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R = Las conferencias de Paris fueron dictadas por Edmund Husserl en 1929.1 Ellas tenían
el mero objetivo de aclarar qué era la fenomenología y cuáles eran sus problemáticas.
Husserl, en su primera etapa como filósofo, estuvo interesado por las ideas puras y por las
esencias2; Asimismo, le interesaba cristalizar el gran proyecto que había emprendido
Descartes en el siglo XVII de convertir a la filosofía en la base de todas las ciencias habidas
y por haber. Con tales intereses en su pensamiento se llegó a plantear interrogantes como
las siguientes: ¿Cómo llegamos al yo puro, al yo trascendental? ¿Cómo objetivizamos el
lema de la fenomenología; Volver a las cosas mismas, a las esencias? Husserl propone un
método al cual llama epojé, que se puede traducir como reducción y consiste en reducir el
“yo” al plano de la conciencia. Así se renuncia al mundo tangible y empírico, al mundo
experiencial, pero no al mundo como idea y se traslada el todo al mundo de la conciencia.
En las Conferencias de Paris el filósofo alemán considera que la fenomenología
funda un nuevo cartesianismo, un cartesianismo del siglo XX. El padre del método
cartesiano como se sabe, es Descartes, que utiliza la duda metódica para encontrar las
certidumbres exactas o en otras palabras para encontrar conocimiento verdadero del cual no
se pueda dudar. Husserl también propone ese mecanismo radical para encontrar las
esencias, pero él no duda de la veracidad del mundo, sólo lo coloca en suspensión. Para
lograr tal objetivo es indispensable la meditación. La meditación, precisamente, es un
elemento fundamental para la fenomenología. Sin embargo, hay diferencia entre uno y otro
proceder: Contrario a la meditación solipsista que practica Descartes, Husserl propone una
meditación intersubjetiva en donde los otros seres pensantes y los objetos como ideas
participan. En suma, por lo que se ha dicho, la fenomenología, se entiende en Las
Conferencias de París como una ciencia del yo, una ciencia universal completamente
rigurosa que describe las vivencias de la conciencia, una egología e incluso Husserl
menciona que la fenomenología puede ser considerada como un Idealismo trascendental
que tiene como mera tarea la autoexposición pura del yo ( 1988: p.45)
R = La fenomenología es para Marleau-Ponty una filosofía del cuerpo o mejor dicho una
filosofía de la existencia. Marleau-Ponty fue muy influenciado por el pensamiento de
Husserl y por el pensamiento del propio Heidegger. De ambos autores retoma ideas que lo
conducen a fundar una nueva fenomenología que ya no tendrá como base u objeto el
mundo de conciencia y no se ocupara tampoco del yo trascendental como sí lo hace la
fenomenología de Husserl. Los temas que predominarán en ella serán el mundo y el cuerpo.
Ambos elementos no comprueban más que la existencia del propio hombre. Recordemos
que para Husserl la evidencia de nuestro existir es la propia conciencia, y la conciencia es
siempre conciencia de algo, ese algo es el mundo. Entonces, percibimos al mundo y
aprehendemos lo que en él se encuentra como lo diría Husserl, pero percibir un mundo no
significa, para Marleau-Ponty, solo verlo y conservarlo como imagen en la conciencia, sino
habitarlo, estar en un ahí y en un ahora como lo llegó a pensar Heidegger. Para el francés la
percepción no es una operación cognitiva y sensitiva, en otras palabras no es una operación
de la conciencia, tal idea es un prejuicio clásico del empirismo. La percepción es una
operación existencial. Para Marleau-Ponty, la conciencia no es más que una extensión del
mismo cuerpo. Tal idea rompe con la tradición cartesiana y platónica del dualismo cuerpo-
mente. Al ser el cuerpo una totalidad, éste se convierte en el único medio con el que
podemos interactuar con el mundo, si no hay cuerpo no hay existencia, el mundo garantiza
la existencia; Con respecto a ello Marleau-Ponty dice lo siguiente: “El cuerpo está en el
mundo como el corazón en el organismo: Mantiene continuamente en vida el espectáculo
visible, lo anima y lo alimenta interiormente, forma con él un sistema” (Marleau-Ponty:
1994, p. 219) El cuerpo forma un sistema, es parte fundamental de él, así se convierte en un
objeto, un objeto entre otros tantos del mundo que existe en una situación determinada y
esa situación está determinada por la situación del mundo, pues el mundo existe en un
ahora y ese ahora es el que le da sentido a la vida. No obstante, el cuerpo es un objeto
particular, porque articula la norma de los demás objetos con ayuda del lenguaje. Para
Marleau-Ponty, sólo hay una forma de percatarnos de que tenemos cuerpo, relacionarnos
con el otro.
Obras consultadas
4
La fenomenología de la percepción fue publicado en el año de 1945.
* Heidegger, Martín, Arte y poesía, Buenos Aires, Fondo de cultura económica, 1992.