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¿Qué tienes que poner en práctica para que logres comunicarte


asertivamente y potencies tu imagen? (4:00).

TONO DE VOZ

Podemos practicar el ejercicio de leer en voz alta y grabarnos, para saber si


hacemos las pausas correctas y la entonación adecuada. Necesitamos saber si
debemos usar un tono de voz alto o un tono bajo.

Alto:

Este tono de voz es el que invita al empoderamiento. Se puede usar si el entorno


o el tema del que se habla representa fuerza, confianza, firmeza y seguridad. Por
ejemplo: una charla de capacitación, un debate, una entrevista, etc.

Bajo:

Este tono de voz transmite calma, amabilidad, alegría, seguridad y puede llegar a
lograr un estado de relajación en el oyente. Por ejemplo: una clase de meditación,
una sesión terapéutica, etc.

EL RITMO DE VOZ

Tiene que ver con la velocidad en que emitimos las palabras. Se debe cuidar el
ritmo de la voz, hablar rápido produce que el mensaje se distorsione. Y si se habla
muy lento tendrás una mala recepción por parte de quienes te escuchan. Nadie
quiere que nuestro auditorio se aburra y se duerma.
Una habilidad que nos ayudará es cómo interpretamos la receptividad de nuestro
mensaje. Una comunicación efectiva incluye saber reconocer las reacciones de tu
audiencia, saber cómo están recibiendo el mensaje. Si tienes que subir o bajar la
intensidad de tu voz. Si la velocidad de habla es la adecuada o debes modificarla.

Por eso existe una velocidad de habla óptima. En español, esa velocidad oscila
entre 130 y las 170 palabras por minuto.

DICCION – CORRECTA PRONUNCIACION


Una mala pronunciación puede provocar alteración o distorsión del mensaje que
se quiere transmitir. Si pronunciáramos incorrectamente una palabra podemos
pedir disculpas y corregirla, pero no debemos permanecer pensando en el error
porque llegaremos a sentir que nuestro cerebro está desprovisto de ideas, percibir
la sensación de tener la mente en blanco y seguir cometiendo errores de
pronunciación.
Lectura en voz alta nos ayuda a modular la voz, mejorar la articulación y
pronunciación de las palabras.
Colocar un lápiz entre los dientes y practicar pronunciando palabras largas y con
un grado de dificultad, sin que el lápiz interfiera en la pronunciación, es decir que
se escuchen correctamente.
Inflar un globo en intervalos de tiempo, ir llenándolo con varios soplos, primero un
soplo pequeño, después un soplo grande, un soplo pequeño, otro grande. Esto
permite fortalecer la musculatura de los labios necesaria para una correcta
vocalización y articulación al momento de hablar.

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