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En la actualidad gran parte de los cristianos quieren ser parte del ministerio de alabanza
sino formar un grupo de alabanza, esto algunas veces es motivado por la pasión que
sienten muchos en torno a la música, cuando realmente debería ser el amor a Dios y el
anhelo de ser de bendicen para otros.
Hoy les haré mención de algunas cosas que debería de saber un ministro.
Jonathan Zambrano
Líder del ministerio de Alabanza “LDM”
Pero todas estas proezas bíblicas sucedieron por que dichos ministros estaban viviendo
en santidad y oración constante.
Puedo ciar varios ejemplos en torno a esto:
Jonathan Zambrano
Líder del ministerio de Alabanza “LDM”
yacían ellos en tierra MUERTOS, pues NINGUNO HABÍA ESCAPADO” (2
Crónicas 20:21-24)
Dios les regalo una gran victoria en una batalla que ni tuvieron que luchar tan solo
porque los Sacerdotes alabaron a Dios; pero esto solo fue posible porque estos
sacerdotes estaban viviendo en santidad y en comunión continua con Dios; y aun Dios
los bendijo en gran manera al terminar esta guerra.
“Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres
muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos,
que no los podían llevar: tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era
mucho” (2 Crónicas 2:20)
Tú también puedes ser de bendición para tu iglesia, pero debes de buscar más de Dios,
por lo tanto considera siempre que tu alabanza no es tan solo música, sino es algo que
va mucho más allá.
Jonathan Zambrano
Líder del ministerio de Alabanza “LDM”
PALABRAS CLAVES QUE DEBO ENTENDER PARA UNA MEJOR COMUNIÓN CON DIOS
Revelación
“En el principio Dios…” (Gen. 1:1). Así como la historia de la creación narrada en las Escrituras comienza con Dios, de la misma
manera adorar a Dios siempre comienza con Dios mismo. El profesor Dan Block en su libro For The Glory Of God (Para la gloria de
Dios) menciona que adorar es un “acto de sumisión reverente delante del Dios Soberano en respuesta a la amorosa revelación de
sí mismo”.
Dios se ha revelado a los hombres en la persona de Cristo Jesús. “El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria,
gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Conocer a Jesús es conocer el carácter de Dios y sus
propósitos de redención. Ese siempre debe ser nuestro primer punto de referencia al venir a adorarle.
Cuando planeamos los elementos de un servicio de adoración antes de preguntarnos, “¿Qué canción es una de las favoritas de la
congregación y hace tiempo no cantamos?”, o “¿Cuál es la manera más creativa de presentar este mensaje de la Biblia?”, nuestra
primera pregunta debe ser, “¿cómo va a ser honrado, proclamado y exaltado el carácter de Dios, su gloria y sus propósitos de
redención, según Él se ha revelado, en este servicio?”.
Relación
Nuestro Dios no nos creó para gobernar sobre nosotros solamente por la fuerza, o demandar arbitrariamente que le rindamos
adoración. La Palabra es clara cuando nos muestra que Dios nos creó para vivir en comunión con Él. Su voluntad siempre ha sido
estar en relación con Su creación.
“El pueblo que Yo he formado para Mí Proclamará Mi alabanza”, Isaías 43:21.
“Ahora pues, si en verdad escuchan Mi voz y guardan Mi pacto, serán Mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque Mía es
toda la tierra. Ustedes serán para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa”, Éxodo 19:5-6.
En su libro Engaging with God (Encontrándonos con Dios), David Peterson lo describe así: “La adoración del Único Dios viviente es
esencialmente entrar en relación con Él, bajo los términos que Él mismo ha propuesto, y solo de la manera que Él mismo lo hace
posible”. Jesús mismo, cuando llamó a sus discípulos, antes que darles un ministerio a desempeñar en el reino, les llamó para que
estuvieran con Él (Mr. 3:14-15).
Cuando nos reunimos como pueblo de Dios para exaltar Su gloria y proclamar su evangelio, no lo hacemos como quienes se
presentan para cumplir con una serie de ritos y costumbres religiosas frías, indiferentes a nuestros afectos y desconectadas de una
realidad eterna. Nos reunimos para reconocer y recordar que si el Ser más valioso del universo nos ha creado para vivir en
comunión con Él, eso toma prioridad por sobre todas las cosas.
Redención
“Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió con El mismo por medio de Cristo”, 2 Corintios 5:18
Dios nos ha creado para adorarle y estar en relación con Él, pero no podemos adorarle hasta que esta relación no se restaure. La
Biblia enseña que nuestro pecado ha dañado nuestra relación con Dios, de hecho la ha truncado, privándonos de Su comunión.
Solamente una reconciliación nos puede traer de vuelta, y esta reconciliación solo se puede dar a la manera de Dios.
“Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús”, Hebreos 10:19
“Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante El [Jesús], sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan
Su nombre”, Hebreos 13:9
Es inconcebible un servicio de adoración donde inconversos salgan de allí pensando sinceramente que adoraron a Dios en verdad.
La invitación a venir a adorar siempre está allí para todos, pero debemos de ser claros y, con sabiduría, tacto, y gracia, ser
enfáticos en que no podemos adorar a Dios a menos que confesemos primeramente arrepentimiento y fe en Cristo. El mensaje de
redención debe de ser central en nuestros tiempos congregacionales de alabanza porque no hay manera de presentarnos delante
de Dios para adorarle sino lo hacemos a través de nuestro Redentor y Mediador, Cristo Jesús.
Respuesta
La mayoría de las veces, cuando hablamos de adoración nos enfocamos más en este punto de referencia que en cualquier otro, y
es aquí donde comienzan los debates y las discusiones, porque al concentrarnos solamente en nuestra respuesta, corremos el
riesgo de que sean estilos, gustos, preferencias, costumbres o tradiciones en donde basamos nuestras convicciones, y no en la
Escritura.
En su libro Worship by the book (Adoración por el libro), DA Carson define la adoración como “la respuesta apropiada de todos
los seres morales ante Dios, dando todo el honor y la gloria a su Dios-Creador precisamente porque Él es deleitosamente
digno”.
En las Escrituras vemos que esta respuesta es el resultado natural de haber sido redimidos por la gracia y misericordia de nuestro
Dios: “Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo,
aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes”, Romanos 12:1. A la luz de este versículo entendemos que toda nuestra vida
es ahora una ofrenda viva de alabanza y gratitud a Dios por medio de Cristo. Adoramos a Dios cuando buscamos su rostro a solas
en nuestro tiempo devocional, y también adoramos cuando nos reunimos como pueblo de Dios para exaltarle. Adoramos a Dios
cuando salimos a pasear con nuestra familia al parque, y también adoramos cuando trabajamos con responsabilidad y excelencia
en nuestros respectivos empleos.
Reino
Así como nuestra adoración a Dios no comienza en nosotros mismos, tampoco termina en nosotros mismos. Aunque somos
inmensamente bendecidos cuando adoramos a Dios, su bendición hacia nosotros no es para que se quede en nosotros: es para
que seamos bendición a otros.
El obispo inglés William Temple formuló una de las definiciones de adoración más usadas en los últimos tiempos: “Adorar es el
despertar la conciencia ante la santidad de Dios, para alimentar la mente con la verdad de Dios, para purificar la imaginación
con la belleza de Dios, para abrir el corazón al amor de Dios, y para dedicar la voluntad al propósito de Dios”. Es importante que
todos aquellos que dirigen tiempos de alabanza congregacional tengan en mente que adorar a Dios no termina cuando dejamos
de cantar o cuando nos bajamos de la plataforma. El propósito de Dios es que su evangelio sea predicado en todo lugar y que
hagamos discípulos en todas las naciones.
Debemos anhelar que nuestra iglesia tengan la profunda convicción de que extender el reino de Dios al proclamar su evangelio de
salvación es también parte importante de nuestra adoración a Dios.
Jonathan Zambrano
Líder del ministerio de Alabanza “LDM”
DEBERES Y RESPONSABILIDADES QUE TIENE EL MINISTRO DE
ALABANZA
Debe siempre de estar buscando una constante mejoría en cuanto a principios y
métodos de música, a través de auto preparación y estudio.
Llegar a la iglesia por lo menos treinta minutos antes de que inicie el culto o alguna
otra actividad que les toque participar, para afinar y limpiar su instrumento musical,
para limpiar su área.
No afinar su instrumento musical cuando alguien está hablando, eso deben de
hacerlo antes de que empiece el servicio a Dios, y en un dado caso que tenga que
hacerlo en el transcurso del servicio, debe pedir disculpas y permiso para hacerlo.
No subir a tocar desarreglado en su apariencia personal.
No debe de estar masticando chicle.
No debe de platicar cuando están en la plataforma ni tampoco cuando termine su
participación porque el servicio todavía no concluye.
No debe salirse del templo o de cualquier otra actividad cuando termina su
participación, porque el servicio todavía no concluye.
Debe tener siempre su instrumento musical en perfectas condiciones y limpio.
Debe siempre a estar dispuesto a colaborar cuando se lleven a cabo actividades para
recaudar fondos para el mantenimiento y compra de nuevos instrumentos musicales.
No ensayar en la iglesia en shorts cortos ni gorra.
Estar siempre dispuesto y consiente que debe apoyar cada campaña o evento que la
iglesia local programe.
Si el instrumento musical que usa pertenece a la iglesia No lo debe prestar ni sacar
de la iglesia sin la previa autorización del Líder de Alabanza y con la autorización
final del Pastor.
Se debe ayunar y orar todos los días.
No debe invitar a tocar a otro músico de otra iglesia sin la autorización del Director
de Alabanza y sin la aprobación final del Pastor.
Se ensayara por lo menos dos días a la semana, e iniciar el ensayo con una lectura
bíblica y un momento de oración.
Jonathan Zambrano
Líder del ministerio de Alabanza “LDM”