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93 EL INCONSCIENTE FREUDIANO Y EL NUESTRO Pensamiento salvaje. No hay couse sino de to que cofea Hiancia, ropiezo, hallo, pérdida Ladiscontinuidad. Signoretti Para comenzar a lu hora exacta, voy a leerles primero un poema que, en verdad, nada tiene que ver con lo que voy a decir, aunque si tiene que ver con lo que dije el ano pzsado, en mi seminario, del objeto misteriosa, ef objeto mas escondido, el de la pulsion escopica. Se trata de aquel poema corto de Le Fou d'Elsa que Aragon titula Contre-cha Toi te towrnant vers moi tu ne saurais trouver Au mus de mon regard que ton ombre révée Je sus ce matheureux comparable aux miroirs Qu peuvent réfléchir mais ne peuvent pas voir Comme eux mon ovil est vide et comme eure habité De Kabsence de toi qui fait sa cécité® EL INCONSCIENTE Y LA REPETICION CIENT VILA REPEVICION ° slberguen algunos ¢ seminario interrumpido, por lo que alli desarrollaba sobre angustia y Ta funcion del objeto a mindscuta Pienso que en esta obta ad: fustos de nuestra generacién ~lo cual me obliga acudir a mis compafieros de edad, para poder adn entenderme con este poema cl sabor que tiene el hecho de que Aragon apregue a su poema esta twigmitiea indicaibn: Aud oo AnNee. never gue invitedo auna circuncision, we asian Punto en ct cual, quienes escucharon mi seminario del ato pasae Go encontrarin la cortespondencia de las diversas formas del objeto con la funcién central y simbolica del menos fi (~y), evocada agut Por la referencia singular, y que nada debe al ara Aragon otorga 2 la connotacion histOrica, valga la expresibn, de la emision Por parte de su personaje, el poeta loco, de este contra-canto, 1 Sé que algunos de ustedes se mediante escrito icra que sepan que una de las Goordenadas ingispensables para spreciar el sentido de esta primers ensefianza ha de encoy desde donde estin los este instrument te su dignidad, y tog antemano des Ast fue como, al menos por un alguien obsesionado por no sé qué riana incluso, cuande solo se tratal ea. Y hablar en esta se Para abordar algo d mencionar aqui ~al meol s¢ me pudo tomar por losofla de! lenguafe, heidegee- ba de una referencia propedéuti- mpoce hard que hable como fildsofo, 10 —que efectivamente me es més ficil del asunto to ttamaré el rechazo del 26 ELINCONSCIENTE FREUDIANO ¥ EL. NUESTRO. concepte y no de otta maners. Por ello, como lo amun« inal de mi até hoy introducirlos a los conceptos freudianos principales —aislé los cuatrd que cumplen estrictamente esta funcion. Las palabras que estin en la pizarra bajo el titulo de conceptos freudianos, son los dos primeros: el inconsciente y la repeticion. La transferencia, que espero border la proxima vez, nos conduciré directomente mos que he creido necesarlo proponer en instrumentacion de la técnica analitica como tal, En cuanto a la pulsidn, su acceso es todavia tan dificil -a decir verdad, tan inexplorado— que no creo que este alo pueda hacer mds que tocarla y tinicamente después de que hayamos hablado de la transferencia, Soto veremos, por tanto, la esencia del andlisis y, en especial, el cardcter profundamente problemético y a la par rector que tiene en 41 Ia funcion del anilisis didactico. Solo después de haber pasado por esta exposicion podremos quid, a fin de aio —sin minimizar tampoco nosotros el lado fluido y hasta escabroso de cibn a este concepto.- abordar ta pulsion. Y esto a diferencia de aquellos que se aventuran en él en nombre de referencias incomple- tas y frégiles. ‘Lat dos Mechitas que ven en la pizarra después de ET inconseien- te y Le repeticiém apurtan hacia el signo de interrogacion que sigue, Indica que nuestra concepcién del concepto entrafa que éste se concepto se modela segin un acercamiento std hecho para aprehender, sélo mediante un salto, un cobsa forma acabada realizindose, Por tahto, esto requiere que digamos en qué puede cobrar forma acabada —diga- mos, en forma de cantidad finite la elaboracién conceptual que nos inconsciente, Lo mismo vale para la repeticién. Los otros dos términos escritos en In pizarra al final d . El sujeto y Lo real, nos Nevarsn a dar forma a la pregunta formul is, en sus aspectos paraddjicos. es, de aporia, ,puede ser considerado por nosotros como algo ye Una ciencia, una esperanza de ciencia? 1€ en primer fugar ef concepto d¢ inconsciente, Pr 95 ELINCONSCIENTE ¥ LA REPETICION 2 La mayorfa de los presentes tiene alguna nocigin de Antes de toda experiencia, antes de toda deducci aun antes de que se inscriban en él las experiencias cotectivas qu se refieren sOlo a las necesidades sociales, algo organi , inscribe en él tas ICncas de fuerza iniciales. Es la funcion que Claude LéviStrauss nos presenta coino que ademds reduce su apariencia Aun antes de establecer que sean propiament determinan ciertas relaciones. Se las tonta de todo lo 1a ofrece como soport su nombre, ¥ estos significantes organizun de inaugural tas relaciones humanas, dan las estructuras de estas relaciones y las modelan, Para nosotros lo impoplante es que en esto veinos ¢l nivel donde ~antes de toda formacion, del sujeto, de un sujeto que piensa, que se sitha en él— algo cuenta, es contado, y en ese contado ya esd el lor. Solo después el sujeto ha de reconocerse en él. y ha di reconocerse como contador. tanto divierte al medidor de Jo més natural: 8 tres hermanos, Pablo. Ernesto y yo, y luewo 'y yo en el nivel en que se afirma que tengo que reilejar e! primer yo, osea, yo que cuento. €n este momento historico de Ie for icia —que podemos calificar de husmana pero que es pre ir muy bien de toda psicosociologia—, a saber, 1a line AWistica, euyo modeto es el jusgo combinatorio qi neamente, por si solo, de imancra presubjetiva. est da su status 3] inconsciente. En todo caso, término inconsciente en ko 28 , Mente para hacer patente qué quiere decir aqi EL INCONSCUENTE FREUDIANO Y EL NUESTRO ble, Peto cuando ‘que ies brinda un que pienso tener a stOricamente por Freud bajo el término de inconscient no lo pienso. El inconsciente, concepto Mreudiano, es otra cosa, que hoy quisiera hracerles ver. No basta, ciertamente, con decir que el inconsciente es un concepto dindmico, pues con ello s6lo se sustituye un misterio particular por un misterio mis cortiente, el dea fuerza, y Ia fuerza sive generalmente para designar un lugar de opaci¢ad, Hoy me voy areferica la funcidn de fa causa Sé bien que me adentro asi en un terreno que, desde el punto de vista de la exttca filos6fica, evoca sin lugar a dudas un mundo de fantas como para hacerme vacilar ~tendremos que escoger. Por lo menos una parte de mi auditorio se quedard con las plemente que, en el Ensayo sobre las magnitudes podemos percatarnos de la precisiOn con que be discierne la hiancia que, desde siempre, presenta Ia funcion de la causa a (oda apreheasion conceptual. En ese ensayo se dice mds 0 menos que es iste un concepto, a fin de cuentas, inna imposible de comprender medi 4a regla de terreno, jenifica esto funcién de 1a causa siempre queda termino empleado en los Prolegomenas del mismo autor. No tengo por qué sefialar que desde siempre el problema de 1a causa constituye el engorro de los filésofos, y que noes tan simple como lo hace ereer el equilibrio que alcanzan en AristOteles las ‘causas; agul no estoy filosofande y no pretendo cumpl ‘con tan pesada carga con estas pocas referencias, que bastan simp! sobre lo cuat inscriba como, insisto. Para nosotros, 1a causa, por mas que Kat ‘modatidad en las categorias de la razon pura inhes Ro por ello queda mas’ racionalizada, La esitsa se distingue de lo que hay de determinante en una cadena 6, dicho de otra manera, de ta fey. Para. ejemplificario, Piensen en la imagen que ofrece ta ley de la accidn y la reaccion, Forman, si se quiere, un bloque. Una cosa no se da tin la otra. En 29 EL INCONSCIENTE Y LA REPETICION ——__ SEINCONSCIENTE ¥ LA REPE un cuerpo que se estrella contra el suelo, su masa no es causa de lo gue 41 recibe retroactivamente de sv fuerza viva, sino que ests esa fuerza que vuelve a 1 para disolver su eoherencia n efecto de retroaccién. No hay hiancia, en este caso, a cada vez que hablamos de causa siempre hay algo anticonceptual, indefinido, Las fases de la luna son Hi causa de {as mareas; ésta si es una expresin animada: sabemos de inmediato que Ia palabra causa esta bien empleada, O también, Jas mismas son bre: esto tempoco quiere decir nada, hay un hueco y algo que vacila en cl intervalo. En suma, solo hay causa de to que cojea. Pues bien, en ese punto que intento hacesles atinar per aproxi maci6n se a el inconsciente freudiano, en ese punto donde, entre la causa y lo que ella afecta, que cojea, Lo que importa no es que el inconsciente determine la neurosis; respecto 3 esto Freud recurre gustoso al gesto pilético de lavarse las manos Uno de estos dias descubrirén quizé algo, determinantes humorales, Por ejemplo, da lo mismo: 3 Freud esto le tiene sin cuidada, Y inconsciente nos muestra ia hiancia por donde la neurosis 18 con un real; real que puede muy bien, por su parte, no determinddo, En esta hiancia, sucede algo. Una vez tapado el hueco, ;queda curada la neurosis? Después de todo, In pregunta sigue en pic. Simplemente, la neurosis se hace distinta, se vuelve a veces simple achaque, cleatriz, como dice Freud, no cicatriz ge la neurosis sino Gel inconsciente. No les expongo muy sabiamente esta topologia Porque me falta tiempo: me meto en ella de un brinco, y creo que Podrin sentirse orientados por los tésminos que Se remitan a los textos de Freud. Fijense de donde Etiologia de las neurosis— y zqué encuentra en el hueco, en 1a Fanura, en fa hiancia caracteristica de la ceusa? Algo que pertenece al oden de lo no realizado. Se habla de rechazo. Es una ps ny, ademds, destle hace algin tiempo, cuando se habls de rechazo, ya no sabe uno de qué se esta hablando. El Ineansciente se manifiesta primero coma algo que esté a Ia espera, en ef efrculo, ditfa yo, de lo no acide extrano que fe represion eche cosas 4¢ la comadrona que hace sbortes, 30 EL INCONSCIENTE FREUDIANO Y EL. NUESTRO ret SEINCONECIENTEFREUDIANOV-ECNUESTRO! Esta dimension ha de evocarse, con toda seguridad, en un registro que nada tiene de irrea! o de-real, pero si de no realizado, ‘Siempte se corre un riesgo al menear las cosas en esta zona larvaria, ver pertenece a la posicin del analista —si esta de veras en que haya de ser asediado, realmente digo, por aquellos en quienes evocd ese mundo de larvas sin haber logrado siempre sa- carlas a Ja luz, Aqui, no todo discurso es inofensive: el propio di curso que pide sostener durante los diltimos diez aos encuentra en esto algunos de sus efectos, No en vano, aun en un discurso publico, se toma como blanco @ los sujetos, y se les da en lo que Freud llama 41 ombligo -ombligo de fos swesos, dice, para designar, en iltimo término, el centro desconocido—, que no es otra cosa, igual que ef ‘ombligo anatbmico que lo representa, sino esa hiancia de la que hablamos. Peligro del discurso publico en cuanto se dirige justamente a lo mis cereano, ya lo sab(a Nietzsche: cierto tipo de discurso sblo puede dirlgitse a lo mis remoto, A decir verdad, esta dimension del inconsciente que evoco esta ba olvidada, como Freud to habia previsto muy bien. El inconscien- yunda y tercera generacién, cla, psicologizando Ia teoria analitiea Yo mismo, eréanme, nunca la vuelvo'a abrir sin grandes pro- canciones, 3 Ahora, a estas alturas, en mi época, estoy ciertamente en posir ion de introducit en el dominio de ta causa la ley del significante, en el lugar donde esta hiancia se produce. No por ello deja de s sierto que, si queremos comprender de qué trata el psicoandt hay que volver 4 evocar el-concepto de inconsciente en tos tiempos por los que Freud pasb para fe ya que s6lo pademos darle forma acabada Mtevindolo a su . EI inconsciente freudiano nada tiene que ver con las amadas formas de inconsciente que le precedieron, como tampoco con las que lo acompataron o todavia lo rodean. Para comprender lo que n 96 7 ELINCONSCIENTE Y LA REPETICION ——SLINGONSTIENTEYUAREPETICION quiero decir, abran e1 diccionario Lalande, Lean la muy bonita enumeracién que hizo Dwelshavvers en vin libro publicado hece unos cuarenta alos por Flammarion, Enumera unas ocho 0 diez formas de inconsciente que no le dicen nada a nadie, que designan simplemente lo no consciente, lo més 0 menos eonscicnte. Y en el campo de las elaboraciones psicolbgicas se pueden encontrar miles de vatiedades nds. EI inconsciente de Freud no es en absolute el inconsciente Foméntico de ta crescign imaginativa. No ese con el lugar hacia donde se dirige 1a mirada de Freud, pera ¢l hecho de que Jung, punto de relevo di toda su vida de lésofo sotitario Eduardo Von Hartmann, no es el inconsciente de Freud, hay que andarse con mucho cuidado, ya que Freud, en el capttulo siete de La dnterpretacion de fos suerios, se refiere a él en una nota; esto quiere decir que hay que ir con mucho euidodo para designar lo que hace que el de Freud sea difereate. A todos estos inconscientes siempre mis 0 menos afiliades con una voluntad oscura considerada como primoi antes de Ia conscienci ef inconscieate, ha} homelogo en (odos sus puntos con lo que sucede a nivel del €50 habla y eso funciona de manera tan claborada como a nivel de lo consciente, el cual pierde asi lo que parecta ser privitegio suyo, Me percato de las resistencias que provo- ca todavia este simple sefialamiento, a pesar de que salta a la vista ‘en cualquier texto de Freud, Lean al respecto el parageafo de este capitulo siete titulado “El olvido en los suefios”, a propSsito del cual Freud no hace més que referirse a los juegos det significante, No me contento con esta referencia masiva, Les he deletreado Punto por punto el funcionamiento de lo que Freud produjo en primer lugar como fendmeno del inconsciente. ,Qué es lo que impresiona, de en en ef acto fallido, en fa agude 2a? El aspecto de tropiezo bajo el cual se presentan. Tropiezo, falla, fisura. En una frase pronuncisds, escrits, algo viene a tropezar. Estos fendmenos operan como un imén sobee Freud, y alli va a buscar el inconsciente, na cosa distinta 2 r EL INCONSCIENTE FREUDIANO Y EL NUESTRO enige su realizacion, una cosa que aparece como intenciondl, cierta- mente, pero con una extrafla temporalidad. Lo que se produce en esta hiancia, en el sentido pleno del término producirse, se presenta como ef hallaago, Asi es como la exploracin frevdiana encuentra primero lo que sucede en el inconsciente. Hallazgo que es a un tiempo solucibn -no necesariamente aca- ada pero que, por incomplets que sea, tiene exe no sé qué, ese acento tan particular, admirablemente destacado por Theodor Reik ~destacado tnicamiente, porque Freud lo sefial6 antes que él— ‘que es la sorpresa: aquello que rcbasa al sujeto, aquello por lo que ‘encventra, a Ja par, més y menos de lo que esperabs: en todo caso, respecto a lo que esperaba, lo que encuentea ¢s invatorable, Con todo, este hallazgo, en cuanto se presenta, es re-hallazgo y, ademds, estd siempre dispuesto a escabullirse de nuevo, instaurando asi la dimension de la pérdida. Para dejarme levar por una metifora, Eurfdice dos veces perdi dda es la imagen mis palpable que puede darse, en ef mito, de la rela- ion del Orfeo analista con el inconsciente. Con Io cual, si se me permite afadir una i a, el inconsciente ja del amor, que, Ja formula donde una puerta como todos saben, es siempre tinico, se cierra diez se abren, encuentra en #1 su mej La discontinui forma esenc eonsciente como fendmeno —la discont lad cr ta que algo se manifiesta como vacilacién. Ahora bien, 1a discontinuidad tiene ese cardcter absoluto, camino que tom6 ef descubs carla -como después tendik lon de fondo de una totalidad' iEs el uno anterior a la discontinuidad? No lo creo, y todo lo que he enseniado estos aos tendia a cambiar el rumbo de esta ext tencia de un uno cerrado, espejismo al que se aferra la referencia a un psiquismo de envoltura, suerte de doble del orga residirfa esa falsa unidad. Me concederin que el uno que la experiencia del inconsciente introduce et el uno de la ranura, rasgo, dela ruptura. Aqui brota una forma no reconocida del hacerlo los analistas~ sobre el . 1 Uno del eel Unbegriff, EL INCONSCIENTE ¥ LA REPETICION ETE UA RERETICION, | tetén de fondo? {Sera fa ausencia? Pues, no, La ruptura, la ranura, el rasgo ya de la abertura hacen surgir la ausen- cia —igual que ef grito, que no se perf silencio sino que al contrario lo Si tienen en inconsciente es el sujeto, en tanto alienado en su historia, donde la sineopa del discurso se une con su deseo, Vertn que, con més radicalidad, hay que situar el inconsciente en la dimensién de una sineronia ‘en el de un ser, pero en la medida en que éste puede reczer sobre todo, es de del sujeto de la enun io, en una invocacion y ien Je afirma a uno su la ~en suma, en el plano donde todo lo que se iente se difunde, ta! el miceio, como dice Freud a propésito del sueto, en torno a un punto central. Se trate siempre del sujeto en tanto que indeterminado, Obtivium es levis con ta ¢ larga 0, uniforme, liso. Obli- vium es lo que borra. {Qué borra? El significante com ‘yolremos a encontrar lo estructura basal que hace p. Ta operativa, que algo se encargue de ta funci6n de ‘otrd cosa. Nivel éste mas primordial, estruc turalmente, que la repre- sién de la que hablaremos mis tarde. Pues bien, a este elemento ‘operatorio det borramiento, Freud, desde el comienzo, lo designa. ‘con fa funcién de la censura, Es la censura a tijeretaros, la censura rusa 0, también, Ja censura ‘alemana como en Enrique Heine, al comienzo de su libro Sobre Alemania: El sefior Fulano de Tal y su sefora tienen et placer de ‘ahunciar el nactmiento de un mito hermoso como la libertad; eh doctor Hoffmann, censor, tacha fa palal ibertad, amente, podemos preguntarnos sobre el efecto que cobra esta palabra debi- do a esta censuza propiamente material, Jo cual ¢s un problema dis- tinto. Pero en todo cas punto recae, de la manera mis eficiente, el dinamismo del inconscies Retomando un ejemplo que nunca s¢ explotard demasiado, el primero que usb Freud para su demostracion ~el olv 34 EL INCONSCIENTE FREUDIANO Y FL NUESTRO —SEREOASCIENTE FREUDIANOVELNUESTRO su visita a fas pinturas de Orvieto, es claro que es imposib! ver surgir del texto mismo e imponerse, no la metéfora, sino la re dad de Ja desaparicion, de ta supresign, de la Unterdnichung, el paso hacia abajo, El término Signor, Herr, pasa hacia abajo: el amo absoluto, como dije en una época, la muerte, para decitlo' todo, desaparece simismo, 4no vemos perfilaise, (ras ello, todo lo ‘que Freud necesits para encontrar en los mitos de la muerte del padre la regulacién de su deseo? Después de todo, coincide eon Nietzsene p: con su propio mito, que Dios ha muer quizd, debido a las mismas razones de fondo. Pues este mi del Dios ha muerto ~respecto del cual estoy mucho m como entitndase bien, que la mayoria de los ‘contemporSneos, lo cual no equivale en absolute auna declaracion de tefsmo nide fe en la resurreccién— acaéo no es més que el abrigo que encontraron contra la amenaza de la castracién, La verin en los frescos apocal si saben descifrartos. Si no, lean la conversaci6n de Freud en el tren no se habla mas que det fin de la potencia sexual, y eu interlocutor, médico, preeisamente el interlocutor ante el eval Freud no puede recordar el nombre de Signorelti, le habla al respecto del eartcter dramético que tiene para quienes habituaimente son sus pacientes Ml, cl inconsciente st manifiesta siempre como lo que vAci €n un corte del sujeto ~de donde vuelve a surgir un Freud asi En lo que toca 2 Freud y a su relacién com el padre, no olvt demos que todo s estuerzo Jo Hev6 sencillamente a confesar que, para ¢|, una pregunta quedaba en pis —se lo dijo a una de sus int locutoras—. 2Qué quiere une mujer? Pregunta que nunca resolvié vedse cual fue efectivamente su relacin con ta mujer, su cardeter vxoriaso, como dice pivicamente Jones al respecto. Diremos que Freud tenia madera para ser un magnifico idealista apasionado, si ‘no Se hubiese dedicado al otro, bajo la forma de la histérica. 35 98 99 EL INCONSCIENTE Y LA REPETICION He decidido poner punto final 2 mi seminario a.la hora senalada, las dos menos veinte. Como ven, no terminé hoy con Io de la fun- cibr: del inconsciente. Faltan las preguntas y las respuestes 22 DE ENERO DE 1954

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