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Amira Santana Baute nació el 8 de mayo del 2001 en Las Palmas de Gran Canaria,

España. Tuvo una infancia normal, llena de riquezas debido al alto nivel
adquisitivo de su familia: su padre, Juan Manuel Santana, es director financiero y
contable de un hotel de 5 estrellas en el sur de la isla, mientras que su madre,
Tania Baute, es una arquitecta industrial muy conocida. Desde muy pequeña sintió
una gran atracción por la gimnasia artística, lo cual la llevó a comenzar a
competir desde los 12 años, algo que a su padre no le hacía mucha gracia, ya que
quería que ella se centrase en sus estudios para que estudiase Derecho financiero.
A pesar de ello, supo llevar adelante sus estudios mientras continuaba compitiendo
para alcanzar su sueño: llegar a competir en los juegos olímpicos y obtener una
medalla de oro. En cuanto a amistades y romances, tuvo algunos amigos y rolletes,
lo normal a su edad.
Su etapa de competidora de gimnasia artística llegó a su fin con 17 años. En una
competición a nivel insular, mientras estaba realizando varios ejercicios en barras
asimétricas, al saltar de la más alta a la más baja, se le dobló una de las muñecas
y terminó cayendo a la colchoneta, pero por la sorpresa (puesto que era un
ejercicio que había practicado millones de veces y no se esperaba lo sucedido) cayó
con todo su peso sobre la pierna izquierda, la cual no pisó con toda la superficie
del pie, sino que su pierna se dobló en una posición muy incómoda para la rodilla.
Debido a que esa pierna tuvo que soportar todo su peso, sufrió una rotura completa
del ligamento cruzado anterior (el cual ya estaba resentido de otras lesiones
anteriores), a parte de la torcedura de muñeca que desencadenó el problema. Pasó
por quirófano y se pudo reconstruir su ligamento cruzado, pero a pesar de que hizo
fisioterapia y todo lo que pudo para volver a competir, sus efectos secundarios la
hicieron alejarse de su sueño: una ligera rigidez, y un dolor e hinchazón muy
intensa si hacía un entrenamiento muy intenso con saltos. Todos los problemas
comenzaron. Entró en la carrera de Derecho para terminar abandonándola al final del
primer año. Pero también cambió su forma de ser. Pasó a ser una persona
desconfiada, retraída, terca y muy estricta consigo misma. Pasó a costarle
comunicarse con los demás e incluso llegar a causar una impresión de ser una
persona borde.
Con tal de no sentir dolor ni sumirse en sus pensamientos, terminó convirtiéndose
adicta a los opiáceos. Cuando sus padres descubrieron su problema con los opiáceos
cuando ella tenía 18 años, la metieron en un centro de desintoxicación. Una vez
salió a los 4 meses, le dieron un ultimátum: si no cambiaba y seguía en lo mismo, o
aparecía con otra adicción, la echaban de casa y no le pagaban ni estudios, ni
motos ni lujos. Tendría que mudarse y buscarse la vida.
De manera oculta, comenzó a consumir marihuana y a estar siempre de fiesta,
rodeándose de gente de todo tipo.
El día de su cumpleaños número 21, en una fiesta, fumó mucha maría y se pasó
bebiendo. Acabó quedando inconsciente y casi muere por coma etílico. Cuando
hicieron las pruebas pertinentes y sus padres descubrieron todo, una vez se
recuperó, la echaron de casa y sólo le dejaron llevarse su ropa y una pequeña
cantidad de dinero.
Durante un año, ha intentado buscarse la vida de la mejor manera posible. Trabajó
tanto de cajera de una conocida cadena de supermercados en las Islas Canarias, como
de camarera en restaurantes como discotecas del sur de la isla, pero han sido
trabajos que terminaban a los pocos meses.
Llega a Los Santos buscando comenzar una nueva vida, y buscar un propósito a su
existencia. Sus ahorros han disminuido considerablemente, y no conoce a nadie en
Los Santos. No sabe a donde y a quién le llevará esta aventura, pero lo que sí sabe
es que solamente pierde el que se rinde.

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