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Prof.

Eduardo Jiménez

F I G URA S DE PEN S A M I EN TO : EL S Í M I L Y LO S TRO PO S

SÍMIL o COMPARACIÓN.- Consiste en una comparación expresiva, presentada como tal


comparación, esto es, que en la figura siempre aparece el nexo comparativo como. El término
que se compara es el término real (en adelante, nos referiremos a él sólo como R), y aquél con
el que se compara, el término imaginario o imagen (en adelante, nos referiremos a él sólo
como I):
«Cruzan lentas, alargadas como culebrillas (I), unas nubecitas rojas (R)»
(Camilo José Cela)

Los tropos

Llamamos tropos a las figuras en que una palabra cambia de significación: pierde su
significado original y adquiere, momentáneamente, el de otra palabra. Si decimos «sus ojos son
como estrellas» tenemos un símil, y ni R ni I han cambiado de significación. Pero al decir «las
estrellas de su cara» identificamos (ahora ya no comparamos) I con R: la palabra que designa la
imagen pierde su significado originario y pasa a significar lo mismo que el término real,
produciéndose, por tanto, un tropo.
Hay tres clases principales de tropos: la metonimia, la sinécdoque y la metáfora.
METONIMIA.- Se basa en la contigüidad de sentido entre el término real y la imagen: al
estar juntos, la imagen presta su nombre al término real: es lo que ocurre cuando decimos que
el delantero golpeó el cuero con gran potencia (nos referimos al balón nombrando el material de
que está hecho), o que el guitarra del grupo es un virtuoso (cuando, en realidad, hablamos de
la persona que toca dicho instrumento).
La metonimia puede expresar, entre otras, las siguientes relaciones:
a) la materia por la cosa: fio, y su vida a un leño (Góngora). Leño está por barco.
b) el continente por el contenido: ¿Qué dice la camarilla? (Valle-Inclán), es decir, las
personas que se reúnen en la camarilla;
c) el instrumento por la persona que lo utiliza: el segundo violín [...];
d) el autor en lugar de la obra: En el Museo hay dos Goyas [...];
e) el lugar de procedencia por el objeto: prefiero el rioja al rueda (por vino de Rioja y
de Rueda); etc.
SINÉCDOQUE.- Tipo particular de metonimia (y, por tanto, basada también en la
contigüidad de sentido) que consiste en emplear el nombre del todo por el de una parte (la
ciudad le hizo un gran recibimiento a su equipo) o el nombre de una parte en lugar del
nombre del todo (en sus tierras pastan más de diez mil cabezas de ganado).
METÁFORA.- Es el más importante de los tropos y el de mayor presencia en el lenguaje
literario. En la metáfora, la imagen se identifica con el término real, mediante un acto
mental que los iguala: las perlas de su boca. Tal identificación es posible porque R e I poseen
propiedades similares que permite compararlos: toda metáfora se basa en una comparación (los
dientes, por su brillo y color, son como perlas), pero llegando más allá, hasta la identificación.
Muchas veces, sin embargo, entre R e I no existe una semejanza claramente perceptible, y
solo la descubrimos cuando el escritor la propone: él tiene el privilegio de ver R como si fuera I,
y después, de identificar R con I:
«Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios (I)
y una granada (I) en las sienes.» (Federico García Lorca)
Las heridas (R) de navaja son como lirios morados (I); y un golpe, al rodar, ha abierto sus sienes
(R) como si fueran una granada roja (I).
Hay diversos tipos de metáfora, según sea su formulación gramatical:
Prof. Eduardo Jiménez

1) R es I1 .- Se identifican los dos términos (el verbo ser puede aparecer en cualquier
forma, tiempo o modo, claro está):
«La cebolla (R) es escarcha (I)
cerrada y pobre» (Miguel Hernández)
2) I de R .- Llamada «de genitivo apuesto»:
«¿En dónde canta el ave (I)
de la esperanza mía? (R) (Ramón Mª del Valle-Inclán)
3) R : I .- Llamada «metáfora aposicional»:
«Golondrinas (R): breves noches
con almas de auroras
transparentes. (I)» (Juan Ramón Jiménez)
4) R: i, i, i, i... .- Es la «metáfora impresionista»; las imágenes —dos o más— van
apuestas al término real, al cual describen identificándolo en trazos breves, a modo
de pinceladas semejantes a las que emplearon los pintores impresionistas:
«El Casino Español (R) —floripondios (i), doradas lámparas (i), rimbombantes
molduras (i)— estallaba rubicundo y bronco.» (Ramón Mª del Valle-Inclán)
5) I .- Sólo aparece la imagen, que ocupa el lugar del término real, el cual desaparece.
Es la «metáfora pura», la más alta cumbre del lenguaje poético:
«Su luna de pergamino (I)
Preciosa tocando viene.» (Federico García Lorca)
En este ejemplo, luna de pergamino (I), que es la metáfora, sustituye al término real al que se
refiere, la pandereta que va tocando la gitanilla Preciosa.
En todos estos ejemplos de metáfora, R e I son sustantivos. Sin embargo, muchas veces la
metáfora consiste en un adjetivo que sustituye a otro adjetivo (por ejemplo, Valle-Inclán habla
de «manos eucarísticas» en lugar de «manos blancas», siendo eucarísticas la imagen), o en un
verbo que sustituye a otro verbo («Los arados peinan las tierras», escribirá Góngora, en
sustitución de «aran, abren surcos paralelos»). Hay otras posibilidades más complejas, así como
metáforas antropomórficas, que identifican las cosas con seres humanos («la tierra se
estremece alborozada», escribe Bécquer). Se trata, por lo tanto, de una forma de prosopopeya,
es decir, de personificación.

Otros

SÍMBOLO.- Se trata de una realidad perceptible por los sentidos que se adopta para
representar otra realidad de carácter espiritual o abstracto. Así, la balanza es símbolo de (o
simboliza a) la Justicia. Los escritores suelen crear sus propios símbolos. Unamuno, por ejemplo,
representa la angustia que siente en la figura de un buitre que le corroe el alma:
«Este buitre feroz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único y constante compañero,
labra mis penas con su pico corvo.» (Miguel de Unamuno)
ALEGORÍA.- Definida también como «una metáfora continuada», la alegoría refiere
acciones o hechos imaginarios, pero que se corresponden con hechos reales. Hay también
alegoría cuando intervienen «personajes alegóricos» que encarnan ideas o cualidades abstractas
(la Providencia, el Género Humano, la Virtud, el Pecado...), como suele ocurrir en los autos
sacramentales, v.g.

1Aunque este tipo de metáfora se formule como R es I, se entiende que puede aparecer el verbo ser en cualquiera de
sus formas, no solo en la tercera singular del presente de indicativo.

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