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Investiga la obra educativa de los siguientes personajes y completa el cuadro


con los datos que obtengas. No olvides anotar al final de tu trabajo cuales
fueron tus fuentes de consulta.

DATOS BIOGRAFICOS Y DE LA OBRA EDUCATIVA


DE:
Gabino BarrerDa.
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Gabino Eleuterio Juan Nepomuceno Barreda Flores (Puebla, Puebla, 19 de


febrero de 1818 – Ciudad de México, 20 de marzo de 1881), conocido
como Gabino Barreda,

Médico, filósofo y político mexicano


Considerado el pensador más representativo del positivismo mexicano.
Obras: De la educación moral, Oración cívica...
Padres: Antonio Barreda y María Dolores Flores Alatorre
Cónyuge: Adela Díaz Covarrubias
Hijos: Horacio, María Leonor Luisa, Octavio, Ernesto Francisco Ignacio
Nombre: Gabino Eleuterio Juan Nepomuceno Barreda Flores

FRASE
“Además de sus deberes políticos, el ciudadano tiene otros más importantes
que llenar, los deberes del orden moral, y es obligación del gobierno atender
a esta necesidad, tanto o más que a las otras"

CRONOLOGÍA
Barrada nació en Puebla (febrero 19 de 1818), allí inició sus estudios. y pasó
luego a la capital para cursar en San Ildefonso loa estudios de abogado, sin
llegar a graduarse,

En 1843 ingresó en la Escuela de Medicina. Al estallar la guerra con Estados


Unidos se incorporó a filas combatiendo en las batallas y asistiendo a los
heridos.
(1847), fue médico practicante de las fuerzas armada

Se trasladó a París donde fue alumno de Auguste Comte entre 1847 y 1851
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Ignacio Ramírez
IGNACIO RAMÍREZ, RESPONSABLE DE LA PRIMERA REFORMA
MARISTA

Ignacio Ramírez (1818-1879) es, en la historia de la educación en México,


una de las figuras más notables.

Sus Obras Completas (1889) contienen ensayo. educativos; Pian de estudios


(1867); Instrucción primaria (1867) e construcción pública (1868). Nació el
Nigromante en San Miguel el Grande, Gto., de padres queretanos y
mestizos. Lino Ramírez, su padre, patriota

(Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada; San Miguel Allende, Guanajuato,


1818 - México, 1879) Escritor y político mexicano, conocido como el
Nigromante. Siguió estudios de artes y derecho en Ciudad de México,
adonde se había trasladado en 1835. Es considerado uno de los artífices
más importantes del Estado laico mexicano. Fue además un reconocido

Fue hijo de José Lino Ramírez y de Ana María Guadalupe Sinforosa


Calzada, ambos de origen mestizo, predominantemente indígena. Su padre
se afilió al Partido Liberal Federalista, defendió la Constitución de 1814, fue
vicegobernador del estado de Querétaro. Durante el gobierno de Valentín
Gómez Farías peleó contra clericales y centralistas, y fue insurgente durante
la Guerra de Independencia de México.
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PERIODISMO
Colaboró, entre otros, en los siguientes diarios:
 Don Simplicio
 Temis y Deucalión
 El Siglo Diez y Nueve
 El Clamor Progresista
 La Insurrección
 El Monitor Republicano
 La Chinaca
 La Estrella de Occidente
 La Opinión
 El Correo de México
 El Mensajero

FRASES DURANTE SU VIDA


“No hay dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos.”: 18 de
octubre de 1836, en su discurso de ingreso a la Academia de Letrán (La
escena la describe Guillermo Prieto Pradillo en sus Memorias de mis
tiempos.)
“El crimen más grande que puede cometerse contra cualquier ciudadano es
negarle una educación que lo emancipe de la miseria y la excomunión.”
“No venimos a hacer la guerra a la fe, sino a los abusos del clero. Nuestro
deber como mexicanos no es destruir el principio religioso, sino los vicios o
abusos de la Iglesia para que, emancipada la sociedad, camine.”
“La constitución progresista debe considerar garantías
individuales, educación laica y gratuita, igualdad de géneros, un México libre
por la separación de la Iglesia y el Estado.”
“De forma nefasta, el clero paga motines pretorianos en efectivo con el
dinero del pueblo mexicano, que lo ha dado para alimento o cobijo de pobres
y menesterosos.”
“¿De dónde venimos? ¿a dónde vamos? este es el doble problema cuya
resolución buscan sin descanso los individuos y las sociedades; descubierto
un extremo se fija el otro; el germen de ayer encierra las flores de mañana; si
nos encaprichamos en ser aztecas puros, terminaremos por el triunfo de una
sola raza para adornar con los cráneos de las otras el templo del Marte
americano; si nos empeñamos en ser españoles, nos precipitaremos
voluntariamente en el abismo de la reconquista, pero ino! ijamás! nosotros
venimos del pueblo de Dolores, descendemos de Hidalgo y nacimos
luchando como nuestro padre por todos los símbolos de la emancipación y
como él, luchando por tan santa causa, desapareceremos de sobre la
tierra.” 16 de septiembre de 1861, Discurso con motivo del aniversario de la
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Independencia de México.

FORMA DE VIDA
Descripción de (Altamirano, 1934, pp. x, xivi; xiviii, González Ramírez, 1967,
pp. x, xxii, xxiv, xxx). Llevó una vida agitada, reflejo del propio país, sin paz,
sin tregua, en constante lucha por encontrarse a sí mismo y por hallar el
auténtico camino de la patria (González Ramírez, 1967, p. x). Si en lo físico
Ramírez presentaba características pronunciadamente indígenas, su
pensamiento estaba teñido de hispanismo. Así lo demuestra su censura de
íntimo contenido español, pues no hay pueblo en la tierra que se enjuicie con
mayor severidad. Tomó su liberalismo de Francia, la nodriza de México, pero
a través de España. En su preocupación por fortalecer la familia, núcleo
social de tanto arraigo hispánico, se descubre el influjo español en su
pensamiento. En él se verificó la peregrina fusión del escéptico y del
visionario, del crítico demoledor y del eficaz reformador. Jurista y legislador,
periodista y tribuno de encendido verbo, economista y sociólogo preocupado
de las condiciones de los trabajadores, historiador nacional de profundos
conocimientos, naturalista erudito y poeta de corte clásico y romántico
contenido. Talento para escribir galanamente lo mismo que para formular
planes de gobierno, educador de visión que comprende la quimera de una
democracia compuesta por ignorantes. Y todavía tuvo tiempo para
preocuparse de formar la Biblioteca Nacional, dotar de gabinetes y
laboratorio a Minería y reunir en una rica galería de la escuela de Bellas
Artes
los cuadros de pintores mexicanos. Impulsó, además, los estudios de
geología, geografía, biología y paleontología; enseñó, el primero, los
métodos de la filosofía alemana de Georg W. F. Hegel y Jacob Moleschott
(1822-1893) e introdujo a Spencer en México (Cfr. capítulo n y In). Como
educador y polígrafo, dice Monterde (1975, p. 14), sólo puede comparársele
fuera del país, pero dentro de América con Domingo F. Sarmiento (1811-
1888). Ramírez no fue un filósofo en el sentido que le atribuyeron sus
coetáneos. Tampoco lo fue por haber legado un sistema de filosofía. Ni podía
serio, porque Ignacio Ramírez perteneció a la generación de la ilustración
carente de ideas originales, pero poseedora de ideas atractivas; no era
creadora sino propagandista. Fue un hombre de variadas aptitudes, honrado
consigo mismo, que vivió y murió practicando las ideas y principios por los
cuales luchaba.

CRONOLOGÍA
Ignacio Ramírez (1818-1879) es, en la historia de la educación en México,
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una de las figuras más notables.


Inició sus estudios en Querétaro, ciudad natal de su padre, y en 1835 fue
llevado al Colegio de San Gregorio, dirigido por el pedagogo liberal Juan
Rodríguez Puebla en la Ciudad de México, donde estudió artes y en cuyas
bibliotecas también leyó todo tipo de temas científicos, culturales, artísticos y
políticos.
En 1841 comenzó estudios en jurisprudencia liberal de ideas firmes y
afiliado al partido federalista. defendió la Constitución de 1824. Ignacio
creció, pues, en un ambiente de ideas liberales, y desde niño se sintió
atraído por las lides políticas. Su espíritu de lucha se templó desde entonces,
y lo preparó para las violentas y constantes batallas de su vida futura. A los
16 años llega a la capital y cuna sus estudios bajo la dirección del liberal luan
Rodríguez Puebla en el Colegio de San Gregorio. Estudiante distinguido en
los cursos de enes, pasa luego a jurisprudencia donde concluye la carrera de
abogado en 1845 obtuvo el grado de abogado en la Universidad Pontificia de
México.
Sin maestros se cultiva durante ocho años en las bibliotecas públicas, y
adquiere así un vasto caudal de conocimientos científicos ampliados en
gabinetes y laboratorios, conocimientos que le permiten sostener discusiones
en sociedades científicas, liceos y escuelas nacionales. Lucha en Pudieran
contra la invasión norteamericana, y toma parte en el Congreso
Constituyente de 1856 y 1857, y lo que, con palabra inflamada había
predicado en discursos y cátedra, se convierte allí en ley

En 1845 se inició en el periodismo con la publicación de Don Simplicio.


Fundó también El Clamor Progresista, que sostenía la candidatura de Miguel
Lerdo de Tejada, y La Insurrección, en Sonora, donde apareció la discusión
con el político español Emilio Castelar acerca de la emancipación de los
pueblos hispanoamericanos.

En 1846 fundó el Club Popular, donde divulgó sus ideas liberales avanzadas
en materia de reforma política, económica y religiosa, por lo que estuvo en
prisión. Al obtener la libertad, el gobernador del estado de México, admirador
de los talentos de Ramírez, lo invitó para organizar su gobierno y éste
correspondió trabajando día y noche en la reconstrucción administrativa y
también en la defensa del territorio nacional invadido por los
norteamericanos. Para predicar con el ejemplo, asistió con el
gobernador, Francisco Modesto de Olaguíbel, a la batalla de Padierna y, a
pesar de los gastos que demandaba la guerra, restableció el Instituto
Literario de Toluca, donde, con la República libre de la invasión, fue
catedrático de Derecho y de Literatura, pero a pesar de la irreprochable
conducta de Ramírez en su vida íntima, los padres de familia, alarmados por
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sus ideas liberales, intrigaron hasta lograr su separación.


Entre fines de 1848 y principios de 1849, Ignacio Ramírez fue jefe político
de Tlaxcala y regresó posteriormente a Toluca, donde se dedicó a la
docencia y al ejercicio de su profesión hasta fines de 1851, cuando se
trasladó a Sinaloa, donde ya se encontraba su hermano, Miguel Ramírez.
En 1852, el gobernador de Sinaloa, el general Plácido Vega, promovió su
candidatura a diputado federal por esta entidad, defendiendo
el liberalismo en el Congreso de la Unión. A su regreso a Sinaloa, fue
secretario de Plácido Vega, sostuvo enérgicamente la extinción de
las alcabalas —un tipo de impuestos—, propuestas durante el gobierno
de Pomposo Verdugo. Acompañó a Vega hasta Álamos, Sonora, cuando
éste fue derrocado. Posteriormente viajó a Baja California, donde descubrió
la existencia de zonas perlíferas y canteras de mármol, sobre las que
escribió brillantes artículos que revelaron aquella riqueza.
En 1853, se fue a radicar por un tiempo a la ciudad de México; ejerció como
profesor en el Colegio Políglota. Criticó fuertemente a Antonio López de
Santa Anna, lo que motivó que lo encerraran once meses en prisión, la
mayor parte de ese tiempo encadenado. Al triunfo de la Revolución de
Ayutla fue liberado y fungió como secretario personal de don Ignacio
Comonfort; al advertir que éste falseaba sus principios liberales, renunció a
su puesto para afiliarse con Benito Juárez, Melchor Ocampo y Guillermo
Prieto en el partido liberal y combatir con su pluma al renegado.

LA CONSTITUCIÓN
Regresó a Sinaloa como juez civil, pero volvió a la capital del país como
diputado por el estado de México al Congreso Constituyente de 1856-1857,
donde fue el más notable orador y una de las más grandes figuras del ala
izquierda jacobina; fue además miembro de la Comisión de Revisión de
Credenciales; su suplente fue don Ramón Isaac Alcaraz, reconocido literato y
liberal. Los otros dos diputados propietarios que representaron al estado de
Sinaloa fueron los licenciados Antonio Martínez de Castro y Mariano Yáñez.
Cabe mencionar que, según la Historia del Congreso Constituyente, obra de
don Francisco Zarco, el licenciado Ignacio Ramírez ocupó un altísimo lugar
como orador parlamentario y líder del radicalismo.

Se duele de que la Constitución de 1857 hubiese salido trunca, es decir, sin


consignar todas las libertades y reformas fogosamente defendidas por él.
Casi desesperó al verlas rechazadas como lo indican algunas de sus
peroraciones, y planta abiertamente la culpa de este descalabro en los
hombros de los tímidos, de los moderados, de los retrógrados.

También fundó el periódico Themis y Deucalión, donde publicó un artículo


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titulado "A los indios", que defendía a los indígenas y pugnaba por su libertad
a rebelarse contra la explotación a que eran sometidos; ello lo llevó a juicio,
pero resultó absuelto gracias a sus artículos editados en El Demócrata, en
los cuales defendía su causa. Así mismo, en 1857, en compañía de Alfredo
Bablot fundó El Clamor Progresista, con el que apoyaron la candidatura
presidencial de Miguel Lerdo de Tejada.
Juárez le dio el gran gusto de su vida, al expedir en Veracruz en 1859 las
leyes de Reforma, síntesis de las aspiraciones del partido liberal (Monterde,
1975).
En la ciudad de San Luis Potosí colaboró en el periódico La Sombra de
Robespierre. También escribió para La Chinaca durante 1862; en La
Opinión y en Estrella de Occidente, del estado de Sonora, a fines de 1864, y
antes de su destierro a los Estados Unidos. Junto a Ignacio Altamirano,
Guillermo Prieto y otros liberales, en septiembre de 1867 fundó El Correo de
México, financiado por Porfirio Díaz. En esta época también colaboró con El
Renacimiento, El Siglo Diez y Nueve y El Monitor Republicano.

LA REFORMA
Tres meses después del nombramiento de Remire. (enero 21 de 1861-mayo
9 de 1861) se promulga el decreto del gobierno sobre el arreglo de la
instrucción pública para el Distrito y Territorios Federales. La ley ordena que
la instrucción primaria en el Distrito y Territorios Federales queda bajo la
inspección del gobierno federal; se abrirán escuelas para niños de ambos
sexos; se auxiliará con sus fondos las que sostengan las sociedades de
beneficencia y las municipalidades, a efecto de que se sujeten todas al
presente plan de estudios. El propio gobierno federal
El Nigromante también participó en la elaboración de las Leyes de Reforma,
y fue uno de los liberales más puros. Al ser derrotados los conservadores, el
presidente Benito Juárez lo nombró Secretario de Justicia e Instrucción
Pública, cargo que desempeñó del 21 de enero al 9 de mayo de 1861.
Durante su gestión creó la Biblioteca Nacional y unificó la educación
primaria en el Distrito Federal y en los territorios federales.
Como ministro de Fomento
Del 19 de marzo al 3 de abril de 1861, ocupó la Secretaría de Fomento.
Asumió la responsabilidad de la exclaustración de las monjas; reformó la ley
de hipotecas; hizo efectiva la independencia del Estado de la Iglesia; reformó
el plan general de estudios; dotó con equipo los gabinetes del Colegio de
Minería; seleccionó un excelente cuadro de profesores de la Academia de
San Carlos; salvó cuadros de pintura que existían en los conventos, con los
cuales formó una rica colección y formó una galería completa de pintores
mexicanos; designó al pintor catalán Pelegrí Clavé, al arquitecto Xavier
Cavallari y al escultor Felipe Sojo para que salvaran del Colegio de
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Tepotzotlán los tesoros de arte en arquitectura, pintura, tallado e


incrustaciones que contenía aquel magnífico museo. La honradez de
Ramírez fue acrisolada, pues cuando fue ministro pasaron por sus manos
millones de pesos y nadie osó decir que se hubiera apropiado lo más mínimo
de los tesoros que manejó. No tomó jamás ni un solo libro de los millares de
volúmenes sacados de las bibliotecas de los conventos, ni una pieza de los
centenares de cuadros extraídos de los claustros. No insinuó ni aceptó la
menor recompensa por sus persecuciones y miserias que pasó por largos
años, ni se adjudicó la más pequeña propiedad para pasar holgadamente el
resto de sus días.
En Puebla, trabajó en la desamortización de los bienes del clero y en
septiembre de 1861 fue electo presidente del Ayuntamiento de la Ciudad de
México.
Durante la Segunda Intervención Francesa en México
Durante la guerra de intervención, combatió a los franceses en Mazatlán. En
el período de 1863 a 1865, mantuvo correspondencia con Guillermo Prieto, la
que posteriormente se publicaría como Cartas a Fidel. En noviembre de
1864, con domicilio en Sinaloa, defendió a presos políticos y escribió para La
Opinión y La Estrella de Occidente, hasta que fue desterrado a los Estados
Unidos.
Regresó a México antes de la caída de Maximiliano y fue encarcelado
en San Juan de Ulúa y posteriormente en Yucatán.
En la Suprema Corte de Justicia
Ministro de Justicia y Fomento en el primer gabinete de Juárez. funda en
Toluca el Instituto Literario, donde cuenta entre sus discípulos a Ignacio M.
Altamirano. Después de realizar obras importantes como ministro de Justicia
e Instrucción Pública, Ramírez, junto con otros miembros del gabinete,
presentó su renuncia, con el fin de que Juárez formara un gabinete
parlamentario, una vez celebradas las elecciones de las cuales salió presi-
dente constitucional. Al sobrevenir la intervención francesa, combatió
enérgicamente contra ella, hasta que se le castigó con el destierro a San
Francisco, Calif., donde con la pluma siguió atacándola duramente. Hacia el
ocaso del imperio, regresó a México, pero fue confinado a Yucatán. Alzado el
destierro por las autoridades imperiales, Ramírez, con todos sus compañeros
de ostracismo, vuelve a la capital donde permanece retraído y vigilado por la
policía hasta el triunfo de la República en julio de 1867. Es elegido
magistrado de la Suprema Corte de Justicia, a pesar de la oposición juarista,
y sirvió en ese puesto, con integridad e independencia incomparables, hasta
el triunfo de la revolución de Tuxtepec. Díaz lo llamó a formar parte de su
gabinete como secretario de Estado y del despacho de Justicia e Instrucción
Pública. Durante este intervalo de poco menos de un año (noviembre 29 de
1876-mayo 7 de 1877), Ramírez dictó importantes providencias en educación
y justicia. Luego se reincorporó a su labor en la Suprema Corte. La muerte
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de su esposa, acaecida en 1874,10 afectó mucho, y desencadenó un


proceso de deterioro hasta su fallecimiento, ocurrido en julio 15 de 1879
El Congreso de la Unión lo nombró magistrado de la Suprema Corte de
Justicia, cargo que ejerció durante doce años. De ese puesto no se separó
sino al ser llamado por el presidente Porfirio Díaz, después de la batalla
de Tecoac, para hacerlo Ministro de Justicia e Instrucción Pública, puesto
que desempeñó pocos meses y por dos ocasiones, la primera del 28 de
noviembre al 6 de diciembre de 1876, y la segunda del 17 de febrero al 23 de
mayo de 1877. Después, regresó a ocupar el cargo de magistrado de
la Suprema Corte de Justicia, hasta su muerte, registrada en la Ciudad de
México el 15 de junio de 1879 por causa de un infarto.

IDEAS EDUCATIVAS DE IGNACIO RAMÍREZ

Y defiende también la necesidad de la instrucción: "La instrucción es


necesaria a todos los seres humanos; enaltece a la mujer y completa al
hombre, sin ella, los derechos y obligaciones del ciudadano son un absurdo;
sin ella, la multitud vive en odiosa y perpetua tutela" (Ramírez, 1889, p. 179).
Discute las fuentes del conocimiento humano en su relación con el proceso
escolar. Protesta en contra de la práctica escolar tan extendida de enseñar a
los niños "palabras sin sentido", e insiste en que el vocabulario básico debe
incluir sólo objetos fáciles de colocar en contacto con los sentidos, eco de la
doctrina de Comenio: las palabras no deben aprenderse aparte de los
objetos a los cuales se refieren. luan Luis Vives (1492-1540), por su parte,
habla de que se viola un principio primordial de la naturaleza, cuando no se
usan palabras correspondientes a sensaciones positivas. Pestalozzi mismo
reconoció que las impresiones sensoriales son el fundamento absoluto de
todo conocimiento, principio lamentablemente ignorado en la instrucción de
su pata (Wilson, 1941, pp. 203-204). Ramírez insiste en doctrina tan digna de
tomarse en cuenta, y ataca esa instrucción pública dispuesta a enseñar
multitud de palabras sin ideas, reglas inútiles y falsas acerca del propio
idioma, la jerigonza llamada metafísica, y a la postre nos quedamos en la
ignorancia de nuestro propio cuerpo. Es una instrucción que nos conduce a
cada paso al mundo de las hipótesis (Ramírez, 1889, p. 181).
Se plantea Se plantea también la m pregunta de qué debe aprender la
juventud bajo la protección del gobierno. Y responde estableciendo tres
ramos: el primero llamado gimnástico cuya enseñanza actúa directamente
sobre los miembros u órganos para incitarlos a la acción y se atiene a una
exacta imitación con la ayuda de reglas. Este ramo debe enseñarse a todos
los seres humanos en la infancia y continuarse en la juventud. Comprende
los idiomas vivos ames que los muertos; las lenguas de uso común antes
que las de ornato; el canto, acompañado de la música: el manejo de las
armas; el estudio práctico de los signos como la lectura, escritura, notas
musicales, aritmética, álgebra, geometría. Todo esto debe ser simultáneo,
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poco cada día, pero todo, o por lo menos se formarán grupos de materias
para proponerse alternadamente. Recomienda no fatigar al niño y hacerlo
provechosa la variedad (Ramírez, 1889, p. 168). Sugiere, con relación al
dibujo, familiarizar al niño con las plantas y otros seres de la naturaleza,
con los instrumentos de las artes y con algunos aparatos científicos y, al
mismo tiempo, con muchos términos técnicos muy pronto necesarios pan el
estudiante. Y añade una nota de cautela: no debe precipitarse la marcha de
estos conocimientos, pues son fundamentales (Ramírez, 1889, p. 168).
Llama al segundo ramo de hechos consumados o históricos. En éstos la
humanidad señala mejoras desconocidas a los siglos y pueblos envanecidos
por su ciencia. Seda gloriosa para México adelantarse en esta carrera y
asentar la enseñanza histórica sobre la verdadera base, la clasificación de
los hechos desnudos de las teorías y la clasificación de las teorías
consideradas sólo como hechos. Respecto a los hechos del pasado, no
pueden presentar sino uno de estos tres títulos para ser adoptados por la
ciencia: su verdad, su belleza y su necesidad. Ahora bien, la verdad es el
alma de la historia, la belleza el cuerpo de la literatura y la necesidad la vida
del derecho. En la enseñanza de la historia débase proceder de lo conocido
a lo desconocido, de lo propio a lo ajeno. El tercer ramo, el científico, el más
necesitado de empeño entre nosotros, comiste en multiplicar los gabinetes
de historia natural y de física y los laboratorios de química para multiplicar y
vulgarizar los experimentos, las bibliotecas para evitar que el estudio se
dificulte por la falta de libros. Y observa agudamente: el encadenamiento de
estos estudios no puede fijarse sino transitoriamente. Depende de los
adelantos y revoluciones que ocurren diariamente en el mundo científico.
Este ramo se compone de las ciencias cuyos elementos básicos son la
observación y el cálculo, las ciencias positivas (Ramírez, 1889, pp. 167-170).
"'
Previene en contra de un hecho frecuentemente ignorado y olvidado: "Entre
las muchas ilusiones con que nos alimentamos, una de las más funestas es
la que nace de suponer en nuestra patria una población homogénea"
(González Ramírez, 1967, p. 44). En efecto, la multitud de subculturas
entorpece en forma desesperante el progreso cultural del país. De ahí que se
preocupe insistentemente por la educación del indígena. Por más
democrático que sea Ramírez. todavía piensa en términos de una jerarquía
social, al tratar de la instrucción para los niños destinados a ser obreros,
artesanos, agricultores, soldados, mozos, con el fin de que cumplan los
oficios señalados por las clases superiores (W Usan, 1941, p. 204). La
instrucción primaria debe comprender algunos conocimientos científicos y
otros, auxilio indispensable para las artes y oficios: lectura. caminito. dibujo,
canto, ejercicios gimnásticos, un pequeño curso de matemáticas para
comprender la física y la química, y los experimentos y nomenclaturas de
estas ciencias que no debe ignorar el verdadero artesano; todo esto con uno
o dos oficios. Así, a la edad de 12 años, todo adolescente tendrá una carrera,
los elementos para mejorarla y la capacitación para sentarse en los cuerpos
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electorales: habrá ciudadanos y madres de familia (Ramírez, 1889, p. 176).


En la educación de los obreros, el gobierno tiene tres obligaciones:
asegurarle techo, vestido y sustento y otros gastos necesarios para la
instrucción; aplicación de los principios científicos a su oficio y dos a más
lenguas, una de las cuales sea india. Las lenguas extranjeras son necesarias
en los puertos, el maya en Yucatán y el azteca en Puebla. Y subraya la
importancia de la "instrucción del indígena, porque ella es la base de la
verdadera educación pública" (Ramírez, 1889, p. 182). Se expresa
elocuentemente de la mujer, y dice: "hemos afirmado que la instrucción de
las mujeres debe ser igual a la de los hombres" (Ramírez, 1889, p. 186). La
instrucción de las mujeres es de importancia primordial: los primeros diez
años de la vida humana pasan en poder de las madres, parientas y otras
mujeres; en esa temprana edad mucho se aprende, y puede aprenderse
mucho más; cuánta diferencia habría entre una niñez pasada entre mujeres
instruidas y la actual infancia amamantada con miserables consejas
(Ramírez. 1889, p. 189). Por último, después de hacer una crítica de los
libros de texto envejecidos y sin utilidad ninguna, tanto los de la época
colonial como otros recientes en idiomas extranjeros, concluye con la
imperiosa necesidad de que en México se publiquen no una vez sino
continuamente obras elementales. Ni se espera que los particulares tomen la
iniciativa. Y exclama: "¡Libros, periódicos, cartillas, catecismo, mapas,
estampas pan el pueblo!" Mientras esta necesidad no se cubra, siquiera a
medias, no seremos de razón los
mexicanos (Ramírez, 1889, p. 192). Se pronunció también en contra de los
intentados, y defendió la conveniencia de esperar la instrucción intelectual y
la educación moral según el principio de la división del trabajo.

Justo Sierra
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Justo Sierra Méndez (San Francisco de Campeche, Campeche, 26 de


enero de 1848; Madrid, 13 de septiembre de 1912) Cursó estudios en el
Liceo franco-mexicano, y más tarde en el Colegio de San Ildefonso. Fue un
escritor, historiador, periodista, poeta, político y filósofo mexicano, discípulo
de Ignacio Manuel Altamirano. El fundador de la Universidad Nacional de
México, hoy UNAM; el gran historiador, autor de las obras “Evolución política
del pueblo mexicano”, “Juárez, su obra y su tiempo” y otras; uno de los más
grandes oradores de México; y el “Gran Maestro Positivista” del Porfiriato y
de la joven Generación que luchó en la Revolución Mexicana. Por sus
numerosos escritos y su lucha por la autenticidad de México e
Hispanoamérica y sus significativos aportes a la educación
Hijo de Justo Sierra O'Reilly, autor de novelas clásicas como La hija del
judío, Justo Sierra obtuvo el título de abogado en el Colegio de San
Ildefonso, antecedente de la Universidad Nacional, tras lo cual se incorporó a
los círculos literarios de su época, en la que se multiplicaban las tertulias.
Sus primeros ensayos se dieron a conocer hacia 1868. Sierra participó en el
periódico El Renacimiento, donde publicó por entregas la novela El ángel del
porvenir, pieza muy marcada por las influencias europeas de su tiempo. Sus
famosas "Conversaciones del domingo", aparecidas en El Monitor
Republicano (1868), dieron forma, tiempo después, a uno de sus volúmenes
más importantes: Cuentos románticos
Alias: "Maestro de América"

FRASES
“La Nación tiene hambre y sed de justicia”; y otra
que fue muy popular en 1912 cuando se inauguró la Universidad Popular
14

Mexicana: “La ciencia protege a la patria.”3


"Es la educación la que genera mejores condiciones de justicia; educar evita
la necesidad de castigar"
En 1874 contrajo matrimonio con doña Luz Mayora Carpio. Fueron padres de
siete hijos: Luz, Concepción, María de Jesús, Justo, Manuel, Santiago y
Gloria.
Destacan sus ensayos Evolución política del pueblo mexicano (1900-1902)
y Juárez, su obra y su tiempo (1906).

Publicó algunos poemas en el periódico El Globo, en el que participó


también, en el Consejo de Redacción. En el periódico hizo amistad
con Ignacio Manuel Altamirano quien lo pondría en contacto con los
intelectuales y poetas del liberalismo. En 1871 obtuvo su doctorado
en Derecho.

Publicó sus primeros ensayos literarios a partir de 1868, y poco después


entró en la vida pública. En 1901 después de un largo viaje por Estados
Unidos y Europa regresó a México y fue nombrado Subsecretario de
Instrucción Pública. Estableció los Jardines de Niños, el 16 de mayo de 1905,
logrando crear la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes.

Colaborador de El Renacimiento y muchos otros periódicos donde publicó


cuentos, crónicas de viaje, versos. Secretario de Instrucción Pública y Bellas
Artes durante el régimen del general Porfirio Díaz, se convirtió,
como positivista y luego como spenceriano, en uno de los más importantes
promotores de su proyecto educativo: fundó la hoy Universidad Nacional
Autónoma de México (1910).

Justo Sierra falleció en Madrid el 13 de septiembre de 1912. Su cadáver se


llevó a México y fue sepultado con grandes honores públicos. En el primer
centenario de su nacimiento la Universidad le declaró Maestro de América y
sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres.

CARGOS
Sus cargos públicos ampliaron su visión de México desde distintas
perspectivas. La conjunción de estas experiencias con su cultura clásica y un
hondo conocimiento de la historia nacional lo llevó a revalorizar el pasado y a
plantear nuevas opciones para México. Fue magistrado, profesor, diputado y
ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes con Porfirio Díaz durante su
etapa ministerial puso en pie la moderna Universidad Nacional de México
(1910) y pronunció el discurso de inauguración, modelo de oratoria, en el que
trazó las orientaciones del futuro cultural de su país.
Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes de México
15

25 de abril de 1905 - 1911


Escritor, educador y político mexicano
Uno de los intelectuales más reconocidos en México.
Obras: Evolución política del pueblo mexicano...
Partido político: Partido Reeleccionista
Padres: Justo Sierra O'Reilly y Concepción Méndez Echazarreta
Cónyuge: Luz Mayora Carpio
Hijos: Luz, Concepción, María de Jesús, Justo, Manuel, Santiago, Gloria

OBRAS DE JUSTO SIERRA


Justo Sierra es una de las figuras más completas del México moderno.
Encarnó el modelo prototípico del erudito del siglo XIX a través de una obra
en la que se dan cita todos los géneros: poesía, prosa poética, teatro, crítica
y artículos literarios, periodismo político, discursos, libros de viajes y
ensayos.
Poeta posromántico en su juventud, formado con Víctor Hugo y apasionado
admirador de Gustavo Adolfo Bécquer, hizo algunas versiones de Los
Trofeos de José María de Heredia y compuso algunos sonetos de excelente
calidad y otras composiciones, algunas de las cuales, como por
ejemplo Playeras, pasan por anticipos modernistas, según juicio de Enrique
Anderson Imbert. Otras destacadas composiciones suyas fueron la oda A
Dios y el poema El beato Calasanz.
Brillante narrador al estilo becqueriano, sus Cuentos románticos contienen
pequeñas joyas como Playera y episodios históricos novelados, junto a
fantasías de diversa índole. Escritos de 1868 a 1873, entre sus veinte y sus
veinticinco años, el propio Sierra los calificó de pequeños poemas en prosa.
Los Cuentos románticos cerraron propiamente la etapa juvenil del escritor.
De todos ellos el más recordado es Playera, del que el propio autor dijo que
no era un cuento, ni siquiera una leyenda, "sino un poemilla muy lírico, muy
subjetivo; es decir, muy del alma para adentro.

IDEAS DEL PENSADOR


La personalidad de Sierra, sin embargo, es más la de un historiador y
reformador que la de un literato, y se proyectó espléndidamente en sus
reformas y en sus trabajos históricos y sociológicos. Manual escolar de
Historia General (1891) y Catecismo de Historia Patria (1896) son obras
menores en las que aún se advierte el lírico romántico influido por las ideas
positivistas, que tanto peso tendrían en su obra reformadora.
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Obra más importante


Quizá su obra fundamental es Evolución política del pueblo mexicano (1900-
1902). Se trata de una síntesis, luminosa y profunda, de la historia política de
México, dividida en tres libros. El primero trata de las civilizaciones
aborígenes y la conquista; el segundo del período colonial y la
independencia; y el tercero, de la república. Este último comprende tres
partes: la anarquía (1825-1848), la Reforma y la era actual. Destaca también
entre sus libros Juárez: su obra y su tiempo (1905), que le ayudó a terminar
su compatriota el historiador Carlos Pereyra
Como educador, Justo Sierra promovió el cambio del concepto de
"instrucción" por el de "educación", la unificación lingüística del país, la
autonomía de los jardines de niños, el reconocimiento del magisterio en el
nivel superior, un sistema de becas para los alumnos más aventajados y la
difusión de las bellas artes. Representó a México en el Congreso
Hispanoamericano de Madrid.

ESTILO DE VIDA Y VIDA POLÍTICA


Este ilustre educador, escritor, historiador, periodista, abogado, diplomático y
político mexicano nació en Campeche (México), el 26 de enero de 1848,
cuando su tierra natal era el escenario de una feroz rebelión indígena; y en
unos años de lucha social, conocida como guerra de castas y de luchas
políticas de grupos conservadores y liberales que se enfrentaron para llegar
al poder con el control político y económico. En la misma forma, en unos días
difíciles, cuando las tropas norteamericanas invadieron a México, después de
la anexión de Texas y de un inmenso territorio en el Norte del país azteca,
entre los años 1846-1848. Su padre Justo Sierra O´Reilly, abogado, novelista
e historiador, tuvo gran influencia en la política de Yucatán. Su madre, Doña
Concepción Méndez Echazarreta, también de distinguida familia yucateca.

ESTUDIOS
Sus primeros estudios los hizo en el Liceo Científico y comercial de Mérida
(Yucatán). Cuando su padre murió en 1861, se trasladó a la ciudad de
México, en donde continuó sus estudios en el Liceo Franco-mexicano y en el
Colegio de San Ildefonso. En su vida estudiantil obtuvo premios y
reconocimientos por su dedicación a los estudios; y también críticas por sus
ideas liberales. Alos trece años presenció la entrada de Maximiliano y Carlota
en la ciudad de México en 1861, ante lo cual exclamó: Apenas se puede
creer que los mismos mexicanos…” acepten un emperador de procedencia
francesa. Sus estudios universitarios los hizo en Derecho y Ciencias
Políticas, graduándose como abogado en el año 1871 en la Escuela de
Derecho de San Ildefonso. En los años de su formación y actuación, se vivió
en México una situación difícil de guerras civiles, dictaduras e intervención de
Estados Unidos con la separación de Texas.
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CRONOLOGÍA
Para Justo Sierra, el símbolo de la grandeza y autenticidad del pueblo
mexicano fue el presidente Benito Juárez, a quien dedicó su libro “Juárez, su
obra y su tiempo.”
En el año 1880, al abogado Justo Sierra Méndez fue elegido Diputado en el
Congreso Nacional, iniciando su actividad política durante treinta y dos años.
Su primera intervención en la Cámara de Diputados en 1880 fue su
planteamiento sobre la necesidad de una instrucción cívica para “despertar y
consolidar el sentimiento del santo amor a la patria”. También habló sobre la
conveniencia de proporcionar una educación científica al indígena y no sólo
era instrucción rudimentaria que pretendía dársele.
En el año 1881 presentó su proyecto para la Reforma educativa de la
Educación primaria, con carácter de pública y oficial; asimismo la creación de
la Universidad Nacional de México, que tres décadas después inauguró
siendo Ministro de Instrucción Pública.
En 1894 fue nombrado ministro de la Suprema Corte de Justicia, de la cual
fue su presidente. Participó en el Gobierno del Porfiriato, convirtiéndose en el
ideólogo de la educación positivista de “Orden y Progreso”. Justo Sierra
Méndez se movió en los altos estratos culturales y políticos del Porfirismo,
cuyo régimen lo apoyó en su actividad educativa y cultural. Inicialmente
Fue nombrado Subsecretario de justicia e Instrucción Pública en 1901 y
luego en 1905, Secretario de Educación Pública y Bellas Artes, en el cual
hizo actividades hasta 1910, cuando cayó el Porfiriato y comenzó la
Revolución.
En 1905 aprobara Educación primaria de carácter nacional, integral, laica y
gratuita. En lo político, Justo Sierra Méndez supo ser amigo del presidente
Porfirio Díaz, sin ser su adulador. Teniendo en cuenta que Díaz lo respetó
como un hombre superior. Por ello, en el Porfiriato fue el eje central de las
políticas educativas y culturales.
Desde entonces se le conoce como “El Maestro de América”. Como un gran
político del Porfiriato, el Dr. Justo Sierra consideró que la economía debe
estar al servicio de la educación y a una responsabilidad social. Las
empresas “deberían ser las primeras en promover capacitación y educación;
y los grandes favorecidos por la fortuna, los primeros obligados a sostener
centros de investigación, enseñanza, cultura y bellas artes”.

EL POSITIVISMO EN EL PENSAMIENTO DEL


MAESTRO JUSTO SIERRA
En la segunda mitad del siglo XIX el mundo filosófico recibió las influencias
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de la Escuela del Positivismo a través de las ideas de Augusto Comte y


Herbert Spencer. Este sistema filosófico admite únicamente el método
científico experimental y rechaza toda noción a priori y todo concepto
universal absoluto. Tiene tendencia a valorar preferentemente los aspectos
materiales de la realidad y a dar mucha importancia a la ciencia. El
positivismo spenceriano o “Darwinismo social” analiza la sociedad en su
evolución, desde la barbarie a la civilización.
Considera que la sociedad es un organismo sometido a las mismas leyes de
la evolución de los organismos vivos. La ley de la evolución social se
confunde con el progreso de los pueblos, cuyos cambios no se hacen por
revolución sino por evolución. Según los positivistas, el orden es primordial
porque hace posible el progreso; y por medio del progreso se puede llegar a
la libertad.
El Positivismo fue introducido en México por el filósofo Gabino Barreda,
discípulo de Augusto Comte en Francia, y quien el 16 de septiembre de 1867
en la ciudad de Guanajuato hizo su famoso discurso “Oración cívica”, con
una visión positivista de la Historia de México. En ese año culminó el Imperio
de Maximiliano, quien fue fusilado en Querétaro y se manifestó el triunfo del
movimiento de Reforma de las ideas liberales. El triunfo de las fuerzas
liberales en lucha con las conservadoras. Según las ideas de Barreda, la
metafísica de la libertad triunfó sobre el espíritu teológico, implantado por la
colonia y respaldado por el grupo político conservador.
Para Gabino Barreda y Justo Sierra, los educadores en la época porfiriana, la
educación es lo más importante para la transformación de la nación. Si se
educa al pueblo mexicano, se llegará a la libertad, el orden y el progreso
como señalan las ideas positivistas para el cambio en la sociedad Según las
ideas políticas de Sierra, sólo un Estado fuerte podrá realizar el cambio en
México. Y para ello, es necesario consolidar un grupo o partido que
mantenga organizada la sociedad dentro del Orden y el Progreso. Por ello,
Justo Sierra apoyó el Porfiriato para poder estabilizar a México. Una “tiranía
honrada” para instaurar el orden contra la anarquía. Así expresó Sierra Para
que el presidente pudiera llevar a cabo la gran tarea que se imponía,
necesitaba una máxima suma de autoridad entre las manos no sólo de
autoridad legal, sino de autoridad política que le permitiera asumir la
dirección efectiva de los cuerpos políticos: cámaras legislativas y gobiernos
de los Estados; de autoridad social, constituyéndose en supremo juez de paz
de la sociedad mexicana con el asentimiento general… y de autoridad moral.
Según Justo Sierra, para cambiar la mentalidad de los mexicanos hacia el
Orden y el Progreso, se hace indispensable la emancipación mental a través
de la educación. Por ello, recalcamos todo su ímpetu político-educativo para
fortalecer la educación como primera empresa del Estado. Con las nuevas
ideas positivistas de libertad, orden y progreso se consolidó un grupo político
llamado de “Los Científicos” que apoyó al Porfiriato. Entre ellos Justo Sierra,
Pablo Macedo, Rosendo Pineda, Francisco Bulnes y otros, quienes entraron
19

a la Cámara de Diputados y defendieron las políticas del Porfiriato, que


gobernó a México desde 1876 hasta 1911. Porfirio Díaz tomó las riendas del
gobierno en dictadura hasta cuando fue derrocado en la Revolución
mexicana de 1910, reemplazado por Francisco I. Madero en 1911, quien
también fue derrotado y asesinado en 1913. En el Porfiriato se dio
importancia a la modernización de México, al desarrollo y a la educación,
basada en el Positivismo. El presidente Porfirio Díaz vinculó al humanista
Justo Sierra a la dirección de la educación mexicana, quien en sus políticas
educativas implantó el Positivismo como filosofía de la educación estatal,
exaltando la ciencia como eje fundamental de la educación. Señaló para
México una filosofía del laicismo educativo y un nacionalismo mexicano
alrededor de la integración del Estado Nacional. Para ello, dio importancia de
la constitución de una verdadera conciencia nacional; la transmisión a los
educandos de un nacionalismo mexicano como “Religión de la Patria”.

Para el Ministro de Educación Dr. Justo Sierra, el sistema educativo debe


girar en torno a la Historia Patria y a la consolidación de una personalidad
nacional. Por ello con frecuencia encontramos en sus discursos las ideas de
patria, conciencia nacional, nacionalismo y sublimidad de los héroes.

JUSTO SIERRA Y LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN EL


PORFIRIATO
El Maestro Justo Sierra ingresó al Gobierno con el grupo político de “Los
Científicos”, que se convirtió en él apoyó del Porfiriato. En 1880 inició sus
actividades políticas en la Cámara de Diputados, en donde defendió con
Vehemencia los proyectos de educación para los mexicanos. En 1880 el
Diputado Sierra habló sobre la necesidad de una instrucción cívica para
“despertar y consolidar el sentimiento del santo amor a la patria”.
Sierra propuso establecer en México la instrucción primaria obligatoria.
Asimismo, en el Porfiriato ocupó importantes posiciones en la educación
pública de México. Fue subsecretario de instrucción pública y en 1905 fue
nombrado Secretario de Instrucción Pública y de Bellas Artes. Según sus
ideas, la tarea educativa es el medio para la integración nacional, por lo cual
“la escuela es la salvación de nuestra personalidad nacional”. Con el ideario
educativo de Justo Sierra se aprobó en 1908 la Ley de educación primaria, la
cual debía ser oficial, nacional y obligatoria entre los 6 y los 14 años. Se
propondría estimular en los educandos “el amor a la patria mexicana y a sus
instituciones”. En esta Ley, en la cual se refleja el
Las escuelas oficiales serán esencialmente educativas; la instrucción en ellas
se considera sólo como medio de educación…La educación primaria que
imparta el Ejecutivo de la Unión será nacional, esto es, se propondrá que en
todos los educandos se desarrolle el amor a la patria mexicana y a sus
20

instituciones …será integral es decir, tenderá a producir simultáneamente el


desenvolvimiento moral, físico, intelectual y estético de los escolares; será
laica o, lo que es lo mismo, neutral respecto a todas las creencias religiosas,
y se abstendrá en consecuencia de enseñar o atacar ninguna de ellas; será
además gratuita.
El 12 de noviembre de 1908 se promulgó la ley constitutiva de las Escuelas
normales primarias, para la formación de los maestros, buscando su
educación metodológica y científica y el modelo vivo para los educandos.
Reorganizó la Escuela Nacional Preparatoria y también reglamentó la
educación particular, siguiendo los requisitos establecidos por el gobierno.
El educador Justo Sierra se esforzó por establecer un método educativo para
enseñar a pensar a los estudiantes mexicanos y no a memorizar. Reformó la
Escuela Normal para la preparación de los Profesores de enseñanza
elemental y primaria. Se interesó por la creación y autonomía de los Jardines
de niños en 1904; y la educación primaria oficial, laica y gratuita para todo el
pueblo mexicano sus ideas, la escuela primaria prepara al mexicano y de ella
salen
completos el ciudadano y el hombre. Para una mejor organización de la
educación, creó el Consejo Superior de Educación Pública.
En su gran programa de renovación de la educación mexicana, fundó la
Universidad Nacional de México con todas las carreras, señalando entre
ellas las de Medicina, Jurisprudencia, Ingeniería, Bellas Artes y Música.
Asimismo, la conformación de un programa de Arqueología para el estudio
de las grandes culturas indígenas mexicanas. Creó el Museo Nacional de
Antropología Historia y el Museo de Historia Natural. Estimuló la
reconstrucción de monumentos prehispánicos, entre ellos, la Pirámide del
Sol en Teotihuacan.
En sus obras educativas, se preocupó por el bienestar estudiantil. Para los
niños, fortaleció el programa de los desayunos escolares; y estableció un
sistema de becas para los alumnos más destacados de las instituciones
educativas.
Envió al exterior al pintor Diego Rivera, a Julián Carrillo y otros que se
destacaron en las artes, las letras, las ciencias y la política. En general,
estimuló la vida intelectual de México a través de la educación.

EL MAESTRO JUSTO SIERRA Y LA UNIVERSIDAD


NACIONAL DE MÉXICO
En el año 1910, el Maestro Justo Sierra, Ministro de Instrucción Pública de
México, creó la Escuela Nacional de Altos Estudios, para la formación de los
profesores que requerían las escuelas profesionales; y perfeccionaría la
educación superior mexicana a través de las investigaciones científicas en
los campos de las humanidades, las ciencias exactas y las ciencias
naturales. Y, también fundó la Universidad Nacional de México, la cual
21

inauguró el 22 de septiembre de 1910, en la conmemoración del Centenario


de la Revolución de Independencia de México. La Universidad Nacional de
México se conformó con las escuelas Preparatoria, de Jurisprudencia,
Medicina, Ingeniería, Bellas Artes y Altos Estudios. Desde entonces se
convirtió en el “Alma Mater” de la cultura mexicana. Posteriormente se
reorganizó como Universidad Nacional Autónoma de México, la más grande
de América Latina, y una de las más importantes del Mundo. Su primer
Rector fue el Dr. Joaquín Eguía Lis. Otro de sus grandes Rectores fue el
humanista José Vasconcelos, el autor de la obra
“Raza Cósmica”, cuya idea “Por mi raza hablará el espíritu”, se convirtió
en el lema de la Universidad.
En su discurso de inauguración de la Universidad Nacional de México, el 22
de septiembre de 1910, el Ministro de Educación, Justo Sierra, destacó la
importancia de la Universidad en la vida cultural de los mexicanos. Asimismo,
la trascendencia de la educación pública y oficial para el pueblo mexicano,
anhelante de justicia social a través de la educación Según sus ideas, las
sociedades con sus múltiples problemas sociales y políticos llegan al
progreso y desarrollo, con magníficos resultados, siguiendo el camino de la
educación. La acción educadora de la Universidad resultará de su acción
científica y de su proyección a la comunidad mexicana.
El Ministro Justo Sierra hizo una historia de la Universidad en México desde
el siglo XVI, como una de las instituciones más antiguas de Hispanoamérica.
Consideró que la Real y Pontificia Universidad de México que se fundó en el
año 1551 en el siglo XVI, no es el antepasado en la Historia de la
Universidad, sino el pasado. Dicha Universidad nació con la colonia, en una
sociedad engendrada por la conquista, cuando no tenía más elementos que
aquellos que los mismos conquistadores proporcionaban o toleraban.
Según sus ideas, la Universidad colonial fue “una institución encargada de
imponer un ideal religioso y político”, resumido en estas palabras “Dios y el
Rey”. Esta Universidad colonial no es la antecesora de la nueva Universidad,
señalando que fue cerrada por el emperador Maximiliano, por tratarse de un
bastión del conservatismo mexicano y de la educación escolástica. La nueva
Universidad deberá convertirse en la impulsora de una verdadera revolución
mental para el pueblo mexicano.
El Ministro Justo Sierra señaló que la nueva Universidad Nacional de
México tiene un camino definido hacia la investigación y la docencia
universitaria. ¿Y cuál es la diferencia entre la Universidad colonial y la nueva
Universidad? Así expresó el ministro: Los fundadores de la Universidad de
antaño decían: “La verdad está definida, enseñadla”; nosotros decimos a los
universitarios de hoy: “la verdad se va definiendo, buscadla”. Aquéllos
decían: “Sois un grupo selecto encargado de imponer un ideal religioso y
político resumido en estas palabras: “Dios yel Rey”. Nosotros decimos: “sois
un grupo de perpetua selección dentro de la substancia popular, y tenéis
22

encomendada la realización de un ideal político y social que se resume así:


democracia y libertad. Contra la educación española centralizada en las
ideas religiosas y monárquicas, el humanista
Justo Sierra señaló la importancia de la educación oficial, pública y nacional
en una sociedad democrática y republicana. La nueva educación en un
Estado nacional, democrático y republicano debe llegar a la escuela primaria,
la cual se interesará por preparar el culto del deber cívico, en el niño
ciudadano. “Esta escuela forma parte integrante del Estado, corresponde a
una obligación capital suya, la considera como un servicio público, es el
Estado mismo en función del porvenir.”
Este sentido oficial de la educación pública debe proyectarse en toda la
educación mexicana, desde la educación infantil hasta la Universidad.
Defendió la educación superior, sin menoscabo de su atención a la
enseñanza elemental. Según sus ideas educativas, se debe organizar
primero la Educación Superior y luego la de las masas. Es importante la
educación de las minorías cultas, pues esa minoría se encargará de la
educación de las mayorías. Se refiere a un aristocratismo intelectual en una
época de modernismo.
Así expreso el Ministro Justo Sierra: “La Universidad está encargada de la
educación nacional en sus medios superiores e ideales; es la cima en que
brota la fuente, clara como el cristal de la fuente horaciana, que baja a regar
las plantas germinadas en el terruño nacional y sube en el ánima del pueblo
por alta que éste la tenga puesta”. Todas las enseñanzas deben quedar en el
plan pedagógico en íntima dependencia del Estado. En la biografía que hizo
el escritor mexicano Agustín Yáñez en las “Obras completas” de Justo Sierra,
expresó las ideas del gran educador, quien señaló que el progreso
económico y tecnológico es muy importante, sin embargo, la educación es
fundamental para los pueblos. Así señala: “Sin la escuela… todo lo que se
ha hecho por el progreso material y económico resulta un desastre para la
autonomía nacional. Así veo las cosas, así son.”
Según las ideas del Ministro Justo Sierra, en la Universidad y en la Escuela
Mexicana Se debe enseñar a investigar y a pensar, investigando y pensando,
y que la substancia de la investigación y el pensamiento no se cristalizase en
ideas dentro de las almas, sino que esas ideas constituyesen dinamismos
perennemente traducibles en enseñanza y en acción, que solo así las ideas
pueden llamarse fuerzas; no quisiéramos ver nunca en ella torres de marfil,
ni vida contemplativa, ni arrobamientos en busca del mediador plástico; eso
puede existir, y quizá es bueno que exista en otra parte; no allí, allí no. sus
ideas, la educación debe girar en torno a la ciencia, porque “la ciencia
defiende a la patria”. Como un pensador positivista, Justo Sierra señala que:

La verdad es que en el plan de la enseñanza positiva la serie científica


23

constituye una filosofía fundamental; el ciclo que comienza en la matemática


y concluye en la psicología, en la moral, en la lógica, en la sociología, es
una enseñanza filosófica, es una explicación del universo hasta donde la
ciencia proyectara sus reflectores, no podíamos ir más allá, ni dar cabida
en nuestro catálogo de asignativas a las espléndidas hipótesis que intentan
explicar no ya el cómo, sino el porqué del universo.

En la inauguración de la Universidad Nacional de México, el Ministro de


Educación Justo Sierra, señaló
Ellas representan la unidad del mundo intelectual de la civilización
humana; ellas reciben la acción benéfica de la ciencia sobre el
desenvolvimiento
social. Ellas deben confederarse en la paz y el culto del ideal en el progreso,
con
el cual “se realizará la aspiración profunda de la historia humana.”

Según sus ideas en el discurso inaugural de la Universidad Nacional de


México, los universitarios son como “obreros intelectuales destinados
convertir las ideas en fuerzas, a concebir la contemplación en preámbulo de
la acción”. Este universitario debe orientar su acción a “nacionalizar la
ciencia”, a “mecanizar el saber”. Por ello, en su discurso inaugural señaló la
importancia de la “investigación científica” en la Universidad. Y culminó su
discurso con una alabanza al presidente de la República Porfirio Díaz, por su
obra de la Universidad Nacional de México, que representa “el gobierno de la
ciencia en acción, que debe pertenecer a la ciencia misma.”

El Maestro Justo Sierra, el humanista y eximio político del Porfiriato, fue uno
de los más grandes educadores de México y de Latinoamérica en los años
de transición entre los siglos XIX y XX. Su mayor interés fue la educación en
México, la cual consideró como la primera empresa del Estado. Según sus
ideas, el futuro de Latinoamérica para su adelanto y desarrollo solamente
será posible por el camino de la educación. Si el mexicano llega a conocer su
identidad y su historia a través de la educación, llegará a la meta de la
libertad, el orden y el progreso. Su mayor aporte fueron sus ideas
positivistas, ligadas muy profundamente a la educación y a la evolución
histórica de México. Asimismo, su pensamiento y acción en la fundación de
24

la Universidad Nacional de México, actual Universidad Nacional Autónoma


de México, UNAM, fundada en conmemoración del Centenario de la
Independencia de México, y su mayor legado a la posteridad. Su visión del
nacionalismo y la sublimidad de los héroes que reflejó en sus obras de
Historia relacionadas con la evolución política del pueblo mexicano sobre el
presidente Benito Juárez y su época. Asimismo, en los textos escolares que
publicó para los niños de México, se proyecta y transmite el ideario de este
gran educador de los años de transición, que corresponden a la vigencia del
Porfiriato y de la fuerza recurrente de la Revolución mexicana, con sus
cambios y nueva visión histórica de México hacia la modernidad.
Cuando se inició la Revolución mexicana en 1910, el Maestro Justo Sierra,
fue bien acogido por la juventud universitaria, y en especial el “Ateneo de la
Juventud” que reunió a los nuevos intelectuales de México, entre ellos José
Vasconcelos, Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Martín
Luis Guzmán, Isidro Fabela, Diego Rivera, Manuel Ponce, Mariano Silva y
Aceves, Federico Mariscal y otros, quienes fueron los pensadores y grandes
pensadores en la primera mitad del siglo XX. El humanista Justo Sierra hizo
algunas críticas al Positivismo que introdujo Gabino Barreda en México y con
los jóvenes intelectuales presentó las ideas aplicadas a la modernización de
México y América Latina. Por ello, las nuevas ideas del Maestro Justo Sierra
han sido consideradas entre las precursoras de la Revolución Mexicana.

Referencias biográficas

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26

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