Sobre la concepción
43), a encontrar la verdad, la fidelidad y con
del “Despertar Colectivo” en
Walter Benjamín
Por Mayra L. Carrillo C.
Diciembre 2004
“Todos los grandes narradores suben y bajan por sus
“experiencias” como por una escalera que llega al interior
de la tierra y se pierde en las nubes: tal es la imagen de
una experiencia colectiva”
Walter Benjamín
Benjamín, incansable crítico de la vida moderna,
mezcla mágica de niño, filósofo creador,
historiador, maestro y Mesías. No duda en
lanzarse a la construcción de unos ideales y a
promoverlos, de modo que lleven a la superación
colectiva de las condiciones socioeconómicas
adversas. Desde sus ensayos más tempranos1 -
y con tan sólo 20 años -, manifiesta su
inconformidad hacia los valores impuestos por la
burguesía. Valores que , desde su perspectiva,
impulsan el sometimiento de la juventud "“ la
servidumbre de la vida" (Bd. 41) y vivir sin jamás
elevar “la vista hacia la grandeza, hacia la
inspiración” (Bd.41).
Constantemente reflexiona sobre la condición del
hombre moderno, y en muchos de sus textos, se
percibe la clara intención de encaminar la
sociedad hacia el “Despertar Colectivo”. Pero ¿
Qué es eso?, ¿ A que llama Benjamín el
“Despertar Colectivo”? .
Es posible que la forma más adecuada para
encontrar una respuesta, es comenzar por
entender: ¿ A qué se refiere cuando nos habla
del “Sueño Colectivo”?. Pues es evidente, que
Benjamín, no está haciendo referencia a la
actividad que se experimenta en las noches
como descanso.
Desde su visión de la condición humana, el
considera que “existen valores a los cuales
servimos y no están sujetos a experimentación”
(Bd.42), valores que desde muy jóvenes llaman
“a todo ser humano a vivenciarse a sí mismo”
(Bd.
ellas la plenitud de la vida. Valores que
permitirán al adulto entender las múltiples
relaciones hombre-hombre y hombre-naturaleza
para vivenciarlas en la plenitud de su espíritu.
Sin embargo, la mayoría de los hombres
“olvidan” ese llamado y se entregan a una
experiencia: “la eterna y única experiencia de la
falta de espíritu”(Bd.43)...la experiencia del
hombre burgués.
El hombre burgués, “un hombre cuya vida carece
de consuelo y sentido”(Bd.42). Un hombre que
“lo ha experimentado todo” y por lo cual ha
dejado que su juventud, sus ideales y sus
esperanzas se sometan al severo y cruel
absurdo de la vida...a su vulgaridad.
Benjamín considera, que la mayoría de los
burgueses son “adultos que crecieron de manera
equivocada”(Bd.41), que olvidaron “emprender
cosas grandes y nuevas”(Bd.42).
Por ello, e inmersos en la falta de “sentido y
llenos de impulso para embotar su
espíritu”(Bd.41), aceptaron que el espíritu no
existe.
Sin criticar esa afirmación, estos hombres,
dejaron que los relatos de otros se convirtieran
en los de su corazón, sin atreverse a descubrir
los que él mismo poseía.
Los relatos de lo que se considera valioso en la
vida adulta, a fuerza de repetirse, de narrarse y
de ser oídos, por las mismas personas. Hacen
que los sueños de la juventud vayan poco a poco
“tomando una apariencia gris, de la que nada
quiere saber el hombre –convencionalmente -
maduro”(Be.43).
Gracias al empleo de la voz y a un
adiestramiento del cuerpo mediante el ejemplo,
en la vida inconsciente del joven, tiene lugar una
estratificación. Se produce una acumulación de
capas finísismas y transparentes en la memoria,
capas en las que – lenta y persistentemente- se
asimila “la verdad” socialmente aceptada y se
determina la vida entera del adulto.
1
Como: Experiencia (1913), Enseñanza de la moral (1913), La
posición religiosa de la juventud (1914), El Carácter Destructivo
(1915) y programa de un teatro infantil proletario (1928).
 Sobre la concepción del “Despertar colectivo” en Walter Benjamín
Vida que, bajo esas condiciones, lleva “el rasgo
más repugnante de la vieja sociedad burguesa:
El divorcio entre la práctica y la teoría”(Bd.61), la
ruptura entre lo que hace y lo que siente.
La vitalidad, espontaneidad y fuerza espiritual del
niño, se ven relevados por un cúmulo de
conocimientos carentes de vida, rígidos y
totalmente materialistas en el adulto. Al
adormecimiento de un grupo de individuos “el
sueño de la clase burguesa”, le sigue – casi
irremediablemente – el adormecimiento de la
sociedad.
Así lo que en principio era el “sueño de la clase
burguesa”, deformada en su “juventud y
sumergida en un profundo sueño que oculta cada
vez más su vida espiritual”2 . Se convierte con
gran rapidez en una sólida tradición que de
generación en generación se ha convertido en el
“sueño colectivo” de toda una comunidad: la
“comunidad moderna”.
Benjamín estudia y describe el “sueño colectivo,
con el único fin de conocer al enemigo e intentar
disiparlo haciendo que la humanidad “reconozca
su sueño en tanto sueño”(Sdm). Aspira a
penetrarlo todo con su carácter destructivo”, del
cual afirma que es una actitud que:
“Hace escombros lo existente, no por los
escombros mismos, sino por el camino que pasa
a través de ellos. Donde otros tropiezan con
muros o montañas, él ve también un camino (...),
como por todas partes ve caminos, está siempre
en la encrucijada.”(Be. 97)
Ve el “despertar colectivo” como la liberación del
hombre moderno de la mera repetición, de
aquellos actos en los que el corazón no tiene
participación activa. Para él, el hombre
sumergido en el “sueño”, vive únicamente de la
“ilusión de los sentidos o figuración vana de la
inteligencia”3. Por medio de “la creación de
imágenes de ensueño en estado de plena
conciencia –o vigilia -, busca dar vida a imágenes
2
Ver la ampliación de este tema en el ensayo: La vida de los
estudiantes de W. Benjamín (1915).
3
También conocida como fantasmagoría.
que oscilen permanentemente –al interior de los
hombre- entre el sueño y la realidad”(Ab).
Trabaja por una especie de “conquista de la
realidad sin perder el sueño”(Ae.27), un diálogo
permanente entre la esfera del sentimiento y de
la razón sin enfrentarlas. Usando como medio el
presente dinámico del adulto, se lanza con sus
imágenes al interior del hombre, en busca de la
unidad de los valores socialmente aceptados y
los sueños de juventud. Y como “el que lanza
recoge”, Benjamín espera sacar –gracias al uso
de su imagen dialéctica -, un hombre
conceptualmente fuerte. “Un hombre que luche
por superar su “alienación infantil: el si por que
sí, un hombre “casto y abstinente”, lleno de
respeto por su juventud y por los que le
siguen”(Be.59)
Ese hombre conceptualmente fuerte, sabrá
combinar “exactitud y alma”, orientando su
entendimiento a la conquista del saber y la
verdad, sin sacrificar los sentimientos.
Benjamín espera que su representación pulsante
–o imagen dialéctica -, “entre” en el puesto del
concepto rígido, que en el lugar de la “verdad”
entre la probabilidad y en el de la equivalencia
entre la analogía, para lograr que la
configuración del pensar-sentir (construcción
principal) del adulto, no sea ya sistemática-
estática sino creativa-dinámica.
Ese reemplazo, ese “liberarse del
anquilosamiento”, según Benjamín, sólo es
posible si el hombre “permite que el presente
inmediato se distancie de sí mismo”(Sdm 157).
Dicho distanciamiento se dará en el momento en
que nada de lo recibido” heredado por la
comunidad” se asuma como totalidad cerrada,
sino por el contrario, abiertas a posibles
modificaciones e interpretaciones”(Sdm.158).
Puesto que los niños “sólo son conscientes de lo
que existe a su alrededor en la medida en que
pueden actuar sobre las cosas, o a través de
ellas, no importa de que modo, la acción en
realidad es lo que cuenta”(Sdm.291).
2
 Sobre la concepción del “Despertar colectivo” en Walter Benjamín
La clave del despertar colectivo se encuentra
marcada por la capacidad que posea una
generación adulta, para configurar la “red”
inconsciente del “niño’, de tal forma que su
historia particular y sus experiencias queden
“vitalmente” entretejidas a los procesos
conscientes y la historia de toda la comunidad.
La posibilidad de dar sentido a la vida personal y
colectiva, en Benjamín, está ligada a la
articulación cuidadosa que se haga del hilo
cultural y el hilo temporal que une flexiblemente
pasado, presente y futuro, en el “ordenamiento
indispensable de la relación de generaciones”4
El dominio –buen manejo- de esa relación de
generaciones y no de los niños, permitiría
construir un espacio social que despierte en los
niños la confianza en sí mismos y sentido de
seguridad.
De modo que la generación en desarrollo (el
niño) y la generación adulta participarían
activamente- de la mano y en igualdad de
condiciones- en la construcción de la vida
colectiva – de lo social -. Facilitándose la
asimilación plena de experiencias, gracias a lo
cual, las nuevas generaciones pueden “con
placer” convertirse en adultos.
Sin embargo, el “despertar colectivo” y todas las
promesas de construcción de la vida colectiva,
no son posibles si el burgués adulto – hombre
jorobado5- no desarrolla su trabajo de
rememoración. Mediante el cual su “joroba”
disminuirá, al integrar sus recuerdos de niño a la
vida adulta”(Ab).
Para Benjamín, es en los recuerdos de niño, que
el adulto puede volver “a vivenciar su espíritu y
cuanto más le cueste lograrlo, más se vivenciará
a sí mismo y más fácilmente encontrará al
espíritu en todo su camino y en todos los
hombres”(Be.42).
4
O educación. De acuerdo a la definición que encontramos en el
libro: La Dialéctica de la mirada de Susan Buck-Moors. Pagina
292.
5
Según la metáfora que emplea Benjamín para hablar del
hombre adulto que no ha madurado conceptualmente.
La función del historiador y el materialismo
histórico en el “despertar colectivo”
Según Benjamín y bajo su dialéctica del
despertar. La tarea del historiador posee
importantes dimensiones. Es él –el historiador-
quien debe “reconocer el sueño de la humanidad
en tanto sueño”(Sdm.292) y prestarse a su
comunidad como interpretador de los mismos”
(Sdm.292). Por medio de su labor, el historiador
penetra en la estructura social vigente, la
comprende y ve en las acciones sociales, aquello
que pertenece al sistema social vigente, más que
al individuo mismo. La comprensión de esa
estructura social, se torna inalcanzable, ya que,
“articular históricamente lo pasado no significa
conocerlo tal y como verdaderamente ha sido,
significa adueñarse tal y como relumbra en el
instante del peligro”(Bd.178).
Los códigos sociales estables, seguros y
considerados como fijos para el individuo social
moderno, tranquilizan la conciencia de clases
cuyos hábitos cotidianos han sido impuestos de
generación en generación.
Ante la mirada del historiador, los ideales
socialmente reconocidos quedan evidenciados
como “artimañas” y se hace evidente que el
individuo tiene un comportamiento totalmente
reglamentado, y cotidianamente vive en la
búsqueda de unos fines, que en realidad no
desea alcanzar. Dichos fines atienden las
normas sociales impuestas y generalmente se
encuentran vinculados a la obtención del poder y
acumulación de riqueza material. Por el triunfo
inmediato del capitalismo, el individuo “subyuga
el sentimiento a la razón y a la ciudad”(Ae.36), y
su vida se separa radicalmente de la
comprensión de los fenómenos vitales de su
existencia y de una valoración acertada de los
mismos. Su sentimiento, al que Benjamín llama
sentimiento moderno, “trivializa lo
convencionalmente honrado y convierte en
objeto de reverencia lo trivial”(Sdm).
Para Benjamín, el materialista histórico plante a
al individuo moderno una experiencia con el
pasado, en la cual él pueda seguir siendo dueño
3
 Sobre la concepción del “Despertar colectivo” en Walter Benjamín

de sus fuerzas y pueda captar esa “débil fuerza (Ae). Alonso, Rafael García, Ensayos sobre literatura
mesiánica6” que las generaciones pasadas filosófica. G. Simmel, R. Musil, R.M. Rilke, K. Graus, W,
Benjamín y J. Roth, Madrid: Siglo veintiuno editores.
poseían.
1995
“Es una batalla sin cuartel” por recuperar “la F Marsá (Dir). Diccionario Planeta de la Lengua española
lógica del alma” en un mundo en donde se ignora usual. Barcelona:Editorial Planeta, 1982
la totalidad vital del hombre. Benjamín
desenmascara al adulto burgués, a la vida
moderna en “sus procesos de identificación
social como relaciones fetichizadas”(Ae.38) y
espera “contribuir a liberarlo de las redes en las
que él mismo se ha encerrado”(Bi). Como buen
mesías, Benjamín espera liberar, al niño del
mundo, al niño del siglo, un niño no religioso sino
político. Una liberación que pasa por la memoria,
la memoria de las oportunidades perdidas en el
pasado”(Bi) pero que depende, ante todo, de un
“concepto de presente que no es transición, sino
que ha llegado a detenerse en el tiempo” (Bd.186).
Ese detenerse en el tiempo, es un segundo en el
que el hombre se “desencanta” de su futuro y el
materialista histórico por cuenta propia, escribe
historia para “dar su oportunidad revolucionaria a
ese pasado sacrificado”(Bi) que fue el presente
de los antecesores liberados.

“Cada uno encontrará sus propios dictados si

formula la exigencia suprema de su propia vida.
Liberará su futuro, reconociéndolo de su forma
desfigurada en el presente” (Be.60)

Bibliografía

(Sdm). Buck-Morss, susan, DIALÉCTICA DE LA Mirada,

Madrid: La Balsa de la Medusa. 1989

(Bi). IVERNEL, Phiplippe, París Capital del frente popular

o la vida póstuma del siglo XIX, Material de apoyo:
Seminario Bergson-Benjamín. Universidad nacional de
Colombia.2004

(Ab). Apuntes personales del seminario

(Bd). Benjamín, Walter, Discursos interrumpidosI, Madrid:
editorial Taurus. 1982
(Be). Benjamín, Walter, Escritos.La literatura Infantil Los
niños y los jóvenes, Buenos aires: Editorial nueva
visión.1989

6
Para la ampliación de esta noción ver: Tesis de Filosofía de la historia en Discursos Interrumpidos I de Walter Benjamín.