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Dora Maar, más que

Picasso

Historia del Arte 4B


2022
Primer parcial
Prof. Mauro Taranto
María Belén Díaz
Fundamentación.

“El manual de Grombrich es el más vendido de la Historia del Arte”, apunta María
Gimeno en esta performance de 2018, “más de 8 millones de copias y traducido a
30 idiomas”. “Un libro excelente – añade – si no fuera porque olvida a todas las
mujeres artistas”. “Es curioso, cuando lo lees no te das cuenta de que las mujeres
artistas no están, damos por hecho que ésta es la Historia del Arte y esa selección
nos parece válida”. (Gimeno, M. 2018)
Cómo lo dice María Gimeno, las artistas mujeres aún son una ausencia en los libros
de Historia del Arte, pero su ausencia no se debe a la falta de existencia, sino a la
visión patriarcal que aún existe en el arte, donde los artistas continúan teniendo
mayor visibilidad y las mujeres quedan relegadas a un rol secundario o a sus
relaciones personales y amorosas, cómo es el caso de Dora Maar y Frida Khalo,
aunque la figura de esta última se ha visto revalorizada en los últimos años por los
movimientos feministas.
“Así que la ausencia de las mujeres en el relato de la Historia del arte no
corresponde a una omisión inocente, sino que se justifica en el sostenimiento de
dicho paradigma en el cual la feminidad, que se asocia directamente a las mujeres,
invalida la producción de obras realizadas por mujeres”. (Almonacid, 2012,p.89)
En el caso de Dora Maar por mucho tiempo fue tratada como una nota al pie de
página de la vida y obra de otro artista, nada más y nada menos que Picasso. Cómo
puede verse en el siguiente fragmento:
…“sus innumerables amantes y mujeres con las que se relacionó, desfilaron por su
paleta, respondiendo al momento estilístico del autor, pero también a la
tensión psicológica con la modelo: Fernande Olivier, a quien conoce en 1905;
desde 1916, Marcelle (Eve) Humbert; en 1918 se casa con Olga Koklova; en
1935, se incorpora a la serie Marie-Thérèse Walter, algo después, su hija:
Maya; en 1936, Dora Maar, la belleza morena de trágica vida como artista y
amante, cuyo rostro aparece transformado en monstruoso según las
ocasiones, con lágrimas a veces” (Barroso, 2005, p.96)
En este caso añadiendo “su trágica vida”, sin mencionar que parte de su tragedia
tuvo que ver con su relación con el artista, marcada por la violencia y el abuso.
Es por esto que me propongo analizar algunas de las obras de Dora Maar como
artista surrealista, para de alguna forma, visibilizar su arte, teniendo presente que
“La perspectiva feminista implica de manera necesaria un cuestionamiento del
canon artístico y de las categorías a través de las cuales se forma. Pero ciertamente
la introducción de biografías de mujeres artistas y el re-conocimiento de su obra,
es un paso obligado en esta empresa”. (Serrano de Haro, 2013, p.1) En esta línea
se ubica este trabajo.

Dora Maar.
Dora Maar, cómo es conocida popularmente, nació en Tours, Francia, el 22 de
noviembre de 1907, bajo el nombre de Henriette Theodora Markovitch.
Hija de una violinista francesa y un arquitecto croata, (el encargado de construir el
hotel Real de San Carlos y la plaza de toros en Colonia) vivió gran parte de su
infancia en el Río de la Plata, principalmente en Buenos Aires, hasta 1926 cuando
su familia se instaló en París. Allí comienza sus estudios en pintura y fotografía,
primero en la Unión Central de Artes Decorativas, luego en la Escuela de Fotografía
y en la Academia Julián. Se dice que primero se dedicó a la pintura y luego a la
fotografía, aunque su actividad pictórica fue breve, pero nunca abandonó del todo la
pintura, incluso durante su relación con Picasso pintó algunos retratos del artista y
también otros cuadros como “Hombre y árbol rosa”.
En 1933 su relación con George Bataille la acercó al movimiento surrealista, donde
conoció a otros artistas como Man Ray, Raoul Ubac, Brassai, entre otros.
Es en la década del 30 cuando logra consolidar su carrera como fotógrafa dentro del
surrealismo, cuyas obras (algunas) analizaré posteriormente.
El ocaso de Dora comenzó en 1936, cuando conoce a Pablo Picasso y comienzan
una caótica y violenta relación sentimental.
Puede destacarse que durante la elaboración del famoso cuadro “Guernica” Dora
fue la encargada de fotografiar el proceso, creando un acervo documental muy
interesante sobre un cuadro tan emblemático.
Diez años después, en 1946, la relación se encontraba deteriorada, al igual que la
salud mental de Maar, por lo que, deciden internarla en la clínica psiquiátrica Maison
de Santé de Saint Mandé, donde fue atendida por Jacques Lacan. Su tratamiento
incluyó terapia de electrochoques, con un resultado bastante incierto. Se cree que
Lacan influyó en su decisión de acercarse al camino religioso.
Hacia 1950 finalizó su tratamiento en la clínica y se refugió en su nuevo
apartamento parisino, donde se dedicó a pintar bodegones y paisajes. Fue en estos
años donde conoció al abad Dom Jean de Monleón y su vida comenzó a tomar un
sentido más espiritual.
En su libro “Dora Maar, la fotografía, Picasso y los surrealistas” (2013) Victoría
Combalía afirma que el amor de Dora a Picasso solo fue sustituido por su amor a
Dios. “Después de Picasso, solo Dios”.
Sobre sus últimos años no se cuenta con demasiada información. Continúo pintando
y fotografiando, aunque un poco alejada del surrealismo. Si bien adoptó un estilo de
vida austero, poseía 130 cuadros de Picasso, lo que significaba una fortuna, pero
nunca quiso deshacerse de ellos.
Murió sola, el 16 de julio de 1997 en París, a sus 89 años.

Como mencioné al principio, la vida y obra de esta artista fue eclipsada por su
vínculo con Picasso, aunque hay que destacar los esfuerzos de algunas
historiadoras del arte por rescatar y revalorizar su obra, entre ellas la
estadounidense Mary Ann Caws en su libro “Dora Maar con y sin Picasso” (2000) y
la española Victoria Combalía en “Dora Maar, la fotografía, Picasso y los
surrealistas” (2013), en este último es de destacar como “Fotografías y cuadros,
personalidades e historias (privadas y mundiales) todas van fijando la imagen de
una mujer y de un tiempo, a la vez apasionado y terrible. Y, sí, claro también está
Picasso, pero un Picasso diferente, Picasso visto a través de los ojos de Dora. Dora
que como Francoise Gilot es una mujer fuerte en la vida de Picasso/Barba-azul,
capaz de sobrevivir a su muerte y más aún difícil aún, de sobrevivir a su amor-
desamor”.(Serrano de Haro, 2013, p.2)

El surrealismo en Dora Maar.

Dora Maar cuenta con una vasta producción fotográfica, por lo que, es muy difícil
realizar un análisis de toda su obras. Realizaré un comentario general sobre su
relación con el surrealismo y ejemplificaré con algunas obras.
Según Argan, el surrealismo es en parte producto de una mentalidad propia de esa
época. Dicha época, estaba influida por los nuevos estudios sobre el inconsciente
que presentaba Freud.
“El inconsciente no es solo una dimensión psíquica que el arte explora más
fácilmente debido a su familiaridad con la imagen, sino que es la dimensión
de la existencia estética y, por tanto, la dimensión misma del arte. Si la
conciencia es la región de lo diferenciado, en la que el ser humano no
objetiva la realidad, sino que se funde con ella. Por tanto el arte no es
representación, sino comunicación vital biopsíquica, del individuo a través de
símbolos” (Argan, 1998, p.329)

La fotografía de Maar era por lo general contrastada, utilizaba ángulos poco usuales
en los que lograba plasmar dramatismo y una realidad distorsionada.
Para Argan (1998) la técnica del surrealismo trae consigo una falta de prejuicios en
el empleo de procedimientos fotográficos y cinematográficos como en la producción
de objetos de “funcionamiento simbólico”, alejados de su significado habitual. Estas
características aparecen claramente en la fotografía de esta artista, en sus
fotomontajes, por ejemplo Cavaliers (1936). Aparece:- una pieza de ajedrez, el
caballo, en un primer plano apoyado en un tablero
-en un segundo plano, contrastando con la pieza aparece una estatua de un hombre
montado a caballo pero en un tamaño poco realista
-combina el tablero de ajedrez con la estatua, dando una sensación de similitud y
diferencia al mismo tiempo.
Esto puede verse también en su obra sin título (Main-coquillage) de 1934, donde
realiza un fotomontaje de una mano aparentemente femenina que “sale” de una
caracola de mar que reposa en la arena, en el fondo puede verse el cielo, pero si
observamos el centro el mismo se oscurece y en la parte superior no logra
distinguirse si aquello es cielo o mar.
En su obra “29 rued’Astorg” fusiona una mujer con una cabeza de pájaro, lo que
muestra cierta fascinación por lo grotesco y lo monstruoso.
También cuenta con una serie de obras como “Le simulateur” (1936) y “Silence”
(1936) y otras sin título del mismo año, donde presenta interiores sombríos y
monumentales donde hay niños que observan, indiferentes o desconcertados, en
diferentes planos.
Por último, el surrealismo trae consigo una fuerte crítica social hacia la clase
dominante. La artista no es ajena a esto, en uno de sus viajes a Barcelona, retrata la
vida de la clase baja, exhibiendo las condiciones en las que vivían, sin mostrarlos
como curiosidades o extravagancias. La realidad que fotografía habla por sí misma.

Comentario personal.
Si bien, es muy difícil (más bien imposible) estudiar a Dora Maar sin que el nombre
de Picasso aparezca, su vasta producción artística es un claro exponente del
surrealismo, por lo qué, es posible analizar su obra como una artista independiente
de su relación sentimental, tal como se analiza a este artista sin considerar su
historial de maltratos y abusos.
Pero es cierto que ambos son difíciles de separar, teniendo en cuenta esto, las
fotografías de Maar sobre el proceso de elaboración del Guernica ofrecen una
oportunidad interesante para introducir a nuestros alumnos en su trayectoria
artística, más allá de su relación con el pintor. Como docentes utilizamos muchas
veces el cuadro para mostrar la crueldad de la guerra, podríamos hacerlo mediante
las fotografías de Dora, de esta forma podríamos rescatar un poco de su obra.
Dora Maar ganó gran prestigio entre los surrealistas de su época, en la década del
30 compartió exposiciones con artistas renombrados como Salvador Dalí, Joan Miró
y Marx Ernst, entre otros. Pero su vida privada opacó su labor artística.
Es por esto que creo necesaria la tarea de rescatar su obra y dejar de nombrarla
solo como una de las tantas amantes de, ya que, Dora Maar, fue más que Picasso,
entre otras cosas, fue una pionera de la fotografía surrealista.
Anexo obras de Dora Maar.

Sin título - Cavaliers - Sin titulo


1936 1936 1936

“29 rued’Astorg”
Sin título. 1936

“Le simulateur” (1936)


Barcelona 1932
Bibliografía:

Almonacid, Alejandra (2012) “Diálogos entre arte y feminismo, La crítica de arte


feminista como herramienta didáctica”. Universidad Nacional de Colombia: Bogotá,
Colombia

Argan, Giulio Carlo (1998) “El arte moderno. Del iluminismo a los movimientos
contemporáneos” Editorial Akal: Madrid.

Barroso, Julia (2005) “Tema, iconografía y forma en las vanguardias artísticas”


Castrillón.

Colorado, Oscar (2019) “Dora Maar. Fotógrafa surrealista” en Dora Maar, fotógrafa
surrealista | Oscar en Fotos

Combalía, Victoría (2013) “Dora Maar, la fotografía, Picasso y los surrealistas”


(2013)

Serrano de Haro, Amparo (2013) “Reseña de Combalía Victoria. Dora Maar”.


Circe:Barcelona.

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