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La metalurgia de los
reinos cristianos de la
Península Ibérica (711-
1492)
1. - Introducción
................................................................................. .............. 2
2. -
Desarrollo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
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2. – Desarrollo
Algunos autores relacionan el desarrollo tecnológico de los metales con el desarrollo del
comercio, impulsando los dos a la aparición, y su posterior avance, de las sociedades complejas
(Champion, et al, 1988, p. 283). El contacto entre diferentes culturas y sociedades llevó a los
metales y sus técnicas a la difusión por occidente y Próximo Oriente, como es el caso de la
obsidiana en el entorno del mediterráneo occidental y la posterior aparición de la metalurgia
(Hallam, Warren y Renfrew, 1976, p. 103). No es hasta mediados del tercer milenio a.C. cuando
la metalurgia se acomoda en el sudeste de la Península Ibérica.
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En este aspecto, la historia nos ha aclarado muchas más dudas que la arqueología. Guillermo
Roselló Bordoy y Manuel Rui Rui, historiadores, presentaron sus reivindicaciones acerca de
este tema en torno a los años 80, y, aun con estas declaraciones, la arqueología no ha tomado
parte en muchas más excavaciones sobre la metalurgia medieval en la Península Ibérica. Por el
contrario, en la Europa occidental, las investigaciones arqueológicas sobre el tema son bastante
numerosas. Es cierto que las espadas son un objeto de estudio básico entre los especialistas en
metalurgia, pero siempre se han detenido en armamentos más “únicos”, como espadas
delicadamente detalladas, y no en armamentos más abundantes y comunes, como los proyectiles
de arco, que, aun siendo más abundantes también nos pueden dar información sobre asedios o
batallas, o el caso de las joyas.
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A día de hoy, podemos decir que el combate medieval es lo que más llama la atención de
espectadores y medievalistas, y a esto podemos incluir, al igual que en el párrafo anterior, los
trabajos realizados por Martín Alvira Cabrer sobre las estrategias militares de la batalla de Las
Navas de Tolosa, incluyendo nuevos ingredientes al estudio, como es la ideología bélica.
Aprovechando las reuniones científicas que se celebraron en el año 2012 por el octavo
centenario de Las Navas de Tolosa, algunos autores intentaron contribuir en este nuevo campo
un poco más, publicando trabajos de divulgación, citando una vez más a Martín Alvira Cabrer y
a su monografía, la más concreta hasta el momento, de 1212 y la batalla de Las Navas de
Tolosa.
Siguiendo por esta línea, los trabajos de guerras medievales siempre han tendido a seguir por
el camino de las fortificaciones, siendo los restos, más notorios y “fáciles” de encontrar, en
algunas ocasiones. Incluso antes de la renovación de esta historiografía, los estudios sobre
asedios de grandes ciudades ya se habían realizado. No obstante, los estudios se modernizaron
en este sentido, incidiendo y analizando desde perspectivas comparativas y saliéndose de los
cánones antiguos de investigación, es decir, un punto de vista más general. Por ejemplo, el
trabajo que realizó Francisco García Fitz sobre el asedio de Sevilla, en el que no sólo se tratan
los temas más básicos, como la época (1248) o los participantes, sino que este llega a ahondar
más en la investigación, analizando el ejército plenomedieval, las técnicas de combate o el
armamento utilizado. Randall Rogers consiguió contextualizar algunos de los grandes cercos
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Las batallas durante la Edad Media en la actual Europa Occidental dejan ver las asombrosas
tácticas de combate que se desarrollaron a lo largo de estos siglos. Centrándonos un poco más,
en la Península Ibérica se han conseguido estudiar temas tan intangibles como la rapidez de las
batallas o sorprender al enemigo. Los reinos cristianos utilizaron esta táctica en incontables
ocasiones, y se ha conseguido detectar a un personaje famoso por sus conquistas por sorpresa.
Gerardo Sempavor, un militar portugués que consiguió, a mediados del siglo XII, alcanzar a
poseer un señorío territorial, cerca del Tajo y el Guadiana.
Es un hecho que los conflictos a los que se tuvieron que enfrentar los reinos cristianos con el
mundo islámico marcó un antes y un después en la historia de la Península Ibérica, por lo que,
se podría decir que estas sociedades de la Península Ibérica se han desarrollado gracias, o por
culpa, de la guerra (Lourice, Elena, 1966). En particular, los conflictos en los que estuvo
implicado el ejército castellano-leonés durante los siglos XI y XIII son de gran interés histórica,
a demás de, evidentemente, las guerras contra el Islam. El fuerte desarrollo que sufrieron los
reinos cristianos por la invasión islámica (por lo que la ideología religiosa, la ideología de la
Reconquista, jugó un papel fundamental en estos combates), y los diferentes puntos que se
fortalecieron, como monarquías exquisitamente cuidadas y dotadas de todos los materiales para
defender su territorio y atacar y conquistar a otros, o como, a raíz de esto último, las élites
nobiliarias renacieron, dejando ver su poder contra los musulmanes.
Por ello, vamos a detenernos en este punto y expondré algunas cruzadas que no tuvieron
lugar en Tierra Santa y, tras esto, veremos las diferentes armas que usaron.
Otro acontecimiento de la Reconquista que fue declarado una cruzada sucedió entre 1113 y
1115, cuando se llevó a cabo una expedición hacia la taifa musulmana de las Islas Baleares.
Tenían como objetivo conquistar Mallorca, su capital. De nuevo, los cristianos se impusieron a
los musulmanes en una breve guerra en la que ejércitos de la península itálica, así como de
Francia y de algunos lugares de Europa Central y Septentrional socorrieron a las tropas
hispánicas. A su vez, el Papa Pascual II apoyó y financió la expedición, que resultó ser bastante
provechosa para los católicos. Por último, le dedicaré unas líneas a la tan conocida batalla de las
Navas de Tolosa. Esta batalla sucedió en el verano de 1212 y es de interés cultural general que
los reinos cristianos de la península hispánica se unieron dejando de lado su enemistad para
derrotar al ejército musulmán. Se aliaron Sancho VII de Navarra, Pedro II de Aragón, Alfonso
VIII de Castilla y Alfonso II de Portugal, logrando así un triunfo de suma importancia en el
contexto de la Reconquista. Sin embargo, lo que mucha gente ignora es que el Papa Inocencio
III había convocado una nueva cruzada contra los seguidores del islam en territorio hispánico y
que muchos caballeros cruzados de todas partes de Europa fueron asimismo partícipes de la
histórica batalla.
Es realmente curioso cómo los pueblos hispánicos describen a estos cruzados europeos,
cuyas costumbres eran muy diferentes. Lo explicó perfectamente un cronista de los Anales
Toledanos I donde los definió como “gientes que non entendíamos”. Estos cruzados, pese a
ignorar la cultura hispánica o su tradición en la guerra, decidieron combatir en ella para ensalzar
a la Iglesia Católica y a su religión frente a los infieles. Fueron los caballeros alemanes quienes
destacaron entre todos ellos. Sin embargo, para los reinos de la península, este auxilio por parte
de cientos de europeos resultó ser más un estorbo, ya que no entendían el estilo de guerrear de
los hispánicos.
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Este tipo de armadura no solo usado por los menos pudientes, sino por los soldados que
precisasen de más movilidad en combate (como arqueros). A parte de la protección del torso
(que era la esencial), los soldados cruzados disponían de protecciones metálicas específicas para
las manos (guanteletes), las piernas (grebas) y, por supuesto, la cabeza (cascos). Por supuesto,
no podemos olvidar el uso de los escudos, los cuales brindaban protección contra todo tipo de
ataques y eran usados por toda la infantería y gran parte de la caballería. Además, el propio
escudo tenía un valor simbólico, ya que su portador se identificaba como fiel defensor de los
cristianos.
En cuanto a las armas ofensivas, se han podido documentar una gran cantidad de armas
usadas por los soldados de la Edad Media. Estas son algunas de ellas: hacha, martillo de guerra,
alabarda, lanzas, espadas, dagas, arcos, ballestas, luceros del alba, porras, mazas, etc. Como se
puede ver, tanto las armas contundentes, como perforantes y cortantes eran usadas por los
caballeros cruzados. Cada una de ellas serviría mejor o peor en determinadas situaciones y por
ello se creaban unidades con funciones específicas, obteniendo así una mayor versatilidad en los
ejércitos para poder tener la capacidad de enfrentarse a cualquier enemigo. Por ejemplo, las
lanzas y unidades de lanceros servían tanto como para mantener la distancia o detener/evitar
ataques de caballería, como para equiparlas en una unidad de caballería y realizar devastadoras
y potentes cargas. Las armas a distancia, por ejemplo, se concentraban en unidades de
ballesteros y arqueros, que eran las que normalmente más bajas realizaban en las batallas. Pero
la gran mayoría de la infantería y por lo que es reconocido el caballero cruzado es por su
espada. Durante la Edad Media (y más durante el periodo de las cruzadas) la espada fue
adquiriendo de manera paulatina un gran valor simbólico. Esta arma se convirtió en un elemento
sagrado y, durante las cruzadas, la espada era un arma sagrada que consagraba en una
ceremonia eclesiástica antes de ser entregada a su portador. Además, su forma de cruz la
convirtió en el arma sagrada perfecta (Waddell, J. y Palermo, B, 2002:106). Incluso algunos
caballeros daban nombre a sus espadas.
En cuanto a las tácticas y las unidades utilizadas, debemos reconocer que durante este
periodo de la Edad Media existía una clara dominancia de la caballería pesada de combate. La
táctica que predominaba era el lanzamiento de potentes cargas de caballería, cuyos soldados
iban bien protegidos y armados con largas lanzas y escudos. Como argumentan varios autores,
este tipo de táctica era muy precipitada: escuadrones en línea compactos de 30 o 20 jinetes,
llamados “conrois” (Waddell, J. y Palermo, B, 2002:106), cargarían de frente contra su
enemigo. Las cargas se harían de manera consecutiva hasta que el enemigo estuviera débil. Esta
táctica podría funcionar bien en Europa, donde los enemigos enfrentados usaban la misma
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Por esta razón la caballería sola no suponía ninguna amenaza para el enemigo y necesitaba
del continuo apoyo de los proyectiles e infantería aliada hasta que la oportunidad/hueco para
realizar la carga apareciera. De todas formas, una carga bien ejecutada resultaba devastadora
para el enemigo, ya que rompía las filas de infantería, desordenaba a los soldados, dejaba a
muchos fuera de combate y hacía que moral bajase de forma considerable. Además, el fuerte
apogeo de la caballería de la época crea a su vez respuestas contra ella misma que se
materializaron en el uso, cada vez más frecuente, de infantería con largas armas de asta, como
picas o lanzas. Estas eran, sin duda, lo mejor para detener las cargas de caballería ya que un
escuadrón de piqueros o lanceros en formación apuntarían sus armas hacia los caballos
enemigos, manteniendo así una distancia entre ellos. Cuando los caballos efectuasen la
embestida, no cargarían contra los soldados, sino contra un muro de afilados pinchos que
causaría estragos en cualquier caballería. Las empalizadas y barricadas cumplían la misma
función.
Otra de las unidades que se usaron en la guerra contra los infieles fueron los proyectiles. Las
unidades de este tipo de soldados (ya fueran jabalineros, arqueros, ballesteros, escaramuzadores
u honderos) podían ganar batallas prácticamente ellas solas si se les daba un buen uso y se las
protegía como era debido. Durante las cruzadas, grandes cantidades de infantería de proyectiles
fue usada (tenemos como ejemplo los 2000 ballesteros genoveses que Ricardo Corazón de León
tenía a su servicio en la Tercera Cruzada). Se era muy consciente de su potencial.
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Por último, en este apartado dedicaré unas breves líneas a analizar los preceptos militares
básicos de los enemigos de los cristianos. Como se ha dicho en párrafos anteriores, los ejércitos
islámicos se diferenciaban a los cristianos en cuanto a tácticas y panoplia. Cabe resaltar que los
soldados orientales sacrificaban protección, decidiendo equiparse con panoplias más ligeras y
menos aparatosas, por velocidad y maniobrabilidad. Estos dos aspectos eran el claro “counter”
de la pesada caballería feudal, como se ha mostrado antes. Sus tácticas de combate, por lo tanto,
no se centrarían en la cargas directas y frontales de caballería ni en mantener a su infantería en
combates largos, porque, en este sentido, tenían desventaja. La configuración de su ejército era
óptima para tácticas de desgaste y remate, intentando evadir el conflicto directo con las potentes
unidades europeas y desgastando su moral poco a poco hasta poder dar el golpe de gracia.
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Durante la Querella de las Investiduras, la figura del papa Urbano II y la Cruzada toman gran
importancia. Ambos han aparecido ya en este trabajo. Durante plena competencia por el poder
entre iglesia e imperio (finales del S.XI), Urbano II tuvo una idea que podría colocar a la
cristiandad por encima de lo político, un proyecto que haría uso de la religión para obtener
poder: La Cruzada. Como se puede observar, la Cruzada se utilizó como herramienta para
afianzar el cristianismo. Y no solo para afianzarlo y darle prioridad contra la Iglesia Cristiana
Oriental, sino también contra el poder imperial que rivalizaba con el religioso en el control de
Europa. En estos momentos el Papa era un hombre de espíritu y religioso, sí. Pero también era
un hombre de estado. Poseía altas prerrogativas administrativas jurídicas y políticas (superando
la palabra del emperador en algunos casos) y ostentaba una gran riqueza material y un alto
poder adquisitivo (posesión de señoríos). Además, era el líder incuestionable de la religión que,
sin duda, reinaba en Europa en esos momentos. Con todo esto, vemos como el Papa era una
figura de primerísimo orden de poder y tenía la capacidad para llevar a cabo una empresa tan
ambiciosa como lo era la cruzada.
A pesar de lo dicho en el párrafo anterior, creo que la cruzada sirvió como algo más que una
herramienta que permitiese poner el poder espiritual sobre el temporal. Hemos visto que la
cruzada fue una herramienta de doble utilidad. Durante finales del S.XI y comienzos del siglo
XII, el conflicto de la Querella de la Investiduras alcanzó límites (como la marcha militar de
Enrique IV sobre Roma y continua excomunión de emperadores). Una solución iba siendo
necesaria. Calixto II, Papa de 1119 a 1124, “puso fin” al conflicto mediante el Concordato de
Worms en 1122. Aunque este concordato solo solucionó las cosas en el papel, ya que en la
realidad el conflicto continuó. Pero existieron dos aspectos que lo atenuaron durante unos años
hasta hacerlo muy poco notable. El primero es la gran bonanza económica, cultural y social de
la que disfrutaría Europa en los siglos XII y XIII (un ambiente de bienestar siempre anima a
solucionar/atenuar los conflictos de épocas pasadas). El segundo aspecto es el que me interesa
en este trabajo: una necesidad de unidad. El cristianismo, desde su creación, necesitó disputar el
control religioso con muchas otras herejías y religiones. Y en esta época no iba a ser menos. De
hecho, el cristianismo se enfrentaba a un terrible enemigo, tanto en lo religioso como en otros
aspectos, el islam. La necesidad de permanecer unidos frente al islam significó un motivo
poderoso para que los conflictos por el dominium mundi cesaran, al menos por un tiempo. Es en
este contexto donde la cruzada juega un papel tan importante, ya que constituyó una clarísima
forma de unir a toda Europa contra un enemigo común. Fue un instrumento que animó a que se
dejara de lado un conflicto de carácter histórico para participar en una empresa común que
inmiscuía a todos los cristianos.
3.- Conclusión
Con este trabajo hemos podido pasar por la escasa información que encontramos sobre la
metalurgia en la Península Ibérica en la Edad Media. Hemos visto como el interés por los
combates medievales ha empezado hace menos de medio siglo. Los estudios y análisis sobre la
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He intentado tratar en este trabajo temas de interés y encontrar toda la información posible
acerca de la metalurgia, y tratar de explicar a través de momentos importantes de la historia
parte de la información que se tiene.
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