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INTRO

Pocos medios usan ya la expresión “crimen pasional” para informar sobre un asesinato
machista. Por suerte, cada vez hay mayor conciencia social en lo que se refiere a
feminicidios y agresiones sexuales. Titulares del tipo Muere una mujer al ser estrangulada
por su novio provocan hoy la indignación de quienes recuerdan que las mujeres no
fallecen o “pierden” la vida sin más, sino que son asesinadas. "No nos morimos, nos
matan" es un lema recurrente en manifestaciones y redes sociales que está obligando a
los medios a poner más cuidado al difundir este tipo de informaciones.
Las estadísticas oficiales muestran que los feminicidios se suceden sin que la situación
apenas mejore. En España, por ejemplo, en torno a 60 mujeres son asesinadas cada año
por sus parejas o ex parejas, según datos del Consejo General del Poder Judicial. Este
organismo solo registra a las víctimas que se ajustan a la definición de la Ley Integral
contra la Violencia de Género aprobada en 2004.
Proyectos como feminicidio.net amplían esa cifra hasta más de 100 víctimas anuales, al
incluir en su registro a todas las mujeres asesinadas por el mero hecho de serlo, con
independencia de que previamente hubieran podido mantener o no una relación íntima
con sus agresores.
En este taller hablamos a conciencia de “violencias machistas” en plural porque, como
explicábamos en la introducción, queremos ampliar el foco y analizar todo el “iceberg”.

RECURSOS
 Guía para el tratamiento de la violencia de género, elaborada por el Consejo
Audiovisual de Andalucía (CCA)
 Decálogo para el tratamiento informativo de la violencia e género del diario Público.
Manual de redacción para periodistas.
 Tratamiento de la violencia contra las mujeres. Manual de estilo de TVE.
 Artículos y conferencias de Pilar López Díez sobre tratamiento informativo de la
violencia de género.
 Propuestas para mejorar el tratamiento informativo de la violencia de género.
Conclusiones y videos de la jornada organizada por La Marea (noviembre de 2015)

 VIOLENCIA DE GÉNERO
Existen múltiples guías y decálogos de gran utilidad para elaborar noticias sobre
asesinatos machistas. Casi todos ellos coinciden en lo fundamental. En este apartado
recogemos buena parte de sus recomendaciones.
Antes de exponerlas, queremos reflexionar sobre algunos cambios que se han
producido en los últimos años y que han afectado al modo en que informamos sobre
violencia de género. Internet lo ha cambiado todo, desde los formatos hasta las
rutinas periodísticas.
Por un lado, los medios digitales son a menudo esclavos de la “última hora” y
publican noticias con una rapidez que les impide incluir análisis o referencias al
contexto en el que se producen los hechos descritos. También hay que tener en
cuenta que hoy las noticias se difunden sobre todo a través de las redes sociales,
donde los mensajes que se comparten suelen ser breves e impactantes para captar la
atención de su audiencia.
Por otro, la crisis económica ha provocado que las redacciones sean muy reducidas,
y pocas son las que cuentan con una persona especializada en cuestiones de género
(algo que sería impensable en secciones concretas, como política internacional o
cine, por ejemplo).
Asimismo, la sociedad parece haberse acostumbrado a las noticias sobre asesinatos
machistas y solo reacciona cuando, de repente, uno de ellos destaca por su violencia
extrema.
Para evitar el efecto “narcotizador” de algunas informaciones, te proponemos tener
en cuenta las siguientes claves:

La violencia de género no es un suceso


Esta afirmación tiene doble sentido. Por un lado, es necesario remarcar que los
asesinatos de mujeres son noticias de interés general. Por tanto, no los trataremos
como si fuesen un crimen más y procuraremos que aparezcan lo más lejos posible de
las noticias de sucesos. Nunca ofreceremos detalles escabrosos o sensacionalistas.
Por otro lado, las piezas sobre violencia machista no responderán al esquema de
noticia de suceso, tal como señala Pilar López Díez. En otras palabras, no nos
limitaremos a narrar una serie de hechos sin explicar el contexto social en el que se
producen.
Tómate tiempo para elaborar la noticia. Siempre que sea posible, evita darle un
tratamiento de “última hora” que pueda contener informaciones imprecisas o
directamente falsas. Si no puedes esperar a publicarla -por motivos diversos-, es
preferible avanzar una noticia breve y sucinta, y luego ampliarla con nuevas
informaciones y declaraciones de especialistas.

La única causa es el machismo


Según la definición consensuada en 1995 en la Plataforma para la Acción de
Beijing, “la violencia contra la mujer es una manifestación de las relaciones de
poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que han conducido a la
dominación de la mujer por el hombre, la discriminación contra la mujer y a la
interposición de obstáculos contra su pleno desarrollo”. Por tanto, la única causa de
los asesinatos de violencia de género es el machismo de los agresores. No debemos
buscar la justificación que pueda alegar un homicida o su defensa en cada asesinato
concreto -celos, efecto del alcohol o las drogas, arrebatos, problemas psicológicos,
económicos, etc.-.
Si se considera relevante destacar que el agresor tiene problemas de alcoholismo,
podremos explicar que esta enfermedad es un factor de riesgo que puede agravar una
situación de maltrato, pero jamás estableceremos una relación causa-efecto. La
razón por la que un hombre asesina a su mujer no se explica por una dependencia de
las drogas, como hemos visto a lo largo de todo el taller.

Mejorar el storytelling, la narración


El modo en que contamos las noticias de violencia machista es fundamental para
captar la atención de la audiencia. Debemos buscar la excelencia en la narración,
lograr que las historias sean atractivas sin banalizar los hechos, buscando enfoques
distintos y cuidando el estilo. De ese modo evitamos que las noticias de violencia
sean tratadas desde el sensacionalismo en secciones de sucesos, programas de
entretenimiento e incluso realities en los que se proponen modelos que,
precisamente, contribuyen a consolidar los estereotipos machistas.

Mantener el contador activo


Informar sobre los asesinatos como si fuesen casos aislados mediante un relato
fragmentado dificulta que la violencia machista se perciba como un problema
global. Para paliar este efecto, especialistas en la materia proponen huir de las
expresiones “otro caso” o “un nuevo caso” de violencia de género para no transmitir
cierta idea de normalidad. Ese tipo de referencias, además, son antiperiodísticas.
Cuando oímos hablar de “otro caso” tenemos la sensación de que nos cuentan algo
que ya conocemos, por lo que no le prestamos la misma atención que a una noticia
que desde el primer momento se presenta como “novedosa”.
En la misma línea, es recomendable que al detallar el número de víctimas de la
violencia machista no hablemos de las registradas “en lo que va de año”, sino que
optemos por ofrecer la cifra total desde que hay recuentos oficiales.

Lenguaje
Usaremos las expresiones violencia machista, violencia de género, violencia sexista,
feminicidio y femicidio cuando hablemos del asesinato de una mujer por el hecho de
serlo. Rechazaremos los términos violencia doméstica, violencia de pareja, violencia
familiar y crimen pasional.
Observaremos especial cuidado al titular y descartaremos construcciones del tipo
“muere una mujer”. Por el contrario, emplearemos las fórmulas que se proponen en
los distintos puntos de este apartado.
No hay perfiles específicos
Ni agresores ni víctimas responden a un “perfil” concreto. La violencia machista se
produce en todas las franjas de edad y clase sociales. Si transmitimos a la audiencia
que existe un perfil concreto con el que no se identifica, estaremos faltando por un
lado al rigor periodístico y por otro fomentando que las mujeres bajen la guardia.

Agresores
A la hora de redactar la noticia de un asesinato, lo primero y obvio es respetar el
derecho constitucional a la presunción de inocencia del agresor hasta que haya
sentencia firme o confirmación de la culpabilidad por fuentes oficiales. En los casos
en que nos hallemos ante un “asesino confeso”, se recomienda usar esta expresión.
También apostar por titulares del tipo Detenido un hombre por el asesinato de su
esposa.
En definitiva, se trata de seguir un consejo habitual de las personas expertas en
informar sobre violencia de género: cambiar el foco y situarlo en quienes cometen
los crímenes. Así, por ejemplo, al hacer recuentos podría destacarse que 60 hombres
mataron a sus parejas o ex parejas en 2016, en lugar de decir que 60 mujeres fueron
asesinadas ese año.
Cuando expliquemos una historia concreta, evitaremos describir al autor del crimen
intentando que se ajuste a un presunto perfil, ya que no existe, tal como señalábamos
más arriba. El ex delegado del Gobierno español para la Violencia de Género
Miguel Lorente advierte contra esa “tentación” al señalar que hay
varios mitos asociados a los agresores.
Así, se suele creer que en su mayoría sufren alcoholismo o son drogopendientes,
tienen problemas psicológicos, y/o que ellos mismos han sido testigos o víctimas de
malos tratos. En ocasiones se alega que son “violentos por naturaleza”. Lorente
insiste en que el único perfil de agresor válido es el que le describe como “hombre,
varón y de sexo masculino”.
También evitaremos la rumorología, por lo que no incluiremos declaraciones de
miembros de la vecindad o personas allegadas que no aportan información, sino
simplemente opiniones sin fundamento que, la mayoría de las veces, se limitan a
decir que nunca imaginaron que pudiera ocurrir algo así porque se trataba de “una
pareja normal”. Ese tipo de valoraciones, al igual que las que definen a un agresor
como “un hombre tímido y amable”, pueden dar la sensación de que los asesinos
han sufrido un arrebato o una enajenación. Es decir, que “lo suyo” no tiene nada que
ver con su pensamiento y conducta machistas.
En lo que respecta a mostrar imágenes de los agresores, el Consejo Audiovisual de
Andalucía advierte de que “la difusión de datos personales de los maltratadores debe
tratarse con cuidado durante la investigación policial y el proceso judicial. El
presunto agresor puede salir en pantalla si va acompañado de la policía, está
detenido, esposado o comparece ante la Justicia pero no se debe ralentizar su
imagen, congelarla ni resaltarla técnicamente. Lo verdaderamente importante es que
los medios informen con contundencia de la respuesta penal a la que se enfrentan
los maltratadores”.

Víctimas
Por principio, nunca identificaremos a las víctimas. A la hora de redactar una noticia
de violencia machista preservaremos el derecho a su honor, su imagen y su
intimidad. Prescindiremos de cualquier dato que pueda perjudicarlas tanto a ellas
como a su entorno (deberemos observar especial cuidado cuando la información
pueda afectar a menores). En consecuencia, no publicaremos sus retratos, ni
imágenes de su domicilio ni datos personales que comprometan su privacidad.
Las víctimas de la violencia de género tampoco responden a un perfil determinado.
Por tanto, debemos evitar estereotiparlas. También es imprescindible no
revictimizarlas ni responsabilizarlas de las acciones de sus agresores, destacando,
por ejemplo, que no habían interpuesto una denuncia previa, como si ello fuera la
causa de que las asesinaran.
Nunca hablaremos en nombre de las víctimas. En el caso de las supervivientes,
incluiremos sus testimonios tras comprobar que no se encuentran en una situación de
vulnerabilidad. Hay que tener en cuenta que, como dice Lucía Martínez Odriozola,
vale la pena narrar sus historias de superación. Cuando una mujer deja atrás una
situación de maltrato y se ha recuperado, puede ser un testimonio muy útil para
ayudar a otras a tomar conciencia del problema y empoderarse.
Volviendo a la importancia del storytelling y la narrativa para captar la atención de
la audiencia y contribuir a la sensibilización de la sociedad, queremos reflexionar
sobre las dificultades de lograr que el público empatice con relatos “fríos” e
impersonales.
En los últimos tiempos, algunos medios han empezado a publicar historias de vida
de las mujeres asesinadas siguiendo la tendencia que empezó a extenderse tras los
atentados de las Torres Gemelas de Nueva York. Desde aquí desaconsejamos esa
práctica, porque puede poner en riesgo la privacidad de las víctimas. Sin embargo,
creemos que puede ser un recurso efectivo si se adoptan precauciones, como usar
seudónimos, y siempre que se disponga de tiempo suficiente para elaborar una pieza
de esta complejidad.

Fuentes
Usaremos fuentes policiales y de la investigación, pero también recurriremos a
especialistas para dar el contexto necesario a la noticia. Para ello, debemos preparar
una nutrida agenda de personas expertas en violencia de género, en medicina, leyes,
trabajo social… Las sentencias judiciales también pueden ser una fuente valiosa
para comparar casos similares o añadir información adicional.
Una vez más, remarcamos la importancia de no dar voz a testimonios no
cualificados.

Imágenes
En el caso de televisiones y medios digitales que insertan vídeos explicando las
noticias, hay que tener especial cuidado con las imágenes. El Consejo Audiovisual
Andaluz elaboró en 2016 una Guía para el tratamiento informativo de la violencia de
género en el que recomienda seleccionar escrupulosamente el material audiovisual
para evitar el morbo o el sensacionalismo:
“No es necesario reconstruir los hechos. Puedes ilustrar la noticia con planos
generales y neutros del lugar (zonas acordonadas, efectivos policiales, sanitarios...),
evitando enfocar aquellos elementos que no aportan nada a la noticia y pueden
socavar el derecho a la intimidad de las víctimas, familiares y vecinos (buzón de
correo, portal, primeros planos de vecinos o allegados...”
Desde aquí, también aconsejamos preparar un buen banco con recursos
audiovisuales, como por ejemplo manifestaciones en solidaridad con las víctimas de
la violencia de género, campañas para concienciar a la población, juzgados
especializados, entrevistas a personas expertas, etc.

Hacer pedagogía
La función social de los medios de comunicación y su valor como servicio público
es innegable. Para empezar, no solo informan, sino que también forman. Cada pieza
sobre una agresión machista es, por tanto, una oportunidad para hacer pedagogía.
Desde aquí, te animamos a aprovechar la singularidad de cada agresión para
introducir información sobre un aspecto concreto relacionado con la violencia
machista. Para evitar carreras de última hora, te proponemos crear un listado de
posibles temas: ver cómo funcionan las órdenes de protección, posibles dificultades
para presentar una denuncia, casas de acogida, cumplimiento de las penas, etc. Si los
tienes en mente –e incluso algo avanzados-, te resultará sencillo desarrollarlos
cuando haya “percha” informativa.
Es importante tener bien presente todo el iceberg, no solo los asesinatos. Es decir,
recordar siempre que sea posible que, antes de llegar a una muerte violenta, hay
diferentes tipos y estadios de violencia. Por ello, es esencial denunciar el maltrato
continuado, tanto físico como psicológico.
También es necesario hacer un esfuerzo extra para conectar con el público más
joven mediante formatos y narrativas distintas que contribuyan a su sensibilización.
Los ejemplos positivos son de de gran ayuda para lograr ese objetivo.
Por último, prestaremos especial atención a nuevas formas de ejercer la violencia de
género. Como muy bien señala la periodista Andrea Momoitio en Los medios ante
la violencia machista (Pikara Magazine), José Bretón mató a Ruth y José, los dos
hijos que tuvo con la mujer de la que acababa de separarse, para infringirle el mayor
daño posible. Este tipo de violencia extrema se está extendiendo cada vez más en
España.

Seguimiento
No deberíamos informar de un asesinato machista solo en el momento en que este se
comete. Por el contrario, lo recomendable es seguir el caso e informar del juicio y la
sentencia posteriores. Una vez haya condena, podemos elaborar una pieza específica
con un titular que no deje lugar a dudas: “Condenado un hombre a 16 años de cárcel
por asesinar a su novia”, por ejemplo.

Darle prioridad
Como veíamos en la introducción a este bloque, la dirección de cada medio es la
responsable de jerarquizar las noticias y darle a cada una de ellas la importancia que
considere oportuna. No es lo mismo abrir un boletín o un telediario con un asesinato
machista que dar la noticia al final de un bloque informativo. Como también es muy
distinto que esta se publique en la portada de un medio escrito o en la página
principal de un medio digital, a que aparezca casi “escondida” entre el resto de
informaciones, como si se tratara de un breve.

EJERCICIOS
La periodista especializada en violencia de género Laura Otón nos explica cómo
elaborar correctamente la noticia de un asesinato machista. Para ello, ha locutado
una noticia. Escúchala atentamente (audio 1), y piensa qué podrías hacer para
mejorarla.
Cuando tengas lista tu versión de la noticia, compárala con la "corregida" por la
misma Otón (audio 2).
Por último, la periodista argumenta cada uno de los cambios que ha introducido en
la segunda versión de la noticia (audio 3).
Audio 1. Primera versión de la noticia.
Audio 2. Versión corregida de la primera noticia.
Audio 3. Explicación de Laura Otón sobre los motivos para preferir la
segunda versión.
RECURSOS
 El tractament de la violència masclista als mitjans de comunicación
 El tractament de la prostitució i el tràfic d’éssers humans amb finalitat d’explotació
sexual als mitjans de comunicación, d’ADPE i Ajuntament de Barcelona

 AGRESIONES SEXUALES
Las recomendaciones para informar correctamente sobre asesinatos machistas
pueden aplicarse casi en su totalidad a los casos de agresiones sexistas. Sin embargo,
este tipo de violencia presenta algunos aspectos específicos que deben tenerse en
cuenta.
En primer lugar, la mayoría de las mujeres sobrevive a una agresión sexual. Por ello,
todos los aspectos referentes a su identidad y privacidad merecen especial atención.
Asimismo, debemos tener cuidado para evitar que tanto las descripciones de las
mujeres o las imágenes con las que ilustramos las piezas resulten erotizantes. A
menudo, estas informaciones incluyen detalles sobre el aspecto físico de las víctimas
que destacan su atractivo o se recrean en detalles que responden a estereotipos
machistas y nada tienen que ver con criterios informativos.
Los medios audiovisuales, además, deben vigilar que la música que acompaña las
piezas no transmita sensaciones indeseadas, como morbo o erotismo.
Por último, cuando una mujer desea explicar su historia, hay que tener en cuenta otra
circunstancia añadida. Como explicaba la reportera gráfica Juana Ghersa en el suplemento
de género "Las 12", del diario Página 12 de Argentina, si una mujer que ha sido víctima de
trata o de una agresión sexual acepta ser fotografiada y entrevistada para denunciar y
para evitar que otras mujeres pasen por situaciones violentas, “es fundamental no re-
victimizarla tratándola como objeto de nuestra foto, y considerar que en ese momento
puntual está siendo una víctima pero que no es una víctima para siempre, por lo cual se
pueden también incluir otros enfoques de su imagen como su fuerza, su vitalidad”.

VIDEOS

https://youtu.be/-zrVi38_NNY

TESTIMONIOS

Como hemos visto a lo largo del taller, los testimonios de mujeres que han sufrido
violencia merecen un tratamiento especial. En este apartado, mostramos un video
realizado gracias a la colaboración de Isabel Muntané, codirectora de Máster Género y
Comunicación de la UAB, y Violeta García, psicóloga de la Asociación de Atención a
Mujeres Agredidas Sexualmente (AADAS).
A continuación, reproducimos el texto que explica el proyecto y la implicación de las
protagonistas:
“Alice y Ana son dos mujeres valientes. Dos mujeres que sufrieron alguna forma de
violencia sexual pero que no son víctimas. Lo fueron en su momento pero como muchas
otras mujeres han dado la cara a quien las agredió, a sus miedos, a sus fantasmas y a toda
la culpabilidad, la incomprensión y el estigma que la sociedad continua atribuyéndoles.
Ellas afrontaron un largo y doloroso proceso de recuperación para poder volver a vivir en
libertad, para reconstruir una vida que les pudo haber sido robada y para reconstruirse
como mujeres. Pero Alice y Ana no se quedaron aquí, sabían que su experiencia podía
ayudar a otras mujeres que habían vivido lo mismo que ellas y a mujeres que pueden
vivirlo en el futuro.
Por ello decidieron participar en la investigación ‘Mujeres valientes: por una nueva
información sobre las agresiones sexuales’ llevada cabo por Isabel Muntané, codirectora
del Máster Género y Comunicación de la UAB y Violeta García, psicóloga de la Asociación
de Atención a Mujeres Agredidas Sexualmente (AADAS). Mujeres que han sufrido
diferentes tipos de agresiones sexuales han analizado los discursos que sobre estas
informaciones publican los medios de comunicación escrita de Cataluña.
Y de aquí han concluido que las informaciones minimizan las agresiones sexuales,
justifican al hombre agresor y contribuyen a invisibilizar y culpabilizar a las mujeres. Ello
impide que los medios trabajen en la construcción de un nuevo imaginario que muestre la
dimensión social y política de las agresiones sexuales. Cambiar este imaginario es
responsabilidad de todas y escuchar a las mujeres es imprescindible”.

VIDEOS

https://youtu.be/jj--Z2vnxI8
https://youtu.be/xLUXBT_VHgw

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