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
1
C. Marx, Contribución a la crítica de la economía política, p. 213.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 153
153
abstracción respecto al cuerpo complejo, pues sólo constituye una parte de
este último, del que lo separamos mentalmente para comprender un fenóme-
no concreto complejo. El monopolio también es una abstracción respecto al
imperialismo como conjunto concreto de propiedades y cualidades, abstrac-
ción artificialmente sacada de este conjunto con el mismo fin.
Cuando hablamos de la abstracción como producto de la consideración
aislada y consciente de una parte, de un aspecto, de una propiedad, de una
relación respecto a un todo concreto, no sometemos a ninguna violencia los
fenómenos y procesos reales ni actuamos de manera arbitraria. El que, de un
todo, podamos abstraer una parte o relación, se explica por la existencia real
de dichas partes o relaciones. El electrón es tan real como un cuerpo material
complejo compuesto de electrones y otras partículas materiales. El monopo-
lio es tan real como la forma imperialista del capitalismo en su conjunto. La
naturaleza es, a la vez, concreta y abstracta. Por este motivo, la actividad
analítica del pensar —principal recurso del proceso de abstracción— y su
actividad sintética, que aparece como medio para reproducir un todo en sus
conexiones, se apoyan igualmente en las propiedades y particularidades de la
propia realidad objetiva.
La diferencia entre lo concreto y lo abstracto no es absoluta sino relativa.
Lo concreto en una conexión puede ser abstracto en la otra y viceversa. Respec-
to al átomo, la molécula es algo concreto; pero respecto a un cuerpo más com-
plejo, es abstracta, pues sólo constituye una parte, un aspecto de dicho cuerpo.
El que algo deba ser considerado como abstracto o concreto depende del nivel
a que se haya llegado en el complejo proceso de análisis e investigación de los
fenómenos, pues dichas categorías, como contrarios, pasan de una a otra en el
curso de la cognición: lo abstracto se hace concreto; lo concreto, abstracto.
Para comprender la dialéctica de lo abstracto y de lo concreto en el cono-
cimiento, es necesario, ante todo, subrayar su contradicción. La contradicción
de dos aspectos, tendencias y procedimientos del conocer, encuentra su ex-
presión en los conceptos de “abstracto” y “concreto”. Lo concreto, en el co-
nocimiento, es un todo reproducido en el pensar; lo abstracto, no es más que
una parte unilateral de un todo. Lo concreto es la realidad aprehendida en
carne y hueso; lo abstracto, es el ámbito de los aspectos, propiedades, rasgos,
objetos, etc., singulares aislados del todo.
154 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
155
y la realidad concreta, pues la ciencia —añaden— se hace abstracta y resulta
inaccesible al sentido común. Según ellos, el mundo de la ciencia y el mundo
de la realidad se alejan uno del otro incesantemente. Cuanto más abstractos
llegan a ser los conceptos y fórmulas del mundo, tanto menos concreta y
vívida aparece ante la mirada del hombre la imagen de la naturaleza. De ello
los científicos aludidos intentan sacar la conclusión de que ha surgido un
conflicto irreductible entre lo concreto y lo abstracto, y ven en él menos que
una tragedia de los procedimientos contemporáneos de conocimiento y de la
concepción del mundo.
En el mismo volumen de la revista Erkenntnis en que se proclamó la “re-
volución” en filosofía y el programa de la nueva lógica, publicó Reichenbach
el artículo “Valor filosófico de la física moderna” en el cual afirmaba que se
había producido una extraña disensión entre el mundo de la ciencia y la vida
corriente, la realidad inmediata, y cargaba en la cuenta de los filósofos toda la
culpa de que ello fuera así. Explicaba la causa de esa disensión por el hecho
de que los filósofos intentan aplicar a la física moderna los conceptos abstrac-
tos de causalidad, sujeción a leyes, espacio, etcétera, como se hacía antes
mientras que la ciencia natural haya dejado de ser “metafísica”, es decir, no
puede acomodarse a tales categorías filosóficas. Para acabar con la disensión
entre la ciencia y la realidad concreta, Reichenbach propuso admitir que una
y otra constituyen el ámbito de nuestras vivencias humanas. En esto —afir-
ma— radica la unidad entre la ciencia abstracta y la realidad concreta.
Sólo las vivencias —escribió— y su regulación en una teoría coherente son idóneas para
expresar el contenido de la investigación contemporánea de la naturaleza.2
Esta solución positivista del problema desdeña grandes recursos del cono-
cimiento: los conceptos abstractos y las categorías, sin los cuales es imposible
toda ciencia natural así como todo conocimiento científico.
La misma contraposición entre ciencia abstracta y mundo concreto se
encuentra en Russell y en muchos otros filósofos burgueses. Esta contraposi-
ción de lo abstracto y lo concreto, la circunstancia de que la ciencia, con sus
2
Erkenntnis, tomo I, 1930, p. 69.
156 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
fórmulas matemáticas abstractas, parezca alejarse cada vez más del mundo
concreto, inquieta también a los científicos ocupados directamente en la in-
vestigación de la naturaleza. La causa de que ello ocurra estriba no sólo en
una falta de sagacidad para ver la interconexión dialéctica entre lo abstracto y
lo concreto, sino, además, en la complejidad real de los métodos contemporá-
neos de investigación, que hacen posible que surja la ilusoria idea de que el
saber científico, por su carácter abstracto, no es un reflejo del mundo objeti-
vo. Más adelante volveremos sobre este problema, pues en él se ve con meri-
diana claridad cómo, en el presente caso, la fuente del error radica en no saber
superar —recurriendo al planteamiento dialéctico del problema sobre lo abs-
tracto y lo concreto—, las contradicciones reales y las dificultades engendra-
das por el desarrollo de la ciencia.
Tenemos, por tanto, que la esencia del problema examinado está clara.
Toda la cuestión estriba en comprender rectamente la naturaleza dialéctica de
la contradicción entre lo abstracto y lo concreto y en elucidar, también en esta
relación, la verdadera lógica del movimiento del conocer. Intentaremos exa-
minar esta lógica en el plano del desarrollo singular (individual) del proceso
de cognición y en el plano de su desarrollo histórico. Ambos aspectos son
importantes no sólo porque existen realmente como esferas hasta cierto pun-
to independientes del conocer sino, además, porque también en este proble-
ma lo lógico y lo histórico coinciden.
La parte capital y más difícil del problema que examinamos radica en lo con-
creto. Llegar a conocer un fenómeno en lo que tiene de concreto es difícil y
complicado. Desde luego, la abstracción tiene una base escondida, invisible,
está vinculada a las relaciones esenciales de las cosas, por lo que no es fácil, ni
mucho menos, la labor de la actividad abstractiva del pensar. Por otra parte, al
plantear este problema es indispensable recordar que la cognición es un pro-
ceso en el cual lo abstracto y lo concreto se hallan trabados en una unidad.
Precisamente por constituir dos aspectos o formas de un mismo proceso es
importante destacar la parte a la que, en última instancia, se halla subordina-
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 157
157
do todo el proceso. Esa parte es lo concreto. Pues el fin del conocimiento no
consiste únicamente en descubrir las leyes de la realidad, sino, además, en
explicar, por medio de dichas leyes, los fenómenos que nos rodean. Las leyes
de la ciencia sólo justifican su designación cuando cumplen esa función, cuando
son de utilidad en el hacer práctico, cuando facilitan la acción práctica sobre
el mundo objetivo.
Esto significa que la abstracción con que se destacan algunos aspectos
—los más esenciales— de la multiplicidad de lo concreto, no pasa de ser un
recurso necesario para que pueda cumplirse el objetivo capital de la cogni-
ción: reproducir los fenómenos en lo que tienen de concretos, captando sus
nexos y relaciones con otros fenómenos. A la luz de lo dicho, es posible com-
prender las quejas de los científicos que, habiéndose remontado a las cumbres
de la abstracción, sienten un imperioso anhelo de descender, por decirlo así, a
la tierra y conectar lo abstracto con lo concreto para llegar a comprender la
naturaleza concreta en lo que tiene de carne y hueso. En este anhelo ha de
verse, forzosamente, una justa y sana comprensión de la esencia y de los fines
del conocimiento.
Todo el camino indirecto que recorre la cognición, es decir, el que se
aparte de lo concreto para dirigirse hacia las abstracciones, se hace únicamen-
te para poder reflejar mejor lo concreto en el pensar, para poderlo reflejar de
manera más honda y adecuada. En este sentido afirmamos que el momento
central en el problema de la correlación entre lo abstracto y lo concreto es lo
concreto y que el conocimiento de lo concreto constituye la parte más com-
pleja del objetivo global.
Será útil recordar, en relación con el problema que nos ocupa, las ideas
expuestas por Hegel en su excelente artículo titulado “¿Quién piensa de ma-
nera abstracta?” Nada hay más fácil que pensar de manera abstracta, dice
Hegel, refiriéndose, ante todo, al pensar unilateral que se circunscribe a algu-
na parte, propiedad o cualidad del fenómeno y no tiene en cuenta los nexos de
todas las facetas, propiedades y cualidades del mismo ni sus relaciones con
los otros fenómenos, nexos y condiciones que le dan origen. Esta manera de
pensar es corriente en la vida cotidiana. Hegel presenta de ello varios ejem-
plos como los que recogemos a continuación:
158 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
—¡Eh vieja! ¡Vendes huevos podridos! —dijo una compradora a una vendedora.
—¿Qué? —saltó ésta— ¿Mis huevos están podridos? ¡Tú si estás podrida! ¿La del padre
comido por los piojos y la de la madre que tuvo trato con los franceses? ¿Tú, la de la abuela
que murió en el asilo? ¡Miradla, ha gastado una sábana entera para hacerse un pañuelo! ¡Ya
sabemos, claro, de dónde sacas todos esos sombreritos y trapitos! ¡De no ser por los
oficiales, las que son como tú no lucirían esas galas! Las mujeres decentes se ocupan de sus
casas y para las que son como tú, el mejor sitio es la cárcel ¡Mejor sería que te zurcieras los
agujeros de las medias! —En fin, la vendedora no puede admitir que la compradora tenga
ni asomos de alguna cualidad. Piensa de manera abstracta: resume todo lo que ve en la
compradora o sabe de ella, empezando con los sombreros y acabando con las sábanas, de
pies a cabeza, sin olvidarse de su padre ni de la demás parentela, la única luz del delito que
aquélla ha cometido: haber dicho que los huevos estaban podridos. Todo resulta matizado
por el color de esos huevos podridos.4
159
punto inicial del proceso y en su punto final. Lo concreto, en esos dos mo-
mentos, no es lo mismo. De este hecho no cabe inferir, desde luego, que el
pensamiento, al efectuar su trabajo —tan complejo— se encuentre con dos
realidades concretas. La realidad es una y existe como realidad concreta, como
unidad de la diversidad. Pero en el proceso de tal cognición, lo concreto en las
diferentes etapas —al principio y al final del proceso— no es lo mismo.
El punto de partida del conocimiento es la realidad objetiva, concreta, y
el pensamiento realiza todas sus operaciones con esta realidad, con el mate-
rial de la misma. Ahora bien, en las diferentes etapas del conocimiento, la
realidad concreta se refleja de manera distinta. Nada sabríamos de ella si pri-
meramente no nos fuera dada en la contemplación sensorial, en nuestras sen-
saciones. Lo concreto se ofrece directamente a la contemplación sensorial; en
este sentido, lo definimos como lo perceptible y visible directamente. La cog-
nición sólo puede iniciarse partiendo de eso concreto, de eso dado de manera
inmediata y visible, tangible. Pero lo concreto sensorial, en dicho estadio del
conocimiento, aún no puede aparecer como unidad de fenómenos diversos,
pues dicha unidad se halla sustraída a la mirada directa y sólo puede ser apre-
hendida mediante abstracciones, mediante la formulación de leyes, concep-
tos, hipótesis, etcétera.
Por esta razón, de lo concreto en dicho estadio tanto puede decirse que es
visible como no lo es. Es visible en sus manifestaciones concretas, en su exte-
rior, pero no lo es como lo concreto, en que las manifestaciones externas e
inmediatas se hallan ligadas a su esencia interna, a las leyes de su existencia y
desarrollo. Ahora bien, el conocimiento de lo concreto en este nivel constitu-
ye el objetivo de la cognición auténticamente científica. En el estado senso-
rial del conocimiento, lo concreto es visible y asequible, pero ello se paga
desconociendo su esencia; por tanto, la condición de ser accesible directa-
mente, presupone que en el conocer se dan elementos de comprensión iluso-
ria de los fenómenos, engañosa, a menudo profundamente errónea. Lo concreto,
visible y tangible, ha de ser radiografiado por abstracciones —como por unos
rayos “x” mentales sui generis— para descubrir con ello su escondida base, su
esencia, y luego llegar a conocerlo como lo concreto en que la manifestación
externa y su esencia se hallan indisolublemente ligadas entre sí. Lo concreto
con estas características se da en el estudio final del proceso de cognición.
160 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
5
V. I. Lenin, Obras, tomo XXXVIII, p. 275.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 161
161
sólo no separan la realidad respecto al mundo de las formas científicas abs-
tractas, sino que, por el contrario, constituyen un procedimiento para lograr
que una y otra se aproximen coincidan.
Por ejemplo, cuando en el proceso del conocimiento pasamos de la per-
cepción de la oscilación caótica de precios en el mercado a la abstracción de
valor o, bien, cuando nos elevamos de la percepción de la masa de cuerpos
materiales diversos a la abstracción de la materia, nos alejamos de lo concre-
to; pero este modo de alejarse de lo concreto es, en realidad, una manera de
acercarse a ello, es el procedimiento para llegar a conocerlo. El haber estable-
cido este hecho deja sin base alguna la afirmación de que el movimiento del
pensar desde lo sensorial concreto hacia lo abstracto (hacia la ley, el concep-
to, la fórmula científica, la ecuación matemática) significa apartarse de mane-
ra absoluta del mundo visible concreto. En realidad, este movimiento, sujeto
a la ley del pensar, tiene un sentido directamente contrapuesto.
“El significado de lo general —escribió Lenin— es contradictorio: es un
significado muerto, adulterado, incompleto, etc., pero es un paso hacia el co-
nocimiento de lo concreto...”6
“Lo abstracto es un paso hacia lo concreto”; esta fórmula dialéctica pone
de relieve la interpenetración que existe entre las formas contrapuestas del
movimiento del pensar. Es una fórmula opuesta a la concepción metafísica
de la relación entre las formas aludidas en el sentido de que lo abstracto es,
tan sólo, un alejamiento de lo concreto, cuando, en realidad, constituye una
unidad de “alejamiento” y “aproximación” o bien de un alejamiento para sal-
tar mejor hacia adelante, para comprender mejor lo concreto.
Así como la fase inicial del proceso del conocer se efectúa en forma de
transición desde lo concreto sensorial a lo abstracto, la fase siguiente consiste
en pasar de lo abstracto a lo concreto; es decir, el ulterior movimiento de la
cognición posee, también, carácter dialéctico. La abstracción no constituye
un fin en sí, sino un medio, un recurso para entrar en conocimiento de los
fenómenos en lo que éstos tienen de concreto. Por este motivo, alcanzando el
nivel necesario de abstracción, cuando la esencia de los fenómenos, su ley,
están descubiertas, el pensamiento comienza a moverse en dirección inversa,
6
Idem.
162 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
163
En efecto, el concepto de clase social es una abstracción respecto a la
sociedad en su conjunto, pero respecto a varios caracteres distintivos de las
clases, el concepto aludido resulta extraordinariamente concreto. Recorde-
mos la definición de clase, dada por V. I. Lenin:
Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan
en un sistema de producción social, históricamente determinado, por las relaciones en que se
encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que en gran parte quedan
establecidas y formalizadas en las leyes), por el papel que desempeñan en la organización
social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte
de la riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales
puede apropiarse del trabajo del otro, por ocupar puestos diferentes en un régimen determi-
nado de economía social.7
7
Lenin, V. I., Obras escogidas, pp. 612-613.
164 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
165
lo dirigen. Pero, por importante que sea este rasgo de la clase social, no es el
más esencial y, es un rasgo mediato que está determinado por otros caracteres
de clase y se desprende de ellos. Dicha abstracción no puede ser, pues, inicial,
no puede servir de punto de partida para elevarse hacia la clase como unidad
de la diversidad.
Podemos tomar otro rasgo: las proporciones de la riqueza social que per-
ciben distintas clases. También este rasgo tiene un carácter mediato, está de-
terminado por otro factor. Sabemos por la historia de la ciencia que han existido
teorías cuyos autores veían la sociedad dividida en clases en dependencia del
modo de distribución de la riqueza social. Semejantes teorías no eran científi-
cas. Pues tomaban el efecto por la causa. El capitalista lo es no porque dirige
la producción, sino que, al contrario, dirige la producción por ser capitalista;
de modo análogo, de la riqueza recibe él la parte del león por su condición de
capitalista.
De lo dicho se sigue que la abstracción inicial ha de poseer, por lo menos,
dos cualidades: 1. ha de reflejar la esencia, la causa de la cosa, y 2. de ser una
abstracción límite, es decir, no alcanzada de manera mediata a través de otras
abstracciones, sino que, por lo contrario, ella misma ha de servir para que
puedan llegarse a conocer otras facetas y propiedades de los fenómenos. Di-
cho de otro modo, las abstracciones iniciales son conceptos en que se ha
alcanzado el límite en el acto de abstraer aplicado a una multiplicidad concre-
ta dada; se trata, por decirlo así, de una abstracción “última”, más allá de la
cual ya no cabe ir sin que ello redunde en perjuicio del reflejo adecuado del
fenómeno. Dichas abstracciones combinan, en sí, lo esencial, la causa con lo
elemental, con lo simple; simple en el sentido de que tales abstracciones son
un comienzo no desarrollado de un todo desarrollado y de ellas arranca una
serie de mediaciones, en el sentido de que son el manantial del que surge y se
desarrolla todo lo demás.
En el ejemplo examinado por nosotros, la abstracción inicial será la relación
de los hombres con los medios de producción, dado que es dicha relación la que
determina todo lo demás, todos los otros aspectos y rasgos de la clase social. La
proporción del ingreso social percibido por las diferentes clases lo mismo que el
lugar ocupado en la organización social del trabajo y la posibilidad de que una
clase explote a otra, se hallan condicionados por la faceta capital indicada, que
166 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
167
ello no ha modificado el hecho de que las riquezas fundamentales de un país
capitalista se hallan concretadas en manos de la burguesía, del Estado bur-
gués, y la clase dominante en el terreno económico es, asimismo, la clase
dominate en el terreno político. El fin perseguido con este modo de enfocar el
problema concerniente a la estructura de clase de la sociedad capitalista es
muy claro. Pero de este modo se infringen también las reglas lógicas de la
abstracción, se pierde la cualidad del fenómeno investigado. Por su cualidad
la organización técnica de la producción es ya un fenómeno distinto, no reúne
condiciones para expresar la esencia y lo cualitativamente específico de la
clase social, que tiene su base en la relación con los medios de producción.
Ello es tan cierto como el hecho de que un concepto abstracto (para tomar un
ejemplo de otro tipo) como es el de fuerza actuante entre partículas invaria-
bles de materia basta para explicar los procesos mecánicos, pero resulta ya
insuficiente para comprender los fenómenos atómicos. Esto requiere otras
abstracciones iniciales, abstracciones que expresen lo que tienen de especí-
fico los microobjetos respecto a lo específico de los grandes cuerpos.
Marx, al analizar un fenómeno complejo como el del modo capitalista de
producción, separa, también, de la diversidad concreta que ofrece dicho modo
de producción una abstracción que le sirve de punto de partida para elevarse,
luego, hacia lo concreto. En calidad de semejante abstracción límite, inicial,
aparece en Marx el valor materializado en la mercancía. Marx lo llama la for-
ma más abstracta de la riqueza burguesa. Sin el valor, no es posible compren-
der ningún proceso característico de tal medio de producción. El valor es
realmente una “abstracción concreta”, más allá de la cual no cabe ir.
Ahora bien, si analizamos el modo socialista de producción, el concepto
de valor ya no puede desempeñar el papel de punto de partida para ascender
hacia lo concreto, pues nos encontramos con un organismo social
cualitativamente distinto sujeto a otras leyes de desarrollo.
Por otra parte, la abstracción inicial, tomada en su conjunto, ha de coinci-
dir con lo que ha sido lo primero en el proceso efectivo del desarrollo de la
realidad misma. Semejante rasgo de la abstracción inicial tiene enorme tras-
cendencia, dado que en el proceso de ascención a lo concreto ha de reflejarse
el objeto en su desarrollo y cambio. Esta faceta puede resultar, en lo tocante
a la clase social, menos clara que en lo tocante a la investigación de otros
168 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
fenómenos. Más, también en este caso resulta evidente que la relación con los
medios de producción constituye el fundamento o la causa de la que surgen y
se desarrollan todos los demás aspectos y propiedades de la clase social, sus
correlaciones con otras clases, etc. Desde luego, las relaciones burguesas de
producción no existen, por ejemplo, al margen de una determinada ideología
propia de la clase dada; pero la psicología secundaria respecto a las condicio-
nes materiales de existencia de la clase social, surge y se desarrolla de dichas
condiciones como su semilla. Las relaciones capitalistas de propiedad nacen
en el seno de la sociedad feudal antes de que la burguesía conquiste el poder
político.
La historicidad de la abstracción inicial resulta aún más clara cuando se
investiga de manera especial el desarrollo del fenómeno. Así, en El capital de
Marx la abstracción lógica inicial, la mercancía, y su valor, se encuentran en
perfecta correspondencia con el momento inicial histórico del desarrollo ca-
pitalista. Todos los procesos de la producción capitalista se desarrollan par-
tiendo —como de una célula de un organismo vivo— del valor de la mercancía,
del cambio de mercancías según la ley del valor, y la ascención de lo abstracto
a lo concreto ha de reproducir esos procesos históricos.
El botánico, el biólogo, al investigar el origen de las especies de plantas y
animales, toman, asimismo, en calidad de punto inicial de la investigación, los
organismos, históricamente simples, de los que proceden los complejos orga-
nismos de hoy.
Como quiera que la fuerza motriz del desarrollo se encuentra en las con-
tradicciones propias del fenómeno, la abstracción inicial ha de reflejar, en
germen, las contradicciones del fenómeno, aquellas cuyo despliegue y lucha
sirven de estímulo al desarrollo de este útlimo. Así son las contradicciones de
la mercancía y del valor. En biología, son así las contradicciones del metabo-
lismo en los organismo vivos, contradicciones que sirven de fuente de la evo-
lución y cambio de las especies, etcétera.
Tales son los rasgos fundamentales de la abstracción inicial, comienzo de
la ascensión que va de lo abstracto a lo concreto. Vamos a examinar, ahora, la
esencia de dicho proceso del movimiento del pensar desde el comienzo más
simple hasta la integridad concreta como unidad de fenómenos diversos.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 169
169
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO
Sus objeciones a la ley del valor conciernen a todos los conceptos (aquí Engels al hablar de
conceptos se refiere a leyes M.R.)... En razón de que un concepto posee la naturaleza esencial
del concepto, en razón de que el concepto, por tanto, no coincide sin más, prima facie con la
realidad de la cual es necesario abstraerlo primero, debido a todo eso, el concepto siempre es
más que una ficción; a no ser que declare usted ficciones todos los resultados del pensar
porque la realidad les corresponde de manera sumamente indirecta y, además únicamente en
aproximación asintótica (es decir, sin coincidir nunca. M. R.).8
171
que la norma de beneficio, bajo la amenaza de ser degradada a ficción, fuera igual, con toda
exactitud, digamos a 14,876934... hasta cien números decimales, en cada empresa y cada año,
entenderíamos de manera completamente errónea la naturaleza de la norma de beneficio y
de las leyes económicas en general; todas ellas no poseen más realidad que la dada en la
aproximación, en la tendencia, en el valor medio, y no la tienen en la realidad inmediata. Ello
es así debido, en parte, a que su acción se entrecruza con la acción simultánea de otras leyes,
pero, en parte, debido a su naturaleza de conceptos.9
9
Ibid., p. 308.
172 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
acción de la ley—, las limitaciones del efecto de una ley por la acción de otras
leyes, el cruce de la acción de leyes diferentes, etcétera.
En virtud de lo que hemos dicho, el proceso de ascensión de lo abstracto
a lo concreto, el proceso en virtud del cual se reproduce en el pensamiento lo
concreto; es muy complejo. A nuestro modo de ver, sus rasgos capitales se
caracterizan por lo siguiente:
173
de síntesis, de inferencia sintética; partiendo de la abstracción inicial se
desarrolla toda la multiplicidad concreta del fenómeno. Mientras que al
pasar de lo sensorial concreto a lo abstracto aplicamos, sobre todo, el aná-
lisis, el procedimiento de investigación más importante para ascender de
lo abstracto a lo mentalmente concreto es la síntesis. Como ya hemos
dicho, la síntesis no es un simple acoplamiento mecánico de partes sepa-
radas hasta formar un todo, sino un procedimiento de desarrollo; es la
inferencia de lo singular y concreto partiendo de lo general y abstracto.
Unicamente ese desarrollo sintético que va de unos conceptos y defini-
ciones a otros más concretos, puede reproducir —como resultado de todo
el camino de ascendencia— la concreta diversidad de las facetas del fenó-
meno en su unidad. El “acoplamiento” mecánico de las partes no puede
conducir más que a una definición ecléctica del todo como suma de las
facetas de la cosa dada.
Si, desde este punto de vista, proseguimos el examen del ejemplo relativo
a las clases sociales, será preciso decir que, en efecto, las relaciones de propie-
174 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
175
cepto. Así, en este sentido, el concepto de política es más concreto que el de
economía, dado que la política presupone la economía, es la expresión con-
centrada de esta última. Cuando hablamos de la política de una clase social
cualquiera, damos por sobreentendido que es economía “superada”, es decir,
que expresa ante todo los intereses económicos de la clase y los presenta. La
política es una síntesis, una conclusión de los intereses económicos, el desa-
rrollo de esos intereses en la política, en la lucha política y en la lucha de los
partidos políticos.
La política, a su vez, se encuentra en forma “superada” en tales conceptos
como ideología y moral; está contenida en ellos como formando su parte
esencialísima, y a través de la política en los conceptos de ideología, moral, etc.,
se reflejan, también los intereses económicos de la clase social correspondiente.
En el proceso de la ascensión desde lo abstracto hacia lo concreto se pone
de manifiesto la naturaleza de la negación dialéctica; en virtud de esa natura-
leza, lo nuevo —en el presente caso los conceptos reflejan nuevas facetas,
propiedades y relaciones del objeto investigado— no prescinde de los con-
ceptos anteriores más abstractos, sino que los asimila, los convierte en su
base o en una de las facetas de la misma. En este proceso, cada nueva etapa,
cada nuevo concepto y cada nueva definición, se hacen cada vez más concen-
trados, condensa en sí los resultados de la investigación precedente. Al mis-
mo tiempo, cuanto más nos alejamos de la abstracción inicial, tanto más
mediatos resultan nuestros conceptos.
En el camino de la ascensión se producen las metamorfosis de los con-
ceptos, es decir , los conceptos abstractos se hacen concretos y los concretos
se transforman en abstractos. Cada nuevo concepto formado en el curso de la
reproducción de lo concreto, es concreto respecto al anterior. Pero, como quiera
que el pensamiento sigue avanzando y formula conceptos aún más concretos,
el anterior se convierte en concepto abstracto respecto al nuevo, más concre-
to. Así, por ejemplo, en El Capital, Marx pasa del concepto de valor al de
plusvalia, este concepto es concreto respecto al otro. Pero Marx no se detiene
aquí. De la plusvalía pasa al beneficio, concepto más concreto que el de
plusvalía de modo que éste, es decir, el concepto de plusvalía se convierte ya
en una abstracción respecto a una relación tan desarrollada y concreta como
es la de beneficio.
176 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
***
177
do lugar, ello nos permitirá exponer sumariamente cuanto hemos dicho acerca
de esta ley.
El libro de Timiriázev está consagrado a uno de los fenómenos más com-
plicados de la naturaleza: a la vida de las plantas. De ahí que presente para
nosotros sumo interés ver el camino que recorrió ese gran investigador de la
naturaleza viva, la lógica a que obedece el movimiento de su pensar. El inte-
rés resulta aún mayor por cuanto el autor del libro no fue un hombre de cien-
cia estrictamente limitado a la investigación de la naturaleza, sino un pensador
afanoso de elucidar los problemas generales de la concepción del mundo, así
como la metodología y la lógica del estudio de la naturaleza. Todo ello hace
que en su obra resulte fácil rastrear los principios lógicos, aparte de que el
propio Timiriázev habla especialmente de lo que ha de servirnos de orienta-
ción para llegar al conocimiento de la vida de las plantas.
Para comprender la vida de una planta es necesario, ante todo, conocer su forma; para
comprender el funcionamiento de una máquina es necesario conocer su estructura. Lance-
mos, en primer lugar, una rápida mirada sobre las manifestaciones externas, formales, de la
vida vegetal que pueden observarse sin ninguna preparación especial y sin aplicar procedi-
mientos técnicos de investigación de ninguna clase.10
10
Timiriázev, K. A., La vida de las plantas, p. 74.
178 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
En la célula hemos de ver el comienzo inicial más sencillo de todo organismo; la célula ya no
es susceptible de ser dividida en partes que puedan subsistir independientemente; la célula
es un límite real, no rebasado por nuestro análisis morfológico; es la unidad orgánica.12
11
Ibid., p. 82.
12
Ibid., p. 85.
13
Idem.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 179
179
De modo análogo a como, en química, comenzamos el estudio de las sustancias por los
cuerpos simples, por los elementos, y luego pasamos a sus combinaciones, en el presente
caso el estudio de los órganos vegetales ha de comenzar por el de su órgano elemental: la
célula.14
En estas palabras está expuesta la ley general del conocimiento, la ley del movi-
miento del pensar que va de lo concreto a lo abstracto y se eleva de lo abstracto
a lo concreto.
16
Ibid., p. 300.
17
Marx, C., Contribución a la crítica de la economía política, p. 213.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 181
181
Si tomamos la historia del conocimiento humano en su conjunto, no nos
será difícil convencernos de que dicho conocimiento recorre el mismo camino
que lleva de lo concreto sensorial a lo abstracto y de lo abstracto a lo mental-
mente concreto. Verdad es que no cabe señalar un límite cronológico hasta el
cual la cognición humana avance de lo concreto en la realidad hacia los princi-
pios abstractos y luego siga avanzando desde estos principios hacia lo que es
concreto en el pensar. Pero la tendencia general del movimiento es precisamen-
te la indicada. En la aurora de la existencia humana, la naturaleza se presentaba
al hombre como un fenómeno complejo y misterioso, desconocido aún tanto en
su conjunto como en sus partes singulares. La necesidad de obtener recursos
para subsistir obligó al hombre a penetrar, primero instintivamente y luego de
manera cada vez más consciente, en la conexión causal de los fenómenos. Al
surgir el conocimiento científico, comienza la historia de la ofensiva consciente
contra los misterios de la naturaleza sobre la base de la aprehensión práctica del
mundo. El punto inicial de la contemplación y representación, el comienzo de
este camino largo, milenario, no podía ser otro que la realidad en su diversidad
concreta. No es casual, por tanto, que en la ciencia de los tiempos antiguos se
perciba la indeleble huella de la visión sensorial concreta de la realidad y de la
correspondiente posición en el estudio de la misma. Cuando Tales, Heráclito y
otros pensadores de la antigua Grecia intentan hallar la “raíz de la vida”, cierto
principio general de la naturaleza, manifiesto en todos los procesos de la misma,
veían tal raíz en cosas sensorialmente concretas como el agua, el fuego, etcétera.
Ya en ese periodo de los antiguos pensadores tenían planteado el proble-
ma de lo abstracto y lo concreto, pues procuraban separar de la diversidad
concreta de la naturaleza un principio general, asiento de toda la multiplici-
dad de cosas y fenómenos. El agua, el fuego, el aire tomados en calidad de
semejante principio son abstracciones, resultados de delimitar en la multipli-
cidad lo singular divisible y lo no divisible. Los átomos de Leucipo y de
Demócrito fueron resultado de una mayor penetración del pensar en la esen-
cia de la naturaleza y significaron un alto grado de abstracción de lo concreto.
Los antiguos filósofos intentaron comprender esta regularidad del proceso de
la cognición, ver la correlación, como decían ellos, entre lo múltiple y lo sin-
gular, entre lo divisible y lo no divisible. Aristóteles, por ejemplo, indica en su
metafísica que:
182 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
183
Por consiguiente, la estructura misma de la ciencia, su desarrollo histórico
desde una ciencia única, indiferenciada y sin subdividir, hasta la multiplicidad
de las ciencias particulares, refleja el movimiento del pensar humano de lo
concreto a lo abstracto. También en este hecho se observa una coincidencia
total entre el proceso histórico y el proceso lógico del conocer, procesos que
representan, tanto el uno como el otro, el movimiento que va de lo concreto a
lo abstracto.
No es posible atribuir valor absoluto a la diferenciación de las ciencias,
diferenciación en que se traduce el movimiento del conocer humano que va de
lo concreto a lo abstracto. Dicha diferenciación es tan dialéctica como cual-
quier otro aspecto del conocimiento. Una ciencia, al entrar en conocimiento
—con ayuda de muchas otras ciencias—, de distintos campos y esferas del
mundo objetivo, avanza, al mismo tiempo, por el camino opuesto de ascensión
desde lo abstracto a lo concreto, es decir, va hacia la captación de la naturaleza
única desde distintos puntos de vista. La dialéctica del desenvolvimiento de la
cognición científica es tal que cuanto mayores son la profundidad y la exacti-
tud con que se alcanzan aspectos singulares de un todo, tanto más nos acerca-
mos al momento en que se abarca, sintetizando todos los resultados alcanzados
por las ciencias particulares. Las ciencias singulares, diferenciadas, no existen por
sí mismas, como montón de ladrillos en desorden, sino como partes y aspectos
de un mismo edificio científico.
Desde el punto de vista del desarrollo general de los conocimientos cien-
tíficos, el proceso de ascensión de lo abstracto a lo concreto se manifiesta de
maneras distintas.
En primer lugar, se hace cada vez más estrecho e indisoluble el nexo entre
las ciencias particulares. Esta conexión resulta sobre todo patente entre la
física y la química, entre estas dos ciencias y la biología, entre la matemática
y muchas otras ciencias, entre la cibernética y la física, la biología, la fisiolo-
gía, etc., entre la física y la cosmogonía, entre las ciencias naturales y las
ciencias sociales, etc. En los últimos tiempos han surgido varias ciencias que
unen diferentes sectores de conocimientos, ciencias en cierto modo colindan-
tes que relacionan aspectos diferentes de la naturaleza, como por ejemplo, la
química física, la astrofísica, etcétera.
184 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
El que sea cada vez mayor el contacto entre los distintos sectores del saber,
el que una ciencia necesite de hacer uso de los resultados obtenidos por otra, no
se debe a arbitrarias tendencias de los hombres de ciencia hacia la unidad, sino
que expresa la conexión interna y la interdependencia de los fenómenos y pro-
cesos cualitativamente heterogéneos del mundo objetivo. El que la ciencia so-
bre el origen de la vida haga uso de los datos que han obtenido la física y la
química modernas es un hecho que está condicionado por el nexo objetivo
existente entre el mundo inorgánico y el orgánico, por la unidad que éstos for-
man, por el paso del uno al otro. Cuando un químico, para aclarar la esencia de
las transformaciones químicas rrecurre a la doctrina de la física acerca de la
estructura del átomo, también obra de este modo porque las formas del movi-
miento físico y químico se hallan vinculadas entre sí y las de un tipo se convier-
ten en las del otro tipo. Por causas análogas se explica la conexión y las
interdependencias entre otras ciencias. Pero, al mismo tiempo, todas estas co-
nexiones de las ciencias constituyen la expresión del proceso de ascensión gra-
dual desde lo abstracto a lo concreto, pues la ciencia, al ligar entre sí en una
unidad los resultados obtenidos en las diferentes esferas del saber, reproduce de
manera cada vez más completa el mundo concreto en su integridad.
En segundo lugar, si lo concreto constituye una unidad de lo diverso, el
propósito de la ciencia ha de estar —y ha estado— dirigido a encontrar y
descubrir la unidad de la naturaleza, la unidad de todas sus leyes, que explican
el nexo y la interdependencia de todos los fenómenos cualitativamente
heterogéneos. Mas, el camino que ha llevado a la comprensión de esta unidad
no ha sido, ni mucho menos, un camino recto y ha pasado por etapas en las
que, para explicar los fenómenos cualitativamente distintos, se ha ideado toda
clase de sustancias artificiales. El avance de la ciencia natural ha consistido
en ir desechando, una tras otra, tales sustancias que daban origen, según se
creía, a la diversidad cualitativa de la naturaleza (flogisto, fluidos eléctricos y
magnéticos, éter, fuerza vital, etc.). Ya en el siglo XIX la ciencia comprobó que
la unidad del mundo radica en su materialidad y, sobre esta base, ha procura-
do unir en un solo conjunto todos los fenómenos de la naturaleza. No es la
multiplicidad, sino una sustancia única, la materia, en desarrollo y cambio
constantes, lo que constituye la fuerza creadora que hace posible y necesario
explicar todos los fenómenos y procesos naturales.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 185
185
El desarrollo más reciente de la ciencia natural, sobre todo de la física ha
revelado aún de manera más profunda esa unidad del mundo, demostrando la
unidad material de fenómenos antes totalmente escindidos como materia y campo,
conectando indisolublemente la masa y la energía, descubriendo la naturaleza
corpuscular-ondulatoria de los objetos materiales, estableciendo el hecho de la
recíproca tansformabilidad de las partículas elementales, etc. La ciencia con-
temporánea trabaja para unificar los resultados de la física cuántica y de la teo-
ría de la relatividad en una sola teoría sobre la base de las propiedades y leyes
generales del desarrollo de la materia.
En el mismo sentido avanza el desarrollo de la ciencia social. El marxis-
mo ha descubierto la base general de la que, en último término, surgen y se
desarrollan todos los fenómenos sociales. Forman dicha base las condiciones
de la vida material de las personas o, de manera más concreta, el modo social
de producción. En dicha base radica la unidad, la interconexión y la interacción
de todos los aspectos y formas del desarrollo social. Gracias al marxismo, por
primera vez, se ha logrado explicar científicamente la historia de toda la so-
ciedad no como suma de acontecimientos y procesos aislados, sino como
proceso único, histórico-natural, sujeto a ley, en cuya base figura el desarrollo
del modo material de producción.
El significado histórico-mundial del descubrimiento de Marx estriba, asi-
mismo, en el hecho de haber eliminado el dualismo metafísico de sociedad y
naturaleza, pues se ha visto que la vida social, aunque esencialmente distinta
de la naturaleza, es también material, aunque su materialidad es singular: la
“materia” social —es decir, las condiciones de la vida material de las perso-
nas—, desempeña un papel decisivo en el desarrollo de la sociedad. El mar-
xismo ha descubierto la peculiaridad cualitativa de las leyes sociales y su
diferencia respecto a las leyes vigentes en la naturaleza.
Acabamos de decir que el saber científico ha avanzado y sigue avanzando
por el camino que asciende de lo abstracto a lo concreto, reflejando cada vez
con más profundidad y exactitud el nexo y la interacción que se dan entre
todos los aspectos y propiedades del mundo objetivo.
En tercer lugar, en este proceso de ascensión de lo abstracto a lo concreto
desempeñan un enorme papel las leyes generales descubiertas por la ciencia
vigentes en las esferas más diversas del mundo objetivo. En este sentido,
186 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
187
conocer de manera más profunda la esencia de la materia, estriba en el descu-
brimiento de leyes que abarcan zonas cada vez más amplias de fenómenos,
estriba en la investigación de la conexión y de la unidad de leyes que parecían
antes aisladas. Así, sobre la base de los éxitos obtenidos por la nueva física se
ha establecido la unidad indisoluble entre la ley de la conservación de la masa
y la ley de la conservación de la energía, formulándose una ley única sobre la
conservación de una y otra. Lo característico de las teorías de nueva creación
consiste en que éstas fijan límites a leyes descubiertas antes, señalan la esfera
de su vigencia, que resulta ser una faceta o parte de una zona de fenómenos
más amplia, regidos por leyes más generales.
Este hecho se hace patente al confrontar las leyes de la mecánica clásica
con las de la mecánica cuántica, la geometría euclidiana con la no euclidiana,
el principio clásico de la relatividad —que generaliza tan sólo fenómenos
mecánicos— con la moderna teoría de la relatividad, etcétera.
Hay teorías que se perfeccionan gracias al aumento de las generalizacio-
nes que engloban en su órbita nuevos aspectos y propiedades del mundo ob-
jetivo.
Los propios científicos, expresando de manera figurada esa tendencia ge-
neral del desarrollo de los conocimientos de la ciencia, dicen:
Esta feliz imagen aclara muy bien la regularidad con que se desarrolla el
conocimiento. Cuanto más amplias son las generalidades hechas por la cien-
cia, cuanto más generales y profundas son las leyes que ésta descubre, tanto
más íntegra y concreta se nos aparece la naturaleza, el mundo objetivo. Esto
significa que el movimiento que va de lo abstracto a la concreta reproducción
del mundo constituye una ley inmutable del conocer. De modo análogo a
19
Einstein, A. e Infeld, L., La evolución de la física, p. 156.
188 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
189
Las proposiciones del materialismo dialéctico acerca de la materialidad
del mundo, acerca del carácter primario de la materia y del carácter secunda-
rio de la conciencia, acerca de la indisolubilidad de materia y movimiento,
acerca del espacio y el tiempo como formas de la materia en movimiento,
acerca del carácter determinado de los fenómenos, acerca de las leyes más
generales del desarrollo, etc., son las generalizaciones más amplias. Su impor-
tancia está determinada no sólo por el hecho de proporcionar una representa-
ción concentrada del mundo objetivo, es decir, una concepción del mundo,
enlazando todos los conocimientos en una unidad, sino, además, por el hecho
de señalar un punto de vista para el examen de los fenómenos, los procedi-
mientos para abordarlos; en pocas palabras, la importancia de las proposicio-
nes del materialismo dialéctico está determinada por el activo papel que éstas
desempeñan en todo el proceso del movimiento del conocer desde lo concre-
to a lo abstracto y desde lo abstracto a lo concreto.
Tenemos, pues, que el movimiento del pensar desde las representaciones abs-
tractas de la naturaleza hacia conceptos cada vez más concretos constituye una
regularidad de la cognición. Vamos a examinar, ahora, el problema planteado al
principio del presente capítulo: el de si existe —y se ahonda— un abismo entre
el mundo dado directamente en nuestras percepciones, el mundo cotidiano de
los fenómenos, y el mundo “abstracto” de la ciencia. En puridad, después de lo
antedicho, la respuesta a tal pregunta resulta evidente: no puede haber ningún
abismo entre esos dos mundos y es ya del todo gratuita la afirmación misma de
que existen esos dos mundos. El mundo de la ciencia, de las fórmulas científi-
cas no puede existir independientemente del mundo real. La ciencia, en el pro-
ceso de su desarrollo, refleja de manera cada vez más exacta la naturaleza obje-
tiva; por esta razón, las teorías científicas han de fundirse con la esencia de la
realidad misma, es decir, han de expresar la verdad objetiva.
Ahora bien, ¿qué razones hay para afirmar que se da una escisión entre las
abstracciones de la ciencia y el mundo concreto de la realidad? Cedamos la
palabra a los renombrados científicos que sostienen dicho punto de vista. En
190 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Los conceptos con que operaba la ciencia natural (en el proceso de su desarrollo histórico, M. R.)
se han hecho más abstractos y menos manifiestos.20
191
Las palabras subrayadas por nosotros expresan acertadamente cuál es el
movimiento de la cognición de lo abstracto a lo concreto, pues lo concreto
constituye la unión “de los fenómenos más diversos”, de los aspectos más
diversos de la naturaleza compleja, en una “fuente común” que es la repro-
ducción mental de esa fuente común de la imagen real del mundo.
No obstante, aun comprendiendo acertadamente la esencia del proceso
de la cognición Heisenberg infiere de dicho proceso una conclusión filosófica
errónea.
En nuestro tiempo ha resultado —escribe— que semejante imagen (es decir, la imagen
física del mundo creado por la ciencia moderna, M. R.)al aumentar en exactitud se aleja cada
vez más de la naturaleza viva. la ciencia no se ocupa ya del mundo de la experiencia inmedia-
ta, sino de las bases ocultas de dicho mundo descubiertas gracias a nuestros experimentos.
Pero esto significa, al mismo tiempo, que el mundo objetivo se presenta, en cierta medida,
como resultado de nuestras acciones activas y de la perfecta técnica de observación. Por
consiguiente, también en este terreno nos encontramos frente a límites infranqueables para
el conocimiento humano.23
23
Ibid., p. 65.
24
Ibid., p. 63.
192 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
La mecánica cuántica ha destruido la diferencia entre objeto y sujeto, pues puede describir la
situación en la naturaleza no como tal, sino como situación creada por el experimento del
hombre... El físico atómico se encuentra muy lejos de la idílica postura del naturalista de
antaño que esperaba confiadamente descubrir los secretos de la naturaleza observando
mariposas en un prado.26
193
vez más de la naturaleza viva?, ¿significa ello además, que resulta ya ilusorio
querer reflejar y conocer la naturaleza “como es”? Desde luego, no es así.
Hemos dicho más arriba que mediante la abstracción científica no nos
apartamos de la realidad viva e inmediata de los fenómenos, sino que, en
último término, nos acercamos a ella. Esto es, precisamente, lo que explica el
hecho de que con el aumento de las abstracciones científicas, nuestros cono-
cimientos acerca de la naturaleza se van haciendo cada vez más exactos y
adecuados al mundo objetivo. Que ello es así, no lo niegan los propios natura-
listas, quienes señalan que las abstracciones ponen de manifiesto los nexos
internos entre los fenómenos y los hacen accesibles a la comprensión del hom-
bre. Utilicemos el ejemplo aducido por Heisenberg. Aristóteles, al explicar la
caída de los cuerpos, describió el movimiento real de los mismo en la natu-
raleza y estableció que los cuerpos ligeros caen más despacio que los pesados.
El punto de partida de los razonamientos de Galileo sobre el mismo hecho
fue una abstracción, ya que Galileo planteó el problema en términos genera-
les, abstractos: cómo caerían los cuerpos si no hubiera la resistencia del aire
¿Quién dio una descripción más exacta del fenómeno? Aristóteles, con sus
representaciones sensorialmente concretas, que reflejan el hecho tal como se
ve directamente, o Galileo, con sus abstracciones. La respuesta es obvia. Ahora
bien, si quien estaba en lo cierto era Galileo y no Aristóteles, ¿en qué nos
basamos para sostener que la abstracción aleja de la naturaleza el conoci-
miento del hombre? Es evidente que el conocimiento no se detiene en la
abstracción. Valiéndose de ella, vuelve a los fenómenos concretos en su rea-
lidad viva y explica por qué, en virtud de qué causas, los cuerpos no caen a la
tierra con movimiento uniforme. Aristóteles creía también que un cuerpo en
movimiento se detiene si cesa la acción de la fuerza externa que lo impulsa.
Esa idea estaba asimismo dictada por la mera observación sensorial. Pero
Galileo, como se sabe, refutó también esta conclusión de Aristóteles al expli-
car, mediante abstracciones (así como por medio de varios experimentos) el
fenómeno de la inercia. Más tarde, Newton formuló la ley “abstracta” de la
inercia que refleja la naturaleza con mucha más exactitud que las más vívidas
representaciones tomadas de la experiencia inmediata.
Estos ejemplos muestran que para conocer de manera adecuada la natu-
raleza, el saber científico debe situarse en el camino de la abstracción. Si las
194 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
27
V. I. Lenin, Obras escogidas, tomo XXXVIII, p. 275.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 195
195
Por esto a las quejas de que, con el desarrollo de la ciencia, el conocimiento
se aparta cada vez más de “la realidad viva inmediata” de la naturaleza, no se
les puede dar más que un sentido, que resulta muy difícil traducir a formas
sensorialmente perceptibles los resultados obtenidos. Ahora bien, si examina-
mos con todo rigor este aspecto del problema, lo mismo podemos decir acer-
ca de cualquier concepto. La imposibilidad de expresar en forma de “realidad
viva inmediata” la naturaleza corpuscular-ondulatoria del electrón o la natu-
raleza del fotón, no queda limitada a tales fenómenos; tampoco hay modo de
expresar en la forma aludida conceptos tan simples como el de “hombre”,
“planta”, “caballo”, “piedra”, etc. No por ello, sin embargo, dejan de ser una
realidad el hombre, la planta y los demás fenómenos objetivos.
El ejemplo aducido nos permite ver el error que presupone identificar lo
concreto con las representaciones sensorialmente perceptibles. Son muchos
los conocimientos sobre fenómenos que no pueden ser expresados de manera
que resulten sensorialmente perceptibles; pero no por esto tales conocimien-
tos dejan de reproducir en el pensamiento los fenómenos en lo que tienen de
concretos, o unidad de numerosas determinaciones, como unidad en la diver-
sidad. Al contrario, este camino es el único que permite aproximar el pensa-
miento al mundo objetivo concreto. Lo abstracto y la realidad viva inmediata,
al divergir, convergen, se aproximan. En esta dialéctica se manifiesta el efec-
to de la ley relativa a la negación de la negación: es necesario apartarse de lo
dado de manera inmediata para volver a ello, pero volver sobre una base in-
comparablemente más profunda. Las teorías de la física atómica, por aparta-
das que se hallen de la “realidad viva inmediata” de los fenómenos que se dan en
el mundo objetivo, permiten —precisamente esas leyes y no otras— penetrar en
los fenómenos del mundo objetivo; en caso contrario, dichos fenómenos, pese
a toda su realidad viva y a su carácter inmediato, seguirían siendo, para noso-
tros, sonidos huecos. El hecho de saber que el rayo de luz es una forma de
energía, fruto de complejos procesos nucleares, dados en el Sol, ¿me aleja, por
ventura, de la realidad viva inmediata del fenómeno en cuestión?
Los economistas burgueses, en su tiempo, atacaban a Marx diciendo que
la teoría de la plusvalía, por él formulada, nada tiene de común con la “reali-
dad viva inmediata” del beneficio capitalista. Pero la cuestión estriba en que
la “realidad viva inmediata” del beneficio encubre la esencia de la plusvalía y
196 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
han sido precisas abstracciones “vertiginosas” para que este fenómeno llegara
a ser aprehendido, visto, realmente, en toda su realidad viva.
El movimiento de lo abstracto a lo concreto es, por tanto, un movimiento
hacia el mundo sensorial, pero un movimiento reversible, que permite ver y
comprender este mundo mucho mejor de lo que es posible cuando el pensa-
miento sólo inicia el camino de lo concreto sensorial a lo abstracto. En este
sentido, lo concreto, obtenido como resultado de todo el proceso de la cogni-
ción, es una vuelta a la “realidad viva inmediata” de los objetos que se inves-
tigan, pero una vuelta ya con brújula que permite orientarse con pulso firme
por el mundo sensorial.
Lo más importante de cuanto se aproxima lo abstracto a lo concreto es la
práctica, la actividad práctica del hombre. Por abstractos que parezcan los
conceptos y conclusiones científicos, existe un criterio que los hace accesi-
bles para el hombre y les da carácter de realidad viva inmediata; es el criterio
del hacer práctico. Los mismos hombres de ciencia se ven obligados a recono-
cerlo, pese a lo que digan sobre el alejamiento de la ciencia respecto a la
naturaleza real. El propio Heisenberg, al hablar de que los conceptos abstrac-
tos de la física moderna abarcan una infinita variedad de fenómenos del mun-
do sensorial, declara que:
Esto ha sido demostrado por la técnica desarrollada sobre la base de este sistema de concep-
tos, técnica que ha hecho al hombre capaz de aprovechar las fuerzas de la naturaleza para
alcanzar sus objetivos.28
28
W. Heisenberg, Problemas filosóficos de la física atómica, pp. 64-65.
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 197
197
valiosa la indicación de M. Planck según la cual, por paradójico que parezca, “el
progresivo alejamiento de la imagen física del mundo respecto al mundo sensorial
no significa otra cosa que la aproximación progresiva al mundo real”.29
Todo ello refuta la sengunda conclusión filosófica que hemos citado más
arriba acerca de la correlación entre el objeto y el sujeto sobre la base de los
conocimientos obtenidos y de los métodos actuales de investigación científi-
ca. No existe ninguna diferencia de principio entre la correlación de sujeto
objeto que se daba en el pasado y la que se da en la actualidad. La diferencia
estriba tan sólo, en que antes, cuando la ciencia aún no estaba en condiciones
de revelar con la profundidad de hoy la esencia de la naturaleza, era posible,
según la imagen empleada por Born, llegar a conocer algunos secretos de la
naturaleza observando las mariposas en el prado. En cambio, ahora, cuando
se investigan fenómenos tan ocultos a la mirada directa como son las partícu-
las “elementales”, mundos separados de la Tierra por mil millones de años
luz, etc., ha aumentado incomparablemente el papel del sujeto; la actividad
de su pensar y los métodos de estudio se han hecho más complejos. Actual-
mente, para estudiar la naturaleza se crean instrumentos tan poderosos como
sincrofasotrones, satélites artificiales de la Tierra, “luniks”, etc. Pero nada de
esto anula la proposición general —válida en cualquier estadio del desarrollo
de la ciencia—, de que el conocimiento es un acto de interacción entre el
sujeto y el objeto, en el proceso del cual, el sujeto, es decir: el hombre pensan-
te, entra en conocimiento de propiedades y leyes del mundo objetivo, no de sí
mismo ni de arbitrarias oscilaciones de su cerebro, sino de la naturaleza con
existencia real, de la naturaleza “en sí”. Aducir que la mecánica cuántica sólo
puede describir situaciones creadas por el experimento humano, no confirma
la falsa tesis de que desaparece la diferencia entre sujeto y el objeto. En las
situaciones creadas por la experiencia humana, por el experimento, se reflejan
propiedades objetivas de fenómenos reales y el hombre llega a conocerlas. De
otro modo resultaría imposible utilizar en la práctica tales propiedades y
leyes de la naturaleza en beneficio del hombre. En la práctica las abstraccio-
nes cobran vida; en la misma práctica se comprueba y confirma su carácter
objetivo.
29
M. Planck, Das Weltbild der neuen Physik, Leipzig, pp. 14-15.
198 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
199
Cuestionario
Concreto
Abstracto Abstracto
Proceso de la investigación
Punto de partida Concreto real sensorial Punto de llegada
Concreto mental Proceso abstracción concreción Concreto mental
Selección y Conclusión
Marco Teórico Etapa
delimitación
Estructura exploratoria Nuevo
del objeto de
lógica conocimiento
estudio
Recolección de datos,
concentración, sistematización
y procesamiento
201
ANEXO III
EL MÉTODO DE WEBER
202 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
LA ASCENSIÓN DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO... 203
203
I. S. Kon, 1974
1
Tomado de El idealismo filosófico, México, Cultura Popular, pp. 83-85.
2
Neusijin, Sociología empírica, Max Weber y la “lógica de la ciencia histórica bajo la bandera del marxismo”, p. 118.
203
204 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
3
Weber, W., Gesammelte Aufsatze zur Wissenscftslchre, Tubingen, p. 161.
4
Ibid., pp. 162-163.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 205
205
“significado” no es algo subjetivo que “atribuimos” al objeto: es una de las
relaciones objetivas reflejadas por nuestra conciencia. El hecho de que esta
relación no sea la única no refuta en nada su objetividad. Por supuesto, el
hombre puede considerar los fenómenos desde los puntos de vista más dispa-
res, ya que todo en el mundo está recíprocamente relacionado. Lo cual no
quiere decir, en modo alguno, que cada uno de estos puntos de vista sea cien-
tífico y acertado.
El error de Weber proviene de su concepción según la cual las ciencias
mismas no se clasifican de acuerdo con su objeto sino de acuerdo con sus
métodos.
El fundamento de la división de los terrenos de las ciencias no es la
“interrelación” fáctica entre las “cosas”, “sino la interrelación conceptual de
los problemas”.5
¿Pero es posible contraponer la interrelación de los problemas a la
interrelación de las cosas? Lo cierto es que la primera se basa en la última. El
no comprender esta situación lleva inevitablemente al subjetivismo y al
relativismo.
Sin embargo, por ser él mismo un gran historiador, Weber no podía pres-
cindir de la abstracción en la historia, puesto que sin ella ninguna ciencia
tiene sentido. La historia, según Weber, enseña lo peculiar y lo singular. Por
otra parte, no puede arreglárselas sin algunas generalizaciones teóricas. ¿Cuál
es el carácter gnoseológico de estas generalizaciones?, ¿son el reflejo de deter-
minada realidad concreta, o nada más que medios auxiliares, una especie de
instrumentos, que en sí mismos no reflejan nada pero que son necesarios para
el conocimiento? Weber contesta a la pregunta en este último sentido.
Al analizar las categorías de la economía política, Weber asegura que éstas
no reflejan la realidad económica, sino que son “ideas de los fenómenos históri-
cos”, son nada más que modelos ideales y agrega:
La economía política nos proporciona un cuadro ideal de los fenómenos que ocurren en el
mercado cuando una sociedad está organizada sobre la economía de cambio, la libre concu-
rrencia y el comercio fuertemente racionalizado. Este cuadro ideal une determinadas relacio-
nes y fenómenos de la vida histórica en un complejo de vínculos creados mentalmente y que
5
Ibid., p. 166.
206 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
está libre de contradicciones. Por su contenido, esta construcción tiene el carácter de una
utopía que se obtiene llevando a un primer plano determinados elementos de relaidad.6
Esta “utopía” mental es llamada por Weber “un tipo ideal”. El “tipo ideal”,
en el concepto de Weber, no es una exponente “medio” de las diversas formas
de la realidad empírica. El “tipo ideal” se obtiene “mediante la promoción
unilateral de uno o varios puntos de vista y la unificación de una cantidad de
fenómenos dispersos, y que existen por separado (...) En su pureza abstracta
esta forma mental no puede encontrarse, empíricamente, en la realidad; es
una utopía, y surge, para la labor histórica, el problema de establecer en cada
caso aislado qué tan cerca o qué tan lejos de esta forma mental está la reali-
dad, y en qué medida, por consiguiente, el carácter de las relaciones económi-
cas de una ciudad determinada puede ser tomado por típico para el concepto
de “economía urbana”.7
Weber subraya que el “tipo ideal” no es más que un instrumento del cono-
cimiento.
Una forma mental, que no es una realidad histórica y mucho menos una “auténtica” reali-
dad. Menos aún puede servir como un esquema al cual la realidad deba adecuarse en carácter
de exponente. Tiene tan sólo el significado de un concepto ideal, al cual se aplica una
realidad, y se lo compara con determinados elementos, de su contenido empírico dotados
de sentido.8
6
Ibid., p. 190.
7
Ibid., p. 191.
8
Ibid., p. 194.
9
Ibid., p. 195.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 207
207
cos, de los tipos de economía, dada que la continuidad histórica de los fenóme-
nos no coinciden con la de la lógica, sin mencionar el hecho de que es muchísi-
mo más compleja. Al criticar la concepción marxista de las formaciones
económico-sociales, Weber sostiene que los conceptos de la economía política
marxista y del materialismo dialéctico no son un reflejo de las etapas reales o de
la “tendencias” del proceso histórico, sino nada más que “tipos ideales”.
La confusión de Weber al resolver los problemas de la lógica y la historia
está condicionada por su actitud idealista subjetiva, según la cual los concep-
tos científicos no son un reflejo de la realidad objetiva, sino nada más que
“instrumentos mentales que tienen por fin el señorío espiritual sobre lo dado
empíricamente”.10 Weber tiene razón cuando demuestra que las categorías
lógico-abstractas y teóricas en que se apoya la economía política y otras cien-
cias sociales no expresan directamente toda la realidad objetiva, no pueden
transmitir toda la riqueza de los fenómenos. Pero el hecho de que ningún
concepto general coincida directamente con la realidad y, hasta cierto punto,
en forma inevitable, la simplifique, no priva a ese concepto de un contenido
objetivo y no lo convierte en una pura ficción.
Tomemos, por ejemplo, el concepto de “capitalismo”. Sin duda alguna
éste es un concepto abstracto, general, al cual no es posible encontrarle un
único sentido de “referencia” en la realidad histórica. El concepto general de
“capitalismo” no puede expresar toda la riqueza y multiformidad de las rela-
ciones designadas con dicho término (capitalismo industrial, capitalismo
monopolista, capitalismo de Estado, etc.) y sus modificaciones históricas (el
capitalismo norteamericano actual es una cosa, y el capitalismo en las ex co-
lonias es otra). De aquí la necesidad de otros conceptos, menos generales y, al
mismo tiempo más concretos. ¿Pero quiere decir esto, acaso, que el concepto
“capitalismo” está desprovisto de contenido objetivo y que ha sido creado
por nosotros nada más que con el propósito de orientarnos mejor? Por su-
puesto que no. Este concepto designa en forma general características real-
mente propias de esa forma determinada de organización social, aunque nunca
se muestren en forma “pura” y este concepto no es sólo instrumental, sino
también un resultado del conocimiento histórico.
10
Idem.
208 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
11
Muchos investigadores han señalado ya esta contradicción (W. Bienfait: Max Webers Lehre vom geschichtlichen
Erkennen, Berlín, 1930, p. 38; A. I. Danilov: Problemas de la historia del agor de 18 Baja Edad Media en la
historiografía alemana de fines del siglo XIX y principios del XX, pp. 101-102).
12
Weber, M., Gesammelte Ausfsatze zur Wissenschftslehe, p. 193.
13
Ibid., pp. 206-207.
14
Weber, M., Historia de la economía, p. 177.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 209
209
Weber se burla del primitivo irracionalismo de la “filosofía de la vida”.
“El que tiene ganas de contemplar —escribe—, que vaya al cine.”15 pero sus
reparos críticos se dirigen nada más que contra las formas anticuadas y vulga-
res de irracionalismo. En realidad, el mismo Weber paga tributo al
irracionalismo, intentando conciliar las ideas de Rickert con las de Dilthey.
Considera que la tarea principal de la sociología consiste en descubrir el
“significado objetivo y espiritual” de las formas sociales y comprender “el
esquema de los fines racionales que yace en la base de los actos sociales”;
rechaza cualquier intento de explicación monista de la historia, oponiéndole
un “pluralismo” ecléctico y la “teoría de los factores”. En esto Weber es con-
secuente y lógico a su manera. Si el punto de partida del conocimiento histó-
rico es el “punto de vista” individual del historiador, entonces es menester
reconocer que la historia puede ser contemplada desde cualquier ángulo: si
ése es vuestro gusto, considerar a la cultura como un producto de la econo-
mía; si tenéis el gusto contrario, considerad las relaciones económicas como
un producto de la cultura. Todo depende de los intereses del investigador.
Pero en la realidad histórica no hay nada constante y todos los “factores” del
desarrollo social poseen los mismos derechos.
Sin embargo, este reconocimiento de la igualdad de derechos de los facto-
res sigue siendo en buena medida una “declaración oficial”. En sus trabajos
concretos, y en abierta polémica con el marxismo, Weber intentó demostrar
que la ideología no surge de la economía, sino, al contrario, que ésta es un
producto de aquélla. En este espíritu están escritas sus numerosas obras so-
bre la sociología de la religión así como su libro fundamental: La ética protestante
y el espíritu del capitalismo.
Después de reunir un cuantioso y valioso material de datos, Weber esta-
bleció determinada correspondencia entre las exigencias del capitalismo en el
ascenso y las exigencias de la moral protestante. Sin embargo, de una explica-
ción falaz de este fenómeno. Al principio, partiendo del principio del pluralis-
mo, según el cual obran en la historia una cantidad de “factores con derechos
iguales”, Weber dice que no se puede dar preminencia ni a la economía ni a la
religión; el hecho de que coincidan dos etapas de su desarrollo no quiere decir
15
Weber, M., Gesammelte Aufsatze zur Religionssoziologie, Bd. I. Tubingen, p. 14.
210 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
en absoluto que uno de los “factores” deba ser condicionado por el otro “fac-
tor”. Sin embargo, más adelante desemboca en un franco idealismo y sostiene
que en el fundamento de la economía se encuentra la religión.
Por muy fuertes que sean, en casos aislados, las influencias sociales que condicionan econó-
mica y políticamente a la ética religiosa, en un principio y de todos modos han recibido a su
vez la influencia de las fuentes religiosas.16
16
Ibid., p. 240.
LOS TIPOS IDEALES DE MAX WEBER 211
211
realidad es la doctrina de Weber la que tiene un carácter metafísico. La selec-
ción y la generalización de los hechos históricos son dictaminadas, según él,
por puntos de vista subjetivos, que en último término se apoyan en valores de
una cultura. Pero el significado de estos últimos no puede fundamentarse en
la historia empírica y por eso Weber, como Rickert, se ve forzado en últimos
análisis a recurrir a la trascendencia, a la religión. El trasfondo del conoci-
miento social es “la fe, propia del hombre, en el sentido metaempírico de los
últimos de nuestra existencia”.17 De este modo, “la lógica del conocimiento
histórico, se convierte en un flagrante irracionalismo”.
17
Ibid., pág. 213.
212 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
Cuestionario
11. ¿Cuál es el punto de partida del proceso del conocimiento para Weber?
22. ¿Qué factores condujeron a Weber al relativismo y al subjetivismo?
33. ¿Cómo considera Weber las diferentes cualidades de los fenómenos ya sean
estéticas, económicas, etcétera?
44. ¿Cuál es el criterio de clasificación de las ciencias según Weber?
55. ¿En qué consiste el método individualizador?
66. ¿Cómo considera Weber las categorías de la economía política?
77. ¿En qué consiste el carácter contradictorio de los tipos ideales weberianos?
88. ¿Cuál es la tarea principal de la sociología según Weber?
99. ¿Por qué rechaza Weber la explicación marxista de la historia?
10. ¿En qué consiste la inversión weberiana y su irracionalismo según I. S.
Kon?
BIBLIOGRAFÍA 213
213
BIBLIOGRAFÍA
213
214 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
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216 METODOLOGÍA I. TEORÍA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
BIBLIOGRAFÍA 217
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