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De una única legión se pasó a veintiocho en tiempos de Augusto, número que siguió
aumentando con los sucesivos emperadores. El número de soldados por legión varió según la
época: entre 4200 y 6000, más las tropas auxiliares.
Las legiones eran denominadas con un número y un nombre relacionado con su lugar de
acantonamiento (Legio IX Hispana), el nombre del emperador (Legio II Augusta) o alguna
característica (Legio VI Fidelis Constans, ‘constantemente fiel’). El emblema común a todas era
el águila, que era portado por el aquilifer. Cada legión tenía un estandarte o signum particular
con su nombre y la imagen que la identificaba.
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Los campamentos romanos
La vida del legionario se desarrollaba en los campamentos: castra. Estos podían
ser temporales, que se construían en su avance en territorio enemigo, o permanentes.
Ciudades como León (donde se asentaron la Legio VI Victrix y la Legio VII Gemina, de la que
la ciudad toma su nombre) nacieron como campamentos militares. Tras elegir el lugar
adecuado, los legionarios levantaban en cuestión de horas su campamento, que tenía forma
cuadrada o rectangular.
En los puntos más conflictivos, las legiones construían limites, una línea de fortificaciones que,
como en el caso del Limes Germanicus (‘frontera germana’), enlazaba fortalezas a lo largo de
450 kilómetros.
En el norte de las islas británicas, el emperador Adriano construyó el famoso muro que lleva su
nombre: el muro de Adriano, que, con 5 metros de altura y 2,5 de espesor, se extendía a lo
largo de 120 kilómetros, y estaba protegido por torreones y fuertes militares cada 1,6
kilómetros.
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Civilización: La ingeniería militar romana
Para facilitar el desplazamiento de las tropas, se construyó una amplia red de
calzadas (viae) que se extendía por todo el Imperio. Tanto las calzadas como sus puentes y
acueductos son la reliquia más perdurable del poder romano.
Desde sus primeras conquistas (siglo IV a. C.), los romanos comenzaron a trazar una red de
calzadas (cerca de cuatrocientas) que, a lo largo de 70 000 kilómetros, conectaban Roma con
todos los puntos del Imperio. Estas contaban con 6 metros de anchura (con canales de desagüe a
los lados) y cuatro capas de distintos materiales: grava, cemento, arena y losas.
Cada mil pasos (cerca de 1500 metros) levantaban una marca llamada milliarium (‘miliario’)
que servía para medir las distancias. En Roma se encontraba el denominado milliarium aureum,
del que partían todas las calzadas.
Puentes y acueductos
En el trazado de sus caminos, las legiones no encontraron ningún obstáculo insuperable, ya que
construyeron puentes sobre los ríos, barrancos o zonas pantanosas. Al principio fueron de
madera y, luego, de piedra. Algunos de ellos eran de gran extensión, como el que levantó el
emperador Trajano sobre el Danubio, de 1500 metros de longitud.
En la evolución del latín a las lenguas romances, las vocales no solo actuaron transformándose
en otra vocal o en un diptongo, sino que a veces causaban algún efecto en las consonantes que
las precedían, modificándolas. En otros casos, las vocales desaparecieron sin dejar huella.
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Desaparición de la vocal átona o síncopa vocálica
Otro sustantivo femenino usual es domus, domus, que alterna desinencias de la cuarta y la
segunda: acusativo plural (domus/domos), genitivo plural (domuum/domorum); su ablativo
singular es domo.
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La cuarta declinación: neutros
Hay pocos sustantivos neutros de la cuarta declinación. Destacan genu, genus(‘rodilla’)
y cornu, cornus (‘cuerno’, ‘ala del ejército’), que tomamos como modelo.
La quinta declinación
Se trata de la declinación de los sustantivos de tema en -e. Se enuncia como dies, diei (‘día’).
Todos los sustantivos de la quinta declinación son femeninos, aunquedies, diei también puede
ser masculino. Sigue este modelo:
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La declinación de un sustantivo
Para saber a qué declinación pertenece una palabra, hay que observar su genitivo.
El pretérito perfecto es un tiempo verbal que se forma sobre el tema o raíz de perfecto y que
tiene desinencias de persona especiales.
El tema de perfecto
El verbo latino posee tres temas o raíces sobre las que se forman los diferentes tiempos y formas
verbales: tema de presente, de perfecto y desupino.
Los tiempos que hemos estudiado se formaban con la raíz del tema de presente. En esta unidad
comenzaremos a ver los tiempos verbales que se forman con el tema o raíz de perfecto.
La raíz de perfecto solo tiene formación regular en la primera conjugación.
Para el resto de conjugaciones y para el verbo sum, la raíz de perfecto no sigue una
formación regular. El diccionario proporciona siempre el tema de perfecto de estos
verbos.
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La tercera persona del plural presenta dos desinencias alternativas (-erunt o -ere), aunque la más
común es -erunt. La raíz del tema de perfecto del verbo sum es fu-. Su pretérito perfecto se
forma con esta raíz seguida de las desinencias de persona de perfecto.
Para analizar una forma verbal de pretérito perfecto se recomienda utilizar el diccionario, ya que
en la entrada de cada verbo se presenta la 1.ª persona del singular de esta forma. Puedes seguir
estos pasos.
El pretérito perfecto latino se puede traducir tanto por el perfecto simple (‘amé’) como por
el compuesto (‘he amado’), ya que en latín no hay perfecto compuesto.
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Para saber qué tiempo se debe elegir en la traducción, hay que fijarse en el contexto de la
oración.
Si el contexto indica que la acción se ha producido hace mucho tiempo, se usa el
perfecto simple: Lucius auxilium petivit (‘Lucio pidió ayuda’).
Para formar este tiempo en el resto de las conjugaciones y en el verbo sum, el diccionario ofrece
la raíz o tema de perfecto de todos estos verbos.
2. Se añade la desinencia de 1.ª pers. sg. del pretérito perfecto (-i): habui.
En el diccionario se indica que es el perfecto de habeo(‘tener’). Por
tanto, la traducción de esta forma verbal es ‘habíais tenido’.
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