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El magma llega a la superficie de la Tierra a través de volcanes ubicados en los limites y/o puntos calientes de

las placas tectónicas. Su comportamiento en la superficie depende de la consistencia del magma en el manto. El
magma viscoso o espeso puede causar erupciones volcánicas. El magma liquido o invisible produce vulcanismo
eruptivo arrojando grandes cantidades de lava a la superficie.

¿Qué tipos hay?


La clasificación general distingue dos tipos de volcanes,
primarios y secundarios. El vulcanismo primario se divide
además en tipo central y tipo de fisura. El primero de ellos
emergió a través del cráter. En segundo lugar, a través de
grietas o fisuras en la superficie terrestre. El vulcanismo
secundario opera en fuentes termales geiseres y fumarolas.
Otra clasificación se centra en la trayectoria del magma que
asciende desde el interior de la Tierra hasta la superficie.
Según esto, existen dos tipos de vulcanismo: intrusivo o sub
volcánico y eruptivo, en el que la roca erupcionada alcanza la
superficie terrestre.

¿Cuáles son las consecuencias de una


erupción volcánica?
La actividad volcánica puede desencadenar intrusiones, terremotos, fumarolas hidrotermales e inviernos
volcánicos. Las emisiones de gas y cenizas son contraproducentes para el clima de la Tierra, y participa en el
llamado cambio climático. Contamina el aire en el área cercana al volcán y se extiende a los bosques y tierras de
cultivo a través de las lluvias. El efecto no siempre es negativo y, a veces, la ceniza depositada es rica en
minerales, lo que hace que el suelo sea más productivo.

Aunque no es tan frecuente como los terremotos y los fenómenos meteorológicos, la actividad volcánica puede
ser devastadora. Cuando ocurre junto al mar, puede producir temblores, derrumbes, incendios e incluso
tsunamis. Pone en riesgo la vida y las propiedades materiales de las personas que viven en zonas volcánicas.

Unas 1.000 personas


mueren cada año en
desastres volcánicos,
según la organización
de socorro en casos
de desastre de las
Naciones Unidas. Las
razones principales
son los flujos
piroclásticos, los flujos
de lodo, los tsunamis
o las mareas. Muchos
otros se vieron
afectados por las
emisiones de gases
tóxicos y cenizas.

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