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JLl1l
ISBN 84-309-3521 -5
te!ños
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1212164
Esta obra ha sido publicada con la ayuda del Grupo de Investigación 153 de la Uni
versidad ele Granada (Departamento de Historia del Arte).
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que
establece penas de prisión y/o multa, además de las col'respondientes indemnizaciones
por daños y petjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comuni
caren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su
translormación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo ele sopor
te o comunicada a través ele cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
muy específico y que era el habitual hasta no hace demasiado La restauración, en sentido global, se entiende como una inter
tiempo. Su ámbito de aplicación era muy limitado, pero con la vención encaminada a poner en funcionamiento un objeto pro
ventaja de llevar sobre sus espaldas una,traclic.ión secular y refe ducto ele la actividad humana, excluyendo cualquier ·otro tipo de
rirse a una serie de conocimientos y prácticas ele trabajo que en ii1tervención; enunciado así, es, pues, sinónimo de reparación, res
su conjunto constituían un oficio artesanal: titución, restablecimiento de la funcionalidad ele un objeto en su
Durante mucho tiempo no existía diferencia entre el produc sentido más amplio. Y en este sentido en nada se diferencia la res
tor de la obra de arte -el artista-- y el restaurador; no existía una tauración ele una obra de arte de la de una de producción indus
profesión ele restaurador diferenciada ele la de artista; arquitectu trial: un ordenador, por ejemplo.
ras, pinturas, esculturas, tejidos, orfebrería, etc., eran intervenidas Ahora bien, el concepto de restaurar, aplicado al campo espe
por los propios artistas con técnicas y materiales análogos a los cífico del arte, adquiere un significado diferenciado que está deter
empleados en las obras originales. Técnicas y materiales, por otra minado por la propia naturaleza de la obra de arte y su finalidad.
parte, que eran los mismos que usaban para las obras de crea En efecto, si restaurar es poner en funcionamiento un objeto, habrá
ción propia, puesto que la restauración era siempre mimética, salvo que determinar en primer lugar cuál es el funcionamiento del arte
casos muy excepcionales, como se verá más adelante. Más tarde, para poder especificar más tarde qué tipo de funcionamiento es
y como consecuencia del abandono de esas técnicas y materiales el que queremos restablecer.
tradicionales por parte de los artistas en el último siglo, tal conviven Llegados a este punto, y tras este breve preámbulo, habría que
cia resultó imposible y la actividad del restaurador fue asumien pasar a desarrollar ahora qué se ha entendido por restauración a
do, poco a poco, un carácter cada vez más autónomo, hasta con lo largo de la historia y cómo han ido evolucionando el concep
vertirse en un oficio en sí mismo. Finalmente, en tiempos más to, los criterios de intervención y las teorías en el transcurrir del
recientes y sobre todo a partir de la segunda posguerra, el res tiempo. Pero, antes de abordar esta tarea, eje central ele este libro,
taurador ha comenzado él también a sustituir aquellos materia- quiero referirme a:
tradicionales así como los métodos de intervención. Se han
puesto así las bases para la creación de una nueva profesión: la ele
restaurador de obras de arte, que tiene ya muy poco que ver con DOS CUESTIONES PREVIAS
la capacidad de reproducir los procedimientos técnicos origina
les de las obras que se someten al proceso de restauración y que 1. LA RESTAURACIÓN COMO «DIÁLOGO» CON LA OBRA DE
eran propios del restaurador tradicional 1•
El debate sobre los criterios de restauración artística, articula
do fundamentalmente en torno a las posturas conservacionista e
1 Sobre la formación ele las figuras del restaurador y el conservador, consultar intervencionista, se inscribe de lleno dentro ele la problemática de
M. BERD0C0U y C. LAROQUE, «La formazione del conservatore-restauratore in Fran los saberes que podemos denominar históricos. Las teorías ele la
cia, l'evoluzione di una professione}), en AAVV, le pr0Jé:ssio11e del restawv,Jim11a restauración se mueven en un territorio científico en el que la bús
zio11e e compete11ze, Nardini, Florencia, 1992, pp. 71-77; ICOM, Tite Conserva queda ele un conocimiento objetivo del pasado con objeto ele fun-
torlRestorer: A /Je/111itio11 r;/'tlie Pro.féssio11, Copenhague, septiembre de I 984; M.
NIMMO y otros, «La formazione professionale del restauratore)), Rivista di Stotia e
Tutela dei Beni Culturali Arte/Dornme1110 (1988); P. PlllLIPPOT, «Rél1exions sur le
probleme de la formation des restaurateurs de peinture et de sculpture», en Pé11é
trer l 'art, restaurer l 'oeul're, Groeninghe Eds., Bruselas, 1990, pp. 483-490; M.ª D. 2 Para la redacción de este apartado he contado con la colaboración del Dr. Domin
Ru1z DE LACANAL Ru1z-MATEOS, Conservadores F restauradores en la historia de la go Sánchez-MesaMartínez, Protesor Titular de Teoría de la Literatura y de las Artes
conservación y restauración de bienes cu/111ra/e,;, Sevilla, 1994; lJ. Sc111ESSL, «Paul de la Universidad de Granada. Este trabajo fue presentado y publicado en las Actas
Philippot et la formation des restaurateurs. Son engagement duran! les trente der del XI Congreso de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, Castellón,
nieres années)), en E P111L1PP0T, Péné1rer /'art... (1990), cit., pp. 477-482. 3-6 de octubre ele 1996, pp, 543-558.
24 HISTORIA Y TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN... INTRODUCCIÓN 25
<lamentar una intervención en el presente se reviste de unas carac mer), se ramifica en el campo de la teoría social (K.-O. Apel, N.
terísticas muy parecidas a lás ele otras indagaciones, igualmente Lubmann, J. Habermas), la lingüística (con el predominio de la
históricas, sobre otro tipo de textos culturales .. pragmática) o la semiótica (U. Eco).
La actividad restauradora, si nos situamos desde una perspectiva · Además ele algunos conceptos de la última filosofía herme
hermenéutica, puede entenderse legítimamente como un proceso néutica y de sus aplicaciones a la teoría literaria3, intentaré demos
dinámico de comunicación en el que intervienen una serie de trar la pertinencia de algún otro préstamo para nuestro campo de
tores que son los mismos que encontramos en la lectura e inter las teorías del pensador ruso Mijaíl Bajtín y sobre todo de la lla
pretación de los textos escritos: obra, autor, lector, espesor históri mada Estética de fa Recepción. Esta escuela ele estudios litera
co entre la producción y recepción de la obra, conjunto e le lecturas rios, también conocida como Escuela de Constanza, surgida en
intermedias que han ido construyendo dicho texto por el camino, Alemania en torno a la figura de Hans-Robert Jauss a finales de
particularidades del contexto de partida y del de recepción. Res la década de los sesenta, acaba convirtiéndose en una teoría de
taurar exige una lectura previa del texto de la obra de arte y, por la comunicación literaria ele amplio alcance4 . Sirviéndome del
consiguiente, una interpretación del mismo, una reacentuación valo concepto de comprensión dialógica teorizado en el pensamiento
rativa de ese texto entrando en diálogo con él y con las lecturas pasa ele Bajtín y del ele horizonte de e::qJectativas de Jauss, trataré de
das del mismo, así como anticipando posibles lecturas fut1.1ras. establecer el marco en que cabe entender la acción restauradora
Dentro, por tanto, del marco general de las teorías filosóficas
hermenéuticas podernos encontrar valiosos apoyos para aportar
algunos recursos teóricos y metodológicos a un saber que, no lo
olvidemos, no tiene sentido sino en su acción. Vaya por delante 3 Si quisiéramos resumir la orientación contemporánea ele la hermenéutica filo
a este respecto que, más que hablar ele teoría por un lado y prác sófica tendríamos que describirla como la realización explícita y consciente, al tiem
tica de la restauración por otro, prefiero entenderlas como las dos po que como la elucidación del proceso de comprensión de las cosas propias de lodo
caras o momentos e le la acción restauradora, cuyos aspectos téc hombre que quiere comprender la verdad sin cerrarse ciegamente en su propia opi
nión [J. M. ALMARZA-MEÑICi\, «La práctica ele la hermenéutica filosófica según H.
nicos vienen asociados al conjunto de decisiones tomadas en la G. Gadamern, Estudios Filosóficos ( 1985), p. 153]. Por lo que respecta a la herme
interacción con el texto de cultura. néutica literaria, ésta acomete una doble tarea: por un lacio, aclarar el proceso actual
La importancia renovada que adquieren en la semiología y en en el que el efecto y la significación de un texto se concretan para el lector del pre
las teorías literarias recientes tanto de la función comunicativa del sente y, por otro, reconstruir el proceso histórico a través del cual los lectores de
distintas épocas han recibido e interpretado el texto de diversa manera (l-1.-R. JAuss,
arte como del papel del receptor o el momento de lectura en el cum Aestetische Erfi:dwmng w1d !iterarisc/1e lfem1e11eutik, Wilhelm Fink Verlag, Múnich,
plimiento ele esa función va aparejada, asimismo, a una paralela 1977; cito poi· la traducción española ele Jaime Siles y Elia lvL" Fernández Palacios,
revalorización filosófica del acto comunicativo como condición Experiencia estética y hermenéutica literaria, Taurus, Madrid, 1986, p. 14).
4 {(La estética de la recepción no es una disciplina independiente f\.mdacla en una
indispensable para la comprensión de la experiencia humana. Este axiomática que le permita resolver sola los problemas, sino una reflexión metodo
interés en comprender cómo nos relacionamos con todo aquello lógica parcial, asociada a otras y susceptible de ser completada en sus resultados
que nos rodea, y el mismo concepto de comprensión -sobre el que [... ]. A diferencia de las teorías idealistas y materialistas que partiendo ele premi
volveré más adelante-ya nos avisa del nuevo espacio en que se sas opuestas[... ] afirman su voluntad ele metodologías totalizadoras, la estética ele
la recepción deduce su carácter parcial del convencimiento de la imposibilidad de
desenvuelve el historiador. comprender la obra ele arte en su estructura y en su historia, como una sustancia o
Agotado el historicismo romo heredado del positivismo cien entelequia. Si no se puede determinar la naturaleza histórica de una obra de arte
tífico y desveladas las limitaciones de enfoques tanto excesiva independientemente de los e fectos que produce, ni estudiar la historia de un arte
mente inrnanentistas como extremadamente contextualistas, se independientemente de su recepción en la historia, se tendrá que integrar la estéti
ca tradicional ele la producción y la representación con la estética de la recepción»
abre camino un saber interpretativo, plenamente consciente de [H.-R. JAUSS, «La lfigenia ele Goethe y la de Racine. Con un epílogo sobre el carác
la radical historicidad de sus objetos y de sus propios métodos, ter parcial de la Estética ele la Recepción» ( 1973), en R. WARNING, Estética y recep
saber que, desde el impulso filosófico hermenéutico (H. G. Gada- ción (1975), trad. de Ricardo S{mchcz Ortiz, V isor, Madrid, 1989].
26 HISTORIA Y TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN... !NTRODUCCIÓN 27
como una auténtica interacción comprensiva con las obras de arte Para el diálogo6 con la obra de arte sujeta a la acción restau
en tanto textos de cu/tura.Analizando cómo se produce este diá radora puede valer una descripción similar a la que podemos hacer
logo quizá estemos en una mejor disposición para tomar partido del encuentro y la interacción con los textos considerados litera
en el debate actual sobre la restauración, aportando algunos prin rios. Como punto de partida hemos de asumir el carácter históri
cipios ele actuación definidos siempre descriptivamente (¿cómo co de nuestra investigación y situarnos en un concepto amplio
entramos en relación con los monumentos del pasado y qué hace de historia, lo que Bajtín llama el gran tiempo de la obra de arte.
rnos cuando actuamos sobre ellos en uno u otro sentido?) más que Las siguientes afirmaciones de Bajtín creo que pueden ser extra
normativamente (a través de una relación de preceptos, tal y como polables a cualquier obra de arte como respuesta sobre todo a un
se ha venido haciendo en las «cartas» de restauración, escasamen entendimiento excesivamente arqueológico de la interpretación
te operativas a efectos prácticos). hermenéutica de la obra de arte a la hora de acometer su restau
El propósito fundamental ele estas páginas, metodológicamen ración7 :
te hablando, descansaría en último término en ensayar una descrip
ción hermenéutica del funcionamiento de la restauración artística A l tratar de comprender y explicar una obra tan sólo a partir de las
condiciones ele su época[... ] jamús podremos penetrar en sus profundi
-tan sólo un bosquejo de la misma-. Más que en qué consiste dades de sentido(.. .]. Las obras rompen los límites de su tiempo, viven
o en qué ha de consistir la restauración, insisto, nos preguntamos durante siglos, es decir, en un «gran tiempo», y además, eon mucha
por cuál es su función en la coyuntura actual dentro del sistema de frecuencia tratúnclose ele las grandes obras, siempre, esta vida resulta más
la institución arte y de la cultura contemporánea en general, esto intensa y plena que en su aetualidad [...]. Todo aquello que sólo perte
nece al presente muere junto a éste8 .
es, cuáles son las instancias implicadas en la restauración corno
proceso de diálogo histórico con las obras/textos del pasado. En la vida del sentido de una obra de arte cumplen una fun
Este cuestionamiento por las condiciones en las que se pro ción agente primordial dos procesos históricos: la reacentua
duce el diálogo histórico está ya presente, lógicamente, en la pro
ción y la canonización. A nosotros nos interesa sobre todo el
pia historiografía artística. Con la consolidación ele la concien primero de ellos. Con él Bajtín incide en la importancia que tiene
cia histórica moderna (siglo xvur) ya Winckelmann planteaba la la comprensión del espesor histórico que constituye la distancia
historia del arte corno estilo, esto es, de la forma como valor siem entre los interlocutores. La noción ele reacentuación es importan
pre actual de la obra de arte independientemente ele su función te, por otro lado, para recordar que la obra ele arte es fruto a su
original, con lo cual se introducía el problema ele la interpretación vez ele una serie de reacentuaciones ele obras contemporáneas
correcta de las particularidades histórico-estilísticas del original suyas y del pasado. A través de ese espesor de lecturas interme
así como la necesidad de criticar restauraciones poco acertadas clias, más o menos acertadas, Bajtín cree posible llegar a com
en el pasado. En el campo de la propia restauración artística, tanto prender el sentido original de la obra de arte. Dicho sentido no es
Cesare Brancli como Paul Philippot, entre otros, se han cuestio
nado cómo armonizar la doble exigencia de la evidente histori
cidad del objeto artístico (que nos obliga a considerar lo que en 6 Conviene entender aquí esta noción en sentido metafórico ya que, obviamen
teoría de la restauración también se ha denominado el espesor te, la obra y el restaurador no dialogan en el sentido en el que dialogan dos perso
artístico) con la actualidad de la percepción estética5• nas. Se trata, por tanto, ele dar cuenta ele las particulares condiciones de dicho diú
logo y sus consecueneias para la actividad restauradora y para el patrimonio histó
rico-artístieo mismo.
7 Ésta sería la crítica que habría que hacer al tipo de restauración de estilo, tal
5 C. BRAND!, «El tiempo respecto a la obra ele arte y la restauración», en Teoria y como hace Paul Philippot en un párrafo extenso aunque bien significativo de lo
del restauro, Roma/Turín, 1963. Cito la versión española: n,oría de la restauración, que estamos hablando: «I:oeuvrc d'arl, le temps ... » (1995), cit., p. 7.
8 M. BAITÍN, «Respuesta a la pregunta hecha por la revista Nm'.J' Mil')), en E1·1ética
Alianza, Madrid, 1988, pp. 29-34. P. P!JILll'POT, «L?oeuvre cl'art, le temps et la reslaura
tiorm, Hisloire de l'art, 32 (1995), p. 4. de la creación Perbal, trad. de Tatiana Bubnova, Siglo X)CI, México, 1982, p. 348.
28 HISTORIA Y TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN... INTRODUCCIÓN 29
accesible síno a través de las reacent11aciones sucesivas de la obra, En un sentido paralelo a mi propuesta se expresa Paul Philippot,
que son también ya parte de ella (el texto, en este caso obra de siguiendo la línea abierta por Cesare Brandi, al afirmar que, debido
arte, no se limita a su estado «original» .inicial). No en vano es a a su compromiso con la obra de arte y su naturaleza dialéctica (esté
partir de esas reacentuaciones (relecturas y pOsíbles intervencio tica e histórica), la acción restauradora ha de tener en cuenta que
nes en las obras de arte) como llegan a revelarse sentidos po
l'oeuvre ne peut clone etrc uniquement l'objet cl'un savoir scienlifique
tencialmente implícitos en las imágenes que porta el texto. En historiquc: elle est partie intégrante ele notre présent vécu, au sein d 'une
cualquier caso, también para Bajtín existen unos limites dentro de lradition artistique qui nous relie il elle, et permet de !a ressenlir comme
los cuales la reacentuación es inevitable, legítima e incluso pro une interpellation venue du passé dans notre présent: une voix actuelle
ductiva, pero que también pueden ser sobrepasados, sufriendo dans laquelle résonne ee passé9.
entonces la obra una desnaturalización radical. Sobre el potencial
recreador del acto restaurador, Philippot no censura los casos, Esta forma de entender el reconocimiento de la obra ele arte
como la reinterpretación del Laocoonte por Montorsoii, en que se equivaldría a la precomprensión hermenéutica. El acceso a la otre
produce una nueva síntesis a partir ele una profunda asimilación dad de las obras del pasado es posible porque tanto el observador
ele la estética de la obra original, clásica en este caso, señalando como el observado ocupan un lugar dentro de la tradición artística.
igualmente el peligro que suponen las aberraciones de la llama La apertura y el reconocimiento de la alteridad del texto/obra de
da restauración de.fémtasía. arte implican una no reducción del mismo a los valores del presente
En el modelo de comunicación que hallamos en la hermenéuti o actualidad del restaurador-intérprete 10. Se sale así, como señala
ca crítica de Bajtín, corno sucede en la hermenéutica en general, es ba Bajtín, del imperio metodológico de la epistemología, que, desde
fundamental el acto de comprensión. Como descripción del diálo la estética trascendental de Kant, reducía la relación con la otre
go histórico con los textos del pasado considero este concepto extra clad a una relación del tipo Sl(jeto-objeto, en lugar de promover otra,
polable al diálogo restaurador-obra de arte. Tres son las premisas, auténticamente ética e histórica, del tipo sujeto-sifjeto 11 •
fundamentalmente éticas, que cabe señalar para este proceso: La dialógica bajtiniana (una suerte de entendimiento y prác
tica del diálogo en la interacción cultural) apunta a asegurar una
a) Una autoconciencia del propio locus enuntiationis (den auténtica interacción a través de un ACTO real de comprensión (no
tro de una determinada tradición y contexto sociocultural) o, en se trata aquí de un encuentro ideal que suprima las diferencias y
términos bajtinianos, ele la inclusión dialógica (con objeto de evi las contradicciones, o de un entendimiento abstracto del mismo)
tar tocio objetivismo ciego). o, dicho de otra forma, a través de una respuesta a una pregunta
b) Aunque pueda resultar paradójico en un primer momen que plantea nuevas preguntas.
to, la segunda condición para que se dé una auténtica compren En otro momento Bajtín describe la comprensión como un acto
sión es la extraposición, esto es, la imposibilidad de acceder e complejo cuyas fases gozan de cierta independencia semántica a
interactuar con algún otro (ya sea una persona, un texto literario,
o un film) a no ser que ocupe una posición diferente y, por tanto,
sea posible adoptar un lugar crítico. 9 P. PJIILIPPOT, «L:oeuvre d'art, le ternps ... >> (1995), cit., p. 4: «la obra de arte
e) Responsividad. Este neologismo aglutina el doble senti no puede, pues, ser únicamente el objeto de un saber científico-histórico: ella es
do de responsabilidad ética más respuesta. Con esto nos estamos parte integrante de nuestro presente vivido en el seno de una tradición artística
refiriendo al hecho de que cualquier interacción real demanda una que nos liga a ella y permite sentirla como una interpelación llegada desde e! pasa
do a nuestro presente: una voz actual en la que resuena ese pasado)).
respuesta que es al mismo tiempo sostenida por la responsabilidad w Me parece altamente significativo que Brancli conceda al restaurador la con
de alguien. Según esta noción, una restauración es una forma de dición ele infé11Jrele.
responder al lenguaje formal y a los contenidos semánticos 11 M. BAJTIN, «Arte y responsabilidad» (1919), en Estéfica de la creación ver
(indisociables como sabemos) de la obra de arte. bal ( 1982), cit.
30 H!STORJA Y TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN... INTRODUCCIÓN 31
pesar de su integración en el acto empírico de la comprensión: l .ª, continuum del tiempo; simplemente amplía la noción del mismo
percepción; 2.'1, reconocüniento (comprensión del significado desde el impulso ético de una auténtica articulación, por un lado,
repetible); 3.a, comprensión de su significado en un contexto dado ele la apertura y reconocimiento ele esa alteridad que es la obra ele
y, por último, 4.ª, la comprensión dialógica áctiva o inclusión en aéte y, por otro, ele la radical historicidad de nuestro acceso. a ella
el contexto dialógico 12• (del doble proceso ele producción-recepción en que consiste la
Para las dos primeras fases no podemos olvidar la naturaleza creación artística).
lingüística de los.textos a los que se refiere Bajtín (literarios) con Ejercitando la comprensión dialógica en esa noción amplia
lo cual está hablando de una primera toma de contacto con los sig da de la historia del sentido que es el gran tiempo ele la obra ele
nos desplegados en el texto y una inmediata comprensión de su arte, estamos en condiciones ele evitar los errores más frecuen
significado (en el sentido saussuriano sistemático del significa tes en el historiador ele corte positivista: la reducción del valor
do, como entrada ele diccionario). De tocias maneras incluso estos estético ele la obra a su condición de documento histórico (la
dos primeros momentos de la comprensión textual podrían adap obra expresa el tiempo ele su autor) o bien su absoluta actualiza
tarse en su extrapolación a la relación del restaurador con la obra ción, prescindiendo igualmente de la distancia o espesor histó
de arte: las que corresponderían a una fase fundamentalmente for rico y sometiendo por completo su interpretación al gusto contem-
mal de la comprensión del texto artístico, su percepción inicial poráneo.
del texto y la comprensión de su significado en el sistema fun . . , .
A través del concepto de horizonte de e.1.pectaflvas la estetlca
cional artístico (identificación y reconocimiento del tipo de obje de la recepción trata de dar cuenta ele la integración indisoluble
to), momentos ambos que podrían quedar encuadrados en los estu del carácter histórico y estético ele la obra arte. Gracias a él es
dios de ic01wgrcdla. El intervalo histórico, por pequeño que sea, posible describir las distintas concreciones ele la obra el� arte a lo
exige una cuidadosa consideración ele la pátina del texto artísti largo de su historia. concepto ya era bastante conoc1do en los
co, ya sea éste una obra plástica, literaria o musical 13. La tercera círculos filosóficos alemanes (Husserl, Heidegger, Gadamer) y
fase, de interpretación semántica contextual ele las formas sería había siclo introducido como tal, horizonte de expectativas, en la
propia del análisis iconológico, mientras que la cuarta y última sociología de Karl Mannheim, ocupando también un papel des
correspondería a ese nivel más alto de la comprensión histórica, tacado en la epistemología ele Karl Popper l4.
que tiene lugar en la dimensión del gm11 tiempo de la obra. ¿Cómo rentabilizar este concepto en teoría de_la restauración?
Este último estadio en ese acto complejo que es la compren primer lugar, la noción de horizonte nos penrnte subrayar ��e
sión nos puede llevar a considerar la multitemporalidad ele la obra cuaclamente la historicidad radical del objeto de la restaurac1011,
ele arte. Desde la perspectiva ética (ele acción responsable) que señalando la variabilidad de la comprensión del mismo a lo largo
proporciona la interacción dialógica con el pasado, Bajtín dis del tiempo. Asimismo nos recuerda la función social del arte en
tinguía entre el pequeiio tiempo y el gran tiempo. Este último ven su impacto sobre el horizonte ele expectativas cotidiano del espec
dría a coincidir con lo que Brancli, con una idea más idealista ele tador o lector ele la obra de arte y, por tanto, sobre su comporta
cierta extratemporaliclad de la vicia ele la obra ele arte, llama el miento social. Por otra parte, como recuerda Montserrat Igle
arte. Bajtín no saca a la obra del sias, «es el elemento metodológico que posibilita la comprensión
del carácter comunicativo del proceso literario, debido a su natu-
raleza intersubjetiva y su capacidad de descripción de la literatu res comunitarios traducidos en instrucciones de comportamiento
ra como interacción social» 15• para ser aplicadas en sihmciones específicas. Sólo existeJ1 y :funcio
A la hora de acometer una intervención restauradora sobre nan en situaciones en las que se dan varias opciones de actuación.
un monumento cualquie1:a (sea bien mueble o inmueble) debere Sé encuentra a medio camino entre las pautas idiosincrásicas (abso
_ lutamente objetivas) de comportamiento y las leyes (formuladas
mos ref1ex10nar sobre cual es su valor en nuestro horizonte ele ex
pect�tivas (rastrear el proceso histórico y las valoraciones inter de forma absoluta y en algunos casos bastante estables). Se puede
mechas que han construido la imagen que hoy tenemos de él) y inferir la utilidad de esta herramienta conceptual para un campo
tan difícilmente determinable por leyes de absoluto cumplimien
?uál puec(� ser el impacto que en dicho horizonte puede tener la to como es la restauración (en especial por lo que a la restaura
mtervenc1011 en uno u otro sentido. Tanto el objeto como nosotros
pert�necemos a una tradición artística determinada, que puede ser ción arquitectónica y medioambiental se refiere). Cabe mantener,
la misma o no, hecho que determina una serie de diferencias en no obstante, un lógico escepticismo ante la posibilidad de equi
las _ normas (leyes intersubjetivas establecidas para un espacio parar la restauración a lo que sería un proceso de traducción. A
soc10cultural concreto en un tiempo concreto) estéticas con las pesar de que ambos son dos procesos interpretativos, no creo que
que, en cada caso, el espectador se enfrenta a la obra de arte. pueda equipararse la relación restaurador-texto artístico y la que
H? intr.�ducido hace un �nome�1to un nuevo concepto en nues existe entre el traductor y el texto literario, son dos tipos ele inter
tra chscus101: sobre e� ,runc10nam1ento del proceso comprensivo venciones distintas.
en que con �1ste tamb1en el acto de comprensión, el concepto de Así pues, volviendo a la idea de norma, cuando en situaciones
norma. La idea de norma, introducida ya en el campo de la Lin o contextos recurrentes se observa la repetición de comportamien
güística por el gran especialista rumano Eugenio Coseriu, lo tomo tos parecidos, podemos inferir que ahí está funcionando algún tipo
prestado en este caso de la teoría descriptiva de la traducción. Esta de norma. Las normas se convierten así en el concepto clave para
noción marca un salto cualitativo en la historia de los estudios el estudio científico y la descripción de fenómenos sociales. Al
sobre la traducción, convirtiéndose además en uno de los concep igual que sucede en un proceso de transferencia corno es el de la
tos clav� en_ la, aproxiJ�1ación polisistémica a la cultura 16• Siguiendo traducción, en la actividad restauradora pueden (no siempre es
la descnpc1011 enunciada por G. Toury 17 , una norma es una res así) entrar en juego normas correspondientes a dos sistemas cultura
tricción de algún aspecto del comportamiento. Se trata de vctlo- les distintos, si bien la importancia que puede tener la adaptación
de las no1111as de partida a las de la comunidad receptora son mucho
más evidentes en el caso de la traducción. En la restauración, la
fidelidad a ese constructo que hemos llamado «sentido original
15 fvl. lGLESIAS SANTOS, «La estética ele la recepción y el horizonte ele expecta- del texto» es más acusada.
.
tivas», en D. V!LLANUEVA (comp.), Ava11ces en Teoría de la literatura Universi- Incluso podría funcionar un concepto secundario como el de
dad ele Santiago de Compostela, 1994, p. 49. la norma inicial (elección del traductor a inclinarse hacia el sis
16 La teoría de los polisistemas, desarrollada fundamentalmente en torno a la
• tema fuente o al de destino en ese balance de normas que tiene
figura d? llamar Even-Zohar en Tel Aviv, y de uno de sus discípulos, José Lambert
en Lovmna, describe la literatura como un sistema semiótico abierto dinámico lugar en la traducción), según el cual la adherencia a uno u otro
funciot:al Y estra(ificado, que posee un destacado papel ínstitucíonal. Los factore� tipo de normas determinará un predominio del criterio adecuación
que se rnterrelac1011an en su sistema son el producto de los textos, el consumidor, (criterio más arqueológico o filológico) o de aceptabilidad (más
el mercado, el repertorio o _código y la institución. La importancia concedida a las
relac1011es _ entre d1stln(os sistemas (literarios, artísticos o simbólicos de cualquier intervencionista) en la restauración. Las normas, en cualquier caso,
ttpo) explica la preemmecia que los estudios ele traducción tienen dentro de este ya se trate de una traducción o el� una restauración, acaban cons
ínteresant_ísimo planteamiento teórico del funcionamiento de la cultura como sis tituyendo un modelo.
tema ele sistemas. Importa también señalar que las normas deben reconstruirse a
1 7 G. TOURY, ll Searc/1 ofa Theo1y o/Thms!ation, Porter Chair of Poetics and
• _ �
Sem1ot1cs, Te] Av1v, 1980. partir de los textos restaurados, ele forma descriptiva y no pres-
34 HISTORIA Y TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN ... INTRODUCCIÓN 35
criptiva, lo que no quita que no se tengan en cuenta a la hora de y la relación, p. ej., de un cuadro en un tríptico en una iglesia
formular esa normas los textos y opiniones prescriptivas. que, al ser restaurado es descontextualizado y reenmarcado en un
Por otro lado, centrándonos ahora en el concepto ele hori museo...).
zonte �le expectativas, c �nv�ene incorporar el sentido del que aquél A la hora de restaurar una obra tendríamos también en cuen
s � reviste en la hermen�ut1ca de Gaclainer en tanto que perspec ta el grado de satisfacción que la obra obtiene en el horizonte de
t:va desde 1� q�1e nos situamos en el mundo, plataforma que al expectativas del espectador (puede haber un determinado tipo de
tiempo qu� lurn�a el alem:ice ele nuestra visión nos proporciona un obras que cumplan esas expectativas mientras que otras no, por
punto de vista, falsable siempre como diría Popper, pero necesa no encontrarse «de moda», etc.).
_ Desde esta perspectiva trataríamos de responder también a
no, sob�·e. el objeto. Est� horizonte se caracteriza igualmente por
su mov��1da�d ( «E.l ho7·1z.onte se desplaza al pas? de quien se cómo se relaciona el restaurador con las normas implícitas en la
mueve» , ). �¡ matiz mas importante del que se reviste el concep obra de arte (aquellas que intersubjetivamente le valieron el sta
to en el amb1to ele la hermenéutica es la incontrovertible -aun tus obra ele arte valiosa en su contexto original o en contextos
que a menudo olvidada·- realidad del condicionamiento situacio intermedios), y hasta qué punto su intervención está creando y
nal ele la comprensión . promoviendo nuevas normas de valor artístico, de comunicación
La comprensión, entendida en sentido hermenéutico no con artística. Esto nos lleva ele la mano a considerar y tener muy en
siste única ni principalmente en la reconstrucción del se1;tido ori mente el carácter activo y responsable de la acción interpretativa
ginario del texto (algo mucho más evidente en el caso de la litera en que consiste la intervención restauradora.
t�1rn.�, cl�da la naturaleza ambivalente ele su propio material ¿Cuál sería-puestos a ensayar un ejemplo-- el horizonte de
l �ngu1stico � que .e1! la� artes plásticas puede oscilar entre la mayor expectativas de un lector medio de la Capilla Real de Granada?
riqueza pluns1gmf1cat!va de una pintura y la ele un edificio, p. ej.), Cuando queremos readaptar un monumento a las necesidades
es�o. es, en el descubrimiento de la pregunta a la que dicho texto actuales no podemos olvidar que éstas se inscriben en el curso de
ongmalmente responde. Cuando la obra de arte -corno el libro una tradición en la que el contexto original toma parte, al igual
llega hasta nosotros, ya se ha convertido en algo muy distinto de que decisiones anteriores que han contribuido a crear la fisono
lo que escribió el autor y leyeron sus contemporáneos. Es así como mía heredada de dicho monumento. Ello no implica conceder la
podemos hablar ele un diálogo entre contextos al referirnos a la máxima autoridad al pasado y aceptar las decisiones de nuestros
acción restauradora, un diálogo mediado por el resto de cliá!oaos predecesores en el diálogo con la obra de forma acrítica. La inter
previos y futuros ele lo que Gadamer llama la historia efectt7al. vención siempre es legítima, pero ha de estar basada en una autén
De este modo se relativiza también el peso del locus emÍntiatio tica relación dialógica, en una investigación seria y rigurosa de
nis ��tual que, a p�s �r de su c01:1promiso ineludible y de su reper esa historia efectual o espesor histórico que media nuestra inte
cus1?n en la acc10n mterpretativa (restauradora), no puede con racción con el pasado. Las decisiones que se hayan de tomar suce
vert1rse en absoluto . derán a una auténtica apertura comprensiva a las sucesivas lec
turas del pasado, con pleno derecho a intervenir sobre ellas (aquí
.Heredera dü:ecta de la hermenéutica, la estética de la recepción entra el controvertido debate en torno a las lagunas o voluntad res
se impone precisamente la tarea del análisis de esa diferenciación
de los códigos y normas implicadas en los distintos horizontes que tauradora de dejar constancia de pasos intermedios en la historia
entran en contacto (fitsión, según Gadamer) y para ello se sirve del efectual de la obra de arte).
concepto de horizonte de expectativas (cuál era la función, el valor Al analizar el horizonte de expectativas evocado por el monu
mento (y fijémonos que se dice «evocar») tendremos en cuenta
las características del estilo Reyes Católicos, la función del edi
18 H . G. GADAMER. Verdad v Método 1960), trad. de Ana Ague! Aparicio y Rafa- ficio con el programa iconográfico desplegado en él, religioso y
el de Aparicio, Sígueme, Sala1;1anca, 1 pp. 374-375. político, el significado de introducir rasgos estilísticos conside-
36 HISTORIA Y TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN... INTRODUCCIÓN 37
rados internacionales, el recién estrenado sentimiento de unidad En cualquier caso es necesario no confundir el horizonte de
nacional, etc. Igualmeüte habrá de tenerse en cuenta el horizon la experiencia hermenéutica (la determinación situacio_nal de nues
te de expectativas (artístico, social) qe la contemporaneidad, cuyos tra comprensión) con el concepto manejado con Jauss (horizonte
gustos artísticos (estilísticos) han variado necesariamente, cuyo de expectativas) que estoy tratando de importar a nuestro campo
concepto del arte mismo ya no es el mismo, cuyas pautas de com ele interés. El horizonte de expectativas, como noción metodoló
portamiento social respecto a la obra de arte (cuya función ya no gica que posibilita la objetivación y reconstrucción de las expecta
es la misma) son necesariamente distintas. Las dificultades en la tivas ante las que es recibida una obra a lo largo de su historia,
reconstrucción del horizonte original varían, como ya he indica se determina por datos ele índole artística, histórica y social, yendo
do, de una a otra modalidad artística. Este factor habría de tener más allá ele la dialéctica hermenéutica de pregunta y respuesta con
se muy presente a la hora de establecer normas de restauración la que está relacionada nuestro horizonte de experiencia estética.
para una tabla flamenca, un fresco en el Vaticano, una escultura El carácter colectivo y no homogéneo ele la recepción, esto es, la
policromada barroca o la fachada de una catedral. imposibilidad de plantear un horizonte de expectativas uniforme,
Más cuestiones nos asaltan en este punto: ¿qué efecto busca el nos lleva a ampliar la noción y hablar ele horizonte de expectati
restaurador en el horizonte ele expectativas del espectador?, ¿con vas social, incluyendo en nuestro radio ele interés el análisis ele
firmarlo o subvertirlo?, ¿cómo y por qué? En cada etapa histórica las expectativas, normas y funciones extraartísticas. Así llegaría
el horizonte de expectativas estará conformado de forma tal que mos a determinar la función que cumple la restauración dentro
en la acción restauradora, al igual que en la propia creación artís del polisistema artístico, así como los distintos agentes o com
tica, el valor artístico se mida en función ele la ruptura o por el ponentes del propio sistema que podríamos llamar restauración
contrario de la satisfacción del gusto del público. Entramos aquí conservación: las obras-textos, los restauradores/conservadores,
en el papel que puede desempeñar la restauración en los procesos las instituciones financiacloras ele las acciones restauradoras, las
de canonización artística ( qué es aceptado como estéticamente políticas oficiales en conservación y-restauración ele patrimonio,
valioso, incluso como digno de ser considerado artístico). Al socai las cartas e institutos ele restauración, los particulares o institu
re de estos planteamientos podríamos iniciar también una crítica ciones propietarios ele los textos objeto ele restauración, el públi
de la normativización de lo nuevo como criterio restaurador en la co y sus horizontes de expectativas. Teniendo en cuenta este con
intervención sobre obras del pasado ( con lo que de peligrosa junto ele factores, junto a la dinámica ele comprensión anteriormente
ahistorización y mitificación ele la dinámica mercantil lleva consi descrita (que implicaría, como ya sabemos, un estudio funcional
go). Esta circunstancia, desgraciadamente demasiado frecuente responsable del contexto de partida), estaremos en disposición de
en nuestros días, se produce cuando se impone el deseo de borrar aislar una serie de normas para cada caso o, mejor dicho, para
el espesor histórico en que se ha movido la obra de arte del pasa cada tipo ele restauración. La descripción ele aquellas constantes
do para restituirle una presencia actual 19• El resultado de esta tacha mayoritariamente repetidas en situaciones concretas ele acción res
dura del tiempo es lafals(ficación. tauradora, junto al estudio de su impacto en ese medio ambiente
que hemos llamado horizonte de expectativas social ele los desti
natarios ele la obra de arte restaurada, nos permitirá un conoci
19 Philippot vuelve a aportar algunos ejemplos para el caso ele la restauración, miento más objetivo del fenómeno restaurador, así corno prede
como la Stoa de Ata/o en el ágora ateniense, completamente reconstruida sobre la base cir y recomendar futuros comportamientos ante situaciones ya
ele un mínimo ele fragmentos, o la fachada medieval ele Santa María in Cosmeclin, des estudiadas y analizadas.
pojada ele su versión barroca y ampliamente rehecha, o, sobre tocio , la restauración El tiempo ele la restauración, en resumen, es el presente (auto
completa del monumental conjunto del Colonial Williamsburg, cerca ele Filadelfia, la
antigua sede del gobernador inglés antes ele la proclamación ele la independencia. Esta consciencia del locus enuntiationis), pero un presente en el que
reconstrucción se lleva al extremo ele un intento ele reproducción de la vicia original se reconoce a la obra como pasado (extraposición y apertura a la
del tiempo en tocia la ciudad [«L:oeuvre cl'arl , le lemps ...» (1995), cit., p. 7]. alteridad ele la obra). La auténtica restauración debe dar respuesta
38 HISTORIA YTEORfA DE LA CONSERVACIÓN... lNTRODUCCIÓN 39
a esta complejidad de la comprensión histórica en juego en el terna»21 • A través de ellos, y dentro del espíritu contrarreformis
acto restaurador. Esta restauración auténtica, corno también opi ta de la época, se exalta el culto eminentemente postridentino a la
nan Brancli y Philippot, no se puede permitir ni considerar el tiem Eucaristía, a los mártires, a las reliquias y a los santos, especial
po como reversible ni abolir la historia. Debe respetar las trazas niente de la Compañía de Jesús.
ele la vida histórica de la obra (pátina: y modificaciones signi El retablo mayor (fig. 1), verdadera «máquina-espectáculo»,
ficativas de la obra de arte) al tiempo que reconocer su propia fue realizado en 1654 y ofrece ya esa grandiosa monumentaliclad,
historicidad como práctica incluida en la traditio operis. A la hora propia de esta segunda mitad del siglo, que se expresa a través
de intentar restablecer la unidad potencial de la obra, se deberá ele los elementos arquitectónicos y decorativos y donde el espa
operar de forma que pueda identificarse la integración ele las lagu cio cóncavo o convexo -según la posición- del gran manifes
nas, en principio destinada a devolver al original su máximo de tador adquiere un relevante protagonismo. Está dotado, además,
presencia, ele modo que el resultado pueda indentificarse como de un complejo e ingenioso mecanismo interior, que hacía girar
lo que es: «une interprétation critique actuelle, et non une pré -y aún hoy es practicable- las distintas partes de su estructura
tension a reprendre la démarche créatrice et a abolir le tcmps en función de las exigencias del culto.
écoulé» 2º . El primer cuerpo está centrado, como ya he anticipado, por un
suntuoso templete que, cerrado, presenta su parte convexa ador
nada con las figuras de los cuatro evangelistas, obras del escultor
la restauración conw «disputa»: comentario granadino Pedro e le Mena y una Virgen y un San Pablo e le dife
sobre un caso granadino rente autoría, colocadas en nichos enmarcados por columnas parea
das ele mármol negro que contrastan con el dorado del fondo.
En la práctica restauradora son numerosos los casos en los que Mediante el mecanismo aludido es posible hacerlo girar, ofrecien
el verdadero diálogo con la obra ele arte es sustituido por una autén do entonces la parte cóncava, destinada a la exposición ele la Euca
tica «disputa». Quiero hacer aquí referencia a un caso granadino: ristía. La iconografía del retablo se completa con una serie ele lien
la intervención ele un importantísimo conjunto del barroco del zos, pintados por Pedro Atanasia Bocanegra en su época ele
xvu, el retablo mayor ele la actual parroquia de los santos Justo y madurez artística ( 1665), que representan diferentes episodios de
Pastor (antigua iglesia jesuítica de San Pablo), cuya construcción la vida de San Pablo, a quien se dedicó el templo.
se inicia en 157 5, prolongándose hasta 173 9, fecha en la que se En el segundo piso, ocupando la parte central (también gira
realiza la portada principal. toria mediante un ingenioso juego ele pedales) y sobre el taber
Este conjunto arquitectónico, sin duela uno de los más impor náculo, se sitúa una gran escultura del Crucificado, de bello mode
tantes de la Compañía ele Jesús, encierra en su interior unos valio lado y de tamaño superior al natural, que oculta un gran lienzo de
sos y significativos retablos -cuatro en el crucero y el ele la capi Bocanegra representando la Conversión de Sa11 Pablo, asimismo
lla mayor- realizados por el hermano Francisco Díaz ele Ribero, ele gran monumentaliclad y de líneas movidas y expresivas. El resto
quien, como ha señalado el profesor Sánchez-Mesa Martín, que de las pinturas -cuatro en total- ocupaba hasta hace poco las
los ha estudiado en profundidad, logró «en todo el conjunto una calles laterales. A la izquierda, según la posición del espectador
interesante homogeneidad de proporciones, estilo, colores y y en el primer cuerpo, San Pablo predicando el nombre de Jesús
ambiente, bajo la iluminación de la cúpula sobre tambor y con lin-
V.' ll1 Capilla Sutma redescubtel'fa 34 C. H. WlLSON, Lije anc/ /York of'Miche/a11gelo, Londres, 1876; BIAGETTI,
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º ue/ Aiwe '" / c.icu
, .. ¡IOI; pmtory arquitecto, Alia logía; J. J.WILDE, «The Sixtínc Ceilíng», en Micl1elc111gelo, Six lectw·es Johc111-
1985, p. 34. nza, Madrid,
11es Wi!de.
48 HISTORIA Y TEORÍA DE LA CONSERVACIÓN. . .
para
vioe l ta/am ar illo; negro/rojo. E l color más oscuro s e utiliza
las s b
m ra s
y el más claro para las luces y el tono medio se obtie
o
ne supe r po n ie ndo a mbos, creando así «sombras relucientes».
En cu anto a la técnica de aplicación utilizó una técn ica muy
sue ta ,
l n on fi n it a, como consecuencia de la rapidez de ejecución
d lio trabaj o que realizaba en una sola jornada (los lune
y el a m p
mp lo , están hechos en tres jornadas; algunos en dos)
.
tos, por eje
Ac túa como s estuv iera a justando el foco de una cámara: el pr i
i
me r término «te rminado » el segundo produce ya un efecto de
, ;
i n ás le jano s apenas son un «esbozo». Apli
sf ana o, los térmi os m
t