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Las sectas no siempre buscan sexo o dinero. La mayor parte de ellas lo que buscan es
conseguir el poder y el control de la mente de los miembros. El dinero viene después, una vez
la voluntad ha sido controlada.
un punto crucial para entender el fenómeno sectario “es que no importa la ideología: hay
sectas destructivas de corte religioso, político, new age, empresarial... hasta hay ONG que,
bajo ese disfraz aparentemente humanitario y altruista, esconden una estructura
completamente sectaria y destructiva”
Nadie está totalmente a salvo de las artimañas de estos grupos y no hay un perfil definido y
único de personas más expuestas, pero los expertos han identificado ciertos rasgos de
vulnerabilidad:
Personalidades altruistas.
Individuos idealistas.
Las mujeres son más propensas que los hombres a unirse a una secta
Según varias investigaciones, las mujeres representan un enorme 70% de los miembros de las
sectas en todo el mundo. Los psicólogos tienen diferentes ideas sobre por qué hay más
mujeres que hombres que se unen a las sectas. El Dr. David Bromley, de la Virginia
Commonwealth University, señala que las mujeres simplemente asisten a más reuniones
sociales, ya sean religiosas o de otro tipo.
La figura del líder sectario El liderazgo es un fenómeno que ha existido desde siempre; si
revisamos la historia, en todas las épocas de la humanidad nos encontramos con personas que
han ejercido una gran influencia sobre los demás, que los han guiado y dirigido hacia objetivos
específicos a los cuales la sociedad sin ser encabezada por nadie no habría podido lograr por sí
misma, puesto que necesitan una brújula que la oriente. Estos orientadores son los llamados
líderes: personas con gran confianza en sí mismas, una elevada capacidad para la oratoria y un
alto grado de carisma, siendo gracias a todo ello aptos para transformar la visión en realidad y
transmitir a sus seguidores motivación para alcanzar sus metas. Un líder ayuda a organizar a la
ciudadanía, mientras hace sentir a ésta segura para que en consecuencia se genere un buen
funcionamiento social. Ser líder no es algo malo: véase por ejemplo a Mahatma Gandhi, a
Martin Luther King o Nelson Mandela. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, nos
encontramos con personalidades como Adolf Hitler, Mao o Iósif Stalin, que igualmente
encajarían dentro de la figura del líder. ¿Cuál es entonces la nota discordante que nos permite
distinguir cuándo un líder es peligroso o perverso, de cuando no lo es? La respuesta es clara: el
fanatismo.
Una persona que muestra fanatismo hacia algo o alguien muestra rigidez, irracionalidad e
intolerancia frente a los miembros del exogrupo; es decir, hacia miembros de otras religiones,
partidos políticos u otros colectivos. “En otras palabras, el fanático considera su creencia, su
ideal, como algo sagrado, y como tal por encima de cualquier cosa (el mundo gira a su
alrededor)” (Benoit & Cancrini, 2013). Todo lo que se aparte de sus creencias significa estar en
el lado equivocado, erróneo. Además, el fanático no soporta que le contradigan
(demostrándose así intolerante), enfureciéndose con aquellos que opinan diferente, ya que
esa divergencia de opiniones puede llevar a que se cuestione sus propios ideales. En
consecuencia, opta por convencer y ganar seguidores con tesón, haciendo proselitismo y
convenciendo a otros de que lo que defiende es la única verdad que existe en este mundo.
Como que a lo largo de las eras todo se repite, por lo menos en lo que hace referencia a la
conducta humana, aquellas técnicas psicológicas hoy se repiten en los numerosos escenarios
políticos, no solo en España sino también en otros países, ofreciendo al cerebro de una
persona observadora una sensación de un “deja vu”, de que esto se ha vivido antes.
Una manera segura de hacer que la gente se crea falsedades es la repetición frecuente porque
la familiaridad no es fácilmente distinguible de la verdad. “Una mentira contada 1000 veces se
convierte en verdad” una de las frases de Goebbels; ………. “decimos una necedad y a fuerza
de repetirla acabamos creyéndola” Voltaire.
La "secta" como concepto problemático en la cultura política de la izquierda: notas para una
exploración
- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único
Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o
individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos,
respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa
otras que las distraigan”.
- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña
que sea, en amenaza grave.
- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel
al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la
masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad
receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran
facilidad para olvidar”.
- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de
ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes
perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni
dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite
suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos
nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado
en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel
creciente de acusaciones.
- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a
través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias
- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen
argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también
contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines
- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de
un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y
prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en
actitudes primitivas
Los hechos son simples y repetitivos en el tiempo. Todos los gobiernos, lo primero que hacen
cuando llegan al poder es controlar los medios para poder difundir su discurso y educar y
controlar a la masa que se complace en discutir y repetir hechos –verdaderos o supuestos- que
se les ofrece pero, que al final, a fuerza de repetición, acaba siendo dogma de fe
Es mas fácil engañar a una persona que hacer que reconozca haber sido engañada. Mark Twain
Aproximación ético-política a la cuestión de las sectas - Injuve