Está en la página 1de 2

Misión

Era de noche cuando el capitán Bocón nos pidió que nos preparamos para una nueva
misión. Mis compañeros y yo le hicimos caso, ya que tiene la fama de tener poca paciencia,
así que nos vestimos y cogimos todo lo que necesitábamos para ir a la cafetería, donde nos
explicarían está misión.

Cuando llegue solo faltaba el capitán, así que me puse en el sitio que me correspondía que
se encontraba al lado de mis mejores amigos en el ejército, los cuales eran Carlos, mejor
conocido como “Patapez” y Anastasia, mejor conocida como “Anestesia”. Me puse hablar
con ellos sobre que creíamos que trataba la nueva misión.
De repente los demás compañeros se callaron, eso significaba es que había llegado el
capitán Bocón y que teníamos que ponernos firmes.
Todos estábamos callados, esperando a que comunicara la tarea, pero, en cambio, nos dijo
que cogiéramos todo el armamento y que nos dirigiéramos a la pista donde se encontraban
los helicópteros. Todos nos mirábamos entre nosotros confusos, esperando que nos diera la
información importante, pero eso nunca paso, así que hicimos lo que pidió y nos dirigimos
hacia los helicópteros, en que cada uno cabían unas cinco personas. En el que yo me subí
nos encontrábamos Patapez, Anestesia y dos compañeros más. No sabíamos a donde nos
dirigíamos, hasta que vi por la ventana. No entendía por qué íbamos hacia la dirección de la
Casa Blanca y que tenía que ver ella con la misión.
Al llegar bajemos sin hacer ruido y escondiéndonos. Los alrededores estaban totalmente
destruidos, y decidí ir hacia el capitán para pedirle una explicación. De camino a él, se
escuchó una explosión muy cerca de nosotros y comenzaron a disparar entre el polvo que
había creado la explosión, no se veía nada y mucho menos a que le estaban disparando,
pero sonaba como algo metálico. Cuando terminaron de disparar, el polvo se iba poco a
poco y ya se podía ver con claridad. Fui a ver a que le habían disparado, me quede atónita
al ver que era. Resultaba que era un robot que llevaba un gran armamento como pistolas o
bombas. Rápidamente, retrocedí casi cayéndome por el mal estado de la calle y me dirigí
furiosa hacia el capitán. Le pedí explicaciones de lo que pasaba, pero no me las dio, así que
saque mi arma y le apunte al pecho, histérica le dije que me las diera. Accedió a darlas y
pidió que nos acercamos a él. Entonces nos explicó que un científico llamado Eret se había
apropiado de la Casa Blanca para crear una fuente de energía para su ejército de robots
con inteligencia artificial, con el objetivo de ser el rey de Estados Unidos y que todas las
personas estén a sus pies.
Nos quedemos sorprendidos, pero también confusos del porqué no lo había dicho desde un
principio. Dejando esa confusión atrás, el capitán nos dijo el plan que había, el cual era
entrar a la Casa Blanca para cerrar la fuente de energía para así terminar con los robots.
Nos dirigíamos en grupos de tres, que claramente iba con Patapez y Anestesia, hacia la
Casa Blanca, sin hacer ruido y con cuidado. Nos encontrábamos ya dentro, no veía ningún
rastro de una fuente de energía, pero si de robots. La única manera de ir hacia otras salas
era tirar una bomba, así que Patapez tiro uno y conseguimos pasar. A partir de ese
momento decidimos separarnos, Anestesia fue hacia el piso de arriba, Patapez se quedó en
el que estábamos y yo fui hacia el de abajo.

Bajando las escaleras con el arma cargada y cuidadosa, vi como robots salían de una sala
grande que desprendía una brillante luz azul, decidí tirar una bomba para poder entrar. Me
tape los oídos y cuando exploto, entre a en la sala. Me encontré a Eret tirado en el suelo,
pero rápidamente sé levanto y mando a dos robots que me mataran. Resultaba que podía
controlarlos con un artefacto que parecía una tablet, así que antes de que los robots me
dispararan le dispare a la tablet para ver si se detenían, y sí que lo hicieron.
Solté un gran suspiro y me dirigí al científico. Apuntándole con el arma le exigí que apagara
la fuente de energía, pero no me hizo caso, así que le dispare a la pierna. Sus gritos de
dolor se mezclaban con mi respiración fuerte. Pensaba que no lo iba a hacer, así decidí ver
si por mi misma lo podía hacer. Pero de repente escuche “! Duele demasiado¡… Te
ayudaré si me ayudas”. Accedí a la propuesta, aunque no me gustaba eso de ayudarlo.
Lo desconecto todo y los robots se apagaron, desde afuera podía escuchar a mis
compañeros gritando de felicidad al ver que había terminado todo esto.

También podría gustarte