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La Invención de lo Humano

(La Operatividad del Sentido de Humano o Sobre lo considerado y


comprendido como humano)

Presenta

Carlos Heriberto Vega Marquez

Índice

• Introducción…………………………………………………………………………………..6
• 1) Argumento sobre la legitimidad de mi propuesta sobre la Operatividad del
Sentido de Humano y sus múltiples dimensiones para el entendimiento de la
C&C de los entes como humanos…………………………………………………..8
• 2) Argumento sobre la dimensión del lenguaje…………………………………..10
• 3) Argumento sobre la dimensión de los fines……………………………………10
• 4 Argumento sobre la dimensión propagandística……………………………….11
• 5) Argumento sobre la dimensión de las prácticas de determinación…………12
• 6) Argumento sobre la dimensión de la ratificación legal……………………….12
• 7) Argumento de la dimensión historista………………………………………….12
• Capítulo 1 Etimología y otros aspectos del vocablo: del hombre y del
humano………………………………………………………………………………………14
• 1.1 Consideraciones preliminares sobre la etimología de hombre y
humano………………………………………………………………………….16
• 1.2 El vocablo hombre desde la visión normativa y descriptiva de la
lengua…………………………………………………………………………...17
• 1.2.1 Otros aspectos dejados de lado y que los hablantes
enuncian respecto al vocablo hombre… Observación del ethos
lingüístico………………………………………………………………..22
• 1.2.1.1 El hombre como adjetivo……………………………. 23
• 1.2.1.2 El hombre como verbo………………………………..23
• 1.2.1.3 Prefijos, sufijos y la raíz etimológica de hombre y
tierra………………………………………………………………..24
• 1.2.1.4 Neologismo “onvre”: sucedáneos de un particular
sentido de hombre………………………………………………24
• 1.2.1.5 Reflexiones de la revisión del vocablo hombre………26
• 1.3 El vocablo humano desde la visión normativa y descriptiva de la
lengua…………………………………………………………………………....27
• 1.3.1 Otros aspectos dejados de lado y que los hablantes
enuncian respecto al vocablo humano… Observancia del ethos
lingüístico………………………………………………………………..32
• 1.3.1.1 El vocablo humano como sustantivo propio………33
• 1.3.1.2 Lo humano: substantivación de una palabra……..33
• 1.3.1.3 Hacer de “humano” un verbo: humanizar…………35
• 1.3.1.4 Otras consideraciones: definiciones ostensivas y las
palabras humano y hombre……………………………………38
• 1.4 Sembrar, fertilizar y cosechar un terreno: reflexiones preliminares
sobre el parangón entre el vocablo hombre y humano………………39
• Capítulo 2 De la Ontología a lo Operatividad del Sentido……………………..43
• 2.1 La Operatividad del Sentido de humano…………………………….47
• 2.1.1 Exceso de significación e indeterminación………………..47

• 2.2 Lo social, el lenguaje, la lengua y el humano (SLLH): El sentido


de humano representado en múltiples signos lingüísticos…………….53
• 2.2.1 Consideraciones preliminares sobre la comunicación, el
lenguaje y la lengua……………………………………………………53
• 2.2.2 Otras consideraciones preliminares sobre los signos y los
sentidos…………………………………………………………………57
• 2.2.3 SLLH: Palabras orales y escritas………………………….60
• 2.2.3.1 Palabra oral: Sonido humano……………………….60
• 2.2.3.2 Palabra escrita: Palabra escrita humano………….60
• 2.2.3.3 Consideraciones adicionales…………………………..61
• 2.2.4 SLLH: Manifestaciones del sentido humano en las Bellas
Artes……………………………………………………………………..61
• 2.2.4.1 Escultura: El Pensador (Le Penseur) de Auguste
Rodin de 1902…………………………………………………..62
• 2.2.4.2 Pintura: Niño geopolítico viendo el nacimiento del
hombre nuevo de Salvador Dalí de 1943…………………..62
• 2.2.4.3 Música: Humano de Lido Pimienta de 2018…….63
• 2.2.4.4 Arquitectura: Alicia de Selva Mágica (museo del
cuerpo humano)…………………………………………………64
• 2.2.4.5 Literatura/ teatro/ Cine: Van Helsing: el cazador de
monstruos. Dirigida por Stephen Sommers en 2004…….66
• 2.2.5: SLLH: Personajes…………………………………………….68
• 2.2.5.1 Personaje: Monstruo de Frankenstein, Pinocho y
Shrek………………………………………………………………68
• 2.2.6: SLLH: Tropos: metáfora……………………………………..71
• 2.2.6.1 Metáfora: El naufrago, el extranjero y el
viajero……………………………………………………………..71
• 2.2.7: Reflexiones sobre el presente apartado………………….72
• 2.3 Lo social, el lenguaje, la lengua y el humano (SLLH): Múltiples
sentidos de humano representados en un mismo signo: La palabra
oral y escrita…………………………………………………………………..74
• 2.3.1: SLLH: Definiciones conceptuales en las áreas del
saber…………………………………………………………………….75
• 2.3.1.1 Biología: Homo sapiens y otros homos: El
problema en la historia biológica de nuestra especie para
definir si otros homos son o no considerados
humanos…………………………………………………………...76
• 2.3.1.2 Diccionarios: Capítulo primero de este trabajo……82
• 2.3.1.3 Articulaciones de sujetos particulares: Cualquier
intento de definición conceptual sobre lo que es el
humano…………………………………………………………….83
• 2.3.2: SLLH: Taxonomía- social: entes incluidos en la
categoría taxonómica- social “humano”……………………………83
• 2.3.2.1 Embrión menor a tres meses y feto mayor a tres
meses: Progresistas, conservadores, el aborto y el sentido
de humano………………………………………………………..84

• 2.3.2.2 Humano crecido: neonato, infante, adolescente,


adulto, viejo: Los indígenas de la Conquista
Española…………………………………………………………...91
• 2.3.2.3 El cadaver de “humano”: Cuerpo desmembrado,
destazado, desollado…………………………………………….92
• 2.3.2.4 Sophia la robot: Sophia la robot como humana y
como ciudadana………………………………………………….94
• 2.3.2.5 Dioses y semidioses: Jesús de Nazaret; Jupiter y
Mercurio……………………………………………………………95
• 2.3.3: SLLH: Taxonomía- social: Características que podrían
ser consideradas fundamentales en los entes C&C Como
humanos. O bien, características que ponen en duda si
podrían ser o no ser fundamentales para que un ente sea
C&C humano…………………………………………………………..96
• 2.3.3.1 La razón…………………………………………………...98
• 2.3.3.2 Conciencia como autoconciencia……………………..99
• 2.3.3.3 Conciencia como elemento social (conciencia
social)………………………………………………………………99
• 2.3.3.4 Conciencia y duda de la propia existencia………..99
• 2.3.3.5 Reconocimiento del propio cuerpo físico………….100
• 2.3.3.6 Reconocimiento del propio cuerpo psíquico….…..100
• 2.3.3.7 Pensamiento…………………………………………….100
• 2.3.3.8 Planificación……………………………………………..101
• 2.3.3.9 Hablar……………………………………………………101
• 2.3.3.10 Comunicación mediante la lengua/ idioma….…..101
• 2.3.3.11 Escritura………………………………………………..101
• 2.3.3.12 Creatividad como facultad de generar algo
más………………………………………………………………..102
• 2.3.3.13 La forma externa…………………………………….102
• 2.3.3.14 El estado de evolución……………………………..103
• 2.3.3.15 Lenguaje articulado…………………………………..103
• 2.3.3.16 Derechos Civiles………………………………………103
• 2.3.3.17 Derechos humanos…………………………………..104
• 2.3.3.18 Ser político……………………………………………104
• 2.3.3.19 Moral……………………………………………………105
• 2.3.3.20 Ideología……………………………………………….105
• 2.3.3.21 Humano en potencia………………………………..105
• 2.3.3.22 Padres humanos……………………………………..105
• 2.3.3.23 Mamífero……………………………………………….106
• 2.3.3.24 Material genético……………………………………..106
• 2.3.3.25 Siamés………………………………………………….106
• 2.3.3.26 Anomalías y mutilaciones…………………………..106
• 2.3.3.27 Dolor……………………………………………………107
• 2.3.3.28 Alma…………………………………………………….107
• 2.3.3.29 Deseo…………………………………………………..108
• 2.3.3.30 Locura…………………………………………………..108

• 2.3.3.31 Soñar como proceso simbólico……………………108


• 2.3.3.32 Conocimiento de la vivencia de algo llamado
tiempo…………………………………………………………….109
• 2.3.3.33 Sentido de la vida…………………………….……..109
• 2.3.3.34 Valor de la vida………………………………………..109
• 2.3.3.35 Libertad………………..………………………………109
• 2.3.3.36 Abstracción…………………………………………….110
• 2.3.3.37 Estupidez………………………………………………110
• 2.3.3.38 Empatía………………………………………………..111
• 2.3.3.39 Gestos………………………………………………….111
• 2.3.3.40 Meditaciones finales de este apartado……………..111
• 2.3.4: SLLH: La yuxtaposición, fusión, mezcla y condensación de
sentidos: los hablantes y el exceso de sentido………………..112
• Capítulo 3 Más allá de la Dimensión del Lenguaje y sus manifestaciones: otras
Dimensiones y otras funciones concatenadas a la Operatividad del Sentido de
Humano……………………………………………………………………………………..117
• 3.1 Fines en la determinación de un ente o una característica como
incluida en la taxonomía social “humano”………………………………123
• 3.1.1 Político- ideológico: El derecho a decidir sobre el propio
cuerpo de las mujeres en relación al aborto……………………….125
• 3.2 Propaganda: Promoción de los sentidos de humano en las prácticas
sociales al estilo “Efecto Charcot”…………………………………….…..136
• 3.3 Prácticas de determinación de lo humano: Alguien lo señala;
asunción propia………………………………………………………………148
• 3.4 Ratificiación legal…………………………………………………….….153
• 3.5 La historización y el sentido de humano: ¿Cómo logramos la
unidad del sentido de humano?…………………..………………………..161
• Conclusiones………………..……………………………………………………………177
• Bibliografía…………………..……………………………………………………………180

Introducción

Al menos, sin embargo, creo que si prestamos atención a estas cuestiones podemos
aclarar algunas confusiones que se dan en filosofía; y después de todo la filosofía se
usa como un chivo expiatorio, exhibe confusiones que son realmente las confusiones
de todo el mundo.

John Langshaw Austin

Desde hace más de dos milenios en Occidente se ha intentado responder a la pregunta


¿Qué es el hombre? Por tradición, se ha buscado la respuesta a la cuestión
frecuentemente desde el campo de la Ontología y hasta Kant en el campo de la
Antropología Filosófica, como vemos, en ambos casos en el terreno de la Filosofía
principalmente. La multitud de respuestas que se han dado es tanta como quienes se
dan a la tarea de pensar en ella, o bien, como quienes hacen un intento por
responderla. Mas hay algo en común que tienen estas meditaciones, lo cual,
desde aquí lo planteo como un problema. Me refiero a la frecuencia con que se
piensa en el hombre, como un hombre crecido. Esta observación mía, ha sido una
fundamental que guía el presente trabajo, pues con la entrada de las posturas
contemporáneas y los debates sociales respecto al estatuto del hombre, se ha abierto
la mirada a cuestionar si otros tipos de entes —embriones, por ejemplo— u otros
estados de desarrollo del hombre/humano (como prefiero nombrarle) son o no
considerados humanos o bien, si su estatuto ontológico es el del humano. Y claro, no
es que antes no se haya pensado en otros entes como los embriones, pero no como se
ha hecho ahora.
Por mi cuenta, navego con la idea de que abordar una vez más el estatuto
ontológico del hombre implica, muy seguramente, regresar a lo que ya se dijo. Lo cual,
no es propiamente negativo a mi parecer, pero considero que se han descuidado una
serie de aspectos que tienen que ver con las prácticas de los humanos, tales como

cuestiones lingüísticas, o bien, prácticas propagandísticas e incluso, cuestiones sobre


aspectos jurídicos, entre otras dimensiones, como les llamo. Es decir, se ha dejado de
lado que detrás de la consideración y comprensión de los entes como humanos hay
una Operatividad del Sentido de Humano. Dicha operatividad se da entre los
procesadores de sentidos, es decir, los llamados humanos, los cuales son
principalmente los ya crecidos.
A partir de aquí, siempre que se hable de la considerar y comprender, se utilizaré
la nomenclatura C&C. Esto aplica para la conjugación, por ejemplo: consideración y
comprensión, etc. Además, cuando hablo del sentido, estoy pensando en la
comprensión, la cual comprende la idea y también el significado (la definición de un
término). Ambos podrían estar relacionados aunque son distintos. A razón de lo anterior
—y otra serie de puntos que desgloso en el texto— yo me dedico a investigar y sobre
todo a meditar y proponer algo distinto a lo que tradicionalmente se ha hecho, a saber,
recurrir a la pregunta ontológica.
Mi estudio del humano ha seguido, viendo en retrospectiva, tres preguntas que
me he hecho, mismas que fueron formuladas en el siguiente orden, esto a través del
tiempo en que me he ocupado de este tópico. Las cuales son, a saber: 1) ¿Hay algo en
común en todos aquellos entes que llaman o han llamado humanos?; 2) ¿Cómo opera
el sentido de humano en los hablantes y en las prácticas sociales?; 3) ¿Cómo logramos
la unidad del sentido de humano?
Me centro sobre todo en la C&C de los entes como humanos. Y es que considero
que más allá de hablar de esencias o esencia del humano es necesario dar un paso
atrás para poder ver el panorama de cómo es que se articulan las concepciones del
humano, es decir, poder ver la Operatividad y con ello el proceso de C&C. Por
supuesto no verla como una cosa, sino, como una práctica, como una función. Pues no
todo lo que se habla del humano está en el ente en sí. Así, creo que tenemos un ente o
mejor dicho, desde la idea que parto en mi meditación, un abanico de entes, los cuales
por una serie de circunstancias serán o no C&C como humanos y en muchos casos,
independientemente de su supuesto estatuto ontológico. Lo anterior, dado
precisamente por la Operatividad y las Dimensiones que hay en ella.

Esto me lleva a hablar de la Invención de lo Humano, mas con esta expresión no


digo que se invente al ente en cuanto ente, sino, que se inventa nuestra C&C del ente,
de los entes. Pues parto de la idea de que C&C son movimientos dialógicos,
interrelacionados. Cabe aclarar que no los concibo como aspectos o procesos
exclusivamente psicológicos —que no engañe la elección de palabras que hice—,
antes, estoy pensando en acuerdos que hacen las comunidades de hablantes en los
cuales latente o patentemente toman a un ente como propio, perteneciente a Humano.
Considerar implica la asunción y señalamiento de un ente como tal y comprensión,
como el aspecto cognitivo- social, como la idea y significado que se tiene de Humano.
Así, hablar de la invención de lo humano, implica hablar de la C&C de los entes
como humanos, lo cual puede estar profundamente ligado a su estatuto ontológico —
sea cual fuere, pues aún no me he decantado por alguno, pues considero que existen
inconsistencias en ciertas reflexiones, en general, debido a que se toma la parte por el
todo— o bien, puede no estar para nada ligada, la C&C, al supuesto estatuto
ontológico. Defiendo la postura de que hablar de la C&C de los entes como humanos
implica hablar de una Operatividad del Sentido de Humano. Y dicha Operatividad no se
delimita al estudio del ente en cuanto ente, sino, que está articulada por un enramado
de dimensiones, las cuales mencionaré brevemente más adelante. Como consecuencia
de esto, pretendo defender la tesis de que el estudio de la C&C de los entes como
humanos va más del lado de la Operatividad que de la Ontología. Dicha tesis la
pretendo sostener a partir de los siguientes argumentos:

1) Argumento sobre la legitimidad de mi propuesta sobre la Operatividad


del Sentido de Humano y sus múltiples dimensiones para el
entendimiento de la C&C de los entes como humanos

Hablar del estudio de la C&C de los entes como humanos, no se delimita propiamente
al campo de la Ontología. Pues: 1) no siempre se usa el vocablo humano para referirse
al ente en sí, si no que existen múltiples usos, lo cual podemos extraer a partir de una
Dimensión Lingüística de la Operatividad; 2) existen Fines que influyen en la promoción

y/o determinación de los entes como humanos, que desde el entendimiento particular
que se le da aquí a los fines, no es campo de la Ontología sino de la Operatividad;
además; 3) prestar atención a Prácticas Propagandísticas en torno a la promoción de
cierto sentido de humano tampoco necesariamente son campo de esta disciplina
filosófica. Cabe aclarar que debe evitarse tomar la palabra propaganda en su matiz de
algo turbio para engañar a las gentes, sino, en el sentido de promover algo; 4) las
Prácticas de Determinación, como el señalamiento y asunción de los entes como tal, no
son propiamente objeto de estudio de la Ontología, sino de la Operatividad; 5) las
Prácticas de Ratificación Legal tampoco son objeto de la mencionada disciplina
filosófica, al menos no en el tratamiento que le doy aquí e incluso 6) la Dimensión
Historista tampoco es parte de sus intereses.
Como vemos, hablar de la C&C de los entes como humanos implica una
profunda complejidad que hace necesaria la aparición de la Operatividad del Sentido
de Humano, la cual presupone que estas dimensiones, u otras que podrían estar, estén
realizando múltiples movimientos dentro de sí mismas y entre ellas, al momento de
promover y determinar los sentidos de humano. Pues dichos sentidos de humano son
el resultado de la dinámica entre el Procesador de los sentidos (nosotros mismos, los
crecidos) y las dimensiones en sí y claro, entre un procesador a otro, lo cual presupone
una intersubjetividad. Esta dinámica, da entonces por resultado un particular sentido de
humano que será promovido y posiblemente determinará la C&C de los entes como tal.
Y finalmente, ese sentido entrará en la dimensión de lo social.
Como consecuencia, al hablar de la C&C de los entes como humanos, se hace
legítimo el remitirse a un esquema más amplio de entendimiento de los Movimientos
que ocurren detrás de la promoción y/o determinación de los entes como tal, lo cual no
necesariamente se colma con remitirnos a una visión ontológica.
Con base en la legitimidad expuesta, puedo desglosar a continuación más a
fondo las distintas dimensiones que rescaté y propuse para el entendimiento y estudio
de los entes como humanos, esto para que sea más detallado lo que abarca cada
dimensión y como las desdoblo argumentativamente. Por supuesto, el detalle a
profundidad, se contiene en el cuerpo del texto.

2) Argumento sobre la dimensión del lenguaje

En la C&C de los entes como humanos y como parte de la Operatividad, se debe


prestar atención a múltiples manifestaciones del lenguaje en torno a la promoción y/o
determinación de los sentidos de humano. Se debe considerar desde la etimología en
torno al vocablo, pasando por las visiones normativas y descriptivas de la lengua en
torno al uso del término, hasta revisiones de aspectos semánticos.
Al hablar de la C&C de los entes como humano, la dimensión del lenguaje no se
delimita al abordaje del ente en cuanto ente (ontología). Pues los sentidos (en plural)
de humano se pueden representar en múltiples representaciones de distinto tipo
(palabras orales y escritas, en las Bellas Artes, en personajes, los tropos, entre otras),
además de que se pueden representar múltiples sentidos en un mismo tipo de
representación (como la palabra oral y escrita humano). Sin olvidar que no siempre que
se usa la palabra humano se está refiriendo al ente en cuanto ente, sino, que ciertos
usos se pueden referir a las Taxonomías- Sociales, como propongo, (de características
o de entes considerados típicamente humanos) o bien, a otros modos de palabras y
usos referenciales del vocablo.
Finalmente, es importante tomar en cuanta la dimensión del lenguaje pues
comprendiendo los anteriores puntos, podemos hablar de que en los hablantes puede
darse el caso de movimientos de yuxtaposición, mezcla, condensación y/o fusión de los
sentidos de humano que pueden repercutir en la C&C, debido a la promoción y/o
determinación de los sentidos de humano. Estos movimientos deben comprenderse
como resultado de la Operatividad.

3) Argumento sobre la dimensión de los fines

En la C&C de los entes como humanos o las características humanas, aparece el uso
del vocablo para referirse a taxonomías- sociales de inclusión de entes o
características y no necesariamente para referirse al ente en cuanto ente. Además de

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otros usos que la reflexión me otorga. Pues, al promover y/o determinar esos entes o
características como humanos o humanas se tienen en consideración, dentro de la
Operatividad, la consecución de ciertos fines en la determinación. Fines que pueden
ser de distinta índole, verbigracia: jurídicos, políticos, ideológicos, religiosos, personales
y/o morales. Por tanto, la C&C de un ente como humano no se da necesariamente y/o
únicamente por su esencia en sentido ontológico, sino, que su C&C puede ir
acompañada de un fin.

4) Argumentos sobre la dimensión propagandística

Al C&C a los entes como humanos, no es extraña la presencia de elementos


propagandísticos que repercutan, posiblemente, en la determinación de los entes como
tal. Pues al igual como se ha hecho en otros sitios como el terreno de la llamada Salud
Mental o Enfermedad Mental, se han implantado conceptos como legítimos, más por
una cuestión de propaganda que por la pertinencia ontológica o epistémica, como lo
menciona Pérez Marino y González Pardo en su texto sobre la Invención de los
trastornos mentales.
Así, ellos afirman que los clínicos encuentran lo que propagan y a este
fenómeno le llaman Efecto Charcot. Vemos pues, con este caso, que algo que se toma
como bien cimentado en un momento histórico puede ser el resultado de prácticas
propagandísticas.
Como analogía, al igual que ha ocurrido en este terreno, en el terreno de la C&C
de los entes como humanos, su C&C no se ha dado únicamente por su estatuto
ontológico, sino que ha ocurrido que a partir de la promoción de ciertas concepciones
de humano ocurra algo similar al llamado Efecto Charcot, donde a partir de promover
una perspectiva de humano, por fuera, al salir las gentes encuentran lo que antes se ha
propagado, a saber, cierto sentido de humano, lo cual repercutirá en la C&C. Dicha
propaganda está presente en múltiples medios, como el internet en nuestro tiempo o
bien, la enseñanza escolar, entre otros sitios. Por tanto, la C&C de los entes como

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humanos no siempre se da por su mero estatuto ontológico, sino que también podría
ocurrir debido a prácticas propagandísticas.

5) Argumento sobre la dimensión de las prácticas de determinación

Existen una serie de prácticas de determinación de lo humano, que para este caso son
el señalamiento de un ente como humano, o bien, la asunción de dicho ente como
humano. En la Operatividad vamos a tener a un Procesador o procesadores que
cumplirán dos funciones en este apartado, a saber, una indicativa- identificatoria, la
cual precisamente le permite señalar y C&C a otro ente como humano y otra función, la
cual es de asunción- identificación, que permite precisamente a un ente C&C a sí
mismo como humano. En consecuencia, la determinación de los entes como humanos
no se da necesariamente por una cuestión meramente ontológica, sino que puede ser
por un señalamiento y asunción como tal.

6) Argumento sobre la dimensión de la ratificación legal

Dentro de la Operatividad, también encontramos la dimensión de la ratificación legal, la


cual presupone que un ente no necesariamente se considera humano por su esencia
ontológica, sino también por elementos de ratificación legal. Ya sea por el hecho de
tomar las palabras como juramentos, en el sentido de creer en la palabra y su unión
entre las palabras y las cosas (función que ejecuta el juramento) o bien, en la suplencia
de esta institución del juramento, como lo menciona Agamben respecto a Paolo Prodi,
por acuerdos jurídicos como los emitidos por la SCJN, los cuales pueden dictaminar
que cierto ente será o no C&C como humano por mandato legal.

7) Argumento de la dimensión historista

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Finalmente, pretendo defender el punto de que en la C&C de los entes como humanos
siempre está presente una dimensión historista, misma que no se delimita a una
cuestión meramente ontológica sobre el estatuto del ente en sí. Pues al cuestionarme
sobre cómo logramos la unidad del sentido de humano, más allá de una parte
meramente ontológica, lo cual, sigue siendo un misterio, ostento que dicha unidad es
dada a partir de una facultad que los humanos crecidos tienen (pues no todos los
llamados humanos la tienen). Esa facultad es la facultad de ser históricos, de vivirse en
la historia. Mas cuando hablo de historia no debe pensarse en la Historia, sino en una
facultad, la cual es la facultad de memoria y con base en ella, poder generar recuerdos,
narrarse, narrar a los otros y narrar nuestro acontecer.
La dimensión historista se nutrirá de lo dicho en los argumentos pretéritos
además de añadir 1) la función del testigo como elemento ratificador del ente como
humano; 2) la identidad y la identificación como concepto y proceso que se articula en
los procesadores al momento de generar memorias respecto a su unidad del sentido de
humano; 3) la introyección de cierto sentido de humano, misma que operara en el
Procesador; y 4) otras más, que por economía expositiva dejo para ser leídas en dicho
apartado.
Por último, es necesario resaltar que estos argumentos serán revisados de la
siguiente forma. Respecto al argumento 1, sobre la legitimidad, será sostenido a lo
largo de todo el estudio, pues todo el estudio es una forma de hacer manifiesta la
legitimidad de la Operatividad. El argumento 2, de la dimensión lingüística, será
expuesto en el capítulo 1 y 2. Este es el apartado al que le presto muchísima más
atención debido a que fue el surgimiento de mis meditaciones y estudio respecto a la
invención de lo humano. Y precisamente, debido a que fue el que me dio, en parte, la
pauta para proponer las otras dimensiones. En cuanto a los argumentos del 3 al 7, las
restantes dimensiones, serán expuestos en el capítulo 3.

Nota: Al término de ciertos apartados, dejaré un mapa de la ruta de trabajo que


llevo a cabo, con la finalidad de que se pueda percibir mejor el entramado del
texto y con ello, ayudar al lector con la comprensión sobre cómo se entreteje la
Operatividad y por supuesto, evitar extravíos. Sin más, pasemos a lo siguiente.

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Capítulo 1
Etimología y otros aspectos del vocablo:
del hombre y del humano

Toda palabra requiere un alejamiento de la realidad a la que se refiere; toda palabra es,
también, una liberación de quien la dice.

María Zambrano

Tal vez toda la crisis actual por que pasa la cultura occidental no sea en esencia sino la
crisis de esta idea platónica hecha creencia en la conciencia europea, en los momentos
más felices de la vida de Europa. La naturaleza humana es la razón. Es lo que hoy
muchos hombres se rebelan a aceptar.

María Zambrano

Me percaté de que la escritura se utiliza también para ejercer poder; que refleja los
valores y las concepciones de las personas y de la comunidad. Un jefe despótico exigía
a sus empleados que pusieran mayúscula inicial a Director y Directores —aunque no
tuviese razón.

Daniel Cassany

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En las conversaciones cotidianas usamos las palabras como una cadena, enlazados un
eslabón tras otro aparecen en la enunciación y en este acto, no necesariamente nos
detenemos a pensar qué sentido especifico le atribuimos a un vocablo. Esto es algo
común. Con el hecho de que sea común no quiero decir propiamente que esto sea una
errata, pues parte del uso de la lengua viva es llevar a cabo esto con distintos fines, por
ejemplo, la comunicación. Si realmente nos sentáramos a hacer un análisis de las
formas en que utilizamos las palabras y los sentidos, es claro que ciertas funciones
prácticas del lenguaje simplemente quedarían imposibilitadas, parece que en muchos
momentos navegamos con una certeza- ilusoria sobre la comprensión cabal del
contenido semántico de nuestras palabras. Y esto, per se, tampoco es un problema,
aunque podría serlo.
Los hablantes al enunciar una serie de palabras lo hace de forma “automática”,
en el sentido de que sus pretensiones no son llevar a cabo un análisis lingüístico de
cualquier tipo, sino precisamente comunicar, informar, expresar entre otros fines. Así
pues, hay que comprender que esto puede otorgarnos la ilusión de una cabal
comprensión sobre los sentidos que se están poniendo en juego. Mas, hay ciertos
casos donde es menester detenernos en ellos y hay otros donde no.
Esto, es una situación cotidiana, tan al alcance de todos que considero que no
es necesaria mayor justificación: es un lugar común. Aunque claro, como muchos otros
lugares comunes no está de más hacer al menos estos señalamientos anteriores, pues
hay ocasiones donde aquello que tenemos tan al alcance de la mano pasa
desapercibido precisamente por su familiaridad. No siempre nos sentamos a reflexionar
sobre ello.
Con la palabra “hombre” y “humano” puede darse el caso mencionado, pues
cuando hacemos uso de esos vocablos en lo cotidiano y en ocasiones en lo
académico, no siempre tenemos en claro todas las implicaciones que ostenta su uso.
Hay ocasiones que parece que lo damos como ya entendido de una vez y para
siempre. Es por ello que resulta imprescindible saber a qué se están refiriendo los
hablantes cuando enuncian estas palabra. Para ello es necesario sacar de la cadena
este pequeño eslabón y adentrarnos en la forma que son usados y entendidos por
aquellos que hacen uso de él. Al decir que es necesario sacarlos, me refiero a que es

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menester prestarles atención en su interrelación con otra serie de elementos. No me


refiero a aislarlos como si carecieran de conexión con otras cosas, puesto que tiene
una operatividad que procuraré develar.

1.1 Consideraciones preliminares sobre la etimología de hombre y humano

Al adentrarnos en el estudio de una palabra casi siempre resulta importante remitirnos


a la parte etimológica de la misma. La disciplina que nos auxilia con ello es
precisamente la Etimología, la cual como dice Triana (2014) es aquella “ciencia que
estudia el verdadero significado de las palabras”. Aunque claro, hablar del verdadero
significado es algo aventurado, mejor, podemos decir que la etimología coadyuva a
conocer el origen y cambios que ha tenido un vocablo.
Su forma de proceder es precisamente aislando el vocablo en sí, razón por la
cual se centra principalmente en tres aspectos: morfológicos, semánticos y fonéticos.
Otros ámbitos, como la sintaxis, quedan de lado. En cuanto a la primera dimensión de
análisis, la morfológica, profundiza en los cambios estructurales que ocurren dentro de
la palabra. Respecto a la segunda, la semántica, intenta captar el significado que tiene
un vocablo en un lengua en particular y en un momento y, finalmente, la tercera, la
dimensión fonética, se centra en el sonido y sus cambios dentro de una lengua o del
paso de uno a otro idioma.
Cabe resaltar que este primer capítulo, me centro sobre todo en el aspecto
semántico y no del todo en las otras dimensiones, puesto que sobre todo me interesa
resaltar la diferencia de sentidos que se le han dado o se le dan a los vocablos. Aunque
también entrará en juego la parte pragmática del uso del vocablo. Estaré jugando sobre
todo con ambos niveles lingüísticos.
Dicho lo anterior, en el Castellano, es frecuente que se tiendan a utilizar como
sinónimos, en ciertos contextos, la palabra “hombre” y “humano”. Veamos cómo los
definen el “Diccionario de la Lengua Española”, a través de la Asociación de Academias
de la Lengua Española y la Real Academia Española y a partir de ello, comparemos
sus sentidos y usos.

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1.2 El vocablo hombre desde la visión normativa y descriptiva de la lengua

Desde una visión normativa de la lengua, podemos rescatar de inicio la etimología del
vocablo. Así, según la Real Academia Española (2021) hombre viene del latín homo,
-ĭnis y esto a su vez viene de humus que quiere decir tierra. A partir de esto, como dice
Álvarez (2008), podemos contextualizar ciertos mitos como el del Génesis donde se
afirma que Adán fue creado a partir de la arcilla. Para los hablantes del latín era común
la creencia de que el hombre provenía de la tierra. Y es aquí donde podemos destacar
un cierto parentesco entre homo, hombre y humus, tierra y donde además, cabe
señalar que ambos vocablos proceden de raíces indoeuropeas. En consecuencia:

“Esto no hay que tomárselo como si los romanos pensaran que los hombres
brotaban del suelo como si fueran limoneros, sino que los hombres (hominis)
son simplemente «los de la tierra», «los terrestres», en clara contraposición a los
dioses, que viven en los cielos.“ (Álvarez, 2008).

Aunque claro, los aspectos míticos e interpretativos de textos bíblicos no es


asunto para este trabajo, simplemente, pretendo destacar la relación etimológica entre
los vocablos. Ahora bien, continuando con estos aspectos normativos, la RAE otorga
ocho principales acepciones del vocablo, las cuales no está de más analizar una por
una, puesto que, en el habla diaria no todas son usadas de la misma forma y esto es
importantísimo tomarlo en cuenta para este primer acercamiento.
Veamos las implicaciones de cada acepción y algunos comentarios reflexivos y
de índole pragmático sobre ellas. Comentarios que durante su transcurso expositivo y
reflexivo me otorgarán varios elementos de estudio para profundizar en la C&C de los
entes como humanos.
De igual manera me gustaría señalar que la Real Academia Española, en su
versión en línea, simplemente agrega en la mayoría de casos la nomenclatura “m.” Es
decir, el género de la palabra o algunas otras breves claves y se deja de lado si se
habla de un sustantivo, de un verbo, o de un adjetivo o algún otro. Por mi parte,
puntualizaré en cada apartado esto, puesto que es necesario tenerlo en claro para los

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fines que persigo, pues estos modos de palabras no tienen los mismas implicaciones.
De igual manera, estos ejemplos son basados en los originales de la RAE pero con
modificaciones estructurales. En esencia son iguales. Aquellos que se tomaron iguales,
vienen entrecomillados. Veamos:

1) “m. Ser animado racional, varón o mujer.”: Está parece ser el uso más habitual en el
castellano, puesto que cuando los hablantes hacen uso del vocablo frecuentemente
lo remiten a estos términos. Los hablantes pueden decir: El hombre
contemporáneo. El vocablo está siendo utilizado como sustantivo común.
2) “m. Varón (II persona del sexo masculino)”: En este caso, la RAE no pone un
ejemplo, sin embargo, por su definición parece ser que se habla de un sinónimo
entre hombre- varón. Al menos, los usuarios de la lengua lo suelen usar de esta
forma. El término, al igual que el anterior, es un sustantivo común.
3) “m. Varón que ha llegado a la edad adulta”: En este caso, propiamente ya no se
está hablando de cuestiones remitidas a un ente, como la acepción primera, ni de
un sustantivo común usado a forma de sinónimo, como en la segundo, también
remitida a un ente. Ciertamente, su uso indica un momento de desarrollo. Así, hay
entes que por su momento del desarrollo son nombrados niños, hay otros que son
nombrados adolescentes. A estos dos últimos no se les nombra hombres en el
sentido de la tercera acepción, solo se les nombra a aquellos que son adultos o
ancianos y que sean varones. Así pues, esta tercera forma de uso del vocablo
excluye a las mujeres. Para ellas, hablando del momento de desarrollo, es más
usual que los hablantes digan “mujer”. Por ejemplo, una niña y una adolescente, en
cuando al momento del desarrollo, no en cuanto a ente, no son mujeres puesto que
no han alcanzado la edad adulta, pero una adulta y una anciana, sí. Esto lo vemos
en frases como: ¡Andrea, es toda una mujer, ya no una niña!.
4) “m. Varón que tiene las cualidades consideradas masculinas por excelencia”: Aquí
hay que hacer una precisión, puesto que el término varón es su acepción más usual
es remitida a una cuestión biológico sexual, es decir, que se tengan caracteres
primarios (como las gónadas masculinas) o secundarios (como la presencia de
ciertas hormonas, p. Ej. testosterona, la cual predomina en el varón). En

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consecuencia, cuando los hablantes hacen uso del término en este sentido se
refieren a que cumple con ciertos criterios biológicos considerados masculinos.
Cosa distinta, que no se menciona en estas acepciones de la RAE, son los
estereotipos sociales de masculinidad. Que en este segundo caso, dicho sea de
paso, también se suele decir que se es hombre. En ambos casos, se utiliza el
término hombre para designar la ligazón del varón en sentido biológico con
elementos considerados masculinos, ya sean de orden biológico o social. El
ejemplo que otorga la RAE es: “Muy hombre”. En este caso, parece ser un
sustantivo común.
5) “m. Coloq. Marido o pareja masculina habitual, con relación al otro miembro de la
pareja.”: Para este caso la RAE no pone ejemplo alguno, sin embargo, los usuarios
de la lengua lo utilizan en frases como: Él es mi hombre o bien, mi hombre, ambas
frases expresadas por la pareja. Veamos las implicaciones. Para el primer caso, él
es mi hombre, la palabra está siendo utilizada como un sustantivo común
acompañada por una partícula que indica propiedad (mi)1 y sus implicaciones
son distintas a cuando se utiliza meramente como sustantivo común. En el segundo
caso, al decir “mi hombre” a secas, también es usado como en el caso anterior pero
se elimina el pronombre personal “él” y el verbo ser. A pesar de que se ha eliminado

1 El “mi”, en este caso, indica propiedad en sentido gramatical y no necesariamente como una posesión de un bien. La reflexión me
indica también que, no todo lo que se posee en la lengua hablada (PLH) se posee en la realidad material (PRM). Como caso,
podemos tener que: 1) PLH+PRM, por ejemplo, puedo decir, “esta es mi casa” con lo cual indico en la lengua posesión y en sentido
material, efectivamente es mi casa puesto que es un bien mío; 2) PLH+ ausencia de PRM, verbigracia: “es mi mujer, es mi hijo”.
Donde aparece una partícula posesiva en la lengua pero que con ello no digo que mi supuesta mujer y mi supuesto hijo sean míos
en sentido material cual si fueran un objeto. Claro, estos comentarios aplican para la sociedad mexicana actual, si nos vamos a la
época romana arcaica, como bien lo señala Duby y Aries (2015) en su “Historia de la vida privada”, tomo I, publicada en cinco
volúmenes; los hijos y la mujer (junto con los esclavos) eran tomados como bienes. Pero eso es otra historia; 3) ausencia de
PLH+PRM, esta tercer variante es más extraña pero es posible y aún más, frecuente. Supongamos que alguien pregunte: ¿de
quién es ese coche? Y un otro que está ahí, con ausencia de palabras indique señalándose con el dedo a sí mismo. Es bien sabido
que tal acto indicaría en contesta a la pregunta, que es suyo en un sentido de que PRM. Pero como vemos, no tenemos la partícula
“mi o mío” enunciada pero aparece un sucedáneo que es una señal, que para estos fines, viene a significar lo mismo. Y finalmente;
4) ausencia de PLH y de PRM, por ejemplo, en un juego como “Caras y gestos” podría darse el caso de que alguien pida que se
ejemplifique que X chica es novia de Y. Así, en este caso, Y, el que intenta transmitir la idea podría hacer lo siguiente, por ejemplo:
señalaría a X chica y después a él mismo, posteriormente, podría hacer ademanes habituales que hacen los novios, verbigracia,
simular con su mismo cuerpo abrazos, tomarse de la mano o algún otro tipo de escarceo sexual. Como se ve, al punto, vemos que
hay una ausencia de PLM (no hay uso de enunciaciones) y de PRM (en la realidad material, X, no es un bien), pues la idea es que
X es chica de Y.

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el verbo ser y el pronombre, los hablantes, en el contexto adecuado de su


enunciación, comprenden la implicación de esa locución.
6) “m, Antiguo juego de naipes semejante al tresillo, de origen español, que se
extendió por Europa en el siglo XVI.”: Alguien bien no podría conocer este juego de
naipes y sin embargo podemos destacar las implicaciones que conllevan su uso.
Aquí, el vocablo es usado como sustantivo propio y claro está, no se refiere a
ninguno de los usos antemencionados.
7) “m. p. us. En algunos juegos de naipes, persona que dice que entra y juega contra
las demás.”: En este caso, estamos ante un sustantivo común y no tiene ninguna
de las implicaciones de las otras acepciones expuestas y analizadas.
8) “Interj. U. Para indicar sorpresa o asombro, o con un matiz conciliador.”: Este uso,
es curioso que la RAE lo haya puesto hasta el final, cuando su uso es recurrente.
Desconozco si haya una razón en particular de esto. Por ejemplo, cuando un
hablante dice en una pelea para indicar su asombro: “¡Hombre!” O bien, ¡hombre,
no peleén!. En ambos casos, el uso de la palabra es meramente expresivo para
indicar su asombro, su indignación, etcétera. Es decir, para indicar ciertos estados
internos. Cuando un hablante hace uso de esta expresión con este sentido, en
sentido estricto no tiene un fin comunicativo de lo que está diciendo. Es como
cuando nos pegamos y decimos: ¡ouch!. Esta palabra, propiamente no tendría una
intención de comunicar, sino, que simplemente es usada para expresar algo. Razón
por la cual, es una interjección.

Estas son las acepciones principales que nos otorga la RAE, sin embargo no son
todas, más abajo añade otras construcciones en la lengua que los hablantes tambien
suelen utilizar. Sus implicaciones y usos son distintas y no debemos caer en la
ingenuidad de creer que son necesariamente lo mismo que las anteriores. Resalto las
siguientes de forma agrupada mencionadas en su definición de hombre. Los hablantes
pueden enunciar Locuciones Conceptuales como las siguientes. Con locución
conceptual me refiero a una cadena de palabras que vienen a representar un sentido
nuevo, el cual no necesariamente se delimita a los sentidos aislados de las palabras
aisladas. Como casos:

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1) “Hombre araña, hombre rana, hombre bueno, hombre lobo”: Cuando utilizan los
hablantes una locución conceptual a partir de acuñar sustantivos, su uso designa
un sentido en particular. En consecuencia, cuando se dice hombre araña, podemos
hablar de un superhéroe; de hombre rana, podemos decir un hombre con
características de anfibio; de un hombre bueno, la idea de un hombre cabal; de un
hombre lobo, un hombre transformado o con características de lobo. Son
locuciones conceptuales usadas como sustantivos propios y a veces, como
sustantivo común, como en hombre bueno.
2) “Hombre de barba, hombre de capa y espada, hombre de Cromañón, hombre de
paja”: este caso es distinto al anterior, puesto que se agrega la preposición “de”,
que implica un uso genitivo de propiedad o de materia. Se sigue que, cuando los
hablantes dicen: hombre de barba, implica que el hombre tiene barba; hombre de
Cromañón, se refiere al nombre de la cueva francesa donde se encontraron este
tipo de homos. Respecto a las locuciones conceptuales hombre de capa y espada y
hombre de paja, es claro que hay que tener cierta cautela, pues su uso podemos
entenderlo en dos sentidos. En cuanto al primero, podemos decir que es un hombre
que posee capa y espada pero, los usuarios de la lengua pueden saber que se
refiere a aquellos “legos que no profesan de propósito una facultad”. Respecto al
segundo, bien podemos decir que es un hombre hecho de paja pero también,
puede ser el nombre de una falacia lógica. Así pues, debemos prestar atención a
los contextos en que se usan locuciones conceptuales puesto que los sentidos
varían con ellos. Son locuciones conceptuales que poseen un sustantivo y un
adjetivo acompañadas de una preposición que indica composición o
pertenencia (hombre de barba, hombre de Cromañón, hombre de capa y espada y
hombre de paja) pero también, pueden fungir como sustantivos propios (hombre
de capa y espada y hombre de paja), puesto que refieren a un nombre propio.
3) “Hombre de la calle”: Respecto a este, tambien tendríamos una preposición “de” y
un artículo “la”, pero sus implicaciones son similares a la anterior. Bien podríamos
decir que es un hombre que pertenece a la calle. Aunque claro, también podríamos
hacer una breve distinción hecha por Asunción y Salgado (2002) respecto a las

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niñas de la calle y las niñas en la calle. Donde la primera, aplica para el caso del
hombre de la calle, es decir, alguien que pertenece a la calle, que vive ahí y la
segunda, niña en la calle, implicaría alguien que propiamente no vive en la calle,
pero que por sus circunstancias de vida constantemente está ahí.
4) “Hombre al agua”: Es una locución conceptual de tipo interjección, por tanto,
remite a una expresión de advertencia.
5) “Hombre con hombre”: esta locución conceptual en desuso, según la RAE, implica
literalmente: ninguna persona. La anulación.

Es claro que podría haber una serie de consideraciones más respecto a ciertas
locuciones conceptuales que usan los hablantes. Estas consideraciones estarían
acompañadas por el uso de interjecciones, pronombres, artículos, sustantivos,
preposiciones, entre otras. La finalidad de este breve apartado es señalar, las
distintivas implicaciones que nos otorga el remitirnos a una perspectiva normativa y
remitirla a los usos que de un vocablo hacen los hablantes en un contexto. En otras
palabras, el aspecto semántico y pragmático.
Con este ejercicio, simplemente pretendo destacar la gama de posibilidades que
nos otorga este método. Sin embargo, lo visto hasta aquí no lo es todo, puesto que,
como se vio, hay momentos donde el vocablo humano se utiliza como sustantivo
común, hay otros donde se usa como sustantivo particular, otros como interjección y
otros como locuciones conceptuales. Con esto podemos decir que, no todos los usos
se remiten a un ente.
Sin embargo, hay más implicaciones que la observación y análisis del ethos de
la lengua nos muestra. Por ejemplo, podemos hablar de hombre refiriéndonos a otros
aspectos gramaticales de la lengua, otras construcciones que la misma nos da. Y esto,
es sumamente importante tomarlo en consideración para el presente estudio. Esto se
verá enseguida.

1.2.1 Otros aspectos dejados de lado y que los hablantes enuncian


respecto al vocablo hombre… Observación del ethos lingüístico

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1.2.1.1 El hombre como adjetivo

Como se sabe, es distinta la función que tiene un sustantivo a un adjetivo en una


oración. No es lo mismo decir: el rojo es un color, a decir: el sombrero es rojo. Pues en
la primera oración, la palabra rojo funge dentro de la oración como un sustantivo, es
decir, es la figuración en la lengua de algo nombrado de esa forma. En cuanto a la
segunda oración, la palabra ocupa más bien un lugar de adjetivo, es decir, de una
característica de un objeto primario que para este caso es sombrero.
Ahora bien, en cuanto al vocablo hombre, aplica la misma observación. Dentro
del lenguaje natural los hablantes pueden decir: 1) El hombre es un animal y 2) Rodrigo
es hombre. En el primer caso, hablamos de la figuración de algo nombrado de esa
forma y en el segundo, hablamos de que un ente con nombre propio, o sea, Rodrigo,
tiene la característica de ser un hombre. Aquí pues, en el segundo caso, la palabra
tiene una función adjetiva, de dotar de cualidades al sujeto oracional. Y sus
implicaciones son distintas. Veamos también otro punto respecto al caso segundo,
pues cuando decimos “Rodrigo es hombre” se puede entender la frase en casi todas
las acepciones mencionadas más arriba, por ejemplo, en que es racional o bien, en que
es masculino. Por tanto, en la lengua viva al enunciar este vocablo no siempre se hace
de forma substantivada y mucho menos como interjección.

1.2.1.2 El hombre como verbo

En este caso es más inusual encontrar casos en el lenguaje natural de verbos usados
con base en la raíz hombre. Sin embargo, existen. Así, podemos ver que existe el
verbo “hombrear” y por ejemplo un gerundio “hombreando”. El verbo hombrear según la
Real Academia Español contiene dos acepciones: 1) “Dicho de un joven: Querer
parecer hombre hecho.” y 2) “Intentar igualarse con otro u otros en conocimiento,
calidad o valía.”. Como se ve en las acepciones, en ambos campos aparece una acción
de imitación que se pretende alcanzar respecto a una sentido de hombre.

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1.2.1.3 Prefijos, sufijos y la raíz etimológica de hombre y tierra

Como mencionamos hombre (homo) se liga, según parece, con tierra (humus) en su
etimología. A partir de esta raíz humus podemos ver la conformación de distintos
vocablos que suelen conservar en parte el significado original del término. Tal es el
caso de inhumar, donde el prefijo in (dentro) se troquela con la raíz humus (tierra) y nos
da el sentido de enterrar. Aquí, el significado enterrar claro está, no se relaciona con el
sentido de hombre, sino que es un nuevo evento nombrado. El mismo caso para
exhumar. Póstumo, por su parte implica “después de enterrado” (Etimologías de Chile,
2021). Tampoco se habla del hombre, aunque en muchos casos sea a él al que se le
entierra, más no es exclusivo.
Finalmente, aparece otro vocablo, que para el presente estudio se muestra
como medular y es: humano. Hombre, tierra y humano , tienen un lazo común en la
lengua y en los sentidos, sin embargo, etimológicamente tienen sus diferencias y
similitudes, así como en los usos cotidianos de los hablantes. Veamos las implicaciones
que surgen desde una mirada normativa y descriptiva de la lengua al igual que como
hicimos con la palabra hombre, veamos que ocurre con humanos. Pero eso, lo
dejaremos para el apartado siguiente dedicado a ese vocablo, esto por cuestiones de
orden expositivo. Por el momento, sigamos con hombre.

1.2.1.4 Neologismo “onvre”: sucedáneos de un particular sentido de


hombre

Desde hace un poco tiempo, se ha usado una nueva palabra que tiene como base la
raíz, principalmente fonológica “hombre”, y dicho vocablo es “onvre”. Como se ve, es
claro que ante una visión normativa, éste tendría claros errores en su escritura, sin
embargo, más allá de eso, me parece preciso entender la razón por la cual los
hablantes hacen esto.
Para comenzar, hay que destacar que esta palabra no se encuentra incluida en
el Diccionario de la Real Academia Española, razón por la cuál debemos remitirnos a

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otros contextos para ahondar en su uso. Dicha palabra forma parte de la jerga diaria
pero particularmente es utilizada por colectivos feministas como sustantivo común
para referirse a un cierto tipo de hombre que se comporta de forma machista.
Según el Blog Malvestida (2020) se debe considerar que: 1) de inicio, no se
sabe de forma clara cuando comenzó a usarse el vocablo, pero es relativamente
reciente; 2) se usa el vocablo para definir a hombres que: “son machos, pero no lo
saben o no lo quieren admitir”, tienen una predilección a enfrentar a mujeres en redes
sociales desde su perspectiva de macho, son hombres que suelen ofenderse cuando
hay mujeres que contestan asertivamente o cuando los ignoran, son aquellos que
tienen una negativa a informarse sobre el movimiento feminista, “citan a la RAE como
fuente única y absoluta del uso del lenguaje y les cuesta el lenguaje inclusivo”. En el
mismo blog, se añade que, ser onvre implica un “estado de la mente” caracterizado por
una arraigada negativa a cambiar y termina con que pueden existir onvres en todas las
esferas publicas. Se dice en el blog Mujer México que este neologismo surge de:

“quitar la “H” de honorable, la “M” cambiaría a una “N” por necio y la “B” pasaría
a ser una “V” por violento” (Gutierrez, 2020)

Aunque bueno, es claro que siguen habiendo problemas para determinar el


verdadero origen y uso del término, lo que sí, es que su uso con dicha significación sí
es un lugar cada vez más común. Al menos como hablante, me he percatado de ello.
Además, añade Gutiérrez que a pesar de que la RAE no otorgue un reconocimiento al
vocablo, las feministas no requieren de un permiso para comunicarse.
Al punto, alguien podrá tomar una actitud puritana respecto a la lengua y
contraargumentar que es una errata que yo haya incluido este palabra en mi estudio, a
lo cual podría responder que mis intereses son captar las formas en que los hablantes
hacen uso del vocablo hombre, lejos de que sea reconocida una palabra por la RAE o
no, pues le pese a quien le pese, la oralidad y sus usos frecuentemente determinan la
escritura y no siempre es a la inversa; primero aprendemos a hablar y después a
escribir. En suma, tenemos otro significado muy particular de la palabra hombre y como

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se ve, no compagina propiamente con los otros que hemos revisado y mucho menos se
delimita al ente en cuanto ente, sino a un ente con ciertas cualidades.

1.2.1.5 Reflexiones de la revisión del vocablo hombre

Como vimos, cuando los hablantes hacen uso del vocablo hombre no siempre se
entiende en el mismo sentido. Esto es fundamental tomarlo en consideración, puesto
que las cuestiones de praxis lingüísticas serán sumamente importantes para intentar
comprender y captar qué quieren poner en juego los usuarios de la lengua al enunciar
una palabra o una cadena de ellas. Es importante un señalamiento que hace Tomasini
(2016, p. 143) en su libro “Filosofía, conceptos psicológicos y psiquiatría” respecto al
deseo, donde afirma que “El concepto “natural” de deseo no forma parte del aparato
conceptual de ninguna teoría” .
Con este ejemplo, debemos entender que hay palabras que son usadas por los
hablantes en el contexto de la lengua viva con ciertos sentidos muy particulares y que,
al igual que con el concepto de deseo, una cosa es el cómo lo usan los hablantes en el
terreno vivo y otra es cuando dicho vocablo recibe un tratamiento y entendimiento
especial por parte de alguna teoría o sector en particular, como puede ser el campo
psicoanalítico. Así mismo, una cosa es la palabra hombre usada en contextos
coloquiales que se acoplan más o menos a los sentidos que expuse. Otra cosa es
cuando dicho vocablo es tomado y comprendido de una cierta forma por cierto campo
del saber, es decir, como un concepto teórico.

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______________________________________________________________________
(Mapa de ruta de trabajo No. 1)
______________________________________________________________________

1.3 El vocablo humano desde la visión normativa y descriptiva de la lengua

Para el presente apartado, continuaremos con el método de revisión de las acepciones


del vocablo, es decir, como procedimos en el apartado anterior. Con esto no hay que
perder de vista el señalamiento hecho con anterioridad, a saber, puede ser distinto el
uso de un vocablo en el terreno de la lengua viva al terreno teórico de algún campo del
saber. Esto, que en apariencia es un principio muy conocido, también es recurrente su
omisión, mas como lo comenté, no es propiamente culpa de los hablantes, hay que
entender que en el terreno diario no siempre se considera menester sentarse a
reflexionar sobre la forma en que se entiende un vocablo y los usos que se hacen de él.
Vemos que la RAE dice respecto al vocablo humano lo siguiente. En primer
lugar, viene del latín humānus y como tambien se menciona el blog Etimologías de
Chile, dicha palabra se compone por las voces humus, que como vimos, es tierra y el

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sufijo -anus, mismo que indica “procedencia o pertenencia”. En consecuencia, en


sentido etimológico, diríamos que humano es aquel que procede o pertenece a la tierra.
Aquí reafirmamos lo dicho sobre la etimología en común entre hombre y
humano. En cuanto a este último, se compone de la raíz humus y de ahí salta su
significado etimológico. Cosa distinta con la palabra hombre, donde más bien parece
que la relación tiene que ver con aspectos morfológicos de la palabra, a saber la
relación entre homo y humus. Sea como fuere el caso, en la actualidad y en lo
cotidiano es recurrente que se tomen como sinónimos por parte de los hablantes, al
menos en ciertos usos. Pero esto no es ninguna novedad, desde su origen parecen
tener un lugar común.
Al momento, se deben puntualizar tres cosas, mismas que servirán para el
presente análisis: 1) para el caso de humano, en todas sus acepciones, la RAE, a
diferencia del vocablo hombre, sí indica que la palabra es un adjetivo y 2) las negritas
de las cuatro acepciones entrecomilladas, vienen en el original de la RAE en línea. Por
su parte, las negritas de las reflexiones y comentarios, son mías y finalmente 3) omitiré
el debate sobre si hay naturaleza en el hombre o no, o sí la esencia del ente humano
es la razón. Simplemente, hablamos del uso y forma de entendimiento más común.

A continuación, veamos las implicaciones en cada caso al hacer uso del vocablo.
Añade la RAE cuatro acepciones:

1) “adj. Dicho de un ser: Que tiene naturaleza de hombre (ǁ ser racional) […] para
referirse al conjunto de los hombres.”: Esta acepción parece ser de las más
utilizadas cuando utilizan los hablantes la palabra humano. Sin embargo, cabe
aclarar algunas observaciones. En primer lugar, tenemos que es un adjetivo, es
decir, algo accesorio, en este caso de pertenencia. Y más adelante se añade que
aquel ser tiene naturaleza de hombre, como es el caso de ser racional. Hay otro
sentido que surge inmediatamente después, y es el sentido de humano para
referirse al conjunto de hombres. En otras palabras, parece ser que desde una
visión normativa de la lengua, la palabra humano es muy usada como una
categoría que incluye a ciertos entes. Por tanto, estamos frente a una categoría de

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inclusión, según mi propuesta. Me gustaría resaltar que la visión de las categorías


de inclusión será particularmente relevante para lo que propongo más adelante a
propósito de lo taxonómico- social en la Operatividad. Ahora bien, nótese la
distinción en los usos. De nuevo, para el primer caso tenemos que la palabra sirve
para designar a aquel que cumple con ciertas características de hombre, es decir,
sigue siendo inclusiva al igual que la otra acepción. Simplemente hay que rescatar
algo, en el terreno cotidiano los hablantes suelen usar ambos vocablos, hombre y
humano, en ciertos casos, como sinónimos, en el sentido de categoría de inclusión.
Actualmente y por ciertas posturas como la feminista, se promueve el hablar de
hombres y mujeres y no como otrora, donde se hablaba de hombres, donde se
incluía a las mujeres en dicho uso del término. Esto es muy importante tomarlo en
consideración, pues cuando se incluían a hombres y mujeres en el sentido del
vocablo hombre, parece ser que tiene una función de inclusión de entes, es una
especie de sustantivo común, pero, con el cambio mencionado que enfatizan
ciertos grupos sociales, parece ser que el sentido cambia, pues se promueve que la
palabra hombre, incluya a los hombres y la palabra mujer, a las mujeres y más bien,
ahora se opta por hablar de “humanos”. Apelativo, que parece ser, vino a sustituir la
función de la palabra hombre como categoría inclusiva. Al menos, la reflexión así
me lo muestra. Y era claro que esa función la ocupara dicho vocablo, pues de forma
histórica ha estado ligado uno al otro.
2) “adj. Perteneciente o relativo al hombre (ǁ ser racional).”: En la acepción anterior,
destacamos que el uso de humano designaba una especie de categoría de
inclusión de aquello “que tiene naturaleza de hombre”, para este caso, nos topamos
de nuevo con un adjetivo que afirma que cuando se usa esta palabra se refiere en
el sentido de perteneciente o relativo al hombre y aquí el sentido cambia, pues en el
primer caso tenemos que el vocablo incluye aquello que tiene cierta naturaleza de
hombre y en este segundo, hablamos de algo, de un algo, de una cosa,
característica, que le pertenece o es relativo al hombre. Por ello, más adelante se
habla de nuevo del ser racional, es decir, como un algo que le es propio. Es distinto
estos usos, pues en un caso hablamos de un algo que cumple con la naturaleza de
hombre y en otro de un algo que pertenece o es relativo al hombre. Para este

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caso, la RAE no otorga ejemplo alguno, sin embargo, los hablantes suelen decir
frases que ejemplifican esto, tal es el caso de: La racionalidad pertenece al
humano; el lenguaje es relativo al humano. En ambos casos se habla de un algo,
que para este caso es una facultad, que le pertenece o se relaciona con el hombre.
3) “adj. Propio del hombre (II ser racional).”: Aquí, vemos una diferencia con el
anterior, puesto que hablar de perteneciente o relativo, no es del todo igual que
hablar de propio. Veamos. En cuanto a relativo, la expresión no demarca en su
significado propiamente una cuestión de propiedad sino de relación. Es decir, es
frecuente que cuando está X, también esté Y. Pero Y no es propia de X. Por su
parte, perteneciente y propio, si parecen tener un campo semántico muy similar, es
decir, algo que se circunscribe a los límites de algo que se considera como parte de
algo más. Así pues, cuando hablamos de humano en el sentido de “propio del
hombre” nos referimos a que dicha característica, verbigracia la razón, son
fundamentales. Este ejemplo anterior, es mostrativo antes que propositivo o
afirmativo. Claro, se puede decir que hay otros elementos que son propios del
hombre, tal el es caso del lenguaje o la conciencia de su existencia. Pero
entiéndase pues, que cuando los hablantes usan el vocablo en este sentido,
pueden están remitiéndose a ello. En este caso, cabe destacar que también
podemos resaltar un criterio de inclusión, pero en este caso no sobre otros
entes que se incluirán en la categoría taxonómica- social humano, como en la
acepción anterior, sino, en las facultades, características, condiciones, etc.,
que se consideran propias del hombre. Y así mismo, para el caso anterior de la
segunda acepción, sobre todo con lo referente a lo relativo hay que señalar esto
mismo, que se está hablando de elementos que se incluyen por su relación con el
hombre pero con la diferencia de que no son constitutivos, sino más bien, relativos.
La relación parece ser que es una inclusión por proximidad y no por unión
inseparable. Por ejemplo, podemos decir, el humano construye casas, pero esto
más bien indica algo relativo pero no propio, pues hay humanos que si las
construyen y otros que no. Pero claro, la construcción de casas es algo que esta
estrechamente vinculado, por proximidad, con el humano.

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4) “adj. Comprensivo, sensible a los infortunios ajenos.”: Este sentido que da la RAE
es muy particular y muy usado en la lengua Castellana. Pues, un hablante puede
decir: Sergio es muy humano o bien, La acción de Sergio fue muy humana y en
ambos casos se estaría apelando al sentido cuarto de este vocablo. Parece ser,
que desde este cuarto sentido, humano indica una predisposición y modo de
mostrarse ante los demás. Hablamos de alguien que es empático y sensible ante
las desgracias ajenas. Como se ve, a pesar de ser el mismo vocablo y de ser un
adjetivo, es claro que su sentido no es el mismo. Para nada nos remite al hombre (y
mujer) en cuanto entes, sino, más bien a ciertas características, como en las
acepciones anteriores, que se consideran típicas del humano, a saber, la
condescendencia. Sin olvidar que la condescendencia es una virtud incluida como
propia de lo humano desde una perspectiva cristiana, es parte del pathos que se
promueve.

Al igual que con el vocablo hombre, ahora pasemos a ciertas construcciones en la


lengua que la misma RAE nos otorga. Claro, lo visto aquí no pretende abarcar
totalmente todas las formas posibles en que los hablantes usan el vocablo humano.
Sino, más bien destacar un problema que frecuentemente, según me indica la reflexión,
se ha dejado de lado, a saber, que no siempre se usa el vocablo humano para referirse
al ente en cuanto ente y además que, ha sido frecuente que cuando se hable del ente,
se tome la parte por el todo, como lo seguiré demostrando a propósito de las
categorías de inclusión (Taxonomías- sociales). En cuanto a las construcciones
lingüísticas a exponer, solo se usarán cierta expresiones que muestra la RAE, pero la
forma de acercarse a ellas, el método, es lo importante. Continuemos con las
locuciones conceptuales:

1) “Acto humano”: Aquí tendríamos que entrar a definir la noción de acto, teórica o
como la usan los hablantes. Por mi parte y para continuar con el clima de este
apartado, me remitiré a lo que dicen los hablantes, que para los fines presentes, es
lo importante. Así, cuando los hablantes dicen que tal comportamiento es un acto
humano, se pueden referir a que es propio o relativo a los humanos/ hombres y

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mujeres, realizar tal cosa, por ejemplo, soñar es un acto humano; o el altruismo.
Con esta locución conceptual tenemos un sustantivo común.
2) “Capital humano”: Con capital humano, el contexto más frecuente es el empresarial,
para referirse a los empleados. Como se ve, esta locución en este contexto nada o
casi nada tiene que ver con problemas ontológicos, políticos o de algún otro tipo,
tan solo es una forma de nombrar a los trabajadores de una empresa. Esta es un
sustantivo común.
3) “Ciencias humanas”: Para este caso, tenemos que, cuando se utiliza esta locución
se refiere a aquellas ciencias que estudian al humano o bien, estudian lo propio o
relativo al humano. Háblese de la ciencia que sea, la locución, en términos
generales abarca este significado. Cabe aclarar que, puede haber casos, como en
todo lo demás, en que la locución signifique algo particular desde una teoría, desde
un autor. Ciencias humanas, es un sustantivo común.
4) “Derechos humanos”: Tenemos que, cuando hablamos de Derechos humanos, en
términos generales podríamos decir que toda esa serie de derechos se refieren a
una lista de elementos jurídicos que los humanos tienen. Por supuesto, se tienen de
una forma particular y no como quien tiene un objeto, pues los derechos no son
cosas. Es decir, propiamente no hablamos de humano en un sentido de ente, sino,
de caracteres propios o relativos al hombre, mujer o hermafroditas. Tenemos una
locución conceptual que funge como sustantivo común.

1.3.1 Otros aspectos dejados de lado y que los hablantes enuncian


respecto al vocablo humano… Observancia del ethos lingüístico

Más allá de lo que mencionamos y comentamos principalmente con base en el


Diccionario de la Lengua Española, hay que destacar que los usuarios de la lengua
suelen utilizar en los contextos cotidianos otras formas el vocablo. Vimos que
principalmente se usa como un adjetivo, como un sustantivo común y que pueden
aparecer funciones de inclusión, ya sea de entes o de características.

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Sin embargo, creer que solo se delimita a estas formas gramaticales o usos,
sería una total negligencia de mi parte, pues el contexto vivo y la meditación muestra a
cada momento que existen otras formas, a saber, como sustantivo propio, sustantivado,
verbo, además de ciertas derivaciones en palabras con base en su raíz etimológica.
Veamos casos de cada uno.

1.3.1.1 El vocablo humano como sustantivo propio

Un caso en que humano puede ser utilizado como sustantivo propio, es el de Martín I
de Aragón, quien fue rey de Aragón, Valencia, Mallorca y Cerdeña. Su reinado fue
durante la última década del siglo XIII y la primera década del siglo XIV. Este rey era
apodado de dos formas: El Viejo y El Humano.
Hay que recordar que los apodos son formas lingüísticas en que los distintos
modos de palabras (verbos, adjetivos, etc.) pueden transformarse en un sustantivo
propio. Razón por la cual, este mismo caso puede darse con la palabra hombre, es
decir, cabe la posibilidad lingüística, pues el sistema de la lengua lo permite, de que a
alguien le apoden: Hombre o El hombre o en su diminutivo, como cuando a algunos
niños les hablan: hombrecillo, hombrecito.

1.3.1.2 Lo humano: substantivación de una palabra

Es frecuente que los hablantes en el terreno diario suelan utilizar la locución “lo
humano”, con lo cual están tratando como sustantivo una palabra que otrora era de otro
tipo, ya sea un verbo, un adjetivo o bien, un adverbio. Este proceso es frecuentísimo en
la lengua. Veamos ciertas implicaciones que conllevan su uso.
Un usuario de la lengua puede decir, basándose en la palabra científico, “lo
científico” y en el momento de su enunciación el traslado semántico que otorga la
sustantivación cambia el significado o significados originales de la palabra aislada, es

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decir, científico. La diferencia radica en que cuando se usa la palabra sola podría
hablarse de un sustantivo común o bien, dependiendo el caso, de un adjetivo.
Por su parte, uno podría cuestionarse porqué si ya existe una forma sustantiva
de la palabra hay necesidad de crear otra locución tal como “lo científico”. Y la
respuesta puede ser muy sencilla. Y es que, cuando se utiliza esta locución
propiamente ya no estamos hablando de un sustantivo común y menos de un adjetivo,
sino que, en la lengua creamos una entidad lingüística nueva que captura una
idea distinta. Puesto que, cuando se dice eso, los hablantes pueden referirse a una
serie de características, que para este caso pueden ser: Físicas (el uso de ciertos
instrumentos, de ciertos atavíos como la bata blanca, etc.), actitudinal (cierta forma de
interpretar los fenómenos, de ver la “realidad”), metodológica (ciertas formas de
proceder), intereses (los astros, la materia, la vida, etc.) o bien, otras. El punto
importante es, que al utilizar esta locución lo que se intenta capturar es una serie
de características que se consideran como parte de cierta entidad, es como si se
agruparan una serie de elementos como propios de algo.
De esta misma forma, podemos encontrar este uso en la locución “lo humano”.
Propiamente, al ser usada, los hablantes no se refieren a un humano en particular y ni
siquiera a un grupo de ellos. Lo relevante aquí es la función que cumple precisamente
la sustantivación de la palabra humano. Pues, cumple una función de inclusión sobre
aquellas características tomadas como parte de lo sustantivado.
Alguien podría decir que en las acepciones que dimos arriba también se rescata
que la palabra humano a secas, así como la palabra hombre, tienen en uno de sus
sentidos la cuestión inclusiva. Y más aún, podría reprocharme que el análisis de la
presente locución se muestra infructífero, que solo se mostraría una variedad más.
Esta posición, estaría por demás errada.
La razón de que se muestre como importante analizar esta locución conceptual
es la siguiente. Si bien, en los análisis anteriores dijimos que había una función
inclusiva en el uso de la palabra humano a secas, también hay que rescatar una
puntualización. En dos de los sentidos que los hablantes usan la palabra humano a
secas, se puede hablar de dos cosas, a saber, en el primer sentido, de la inclusión de
ciertos entes como el hombre y la mujer y en el segundo sentido, de la inclusión de

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ciertas características consideradas como propias o relativas al hombre, Dicho esto,


cabe resaltar que al usar la locución “lo humano” simplemente se esta incluyendo el
segundo sentido mencionado líneas atrás, es decir, las características propias o
relativas. Cuando los hablantes dicen “lo humano” no están incluyendo o excluyendo a
hombres y mujeres en cuanto entes. En suma, es por ello que para este caso en
particular resulta entendible la sustantivación del vocablo y como se ve, no es un mero
sinónimo de la palabra humano a secas.
Dicho esto, la presente reflexión sirva para comprender mejor la elección del
título de mi trabajo, a saber: La invención de lo humano. Pues precisamente lo que
destaco es la Operatividad y la C&C de los entes como humanos.

1.3.1.3 Hacer de “humano” un verbo: humanizar

Como es sabido, los verbos tienen la función gramatical de indicar ya sea, ciertas
acciones y estados o bien, procesos o demarcar la existencia de algo. Y cada verbo
presenta una serie de variaciones de modo, número, persona, etcétera. Sin embargo,
por el momento no es menester detenernos en esto, es un lugar común. Lo que sí cabe
destacar para este ejercicio lúdico del pensamiento, es el hecho de que ciertas
palabras que son sustantivos puede darse el caso de que se transformen en verbos, tal
es el caso de apunte y apuntar, de roto y romper, etcétera. Por su parte, hay un uso
muy particular como verbo derivado de la raíz humano y es precisamente, humanizar,
un verbo en infinitivo. Y claro, todas sus variantes de conjugación, que por el momento
no es necesario destacar.
Este verbo, según el blog, Etimologías de Chile, deriva de las voces humanus e
-izare. Donde el sufijo indica precisamente la acción de “convertir en”. Como
consecuencia, tenemos que humanizar, en su etimología, es convertir a alguien en
humano. ¿O algo?.
Convertir nos puede llevar al ser y al parecer humano. Mas el ser y el parecer no
es lo mismo. Una ilusión frecuente de nuestro tiempo respecto al ser humano es creer
que parecer es ser. Convertir puede llevarnos al ser, como cuando una oruga se

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convierte en mariposa: es una mariposa. Mas cuando convertimos yendo al parecer, no


vamos al ser. Así, un perro “humanizado” al que le festejan un cumpleaños, por
ejemplo, propiamente no es un humano. O un personaje, que por más humanizado que
sea, sigue siendo un personaje y no un humano.
Hasta aquí y con las distintas acepciones que hemos analizado, la cosa parece
ser compleja, pues alguien podría preguntarse qué quiere decir hacer a alguien
humano, acaso procrearlo, crearlo, sin embargo, no es complejo. Para demostrarlo me
remitiré a la RAE y a los contextos vivos, como lo he venido haciendo. La RAE otorga
dos acepciones de la palabra humanizar:

1) “tr. Hacer humano, familiar y afable a alguien o algo.”: De inicio, hay que decir que
esta primera acepción va muy acorde a la etimología del vocablo. Destaco punto
por punto. En primer lugar, tenemos la abreviatura “tr.”, la cual indica que estamos
en presencia de un verbo transitivo. Esto quiere decir que, para que se pueda
humanizar a alguien se necesitan al menos de dos partes. En consecuencia,
humanizar no es una acción que surge de un individuo aislado ni por sí mismo, sino
que, parece ser, se necesita de un otro. En segundo lugar, aparece la partícula
“hacer humano”. Esta parte es complicada, porque como al estilo de Dios que creó
a Adán de la arcilla y a Eva de la costilla de este último y esta, la arcilla, a su vez
como todo lo demás, fue hecha de la nada, todos estos usos tienen la implicación
de hacer. Solo podemos hacer algo en dos casos: 1) cuando este algo ya está
creado en sus componentes mínimos, y en todo caso, recreamos o bien 2) hacerlo,
desde cero, es decir, crearlo, lo cual parece ser algo sumamente extraño, que solo
Dios hace: crear de la nada. El campo semántico de este vocablo, hacer, es este,
pero también, implica ejecutar o bien, realizar algo (Real Academia Española,
2021). Sea como fuere, es claro que los usuarios reales de la lengua no siempre se
meten en esto enredos aunque detrás de los usos están. Adentrémonos un poco
más, verbigracia, a un bebé se le puede humanizar y a un animal, como un perro,
también, al menos, en la lengua viva se habla de esto y claro, en la definición dada
por la RAE también. Tal parece, que se humanizan entes que existen, que ya han
sido creados. Como caso, un personaje, sea este con forma humana o no, se

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puede humanizar pero algo no inventado o creado no, pues no existe. Cuando los
hablantes usan este vocablo y respecto a esta primera partícula “hacer
humano”, lo hacen refiriéndose precisamente al hecho de que se debe hacer
que ese ente se comporte como típicamente se comporta o debería
comportarse un humano. Por tanto, este verbo es un especie de condición
facultativa para hablar de humanizar. Pero, la reflexión me indica que, algo que se
comporte como humano bien puede no ser considerado humano, como en los
ejemplos que dejamos sobre el perro y el personaje. Debemos tener cuidado con
este distingo. Lo que sí, es que parece ser que lo que se puede humanizar son
solamente animales (humanos, perros, gatos, etc.) o bien, seres fantásticos (dioses,
personajes, etc.). Una planta por ejemplo no puede ser humanizada, claro, si es un
personaje sí, pero entra en la distinción anterior; una roca, tampoco, el petróleo,
tampoco. Sin embargo, de estas plantas o cosas, decimos más bien, que forman
parte de lo humano. Claro, siempre y cuando haya ciertas condiciones, verbigracia,
si la planta está en estado salvaje, propiamente no es parte de lo humano, pero si
está en una macetita en mi cuarto sí; así mismo, una roca, per se, en estado natural
no es parte del humano, pero si la uso para adornar mi jardín, ya lo es. Mismo caso
con el petróleo; por sí mismo, no se puede humanizar, pero puede ser parte de lo
humano. En tercer lugar, tenemos que humanizar es hacer “familiar y afable”, es
decir, hacer de un ente, algo no extraño y que además sea del agrado, puesto que
muestra ciertos comportamientos tomados como humanos. Tal es el caso de
expresiones, como en una cena en nuestra cultura, donde a alguien que no come
con la boca cerrada y haciendo ruidos le pueden decir “comes como animal” en el
sentido de que no se acata a ciertas normas consideradas cordiales o familiares.
Cosa distinta con ciertos orientales que degustan sus alimentos de esta forma y no
hay mayor problema con ello. Por otra parte, si un perro come en una silla, imagen
habitual en redes sociales, se dice que come como humano. Claro, como un
humano de nuestra época y no como un romano, que comía de costado o un
oriental que come, frecuentemente, en el piso. Hablamos de un ethos y como
muchos ethos, cambian con los tiempos y la cultura. finalmente, cabe destacar la
partícula “a alguien o algo”, con esto, brevemente refuerzo lo dicho con

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anterioridad, a saber, que se puede humanizar animales, incluyendo al “humano”, y
otros seres no C&C como humanos.
2) “prnl. Ablandarse, desenojarse, hacerse benigno.”: La abreviatura “prnl.” Indica que
estamos ante un verbo pronominal. Cabe recordar que estos son los que se les
agrega un pronombre reflexivo, el cual indica que la acción afecta al sujeto de la
oración. Estos pronombres pueden ser (-me, -te, -se, -nos, -os). Es claro que el
ejemplo que buscamos propiamente no es humanizar, sino, alguna de sus
conjugaciones. Para este caso, utilizaré estas frases o expresiones que los
hablantes podrían enunciar: 1) ¡Humanízame!; 2) ¡humanízate!; 3) Tiene que
humanizarse más; 4) ¡humanízalos!. Los ejemplos 1 y 4, no son muy frecuentes en
la lengua viva, sin embargo en ella existen. Como se ve, en todos estos ejemplos,
puede acoplarse la segunda acepción del verbo, es decir, en el sentido de que se
ablande alguien, es decir, que sea comprensivo con cierta situación; también de
desenojarse, es decir, bajarle al enojo, ser comprensivo, empático con alguna
situación y también, con ser bueno.

1.3.1.4 Otras consideraciones: definiciones ostensivas y las palabras


humano y hombre

Tanto para el vocablo humano, como para el vocablo hombre, se suele recurrir a
definiciones ostensivas. Las cuales indican de forma directa a qué se refiere aquello
que se está nombrando con una palabra. Verbigracia, un hablante a la pregunta ¿qué
es un humano o un hombre? Puede responder sencillamente: eso, esto, aquello;
palabra que puede ir concatenada con un señalamiento o muestra del ente o situación.
Aunque parezca raro, es una forma muy común de referirse a los objetos,
señalándolos. No hay que creer que solo las palabras habladas o escritas gozan de
sentido. Pues el campo semiótico no se delimita a ellas. Sobre esto, volveré más
adelante en el capítulo segundo.

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______________________________________________________________________
(Mapa de ruta de trabajo No. 2)
______________________________________________________________________

1.4 Sembrar, fertilizar y cosechar un terreno: Reflexiones sobre el


parangón entre el vocablo hombre y humano

Después de este primer recorrido donde revisamos la forma frecuente en que los
hablantes usan la palabra humano y hombre, hemos de señalar algunos puntos que
nos muestra el análisis.
Tenemos que el vocablo hombre ha sido y es utilizado como sustantivo común,
sustantivo propio, a veces como interjección, como locuciones conceptuales y hasta
han surgido neologismos. Y por su parte, el vocablo humano, se ha utilizado y utiliza
como adjetivo, verbo, sustantivo común y sustantivo propio, entre otras. Sin embargo,
hay que destacar que, todo indica que no existe en la lengua viva una interjección con
humano.

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Recurrir a los usos habituales nos ha otorgado un panorama más amplio en este
primer momento y con ello, llega el señalamiento de que cuando los hablantes
enuncian el vocablo, no siempre lo hacen en el mismo sentido; las formas naturales del
uso del lenguaje nos muestran esto. Empero, es claro que la reflexión y estudio no
termina aquí, tan solo estamos en un primer escalón, solo es parte de la primera
dimensión de la Operatividad.
A partir del análisis, nos dimos cuenta de varios puntos y que es menester
explicitarlos para poder continuar con la investigación. Dichos puntos son, a saber: 1)
hombre y humano no necesariamente tienen los mismos significados y usos; 2) es
importante prestar atención al contexto lingüístico al estudiar al hombre o humano; 3) la
palabra humano (como hombre) puede fungir como categoría de inclusión de entes o
características y 4) debo argumentar, la razón por la cual analizo principalmente el
vocablo humano y no el de hombre. Pues mi estudio se centra en Humano.
En lo particular, me centraré sobre todo en humano y no en hombre debido
a que 1) en la actualidad es más frecuente el uso de humano para referirse tanto
a machos, hembras y hermafroditas (u otros tipos de entes) y ya no es tan
habitual que se hable de hombre para incluir a esos entes; 2) porque el vocablo
hombre es principalmente usado como sustantivo y el vocablo humano como
adjetivo, en el primer caso se resalta muchísimo más su naturaleza de categoría
de inclusión. En humano está más patente su función clasificatoria desde la
definición en sí a diferencia del otro término, que en muy escasas ocasiones
tiene este sentido y 3) porque la reflexión y análisis me llevan a pensar que en las
circunstancias actuales de lo que pretendo analizar, el vocablo humano,
jerárquicamente, es superior a la palabra hombre y el primero incluye o puede
incluir al segundo, claro, si tomamos al segundo, como sustantivo, hombre-
varón.
Finalmente, una vez remarcado lo anterior, pasemos al siguiente apartado donde
la reflexión y estudio nos muestra que es menester hacer un cambio en la forma de
preguntar y de estudiar el vocablo hombre. Es momento de acercarnos distinto a los
problemas, es momentos de pasar de los ¿qué es X? a los ¿cómo se da X?, los ¿para
qué X? Ya muchos siglos se ha recurrido a la misma pregunta ontológica. Sin olvidar

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que en la forma en que preguntamos esta la forma en que encontraremos respuesta a


una pregunta, tal como lo dice Collingwood (1974, p. 39) “Hay que entender que
pregunta y respuesta, tal como yo las concebía, eran estrictamente correlativas.”.
Pasemos de preguntarnos ¿qué es el humano?, a preguntarnos otras cosas y
con ello llegar a otras respuestas. Pues como menciona Tomasini, hay cosas que no se
pueden o deben entender (siempre) como entidades materiales y el tomarlas de esa
forma, puede dar como resultado que se distorsione su entendimiento, por ejemplo, al
hablar de emociones, como lo explica él, no tratamos con cosas materiales, pero su
inmaterialidad no es problema para su realidad. A pesar de no ser materiales son
reales.
La forma de preguntar y acercarnos a esos temas son fundamentales para su
entendimiento. Cuando preguntamos por los “qué es”, es más factible que caigamos en
respuestas que impliquen substancialidad. Por ello Tomasini, hace un cambio en la
forma de preguntarse sobre las emociones, como lo hace primeramente el segundo
Wittgenstein, y en consecuencia, responde que no encontraremos una emoción como
encontramos un corazón adentro de nosotros, sin embargo, ambos tienen una realidad
que los hablantes pueden enunciar. Enunciar: tengo emociones y tengo un corazón. No
implican lo mismo y sin embargo, ambas contienen la palabra: tengo.
Cosa similar pasa con el vocablo humano, pues hay una breve parte en él que
los hablantes usan como sustantivo para referirse a una cosa, a algo que tiene una
materialidad, al ente, pero, ciertos usos no son de esa forma. Particularmente, el uso
taxonómico- social que menciono, y otros que resalté y resaltaré más adelante, que son
muy importantes y muy recurrentes pero casi nunca tomados en cuenta.
Este uso taxonómico- social, tiene implicaciones similares a lo que mencionaba
sobre los señalamientos de Tomasini respecto a las emociones, a saber, la palabra
humano usada en sentido taxonómico- social no es una entidad material, pero si tiene
una realidad y su realidad podríamos decir en primer momento es clasificatoria por
inclusión.
En el capítulo siguiente, seguiremos con la meditación sobre la dimensión
lingüística, pues el presente tan solo fue un primer acercamiento que ya nos dio
valiosos resultados para lo posterior, como lo podrá ver el lector. En el siguiente

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apartado, plantearé más a fondo la necesidad de pasar del campo ontológico al de la


Operatividad. Claro, este pasar no implica que el primero deje de ser importante, sino
que es menester pasar al segundo para poder comprender mejor al primero y a su vez,
a las distintas prácticas sociales que influyen sobre las meditaciones ontológicas y no
ontológicas.
Pero dejemos esto hasta aquí y pasemos a dejar que el texto hable y con él, las
voces de quienes me precedieron en otras épocas; también las voces de mis
contemporáneos. Y claro, la voz de mi pensamiento que intenta hacer más lúcido el
abigarrado de elementos que llegan a él. Por mi parte, estudio la farfolla del sentido de
humano; las pretensiones de saber que los llamados humanos tienen sobre sí mismos
respecto a las formas de nombrarse, asumirse y constituirse, de C&C como tal.

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Capítulo 2
De la Ontología a la Operatividad del
Sentido de Humano

Y así vemos ya más claramente la condición de la Filosofía: admiración, sí, pasmo ante
lo inmediato, para arrancarse violentamente de ello y lanzarse a otra cosa, a una cosa
que hay que buscar y perseguir, que no se nos da, que no regala su presencia. […] No,
no todos fueron por el camino de la verdad trabajosa y quedaron aferrados a lo
presente e inmediato, a lo que regala su presencia y dona su figura, a lo que tiembla de
tan cercano; ellos (los poetas) no sintieron violencia alguna o quizás no sintieron esa
forma de violencia, no se lanzaron a buscar el trasunto ideal, ni se dispusieron a subir
con esfuerzo el camino que lleva del simple encuentro con lo inmediato hasta aquello
permanente, idéntico, Ideal. Fieles a las cosas, fieles a su primitiva admiración extática,
no se decidieron jamás a desgarrarla; no pudieron, porque la cosa misma se había
fijado ya en ellos, estaba impresa en su interior.

María Zambrano

Ni las reglas aristotélicas ni las Russellianas dan cuenta de la lógica exacta de


cualquier expresión del lenguaje ordinario, porque el lenguaje ordinario no tiene lógica
exacta.

Peter Frederick Strawson

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Como lo dije arriba, más allá de continuar preguntándonos, en sentido ontológico, qué
es el humano/ qué es el hombre, lo cual ya se ha hecho mucho, es momento de
cambiar la pregunta. Puesto que en la forma habitual de cuestionar, viene
frecuentemente una forma habitual de responder. Esa pregunta tradicional no me
ayuda a saber sobre la C&C de los entes como humanos. Por mi parte, dejaré esa
empresa de lado, pues hay quienes ya lo han hecho y puede darse el caso que lo que
diga simplemente sea otro enredo más o un adorno más a lo ya dicho. Razón por la
cual, daré este giro en la forma de cuestionar sobre el sentido de humano. Para ello, la
pregunta directriz es otra, a saber: ¿Cómo opera el sentido de humano en los
hablantes y en las prácticas sociales? (Esta fue al segunda cuestión que me hice). A
propósito de esto, he de destacar brevemente algunos puntos para que pueda
comprenderse mejor el vaivén de mi pensamiento y la justificación de este cambio de
enfoque.
En primer lugar, el cambio en la forma de preguntar surge a raíz de una cuestión
que tiempo atrás me hice y que apertura el apartado de un escrito propio titulado
Testimonios y reconstrucciones: de alusiones e ilusiones, dentro del texto hay un
capítulo intitulado Acepciones, taxonomía y desvaríos: flexiones de la luz o reflexiones;
lo anterior sobre lo nombrado Humano. Este texto no está publicado, sin embargo, lo
redacté por allá del 2019. La cuestión que me hice en aquel momento fue: ¿Hay algo
en común en todos aquellos entes que llaman o han llamado humanos? (Esta es
la primera pregunta que me hice). Cuando me formulé esta pregunta, yo estaba
pensando en si había una sola característica en los entes, un algo, que fuera necesario
y suficiente para que algo fuera nombrado con tal apelativo. Lo que no alcanzaba a ver
en aquel momento, es que mis reflexiones se alejaban de una pregunta ontológica
aunque tuvieran o creyera yo, que tuviera la apariencia de serlo.
Este alejamiento sin soltura total del campo ontológico que llevo a cabo, tiene la
pretensión de hacer visible un problema que ha nublado y puede nublar las reflexiones
y debates sobre las implicaciones que tiene hablar del humano. Este alejamiento tiene
la pretensión de distanciarse para ver el panorama, y al ver con una mirada más
amplia, comprender una serie de implicaciones que están presentes y que son
sumamente importantes para quienes pretendan hablar de estas cuestiones. Alejarse,

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contemplar y volver a acercarse. Un alejamiento no necesariamente implica que se


corte un lazo en su totalidad, hay ocasiones que alejarse genera nuevos lazos que
otrora no estaban o no eran visibles
En cuanto a ese texto, en él enunciaba una serie de características: la
conciencia como auto conciencia, el reconocimiento del propio cuerpo físico, la
racionalidad, el pensamiento, la planificación, entre otras características. Una vez
enunciadas cada una de estas característica me ponía a reflexionar, en un ejercicio
anacrónico del pensamiento con base en mis saberes históricos y de aquel momento,
qué entes que tuvieran una sola de esas características en algún momento histórico los
habían o no nombrado como humanos, esto con el fin de saber si había algo esencial
en el ente al cual se le troquelaba dicho apelativo.
Dichos entes eran o podrían ser, embriones, fetos, neonatos, niños,
adolescentes, adultos, viejos, cadáveres, etcétera. Justamente este ejercicio que
describo, lo repito con modificaciones (borraduras y añadiduras) en el presente
capítulo, en particular en el apartado SLLH: Taxonomía- social: Características que
podrían ser consideradas fundamentales en los entes C&C como humanos. O bien,
características que ponen en duda si podrían ser o no ser fundamentales para que un
ente sea C&C humano.
Entonces, a partir de este ejercicio germinal, me di cuenta que a todos estos
entes en un momento histórico u otro los había incluido o no incluido como humanos.
Eso fue sumamente sorprendente para mi, pues incluso aquellos entes que tenían la
misma forma y facultades que yo y mis seres más amados, en algún momento no los
habían incluido en dicho apelativo y viceversa, entes que no tenían ni la misma forma y
facultad que las mías, sí los habían incluido. Estás líneas no se tomen de forma
sentimentalista, sino de sorpresa, de asombro, ante lo que el ejerció lúdico del
pensamiento me mostraba.
Posteriormente, sin darme del todo cuenta, estaba dando un giro de lo
ontológico al terreno de la lengua y el lenguaje, así como de las prácticas sociales, lo
cual nombré ya en el presente trabajo como Operatividad del Sentido. Al punto de que
en este momento muestro las preguntas que formulé líneas atrás pues me di cuenta
que usar el vocablo humano para referirse al ente en cuanto ente, tal como lo hace la

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Ontología, es una cosa y usar el vocablo con las distintas variedades en el terreno de lo
social, es otra. Lo ontológico y la Operatividad, no necesariamente se compaginan y sin
embargo, la segunda suele pasar desapercibida y es sumamente importantes, al
menos procuro a lo largo de todo el texto justificar la importancia de mi propuesta.
En segundo lugar, el cambio de la pregunta del qué, por el cómo y el para qué,
es fundamental, puesto que preguntar qué es X, nos lleva, frecuentemente, a
cuestiones substanciales, cosa que propiamente no me interesa al momento y
preguntarnos por el cómo, nos lleva a formas en las cuales se hace X cosa. Y
preguntarnos por el para qué, nos lleva a los fines. Esto es imprescindible, pues la
siguiente partícula de mi segunda pregunta es la palabra “opera”. Palabra entendida en
el sentido de realizar algo, de trabajar, de obrar, de ejecutar, de funcionar. En pocas
palabras, sobre la forma en que funciona algo. Ese algo es, a saber, el sentido de
humano. Pues, dicho sentido además de ser parte de la lengua, del idioma, es parte de
una sociedad de hablantes que lo enuncia a través de signos, de una sociedad de
hablantes que crean un sentido particular o sentidos en particular, pero, su operatividad
no se queda tan solo en la lengua, sino que atraviesa las prácticas sociales. Todo eso,
procuro elucidar.
Como consecuencia, tenemos que el sentido de humano (o sentidos) se pueden
troquelar, por ejemplo, en la palabra humano, la cual se puede entender de distintas
formas, dependiendo del campo del saber que lo enuncie y, detrás de que se imponga
una forma particular de entendimiento está el hecho de que hay una operatividad
respecto al sentido, esa operatividad está relacionada a los fines, a la promoción, las
prácticas de determinación, entre otras dimensiones, mismas que serían estudiadas en
el capítulo tercero. Se sigue que, una particular forma de entendimiento del “humano”
no se da sola ni necesariamente por la frecuencia de su uso, sino, porque detrás de él,
hay una interrelación con otros elementos fundada en la forma de operar de los
sentidos. En suma, no se entenderá la operatividad del sentido aislándolo, sino,
entendiendo que su uso es parte de una serie de elementos más con los cuales se
interrelaciona y así, nuestra C&C está capturada por estos procesos de la Operatividad.

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Una vez dicho estos anteriores puntos y exponer las razones de este giro en la
forma de preguntar y abordar el problema, queda mejor justificado la razón del título de
mi trabajo y el porqué del cambio de lo ontológico a la Operatividad del Sentido. Sin
más preámbulo, veamos pues, más elementos lingüísticos de la Operatividad y los
distintos elementos que la conforman, además de lo revisado sobre ese mismo tópico
lingüístico en la sección primera.

2.1 La Operatividad del Sentido de humano

2.1.1 Exceso de significación e indeterminación

En su libro “Los espíritus y sus mundos, Locura y subjetividad en el México moderno y


contemporáneo”, Zenia Yébenes expone la forma en que se vincula aquello que llaman
esquizofrenia con la modernidad y su preocupación por el lenguaje. Ahí explica
precisamente que una forma de comprender esta forma de locura es entenderla como
un producto propio de una época, como otras formas de locura actuales, es decir, es
una especie de resultado de la articulación que entreteje un momento histórico. En
otras palabras, se enloquece con la época. Sobre este tema, ella otorga una especial
importancia a los estudios del lenguaje y la lengua y al hecho de comprender la función
que tiene dentro de la sociedad y en particular, en esta forma de locura:

“La preocupación por la relación entre las palabras y las cosas es una vez más
una experiencia inusitadamente moderna, que da paso a la preocupación por el
lenguaje per se.” (Yébenes, 2014, p. 37).

Así, dice que con la Modernidad viene a aparecer una experiencia que otrora no
estaba presente en las sociedades, o al menos no en las dimensiones actuales. Dicha
experiencia es, a saber, esta separación entre las cosas que son designadas con
palabras y el mundo de las palabras en sí. Pues a partir de este momento, se viene a

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distinguir que la lengua y el lenguaje propiamente no están unidos por naturaleza a las
cosas, sino, que tienen una realidad por sí mismos.
Estamos en aquel momento donde surge el interés por el mundo del lenguaje y
sus manifestaciones, donde ulteriormente surgen ciencias como la Lingüística, donde
aparece la práctica psicoanalítica, los estudios de Filosofía del Lenguaje entre otros
elementos. Claro que en otros momentos hubo reflexiones sobre el lenguaje, al menos,
hasta donde tengo conocimiento, desde la Época Clásica con los griegos, en particular
con Platón. Sin embargo, con la dimensión que resalta la autora, la Época Moderna es
líder en esto.
Lo importante es que el lenguaje y la lengua vienen a cobrar un lugar
protagónico dentro de la escena social y con ello, en el campo intelectual. Y más
adelante la autora nos recuerda que precisamente para los griegos, no existía un
vocablo para nombrar aquello que nosotros a bien tendemos a llamar lenguaje, pues:

“había una íntima unidad entre la palabra y la cosa que no lo hacía necesario. El
nombre se sentía como parte de su portador, lo que en cierto modo volvía
propios todos los nombres.” (Yébenes, 2014, p. 38)

E inmediatamente después, realiza una cita de Colina y Álvarez donde añade


que en la Modernidad:

“Venimos a la existencia en un universo hablado donde la función de la lengua


no es tanto conocer o comunicar sino sujetar al hombre en el mundo. La lengua
es el correaje del sujeto […] Un caparazón lingüístico que reboza la realidad
para volverla cognoscible y que, cuando se resquebraja, las cosas dejan de
estar en su sitio natural y avanzan hacia uno cargadas de una oscuridad inefable
y enigmática”. (Yébenes, 2014, p.38)

Ella retoma esta idea para postular precisamente que a partir de la Modernidad
la forma de relacionarnos con el mundo es distinta, pues es precisamente a través o
mediante el lenguaje que nos enlazamos con él. En cuanto a la esquizofrenia, viene a

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decir pues, que el sujeto parece haber perdido ese correaje que lo ataba al mundo,
pues la forma de posicionarse en la lengua es distinta. Parece ser, según dice la
autora, que en ellos existe una insoportabilidad ante los excesos de significación y la
indeterminación en los sentidos.
En otras palabras, en cuanto al exceso de significación, podemos decir que, por
la misma forma de operar del lenguaje y la lengua, las palabras que hay en ella; la
lengua, están cargadas de excesos de sentido. Se ponen más elementos en juego de
los que creemos. Así, como ejemplo, cuando a alguien, en un caso cotidiano, le dicen:
“haz lo que tú quieras”. Tenemos, por una parte, un mensaje que literalmente se esta
enunciando, pero, también, en este caso, hay un sentido que propiamente no esta
contenido en las palabras, sino que sería abordable desde un metalenguaje y dicho
sentido puede ser entendido como: haz lo que quieras, pero, realmente no quiero que
hagas lo que quieras, sino que hagas lo que quiero. Este exceso, de lo que se está
poniendo en juego, fue reconocido por Bateson citado por Yébenes y por (Hoffman,
1992), en su texto, fundamentos de la terapia familiar. En cuanto a Bateson, procuró
promover una forma de comunicación mediante la lengua que evitara este tipo de “mal
entendidos”, pero en palabras de Yébenes, esto no llegó muy lejos, pues su solución
nos llevaría a un bucle donde siempre sería necesario clarificar dicho exceso de
significación. Por más clarificaciones que se hagan, puede ocurrir la posibilidad del
exceso de significación. Por eso la autora se remite a esto que Freud llama Compulsión
a la repetición, que en sus palabras dice que:

“Lo que atisbamos en ella es la extrañeza de que una y otra vez nuestro mundo
y nosotros dependemos de un proceso de significación, que no puede ser
estabilizado, que no tiene más objetivo que el proceso de significar mismo”
(Yébenes, 2014, p. 50)

En los sujetos facultados con el lenguaje, no habría mayor finalidad de este


exceso de significación que el significar mismo. Ahí radica la Compulsión. Y esto, es
sumamente importante para el entendimiento de la locura, pero sobre todo para lo
tocante en este trabajo, puesto que es el objetivo.

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Como consecuencia de este proceso de significación constante tenemos que


siempre hay una indeterminación última en los sentidos. Razón por cual, afirma que los
usuarios del lenguaje, cuando hacen uso de él, siempre están en un constante
reacomodo de los sentidos con base en el hecho de que el “campo de significado se
amplia”. Con estos elementos mínimos, entonces, ella propone evitar comprender lo
social propiamente desde una dimensión material o meramente material, sino “Como el
producto meramente provisional de la re- asociación y del re- ensamblaje a través de la
significación” (Yébenes, 2014, p. 43).
Esto lo dice porque, cuando los sujetos están en situaciones sociales se
encuentran inmiscuidos en el mundo de los significantes y dichos significantes, se
encuentran atrapados por un proceso retroactivo, es decir, un proceso de ida y vuelta,
de reajuste conforme se va desarrollando y ampliando el campo del significado. Así, por
ejemplo, podemos leer: Ella era buena madre. Y al captar esta oración, podemos darle,
supongamos, una significación benigna a la mujer, pero, si inmediatamente después
leemos: pero aún así, mató a sus hijos. La significación cambiaria, habría un reajuste. Y
este reajuste se iría actualizando conforme de desarrolle cierta situación comunicativa
mediante la lengua y elementos extralingüísticos como los gestos y ademanes. En
cuanto al ejemplo, como lo indica Portolés (2014), tendríamos que prestarle atención al
marcador textual “pero”, y entender su función dentro del texto o de las enunciaciones
orales.
Como sujetos que participamos de lo social, estamos constantemente
inmiscuidos en esos procesos de exceso de significación, por ello dice Yébenes,
continuamos participando en los juegos sociales puesto que estamos indeterminados
en cuanto a los sentidos. Este otro punto medular, la indeterminación, la cual vendría
de la mano del exceso de significación, pues es precisamente esa indeterminación la
que a la par de los movimientos comunicativos del lenguaje, como la lengua, va
actualizando los sentidos con que los otros nos captan y con ello, nos podemos
esforzar por significar algo para los demás, pues no conocemos cabalmente lo que
significamos para los otros:

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“Lo social no es lo que está ahí desde siempre manteniendo a los sujetos
unidos. Re- ensamblamos incesantemente lo social. Comprendo entonces lo
social como la interdependencia de las relaciones materiales de los procesos de
significación; procesos que tienen que ver con lo simbólico.” (Yébenes, 2014,
Pp. 43- 44)

Cabe aclarar que, Yébenes entiende lo simbólico de una forma particular, a


saber:

“No es un sistema de significados estables incluso cuando a veces parece serlo,


o incluso cuando imaginamos, o deseamos fervientemente, que lo sea. Lo
simbólico es para nosotros el registro del exceso significativo y de la
indeterminación de su apropiación en el ámbito social.” (Yébenes, 2014, Pp. 44-
45)

Así pues, nos encontramos ante la constante actualización y reajuste de la


significación. Y como consecuencia, esto simbólico posiciona al sujeto como un
significante para los demás y a su vez, lo mantiene en la indeterminanción como ser
social y merced a ello, puede aparecer el proceso retrospectivo de significación. Con
ello, los sujetos se historizan. Pero no es todo respecto a lo social, pues lo social
enmarcado por la significación y sus excesos, propiamente no es algo que tenga que
ver con las intenciones de los sujetos sino, con la apropiación que se hace de algo, es
decir, con la apropiabilidad:

“Lo que importa efectivamente no es la intención con la que decimos o hacemos


algo, sino cómo los otros (y nosotros mismos) nos apropiamos del significado de
lo que decimos y hacemos. Una vez más, sin la posibilidad de la apropiación, lo
social no existiría.” (Yébenes, 2014, p. 46)

Todo lo anterior es importante para lo tocante aquí, puesto que, qué sería de
nosotros y “nuestro mundo” si no significáramos las cosas, acciones, etcétera. Es decir,

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imaginemos de pronto toparnos con cierto objeto despojado de toda las significaciones
que le damos. Hagamos una especie de epojé fenomenológica. Como caso, tenemos a
Nabokov, mencionado por Yébenes, quien cita un fragmento del cuento Terror, el cual
dice:

“Cuando salí a la calle, vi de repente el mundo tal y como es realmente […] Mi


línea de comunicación con el mundo se cortó, yo estaba completamente solo y
el mundo lo estaba a su vez, y ese mundo carecía de sentido. Vi la esencia real
de todas las cosas. Miraba las casas y éstas habían perdido su significado
habitual —quiero decir, todo lo que pensamos cuando miramos una casa: un
cierto estilo arquitectónico, el tipo de habitaciones, qué hay dentro, que sea una
casa fea, o una casa cómoda—, todo este tipo de representaciones se habían
evaporado, sin dejar en su lugar más que una concha absurda.” (p. 48)

Y así, nos recuerda la autora, precisamente que, desde la Modernidad y su


relación con el lenguaje, se ha atisbado “la indeterminación e ingobernabilidad del
significado”. Por un lado están los entes de los cuales somos conscientes de su
existencia y por otro, los significados que les atribuimos a esos entes per se vacíos de
sentido —como esos entes que habitualmente llamamos humanos—. Y así, aparece un
nuevo problema al reconocer la realidad misma del lenguaje y es que “Las cosas y
nosotros no sólo seamos, sino que signifiquemos” (p. 48).
Y más adelante la autora, viene a destacar lo dicho por Freud respecto a lo
ominoso o lo siniestro, donde lo vincula precisamente con este exceso de significación.
Sin embargo, para los fines que persigo, es preciso detenerme en este punto. Pues al
menos con estos conceptos y formas de entendimiento podemos abrirnos más el paso
hacia la Operatividad del Sentido de humano.

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______________________________________________________________________
(Mapa de ruta de trabajo No. 3)
______________________________________________________________________

2.2 Lo social, el lenguaje, la lengua y el humano (SLLH): El sentido de


humano representado en múltiples signos lingüísticos

2.2.1 Consideraciones preliminares sobre la comunicación, el lenguaje y la


lengua

Una vez revisado los señalamientos hechos por Zenia Yébenes es menester pasar a
ver cómo es que estos excesos de significación y la indeterminación total de los
sentidos se han manifestado en lo social a propósito del sentido de humano troquelado

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en múltiples signos. Para ello, hay que plantear que para este caso, el de mi estudio, es
distinto el comunicar, el lenguaje y la lengua.
En primer lugar, tenemos que el comunicar implica precisamente el acto de
poner algo en común, al menos en su etimología, y que existen distintas formas de
comunicación, por ejemplo con señas, como lo hace el palomo cuando danza frente a
la hembra realizando su pauta instintiva de cortejo; o bien, la comunicación química,
que se da al consumir algún medicamento que estimula en el cuerpo cierta función a
realizar, tal es el caso de la producción de algún neurotransmisor. También, tenemos la
comunicación mediante la transferencia de información computacional, tal es el caso de
los mensajes de correo electrónico. Es decir, tenemos múltiples formas de
comunicación. La comunicación, claro está, no es un suceso delimitado al mundo
nuestro. En cuanto a nuestro mundo, tenemos una forma primordial de comunicación,
que es la lengua y esto a través de nuestra facultad del lenguaje.
En cuanto al lenguaje, tenemos que, como le menciona Saussure (1945) en su
“Curso de lingüística general”, tiene las siguientes características2: Es multiforme,
heteróclito (se compone de aspectos físicos, fisiológicos y psíquicos), tienen una parte
social y una individual, no es una totalidad. No es del todo natural, pues la boca,
biológicamente hablando, no esta hecha para hablar como las piernas para andar; el
conjunto del lenguaje goza de incognoscibilidad debido a su multiplicidad de formas en
que se manifiesta y es un hecho de sí mismo, goza de realidad propia. Como vemos
pues, desde la postura del autor, el lenguaje no es lo mismo que la lengua, parece ser
algo más amplio que nos atraviesa y captura, es una facultad.
De la multiplicidad de formas en que podemos encontrar las manifestaciones del
lenguaje, tenemos la lengua, es decir, los idiomas, los cuales tienen las siguientes
características: Son resultado social de dicha facultad del lenguaje, es homogéneo y
producto de convenciones, es una totalidad cognoscible, es un principio de
clasificación, una unidad y un lazo social que existe solo en las masas y no en los
individuos —por ello no hay lenguas propias—, es un sistema de signos compuesto de
significados y significantes; no es una función de quien habla y en sentido estricto, no

2 Él propiamente no las menciona enlistadas como lo hago aquí. Este listado, junto con los siguientes respecto a este tema, son el
resultado propio de esquematización. Aunque claro, esta basado en el texto.

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necesita premeditación y reflexión para ejecutarse; está localizado en un circuito y a


diferencia del lenguaje, es un hecho humano que se produce debido al habla3.
Dicho sea de paso, Saussure también distingue entre la escritura y el habla. De
la primera dice que es representación de la lengua y su disfraz y sobre el segundo, dice
que es individual, pues es la ejecución de la lengua por parte del usuario, es voluntaria,
utiliza los códigos de la lengua, se ostenta en mecanismos psicofísicos (signos
lingüísticos, significado y significante y, órganos fonatorios) y por ultimo, no tiene nada
de colectivo.
Como consecuencia, tenemos que el lenguaje se puede manifestar mediante
una serie de códigos compilados en conjuntos, uno de ellos es la lengua o las lenguas,
pero no es el único; tendríamos aquello que conocemos como lengua de señas, o bien,
señales de salutación, y un sin fin de signos que vienen a mostrarse como formas en
las que otorgamos ciertos sentidos a un sin fin de objetos, situaciones, etcétera. Pues
existen distintas formas semióticas.
Algunas de ellas, como ciertos signos basados en señales corporales o
ilustraciones, las retomaré después para hablar de significado, del sentido de humano.
Estas formas semióticas son resultado de la facultad de lenguaje, pero no son lenguas
(idiomas), pero sí conjuntos de códigos plenos de sentido. Pues hay que recordar que
no todos los signos son de la lengua.
Además, hay un señalamiento que me parece importante resaltar sobre el
lenguaje y es que, según Benveniste (1997), no todo en el lenguaje comunica, pone
algo en común, por ejemplo, la blasfemia o ciertas expresiones, como las la interjección
Hombre, que ya comentamos. Como caso, cuando alguien se golpea en el dedo
pequeño del pie y grita una blasfemia, su acto, no tiene la finalidad de comunicar, de
poner algo en común con otros, sino de expresar un estado interno de dolor.
Ahora bien, una vez dicho lo anterior, tanto lo de Yébenes, como lo de Saussure
y Benveniste y claro, el señalamiento de que me amplio a aspectos semióticos y no
solo lingüísticos, vemos pues que en el terreno donde se manifiesta el lenguaje en sus
múltiples formas, el sentido de humano tiende a manifestarse de distintas maneras. Así,

3 Es claro que en lengua de señas no se producirá mediante el habla. Él autor como tal no refiere esta clarificación que hago.
Parece ser que está pensando solo en las lenguas orales y escritas.

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alguien puede ora ver el boceto del Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, ora una
de las pinturas rupestres de figuras humanas en Twyfelfontein, Namibia u ora un dibujo
de palitos —de aquellos que los infantes y no infantes dibujan— y pensar de inmediato
que aquello representa al humano. Claro, el de da Vinci, tan solo al hombre como sexo.
Pero estos dibujos de palitos, son característico pues pueden ser andróginos, y como
tal, alguien al verlo podría decir que eso es un humano. Es decir, nos encontramos ante
un signo representante de otra cosa.
Sin embargo, esta no es la única forma en la que podemos manifestar con la
facultad del lenguaje el sentido de lo que es el humano, existe una serie de
representaciones posibles más. Cabe recalcar algo de suma importancia: Hay casos
donde el sentido se manifiesta más del lado de la idea de humano y hay otros
donde se manifiesta más de lado de la definición de la palabra humano. Esto
tómese en cuenta, pues en muchos ejemplos de este apartado, son sobre todo
respecto a la idea de humano manifiesta en múltiples signos, a diferencia del
anterior, el capítulo primero, donde se definía la palabra humano y de vez en
cuando, aparecía la idea de humano.
Mas la cosa no se detiene ahí, la meditación indica que el sentido de humano
tiene otras formas de manifestarse a partir del lenguaje y en particular me centraré en
1) los signos representantes del sentido humano y 2) en los sentidos representados por
el mismo signo: palabra oral y escrita. Estos dos puntos, tan solo es una parte de la
Operatividad, hay otros elementos más que nos ayudarán a una forma más amplia de
entendimiento de lo que se pone en juego respecto al humano, cosa que también
hablaré más adelante.
La razón de que me centre sobre todo en estos, es porque precisamente me he
dado cuenta que cuando los hablantes hacen uso del vocablo, no necesariamente lo
están entendiendo en los mismo términos y esto, precisamente puede ser el resultado
de la polifonía de formas en que se puede significar al sentido “humano” pero también,
por la polifonía de sentidos que pueden operar y los medios de troquelación, como las
palabras u otros.
Esto persigue una finalidad para mi, aunque sus alcances no los tenga del todo
premeditados —el porvenir lo mostrará—, dicha finalidad es tomar en cuenta la realidad

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del lenguaje (y sobre todo la Operatividad) y sus formas de manifestación y cómo esta
realidad, si no la tomamos en cuenta al momento de poner el juego el sentido de
humano podemos caer en graves errores. Y no me refiero a errores meramente en la
lengua —¡sería bueno que tan sólo fueran de ese tipo!—, podemos caer en errores
sumamente graves como la historia nos lo muestra; de matar personas a montones o
bien, caer en graves malentendidos que lejos de clarificar las cosas las confunden
debido a ciertos posicionamientos que podrían resultar negligentes.
Estas meditaciones tienen la finalidad de abonar al campo filosófico y social y
sus prácticas, pues este alejamiento de la Ontología es sólo para señalar sus alcances.
Como sujeto histórico y oriundo de está época, me doy cuenta de la necesidad de
regresar a aquel debate ancestral; pero ahora, también hacer uso de nuevas
herramientas y formas de pensar el problema. Con base en esto, las observaciones
que pretendo destacar acá y que he destacado, muestran a cada momento su ligazón
con las practicas sociales y un lugar para la reflexión filosófica.

2.2.2 Otras consideraciones preliminares sobre los signos y los sentidos

Hay que señalar un punto que a la sazón actual se muestra imprescindible. Pues
pudiera parecer que cuando hablo del vocablo humano y del sentido de humano,
estamos en el mismo terreno. Cosa, que desde la presente concepción sería distinto.
Por una parte, tomemos en cuenta que cuando hablo del vocablo me refiero a esa
particular forma manifiesta del lenguaje en la lengua que es la palabra hablada o bien,
la palabra escrita, que funge como signo representante de una sentido, es decir, es un
mero significante. Por otra parte, cuando digo sentido de humano, me refiero
precisamente al sentido (Comprensión: idea y/o definición) de humano que los
hablantes conciben, consciente o inconscientemente, al concatenar esa idea y/o
definición con un signo.
Así, podemos afirmar que, un hablante puede manifestar en un signo el sentido
de humano a través de, por ejemplo, las palabras (orales o escritas) o bien, mediante
imágenes, tropos, señalamientos y definiciones conceptuales. También, a través de

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representaciones de distinta índole, como son artísticas, tales como la pintura o bien, la
escultura. Claro, habría otras formas, pero en lo fundamental considero que al punto se
entiende, a saber, que hay una multiplicidad de formas de poner en signos un sentido o
sentidos.
Para esto, es a bien recordar las palabras de Beuchot (2004) respecto a la
ciencia que coadyuva en los señalamientos que hago, a saber, la semiótica. Pues esta
ciencia: “Estudia el signo en general: todos los signos que formen lenguajes o
sistemas.” (p.7). Y siendo así, los signos se pueden entender como: “Todo aquello que
representa a otra cosa. Es decir, lo que está en el lugar de otra cosa, que hace sus
veces. La cosa representada es el significado.” (p. 7). Además, debemos considerar
que dichos signos son:

“Usados por los que pertenecen a una comunidad semiótica (de hablantes o
usuarios de los signos), pues tienen que compartirlos para saber, primero, que
son signos y, después, cuál es su significado. Generalmente, se considera que
el uso de un signo (fenómeno sígnico, acontecimiento semiótico o semiosis) se
da cuando un emisor transmite un signo, desde una fuente, por un medio o
canal, con un código, susceptible de ruido informático, a un receptor.” (p. 7)

Estos sentidos del humano van a poder ser representados por una variedad de
signos de distinta naturaleza y claro, van a tener múltiples significados, es decir,
elementos que representan. Y esto, es sumamente importante tomarlo en
consideración para lo tocante en este estudio. Claro está, como lo enuncié más arriba,
particularmente yo me voy a centrar en algunos fenómenos sígnicos. Esto con la
finalidad de rescatar, pues, que el sentido de humano puede manifestarse de distintas
formas y contener ciertos entes significados en un signo y así mismo, un mismo signo,
supongamos, una palabra, puede contener o representar, una variedad de sentidos
distintos.
Al punto, tómese en consideración un aspecto muy importante, pues en este
capítulo, simplemente estoy señalando, como un artificio expositivo, que hay solo un
sentido de humano que puede ser representado por una variedad de signos. Sin

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embargo, creer que sólo ha habido o hay un sentido de humano sería una ingenuidad
de mi parte. Si al momento me centro en esto que comento, es por fines expositivos.
Para el apartado siguiente, hablaré de la polifonía de sentidos y cómo estos
sentidos puede ser representados por los mismos signos. Al momento, lector, tome los
siguientes ejemplos para clarificar lo que digo, mismos que nos ayudaran en la C&C de
los entes como humanos. Los casos no son muy extensos, pues no es mi pretensión
llevar a cabo una análisis sumamente profundo de todo lo que está implicado, pues la
Operatividad del Sentido de Humano es algo primordial y que al momento está siendo
explicitada en sus componentes, que en este caso, continuan siendo lingüísticos, pues
aún faltan las otras dimensiones contenidas en el capítulo tercero.
Otro punto a considerar es que, cuando hablamos del humano hay una serie de
acontecimientos que están presentes y que si no los tomamos en consideración
podríamos caer en ciertos errores de entendimiento. Con esto no estoy diciendo que
mi afán sea lograr un cabal y total entendimiento sobre el sentido particular que
se pone en juego en todos los casos al intentar circunscribir al humano en un
acto comunicativo X, puesto que posicionarme en ese principio, sería de mi parte
una total locura. Pues en el lenguaje siempre habrá excesos de significación y
por tanto, siempre esta en el horizonte la posibilidad del malentendido. Hay que
soportar esto. Más bien, mis pretensiones son señalar un problema y sus
características para que al momento de abordar algo que tenga que ver con el
humano, al menos podamos tomar en consideración ciertas cuestiones y que
nuestra intervención pueda ser un poquito más pertinente sobre lo que se está
poniendo en juego e intentar captar un poco mejor el sentido particular que se
desenvuelve y con ello, claro, poder, si es el caso, actuar de mejor forma.
En fin, sin más, pasemos a las formas de manifestación del sentido humano a
través de distintos signos. Para ejemplificar las formas que pretendo destacar, pasaré a
desligar en una serie de ejemplos, casos distintos donde podemos ver cómo se
troquela el sentido en diferentes signos. Cada subapartado será referente a una forma
semiótica de troquelación. Y al inicio de cada uno, agregaré una pequeña tabla para
que el lector pueda observar mejor el signo y el caso. Esto no tiene otro fin más que

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claridad expositiva. Es un intento de evitar un posible extravío al lector ante los
múltiples ejemplos. Revisemos lo siguiente.

2.2.3 SLLH: Palabras orales y escritas

Tipo de signo Caso

Palabra oral Sonido “humano”

Palabra escrita Palabra escrita “humano”

2.2.3.1 Palabra oral: Sonido humano

Una de las formas más habituales en que podemos representar un sentido de humano
es mediante la articulación oral, es decir, propiamente la enunciación del vocablo. Por
ejemplo, no es lo mismo que un conservador utilice desde su discurso esa palabra, a
que lo haga un progresista, pues implícito hay sentidos distintos. Esto me parece que
no merece mayor explicación, pues es un lugar sumamente común.

2.2.3.2 Palabra escrita: Palabra escrita humano

Primero aprendemos a hablar y ulteriormente a escribir y en ese intento de captar


nuestros sentidos en palabras orales y posteriormente en palabras escritas, puede
darse el caso de que la escritura no abarque la totalidad de lo que queremos transmitir,
pues hay ciertos elementos, como la vivencia propia, con todo su bagaje de
sensaciones y sentimientos vivos que se producen en nosotros, que al enunciarlas
simplemente son representadas por otra serie de signos: quedan en el limbo.
La representación en signo, no es lo mismo que la “cosa” representada. No hay
que olvidar tampoco que, siempre está presente la posibilidad de dejar algo afuera en

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el campo de la significación. Ahora bien, respecto a la palabra escrita “humano”, puede


ocurrir algo similar, pues la escritura es un intento de representar la palabra oral y esta
ultima, a su vez, es un intento de representar los sentidos del humano.
Pero en fin, la escritura tan solo es otra de las posibilidades de troquelación de
sentidos en signos. Al igual que en el caso anterior, escribir la palabra, signo, humano
es un lugar sumamente común que poner un ejemplo de ello sería innecesario, pues
nuestra experiencia diaria nos basta.

2.2.3.3 Consideraciones adicionales

A pesar de que hablamos principalmente de la palabra oral y escrita, no debemos


olvidar otras lenguas que no gocen de oralidad, tal es el caso de las lenguas de señas.
Estas lenguas, claro está, no tendrán presente estas posibilidades, sin embargo, eso
no les impide utilizar una serie de signos más que signifiquen el sentido, o los sentidos,
humano. Como se puede ver, los signos utilizados por este tipo de usuarios de la
lengua carecen de sonoridad y por supuesto de un componente gráfico escrito —
aunque hay grafías para aprendices—. Sin embargo, como lengua opera sin la
necesidad de estos elementos, le bastan unas cuantas señas y gestos con las manos y
el rostro. Parece ser que, poner en marcha una lengua no requiere de oralidad ni de
escritura.

2.2.4 SLLH: Manifestaciones del sentido humano en las Bellas Artes

Tipo de signo Caso

Escultura El Pensador (Le Penseur) de Auguste Rodin de


1902
Pintura Niño geopolítico viendo el nacimiento del hombre
nuevo de Salvador Dalí de 1943
Música Humano de Lido Pimienta de 2018

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Arquitectura Alicia de selva mágica/ museo del cuerpo humano

Literatura/ teatro/ cine Van Helsing: el cazador de monstruos. Dirigida por


Stephen Sommers en 2004.

2.2.4.1 Escultura: El Pensador (Le Penseur) de Auguste Rodin de 1902

A través de ciertas representaciones artísticas, como lo son la escultura, alguien puede


reconocer que aquel signo, que en este caso es la escultura de Rodin y más
puntualmente, la escultura en sí, su forma, es de un humano, al menos, para el sentido
habitual de entendimiento de lo que es el humano, pues ha habido entes que no tienen
esa forma y se les ha denominado de tal manera, tal es el caso del embrión.
Claro está que, dicha representación o signo, no es la “cosa” representada, sin
embargo, tendrá una ligazón con ella de cierta forma y a la par, es la representación de
un sentido. Aquí, destaco la posibilidad de manifestar un sentido en una representación
artística. Cosa que no se hace igual mediante los medios de la escritura (tinta, papel,
etc.) o de la oralidad (aparato fonatorio, etc.) que utilizan otras “materias primas”, sino,
para este caso en particular, mediante el bronce, pero claro, como toda escultura,
puede ser hecha de otros materiales. Está noción, materia prima, me parece relevante
pues entonces cada tipo de signo contará con una materia elemental, básica, que
servirá como medio para representar el sentido.
Finalmente, cabe aclarar que el material por sí mismo no es el signo, sino que,
ésta materia prima se transforma en signo en el momento en que el artista lo malea con
base en cierto sentido patente o latente. Dicho artista es un ente capturado por la
dimensión del lenguaje y en él están presentes los procesos de significación, lo sepa o
no. Pues para entrar en los procesos sígnicos no es menester una conciencia que
tenga por intención significar algo. Es decir, no necesita saber que está significando,
sino, simplemente hacerlo y punto. La conciencia sobre la significación es algo que solo
nos importa a nosotros que meditamos sobre esto y nos importa, frecuentemente, sólo
cuando pensamos en ello.

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2.2.4.2 Pintura: Niño geopolítico viendo el nacimiento del hombre nuevo,


obra de Salvador Dalí de 1943

Al igual que el caso anterior, podemos ver una multiplicidad de obras pictóricas
representaciones del sentido de humano, o de los sentidos de humano. El Caso de
Dalí, de este hombre que está intentando salir del cascarón del huevo, es interesante.
Puesto que propiamente no aparece la representación gráfica completa del sentido de
humano, pues está cubierto parcialmente por el cascarón que precisamente pretende
romper. Sin embargo, al verlo, podemos ver que está significada una concepción de lo
que él considera humano.

2.2.4.3 Música: Humano de Lido Pimienta de 2018

Con su mezcla de sonidos autóctonos, primitivos y la voz suave de una chica que
enuncia una serie de nacionalidades y ulteriormente afirma que cada uno de ellos son
humanos, vemos desplegarse en un cantar un cierto sentido del humano, una
concepción. Claro, la forma en que se manifiesta el sentido es en signos orales o
escritos (es decir, la letra de la canción) y notas musicales que acompañan esto, o
mejor dicho, que se fusionan para generar una cierta atmósfera musical que transmita
un cierto sentido del humano.
Respecto a la letra, ya sea que la escuchemos o leamos a la par de que la
escuchamos, entra en la consideración anterior respecto a los signos orales o escritos.
Sin embargo, respecto a la música, la cosa se vuelve distinta. Pues el signo, la música,
que se utiliza para transmitir el sentido, a pesar de ser muy habitual, no siempre se le
considera como un signo. Sin embargo, la realización de la pieza musical es claro que
no está hecha sin más. Sino que, el hecho de que la letra esté acompañada de cierta
forma particular de desenvolvimiento de los sonidos, por ejemplo, que sean autóctonos,
parece ser que es primordial en la concepción que se pretende rescatar respecto al
humano, que para este caso, raya en lo ancestral, cuasi divino, en la unidad de todos a
pesar de la distinción de nacionalidades.

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Para transmitir mejor a lo que me refiero, tómese el caso de una pieza musical
meramente instrumental. Por ejemplo, Romanza —Claro, sin olvidar que Romanza,
además de ser el título de esta pieza, es el nombre de ciertas composiciones con
tendencias sentimentalistas y que se centran en la expresividad afectiva—, la cual
forma parte de disco Twenty Famous Classical Guitar Pieces de Robert Westaway.
Esta pieza, carente de toda letra, no es carente de cierto significado. Pues como toda
pieza artística musical, contiene un sentido manifestado por signos. Es decir, no se
hace sin más. Forma parte del proceso de significación, precisamente por los sentidos
que guarda y que el artista intenta transmitir mediante las notas musicales y que
aquellos, más o menos inmiscuidos en estas cosas, pueden descifrar, aunque claro,
como muchas otras manifestaciones artísticas, el proceso interpretativo de los
significados de los signos puede caer en el error, precisamente por sus características
propias. Es más difícil llegar a una interpretación cabal de este tipo de signos en
comparación con la palabra oral y escrita, sin embargo, el hecho de que estas
segundas disminuyan la posibilidad de una interpretación errónea de los sentidos no
las eximen en su totalidad del error: por algo en el mundo de la oralidad y de la
escritura siempre esta a la carta la posibilidad del equívoco, del malentendido. No es
vano que la música nos interpele con sus signos.

2.2.4.4 Arquitectura: Alicia de Selva Mágica (museo del cuerpo humano)

Hablar de que el sentido de humano en la arquitectura esté presente, nos puede


parecer algo muy extraño y hasta podrían creer que es dificultoso encontrar casos
sobre ello. Sin embargo, no lo es. El arquitecto Villa (2015) en Mi cuerpo, mi espacio,
nos comenta la antiquísima vinculación entre el cuerpo humano y la arquitectura, por
ejemplo desde la época de los egipcios, quienes tomaron el cuerpo del faraón y de los
guerreros sobresalientes como estándar de belleza. Así, ellos utilizaban el “cúbito, el
codo, el antebrazo, el puño y el pie como símbolo de reconocimiento, respeto y
adoración al soberano.” (p. 14).

64

De igual manera, en la ciudad de Guadalajara existe un parque de diversiones


conocido como Selva Mágica, que desde hace varias décadas se encuentra abierto
para entretener al público. Dentro de sus atracciones, existe una creación
arquitectónica muy particular que retrata, representa, el sentido de humano de manera
singular. Dicha obra arquitectónica es Alicia. Alicia es una especie de museo del cuerpo
humano. Por fuera de las instalaciones, vemos a una mujer de aproximadamente
veinticinco metros de largo por unos seis de ancho, boca abajo y con los brazos
cruzados y puestos en el mentón y se encuentra, al mismo tiempo, con sus pies
estirados. Está ataviada con cabello rubio, una playera roja de manga larga, pantalones
azules y calzado blanco. Ella es de tez blanca.
Sobre esto, me surgen unas dudas: ¿Una mujer rubia en tierra donde
frecuentemente podemos ver a personas de tez morena? ¿Será parte de una
concepción sobre el humano la elección arquitectónica sobre el tono de piel y demás
rasgos fisonómicos? ¿Será una muestra más sobre la fascinación hacia aquellos que
tienen aspecto de extranjero? Sin afirmar o negar nada, ahí quedan las cuestiones.
Este trabajo no está hecho para esas meditaciones, pero no está demás sacarlas a
colación ahora que hablamos sobre los sentidos representados por X tipo de signo.
Al entrar a la atracción, encontramos varios de los órganos que tiene Alicia. Al
comienzo, vemos su boca por dentro (dientes, lengua), su cerebro, su corazón. Al
caminar dentro del cuerpo, podemos ver sus costillas y vértebras e incluso, un feto en
plena gestación —¿un ¿humano? dentro de otro humano; qué determinaran aquellos
que querellan en la actualidad sobre esto!—.
En este caso, es sumamente patente la representación del sentido de humano.
Es decir, hay un ente considerado humano, que es la mujer, Alicia y otro, el feto, que
cabría preguntarse sobre su estatuto, aunque ahí nos lo dan, en apariencia, por
sentado como humano.
Estos entes frecuentemente han sido considerados humanos, aunque ha habido
momentos donde no. Como lo veremos más adelante a apropósito de las taxonomías-
sociales. El designio de ente para la mujer en este caso, no se tome de forma ofensiva.
Pues cuando hablo de entes incluidos o no en la categoría humano, también me refiero
a los hombres, infantes, ancianos, etcétera. En pocas palabras, no es peyorativo.

65





Además, hay que aclarar que el hecho de que algo se considere o no se


considere como humano, no quiere decir que sea o no en su esencia, es decir, en
términos ontológicos —si es que algún día sabemos a cabalidad cuál es esa esencia—.
Recuerde lector, que estamos hablando de las formas en que en los hablantes opera el
sentido de humano. El caso de Alicia, nos muestra una representación casi directa
sobre un sentido de humano, pero como nos lo señala Villa, podemos encontrar otros
sitios donde se vinculan la arquitectura con el cuerpo humano.

2.2.4.5 Literatura/ teatro/ Cine: Van Helsing: el cazador de monstruos.


Dirigida por Stephen Sommers en 20044

En esta película, dirigida por Sommers (2004) y estrenada en dicho año, podemos ver
el dilema por el que atraviesa el protagonista Van Helsing debido a su designio divino.
Mismo que por ser la mano derecha de Dios, debe acabar con las encarnaciones del
mal. Dicho dilema aparece al encontrarse con el monstruo del Doctor Frankenstein,
pues a pesar de ser creado por un humano y que Drácula pretendiera utilizarlo para el
mal, al engendrar y dar vida eterna a sus vástagos, él no encuentra maldad en él. Sin
olvidar, que este monstruo es la muestra de que no solo Dios puede generar vida.
Van Helsing, a pesar de tener la obligación de matar al monstruo, al entrar en
contacto con él, le dice a Anna Valerius que no lo puede matar, pues a pesar de su
forma externa algo aberrante, no encuentra maldad en él y dice textualmente en el
minuto 73, mientras detiene a Anna:

“¡No!, mi vida, mi trabajo es vencer la maldad. Yo siento, percibo la maldad. Esta


cosa, hombre o lo que sea, tal vez fue creado con maldad y dejó sus marcas en
él, pero la maldad no lo rige, no lo voy a asesinar.”

4 Pongo estas tres bellas artes juntas, debido a que de una se puede nutrir la otra, pero sobre todo por economía de ejemplos.

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Este monstruo es sui generis. No es igual a otros que ha tenido que liquidar,
pues en aquellos sí había presencia del mal. El problema respecto al humano y el
sentido, además de este dilema lo podemos ver detrás de otro pasajes de la película.
En el minuto 71, mientras toma entre sus brazos el monstruo a Anna, el primero dice
iracundo: no he hecho nada malo y aún así, tú y los de tu especie quieren matarme.
Este fragmento es interesante, pues quien enuncia dicha frase, al parecer no se asume
como parte de cierta concepción del humano, a pesar de que, esté hecho de restos de
aquellos y que su forma externa sea muy similar y que por los artilugios del cine
podamos atribuirle una serie de características típicamente consideradas humanas,
como la famosísima y arquetípica razón.
Como parte de la Operatividad, rescataré más adelante el papel que juega la
asunción y el señalamiento de un ente como humano. En particular en el capítulo
tercero en el apartado Prácticas de determinación de lo humano: Alguien lo señala;
asunción propia. Por el momento sólo lo menciono brevemente.
Y un poco más adelante, en ese mismo minuto, Anna al correr del monstruo se
dirige a él y le pregunta: ¿Qué quieres? Y él, de forma tranquila y un tanto
esperanzadora, dice: existir. De aquí resulta una cuestión: quién y cómo deciden si
seremos considerados humanos o no, quién nos designa como tal. Esto es parte de lo
que pretendo develar.
Finalmente, el otro pasaje que destaco es en el minuto 80, cuando los ayudantes
de Drácula se llevan atado al monstruo a través del rio en una especie de canoa. En
este momento, tanto el Fraile (F), como Anna y Van Helsing (VH), quedan
imposibilitados a seguirlo, pues hay un reja que se los impide. Y al momento de
acercarse a la reja, Van Helsing, gritando le promete al monstruo que irá a salvarlo y
dicha Emisión Realizativa, como lo llama (Austin, 1990) es enunciado en nombre de
Dios. Inmediatamente después de esto, surgen diálogos muy interesantes respecto a la
cuestión que nos compete:

- “VH: ¡Debo salvarlo!


- F: No lo harás.
- VH: ¿Por qué?

67




- F: Telegrafié a Roma temprano para informarles nuestra situación.


- VH: ¿Qué dijeron?
- F: Aún si mataras a Drácula, Roma ordena que destruyas a Frankenstein también.
- VH: Él no es malo.
- F: Pero dicen que no es humano.
- VH: ¿Lo conocen, han hablado con él? ¿Quienes son para juzgar?
- F: Quieren que lo destruyas para que nunca puedan usarlo para dañar a la
humanidad.“

Vaya dilema que nos otorga la película sobre los sentidos de humano, en este
caso distintos, sobre lo que se considera humano y los criterios de inclusión, por
ejemplo, la propensión a la maldad y no la razón, como en otros casos. Pero en fin, en
el campo de las Bellas Artes, el cine, literatura y teatro, mediante reprentaciones
gráficas o discursivas, nos deja entrever que mediante un mismo signo, en este caso
principalmente la palabra y las imágenes, podemos incluir varios sentidos.

2.2.5: SLLH: Personajes

Tipo de signo Caso

Personaje Monstruo de Frankestein, Pinocho y Shrek.

2.2.5.1 Personaje: Monstruo de Frankenstein, Pinocho y Shrek

Aquí no hablaremos propiamente de las Bellas Artes en sí, si no de un producto que


puede surgir de ellas y este es, a saber, el personaje. El personaje, puede representar,
ser signo, de una particular concepción o mezcla de concepciones sobre lo que se
entiende por humano. Tal es el caso que nos otorga el análisis anterior respecto al
Monstruo de Frankenstein, en el cual podemos ver como el personaje en sí viene a

68

cuestionar una forma tradicional de entendimiento del humano. Para esta forma
tradicional, parece ser, según lo mencionado más arriba, el llamado humano tiene por
característica ser creado por Dios. Cosa que evidentemente no cumple el Monstruo.
Además, se predispone que todos los monstruos que mata Van Helsing son propensos
a la maldad. Dicho sea de paso, nos transmite una concepción sobre lo que se
considera la monstruosidad. Cosa que también es puesta en duda, pues el Monstruo
parece refutar esa concepción sobre la maldad. Es decir, parece que por las sentidos
que troquelan en el personaje, nos lo ponen en un umbral; entre humano y monstruo.

Al punto cabe señalar algo que probablemente ya haya intuido el lector, pero
igual hay que aclararlo. Las concepciones que ostentan los hablantes, es decir, los
sentidos de humano no necesariamente están presentes en la conciencia de quien los
enuncia. Es decir, el hablante no necesariamente tendrá presente y bien delimitado el
sentido de lo que considera humano. Pues como muchísimas otras palabras, su
sentido no lo tomamos como cuando leemos un diccionario, sino, que el sentido es
capturado y nos captura a través de las interacciones sociales y en esas interacciones
sociales no todo pasa por la conciencia. No somos del todo cognoscentes de dónde
exactamente aprendimos los significados de las palabras, los sentidos que les damos a
las palabras y a los distintos signos. Eso no es frecuente y es un fenómeno que
debemos tomar en consideración, pues creer que podemos dar luz exacta sobre el
origen de las palabras y los sentidos que utilizamos, no siempre es posible.
De regreso al ejemplo, hay que señalar algo que llama la atención y es que
precisamente sus caracteres si llegan a confundir a otros, como a Van Helsing, pues
llega a nombrarlo hombre o como al Fraile, que dice que los clérigos no lo consideran
humano. Respecto a Van Helsing, lo nombra no como una certeza, sino, más bien
como una a rmación con duda. Sin embargo, la duda sobre el nombramiento de un
ente como humano no es una cción meramente fílmica o literaria.

Nombrar a rmativamente pero con duda a un ente como humano no es una


cción meramente fílmica, como a rmé, sino, es algo que ha ocurrido y ocurre, y muy
seguramente ocurrirá. Dijeron y dicen las voces de mis iguales: ¡Ese indígena con
prácticas extrañas —a la mirada del conquistador— no es humano! (Y después
dudaron si lo era o no); ¡Ese embrión menor a tres meses no es humano! —a la mirada

69

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del progresista o el conservador cristiano— (Y después dudaron si lo era o no). Lector,


no crea que por poner estos dos ejemplos, y en particular el segundo, conoce mi
postura respecto al aborto. Mi nalidad no es esa, mi nalidad es comprender y darle
la importancia a una situación que es fundamental para mis contemporáneos. Estos
son ejemplos que retratan la a rmación dubitativa de la que hablo.

Esta forma semiótica de troquelación de un sentido de humano en un personaje


es claro que no es un único caso. Podemos ver otros más. Solo por mencionar
algunos: 1) Pinocho, el cual quiere ser un niño de verdad y en su afán, pasa una serie
de peripecias como bien nos lo relata (Collodi, 2012). Vemos un choque entre la
concepción del humano hecho de carne y hueso y el niño de madera, que tiene
muchas facultades atribuidas típicamente a los humanos, más no la carne y los
huesos; 2) Shrek, dirigida por Katzenberg (2004), vemos en este personaje de un
mundo fantástico que en la segunda entrega al público, con tal de ser como su
verdadero amor, toma una pócima mágica que lo transforma en humano —sexy, según
nos muestran—.

A pesar de su transformación en humano, el hada madrina le dice a Shrek que


no es un príncipe, sino que su naturaleza es de ogro. Propiamente no le dice que no es
un humano, pero la transformación que sufre Shrek es de ogro a humano. Parece ser
que, ser príncipe, en el lme, esta ligado a ser humano. Sin embargo, mi a rmación
anterior se cuestiona, pues el padre de Fiona, al nal se descubre que tomó la misma
pócima de Felices por siempre y antes de ser hombre- príncipe, era sapo y siguió
siendo considerado Rey. Todos descubrimos ahí que la Reyna de Muy, muy lejano,
después de saber esto, no tuvo mayor problema en un amor de pareja transespecie.
Esto nos puede parecer algo irreal, sin embargo, hay casos similares en la vida
cotidiana. Le llaman zoo lia, como bien sabe, lector. Pero eso es otra historia.

Finalmente, respecto al hada madrina, ella es un ente con forma y facultades


típicamente atribuidas a los considerados humanos, pero, ontológicamente a ella no la
podríamos considerar humana, sino, hada. Esto debido a que goza de otras facultades
como el hacer magia. Agamben (2005) en su texto “Profanaciones”, cuando habla
sobre la “Magia y Felicidad” señala que los adultos dejan de creen en su facultad de
hacer magia, a cual la liga a la felicidad, y los niños creen tener dicha facultad y por

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esta razón son más propensos a la felicidad. Al crecer el niño, va perdiendo dicha
creencia en su facultad de hacer magia.

Eso nos dice el autor. Pero no hablamos aquí de la felicidad, sino del humano,
entonces, para qué menciono este pasaje. Pues precisamente para señalar las
características ontológicas de los seres que hacen magia y los que no. Así, podríamos
señalar a Agamben que creer poseer no implica poseer de hecho, pues si los niños
poseyeran la facultad de hacer magia, seguramente, al igual que al hada madrina, no
los consideraríamos humanos sino brujos, hadas, etcétera. Como se ve, aunque sea
ficción, el hada madrina, en parte es hada porque posee efectivamente la facultad de
hacer magia.

2.2.6: SLLH: Tropos: metáfora

Tipo de signo Caso

Metáfora El naufrago, el extranjero y el viajero.

2.2.6.1 Metáfora: El naufrago, el extranjero y el viajero

Tal como lo señala Rodríguez (2019) en su artículo “Tres metáforas metafísicas de la


condición humana: El naufrago, el extranjero, el viajero”, podemos encontrar tres
sentidos de humano unidos a tres formas semióticas. Por mi parte, no analizaré las
implicaciones de cada metáfora ni ahondaré en las explicaciones que da el autor, pues
esa labor ya la hizo. Y mucho menos me adentraré en el estudio de las metáforas en sí.
Pues esos puntos van más allá de los intereses presentes. No se crea que por hacer
esto, equivale a que no es importante o interesante ahondar en ello, simplemente no
es relevante para los nes que persigo. Para lo que persigo me basta con mostrar que
el sentido puede ser troquelado en un signo, que para este caso es una metáfora.

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Dicho esto, Rodríguez, en primer lugar, nos habla de la metáfora del humano
como náufrago y este náufrago navega por la vida en un constante naufragio debido a
su condición existencial. En segundo lugar, tenemos al humano como extranjero,
donde el autor la vincula con la Unheimlichkeit de Heidegger “pues ella apunta
justamente a la ruptura del entorno acogedor, deshace los lazos e intereses que nos
ligan al mundo y muestra la extrañeza originaria de la condición humana.”. Y
nalmente, en tercer lugar, aparece el humano como viajero. Para ello, el autor dice
que desde esta mirada, el viajero viaja en la “ausencia total de contexto”. Es alguien
que no sabe nada sobre su viaje, ni de lo que lo rodea: El mundo viene a ser carente
de signi cado.

2.2.7 Reflexiones sobre el presente apartado

Este recorrido que hemos realizado nos ha servido para corroborar como un sentido de
humano puede ser troquelado a una variedad de signos. Tomar en cuenta esto nos
permite reconocer, entonces, que si bien nuestra forma primordial de comunicación es
mediante la lengua oral o escrita, no es la única forma en que podemos poner en juego
el sentido en diversas formas semióticas. Así mismo, que el hecho de que
frecuentemente se hable del sentido de humano en términos de signos orales o
escritos no excluye que no sean importantes y patentes las otras formas semióticas de
troquelación de los sentidos. Esto es algo que pretendí destacar con esta serie de
ejemplos. En otras palabras, que el problema de estudio lo podemos encontrar en
múltiples manifestaciones de fenómenos sígnicos.
Ahora bien, como lo anuncié líneas atrás, una vez vista la variedad de signos
posibles que puede representar los sentidos, pasaremos al hecho de que múltiples
sentidos del humano pueden ser representados por el mismo signo.
De antemano menciono que estoy consciente de que no abarqué toda la
variedad de signos que pueden representar un sentido. Y tampoco mi intención era
esta. Sino, antes que todo, mostrar un problema y la complejidad que tiene. Lo mismo
ocurrirá en el apartado siguiente cuando intenté describir la variedad de sentidos que

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fi

pueden ser representados en el mismo signo. Es decir, tan solo pretendo mostrar con
ciertos ejemplos que hay una variedad de sentidos que están presentes en un mismo
signo y que si no tomamos en cuenta esto, podemos caer en un error por falta de
entendimiento.
Pues, puede darse el caso que, entre dos hablantes, crean comprender lo
mismo puesto que enuncian la misma palabra, humano, pero el sentido que cada uno
tiene sea distinto en algunos puntos y que aún más, no se percaten de sus diferencias
pues pueden caer en la ilusión de que por enunciar el mismo signo o percibir mediante
los sentidos el mismo signo, se está abarcando el mismo campo semántico.
Por fines de entendimiento y exposición a mis lectores, utilizaré dos signos
primordiales y sumamente frecuentes. Estos son, a saber, la palabra oral y la palabra
escrita. Esto por la sencilla razón de que son formas primordiales de comunicación
humana. Antes de todo, tómese en cuenta que esto que haré puede hacerse con otros
signos, como pueden ser metáforas, Bellas Artes, u otros, como lo he mostrado en el
presente apartado. Sin embargo, como ahora mi intención será otra, compréndase
pues, el porqué me centro en estos elementos representantes de sentido: sobre todo,
por economía expositiva y evitar, dentro de lo posible, un extravío al lector.
Para conseguir mi fin, haré uso de tres grandes distinciones. En primer lugar
mostraré cómo distintas áreas del saber utilizan o pueden utilizar el mismo signo (la
palabra oral o escrita, en este caso) pero los sentidos concatenados a él pueden variar.
Usaré como materia de análisis las definiciones conceptuales que esos campos
otorgan.
En segundo lugar, hablaré de las taxonomías- sociales. Con esto pretendo
destacar dos elementos que contribuyen a la forma de operar del sentido de humano.
Por una parte, enunciaré una serie de entes que han sido incluidos o no incluidos
dentro del sentido de humano con su respectivo ejemplo y particularmente esa
inclusión será basada en si son considerados o no humanos. En este apartado tan solo
me centraré en mostrar entes que fueron incluidos o no. Alguien podría cuestionarse
las razones posibles de que los entes enumerados más abajo se hayan considerado
como parte del sentido humano. Para intentar responder a esa pregunta, tenemos que
hablar de los fines — u otras dimensiones— para la determinación de los entes dentro

73




las categorías taxonómicas- sociales. Sin embargo, eso escapa al interés de este
apartado, que tan solo pretende mostrar ejemplos. Dicha explicación será parte de un
capítulo ulterior donde abordo las demás dimensiones que van más allá del lenguaje.
Por otra parte, en este mismo subapartado, me centraré en las características
que han sido incluidas o no incluidas como elementos fundamentales que deben tener
los entes que sean considerados humanos. Y así mismo, algunas características más
que pudieron, pueden o podrían hacernos dudar de sí son fundamentales o se les
considera fundamentales en los entes considerados humanos.
Finalmente, en tercer lugar, hablaré de la yuxtaposición, fusión, mezcla y
condensación de sentidos, sobre los hablantes y los exceso de significación. En este
punto, no pondré propiamente ejemplos particulares, sino retomaremos aspectos sobre
los procesos de significación en los que están inmersos los hablantes. }

______________________________________________________________________
(Mapa de ruta de trabajo No. 4)
______________________________________________________________________

74



2.3 Lo social, el lenguaje, la lengua y el humano (SLLH): Múltiples sentidos
de humano representados en un mismo signo: La palabra oral y escrita

En este apartado tengo la pretensión de mostrar y demostrar como múltiples sentidos


de humano puede ser representados por un mismo signo. El signo que utilizaré, como
lo dije, será la palabra oral y escrita y, para lograr este fin, haré uso de subapartados
con intenciones distintas en su singularidad pero conectados hacía la consecución del
mismo fin. Dichos apartados son, a saber: 1) definiciones conceptuales en las áreas del
saber; 2) Taxonomía- social: entes incluidos en la categoría taxonómica- social
“humano”; 3) Taxonomía- social: Características que podrían ser consideradas
fundamentales en los entes considerados humanos. O bien, características que ponen
en duda si podrían ser o no ser fundamentales para que un ente sea considerado
humano y 4) La yuxtaposición, fusión, mezcla y condensación de sentidos, los
hablantes y el exceso de significación.
Cabe señalar, que para el análisis de cada uno de estos apartados, los ejemplos
expuestos no serán sometidos a análisis sobre la veracidad de las afirmaciones que se
hacen. Más bien, el interés es plasmar un panorama general que demuestre la
pretensión arriba enunciada. Razón por la cual tampoco agotaré todos los ejemplos
existentes, pues básicamente es una empresa imposible o bien, sumamente compleja.
Así, la muestra tomada sirva como representativa de un conjunto más amplio. También,
cabe señalar que los ejemplos no serán extensos, sino más bien ilustrativos, pues de lo
que se trata no es de plasmar la totalidad de características de algo, pues el trabajo no
esta pensado para ello, sino, de ejemplificar para mostrar y demostrar un punto. Lo
cual, para conseguir mi fin, me basta lo que expongo más abajo. Así, sin más datos
preliminares, pasemos a cada uno de ellos.

2.3.1: SLLH: Definiciones conceptuales en las áreas del saber

Al hablar de Definiciones Conceptuales, entiéndase el resultado del proceso cognitivo,


lingüístico y analítico de troquelación de un sentido particular de humano por una

75

persona en particular o bien por un grupo de ellas. Dicho resultado es propiamente la


definición como una cadena de palabras enlazadas que contienen un sentido. Al estilo
de los diccionarios, o bien de enunciaciones tales como bípedo sin plumas o del
hombre/ humano es un ser creado a imagen y semejanza de Dios.
Estas definiciones conceptuales, como se ve, pueden tener en sus balizas
elementos que otrora comentamos respecto a la Operatividad, tales como fungir como
categorías de inclusión de entes o características, o bien, como modos de palabras
sustantivos, adjetivos, etcétera.
El hacer esta separación de Definiciones Conceptuales es para exponer cómo
distintos campos del saber las han otorgado y que a pesar de usar el mismo signo, ya
sea en un idioma u otro, no necesariamente lo están C&C en los mismos términos y al
no C&C en los mismo términos, el sentido de humano que promueven no
necesariamente será el mismo.

Los casos a analizar son los contenidos en la siguiente tabla:

Campos del saber que han otorgado Caso


definiciones conceptuales
1 Biología Homo sapiens y otros homos: El problema en
la historia biológica de nuestra especie para
definir si otros homos son o no considerados
humanos

2 Diccionarios Capítulo primero de este trabajo

3 Articulaciones de sujetos particulares Cualquier intento de definición conceptual


sobre lo que es el humano

2.3.1.1 Biología: Homo sapiens y otros homos: El problema en la historia


biológica de nuestra especie para definir si otros homos son o no
considerados humanos

76



En su texto El mundo desde sus inicios hasta 4000 A.C., Ian Tattersall, hace un
pregunta, que a la sazón actual se muestra sumamente reveladora sobre cómo el
campo de biología —y otros concatenados a él, como la paleontología y en particular la
peloantropología— se encuentra en un atolladero para determinar, en sentido biológico,
qué se entiende por humano. Así, la cuestión que plantea es:

“Entonces, ¿exactamente qué queremos decir con los términos humano y


homínido? Ésta es la dificultad perenne que no se va a resolver pronto. La gente
se refiere a sí misma como “humana” desde mucho antes de saber que está
relacionada con los simios actuales, y mucho más desde que sabe que tiene
muchos parientes cercanos ya extintos. Así, hasta hace muy poco tiempo, la
brecha percibida entre los seres humanos y el resto de la naturaleza era tan
amplia que la palabra humano apenas necesitaba definirse: su significado
saltaba a la vista. Pero al saber que esta brecha de hecho en cierto sentido está
cubierta por otras especies, la cuestión de dónde trazar los límites de la
“humanidad” adquirió una importancia real.” (Tattersall, 2014, p. 61)

Aquí, el autor desde su campo demarca cómo es que algo que se daba por
sentado, como un sentido de humano, se vino a cuestionar en el siglo XIX por la
emergencia de ciertos tipo teorías o disciplinas, como son la darwiniana, con su Origen
de las Especies5 de 1859 o, la genética, de Mendel de 1886 (artículo que de inmediato
no tuvo repercusiones, sino hasta comienzos del siglo XX cuando, según Tattersall,
“tres grupos de científicos los redescubrieron de manera independiente)”. Mas no sólo

5 Que dicho sea de paso, el autor cuestiona la originalidad o la autoría de ciertas ideas de Darwin, pues por aquellos tiempos, en
1858, un año antes de la publicación del Origen de las Especies, Darwin: “recibió de su contemporáneo menor Alfred Russel
Wallace un manuscrito titulado On the Tendency of Varieties to Depart Indefinitely from the Original Type [Sobre la tendencia de las
variedades de separarse indefinidamente del modelo original], con una solicitud de ayuda para publicarlo.
Wallace era un naturalista sin muchos recursos […] y las ideas expresadas en su manuscrito se le ocurrieron durante un
episodio de fiebre de malaria que padeció en la remota isla Indonesia de Ternate. Estas ideas, finalmente, eran idénticas a las que
Darwin había tenido en mente por años. Entonces, a ¿a quién se le ocurrió primero la idea de la evolución?” (Tattersall, 2014, Pp.
16-17)

77

eso, sino también por ciertas técnicas de datación de los restos fósiles encontrados,
tales como la radiación por carbono entre otras que menciona.
Ésta inquietud sobre qué queremos decir en sentido biológico con humano y
homínido es propia de su campo, y los concatenados inmediatamente a él, y uno debe
ser cauteloso de creer que solamente el campo científico- biológico, o los otros
antemencionados, son los únicos que se preguntan esto y mucho menos creer, que por
apelar a las ciencias duras, sus resultados son claros en todos los casos.
Las preguntas y las respuestas en parte están ligadas al campo que las
investiga, y no necesariamente preguntar ¿qué es el humano? es una pregunta
ontológica o bien, religiosa, lo cual no quiere decir que no sea importante su cuestión e
incluso influyente a nivel social: por supuesto que lo es. Así, para el campo biológico,
en la historia biológica de nuestra especie, para dar respuesta a esta pregunta se habla
de evolución o bien, se puede remitir, como lo hace el autor, a los fósiles o una serie de
elementos y concepciones propias de su campo.
Además, en su intento de circunscribir qué es lo humano y homínido, se remite a
una taxonomía nombrada por él como “clasificación General de nuestra especie”, la
cual dice que es incluyente, en la que “un taxón (grupo) pertenece a todas las
categorías más amplias por arriba de él.” Dicha clasificación será transcrita en su
totalidad por mi para una mejor comprensión, con algunas modificaciones estructurales
en el estilo de la tabla, pero en esencia, igual de contenido. Ahí Tattersall expone:

Orden Primates
Lémures y lórises, tarseros, monos, simios, humanos

Suborden Haplorhini
Tarseros, monos, simios, humanos

Hiperorden Anthropoidea
Monos del Viejo y Nuevo Mundo, simios, humanos

Infraorden Catarrhini
Monos del Viejo Mundo, simios, humanos

Superfamilia Hominoidea
Monos grandes e inferiores, humanos

Familia Hominidae
Humanos y sus parientes extintos

Género Homo

Especie Homo sapiens

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En la anterior taxonomía, podemos ver que el llamado humano, como lo entiende la


biología en la actualidad, está presente en todos los taxones. Lo cual, en sentido
biológico, complica la cuestión de qué es lo que nos hace singulares como especies. El
autor, para intentar salir del problema que le plantea su pregunta citada más arriba,
explica que:

“Suele percibirse que “evolución humana” se refiere a la evolución de todas las


formas que se relacionan de manera más estrecha con los antepasados
comunes de nuestra especie, homo sapiens, que con cualquiera de los simios
actuales. En este sentido, la evolución humana es el estudio de los orígenes y la
evolución de la familia zoológica Hominidae, la categoría formal a la cual
pertenecemos nosotros y ellos.” (Tattersall, 2014, Pp. 61-62)

Como se ve aquí, el autor recurre, con cierta arbitrariedad, a solucionar el


problema con base en sus saberes. Pero vaya, lejos de que sea correcto o no, o de
que esté bien justificado o no lo que dice —pues no estoy sometiendo a criterios de
verdad—, lo que sí, es que genera un artificio, una subtaxonomía, dentro de la
taxonomía principal que expone—aunque él no lo explicita así, pero es patente—. La
cual, recapitulando y reconstruyendo lo que hace, reza que en la taxonomía principal, el
humano está en todos los taxones, pero en la subtaxonomía producto de su estudio, el
humano humano, el propiamente humano, se da a partir del tercer nivel en la familia
Hominidae.
Añade además, que el entendimiento de los seres vivos clasificados de la forma
antepuesta, fue propuesta en el siglo XVIII por Carolus Linaeus y dicha clasificación fue
basada en las semejanzas “que él y sus colegas observaron entre los moradores del
mundo vivo.” Algo importante que cabe señalar, además, es que dice que en un
principio estas taxonomías tenía un afán descriptivo y que ulteriormente vino a ser
identificatorio. Como se ve, esta tabla tiende a clasificar a todos los primates con un
ancestro común, lo cual ha generado cierta controversia en el campo biológico, sobre
lo:

79


“apropiado que es en realidad clasificar al homo sapiens y a sus parientes


extintos juntos en la familia Hominidae y excluir a todos los grandes simios
actuales (gorilas, bonobos, chimpancés y orangutanes). Resulta que nosotros y
nuestros parientes fósiles quizá estemos más relacionados con uno de estos
grandes simios que con los demás […] Por tanto, es tema de debate si
Hominidae debe contener algunos o todos los grandes simios así como
humanos y sus parientes, y hay quienes reducirían Hominidae, como se acepta
aquí, a la subfamilia Homininae o incluso a la tribu hominini. […] Así, para
nuestros fines, la “evolución humana” es sinónimo, junto con la historia evolutiva,
de la familia Hominidae. (Tattersall, 2014, p. 64)

Como se ve en este pasaje persiste el problema sobre cómo se entenderá el


humano, qué sentido de humano se tomará como válido. Por su parte, el autor toma
una postura muy explicita y dice que entenderá la evolución humana como sinónimo de
la familia Hominidae, la cual, como se vio, incluye a los “humanos y sus parientes
extintos” —es decir, otros homos como el Neanderthal o el Ergaster. Y deja de la lado
en su sentido de humano a los grandes simios.
Esto es muy importante, pues incluso en una ciencia considerada fuerte, como lo
es la biología o las relacionadas, tampoco hay un consenso sobre lo que se considera
humano. No obstante, con esta toma de postura en sentido taxonómico- biológico,
explicita el autor que no se acaban los problemas, sobre todo en el sentido práctico de
lo que significa humano.
En mi entendimiento de las taxonomías- sociales, incluyo interiormente la
taxonomía- biológica. Así como otras taxonomías de otros campos del saber. Pues
considero que no se puede generar taxonomía, como una forma de entendimiento,
fuera de nuestro mundo: es un artificio nuestro. Dice, el autor, que continúa el problema
pues:

“Por ejemplo, los primeros homínidos sin duda no fueron seres a quienes por
instinto conociéramos por “humanos”. E incluso los primeros miembros del
género Homo tampoco calificarían para esta descripción si nos los topáramos

80



frente a frente. De hecho, un argumento sólido es que, de nuestros parientes


desaparecidos, sólo los más recientes que se comportaron más o menos como
nosotros en la actualidad pueden considerarse “completamente humanos”. Así,
lo importante es recordar que no hay aciertos o errores absolutos en el debate
sobre la definición de “humano”, y que cada uno de nosotros puede tener una
perspectiva diferente y legítima del asunto.” (Tattersall, 2014, Pp. 65- 66)

Sobre esta cita, que es la parte final del segundo capítulo Fósiles y Artefactos
Antiguos, es menester algunos comentarios críticos a raíz de lo encontrado en este
estudio. En primer lugar, sobre los primeros homos, previos al sapiens, dice que
“tampoco calificarían para esta descripción si nos los topáramos frente a frente”, lo cual
es una refutación inmediata de su toma de postura anterior en la que afirma que
entiende por humanos a los incluidos en la familia Hominidae, aunque claro, esa
refutación parece ser a raíz de una identificación como iguales, por ejemplo, entre el
encuentro de un sapiens y un ergaster —suponiendo que fuera posible—. Desde ahí,
vuelve a tomar una actitud dubitativa incluso de sus propias afirmaciones anteriores, lo
cual no digo que sea negativo, al contrario, me parece prudente.
A razón de esto, me pregunto si ¿el sentido de humano que alguien ostenta
también tiene que ver con la asunción de un sentido de humano en particular?
Considero que sí —razón por la cual duda el autor— más esta idea será desarrollada
cuando hablemos precisamente de las Prácticas de Determinación, cuando hablemos
del señalamiento y asunción como humanos. La cosa del humano, tampoco es tan
natural como podría llegar a creerse.
De regreso a la cita antepuesta, en segundo lugar, alude a lo que considera un
argumento sólido, el cual reza que “de nuestros parientes desaparecidos, sólo los más
recientes que se comportaron más o menos como nosotros en la actualidad pueden
considerarse “completamente humanos””. Señalemos de esto dos cosas: 1) con la
expresión “como nosotros”. Se ve el elemento de la identificación por asunción y/o
designio que comenté, misma que se revisará a profundidad más adelante y 2) con la
expresión “completamente humanos” cabría preguntarse: ¿ser humano es una cuestión
de grados? Desde ciertas miradas, como la jurídica, como lo veremos más adelante,

81



parece que sí, pues se habla de que un ente dependiendo del momento de desarrollo
será considerado humano- persona. Desde una mirada ontológica, según creo, no. Se
es o no se es.
Regresando a su afirmación, podríamos convocar nuestras meditaciones hechas
en otros apartados en donde concluimos que: no es garante de consideración como
humano, algo que se comporte como tal y más aún, no por el hecho de comportarse
como típicamente se “deberían” comportar los humanos, quiere decir que vayan a ser
reconocidos como humanos. Así, su argumento “sólido”, fácilmente puede ser
“gasificado” con una sencilla pero fuerte reflexión.
Y finalmente, en tercer lugar dice que: “Así, lo importante es recordar que no hay
aciertos o errores absolutos en el debate sobre la definición de “humano”, y que cada
uno de nosotros puede tener una perspectiva diferente y legítima del asunto.”. Suenan
muy bonitas estás palabras incluso tolerantes, como tanto se promueve con el ethos
liberal, aunque hay que cuestionar un punto en particular, a saber, su afirmación de que
cada quien pueda tener una perspectiva diferente y legitima del asunto. Y de esto, en
particular con la legitimidad a la que se apela. ¿Qué entiende por legitimo? ¿Los
indígenas de la Conquista, suponiendo un ejercicio anacrónico en el cual los trajéramos
frente a él, creen ustedes, lectores, que estaría de acuerdo con ello, con su afirmación?
Yo creo que no, pues precisamente, en parte, por esa “perspectiva diferente y legítima
del asunto”, los mataron y sometieron. Entonces, sí cabría puntualizar que si bien cada
quien puede tener una postura, no todas son apropiadas éticamente. Pero este
análisis, es otro asunto que un trabajo posterior me permitirá plasmar.

2.3.1.2 Diccionarios: Capítulo primero de este trabajo

Como lo mostré en el capítulo primero de este trabajo, los diccionarios, como el DLE
mediante la RAE, tienen estás pretensiones de generar definiciones conceptuales.
Repetir aquí lo que hemos dicho anteriormente es innecesario, razón por la cual no
recurro de nuevo a ejemplos, pues estos ya se dieron aunque con otros fines.

82


2.3.1.3 Articulaciones de sujetos particulares: Cualquier intento de


definición conceptual sobre lo que es el humano

Los hablantes solemos definir cosas en el calor del acto comunicativo. Por ejemplo, en
un debate coloquial, a alguien le pueden solicitar que enuncie como es que está
entendiendo el vocablo de humano. Y ulterior a esta solicitud, el hablante se puede
poner a enunciar una definición conceptual. Es decir, dar una serie, cadena, de
palabras que definan de lo que está hablando —en la cual aparece ligada la idea que
tiene—. Esto es algo tan cotidiano, que es ocioso ahondar en ejemplos. Simplemente lo
resalto, puesto que es una realidad que concatena la palabra oral y escrita con
aspiraciones de definiciones conceptuales.

2.3.2: SLLH: Taxonomía- social: entes incluidos en la categoría


taxonómica- social “humano”

Para este apartado y el siguiente de las taxonomías sociales y las características,


separaré en un artificio a los entes, mostraré un abanico de entes típicamente llamados
humanos. Esto lo hago para resaltar la magnitud del problema, a la par para ver lo
moldeable de las taxonomías y con ello, poder profundizar en un punto muy importante
respecto a la C&C de los entes como humanos. Considero prudente señalar esto, pues
al menos, puedo decir que estoy haciendo un artificio, reconocerlo, sin creer que deba
de ser aceptado.
El artificio persigue un fin expositivo de mostrar cómo operan las taxonomías
sociales de inclusión de entes y características. Para este subapartado, expondré cómo
a una serie de entes los han incluido dentro de la categoría taxonómica- social de
“humano”. Al igual que en lo anterior y lo sucesivo de este apartado sobre los signos
representantes de múltiples sentidos, los ejemplos no serán demasiado extensos, me
bastará con que se vislumbre lo que pretendo rescatar. Esto será con casos muy
concretos y sencillos pero muy reveladores. Se someterá a escrutinio los siguientes

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entes que han sigo considerados como humano, esto independientemente de X


concepción del sentido de humano, aunque a veces se aluda a alguna de ellas. Lo que
se pretende será ver como la Operatividad funciona en este apartado en particular.

Veamos la tabla de abanico de entes típicamente C&C como humanos:

Tipo de ente Caso

1 Embrión menor a tres meses y feto mayor Progresistas, conservadores, el aborto y el


a tres meses. sentido de humano
2 Humano crecido: neonato, infante, Los indígenas de la Conquista Española
adolescente, adulto, viejo
3 El cadaver de “humano” Cuerpo desmembrado, destazado, desollado

4 Sophia la robot Sophia la robot como humana y como ciudadana

5 Semidioses Jesús de Nazaret; Júpiter y Mercurio

2.3.2.1 Embrión menor a tres meses y feto mayor a tres meses:


Progresistas, conservadores, el aborto y el sentido de humano

En la actualidad está presente en varios países, como México, una querella respecto al
aborto y sobre la determinación de si un embrión, un ente, menor a tres meses será o
no considerado humano. Esta discusión la llevan a cabo, en mi país, grupos pro vida,
representados principalmente por grupos conservadores y grupos pro abortistas,
representados por grupos progresistas como el movimiento feminista. Cabe destacar
que hay distintas versiones de conservadores religiosos como de versiones feministas.
La simplificación tan solo es con fines expositivos.
Al punto, alguien podría querer silenciarme al decir —argumento frecuente—
que no es tema mío hablar sobre el aborto puesto que carezco de útero y no puedo
parir, por tanto, concluirían que no es mi tema. Mas todo buen o buena observador/a y
lector/a sabrá que si hablo de ello es más como un recurso accesorio para hablar de mi

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problema principal, a saber: la invención de lo humano/ la Operatividad o la C&C de los


entes como humanos. Dan lo mismo, cualquiera de las tres expresiones.
Tomando como molde el argumento anterior bien podría adelantarme y
defenderme al decir que: puedo hablar del humano, porque soy humano y por tanto,
me compete el tema. Claro, tan sólo sería una reconstrucción de ese argumento, mas
considero que no sería lo más fuerte que podría decir, sería, ante todo débil
contraargumentar eso. Creo, que todo este estudio justifica sobremanera la razón por
la cual hablo del humano y no solamente se justifica por una una identificación hacía
con aquellos que me asumen y asumo como mis iguales.
De regreso a lo que compete, hay quienes afirman, como Antonio Lazcano,
quien es estudioso de biología evolutiva, que el embrión menor a tres meses de
gestación no es una persona. Al menos esto se comunicó en una noticia en línea de El
Financiero, en Notimex el 20 de Marzo de 2019. Esto a razón de una conferencia
impartida en la UNAM, conferencia titulada ¿Qué es la vida? Según se dice, esto a raíz
de la polémica que propició “la senadora Lily Téllez sobre presentar una iniciativa para
penalizar el aborto incluso antes de la doceava semana de gestación.” y según las
palabras de Lazcano citado por Notimex (2019):

“La inevitabilidad de comparar un cigoto con una persona es ilegítima desde el


punto de vista biológico, ese es el punto básico, ese es el punto que creo que la
senadora no entiende, pero tampoco lo entienden muchas personas.”

Hasta este punto y algunos párrafos más adelante, Lazcano y lo que se


menciona que dijo, refieren al término persona. Aquí habría que preguntarse si lo
entiende como sinónimo de humano o bien, persona en sentido jurídico u otros usos.
Lo que es claro es que no se refiere a la máscara del teatro romano o griego, al
personae, o al prósopon respectivamente. A mi parece se refiere como sinónimo de
humano, pues al final de la noticia dice: “se dan cuenta que (el) desarrollo del cigoto en
modo alguno o inevitablemente me va a producir un individuo humano, puede pasar
algo más, sostuvo”

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Así, explica que por sí mismo incluso el embrión menor a tres meses no puede
ser considerado persona, ni siquiera en potencia —¡vaya revés a Aristóteles! ¿Qué
diría él filósofo griego?—. Esto a pesar de que la unión de las células básicas, el
espermatozoide y el óvulo, puedan “dar como resultado un niño”, cita de nuevo
Notimex a Lazcano quien dice que si:

“Tengo un cigoto que está vivo, se puede desarrollar, pero no es una persona. Si
alguien me dice que es una persona en potencia porque tiene el mismo material
genético, entonces una persona en potencia también es la placenta que tiene
exactamente el mismo contenido genético que el producto.”

Aquí, dejo otros dos comentarios míos: 1) parece ser que desde la concepción
que ostenta Lazcano, una persona (humano) aparece con cierto desarrollo embrionario,
que son los tres meses, lo que no es claro es cómo justificar ese paso; 2) otro criterio, o
característica fundamental para considerar a un ente humano —como lo conceptualizo
yo—, es el material genético. Así, con este criterio como base, rechaza que tomarlo en
cuenta sea suficiente para hablar de una persona. Hay que prestarle atención a esto,
pues lo que deja entrever son criterios biológicos principalmente, pero como lo vimos,
esto puede ser problemático a propósito de nuestros antepasados homos. Y sobre este
mismo punto del material genético y la persona en potencia, más adelante Notimex
vuelve a citar sus palabras:

“Pero no se vale el argumento que apareció en estos días en la prensa de que


genéticamente un cigoto es una persona porque potencialmente es una persona.
Si a mi me quitan el apéndice allí tengo la misma información genética que tengo
en cualquier otra célula, salvo los espermatozoides de mi cuerpo”

Y más adelante se continua sobre el material genético al punto de que, Notimex


parafraseando las palabras de Lazcano dice que:

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“Comentó que el cigoto puede llevar un desarrollo “normal” y el embarazo llega a


término o puede dividirse en dos y resulta en gemelos idénticos “homocigóticos”
o resultar en una mola hidatiforme, que es un tumor.”

Con este argumento del material genético, llega a afirmar que no


necesariamente algo por tener el mismo material genético que otra cosa nos otorgará
como resultado lo mismo. Como vemos aquí, más allá de que sea verdad o no lo que
dice Lazcano, lo que deja entrever es precisamente que a partir de una serie de
características el incluye o excluye a un embrión como humano. Es decir, es parte de
un sentido de humano propio de un campo.
Sin embargo, antes de apresurarnos a decir que porque lo dice una autoridad en
el tema esto es verdad, remitámonos a otra fuente, que curiosamente, también aparece
en la página en línea Ciencia UNAM, la misma casa de estudios, pero esta fuente es de
una autora, a saber Isabel Pérez, que por allá de noviembre de 2020 tituló un artículo
en línea como Embriología. La formación de un nuevo ser humano y los riesgos dentro
del útero materno. Mas eso no es lo propiamente curioso, lo llamativo viene justamente
en las primeras tres líneas de su publicación, las cuales en palabras de Pérez (2020)
dicen que “Un ser humano comienza cuando se une un espermatozoide con un ovocito
secundario (frecuentemente conocido como óvulo)”.
Desde las dos primeras líneas ya tenemos un problema —incluso en el mismo
campo de la ciencia—. E independientemente de que uno sea hombre y la otra mujer,
eso aquí no importa mucho. Más adelante en su artículo, habla de las etapas de
gestación, de los riesgos que puede haber, sobre los hábitos dañinos entre otras cosas.
Pero las primeras dos líneas son reveladoras, puesto que este problema no aparece
solo en ella. Es muy habitual.
Esto anterior es sobre la querella en el campo biológico, aunque en el caso de
Lazcano con tintes políticos también debido al señalamiento hecho a Téllez, esta
querella en torno al aborto, ahora, pasemos al campo político, pues este mismo
problema también es muy recurrente. Así, el Público (2009) en una publicación del 19
de mayo del mismo año, la cual se titula: Aído: “un feto es un ser vivo, pero no
podemos hablar de ser humano”, cita las palabras de la ministra de igualdad, Bibiana

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Aído, quien es defensora de la interrupción voluntaria del embarazo y promotora de los


derechos y autonomía de decisión en las mujeres; se cita una cuestión, a saber:

“Qué es lo que quieren exactamente estos grupos, encarcelar a las mujeres, se


ha preguntado la ministra de Igualdad, quien ha afirmado que “para mi un feto —
de trece semanas— es un ser vivo, claro, pero no podemos hablar de ser
humano porque no tiene ninguna base científica”.”

Ahora bien, respecto a lo que dijo la Ministra, cabría cuestionar si ¿La


consideración de los entes como humanos es o debería ser una cosa de opinión
personal, tal como lo dijimos con Tattersall? Además, Sobre sus palabras y trayendo a
colación lo dicho por Lazcano y Pérez: ¿A qué base científica —que yo más bien
llamaría acuerdo entre científicos— se refiere? Pues a pesar de apelar a la ciencia, la
misma ciencia tiene un problema en torno a ello. O mejor dicho, los científicos que la
promueven y defienden. Que claro, no se confunda el problema tratado en este estudio
con que si, por ejemplo, es menester que las mujeres tengan derecho y autonomía
sobre el aborto, lo cual, es distinto el problema y yo, propiamente no me dedico a este
segundo. Aunque por supuesto que se pueden extraer las meditaciones de mi estudio
para esos casos sobre todo lo que mencioné respecto a la meditación ética cuando
hablamos de Tattersall precisamente. Lo que pretendo es resaltar el aspecto de la
consideración de un ente como humano.
Tomando en consideración al menos lo anterior, supongamos un ejemplo
habitual en donde se apela a la facultad y derecho de abortar de las mujeres, esto sin
consecuencias jurídicas, como castigos legales. Ejemplo que no es extraño encontrar
en los distintos medios de comunicación masiva y en las calles.
Este ejemplo no pretende abarcar la variedad de puntos de desacuerdo que
puede haber en una argumentación. El ejemplo tan sólo se centra en la facultad y
derecho de abortar sin consecuencias legales a partir de considerar al “producto”, como
suele escucharse que le llaman, como humano o como no humano. Es decir, si se le
incluye o no al ente en los sentidos de humanos que imperarán en el campo legal y las
posibles consecuencias que traerá su inclusión o exclusión dentro de la taxonomía-

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social del sentido de humano, la cual no necesariamente es ubicua, como podrán ver:
una taxonomía- social no necesariamente imperará en todas las sociedades y culturas
igualmente. Veamos el caso:
Tal es el caso que, si desde cierta posición se le considera a un ente, como el
embrión menor a tres meses, humano, su aborto, en términos jurídicos, podría traer
consigo repercusiones, verbigracia, violación de Derechos Humanos y por ende,
castigo legal, puesto que al ser considerado humano, está incluido en dicha
normatividad jurídica (argumento frecuente de los conservadores). Así pues,
suponiendo el caso contrario, de que al embrión no se considere humano, las
repercusiones serían distintas, pues no habría una violación de Derechos Humanos
(argumento que puede desprenderse de la postura progresista) y por tanto, no habría
castigo. Pues es claro que, alguien no recibe un castigo legal por algo que no está
penado por una normatividad jurídica. Al menos, lo anterior en sentido estricto.
Como se ve, en el terreno social es importante la parte taxonómica- social que
pretendo destacar. Claro, cabe explicitar que el problema central, a mi parecer,
propiamente no es si se mata o no a un ente considerado humano, pues hay y ha
habido casos donde criminales “humanos”, son enjuiciados y sentenciados a
pena capital. Antes bien, el problema en el campo del Derecho, como dije,
considero que propiamente no es matar a un humano, sino encontrar las
justificaciones jurídicas para hacerlo y dichas consideraciones pueden ir de la
mano de la categorización de los entes como humanos. Y digo criminales
humanos, pues matarlos no les quita su estatuto de humano, al menos no
necesariamente. Hay casos donde sí se les ha quitado.
Es importante tomar lo anterior en cuenta, pues no se mata cualquier cosa, así,
sin más. Verbigracia, en el mundo animal, no es lo mismo matar un mosquito, animal
carente de protección por la Ley mexicana, a un perro, protegido por la Ley. Al
contrario, para el caso del mosquito no es extraño que pasen por las calles campañas
de fumigación por parte del Estado para exterminar a estos animales considerados
peligrosos. Y con los perros, la cosa es distinta: un particular no puede matarlo a
voluntad o bien, se realiza un procedimiento médico veterinario siempre y cuando el
animal esté inmejorable médicamente: eutanasia o bien, cuando hay “plaga” de perros

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en las perreras municipales, si estos no son adoptados o reclamados por un dueño,


pueden ser sacrificados. En consecuencia, el matar algo protegido por la Ley no se
hace sin una posible sanción jurídica.
En lo no protegido, jurídicamente hablando, no siempre existe mayor problema.
Aunque sí podría traer consigo algún problema o dilema moral. Pues la dimensión
moral y la jurídica no siempre se compaginan. Pues, podríamos encontrarnos que haya
presencia de actos combinados como: 1) moral y legal; 2) moral e ilegal; 3) inmoral y
legal y 4) inmoral e ilegal. Así, hay quienes se deleitan pisando y girando el pie en el
piso al matar una cucaracha y escuchar su crujido, tal cual como el Agente J (Will
Smith) de la famosa película Hombres de negro I (1997), que con una sonrisa
“malévola- vengativa” pisa a las primas, hermanas, tías y demás familiares de la gran
cucaracha alienígena.
Finalmente, por influencia de la concepción del sentido de humano que ostenta
cada grupo, podemos decir, grosso modo, que debido a que los conservadores
frecuentemente dicen que el humano es desde el momento de la concepción y los
progresistas dicen que el humano surge posteriormente, ya sea cuando comienza a
desarrollarse un sistema nervioso —por allá del tercer mes—; debido a esto, surge una
falta de entendimiento, pues en sus categorías taxonómicas- sociales están incluyendo
o excluyendo a dicho ente y puede ser que no se den cuenta de que sus concepciones
son distintas lo cual les impide entenderse a cabalidad. Es decir, que al enunciar sus
argumentos y con ello el signo, la palabra humano, no se tenga presente el hecho que
está de fondo y que pretendo destacar: la Operatividad y la C&C de los entes como
humanos.
En este punto, alguien podría preguntarse sobre las razones de que unos
consideren a dicho ente como humano y otros no. Y como probablemente alcance a
intuir el lector en este punto, esto está determinado por los sentidos de humano que se
tienen y que se troquelan en el mismo signo pero, además, por otra cuestión de la
Operatividad, como puede ser los fines en la determinación u otras dimensiones que
abordaremos más adelante.

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2.3.2.2 Humano crecido: neonato, infante, adolescente, adulto, viejo: Los


indígenas de la Conquista Española

Es muy frecuente que cuando se piense en el sentido de humano, lo primero que se


nos venga a la mente sea un infante, un adolescente (claro que este nombramiento no
siempre ha existido ni existe en todas las culturas), un adulto y un viejo. Es decir, estos
entes típicamente vienen a representar cierta sentido de humano: los ya crecidos ¿O
son el mismo ente pero en distinto momento de desarrollo?
Con esto puede comprenderse mejor el “artificio” del que hablaba sobre la
disección de entes y su ligazón con la parte historista que más adelante desarrollaré. Y
en la actualidad, sería muy raro que no se les considerara como tal, es decir, que no se
les incluyera en las distintas categorías taxonómico- sociales. Sin embargo, el hecho de
que en la actualidad no surja necesariamente este problema, no exime de que otrora
haya ocurrido. Tal es el caso de los “indígenas infrahumanos” de la Conquista Española
y la Controversia de Valladolid.
Cuando los europeos llegaron a la América Prehispánica C&C, y por tanto,
determinaron, en un primer momento, que los oriundos de estas tierras no eran
humanos debido a las prácticas que tenían, como los sacrificios de niños, mujeres y
hombres, entre otras prácticas, en las cuales se presuponía que al efectuarlas era
signo de no tener alma racional y al no presuponer en ellos alma humana —elemento
indispensable para el cristianismo para que algo sea nombrado humano— no se les
podía “civilizar” e inculcar la fe cristiana, además de que se les consideraba como
meros animales.
Cosa que ulteriormente se puso en duda por clérigos como Zumárraga y se
decidió que sí podrían ser adoctrinables pues se les presupuso alma y por ende, serían
C&C como humanos. Aquí resalta un elemento importante para mi conceptualización,
pues dice Greenleaf (2017) que esa era la época del Renacimiento en Europa y había
una euforia por parte de los cristianos humanistas debido al encuentro con el nuevo
continente, pues se creía que podría ser el lugar idóneo para aplicar la cosmovisión
perfecta de la fe cristiana como lo era en sus orígenes. Es decir, hablamos de la Utopía
Renacentista. Sin embargo, debemos considerar que:

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“La dificultad de implantar la Utopía en México se centraba en el hecho de que el


conquistador no estaba imbuido del idealismo del humanista cristiano y de que,
además, trajo a la tierra firme americana precisamente la cultura que el
humanista esperaba erradicar de la colonización. El conflicto entre el humanismo
cristiano, por un lado y el materialismo y la codicia españoles, por el otro, creó
graves problemas en la formación de la política colonial y dio origen a una
asombrosa cantidad de especulación intelectual respecto a la naturaleza del
indio y de cómo había que tratársele.” (Greenleaf, 2017, p. 38)

Y más adelante se añade que:

“Aquellos que explotarían a los nativos, tanto el conquistador como el clero,


negaban el hecho de que el indio fuera un ser humano. No lo era, pues se
trataba de una especie de animal, quizás un perro sucio, y como tal quedaba en
el nivel más bajo de la jerarquía aristotélica” (Greenleaf, 2017, Pp. 38-39)

Este breve episodio nos deja entrever, brevemente, el dilema sobre la exclusión
y posterior inclusión de estos entes (hombre, mujeres, niños y niñas, etc.) en la
categoría de humano. Aquí resalta un aspecto sobre el fin en la determinación de los
entes como humanos. Pues como se puede ver, dicho fin está unido a un sentido de
humano con sus respectivas características que un ente debería tener para ser incluido
en la taxonomía- social de la época. Hay aquí al menos estos cuatro elementos en
juego que tienen que ver con la Operatividad: el fin, el sentido de humano, las
características incluidas en el sentido y claro, el ente incluido, a saber, el indígena.

2.3.2.3 El cadaver de “humano”: Cuerpo desmembrado, destazado,


desollado

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En México, principalmente desde el siglo pasado, viene en aumento la delincuencia a


raíz de la prohibición, entre otros factores, de la comercialización y consumo de ciertas
sustancias consideradas nocivas para la salud. Y precisamente a razón de proteger la
salud, como lo menciona Pérez (2016) en su libro Tolerancia y Prohibición, se han
impuesto una serie de prohibiciones, lo cual, lejos de alejar los males, ha dado paso,
como era de esperarse, al contrabando. Con el paso del tiempo, este contrabando trajo
consigo un problema más, pues el de salud aún continua (una muestra es la cantidad
de centros de rehabilitación que pululan por todos lados de las ciudades); dicho
problema es, a saber, el narcotráfico, con todo lo que acarrea.
Dentro de los males que acarrea el narcotráfico, está la constante violencia y la
presencia diaria en los noticieros de personas que han sido secuestradas,
desaparecidas, desolladas, desmembradas. Algunas de ellas, dentro del infortunio,
tienen la “fortuna” de que sus cuerpos son hallados y otras, como es bien sabido,
sencillamente no.
Este es un panorama recurrente en nuestro país. Respecto a estas personas,
las cuales son encontrados sus restos, ya sea desperdigados o no y aún más, por más
irreconocibles que sean, no es extraño escuchar que se aluda a ellos como humanos.
Ni la atrocidad que podríamos ver plasmada en esos restos, por más que se empeñen
sus verdugos en desaparecer cualquier resto de la víctima, basta para que a aquel se
quite el apelativo de humano.
Hay quienes podrían decir que estos verdugos quitan la vida sin tanto
inconveniente o sin ningún inconveniente debido a que no consideran a sus iguales
como humanos. Mas en el panorama de nuestro país, particularmente nunca he
escuchado o leído que la causa de tales muertes fue el hecho de que no se les
considerara de esta forma. Aún más, sí se les considera como tal pero lo que está en
juego, a mi parecer, son otras cuestiones, como el rebajamiento del valor de la vida
humana por parte de los victimarios, un pago de deudas, traiciones, hablar de más y
con quien no debían (soplones), entre otras razones.
Sobre el primer punto, el valor de la vida humana, es un punto que podemos
visualizar precisamente en el trato que se les da a los entes considerados humanos por
parte de sus verdugos. Incluso el valor de la vida parece ser una característica atribuida

93





a los entes considerados humanos, no viene dada de facto como de facto es que
tengamos una cabeza y dos ojos de forma innata —y aún así, de pronto hay casos de
personas que escapan a esto “natural”—. No en todos los sentidos de humano su vida
vale por el solo hecho de ser humanos. Esto puede variar con las concepciones, como
ejemplo adicional, basta con recordar el estatus del que gozaban los esclavos del
Imperio Romano, a quienes su valor de vida no era igual al de un liberto o un hombre
libre. El aniquilarlos no representaba las mismas consecuencias que matar a los otros
dos, pero esto no quería decir, al igual que con el narco, que los asesinados no fueran
considerados como humanos. Cosa distinta con los indígenas de la Conquista, donde
ni valor de vida y ni C&C como humanos tenían.

2.3.2.4 Sophia la robot: Sophia la robot como humana y como ciudadana

Sobre la consideración como humana de Sofía, en un encabezado de junio, la BBC


News (2017) dice “Sofía, la increíble robot hiperrealista que está aprendiendo a ser
humana”. Después de lo hablado, podríamos decir que esto quiere decir que “se está
humanizando o más puntualmente, la humanizan sus programadores” tal cual como en
las reflexiones que se hicieron en el capítulo primero a propósito de esto.
Se dice además que “aprende a ser humana” debido a su “atractiva sonrisa” y
la ”calidez de su voz”, por mostrar al rededor de sesenta gestos en su rostro. Algo
llamativo es que casi inmediatamente después en la noticia se refieren a ella como
“una sofisticada robot humanoide”, lo cuál derrumba el hecho de que sea considerada
humana, pues humana y humanoide no es igual. Y al final, rematan con esta curiosa
frase, que a mi mirada, podríamos analizarla desde el apartado de las características
que podrían ser consideradas fundamentales en los entes considerados humanos: “sin
embargo, Sophia no tiene consciencia y no siente empatía. ¿Podrías convivir con
ella?”. Es llamativa la última pregunta que hacen al final.
En cuanto a la ciudadanía, en Octubre del 2017, la BBC News lanzó otra
redacción en la que se leía el título siguiente: “Sophia, la robot que tiene más derechos
que las mujeres en Arabia Saudita”. Más allá de cuestionarnos lo escandaloso que

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pudiera ser el hecho de que una robot tenga más derechos que las mujeres en aquel
país, cosa que sería muy fructífero ahondar pero este no es el lugar propicio, tenemos
que prestar atención a cómo la describen, pues es el fin que persigo. Pues dicen que
ella dijo en una conferencia que “es la primera robot del mundo con ciudadanía y es de
Arabia Saudita.”. Más adelante de esto, los escritores de la BBC dicen textualmente
que “Sophia no es humana, pero intenta serlo”. Intenta, pues dice, además de algunas
características mencionadas más arriba, que su “piel está hecha de una silicona
especial”, tiene “expresiones humanas”.
Como ve, lector, aquí estoy trabajando a la par con humano y ciudadano, pues
no necesariamente son lo mismo. La reflexión me indica que algo que no es
considerado humano por alguna postura que yo conozca, sí puede ser ciudadano. Y
viceversa, hay entes considerados humanos, que como se sabe, no son ciudadanos,
como aquellas mujeres de Arabia.
Entonces, podemos destacar algo, a saber que a pesar de que en ocasiones se
refieran a Sophia como humana, que se utilice este signo lingüístico, eso no garantiza
que lo sea. Aunque claro, si el sentido de humano cambia o añade otros entes en su
categoría de inclusión, cabe la posibilidad de que sea C&C como tal. Pues antes era
inimaginable que una robot fuera ciudadana, y ahora, a propósito de las categorías de
inclusión de ciudadano, lo es: es real. Ahora, habría que preguntarnos: ¿Para qué le
conviene, a qué le obliga o beneficia ser ciudadana a Sofía?

2.3.2.5 Dioses y semidioses: Jesús de Nazaret; Jupiter y Mercurio

No nos meteremos al hecho de sí existió o no el Jesús histórico ni sí son verdad o nos


los principios que se cuentan sobre él y el cristianismo. Pues no es el tema de estudio.
Lo que sí podemos decir es que las representaciones que nos llegan de Jesucristo: la
forma de su cuerpo, el trato que le daban, el mundo en el que vivía, podríamos decir
que era típicamente la imagen de sentido de humano que habitualmente se tiene.
Hubo quienes, como los Judios, lo consideraron como un impostor y adicional,
podríamos decir que como meramente humano. Hubo otros, que lo consideraron como

95



“persona” divina (persona no en sentido jurídico, por supuesto), junto con el Padre y el
Espíritu Santo: personas concatenadas, hipostasiadas, a Dios. Es decir, para unos fue
humano y para otros no.
Similar a esto, hay un caso con el dios romano Jupiter que en Anfitrión, la
comedia de Plauto (1992), tomó la apariencia de Anfitrión, quien se encontraba en
batalla contra los telébolas. Jupiter toma la forma humana de éste para degustar de los
placeres mundanos pues se encontraba enamorado de Alcmena, esposa de Anfitrión.
Pero a pesar de haberse hecho pasar por humano, en sí era un dios. Un dios que a la
mirada de los que no sabían que no era, fue tomado por humano. Lo mismo ocurre con
su hijo, el dios Mercurio, quien toma la apariencia de Sosias, esclavo de Anfitrión.
No hay que olvidar que así como en la ficción, no todo lo que aparente ser
humano, necesariamente será C&C como tal, claro, tomando como base una X sentido
de humano. En la “vida real”, aplica lo mismo.

2.3.3: SLLH: Taxonomía- social: Características que podrían ser


consideradas fundamentales en los entes C&C como humanos. O bien,
características que ponen en duda si podrían ser o no ser fundamentales
para que un ente sea C&C humano

Antes de comenzar, recuerde tomar en consideración los tres párrafos de introducción


del apartado anterior, a saber el 2.3.2: SLLH: Taxonomía- social: entes incluidos en
la categoría taxonómica- social “humano”. Una vez hecho esto, el siguiente listado de
características que se han considerado, pueden considerar o consideran como parte
fundamental del ente considerado humano, regularmente, según muestra la reflexión,
van acompañadas o pueden ir acompañadas unas de otras. Sin embargo, ha habido
casos donde ciertos sentidos explicitan que por ejemplo lo esencial es la razón o bien,
hay quienes llegan a decir que algo es humano a partir de que siente dolor y esto está
facultado por el desarrollo de todo un sistema neuronal: al menos, un sistema nervioso
central y periférico que permita esto.

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A pesar de lo que digan, mi intención no es afirmar si esto es verdadero o


no, o si estoy de acuerdo o no. Antes que todo, mi intención es mostrar, a partir
de un ejercicio meditativo, que éstas características por si solas no siempre han
bastado ni pueden bastar en todos los casos y culturas (al menos eso creo a
partir de la reflexión) para nombrar a un ente como humano.
Razón por la cual podemos decir que ha habido momentos donde se toma
alguna de esas características o algunas de ellas, como fundamentales debido a
la operatividad del sentido que se da en una época histórica y desde un campo y
ciertos intereses. Sin olvidar que, esos elementos no necesariamente están
presentes en otras épocas pues los sentidos y la C&C de humano pueden variar.
Para demostrar lo que digo, haré uso de un ejercicio anacrónico con casos y
reflexiones con mis saberes y lecturas actuales para demostrar como ninguna de estas
características se bastó, se basta y posiblemente no se bastará como suficiente para
considerar a un ente como humano al menos en todos los momentos históricos. Pues
aquellos elementos que se muestran imprescindibles para tal determinación, como dije,
van moviéndose, aunque sea un poco, con las épocas y las circunstancias que en ellas
se patentan. Por eso, los problemas respecto al humano no serán los mismos para las
feministas y conservadores de nuestra época, a los que se enfrentaron, por ejemplo,
los clérigos y conquistadores en la Conquista.
Pasemos a este ejercicio del pensamiento, a este juego que nos permitirá
corroborar lo anunciado líneas atrás. Para esto, el método será el siguiente: 1) se parte
de un abanico de entes, mencionados en el apartado anterior (no todos estarán
explícitos pero sí implícitos en los comentarios y reflexiones); dichos entes son el
cigoto, mórula, feto, homo ergaster, etcétera; 2) Se toma una por una las
características enlistadas en la tabla de abajo. Puede haber otras, pero yo pongo estas
que la meditación y estudio me otorgan y 3) se reflexiona y comenta si a todos los
entes se les puede incluir como humano a partir de que tenga o no tenga dicha
característica.
Es un ejercicio que considero muy sencillo, pero fuerte para demostrar lo que
pretendo demostrar. Veamos, con un juego, con un artificio, cómo ocurre una pequeña
parte de la Operatividad del Sentido de Humano. Los ejemplos serán muy breves pero

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no por ello sin importancia. Sin más, pasemos al listado y ulteriormente a los
comentarios breves de cada caso.

Caso (fila 1) Caso (fila 2)

1 La razón 21 Humano en potencia

2 Conciencia como autoconciencia 22 Padres humanos

3 Conciencia como elemento social (conciencia 23 Mamífero


social)
4 Conciencia y duda de la propia existencia 24 Material genético

5 Reconocimiento del propio cuerpo físico 25 Siamés

6 Reconocimiento del propio cuerpo psíquico 26 Anomalías y mutilaciones

7 Pensamiento 27 Dolor

8 Planificación 28 Alma

9 Hablar 29 Pulsión/ deseo

10 Comunicación mediante la lengua/ idioma 30 Locura

11 Escritura 31 Soñar como proceso simbólico

12 Creatividad como facultad de generar algo 32 Conocimiento de la vivencia de algo llamado


más tiempo
13 La forma externa 33 Sentido de la vida

14 El estado de evolución 34 Valor de la vida

15 Lenguaje articulado 35 Libertad

16 Derechos Civiles 36 Abtracción

17 Derechos Humanos 37 Estupidez

18 Ser político 38 Empatía

19 Moral 39 Gestos

20 Ideología

2.3.3.1 La razón

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No nos pondremos a definir qué es la razón, pues como es sabido, es tema harto
enredoso. En el sentido más amplio, ha habido entes que gozan de está facultad y no
se las ha considerado humanos (como los indígenas de la Conquista) y hay otros que
no la tienen aún así se les ha nombrado humanos desde cierta concepción, como los
embriones en la postura Católica. En suma, no todo ente C&C como humano
necesariamente tendrá esta facultad.

2.3.3.2 Conciencia como autoconciencia

Es difícil hablar también de conciencia, pero utilícese en términos amplios. Un bebé de


días de nacido carece de está facultad, pues su desarrollo aún no le permite, según se
sabe, darse cuenta de sí mismo. Esto viene ulteriormente. A pesar de esto, es
nombrado humano. Una persona en estado vegetal, a la cual se le suspende esta
facultad, tampoco se le deja de nombrar de esta forma por la suspensión de la misma.
Ergo, esto no es fundamental.

2.3.3.3 Conciencia como elemento social (conciencia social)

Eso llamado conciencia social, de clase por ejemplo, tampoco está presente en todos
los entes que reciben o han recibido tal apelativo. Por ejemplo, un cigoto o un feto.

2.3.3.4 Conciencia y duda de la propia existencia

Esta duda de la propia existencia, al estilo cartesiano, tampoco está necesariamente en


todos los entes nombrados de esta forma. Un bebé no puede hacerlo, un cigoto menos.
Algunos niños podrían hacerlo.

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2.3.3.5 Reconocimiento del propio cuerpo físico

Hay orangutanes que reconocen su cuerpo físico como ellos mismos y no son
nombrados humanos o cabe la duda. Hay embriones, fetos, neonatos que no lo hacen,
y eso no los priva, necesariamente, de tal C&C.

2.3.3.6 Reconocimiento del propio cuerpo psíquico

Una cosa es tener un cuerpo físico y reconocerlo y otra cosa es la asunción (consciente
o inconsciente) del sí propio. Así, no siempre el propio cuerpo físico es referente único
del cuerpo psíquico. Hay quienes se asumen como un loro, como los Bororó, dice
(Lacan, 2008) en el Seminario 2 El Yo en la Teoría de Freud y el Técnica Psicoanalítica.
Hay otros que troquelan en su rompecabezas del cuerpo psíquico sus anos o vaginas,
hasta que son vistos o asumidos por identificación con otros humanos o porque ven los
suyos propios. Esto debido a lo escondido de esas partes, no siempre las conocemos
en un primer momento.
Así pues, un feto obviamente no puede tener esta facultad, un cigoto menos y
esto no los exime de que quepa la posibilidad, según la concepción, de ser nombrados
humanos al ser incluidos en el sentido de humano.

2.3.3.7 Pensamiento

Entendido el pensamiento más como una facultad que se manifiesta por ciertas formas
como el lenguaje, podríamos decir que no todo lo incluido en la taxonomía- social de
humano goza de esto. Así, un cigoto, desde cierta concepción que lo C&C como
humano, lo será a pesar de carecer de pensamiento.

100

2.3.3.8 Planificación

Esa facultad tan estructurada atribuida al ensanchamiento del lóbulo frontal en nuestra
especie, no está presente en todo lo nombrado humano. Un embrión no puede hacer
esto por obvias razones. Y más aún, no es exclusiva de los nombrados humanos, así,
Siri, lo hace, claro, a solicitud del usuario, sin embargo, lo puede hacer merced al
algoritmo que la faculta.

2.3.3.9 Hablar

La boca no está hecha para hablar como las piernas para andar, dice Saussure. Y el
habla está presente en casi todo lo nombrado humano pero no en todos los entes
nombrados de esta forma y aún más, tampoco es exclusivo de ellos, pues Sophia la
robot lo hace y no ha sido, siempre, considerada humana, “le falta algo”, dicen
algunos… ¿Qué será eso “esencial”?.

2.3.3.10 Comunicación mediante la lengua/ idioma

Hacer uso de idiomas es algo de nuestro mundo, pero un cigoto obviamente no puede
hacer uso y esto, desde cierta concepción de humano, no le quita el apelativo aunque
en otras perspectivas sí. Siri lo hace sin ser nombrada de esta forma. Algunos simios lo
hacen, en lengua de señas, de forma rústica, pero lo hacen. Genie, la famosa niña feral
privada de la mayoría de contacto con otros humanos, tan solo desarrollo esto de
manera poco destacada.

2.3.3.11 Escritura

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Los griegos antiguos no eran muy seguidores de la escritura, preferían la memoria. A


parte, la escritura según se dice y sabe, no ha venido pegada desde el comienzo a
nosotros. Parece más un desarrollo ulterior. Así pues, un feto no escribe, un neonato y
un niño, aún pequeño, tampoco y esto lo les exime, necesariamente, de tal
consideración de humano. Es decir, no basta esta característica para designar a algo
de humano.

2.3.3.12 Creatividad como facultad de generar algo más

Entendida en su sentido más amplio, no está en todo lo nombrado humano. Un cigoto


no puede ser creativo y hacer una obra de arte.

2.3.3.13 La forma externa

La forma externa, la típica, la que casi siempre se asume como la de un humano es la


del humano crecido. Más no todo lo considerado humano tiene esta forma: un cigoto un
feto no la tienen. Y más aún, a pesar de tenerla esto no garantiza que sea considerado
de esta forma. Por ejemplo, de nuevo los indígenas de la Conquista. Sophia la robot o
un maniquí, tienen forma humanas o cuasi humanas y no reciben necesariamente tal
apelativo, a lo mucho, diríamos que son humanoides algunos, como el maniquí o
Sophia.
Sin embargo, una persona con seis dedos, un ojo, sin oreja o cualquier
formación distinta a la habitual en su cuerpo, sería más extraño que se le deje de
nombrar humano debido a esto. Aunque el hecho de que sea extraño no quiere decir
que sea imposible: a ellos, ha habido momentos en que les llamaron monstruos y a sus
“anomalías” monstruosidades. Entonces, ni siquiera la forma externa es garante de que
algo sea nombrado como humano.

102

2.3.3.14 El estado de evolución

Desde ciertas concepciones, podrían decir que un cigoto, un feto, un neonato, un niño,
un adulto, etc. Son considerados humanos a pesar de su estado evolución. Para otras
concepciones, esto no será así. Por ejemplo, podrán decir que se es humano a partir
de que se desarrolla o comienza a desarrollar un sistema nervioso central, por allá del
tercer mes.
¿Quisiera hablar y enjuiciar si alguna de estas sentencias es verdad? No, no es
mi fin. Mi fin es mostrar que las concepciones, anudadas a los sentidos de humano,
influyen en la determinación de los entes como humanos. La cuestión de la
construcción, asunción y configuración de nosotros mismos tampoco es tan “natural”
como se podría llegar a creer: hay algo de artificioso, hay algo como lo que dice
Michelle Foucault sobre aquella enciclopedia china citada por Borges en Las Palabras y
las Cosas. Dice Foucault (2010) después de leer esa taxonomía: “ el asombro de está
taxonomía, lo que se ve de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como
encanto exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la desnuda imposibilidad
de pensar esto.”.
Por mi parte, No afirmo que la lengua otorgue existencia a las cosas, como por
generación espontánea, al estilo de Dios y su palabra como juramento que en cuanto
se dice, es. Lo que sí creo es que la lengua, auxiliada del intelecto y otras facultades,
puede “acomodar” las cosas.

2.3.3.15 Lenguaje articulado

Un feto no tiene lenguaje articulado y no por ello, necesariamente, se le dejará de


nombrar humano desde cierta concepción. Genie, al ser encontrada no lo tenía y no
por ello fue descartada como humana.

2.3.3.16 Derechos Civiles

103


A pesar de que el mundo del Derecho es una dimensión humana, esto no


necesariamente atraviesa únicamente a los nombrados humanos. Así, en Jalisco, hay
quienes no gozan de existencia jurídica, no son personas (jurídicamente hablando) y en
el mundo, está el caso de la Robot Sophia a quién le otorgaron ciudadanía (ella sí es
persona, jurídicamente hablando). Hay animales no humanos a quienes se les imputa
derechos, claro, sin obligaciones directa hacía ellos.

2.3.3.17 Derechos humanos

Imagínense lector que después de revisar el listado y categorización de los cincuenta y


tantos derechos humanos en la página en línea de la CNDH, siguiéramos con este
ejercicio del pensamiento y comparáramos dos posturas actuales, supongamos, la
conservadora y la progresista. Hay algo que de inmediato salta: ¿Cómo
determinaríamos a quienes les vamos a asignar los derechos humanos? Pues esas
pistas, esas coordenadas, no nos las da la CNDH, simplemente se dice que se les da a
los humano. Cabría preguntarse: ¿A cuáles entes está considerando humanos la
CNDH? Lector, alcanza a ver la magnitud del problema que conllevan las categorías de
inclusión, ya sea de entes o características, mismas que aquí estoy destacando y
proponiendo.

2.3.3.18 Ser político

Siguiendo a Aristóteles: ¿Un cigoto entraría en está consideración de ser político?


Recordando que no es lo mismo ser político a ser atravesado por lo político, como los
animales no humanos, que pueden ser atravesados por la dimensión política, mas en sí
mismo, no la actúan, no la ejercen pues están privados de ella.

104

2.3.3.19 Moral

¿Un bebé puede actuar en la dimensión moral? ¿Un feto? No. Puesto que a pesar de
que el humano sea el único que se le presupone dicha dimensión, no todos los
considerados humanos pueden ponerla en marcha.

2.3.3.20 Ideología

En su acepción más amplia de ideología, basta con responder las mismas preguntas
de arriba pero cambiando moral por ideología. No es lo mismo que algo sea atravesado
por una ideología a que alguien actúe, ejerza, una ideología.

2.3.3.21 Humano en potencia

Desde una postura aristotélica, sí podríamos hablar de un humano en potencia —como


es bien sabido—; pero con Lazcano, como lo vimos arriba, no podríamos hablar de un
humano en potencia. ¿A quién debemos creerle? ¿Sus fines en la determinación de los
entes como humanos serán los mismos? Pues en apariencia Aristóteles sigue una
finalidad filosófica y Lazcano biológica, ligada a un posicionamiento político.

2.3.3.22 Padres humanos

Esto no basta para designar en todos los casos a un ente como humano: un cigoto
puede o no ser C&C como tal; un indígena de la Conquista no fue nombrado así a
pesar de que después sí se le hizo el nombramiento.

105

2.3.3.23 Mamífero

Los indígenas de la Conquista eran mamíferos, desde una mirada biológica, y fueron
privados de tal apelativo.

2.3.3.24 Material genético

Como lo vimos con Lazcano, la placenta de la madre tiene el mismo material genético y
no por ello es considerada humano.

2.3.3.25 Siamés

Dos cuerpos unidos pueden meter en problemas jurídicos: es una o dos personas;
empero, ese ente o entes, se le nombra humano aunque hubo momentos donde se
trató como monstruosidad. Esto nos regresa a la forma externa.

2.3.3.26 Anomalías y mutilaciones

Morfológicamente, algo considerado humano no necesariamente se caracteriza por


tener una cabeza, dos brazos, dos pies, un pene, una vagina o un pene y una vagina,
etc., como lo dicen los manuales de biología típicos. Algo considerado humano puede
tener dos cabezas, tres brazos, tres o más pezones, seis dedos, etcétera, como
efectivamente han surgido casos sobre esto.
Alguien a quien le amputan un brazo, una mano, un dedo, una pierna, bien
podría seguir siendo nombrado humano desde cierta concepción. Es más, en nuestro
país, en estos tiempos de violencia cruda, un cuerpo destazado, cortado, mutilado o

106

desmembrado, se le podría nombrar humano desde todas las concepciones que


conozco y se le daría frecuentemente un “trato” humano a sus restos.

2.3.3.27 Dolor

Un argumento común que se suele escuchar por parte de grupos pro abortistas en la
actualidad, es que un embrión menor a tres meses es susceptible de ser abortado,
puesto que, según dicen, no tiene un sistema nervioso desarrollado y por ende no
sentiría dolor. Y a consecuencia de ello, suelen afirmar que no es humano. Lo anterior
desde una postura biologicista.
Pero el tema del dolor no es tan sencillo, por ejemplo, si retomamos a
Wittgenstein y su desarrollo del tema del dolor o a Tomasini, que lo secunda,
podríamos decir —siguiendo el argumento anterior— que entonces se puede matar a
todo lo que no sienta dolor, como los animales, tales como los perros, cosa que no
necesariamente ocurre, incluso hay legislaciones para defenderlos, puesto que desde
la postura de estos autores, estrictamente no hay dolor en ellos, pues el dolor, como
nos lo señalan estos autores, es algo del mundo nuestro, lo de ellos serian respuestas
naturales ante estímulos, en todo caso. Pero lo que llamamos dolor dolor, es algo que
está en nosotros.
Por otra parte, habría que puntualizar otra cosa, pues el hecho de que un ente
no sienta dolor no necesariamente da la pauta a que sea excluido de la condición de
humano. Como caso, una persona en coma o con un daño medular que le impida sentir
dolor en, supongamos, la mitad del cuerpo, no garantiza que será privada
necesariamente de esa condición. O bien, para el caso segundo, su condición no da la
pauta a que sea llamada “media humano”, porque no siento dolor en la mitad del
cuerpo. Entonces, el dolor no es una característica determinante.

2.3.3.28 Alma

107


Sea cual sea la concepción del alma que se tome por directriz, hay casos donde un tipo
de ente no se le presupone alma y hay otros donde sí. Así, para una concepción
religiosa cristiana tradicional, habrá quienes afirmen que sí tiene alma el embrión desde
la concepción, por hominización inmediata, y habrá otros, dentro del mismo
cristianismo, que apelen a una hominización retardada. Por supuesto, en la actualidad
predomina en lo popular la primera versión.

2.3.3.29 Deseo

Un cigoto carecería de deseo y no necesariamente le excluye o incluye en cierta


concepción de humano.

2.3.3.30 Locura

Tremendo problema el estudio de la locura y sus formas de entendimiento. Bien lo


relata Foucault en Historia de la locura de la época clásica, en El poder psiquiátrico y
otros cuantos textos más. Pero, lo que sí parece un hecho, es que sea lo que sea la
locura, aquellos que son susceptibles de enloquecer son los humanos. Ahora bien,
habría que preguntarse: ¿Cuáles entes C&C como humanos enloquecen? Diríamos,
por supuesto, los crecidos. El cigoto, que puede ser considerado humano desde cierta
concepción, no le basta ser asumido como tal para enloquecer. Ergo, no todo ente que
pudiera ser C&C humano enloquece.

2.3.3.31 Soñar como proceso simbólico

Un cigoto no lo hace, no suena y puede ser nombrado humano a pesar de eso.

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2.3.3.32 Conocimiento de la vivencia de algo llamado tiempo

Lo mismo que el punto anterior. Puede repetir la breve argumentación.

2.3.3.33 Sentido de la vida

Un cigoto, un feto, suponiendo que se les considere humanos, ¿podría acceder a la


condición del Ser y no ser un mero ente, al estilo heideggeriano? Considero que no,
pues no le basta con ser considerado humano, es menester de otros elementos
básicos que puedan dar paso a ello, por ejemplo, algo que podríamos llamar
“conciencia”. Tiene que tener características de los humanos crecidos en pocas
palabras.

2.3.3.34 Valor de la vida

Que algo se considere humano no se da únicamente por el valor que se le otorgue a la


vida. Pues si así fuera, sería difícil hablar del genocidio Judío. Tampoco se
comprendería el hecho de que se promueva el respeto a la vida humana y se maten
entes que para algunos sí podrían ser considerados humanos y para otros no.
Claro, no hay que olvidar que sus argumentos no necesariamente llevan consigo
este paso hacía atrás que estoy dando para contemplar la Operatividad. Es frecuente
que tan sólo se asuman y vivan como si fueran verdaderos, de facto. O bien, como lo
comenté arriba en el ejemplo del narco y los sentidos de humano en los cuerpos, no
basta el valor de la vida como una característica para determinar que un ente será
considerado humano.

2.3.3.35 Libertad

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Un feto de unos siete u ocho meses, sería muy complicado hablar de libertad en él, sea
como sea, nunca he escuchado —aunque claro está, mi conocimiento sobre algo no es
garante de inexistencia de algo— que se hable de libertad de un feto, a pesar de que
se pueda considerar humano. Por tanto, no es fundamental en lo C&C como humano,
la libertad.

2.3.3.36 Abstracción

Un cigoto, que puede ser considerado humano, no tiene esta facultad por obvias
razones.

2.3.3.37 Estupidez

En los animales no humanos y en la inteligencia artificial no hay algo que podríamos


llamar estupidez, ni como sinónimo de algo llamado “retraso mental” ni como torpeza
habitual. Richter (2012) la remite en todo su Elogio de la Estupidez al considerado
humano.
Pero, habría que señalar algo a propósito de lo que venimos hablando: un feto y
un neonato no son estúpidos, no pueden serlo. Ni en la primera acepción (pues esos
“retrasos mentales” se manifiestan y detectan ulteriormente6; ni como torpezas, pues
no presuponemos torpeza en ellos. Parece que la torpeza viene con el desarrollo del
humano en crecimiento inmiscuido en un circuito social que considera ciertos actos
como torpes. Por tanto, la estupidez ni es condición fundamental para que algo se
considere humano y a pesar de ser exclusivamente del mundo del humano no está
presente necesariamente en todo aquello susceptible de ser incluido como humano.

6 Claro, esa detección, como dice Foucault (2007) en el El Poder Psiquiátrico surge de la distinción entre el loco y el anormal por
allá del siglo XIX en Europa. Donde los “retrasados mentales” fueron puestos en el segundo, es decir, el anormal.

110

2.3.3.38 Empatía

En nuestros tiempos donde, al menos en México, se habla muy frecuentemente sobre


la empatía, esta no garantiza que algo sea considerado humano. Pues hay entes que
no manifiestan esta facultad, como un embrión o un feto, y a pesar de esto, se les
puede considerar humanos o bien, hay entes que la tienen y bien no se les podría
considerar humanos, como los judios del Holocausto y los indígenas de la Conquista.

2.3.3.39 Gestos

Que algo tenga gestos “humanos” no garantiza que sea considerado humano. Tal es el
caso de Sophia la Robot, quien no es considerada humana, aunque haya quienes
hayan titubeado. Un cigoto por razones obvias no tendría esta facultad y bien podría
ser considerado humano. En conclusión, esta característica no es determinante para
considerar a un ente como humano.

2.3.3.40 Meditaciones finales de este apartado

Después de este ejercicio y de no tomar la parte por el todo, a saber, solo al humano
crecido, sino el todo, todos los entes considerados humanos, la totalidad del abanico,
cabría preguntarnos sí efectivamente podríamos hablar de una esencia del humano o
no y si en todo caso, lo que hay es Operatividad o bien las dos: esencia y Operatividad.
La Operatividad, misma que abarca a todos los entes C&C como humanos, la
estoy develando; la esencia de todos los entes C&C como humanos, es algo que, hasta
donde sé, no se ha hecho. Intenté hacerlo aquí, pero fue infructuoso encontrar una
esencia ubicua, lo único que obtuve fue Operatividad. Pero que yo no lo haya hecho al
momento no quiere decir que no pueda hacerse. Lo mío fue algo más bien secundario,

111


pues lo principal no era la Ontología, sino, lo otro, mi propuesta que permite visualizar
todos los enredos que hay detrás.

______________________________________________________________________
(Mapa de ruta de trabajo No. 5)
______________________________________________________________________

2.3.4: SLLH: La yuxtaposición, fusión, mezcla y condensación de sentidos:


los hablantes y el exceso de sentido

112

Como lo vimos anteriormente con los señalamientos hechos por Yébenes, en los
hablantes siempre hay un exceso de sentido en lo que se pone en juego. Es algo que
debemos reconocer como parte del lenguaje y sus múltiples manifestaciones y sobre
todo, debemos reconocer su importancia e influencia en la vida diaria y con diaria, no
me refiero sólo a lo común, sino, incluso a aquellos debates que tienen aspiraciones
académicas, ya sean de índole científico, en el amplio sentido del término, o filosófico. .
Con esto como fundamento, tenemos que los hablantes al hacer uso de un
mismo signo, que para este caso es la palabra oral o escrita, no por el hecho de
enunciarlo o escribirlo tal cual de la misma forma, quiere decir que estén ostentando el
mismo sentido. Así, suponiendo un caso, un hablante que haya sido influenciado en el
seno de una familia sumamente cristiana y que se apropie de sus preceptos, muy
seguramente, aunque no lo sepa, su concepción, su sentido de humano, abarcará más
entes o características a alguien que ha sido criado o inculcado con otro tipo de postura
reducida en la inclusión de entes o características. Esto es por una parte.
Por otra parte, es claro que no somos labrados en una sola y única vez, en estos
procesos retroactivos de los que hablaba Yébenes, el sentido puede irse ampliando en
el ir y venir de los procesos comunicativos. Un ejemplo harto común en la actualidad es
el siguiente: alguien podría creer que un persona posicionada en una postura
progresista, como la feminista, podría de antemano promover un “discurso acoplado a
la razón, entendida como una argumentación científica y filosófica sólida” y es más,
podría apelar al Derecho o bien a la Ciencia para solidificar sus argumentos. Y aún
más, como de antemano una creencia de nuestra época es la creencia en la ciencia, se
podría creer que en su discurso no habría alguna contradicción de principios o bien,
una combinación. Bien lo dice Freud (1992), en Lo Inconsciente, que en éste no existe
la contradicción. Pueden convivir tendencias totalmente opuestas sin mayor problema.
Uno puede pensar que una contradicción no ocurre en esos casos y sin embargo se
da, pero no solo ahí, sino con los conservadores u otros. La contradicción es parte de
nuestro día a día, de nuestra vida.
A propósito de la creencia, esta no necesariamente tiene que ver con lo que
demuestra la ciencia. La creencia en ella, en la ciencia, raya en lo sugestivo, en lo
religioso, como tampoco es extraño ver a quienes creen en la ciencia. Ahí tenemos el

113



famoso caso de Marx que en palabras de Gray (2019) en Siete tipos de ateísmo: “La
filosofía de la historia de Marx es la teodicea cristiana reencarnada en mito humanista.”.
También creer es parte de nuestra vida, aunque hay distintas formas de creencias.
Suponiendo las condiciones anteriores. se puede apelar a la ciencia para decir
que un embrión menor a tres meses no es un humano y la misma ciencia, en este caso
la Embriología —como lo dije más arriba con la distintiva posición de Lazcano y Pérez
en el campo biológico—, diga que un humano es desde la concepción. Y aquí tenemos
la contradicción y la creencia que puede aparecer en quienes convocan el discurso
científico.
Ahora, antes de que se me reproche algo, sepa que este señalamiento no tiene
la intención de quebrar un movimiento y por su puesto, mucho menos tiene la fuerza.
Aunque sobre todo, tengo que señalar que no tiene la intención de hacerlo. Antes bien,
mi tendencia es mostrar como la fusión, yuxtaposición, mezcla y/o condensación de los
sentidos puede estar jugando en la promoción de un sentido de humano. Es decir,
nuestras enunciaciones no siempre son puras, tomamos de aquí y de allá ciertos
puntos; caemos en la contradicción o bien en la combinación y no necesariamente
somos conscientes de ello.
Esto que comento de las enunciaciones puras, claro está, no esta delimitado al
sentido de humano, sino que, me atrevería a decir que está en todas o casi todas las
manifestaciones del lenguaje. Por ejemplo, si yo narro la historia de mi vida, el sentido
no está delimitado a lo que solamente pueda decir yo a partir de lo que viví, sino, a lo
que mi madre me dijo de mi, a lo que mis hermanos, pareja y amigos dicen de mi; a la
cultura y sociedad en la que vivo. Aquí, surge algo muy interesante, porque ese Yo,
como dice Benveniste, es una función del sujeto que habla y entonces, cuando relato
mi historia —que tiene componentes de los otros, sus narraciones asumidas como
propias—, los enuncio en primera persona, pero no por el hecho de narrarlos en
primera persona quiere decir que son únicamente provenientes de mi andar por el
mundo, de mi experiencia.
Razón por la cual, cuando los hablantes hacen uso del signo, oral o escrito,
humano, no necesariamente lo están entendiendo desde una única área del saber, o
desde una única concepción pura y ni siquiera únicamente al estilo de los diccionarios.

114




Hay una Conjugación de los sentidos. Esta metáfora es importante para todo lo
que pretendo señalar a lo largo del trabajo. Conjugar entiéndase en el sentido de
fusionar, yuxtaponer, mezclar y/o condensar los sentidos. Tomamos un poquito de
aquí y un poquito de allá, y lo echamos a andar. Es una especie de procesador de
jugos, en el que agregamos un poco de zanahoria y otras verduras y frutas y al final, el
resultado es una mezcolanza unificada de eso pero, como en todo proceso de hacer
jugo, hay algo que se puede perder, como las fibras de la zanahoria. Como se ve, esto
está facultado por un Procesador.
Entiéndase Procesador como aquello que faculta la transformación de los
elementos primigenios en otros más, es decir, que pueden dar paso a algo nuevo
conformado por sus elementos primeros. Esto, a partir, por ejemplo, de la mezcla, de la
condensación, de la combinación u otros procesos. Esta palabra, procesador, no se
tome en el sentido de la cibernética, sino, en algo más sencillo de nuestra cotidianidad,
como cuando utilizamos, repito, un procesador de jugos o de alimentos.
Este procesador tiene en particular una función dentro de la Operatividad como
un Procesador de Sentidos del Lenguaje, es decir, conjuga los sentidos, aunque tiene
otras funciones como lo mostraré más adelante. Y dicho Procesador, somos
nosotros, que al actuar, al enunciar, ponemos en juego los sentidos y otras
prácticas sociales. Y el habla, lo cual es el resultado —el jugo— de la
conjugación efectuada por el procesador, es un acontecimiento particular. Y
como algo particular, se pueden manifestar los otros. No por su singularidad
manifiesta en el habla, quiere decir que no estén presentes los otros. Al contrario,
residen ahí.
Por ello, cuando le preguntamos a un sujeto en particular qué entiende por
humano, su respuesta puede tener puntos en común con la de otros, pero también, en
su respuesta puede incluir, a partir de remitirse a la función del Yo, lo que él en su
particular y singular existencia más o menos ha troquelado como un sentido. Es decir,
puede referir, citar, a los demás, o bien, enunciar los principios que ha asumido como
propios —o ajenos—. Y esto que digo está tan al alcance de la mano de todos nosotros
mas el lenguaje nos puede embaucar. Pero sí estamos atentos a sus juegos puede ser

115



que sea menos frecuente el engaño o bien, menos profundo; mas lo hará en uno u otro
momento.

116

Capítulo 3
Más allá de la Dimensión del Lenguaje y
sus manifestaciones: otras Dimensiones
y otras funciones del Procesador
concatenadas a la Operatividad del
Sentido de Humano

El filósofo quiere lo uno, porque lo quiere todo, hemos dicho. Y el poeta no quiere
propiamente todo, porque teme que en este todo no esté en efecto cada una de las
cosas y sus matices […] La cosa del poeta no es jamás la cosa conceptual del
pensamiento, sino la cosa completísima y real, la cosa fantasmagórica y soñada, la
inventada, la que hubo y la que no habrá jamás.

María Zambrano

Pero hay, por lo pronto, una diferencia; así como el filósofo si alcanzará la unidad del
ser, sería una unidad absoluta, sin mezcla de multiplicidad alguna, la unidad lograda del
poeta en el poema es siempre incompleta; y el poeta lo sabe y ahí está su humildad: en
conformarse con su frágil unidad lograda.

María Zambrano

117

Siempre hay cosas que no encajan. Es algo evidente, si no partimos de la idea que
inspira a toda la Psicología clásica, académica, a saber, que los seres vivos son seres
adaptados, como suele decirse, ya que viven, y que por ende todo debe encajar bien.
Si piensan así no son psicoanalistas. Ser psicoanalista es, sencillamente, abrir los ojos
ante la evidencia de que nada es más disparatado que la realidad humana...

Jacques Lacan

El capítulo primero y el anterior los consagramos a algo, que en lineas generales


podríamos decir que fue referente a la dimensión del lenguaje y sus múltiples
manifestaciones. Ahí, nos centramos en la parte semántica principalmente, pero
también en la pragmática. Y de vez en cuando a cuestiones etimológicas, claro, y su
ligazón social. Todo esto con el fin de mostrar los movimientos que ocurren entre el
sentido, el referente y el signo. Esto anterior, la cuestión del lenguaje, es sólo una
dimensión de la Operatividad. Y no es cualquier parte, es una que nos permitió atisbar
los profundos enredos que se esconden detrás del sentido de humano.
El lenguaje es una dimensión fundamental para comprender los vaivenes que
hay detrás. Sin embargo, y a pesar de la gran importancia que tiene, no navego con la
creencia de que su lugar es único y que tan sólo se basta éste para determinar cierto
sentido de humano. No, antes bien, considero que se está codeando con otros
elementos, otras dimensiones manifiestas en lo social. Es decir, no opera sólo él. Hay
una serie de elementos más que nos van a permitir profundizar más en cómo es que se
posicionan y/o promueven ciertos sentidos. Pues como ya lo vimos, los sentidos tienen
una serie de movimientos interrelacionados dependiendo de múltiples circunstancias.
Entre las que se encuentran, por ejemplo, el campo del saber desde el que se esté
hablando o bien, las taxonomías- sociales de inclusión, ya sea de entes o de
características. Esto, como lo dije, en lo anterior lo tocamos desde una visión del
lenguaje principalmente. Sin embargo, hay al menos otros elementos que el ejercicio

118

meditativo me muestra como fundamentales en alguna C&C a partir de la promoción de


un sentidos de humano.
Estos elementos serán estudiados en el apartado presente. Serán vistos como
dimensiones que funcionan a partir de movimientos dentro de lo social y que van a
operar codeándose entre sí concatenadas a las funciones del Procesador, pues no por
el hecho de que el lenguaje sea sumamente importante, quiere decir que sea lo único
que está presente. Sus movimientos dentro de la Operatividad del Sentido de Humano
son representados por el siguiente esquema:

______________________________________________________________________
(Esquema sobre la Operatividad del Sentido de Humano y sus múltiples dimensiones y movimientos.)
______________________________________________________________________

En dicho esquema, vemos las distintas dimensiones que al momento el juego


meditativo me otorga, a saber, seis. Estas dimensiones, como se vio respecto al
lenguaje y como se verá a las restantes, están conformadas por otros elementos
internos que operan a su vez dentro de una sola dimensión, pero frecuentemente de

119

forma interrelacionada con las otras. Así mismo, el Procesador tendrá diversas
funciones, como la de Procesador de Sentidos.
Como se ve, el cuadro que casi circunscribe lo social, está abierto. Ésta apertura
implica la posibilidad de entrada de otras dimensiones, como la Ética, en la cual no me
centro ni menciono por el momento en este estudio.
Mencioné la dimensión Ética, porque no por el hecho de que se pudiera
desprender del apartado de los Campos del Saber, en particular, el filosófico, quiere
decir que esto sea lo mismo que una dimensión, al menos no como yo lo hablé ahí.
Pues ahí, me remití a la Filosofía (y por ende, podría entrar la Ética) para hablar de
campos del saber pero no como una dimensión que opera sino como una elemento
dentro de la dimensión del lenguaje. Pero claro, podría serlo. Por eso la apertura en el
esquema.
Estas dimensiones, como se ve, se van a estar interrelacionando entre sí y a su
vez también con el procesador. La elección de figura de procesador es para denotar la
multiplicidad que hay en él: en nosotros. A su vez, las otras figuras no fueron puestas
de forma azarosa, sino intencional. Los cuadros de las dimensiones, para denotar lo
circunscrito de la dimensión; las piezas de rompecabezas, para denotar la posibilidad
de embonar; las diferencias en las piezas de puzzle, para denotar el hecho de que en
lo social las cosas no necesariamente cuadran totalmente pero que aun así hay aristas
donde embonan y que, además, siempre hay una apertura (como en la pieza de
rompecabezas y el cuadro que abarca todo); las flechas, para los movimientos y las
lineas que conectan las dimensiones para denotar los movimientos de interrelación.
Es un ir y venir, de un lado a otro, en la simultaneidad donde a veces influye más
una y a veces otra dimensión. A partir de esta mezcolanza (u otros resultados, como
condensaciones, fusiones y/o yuxtaposiciones) efectuada por nosotros, se manifestará
una representación semiótica en la lengua mediante el habla un cierto sentido de
humano influenciado por las distintas dimensiones y no sólo la dimensión del lenguaje y
así, puede ocurrir el posicionamiento y/o promoción de un sentido o diversos sentidos
de humano en lo social. Y ya entrado en este juego, en este vaivén enlazado, se
engancha en lo social. Y de ahí, puede ocurrir el proceso de nuevo, del cual, para ser
precisos, no salimos. Por ello, remito la flecha de lo social como una pieza de

120




rompecabezas, a lo social, como algo general, pues realmente, esto no sale de ese
circuito abierto.
Entiéndase Circuito abierto, no como algo acabado de una vez y para siempre,
sino como la interrelación de las distintas dimensiones de la Operatividad, pero que
merced a las propias condiciones de los procesadores de sentidos, los hablantes,
queda abierto, siempre con las posibilidades en el horizonte de añadirse o retirarse
más elementos, dimensiones.
Hay que resaltar que además del habla puede haber otras formas semióticas y
por ende otros medios de manifestación, pues considero que una cosa es la forma
semiótica (lengua, manifestaciones artísticas, etcétera) y otra cosa, es el medio de su
manifestación. Así, por ejemplo, la lengua (forma semiótica), se puede manifestar
mediante el habla (medio de manifestación) o bien, los movimientos de las manos en
lengua de señas (otro medio de manifestación) o el arte, supongamos la pintura (forma
semiótica) mediante los óleos posicionados en trazos de cierta forma (medio de
manifestación) o los lápices de colores que realizan ciertos trazos.
Tómese en cuenta, que en cuanto a la figura del procesador, se habla en
singular, pero esto es tan solo con fines expositivos, antes bien, deberíamos de hablar
de procesadores, pues somos nosotros, y no solamente uno. En consecuencia, cuando
X procesador manifiesta a través del habla u otra forma semiótica cierto sentido de
humano, puede darse el caso de que el sentido sea distinto y con ello, y debido a las
otras dimensiones: sus fines, sus formas propagandísticas, sus prácticas de
determinación, la cuestión de ratificación legal y la cuestión historista, estarán
realizando distintos movimientos en ciertos puntos dentro de la Operatividad.
A razón de esto, como ve lector, en el esquema, pongo de nuevo otra figura de
procesador (P), quien se enlaza intersubjetivamente con otro u otros procesadores.
Este nuevo P, como ve realiza a su vez una manifestación semiótica (MS) de X sentido
de humano troquelado en X signo (SH), que a su vez, éste último será un movimiento
de Posicionamiento y/o promoción de un (unos) sentido (s) de humano, es decir, un
(PPSH). Y al tiempo, esto será representación en lo social, como producto provisional
de las relaciones entre las partes.

121




Una vez dicho lo anterior, en este capítulo hablaré, en primer lugar, sobre los
Fines en la determinación de un ente o una característica como incluida en la
taxonomía- social “humano”. Aquí, expondré el movimiento detrás del posicionamiento
y/o promoción de un sentido de humano y cómo este se liga a un fin, o varios fines.
Estos fines pueden ser de distinto orden, ya sean políticos- ideológicos, religiosos entre
otros.
En segundo lugar, me centraré en la Propaganda: promoción de una concepción
por parte de áreas del saber, al estilo “Efecto Charcot”. Por mi parte utilizo esta
expresión, Efecto Charcot, siguiendo a Héctor González Pardo y a Marino Pérez
Álvarez en su texto la Invención de los Trastornos Mentales y con lo cual, pretendo
rescatar como a partir de prácticas propagandísticas se promueven, hasta que se
imponen, en ciertos casos, cierta concepción de humano, al estilo de la promoción de
la “enfermedad mental” como un algo existente como las enfermedades médicas, las
cuales, a pesar de no haber certeza sobre su estado ontológico, se habla de ellas. Me
centraré en distintos formas de propaganda y en quienes he notado que la emplean,
por ejemplo, el Estado o bien, instituciones.
En tercer lugar, me centraré en un fenómeno muy particular que he detectado, el
cual es el señalamiento y asunción de un ente o nosotros mismos como humanos. Esto
será parte de las Prácticas de determinación de lo humano: alguien lo señala, asunción
propia.
Hay que destacar que todas las dimensiones funcionan a Nivel Micro-
intersubjetivo y Nivel Macro- intersubjetivo. Dependiendo al dimensión, será en
mayor o menor grado. Entiéndase Nivel Micro- Intersubjetivo en el sentido de que los
movimientos ocurridos se dan entre sujetos en circunstancias de cierta cercanía. Por
ejemplo, entre padres e hijos, amigos, vecinos. Es decir, con quienes tenemos cerca.
En cambio, entiéndase Nivel Macro- Intersubjetivo, como los movimientos que ocurren
entre sujetos en condiciones de mayor lejanía. Como caso, tenemos el Estado (con sus
representantes), uno mismo hacía con los presentadores de X programa de televisión
de nuestro país u otros países.
En cuarto lugar, hablaré sobre la Ratificación legal. Explicitaré cómo esta se ha
mostrado ante mi como una dimensión determinante, en ciertos casos, en la ratificación

122





de los entes como humanos, es decir, que sirve como un garante a nivel jurídico-
social.
Finalmente, en quinto lugar, como sexta dimensión hablaré sobre La
historización y el sentido de humano: Cómo logramos la unidad del sentido de humano.
Aquí, en este último elemento, procuraré desarrollar cómo es que con nuestras
facultades tanto biológicas como sociales, podemos entrar en este circuito abierto del
sentido de humano como una unidad. En otras palabras, cómo nos narramos como
parte de un algo, independientemente de que sea coherente o no, lógico o no, científico
o no, filosófico o no, racional o no; religioso o no; como nos narramos como una
unidad, con fundamento en nuestra facultad de memoria que a partir de ella,
accedemos y nos posicionamos en esa facultad de registrar huellas en la misma y
poder, en ciertos casos, acceder a esas huellas, generar recuerdos y, tomarlos como
propios, es decir, apropiarnos de ellos y seguramente, identificarnos como humanos
desde el posicionamiento en cierto sentido de humano. En suma, hablamos de
historismo, de una dimensión historista, misma que debe entenderse como que la
tendencia a una actitud histórica.
De forma sumatoria, podemos decir que, hasta el momento y con lo hablado
hasta aquí, la Operatividad del Sentido de Humano se conforma por las siguientes
partes y sus respectivos movimientos, a saber: 1) el lenguaje; 2) finalidades; 3)
propaganda; 4) señalamiento y asunción propia y 5) Ratificación legal y 6) la dimensión
historista. Sin más, pasemos a revisar el desenvolvimiento de las dimensiones dentro
de la Operatividad.

3.1 Fines en la determinación de un ente o una característica como


incluida en la taxonomía- social “humano”

La primera dimensión que va más allá del lenguaje, del lenguaje en sí, es la dimensión
de los fines. Pues hay quienes pueden llegar a creer que la determinación de un ente
como humano es algo que de facto se da en todos los casos; hay otros que pueden
llegar a pensar que bastará con reflexiones ontológicas para ello y, también, puede

123


haber otros quienes crean que únicamente con nombrar basta para que algo sea
considerado de tal forma. Pensar esto, al punto en que estamos de está investigación y
reflexión sería sumamente ingenuo, pues al develar las dimensiones que operan tras la
promoción y/o determinación de los entes como humanos, nos damos cuenta que hay
una serie de elementos más en juego.
Tal es el caso de los fines, que al hablar de ellos me refiero a aquellas metas a
las que se pretende llegar al momento de determinar a los entes como humanos. Aquí,
la función del procesador es la de capturar, probablemente asumir el fin, y así mismo
ejecutar acciones en pos de la meta.
Así, 1) Puede haber algunos que hablan del humano, para quienes su meta sea
un fin filosófico, ontológico (cosa que ya no hablaré en este apartado). Pero no solo
eso, 2) hay casos, como lo demostraré, donde la cuestión ontológica ni siquiera es el
punto medular de cierta reflexión, antes, pareciera ser un punto accesorio que se
considera importante solucionar pero para poder llegar a otro fin. 3) Hay otros, donde
hay una multiplicidad de fines, es decir, está presente la determinación del humano en
sí, como los de determinar al humano para otro fin.
Haré uso del caso contemporáneo sobre el buscado y conseguido derecho, al
menos en varías partes del país, a decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres en
relación al aborto. Para ello, a la par de exponer el caso procuraré señalar los distintos
fines que resaltan en el mismo, los cuales pueden ser, políticos, ideológicos, religiosos,
de salud, morales, jurídicos y/o personales. Dichos fines los resaltaré entre paréntesis y
en negritas, justo después de que aparezcan. No me gustaría omitir que pueden
aparecer otros fines, como los éticos, científicos, entre otros, sin embargo, por el
momento solo me centraré en los enunciados más arriba.
Este caso particular es uno en el que podría decir afirmativamente que se
reflexiona casi siempre sobre el humano, pero como algo accesorio, es decir, no es
propiamente una reflexión del humano por el humano en sí, sino, es una reflexión sobre
él pero que en sí es secundaria para la consecución de un fin distinto.

124




Caso

El derecho a decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres en relación al aborto

3.1.1 El derecho a decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres en


relación al aborto

Desde hace unos años para acá se ha venido cuestionando en México y otras partes
del mundo sobre la promoción, reconocimiento y ejecución efectiva del derecho a
decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres. Esto en distintos ámbitos, mas
particularmente yo me centraré en lo referente al aborto. Esta promoción,
reconocimiento y ejecución es con el fin de poder interrumpir el embarazo, sin ningún
tipo de sanción jurídica de por medio, al contrario, poder interrumpir éste proceso con
una protección de la Ley y a su vez, dotarlas de una facultad jurídica efectiva .
Eso ha sido principalmente promovido por posturas feministas (Fines jurídicos,
Político e ideológicos) En varios países del mundo se ha logrado conseguir que sea
reconocido este derecho y en México, no es la excepción. Pero antes, la cosa no fue
necesariamente así en el territorio, por ejemplo, en el siglo XIX, dice Maier (2015) en su
artículo “La disputa sobre el aborto en México: Discursos contrastados de
personificación, derechos, la familia y el estado”, que:

“La posición de la Iglesia católica de rechazo absoluto al aborto se ha


preservado desde 1869, cuando el papa Pío IX publicó el acta Apostólica Sedis
que lo define como un homicidio en todas las circunstancias a lo largo del
embarazo y lo clasifica como pecado grave y razón de excomunión. La premisa
de la hominización inmediata —es decir, la entrada del alma al cuerpo al
momento de la fecundación— informa a dicha posición.” (fines sobre todo
religiosos, pero también políticos e ideológicos)

125

Esta parte de la hominización inmediata es interesante y se contraposiciona a la


hominización retardada. La cual, alguien podría pensar que no está presente en
posturas religiosas, como el cristianismo, sin embargo, esto sería un error. Pues la
misma Maier cita tres casos para ejemplificar esto.
El primero, dice que Santo Tomás de Aquino “mantuvo que en razón de la
hominización tardía no se consideraba la interrupción del embarazo como un aborto
durante los primeros cuarenta días para embriones masculinos y ochenta días para
embriones femeninos”. Aquí, retomando la cuestión de las taxonomías que otrora
hablamos, uno podría preguntarse la razón de elegir esos criterios. Pues como ven,
son totalmente distintos a los de nuestros contemporáneos. Porqué esa cantidad de
días y no otra; porqué menos días para los hombres y más para las mujeres. En fin,
hay algo, como lo dije, de esa enciclopedia china que cita Foucault respecto a Borges.
El segundo caso, es de San Agustín, quien afirmó que hasta tiempo después de
la fecundación “el acto del aborto no se considera homicidio”, pues “aún no se puede
decir que hay un alma viva en el cuerpo que carece de sensación” (Fines religiosos).
Vaya criterios de inclusión para determinar a un ente como humano.
Finalmente, cosa distinta con el tercer caso, donde en el año de 1995, Juan
Pablo II “emitió su encíclica Humanae Vitae, en la cual reconfirma la obligación
religiosa de las y los creyentes de conceder al acto conyugal íntimo el propósito
procreador” y con esto, venía acompañada la desaprobación de los métodos de
anticoncepción, “los condones y condenando, en términos absolutos, cualquier forma o
causa de aborto como un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de
un ser humano inocente”. En palabras de la misma Maier, esto es una “representación
personificada del embrión como un ser humano inocente” la cual, “también se
acompaña visualmente de manera emblemática en la propaganda antiaborto
contemporánea”.
Con base en esto, dice Maier, podemos comprender porqué en 2008, un año
después de la declaración de la SCJN respecto al aborto y su legalidad en las primeras
doce semanas, salió a la luz el hasta entonces arzobispo de México, Norberto Rivera
diciendo que: “No se puede justificar el aborto pretendiendo negar el estatuto humano
del embrión. El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el

126





instante de su concepción” (Lo de Norberto son fines religiosos y un intento de fin


jurídico, que más bien parece un principio moral cristiano- católico, claro desde
su variante de catolicismo puesto que hay otras). Esta ultima parte, lector, vuelva a
revisarla cuando haga los comentarios un poco más adelante respecto al humano y el
humano- persona.
Entonces, algo que vemos aquí es que incluso dentro de un mismo campo,
al igual que como lo vimos en la ciencias biológica, o bien, como es bien sabido,
en la filosofía, así, en la religión, en este caso católica, tampoco hay un acuerdo
sobre lo que es un humano o mejor dicho cuando “surge” un humano.
Pero en fin, en la actualidad, en nuestro país, según Bazán (2021) desde abril
del 2007 en la Ciudad de México, interrumpir el embarazo, es posible. Esto lo afirma
además (Pérez, 2022), (Pasqualli, 2021) y (Lamas, 2009).
Así, podemos encontrar en la página en línea de la Secretaría de Salud (2022)
una serie de requisitos para sobrellevar este trámite. Requisitos que van desde acta de
nacimiento, CURP, certificado de estudios, comprobante de domicilio hasta el
acompañamiento de los padres en caso de menores de edad. Incluso, se dan
recomendaciones para el proceso, como la ingesta de alimentos ligeros, no portar
objetos de valor, ropa cómoda, entre otros. Finamente, se rescata que el proceso “se
brinda de manera legal, de calidad, segura, confidencial y gratuita en 7 unidades de los
Servicios de Salud Pública de la Ciudad de México y 7 Hospitales de la Secretaría de
Salud de la Ciudad de México.” (Fines jurídicos y de salud)
Lamas añade que sin embargo, el recorrido ha tenido muchos vericuetos aquí
desde principios del siglo pasado a la fecha, esto para que paulatinamente se fuera
promoviendo e instaurando esa misma iniciativa en los demás estados de la República
Mexicana. Ella habla de cuestiones históricas que tienen que ver con el México
posrevolucionario y las distintas influencias que tuvo la Iglesia y el Estado en el tema
del aborto durante el siglo pasado. En el caso de los primeros, como sancionaban ese
tipo de prácticas.
Además, la autora habla de que por allá de los años setentas en nuestro país
fue cuando “la demanda de despenalización adquirió una presencia pública más
fuerte”. Habla también sobre la influencia que tuvo el Partido de la Revolución

127





Democrática (PRD) en la misma promoción junto con colectivos feministas sobre este
tipo de propuestas para lograr mayor autonomía y evitar la criminalización de las
mujeres (Fines político e ideológicos que resuenan en lo jurídico). Pero bueno, hay
una serie de momentos más que se citan ahí, que sin embargo no tocaré puesto que
hacerlo escapa a los fines de este apartado.

Aquí me centraré sobre todo en lo ocurrido en septiembre del 2021 y de cómo la


Suprema Corte de Justicia de la Nación despenalizó la interrupción voluntaria del
embarazo, porque como lo señalan Kitroeff y López (2021) en el The New York Times,
respecto a la SCJN, que:

“Una de sus prioridades es ayudar a las mujeres que más lo necesitan: las que
se enfrentan a sanciones penales, en muchas ocasiones después de haber sido
denunciadas ante las autoridades por intentar provocarse ellas mismas un
aborto en condiciones de riesgo”. (Fines jurídicos y de salud)

Por supuesto, esto va acompañado de otros fines que mencionaremos más


adelante. Además, hay que recalcar que todo esto es un logro importante de las
mujeres a partir de los movimientos sociales que hicieron. Cabe puntualizar que si
retomo esta fecha es tan sólo para destacar la cuestión de los fines en la determinación
de los entes como humanos (además de lo reciente del tema).
Por su parte, la BBC News (2021) sacó un titular que reza: “Aborto en México: la
Suprema Corte despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo en un fallo histórico
para el país”. Además de la importancia de este fallo a nivel país, con él, se invalida la
legislación de Coahuila, la cual imponía de entre uno y tres años de cárcel por esta
práctica. Razón por la cual, Kitroeff y López dicen que el Grupo de Información en
Reproducción Elegida (GIRE) “encabezan la batalla por el derecho al aborto en México”
esto “para que el aborto sea legal en Coahuila hasta las 12 semanas después de la
concepción como mínimo” (fines jurídicos, político e ideológicos). Pero a pesar de
ello, la misma BBC News dice que:

128



“El fallo solo obliga a Coahuila a modificar su Código Penal al respecto. Por lo
tanto, no supone que el aborto sea ahora legal en todo México, ni que la
despenalización afecte a todos los estados automáticamente o que estén
obligados a cambiar sus legislaciones locales.”

Con ello, se destaca el hecho de que son inconstitucionales “las normas penales
de las entidades federativas que criminalicen el aborto de manera absoluta”. A lo cual,
también la CNDH México (2021) lanzó un comunicado de prensa el 8 de septiembre del
mismo año en el que:

“Exhorta a los Congresos de los estados para que se armonicen las leyes, y a
las autoridades estatales para que la resolución adquiera carácter retroactivo en
favor de las personas gestantes que se encuentre en reclusión por aborto” (fines
jurídicos).

También, la misma CNDH México (2020) lanzó, un año antes, un comunicado el


3 de Noviembre del mismo año, en el que “insta al Congreso de Guerrero para
garantizar el derecho de las víctimas de violencia sexual a interrumpir legalmente el
embarazo”, esto fue comunicado a manera de recomendaciones internacionales en
materia de “garantizar el derecho que tienen las mujeres” a interrumpir el embarazo con
una base legal. Pues se argumentaba, más abajo del mismo texto, que según el…

“Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o


degradantes, ha señalado que las mujeres y las niñas se enfrentan a
considerables dificultades para acceder a servicios de aborto legal por las trabas
administrativas y burocráticas, destacando que el denegar este servicio equivale
a torturar y malos tratos” (Con respecto a la CNDH, todo las citas y
referencias son muestra de fines jurídicos o bien, políticos).

Este punto es importante, a propósito de los fines, pues el aborto legal es una
forma de evitar precisamente la tortura. Además, de que en el mismo comunicado de la

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CNDH México se puede destacar el hecho de que denegar esto, es una regresión en
materia de Derechos Humanos, en este caso, para las mujeres. Puntos muy similares,
también los podemos destacar en otro comunicado de la CNDH México (2020), el cual
es del 28 de Septiembre. Es decir, un año previo al pronunciamiento de la Corte. En
dicho comunicado se señala que la “CNDH se pronuncia por respetar el derecho de las
mujeres a decidir sobre su vida sexual y reproductiva, además de garantizarles acceso
al aborto legal”.
De regreso al 2021, sobre el pronunciamiento de la Corte, dice además el
ministro de la misma, Luis María Aguilar, citado en la misma BBC News que:

“Nunca más una mujer ni un persona con capacidad de gestar deberá ser
juzgada penalmente. Hoy se destierra la amenaza de prisión y el estigma que
pesa sobre las personas que deciden libremente interrumpir su embarazo”

Y por su parte, el presidente de la Corte, Arturo Saldivar, en la misma BBC News


se cita que dijo que “El día de hoy es un paso más en la lucha histórica por su igualdad,
por su dignidad y por el pleno ejercicio de sus derechos” (fines jurídicos).
Hasta este punto, podemos decir que destacan varios fines. En primer lugar, la
autonomía de la mujer (fin jurídico, político, personal), como también lo destaca
Morán y Barragán (2021) en el periódico El País, cuando dicen que “La decisión de la
Corte se ha basado en la autonomía de la mujer para decidir sobre la maternidad”.
En segundo lugar, la criminalización de las mujeres (y personas gestantes) al
interrumpir el embarazo, como también lo señala Lamas, cosa que desde al menos
1972, “se difundió por primera vez la expresión <<maternidad voluntaria>> (fin
jurídico, político, personal).
Dicho sea de paso, de la lectura de la autora podemos identificar otra serie de
fines que desde aquel momento se buscaban conseguir. Por ejemplo, el hecho de que
el aborto fuera una cuestión de justicia social y de salud pública. Claro, esto hasta la
fecha sigue presente. (Fines jurídicos y de Salud). También, de la lectura podemos
destacar que en México desde el origen de aquellos movimientos estaba presente el
hecho de que se respetara los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

130






En tercer lugar, podemos destacar el hecho de que este pronunciamiento de la


Corte es el resultado de la consecución de mayores condiciones de igualdad, dignidad
y un pleno ejercicio de derechos (fin jurídico). La misma BBC News, más abajo dice
que:

“Dos días después, la SCJN volvió a pronunciarse al respecto y declaró


inconstitucional que se reconozca el derecho a la vida “desde el momento en
que un individuo es concebido”, tal y como contempla la Constitución de Sinaloa
en una de sus disposiciones que quedó así invalidada.”

Aunque claro, tampoco debemos olvidar el problema del inicio de la vida


humana, como problema filosófico y cómo este se diferencia de una cuestión jurídica.
Es decir, la cuestión de lo inconstitucional. Pues como dice Maier:

“No hay consenso en torno a cuándo se inicia la vida humana. Ni los convenios
internacionales de derechos humanos, ni las leyes de protección absoluta al
cigoto-embrión-feto precisan definiciones de textos sagrados, filosóficas o
científicas que lo establezcan. El documento del CRR7 enfatiza que aun las
leyes que protegen el producto desde la fecundación no definen el inicio de la
vida humana, sino que solo atestan el momento en que jurídicamente se
considera el gestado como una persona, sujeto de derechos.”

Regresando a la cita inmediatamente anterior a esta, hay algo importante, a


propósito de lo tocante en esta investigación. Pues al “producto de la gestación” le
llaman individuo: ¿qué implicaciones tiene esto? Y más adelante vemos que
precisamente le llaman producto (como yo lo puse entrecomillas usando esa jerga).
Dicho “producto” no se dice si es o no humano; lo que sí, es que como persona
en sentido jurídico, queda por debajo recortado en ciertos derechos por sobre otros,
que en este caso son los de la mujer o persona gestante. Pues esto que digo está en el

7 “Center for Reproductive Rights (Centro para los Derechos Reproductivos [CRR]) de Nueva York”, según Maier.

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mismo comunicado de la propia SCJN (2021), comunicado del 7 de septiembre, donde
en su tercer párrafo dice textualmente:

“La Suprema Corte entendió que el producto de la gestación merece una


protección que incremente con el tiempo, a medidas que avanza el embarazo.
Sin embargo, precisó que esa protección no puede desconocer los derechos de
las mujeres y personas gestantes a la libertad reproductiva. Por lo tanto,
estableció el Pleno, criminalizar de manera absoluta la interrupción del
embarazo es inconstitucional.”

Esto por una parte, por otra: ¿Será que el nombramiento de producto será para
no comprometerse con otros designios, como el de llamarlo humano y la carga
significativa y/o afectiva que ello puede contener? Finalmente, hay que destacar que
hay una distinción, al menos la reflexión eso muestra, en estas afirmaciones de la
SCJN, pues podemos discriminar dos usos que podrían hacerse del vocablo humano y
que al parecer, no siempre se toman en cuenta y son imprescindibles: hay un uso de
humano que se refiere, además de todos los que hablamos anteriormente, que se
refiere para este caso, al ente como tal y hay otro que es el humano- persona. Es decir,
cuando hablamos del primer sentido nos referimos al ente en cuanto ente y en el
segundo, a un ente considerado humano pero como persona, pero, persona en sentido
jurídico, es decir, como sujeto de derechos y obligaciones. Claro, sin olvidar un tercer
uso no propiamente jurídico sino más bien coloquial, en el que se habla de humano-
persona como si fueran sinónimos en sentido remitido al ente. Alguien puede decir:
Joaquín es un humano, es decir, una persona o bien, Joaquín es una persona, es decir,
un humano.
Y esto que digo es sumamente importante, pues cuando la SCJN dice que “el
producto de la gestación merece una protección que incrementa con el tiempo”, detrás,
se está entendiendo el sentido de humano pero como humano- persona. Pues, vaya,
se habla desde el campo jurídico y esto lo vemos puesto que parece que nuestras
responsabilidades y sus derechos (de la persona, del humano- persona) hacía y del
“producto” (humano- persona), aumentan con el tiempo. De aquí podríamos preguntar

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de nuevo algo que otrora cuestionamos: ¿podríamos decir que desde una mirada
ontológica, uno es más humano con el tiempo? Habrá que pensarlo.
Para este caso jurídico, no es que se sea más humano con el tiempo, sino, que
puede ser que se considere humano, pero, hay que añadir también, que se considera
“humano- persona”. Y sí, uno puede tener más o menos derechos y obligaciones
dependiendo del tiempo, o bien, de ciertas condiciones. En consecuencia, no tiene los
mismos derechos, al menos en México, un no- nato a un neonato. Y tampoco tiene las
mismas obligaciones un infante a un adulto.
Finalmente, en el mismo comunicado de la SCJN, podemos decir que en su
lectura, podemos destacar los fines que hay detrás de su postura: 1) evitar criminalizar
absolutamente a las mujeres, debido a lo inconstitucional de esto; 2) garantizar los
derechos de ellas y las personas gestantes y finalmente, 3) el compromiso de la Corte
hacía la Constitución y los Derechos Humanos.
Después de lo anterior, cabe recalcar pues, que por una parte tenemos los
distintos fines enlistados en este apartado y por otra parte, el estatuto del “producto”
como humano. Son cosas totalmente distintas. Esto lo digo pues hay quienes pueden
tomar una cosa como la otra. Tal es el caso de ciertos grupos conservadores que han
llegado a afirmar que el embrión desde su concepción es un ser humano e incluso
llegan a hacer muestras públicas de su consmovisión y forma de entendimiento del
sentido de humano, como también lo hacen las y los progresistas, aunque a sus
maneras y desde sus posturas de entendimiento. Pues dice Maier en su articulo, que:

“En el caso del discurso de los derechos reproductivos, se basa en una lógica
laica, científico-sanitaria, de autonomía corporal, libertad de conciencia, decisión
y de justicia distributiva. Por el otro lado, el discurso conservador-tradicionalista
descansa en una lógica religiosa, jerárquica, de derechos divinos y verdades
absolutas, naturalizadas, predeterminadas y presociales.”

A partir de estas diferencias, pueden ocurrir casos como el ocurrido en octubre


de 2021 en la Ciudad de México donde grupos conservadores llevaron a una niña
embarazada. Esto como parte de un evento para promocionar sus fines y sentidos de

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humano, entre otras cosas. En dicho evento, en la clausura del mismo, le practicaron
un eco ante los espectadores, los cuales no solo fueron los ahí presentes, sino, incluso,
los usuarios de redes sociales, pues se hizo viral el evento.
Ante estos eventos, el 7 de Octubre del mismo año, la CNDH México (2021),
lanzó un pronunciamiento público donde condenaba este tipo de acciones, en el que
argumentaba su “preocupación por la instrumentalización de personas menores de
edad en la marcha antiaborto”; marcha, “en la que se practicó un ultrasonido a una niña
embarazada”. Esto con el fin de señalar lo criminal del acto de abortar, pues según
ellos, los conservadores, ahí hay un ser humano (fin religioso y moral por parte de
los conservadores)
Sobre este pronunciamiento, en ese mismo texto, la CNDH México señaló el
hecho de que el embarazo a corta edad es un tema de salud pública, pues representa
un riesgo para la salud de las madres jóvenes además, de que “afecta negativamente
la salud, la permanencia en la escuela, los ingresos presentes y futuros, el acceso a
oportunidades recreativas, sociales y laborales especializadas y de calidad, y el
desarrollo humano.” Sobre estas afirmaciones, como ve lector, podemos decir que
están presentes fines, que básicamente son los enlistados hace un momento. Además,
otros, que en este caso, al parecer por tratarse de mujeres menores de edad,
aparecen, como el cuidado de las infancias.
En este punto me gustaría traer de nuevo a colación algo que he comentado,
pues los grupos progresistas están posicionados en una forma de entendimiento de lo
humano que no necesariamente compagina con la de los conservadores. Pues hay que
recordar a Maier cuando dice que:

“Discursos competidos proyectan significados distintos para un mismo referente,


construyendo valores, códigos morales y legales, pautas de comportamiento,
nociones de nación e imaginarios societales profundamente disimiles y
enfrentados.”

En cuanto a los segundos, los conservadores, señalan de criminales a las


primeras por abortar (a pesar de que haya una legalidad que sustente este práctica en

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varios estados), pero tal parece que el designio de criminal, más que jurídico es moral.
Puesto que sus señalamientos vienen desde una concepción moral y no
necesariamente jurídica, la cual, suponiendo que sean personas del mismo estado de
la República donde es tomado como un Derecho la decisión de abortar, para nada
sería ilegal tal procedimiento. Pues incluso en la normatividad moral, hay operando
sentidos de humano. Y más aún, en sentido estricto, alguien no es, en todos los casos,
criminal por transgredir una norma moral. Pues la criminalidad va del lado del campo
jurídico. A lo mucho, sería malo. Aunque cabe la posibilidad de que la transgresión de
una normatividad moral sea, incluso, ilegal.
A qué voy con esto: precisamente a señalar la multidimensionalidad de la
discusión que hay detrás. Así podríamos decir que además de haber un choque entre
códigos morales y una probable confusión entre el campo moral y jurídico, también
podríamos decir que la determinación de “producto de la gestación” como humano fue
acompañado de un fin jurídico y por supuesto, político- ideológico. Así, en ciertos casos
si se llegaba a reflexionar sobre si el embrión sería o no considerado humano, no era
precisamente porque interesará su estatuto ontológico por sí mismo, vaya, no
alcanzaba un calor filosófico la reflexión, al menos no siempre, sino, precisamente,
para ver de qué forma iba a ser considerado humano o humano- persona (según la
distinción que hice atrás entre humano y humano- persona) y con ello, de qué forma
estábamos comprometidos con él, pero esto, sobre todo para conseguir un fin (fines)
distinto (s) que el estado ontológico en sí del supuesto “humano”. Cabe señalar, que si
se reflexionaba sobre este ente o entes y su estatuto como humano, era más para
poder conseguir una serie de Derechos para las mujeres o bien, para denegarlos
suponiendo al ente como humano desde la concepción. Esto sobre todo resalta una
dimensión ética, misma, que como dije, al momento no abordo pero pienso desarrollar
ulteriormente en otro estudio.
Con este ejercicio, antes que todo, lo que pretendo señalar es el movimiento que
ocurre en la Operatividad del Sentido de Humano. Y así, vemos pues que un sentido de
humano es promovido e instaurado a partir de distintos fines, políticos, ideológico, de
salud, jurídicos y no necesariamente un fin ontológico, al menos no al estilo de la
Filosofía o de las filosofías.

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Finalmente, lo que cabría preguntarse es 1) si ha habido un fin ontológico puro o


no, y 2) si incluso aquellos que han hablado de esto en el campo filosófico, han estado
influenciado por las múltiples dimensiones que propongo o no. Yo me decanto más por
el segundo inciso pues la polifonía de formas de entendimiento del humano en el
campo filosófico es diversa en los distintos pensadores y parece que se ligan a sus
circunstancias de vida. En cuanto al primer inciso, al momento mantengo una posición
dubitativa, pues con la respuesta que afirmativa que di sobre el segundo, parece que
se contesta en parte el primero. Pero tómese con cautela esto. Pues creo que aún
debo o debemos preguntarnos sí efectivamente podríamos hablar de una esencia del
humano o no y si en todo caso, lo que hay es Operatividad o bien las dos: Esencia y
Operatividad, como ya lo dije.

3.2 Propaganda: Promoción de sentidos de humano en las prácticas


sociales al estilo “Efecto Charcot”

En el campo de lo que hoy por hoy es llamado Salud Mental es frecuente que se
utilicen los términos de Enfermedad Mental o bien, el de Trastorno mental sin meditar,
frecuentemente, en las implicaciones ontológicas y epistémicas que conllevan su uso.
A raíz de una exhaustiva promoción por parte de farmacéuticas, médicos-
psiquiatras, las escuelas de enseñanza de medicina y psicología se ha llegado al
entendimiento de los malestares de la vida como enfermedades mentales; este halo ha
llegado casi a cualquier parte de nuestras sociedad mexicana al punto de que casi no
hay lugar donde el tema de la salud mental no esté presente, sea lo que quiera decir el
término o las concepciones filosóficas sobre la enfermedad. Sin embargo, hay quienes
se sientan a reflexionar sobre esas implicaciones y llegan a criticar y develar profundos
problemas que se encuentran tras el entendimiento de los malestares de la vida como
enfermedades médicas.
Tal es el caso, por poner un ejemplo, del trabajo que hacen Héctor González
Pardo y Marino Pérez Álvarez y me refiero en particular a su trabajo publicado como
libro, el cual lleva por nombre La invención de los trastornos mentales. Trabajo que

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desde el nombre mismo ya es desafiante ante la forma dominante de entendimiento de
los malestares de la vida. Según nos dicen, sus pretensiones en el libro son “el
desenmascaramiento de las prácticas clínicas, tanto de la Psiquiatría como de la
Psicología, por medio de las cuales se inventan los trastornos mentales.” Y claro, a la
par se meten en los enredos y procuran distinguir las diferencias conceptuales entre
trastorno y enfermedad.
Al estudiar esos tópicos, parten de la idea de que varios de los llamados
trastornos o enfermedades mentales son criticables en sentido ontológico y en
particular “acerca del estatuto de realidad del trastorno y de su razón de ser.” Pues algo
que podemos vislumbrar, es que parece ser que si hablamos de estos malestares,
vaya, utilizando la expresión de Szasz (2005), si hablamos de la fabricación de la
locura como enfermedad o trastorno, esto es parte de una gran propaganda por parte
de las industrias farmacéuticas por medio del marketing y claro, por parte de los
psiquiatras y psicólogos, entre otras cuestiones más que aborda el autor.
En suma, lo que vienen a ostentar en su propuesta es cómo algo que tomamos
a nivel social como sumamente “real”, la enfermedad mental o trastorno mental, tiene
profundos problemas ontológicos y además epistémicos que dificultan, cuando no
imposibilitan, la operatividad de ellos. Y algo más que podemos extraer, es el hecho de
que por mucho que se repita algo y se mencione como “real” no basta para que sea, la
palabra no basta para la existencia de algo. La historia de la locura nos muestra esto.
Al momento, alguien podría preguntarse porqué remito al ejemplo de la
invención de las enfermedades mentales o trastornos mentales al momento de hablar
de la parte propagandísticas que hay detrás de la invención de humano. Y para
solucionar esta posible duda, diré lo siguiente, por una parte:

1) Si bien en la sociedad es muy común que se entiendan ciertos malestares de la


vida como enfermedades, esto ha sido en parte por la propaganda de “enfermar” o
considerar enfermizas las situaciones del diario vivir. Tomando esto como base, es
claro que al revisar los problemas que hay detrás de la legitimidad y estatuto
ontológico del concepto enfermedad mental o trastorno mental, nos metemos en
problemas. Sin embargo y a pesar de todos los problemas ontológicos y de

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legitimidad que podría tener el uso de estos términos en el campo de la “salud


mental”, es claro que su uso por parte de los llamados profesionales psi y el público
en general, está muy difundido. Y esto es importante tomarlo en cuenta, pues aquí,
según nos dicen González y Pérez (2007), hay que entender porqué ahora
llegamos a creer que ante los problemas de la vida, nos posicionamos y los
entendemos como si de enfermedades se tratara. Con esto, entender también, la
razón por la cual quienes abordan estos malestares son los médicos psiquiatras y
los psicólogos y ya no, supongamos, el clero. Porque ahora, la locura es entendida
en referencia a su contraparte de la Salud Mental y ya no desde el campo espiritual,
como era entendida en otros momentos. O bien, remitida al campo de lo médico
jurídico, como con los alienados de hace unos siglos. Con su proyecto de
desenmascaramiento, estos autores pretenden develar parte de estas prácticas que
“enferman” las situaciones de la vida. Y por supuesto, esta crítica, como nos dicen
ellos, no niega que existan problemas de la vida en las personas o problemas de
enfermedades médicas, por supuesto que no, lo que se critica es la pertinencia de
entender ciertos problemas de la vida como enfermedades o trastornos.
2) Dicho lo anterior, podemos rescatar algo que se desprende de aquí. Y es que, en lo
cotidiano y en las prácticas y entendimiento de los malestares de la vida como
enfermedades o trastornos, no es extraño que al no profundizar en los enredos que
hay detrás de su uso, simplemente se utilicen estos términos como si no existiera
mayor problema en ellos. Y así, las gentes, incluidos muchas veces los
profesionales, suelen entender, C&C, esos malestares de la vida como
enfermedades o trastornos y como un tema de salud que deberá ser tratado por
especialistas en el campo de la “salud mental”.
3) En consecuencia, podemos rescatar algo importante y es que, no porque algo sea
muy difundido, incluso por organismos como la OMS, quiere decir que sea
apropiado. Pues la historia nos muestra que en otro momento las grandes
autoridades, como la iglesia, creían efectivamente en las brujas y la brujería y lo
validaban mediante su autoridad. Mas viendo en retrospectiva, podemos darnos
cuenta que estaban errados, que en todo caso, estaban enrolados en una creencia
que era promovida en su tiempo.

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4) Y esta promoción de una creencia, se puede dar incluso en aquello que


consideramos muy sólido. Tal es el caso de las llamadas enfermedades mentales y
la creencia en su estatuto ontológico y epistémico como legítimo. Digo esto, pues al
momento no hay certeza en la cuestión ontológica y epistémica en su uso legítimo
como conceptos.

Por otra parte, y una vez tocada la solidez de una creencia y su legitimidad, habrá que
preguntarnos en el campo de nuestra investigación, de mí investigación, qué papel han
tenido las prácticas propagandísticas en la promoción y/o determinación de ciertos
entes como humanos. Y aquí, es donde de nuevo entra algo dicho en La invención de
los trastornos mentales, pues en la primera parte, cuando se habla del
“desenmascaramiento de la psiquiatría y de la psicología clínica” aparece en el primer
subapartado algo que los autores llaman “Efecto Charcot”. El cual alude a un
“fenómeno clínico” que es definido como aquel que “se refiere al fenómeno según el
cual el clínico encuentra lo que él mismo propaga.”
Aquí es donde tenemos que comenzar a prestar más atención a las
implicaciones de esto, pues según los autores, este fenómeno fue detectado en las
clases del gran médico Jean- Martin Charcot, quien además de ser máxima autoridad
en la Salpêtrière, fue el principal tratante de la histeria y donde en palabras de
Gonzáles y Pérez, fue en aquel hospital- escuela “el centro donde tuvo lugar la
invención de una de las formas más espectaculares de la histeria, el grande attaque
hystérique.” Lo inmediatamente anterior, precisamente es también señalado por Pérez
(2018) en su libro El teatro de las histéricas, de cómo Charcot descubrió, entre otras
cosas, que también había histéricos. Además, que la invención de este problema de la
vida, la histeria, como supuesta enfermedad, fue algo que también ya había señalado
(Huberman, 2007).
Debemos adentrarnos un poco más a comprender los argumentos sobre el
hecho de que se hable de invención de la histeria (y con esto, comprender la razón de
porqué hago analogía del concepto Efecto Charcot para hablar de la invención de lo
humano). Dicen González y Pérez que esto era hecho a través de varios puntos, por
ejemplo que Charcot “describía un trastorno a la vez que lo prescribía.” Y es que en sus

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Lecciones de los Martes, por poner un caso, era recurrente que él parado frente a sus
alumnos hiciera pasar a una mujer histérica y mientras la posaba frente ellos, tocaba un
punto histerógeno, mientras iba explicando lo que iba suceder. Cosa que
evidentemente la mujer escuchaba y podía seguir, podía hacer. Era como si la mujer
actuara, para la multitud, los síntomas que Charcot describía (prescribía). Por eso dicen
los autores, que parece más una prescripción, en el sentido de que se decía qué iba a
ocurrir, y ocurría. En otras palabras, Charcot describía todo “el proceso”, decía por
ejemplo: “aquí tenemos el periodo epileptoide” y la mujer, comenzaba a representar el
periodo epileptoide o bien decía, “ahora tenemos aquí el periodo de posturas
pasionales” y a la par, la histérica hacía lo propio.
Vemos pues, que había una cierta actuación, un cierto enrolamiento en un papel
y en la invención de una enfermedad. Pero este enrolamiento, algo que nos señalan
tanto Huberman como González y Pérez, es que no se daba solo con la histérica, sino,
que era con la figura de Charcot, con los médicos, con el Gran Teatro de la Salpêtrière.
Al punto de que pareciera una puesta en escena, donde todos representaban el papel
que les tocaba.
Pues bien, con esta expresión de Efecto Charcot, lo que González y Pérez
pretenden revelar es que desde aquel momento con la histeria, nunca hubo certeza de
que fuera una enfermedad pero se le trataba como si lo fuera y todo el “tratamiento”
parecía ser otra cosa, mas no propiamente un tratamiento médico genuino, al estilo de
lo que hacían efectivamente los médicos con las enfermedades médicas genuinas en
aquella época.
Ellos dicen y aseguran, pues es la finalidad de su texto, que “probablemente el
efecto Charcot siga vigente, mutatis mutandis, en la psiquiatría y la psicología clínica.”
Y para ello, sitúan al menos dos puntos: 1) lo sistemas diagnósticos, puesto que crean
su propia objetividad y 2) en la investigación de psicofármacos, pues ella es “creadora
de su propio modelo de enfermedad”.
Sobre el primer punto, los autores nos recuerdan los incrementos en categorías
diagnósticas y diagnósticos que ha habido desde mediados del siglo pasado, cuando
surge el primer DSM. Y ulteriormente con la versión DSM III por allá de los ochentas,
donde el número de aparición, de creación, de nuevas “entidades” subió en un ochenta

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por ciento. Respecto al segundo punto, nos dicen que no es extraño que algunos
medicamentos psiquiátricos surjan y se promuevan antes que la enfermedad que
deben curar o bien, que en la práctica real psiquiátrica, se escuche al fármaco antes
que al paciente, lo cual quiere decir que simplemente se escuchan los síntomas
relatados por el paciente pero para encasillarlo en un diagnóstico para poder medicarlo,
pero sus problemas de la vida, no son importantes por sí mismos, al menos
frecuentemente.
Por mi parte y una vez planteado este panorama general, yo sostengo la tesis de
que existe una parte propagandística mediante la promoción y posible determinación
de los entes como humanos, en la cual se describe (prescribe) lo que se C&C como
humano. Dicha parte hay que prestarle atención. Y porqué meto esto como parte del
estudio del humano. Pues recuerde lector, que yo me centro en la C&C de los entes
como tal, y no necesariamente en un estudio del ente en cuanto ente. Si mi campo
fuera este segundo, no cabría lugar a esto que pretendo hacer.
Más bien, navego con la directriz de que conocer la Operatividad nos permitirá,
probablemente, adentrarnos mejor a la pregunta cuarta de Kant que tanto menciona
Buber (2019), pregunta que además de ser cuestión, interrogación, es el nombre del
texto en sí: ¿Qué es el hombre?. Hay que recordar las palabras de Buber donde las
cuatro cuestiones son, a saber:

“1. ¿Qué puedo saber? 2. ¿Qué debo hacer? 3. ¿Qué me cabe esperar? 4.
¿Qué es el hombre? A la primera pregunta responde la metafísica; a la segunda,
la moral; a la tercera, la religión, y a la cuarta, la antropología”. (p. 14)

A lo cual, añade Kant, según Buber: “En el fondo todas estas disciplinas se
podrían refundir en la antropología, porque las primeras tres cuestiones revierten en la
última”. Mas por el momento, procuro pertinente dar un paso atrás, y uno más atrás,
como lo dije, para ver la complejidad del panorama de otra forma a como habitualmente
se ha hecho. Aunque esto que hago, puede ser un intento de saber la pertinencia
de esa cuarta pregunta y una posible reformulación a la misma, pues al menos,
es hacia donde voy al hablar de la Operatividad.

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En cuanto a mi reflexión, investigación y estudio, considero necesario hacer este


parangón, tomando como referencia las investigaciones en el campo de las llamadas
enfermedades mentales pero aplicado a la consideración de los entes como humanos.
Y al hacer esto, pretendo revelar los movimientos que existen detrás de esta
dimensión, movimientos propagandísticos. Para conseguir esto, tome en cuenta lector,
que me centraré sobre todo en las taxonomías- sociales. Este uso referencial del
sentido de humano, el cual es muy particular, y se refiere a los entes o características
que han sido incluidos o no incluidos dentro de cierta concepción del humano. Cosa
que ya hablamos en otro apartado. Por tanto, cuando hablo de las prácticas
propagandísticas de promoción y/o determinación, me centraré en esto y
principalmente en la sociedad contemporánea mexicana.
Me centraré en ciertas manifestaciones de sentidos de humanos que se mueven
en lo social y que son replicadas por los procesadores, precisamente, encontrando lo
que se propaga respecto a los sentidos de humano. Como dije, centrarme en la
sociedad contemporánea es una directriz, pues como oriundo de esta época, mi tema
de investigación nace en ella y con sus problemas y no creo que haya nacido nada más
por nomas, nace a partir de un bagaje de conocimientos y situaciones de las cuales, al
yo conjugarlas como un Procesador, los manifiesto como un fiel representante de mi
época, pues es claro que mucho de lo dicho aquí hubiera sido impensable en otros
momentos históricos. Y es que, de ¿qué otra forma podría ser? pues remitirme a la
Historia tan solo es para intentar atisbar los enredos que otrora había y probablemente,
para comprender, paulatinamente, algunas situaciones de mi época respecto al tema
de estudio.
Para lograr mi fin, haré uso de una serie de situaciones, casos, ejemplos, que
mis contemporáneos, con la gratitud de su existencia, me muestran, me ponen en
bandeja, para ser tomados y degustados aquí. Como siempre, procuraré, dentro de lo
más posible, ser fiel a mis contemporáneos y a sus formas de manifestar sus sentidos
de humano a través de las prácticas propagandísticas, a sus formas de encontrar lo
que ellos mismos promueven, prescriben. Y digo ser lo más fiel posible pues siempre
está el sesgo del que mira, del que estudia. Sin más, veamos de qué trata esto a través
de los siguientes casos:

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1) Redes sociales: En el curso del año 2022 tuve la sorpresa de encontrarme con el
caso de Richard Hernández, quien ahora es llamado Tiamat Legión Medusa. Su
notica estuvo en múltiples periódicos y publicaciones en línea entre ellas Publimetro
(2022) y INFOQROMEX (2022). Se trata de alguien quien pasó de ser banquero a
“reptil sin género” según dicen el encabezado del Publimetro. En las notas,
frecuentemente se destaca las múltiples modificaciones corporales que se ha
hecho, entre las que destacan extracción de oreja, modificaciones en la lengua y
donde incluso se destaca la gran cantidad de dinero que ha gastado en esto.
Además, se lee que quiere hacerse una extracción de pene y de dientes para
transformarse de humano a reptil. Según se dice, Tiamat, se identifica como reptil e
intenta acoplar su cuerpo a su imagen, su percepción. Después de revisar esta
nota, es claro que podríamos hacernos muchos cuestionamientos y habrá quienes
lo tachen de “loco” y muchas cosas más a esta persona. Mi afán, no es defenderlo,
pero tampoco meterme en esos enredos, puesto que escapa a los fines que
persigo. Ni mucho menos meterme al problema de que si una percepción de sí
propio basta para que la esencia del ente o el ente en sí cambie. Lo que procuro
rescatar es cómo está noticia, publicada por blogs, y por supuesto, tomada de las
redes sociales de la persona y de entrevistas, es promovida como un caso
extraordinario donde pareciera ser que alguien “deja” de ser humano para ser un
reptil y lo cual, en apariencia, Tiamat cree y afirma está logrando a partir de cambiar
sus caracteres físicos y la asunción propia: ¿Será lo mismo esta metamorfosis que
la de la oruga que se convierte en mariposa? ¿Esta metamorfosis nos lleva, en el
proceso de convertir, del ser al ser o del ser al parecer. Con la oruga ya dijimos a
dónde nos lleva, aquí, pasará lo mismo? Esta noticia nos muestra que existe la
posibilidad de dejar de ser humano para ser, verbigracia, un reptil. Como toda
noticia, puede ser compartida en las múltiples plataformas de redes sociales lo cual
la vuelve en una potencial propaganda. Puesto que, una de las formas de transmitir
las concepciones de lo humano son las redes sociales. Estas redes sociales son un
medio que por supuesto son utilizados para transmitir distintas concepciones del
humano y de lo C&C como tal, por ejemplo, lo hacen las y los conservadores en

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México pero también, las y los progresistas. Aquí, la información llegará a muchos
uno de nosotros, por supuesto, a partir de qué preferencias tengamos; a qué
paginas les demos like, si seguimos principalmente a páginas que van del lado de
nuestras preferencias y excluimos aquellas que no son de nuestra preferencia o
chocan con nuestras ideas. La concepción de humano, como otras informaciones,
estarán en parte determinadas por nuestras preferencias y la recolección de datos
que hace el algoritmo, que ulteriormente nos hará sugerencias. Por mi parte, como
un principio epistémico procuro escuchar todas las voces para adentrarme, dentro
de lo posible, en todos los vericuetos de su pensamiento y concepciones. Estas
consideraciones de función propagandística, pueden aplicar a servidores de internet
como Google, a Youtube y cualquier otra plataforma digital que funja como red
social.
2) Espacios públicos: 1) En la Basílica de Zapopan existen dos museos, uno Wixarika
y otro sacro. El primero, está dentro de la misma basílica. Sumando lo llamativo de
este sincretismo cultural y religioso, podemos ver en el museo sacro católico,
además de tener exposiciones de sus santos y un Jesucristo exangüe, una
exposición muy llamativa del ciclo de vida del humano, según su concepción. En él,
aparecen plásticamente varias figurillas representando el ciclo de desarrollo del no-
nato, desde la concepción hasta el estadio último previo al nacimiento. Y
claramente, se dice en la exposición que son humanos. Con sus muestras
“artísticas- religiosas” promueven, prescriben, una idea de ser humano que para
quien la haga propia la encontrara por fuera, puesto que ha sido propagada por
este espacio público. 2) Como lo comenté en otro momento, en Selva Mágica, el
parque de diversiones de Guadalajara, existe una atracción conocida como Alicia
que en su interior cuenta con un no- nato como una atracción. Quienes acuden a la
atracción perciben, de una forma más acercada al campo biológico lo que se
considera humano. En este caso, solamente está presente una representación
plástica de un feto pero no de todos los estadios del desarrollo. 3) la famosísima
niña, Santa Inocencia, que se encuentra en la Catedral de Guadalajara, la cual su
cuerpo al morir fue recubierto con cera y en la actualidad sus huesos se conservan
intactos más allá de lo que el tiempo les ha hecho. La figura de Santa inocencia es

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una figura humana, típicamente humana. Para quienes acuden y leen las
inscripciones en el féretro o bien, leen la historia de la pequeña, sabrán que el
estatuto ontológico de esta niña es C&C como humano pero rayando en lo divino,
según la creencia, al punto de que hay quienes le piden, le solicitan milagros. Y
cuando uno acude a este lugar, puede ver en su recinto un montón de cartitas
hechas por los fieles y en una parte, un pequeño depósito para las limosnas. ¡Vaya
destino que sufrió una pequeña por querer hacer su comunión y recibir a Cristo! Su
osadía le valió que su padre le clavara un cuchillo en el pecho.
3) Espacios privados: En los hogares es frecuente que se transmitan y propaguen
ciertas ideas como parte de la crianza de los infantes, de los niños y niñas y dentro
de esas creencias por supuesto encontramos la propaganda sobre las
concepciones de humano que se tienen. Así, a un pequeño le podrán decir que tal y
tal ente sí es humano y que otros, no lo son. La cotidianidad familiar está plagada
de esto.
4) Manifestaciones: En nuestro México contemporáneo y otras partes del mundo, no
son para nada extrañas las muestras públicas en forma de manifestaciones, como
movimientos sociales. En el caso de nuestro país y a propósito del aborto, no es
extraño que en esos movimientos las y los integrantes, se den o no se den cuenta,
hagan explicito su entendimiento de aquello que consideran humano. Verbigracia,
un grupo conservador, caracterizado por sus pañoletas azules, dirán que están en
favor de la vida y que aquellas mujeres que abortan, abortan a un ser humano y
que son criminales. Por su parte, un grupo progresista, caracterizado por una
pañoleta verde, podrá decir que están a favor de la elección sobre la maternidad de
las mujeres y que ser madre debe ser una elección. Y en ciertos momentos, pueden
decantarse a considerar que el embrión menor a tres meses es humano, aunque
frecuentemente por la argumentación que se ostenta, dirán que no. Como
consecuencia, vemos pues, que al menos en nuestra época las manifestaciones
que hablan directamente o indirectamente del humano son medios favorables para
la propaganda y promoción de una cierta concepción de sentidos de humano.
5) Escuelas: En las escuelas públicas y privadas de enseñanza primaria y secundaria
(y también grados ulteriores) es recurrente que como parte de los planes de estudio

145

y en particular en las materias de biología o Ética, se transmitan ciertas


concepciones sobre lo considerado humano. Es claro que esto será transmitido
sobre todo en un sentido biológico a pesar de las dificultades que el mismo campo
de la Biología, la Antropología biológica o la Paleoantropología tienen para
determinar qué es el humano, como lo resalté en otro momento. Pero bueno, estos
vericuetos que yo resalto regularmente pasan desapercibidos, lo importante es que
las escuelas pueden fungir como medios de propaganda de ciertos sentidos de
humano.
6) Resoluciones jurídicas: como lo señalé respecto a la SCJN, al llamar al no- nato
como “producto” de la gestación y no decir abiertamente si es humano o no
(aunque de forma velada se entrevé que se C&C como humano- persona, pues a
pesar de que se diga que con el tiempo adquiere derechos, los derechos que se le
presuponen son humanos y civiles. Otros entes como los perros, no gozan de esos
derechos) y simplemente afirmar que las responsabilidades hacía con el producto
aumentan con el tiempo, ellos están promoviendo una cierta concepción de
humano. Pues sus resoluciones son dadas a conocer mediante redes sociales, los
diarios o la televisión. En suma, cierta concepción sobre los entes considerados
humanos atraviesa los espacios jurídicos por distintos medios.
7) Libros: Desde los textos de Filosofía Clásica hasta los contemporáneos que hablan,
verbigracia, de los transhumanos, vemos que estos, aunque sus autores no tengan
la tendencia de generar propaganda, son formas propagandísticas de transmisión
de una cierta concepción de los entes C&C como tal. Cabe aclarar, de nuevo, que
no se tome la palabra propaganda en sentido peyorativo, como si de una creación
del diablo habláramos. Lector, no recurra a esto, entiéndase propaganda en el
sentido de dar a conocer algo, que probablemente influya en la consecución de
seguidores, creyente, adeptos y posibles consumidores, defensores de algo. Por
supuesto que las formas propagandísticas van cambiando con el tiempo y hay
quienes si hacen usos cuestionables de ellas. En conclusión, los textos influyen
profundamente en las ideas que en un tiempo se ostentaran y posiblemente en las
que ulteriormente se defenderán. Por ejemplo, desde Aristóteles y hasta la fecha
hay quienes dicen que la esencia del humano, del hombre, es la razón. Y si

146

seguimos citando esas frases, por supuesto es gracias a los textos y a quienes se
dieron a la labor de rescatarlos, que para el caso del estagirita podríamos
mencionar, verbigracia, a Andrónico de Rodas.

Después de este recorrido por ciertos lugares donde podemos vislumbrar ciertas
formas propagandísticas de los sentidos de humano, permítame lector señalar que mi
intención con estos ejemplos no han sido exhaustivas puesto que señalar todos los
lugares donde se dan estas propagandas es una tarea que al igual que las otras
dimensiones que abordé (excepto la del lenguaje en la cual procuré profundizar más a
fondo) necesitarían de un estudio más detallado. Aquí, lo que pretendo rescatar es la
presencia de una dimensión o de varias dimensiones. Es decir, sirva como una forma
de quitar el velo a las formas tradicionales de pensar sobre el humano y un punto de
partida para otra forma de estudio.
Lo importante es rescatar la Operatividad y las formas posibles de los
movimientos dentro de la misma. Ya otras particularidades que podría haber en cada
dimensión es algo que el porvenir me permitirá profundizar. Por lo pronto, esta
dimensión cumple con su función principal que es demostrar la influencia de las
prácticas propagandísticas de cierto sentido de humano.
En suma, podemos afirmar que sobre los sentidos de humanos, sobre la C&C de
los entes como tal: se encuentra lo que se propaga. Por ejemplo, las y los
conservadores respecto al aborto, ven en el no- nato menor a tres meses a un humano
y las y los progresistas, en el mismo ente, no verán, seguramente, a un ser humano; o
bien, los conquistadores vieron en el indígena un no humano y el clero de aquella
época, a un humano. Nosotros, en retrospectiva, por supuesto vemos humanos y nos
extrañamos de que haya ocurrido aquella discusión. Se ve, que en estos casos influyó
la propaganda de ciertas formas de entendimiento de lo humano y no sólo la
percepción del ente en sí. Pues como se citó respecto a Yébenes, la cosa no se queda
en que seamos, sino en que signifiquemos algo. Cuando vemos a los entes
considerados humanos, no vemos necesariamente una concha absurda como el
personaje de Nabokov relata.

147


3.3 Prácticas de determinación de lo humano: Alguien lo señala; asunción


propia

Esta dimensión dentro de la Operatividad va a tener una serie de movimientos dentro


de sí misma, pero también en conjunto con las otras mencionadas, como en el
esquema que principia este tercer capítulo. La presente, está facultada por al menos
dos funciones por parte de los procesadores.
La primera, es la función indicativa- identificatoria. La cual se caracteriza por el
señalamiento de un procesador hacía un ente, el cual en confluencia con los sentidos y
demás dimensiones va a indicar (mediante la palabra, mediante un gesto, un proceso
jurídico u otro) que aquel ente que se encuentra frente a él será considerado como un
ser humano. Por supuesto, regularmente se darán razones que justifiquen su
señalamiento. Como ve, lector, necesitamos al menos dos que estén en juego, ambos
pueden ser procesadores o bien, uno puede ser procesador y el otro aún no estar
facultado para ejecutar el lugar y funciones del mismo o bien, no serlo.
En la segunda, tendríamos al ente, que bien podría ser un procesador, el cual es
indicado e identificado por un otro como humano. Por su parte, este segundo cumplirá
la función de asunción- identificación, la cual consiste precisamente en tomarse a sí
propio como un humano y asumirse como tal.
Como se ve, tenemos entonces un movimiento bidireccional. Claro, en este
ejemplo de dos, pero si hay más procesadores, habría múltiples movimientos en forma
de red. Lo cual, es justamente lo que principalmente ocurre. Por ahora, me centraré en
la cuestión de dos, tan solo por fines prácticos- expositivos.
Lacan en su Seminario 2, el concepto del Yo en la teoría de Freud y en la
técnica psicoanalítica, menciona en algún momento del texto el famoso caso de la tribu
de los Bororó, en la cual, sus miembros incurren en algo importante respecto al tema
hablado aquí. Pues ellos, en vida se vivencían como un loro, pero además, tienen la
creencia de que cuando mueran van a transmutar en dicho animal. A la mirada nuestra,
esto podría parecer algo totalmente extraño, puesto que no nos señalaron ni nos
asumimos como tal.

148




Alguien de mirada occidental podría afirmar que el hecho de que alguien se


identifique con dicha ave es signo de una “mentalidad primitiva”. Sin embargo, este
designio estaría por demás errado. Pues por otra parte George Didi- Huberman en su
libro, La Invención de la Histeria, Charcot y la Iconografía fotográfica de la Salpêtrière,
señala una serie de casos de mujeres designadas como histéricas, que dentro de todas
las características (para no decir síntomas, pues a pesar de que casi siempre se le
trató como una enfermedad no hubo certeza de que lo fuera) eran, algunas de ellas,
susceptibles de ser hipnotizadas.
Un caso particular mencionado por Paul Richer y citado por Didi- Huberman dice
que en uno de sus experimentos, Paul “confesó su tentación de <<llevar el experimento
aún más lejos>>”. El experimento de hasta dónde llegaría una persona hipnotizada:
qué tanto sería capaz de hacer. Todo esto en el gran teatro de la Salpêtrière. Así,
Huberman cita las palabras de Richer en las cuales afirma que:

“Se puede igualmente transformar a la enferma en pájaro, en perro, etc., y se la


ve entonces ejercitarse en reproducir las conductas de dichos animales. No
obstante, habla y responder a las preguntas que se le hacen, sin parecer darse
cuenta de lo que hay de contradictorio en el hecho de un animal que se sirve del
lenguaje humano. Y, sin embargo, la enferma afirma ver y sentir perfectamente
su pico y sus plumas, o su hocico y su pelaje, etc.” (p. 299)

Después de la lectura de estos dos casos, podemos decir que respecto a los
Bororó y las llamadas histéricas de la época victoriana, en la cual a los primeros se les
toma por “primitivos” y en la cual, a las segundas como “civilizadas” , podemos inferir
que el reclamo que se podría hacer, a saber, de que los primeros piensan ser un loro
por ser primitivos, es inexacto.
Aún más, alguien podría, con base en el punto anterior, darse cuenta que las
segundas fueron tratadas como enfermas, primeramente y enfermas mentales,
ulteriormente. Y con base en esto, se podría creer que por el hecho de que ellas se
asumieran en estado hipnótico como animales era signo de su “locura”. Esta opinión,
de nuevo estaría errada, pues no es característico de la locura —sea lo que quiera

149




decir esta palabra y su correlato histórico, como se infiere de Foucault en su Historia de


la Locura en la Época Clásica— el no asumirse como se supone que deberían de
asumirse, es decir, como humanas.
Tal es el caso durante los juegos de los pequeños, hay quienes pueden decir
que son X personaje fantástico, o bien, que son animales. Y para demostrar esto basta
con rememorar nuestra infancia o bien, ser observador de los más pequeños. Ellos
suspenden de momento su asunción humana y posteriormente la retoman al terminar
el juego. Las histéricas, hacían lo mismo, pero no al salir del artificio imaginativo del
juego, sino, al salir del estado hipnótico. Claro, siempre y cuando el hipnotizador le
haya dado esa consigna, pues si no, continuaría con esa asunción no humana un
tiempo más.
Por supuesto, la asunción no necesariamente se liga a la esencia en sí,
suponiendo que exista tal esencia del humano, de todo lo llamado humano y no solo el
crecido. Que un Bororó se asuma como loro no hace que se transforme, que ocurra
una metamorfosis, a loro por la pura asunción. Pues la asunción opera en el psiquismo
sobre todo y la esencia, tiene que ver con otras cosas. Pero vaya, la asunción es un
movimiento efectivo e importante.
Continuando con el punto, no sólo los niños en condiciones de “desarrollo
habitual” son muestra de esta escisión momentánea de la asunción como humanos.
También, en la actualidad en la sociedad contemporánea occidental hay quienes
apelan porque se puedan identificar como le venga en gana, y hay algunos que llegan
a afirmar que no son humanos sino, por ejemplo, un reptil o un caballo. En su afán, se
visten como tal, pueden tomar comportamientos de los mismos.
Una cierta mirada de esto, podría decir que esto es sumamente extravagante,
que no tiene ni pies ni cabeza y que aquellos que hacen esto son “trastornados
mentales” o “enfermos mentales” —aunque aquellos que lanzan estos reproches,
puede ser que ni sepan el debate profundo que hay detrás de los conceptos de
trastorno y enfermedad mental… pero los usan, los conceptos, de forma laxa, como si
fuera legítimo su uso—.
Para estos que reprochan, si inmediatamente después de esto fueran
enfrentados a los famosos casos de niños y niñas ferales, que ante la mirada ajena

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(aquella mirada que designa, que identifica a otro ente como humano) ellos, los ferales,
serían muy seguramente considerados humanos. Sin embargo, qué pasa con ese niño
criado por lobos: ¿se considera, se asume como tal? Pues al ser encontrado tomaba
los ademanes y sus maneras de estos animales. O bien, qué pasa con Genie, la niña
que estuvo encerrada durante muchos años de su vida hasta que fue rescatada cuando
era una adolescente. Ella, quien no desarrolló del todo una serie de facultades que
tienen típicamente los llamados humanos, tal como la articulación de la lengua: ¿podría
asumirse como humano?
Es claro que ante la mirada del otro, sería tomada como tal, al menos en la
sociedad donde la encontraron. O bien, continuando con los niños y niñas y haciendo
un ejercicio anacrónico, imagínese lector, viajar de pronto a la Grecia Clásica, donde
los niños que nacían con malformaciones eran llamados monstruos y sin más, se podía
hacer con ellos lo que se quisiera. Ahora, a alguien que nace con malformaciones se le
incluye, incluso, hablaríamos más bien de capacidades distintas o condiciones
diferentes, pero vaya, serían considerados humanos.
Vemos pues, una confluencia de las dimensiones de la Operatividad. Al
momento se muestra menester poder identificar aquellos entes que pueden ser
capturados por la función del procesador que señala- identifica. Y a su vez, señalar
aquellos que pueden cumplir, es decir, ejecutar la función de asunción- identificación.
De nuevo, como con las taxonomías sociales lo hice, suponiendo que tenemos
un cierto abanico de entes. Dicho abanico, lo vamos a conformar de forma arbitrariedad
por: 1) el no- nato (con todas las múltiples disecciones que podríamos hacer, pero por
el momento nos quedamos con él en general); 2) el recién nacido preparlante; 3) El
infante, adolescente y adulto y 4) cadaver.
En este ejercicio reconozco que es una arbitrariedad la escisión de los entes, no
navego con la certeza de que todos estén de acuerdo ni mucho menos es la intención.
Este ejercicio sirve para mostrar la maleabilidad de las taxonomías. Pero sobre todo,
sirve para identificar si en estos se presentan las dos funciones de este apartado. Tome
en cuenta que esto se puede hacer con todos los entes que en algún momento han
sido considerados humanos o que ha cabido la duda. Por ejemplo, Sophia la Robot o
los transhumanos. Veamos esto.

151




1) El no nato

- Función indicativa- identificatoria: Rápidamente, podemos decir que cualquier ente


que entre en la categoría no- nato es claro que podría ser señalado, es decir, indicado
e identificado como humano.
- Función asunción- identificación: En cuanto a esta cuestión, es claro que por su
misma condición sería imposible, al menos hasta donde se sabe, que él se asuma e
identifique a sí mismo como humano8.

2) El recién nacido preparlante

- Función indicativa- identificatoria: El recién nacido puede ser señalado e identificado


como humano, aunque puede haber excepciones como lo comenté respecto a la
Grecia Clásica, por eso dije: puede.
- Función asunción- identificación: En sus primeros momentos de vida, no puede
asumirse e identificarse a sí propio como humano. Eso viene con el tiempo y con el
desarrollo o adquisición de ciertas facultades.

8 Sobre este punto, recuerdo un caso de una chica que asistía a psicoanálisis. Ella fue porque se sentía abrumada debido a que
hace unas semanas había interrumpido su embarazo y no sabía si contarle a su pareja, pues él quería un hijo, ni a sus padres,
pues: ¿qué iban a decir?, pero, no sólo eso, incluso ella no tenía del todo claro si sí tuvo un hijo o no.
Ella, en ciertos momentos, se refería al embrión, precisamente, como un producto. Y a pesar de que fue la mejor decisión
que podía haber tomado, según dijo, pues no era el mejor momento para tener un hijo, con el paso de las sesiones de análisis
apareció en ella el sentimiento, el sentir, de que había sido madre, esto combinado con el sentimiento de culpa por interrumpir el
embarazo. E incluso, se refería al embrión como su hijo pero también como producto.
Este caso me resultó relevante para este estudio, porque además del choque de sentidos de humano que operaban en
ella (sí, ambos sentidos operando a la par) resultó que ella, como un otro, ejercía la función indicativa- identificatoria de manera
distinta, pues, por una parte se dirigía al embrión como producto, como un mero cúmulo de células, que aunque vivas no eran
humano, y por otra, le llegaba a llamar hijo, con lo cual entraba en duda de sí era humano, en otras palabras, como si no fuera un
mero cúmulo de células vivas a secas. Esto, como dije, acompañado del sentimiento de culpa… pero también de alivio por la
decisión tomada. En cuanto a la segunda función, es claro, dicho sea de paso, que aquel embrión para nada podía ejercer la
asunción- identificación.
Lo relevante para este estudio es, pues, que incluso en un mismo, una misma procesadora, pueden surgir la
confluencia de sentidos que no necesariamente se compaginan en sus componentes “racionales, coherentes,
sistemáticos”, pues aún sin saberlo, puede asumir y posicionarse dentro de sentidos de humano distintos. Cosa para nada
extraña en el día a día. Y claro, por supuesto que la singularidad de este caso no es motivo de generalización total, antes bien,
sirva para explicar los puntos puestos sobre las íes del presente apartado.

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3) El infante, adolescente y adulto

- Función indicativa- identificatoria: Aquí, todos pueden ser señalados por otros como
humanos… o privados de su inclusión debido a cierto sentido de humano, entre otras
razones que tienen que ver con las Dimensiones.
- Función asunción- identificación: También podríamos decir que recurrentemente tanto
niño, como adolescente y adulto, puede asumirse como humano. Aunque claro, que
puede haber múltiples excepciones que a lo largo del trabajo he hablado. Por ejemplo
lo recién citado de los Bororó o bien, las llamadas histéricas de la Salpêtrière.

4) Cadaver

- Función indicativa- identificatoria: Un cadaver puede ser identificado como humano


pero…
- Función asunción- identificación: …es obvio que no se puede asumir como tal.

Como ve, lector, hay una serie de movimientos muy interesantes que el ejercicio
meditativo nos otorga respecto al señalamiento y asunción de los entes como
humanos: hay una figuración del sí propios como tal en la troquelación del Yo, de
aquello que nos identifica. Por ende, no es solo natural, debido a nuestra facultades o
condición ontológica o biológica, como podríamos llegar a pensar, el hecho de que nos
señalen y asumamos como humanos: hay otras prácticas que ocurren.

3.4 Ratificación legal

Dentro de la Operatividad del Sentido de Humano están, según demuestro, una serie
de dimensiones que están funcionando en lo social para determinar si un ente será
C&C o no, como humano. Influyen, según dijimos, elementos del lenguaje, fines,
cuestiones propagandísticas, asunción y señalamiento y ahora, hablaremos de la
influencia de la ratificación legal.

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Al punto de mi investigación, se podría llegar a creer que mis pretensiones son


negar totalmente cierta esencia en el ente (o los entes) llamados humanos. O bien, se
podría llegar a creer que niego la existencia de los entes y que le presto solamente
atención a la Operatividad para decir que solamente eso importa y afirmar que
entonces, no hay nada.
Ambas creencias, estarían por demás erradas. Pues, en cuanto a la primera
cuestión, no niego que exista una esencia, pero tampoco me decanto de inmediato a
decir que la hay, puesto que, como lo mencioné en otro momento, me he dado cuenta
que es frecuente que cuando se hable del humano, supongamos, en términos
ontológicos, se habla del humano crecido. En todo caso, me posiciono en la duda y en
la legitimidad de la pregunta cuarta atribuida a Kant. En consecuencia, con los
elementos con los que cuento ahora, procuro más pertinente no decantarme por algo,
sino, develar una operatividad y ostentar mi posición dubitativa.
Hago esto, pues el caso más reciente que sometí a la Operatividad fue del día
25 de Abril del 2022, cuando tuve la oportunidad y privilegio de asistir a una conferencia
impartida por el profesor Mauricio Beuchot, la cual fue parte de un ciclo de conferencias
sobre Antropología Filosófica organizadas por el instituto HÁPAX. En dicha conferencia,
el ponente explicaba, grosso modo, que su concepción del humano- persona giraba en
torno a tres ejes, a saber: 1) una parte fenomenológica, en la cual se presupone que el
ser humano es un núcleo de intencionalidades; 2) una parte hermenéutica, puesto que
la intencionalidad, dice Beuchot, conlleva un significado. Además, de afirmar, respecto
a este mismo apartado, que la esencia humana es un microcosmos, en la cual el
humano es un ícono, pues el ícono es el signo que en un fragmento contiene todo. En
esta misma sección, dijo Beuchot, que había una parte metafórica y otra metonímica
del hombre y la conjunción de ambas, es la parte analógica. De ahí su Hermenéutica
Analógica y finalmente, decía que hay 3) una parte ontológica, en la cual explicó que la
persona es la sustancia individual de naturaleza racional, al estilo de Boecio. Y
finalmente, añadía que la persona no puede ser una relación sustancial puesto que
esto es parte de lo divino, sino, que en el caso de la persona- humana, hablamos de
una sustancia relacional.

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Al termino de su ponencia le pregunté el porqué cuando se hablaba del humano


se hablaba, frecuentemente, del humano crecido. A lo cual, el me respondió que era
por seguir modelos, que de cierta manera el ajustarse a un modelo de humano hacía
más llevadera la reflexión. Y es por ello que él se centraba en eso. Al escuchar esto, mi
impresión reafirmó algo que había notado en otras lecturas y platicas de este tipo de
temas: se piensa lo humano, desde el humano crecido frecuentemente y claro, se está
pensando en el humano- persona, aunque como se ve, no en un sentido jurídico como
en otro momento lo hablamos sino, con las características que acabo de exponer.
A mi parecer, recurrir a esto, cerrarnos en el humano crecido y dejar de lado
otros entes que también han sido llamados humanos, puede cegarnos de la amplitud
del abanico de entes considerados de esta forma, pues cuando habla Beuchot del
humano, lo hace pensando solo en un ente, o mejor dicho, en un solo tipo de ente, a
saber, el crecido pero: qué hay de los otros que yo he mencionado a lo largo de este
estudio. Por ejemplo, la cuestión fenomenológica, hermenéutica y ontológica no se
podrían ajustar a otro tipo de ente considerado humano, por ejemplo, a un feto. Es
claro que no podría participar de esto.
Y no sólo en cuanto a la C&C, que es lo que estudio aquí, cabría preguntarse si
los entes llamados embrión y tomados como humanos tienen las mismas característica
ontológicas que los entes crecidos. Ambos han sido o son o serán, posiblemente,
llamados humanos. Mas sus elementos constitutivos y accesorios, parece ser, distintos
en ciertos puntos.
Por lo anterior digo que no niego que haya una esencia, pero tampoco lo afirmo,
pues me parece que aún hay que pensar muchas cosas sobre los entes considerados
humanos. Debemos preguntarnos si es posible realizar la búsqueda de la esencia
de todo aquello que llamamos humano, no solamente del humano crecido: pues
no es extraño que en este tipo de reflexiones se tome la parte por el todo. Y no
afirmo que haya una esencia, porque por el momento, al menos yo, no me he dado a la
tarea de reflexionar a profundidad esto, por el momento, estoy intentando desentrañar
los profundos nudos que hay en las reflexiones filosóficas y no filosóficas sobre el
tema. Pues la única vez que intenté hacerlo, de forma seria, por mi cuenta, pensando
por mí mismo, caí en esto que es mi tema de tesis pues descubrí esto que estudio.

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Lo anterior en cuanto a la primera cuestión, ahora bien, en cuanto a la segunda


cuestión, la cual, según dije: “se podría llegar a creer que niego la existencia de los
entes y que le presto solamente atención a la Operatividad para decir que solamente
eso importa y afirmar, que entonces, no hay nada”. Y ante este posible reclamo, mi
respuesta sería una rotunda negación.
Si al hablar de la Operatividad da la impresión de que dejo de lado la existencia
de los entes en sí y que me centro en las dimensiones solamente es, en el fondo, para
develar que detrás del ente en cuanto ente, del ente en sí, está lo social operando, ya
sea con sus múltiples elementos lingüísticos, con sus fines entre otras dimensiones. Y
si hablo de la invención de humano, como lo hago en el título del presente
trabajo, no es para decir que con las dimensiones se crea al ente, por supuesto
que no, en todo caso, lo que se crea es nuestro entendimiento, C&C, del ente.
Pues no somos Dios para que nuestras palabras sean las cosas, para que nuestras
palabras sean juramentos en sí mismas, nosotros necesitamos, o necesitábamos, del
juramento para ratificar el nexo entre las palabras y las cosas.
El ente (los entes) ya están ahí, parto de eso, lo que hace las dimensiones,
como la lingüística, es permitirnos atrapar, capturar, al estilo nuestro, puesto que otros
animales no humanos lo harán a sus formas, aquello que se nos presenta, aquello que
nos interpela. Mas como las dimensiones operan dentro de los procesadores, los
resultados de las mezclas, condensaciones, fusiones o yuxtaposiciones serán variados.
Pero repito, en todo caso lo que se inventa es el entendimiento, nuestra C&C del
humano.
A propósito de lo anterior, dije que no somos Dios para que nuestras palabras
sean las cosas y esto recordando a Agamben que en su Sacramento del Lenguaje
expone las particularidades de la institución del juramento. El juramento, Ese intento de
concatenar las palabras y las cosas. Esa institución que viene al animal parlante que
intenta dar fe, de que lo que dice, fue y de que lo que dice, será. Esa institución que
venda, que aplica un vendaje, a la fractura originaria del lenguaje y que al enunciarla, si
no es lo que dicen las palabras, habrá maldición, pero si es lo que dice las palabras,
habrá bendición. Al menos en la tradición de esto se habla, según Agamben.

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Pues bien, ahora que tocamos este apartado jurídico, él sitúa el juramento en un
momento pretérito del campo religioso y del campo jurídico (además de cuestionar sí
efectivamente podemos discernir, en el origen, lo que es propiamente religioso de lo
que es jurídico). Y dice, citando a Paolo Prodi que en Occidente somos en la actualidad
de:

“Las primeras generaciones que, a pesar de la presencia de algunas formas de


liturgia del pasado […] vivimos la propia vida colectiva sin el juramento como
vínculo solemne y total, anclado de manera sagrada, a un cuerpo político”
(Agamben, 2011, Pp. 11- 12)

Y esto es importante para lo que nos compete, pues después de relacionar el


juramento (horkos) con la confianza, con la bendición, con la maldición, con el
testimonio, con la blasfemia9 y la magia, Agamben dice que:

“Ahora podemos precisar más el sentido y la función del nombre de Dios en el


juramento. Todo juramento se efectúa sobre el nombre por excelencia, es decir,
sobre el nombre de Dios, porque el juramento es esa experiencia del lenguaje
que trata toda la lengua como un nombre propio. La pura existencia —la
existencia del nombre— no es el resultado de una constatación, ni una
deducción lógica: es algo que no puede ser significado, sino sólo jurado, es
decir, afirmado como un nombre. La certeza de la fe es la certeza del nombre
(de Dios). (p. 82)

Y en la página siguiente, viene a decir que; “hablar es, sobre todo, jurar, creer en
el nombre”. Y añade tambien que:

“Todo nombre es, en este sentido, un juramento, en todo nombre está en


cuestión una “fe”, porque la certeza del nombre no es de tipo empírico-

9 La blasfemia, a diferencia del juramento, no une la palabra con la cosa, sino, escinde las palabras y las cosas. Lo mismo ocurre
con la magia y con los insultos, dice Agamben. La palabra, en estos casos, queda vaciada de sentido.

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constatativo ni lógico- epistémico, sino que pone en juego cada vez el


compromiso y la praxis de los hombres.” (p. 83)

Así, un juramento, es un enunciado de tipo realizativo, según nos dice, y este


tipo de enunciado “no describe un estado de cosas, sino que produce inmediatamente
un hecho, realiza su significado.” Lo mismo que argumentar, como también nos
recuerda Austin en su texto Como Hacer Cosas con Palabras.
Ahora bien, analicemos lo citado sobre Agamben respecto al juramento, pero
concatenado a mi investigación sobre la Operatividad del Sentido de humano, sobre
todo el punto en el que afirma que “hablar es, sobre todo, jurar, creer en el nombre”.
Particularmente yo, nunca he escuchado que se jure que aquel ente es un humano o
bien, que yo mismo soy un humano, es decir, que cada uno de nosotros juremos que
somos humanos. Más bien, parece que ocurre aquello que dice Agamben
precisamente, al hablar, creemos en la palabra, no necesariamente dudamos.
Navegamos con la certeza ilusoria de que nuestras palabras son las cosas, tenemos fe
en ellas.
Sin embargo, aquí hay que resaltar algo, pues creer en la palabra es parte de
nuestra experiencia en el lenguaje pero que a pesar de nuestra creencia, la palabra no
es la cosa, o la relación, a la cual se refiere: en todo caso será su representante,
aunque naveguemos con la creencia de que lo sea. Cuando nos detenemos en las
palabras y las implicaciones que conllevan, hasta cierto punto, estamos dudando de
ellas o bien, nos estamos adentrando en ellas mismas.
Además, si en la praxis diaria no se jura que se es humano y se cree en la
palabra que lo enuncia como si esta fuera un juramento: ¿Cómo podemos solucionar
estos enredos, si el juramento ya no tiene, en todo caso, la función jurídica que otrora
tenía? Parece ser, que estamos ante lo que Agamben cita respecto a Paolo Prodi, es
decir, en una sociedad —en las occidentales, al menos— en las que para garantizar
que lo que se dice es, es decir, el nexo entre la palabra y la cosa, el juramento ya no
basta y ahora tenemos que recurrir a otra serie de asociaciones que nos den certeza
entre las palabras y las cosas. Y a propósito de esto, es donde entra la dimensión

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jurídica contemporánea, como mediadora en el campo jurídico- social, en la ratificación


y determinación de los entes como humanos.
Por supuesto que esto que digo aplica a la sociedad contemporánea, hasta
donde sé, otras civilizaciones antiguas no tenían necesariamente este problema de
saber qué entes eran o no considerados humanos. Al menos no en las dimensiones
que lo tenemos ahora. Así que, sobre todo, tómense estas a consideraciones para la
sociedad mexicana actual pero no exclusivamente a ella, sino a las occidentales.
Como ejemplo, tal es el caso que citamos en el apartado de los Fines respecto
al derecho a decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres en relación al aborto, en el
cual citamos, precisamente, las determinaciones, que en el caso de México, la
Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió respecto al estatus del “producto” de la
gestación. La SCJN fungió precisamente, desde su misma dimensión, como
determinante en la consideración de los entes como humanos, aunque claro, como
humanos- personas (en sentido jurídico). Del ente en cuanto ente, no dijo si era o no
considerado humano en sentido meramente ontológico. Al menos en el comunicado
oficial que anteriormente expuse. Pero vaya, no se recurrió en todo caso al juramento,
sino a un sucedáneo que en este caso es la Ley —u otros, como las meditaciones
éticas o bien, ideológicas y religiosas—.
Cosa muy distinta, pero también de orden jurídico, con lo que podemos
encontrar en la página de la CNDH México (2022), en su versión en línea en el
apartado ¿Qué son? (qué son los derechos humanos), en la cual podemos ver que:

“Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas sustentadas en la


dignidad humana, cuya realización efectiva resulta indispensable para el
desarrollo integral de la persona. Este conjunto de prerrogativas se encuentra
establecido dentro del orden jurídico nacional, en nuestra Constitución Política,
tratados internacionales y las leyes.”

Hasta aquí, podemos decir, por la jerga, que se refiere al humano- persona,
puesto que habla de dignidad y de desarrollo integral. Y por supuesto, lo habla en
sentido jurídico. Pero inmediatamente después de este párrafo dice que:

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“Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos,
sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional
o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.”

Y aquí, ya tenemos una divergencia, pues dice que estos derechos son
“inherentes a todos los seres humanos”, y por lo que viene después de eso, parece ser
que ya no está hablando del humano- persona propiamente —o no del todo—, sino
más bien, de entes.
Pues al menos el sexo y el color no necesariamente son características de
humano- persona, sino, del humano en tanto que ente. Aunque claro, respecto al sexo
habría que considerar que si es una dato que queda para la ratificación legal, al punto
de que en las actas de nacimiento se registra como un hecho, además de biológico,
social, jurídico, que el sexo del bebé es, supongamos, hombre.
Aunque como puede ver, lector, en esos derechos inherentes, no se menciona
cuáles son esos seres humanos. Parece ser que navegan con la certeza de que se
sabe cuáles son. No se dice, por ejemplo, si un embrión menor a tres meses, es o no
humano; si un feto de nueve meses lo es o no; si un recién nacido lo es o no; si un
adulto lo es o no; si un cadaver lo es o no. Simplemente se da por entendido. Además
tampoco se dice cuáles entes serán considerados con el atributo (¿función?) de
humano- persona. Pues como lo vimos en el dictamen de la SCJN, solo se dice que las
responsabilidades hacia con el “producto” de la gestación aumentan con el tiempo.
Pero ¿ese “producto”, a partir de qué momento es humano- persona, en sentido
jurídico? Y ¿cuáles serían las razones para utilizar X temporalidad?
Posterior a esto, se dan una serie de características de los Derechos Humanos,
las cuales, grosso modo, es que son: inalienables (aunque puede haber excepciones),
son iguales y no discriminatorios, el hecho de que todo derecho incluye obligaciones,
tienen un principio de universalidad (pues “todas las personas son titulares de todos los
derechos humanos), son interdependientes, son indivisibles y se sujetan al principio de
Progresividad, en el cual se (“constituye una obligación del Estado para asegurar El
Progreso en el desarrollo constructivo de los derechos humanos, al mismo tiempo,

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implica una prohibición para el Estado respecto a cualquier retroceso de los


derechos.”).
Me parece pertinente remarcar algo, pues a pesar de la carencia del juramento
como institución que ratifique algo, en la actualidad, tenemos que arreglárnoslas con
esta ausencia de juramento que otrora era indispensable para las sociedades antiguas.
Se generan nuevas formas políticas de asociación. Para el caso del aborto, a mi
parecer, se recurre al trabajo multidisciplinario, mas hay que tener bien en cuenta que
la pregunta por el humano: ¿qué es el humano?, no necesariamente es la misma ni se
entiende de la misma forma desde las múltiples disciplinas, los múltiples áreas del
saber, como lo dije en otro momento. No por ser una pregunta esencialista, nos llevará
a la misma respuesta. La mirada desde la que nos posicionamos influye en la
respuesta que se dará.
Por el momento, puedo decir que la reflexión jurídica no es propiamente una
reflexión ontológica, y sin embargo, ambas, a sus formas, repercuten en la C&C de los
entes como humanos. Una, la ontológica, tradicionalmente, secciona a de entes y
selecciona al humano crecido y busca la esencia de todo lo humano en este solo tipo
de entes y la otra, la jurídica, dictamina con sus leyes qué entes serán C&C o no como
humanos. Mas algo innegable al punto que estamos en la investigación, es que el
ámbito jurídico influye al determinar en lo social qué sentido de humano se va a
promover y por ende, qué entes serán considerados como tal.

3.5 La historización y el sentido de humano: ¿Cómo logramos la unidad del


sentido de humano?

Ante la pregunta ¿cómo logramos la unidad del sentido de humano? si bien, ésta es la
primera ocasión que lo intento responder y esto con motivo de esta investigación, no es
la única ocasión que he tenido para reflexionar sobre el humano. Ya en otras tres
ocasiones lo había hecho. Y en los tres casos me dio como resultado un texto.
El primero de ellos titulado como Facebook, intersubjetividad e ¿identidad? De
los Doppelgänger y usuarios, donde llegué a proponer que con la entrada de las redes

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sociales se generaba un nuevo cuerpo en apariencia símil al usuario. A este cuerpo lo


nombre Doppelgänger en asociación a aquella novela de Jean Paul Richter, Siebenkas.
Ahí, en varios de los apartados intentaba diferenciar o bien, encontrar similitudes entre
este cuerpo virtual (y otras tecnologías, como Sophia la Robot o Sim Simi y los chats
de Facebook) y el humano. Esa labor la lleve a cabo por allá del 2016 con motivo de mi
trabajo de término de estudios de licenciatura.
Dos años después, y a sugerencia de un amigo que estudió cine, hice otro
trabajo titulado Resquicios: El humano y el personaje. En este trabajo y bajo una
mirada psicoanalítica y filosófica ponía en parangón a estos dos entes. Al igual que con
el Doppelgänger, intente encontrar similitudes y sobre todo diferenciarlos. Sobre todo
me centré en procurar ver cuál era la “naturaleza” del personaje y porqué no es
apropiado llamarle humano en ningún caso, al menos no desde la literalidad (Vega,
2019).
En ambos casos, al estudiar al Doppelgänger y al personaje, utilizaba el estudio
de humano pero sin adentrarme necesariamente en él, era algo accesorio. Lo que
lograba profundizar era tan solo para denegar la “naturaleza”/ “condición” humana a los
otros dos entes.
Por último, aproximadamente un año después, por allá del 2019, comencé a
redactar un texto titulado Testimonios y reconstrucciones: de alusiones e ilusiones.
Mismo, que como dije, no ha salido a la luz. En él hablaba de varios temas, desde
aspectos sobre la educación, hasta un intento de describir el ethos de mis
contemporáneos en diversos aspectos como los Derechos Humanos y su pobre
aplicabilidad práctica en nuestro territorio, aspectos educativos o bien, las casas de
interés social que eran creadas como panales de abejas, en las cuales no se daba
miel, sino problemas. Todo con un estilo aforístico.
Dentro de el texto, surgió un apartado en el que me preguntaba sobre los entes
llamados humanos, considerados de tal forma. Este intento fue el precursor inmediato
de el presente trabajo. Esto surgió precisamente cuando era estudiante de Filosofía
que en las materias de Antropología Filosófica apareció en mi el cuestionarme por vez
primera sobre el humano en sí. Pues estaba en boga, como aún lo está, por todos

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lados el hablar sobre ese tema. Se hablaba sobre todo respecto al no- nato en cuestión
del aborto.
Fue ahí, donde en cierto momento procuré dar un paso atrás y analizar las
expresiones y prácticas que tenían los hablantes al momento del hablar del tema.
Procuré prestar atención a las expresiones que hacían, a los argumentos que daban,
entre otras cosas. Me metí más y más en el tema, sobre los llamados humanos y
aquellos que afirmaban identificarse, supongamos, como un reptil o un caballo. Con
todo esto y una serie de cosas más que se me presentaban en esos tiempos, cierto día
se me ocurrió cuestionarme, por mi cuenta, pensar por mi (independientemente de la
argumentación dominante o la no dominante), a partir de mis observaciones, lecturas y
conjugaciones, si ¿Hay algo en común en todos aquellos entes que llaman o
llamaron humanos?
Esta fue la primera pregunta que me hice. Y aunque en un primer momento
no sabía del todo a dónde me llevaría esta pregunta, había algo que ahora puedo
reconocer y es que: no necesariamente estaba preguntando aquello que otrora se
había preguntado. Pues en otros momentos, la reflexión filosófica sobre el humano, era
sumamente frecuente que se centrara en el humano crecido, era muy extraño que se
reconocieran otros entes nombrados de esta forma u otros estadios previos en el
desarrollo ontogénico. Y yo mismo al pensar en el humano en mis dos trabajos
antecitados (Doppelgänger y el personaje), cuando meditaba y los comparaba, yo
estaba pensando en el humano crecido precisamente.
Aquella primer pregunta, en apariencia igual a la otra (¿qué es el humano?) me
llevaría por senderos muchísimo más amplios y diversos. Esos senderos fueron
recorridos sin hacer escrito alguno más allá del de Testimonios y Reconstrucciones, el
texto germinal en el que hablo del humano en sí. Tan solo recaba datos en mi,
mediante observaciones, meditaciones y demás cosas propias que surgen en la labor
intelectual del pensamiento. Todo cambió, por supuesto, con el desarrollo del tema en
este presente trabajo, pues el mismo surge como parte de mis estudio de posgrado en
Estudios Filosóficos. Aquí, todo fue tomando un mejor cause.
Ulteriormente, con el avance de mi investigación y meditaciones sobre el tema
llegué a cuestionarme ¿Cómo operaba el sentido de humano en los hablantes y en

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las prácticas sociales?, pues con la anterior, la segunda pregunta, me había dado
cuenta que en todos los entes que han sido nombrados humanos en sí, no encontraba
nada en común, nada que pudiera asimilarlos como una unidad, como si tuvieran una
esencia bien identificada. Entonces, a raíz de esta segunda pregunta, pude ver y
ampliar mi horizonte sobre como los hablantes hacen uso del vocablo y como la misma
lengua nos puede embaucar o bien, llevarnos por senderos muy lejanos a lo que
creemos que estamos hablando. Pero no solo me quedé, como leyó, en la cuestión de
la lengua sino que introduje otras dimensiones como la jurídica, propagandística,
etcétera. Esto, sobre todo lo denoto en los apartados pretéritos.
La tercera pregunta, de la cual ahora me ocuparé, es una que surge a partir de
la meditación y debido a que el trabajo el previo que expuse, me otorgó ciertas balizas
que me permitirán intentar responderla. Ésta cuestión es: ¿Cómo logramos la unidad
del sentido de humano?
Para dicha pregunta, para intentar responderla, será menester recurrir a un
artificio, dicho artificio será una especie de historia, de relato, el cual para nada tiene el
afán de ser literario o alcanzar, mejor dicho, la complejidad literaria, pues mis dones no
son aptos para ello. Antes bien, procuraré hacer un relato más o menos esclarecedor
donde podremos vislumbrar la contesta a dicha pregunta. Respuesta que estará ligada
a lo antedicho a lo largo del trabajo.
Si recurro al relato es porque me parece un medio adecuado para responder,
puesto que el relato, el generar una historia, es algo que nos caracteriza, no de forma
sustancial, pero sí está presente en nosotros, los humanos crecidos, por supuesto, en
circunstancias habituales, pues hay quienes, por ejemplo, a a partir de un accidente o
el envejecimiento puede perder o limitar su capacidad de generar memorias. El
narrarnos, el contarnos una historia y nosotros mismos vivirnos, en parte, como una
historia. Así que, recurrir al relato no es una acción sin intención, es para,
precisamente, capturar cómo es que logramos cierta unidad. Unidad que al momento
no pude localizar por medios ontológicos sino precisamente narrativos-
historistas.
Que cabe aclarar que no porque se lea la palabra historia estoy pensando en la
Historia, sino, en algo más elemental, algo que algunos de los considerados humanos

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podemos hacer con base en nuestra facultad de memoria, a saber: generar memorias,
fabricar recuerdos y con base en ello, narrarnos, narrar nuestro acontecer y esto
independientemente de vivir en tiempos históricos o míticos, como podría diferencias
Mircea Eliade, por ejemplo. Esta facultad es una facultad presente en los humanos
crecidos, que somos quienes podemos hacer eso, pues es claro que otros
considerados humanos no podrían hacerlo.
Parto de la idea de que tenemos un abanico de entes, de entes en sí, de tipos
de entes en sí, pero la C&C sobre su estatuto como humanos va por otro lado que no
necesariamente se delimita a su supuesta “naturaleza”/ esencia en sí. Procuraré que el
relato sea genérico para que no toque susceptibilidades, y más bien, que a través del
relato encontremos esa balizas que nos orienten. El relato por sí mismo es una forma
de dar respuesta a la cuestión de la unidad, pues al narrarnos, tomamos lo acontecido,
ya sea contado por otros o vivenciado por nosotros mismos, como una unidad. Dicho
relato será tomado de acontecimientos presentes en la actualidad pero no particulares.
Y para dar respuesta a la pregunta, procuraré realizar notas al pie de página donde
emitiré comentarios reflexivos y otras propuestas conceptuales sobre lo mismo. En este
apartado, por tanto, se torna imprescindible el remitirse a las notas conforme se avance
en la narración. Las mismas no deben ser omitidas en su lectura.
Y puesto que todo esto para mi es un juego, un juego del pensamiento, mi relato
gozará de esos caracteres lúdicos (sin olvidar que los juegos pueden ser cosa seria) y
con base en lo dicho, procuraré no romper la tradición en esta ocasión, así, imagínese
lector que…
…Había una vez, una pareja que después de un año de relación tuvieron la
ocasión, entre infortunio y bendición, de quedar embarazados. La mujer, con cierta
intranquilidad por el qué dirán, le cuenta a sus padres la noticia, quienes a pesar de
que no esperaban en ese momento a un nieto, reciben la noticia de buena forma y la
felicitan y a su pareja, por igual. El hombre, por su parte, hace lo mismo con sus
padres, quienes de igual forma le dan sus felicitaciones y le explican que ahora habrá

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alguien más en su vida de quien se deberá responsabilizar cargo. Ambos tienen


presente la responsabilidad que implica tener un hijo10.
Para su fortuna, las cosas no fueron tan complicadas para conseguir en donde
vivir. Los padres de la mujer eran dueños de una casa que no habitaban así que
únicamente fue menester hacer los arreglos apropiados para irse a vivir. Y así fue. Iban
una o dos veces por semana, según sus posibilidades, a realizar arreglos a la casa:
pintura, arreglo de ventanas y demás pormenores. Y como en aquel momento la mujer
aun no se le imposibilitaba trabajar, ambos lo hacían. Compraron muebles para su
nueva casa. Otras cosas más fueron regaladas por sus padres y algunos amigos.

10 Desde ese momento de la concepción hay alguien más ahí al “nuevo” ente, al producto del embarazo, dirán algunos, que lo
acoge, que lo recibe y comienza a articular historias respecto a él. En el caso de nuestra historia, hablaremos de un nuevo humano
puesto que para este fin, ellos, los padres, lo consideran de esta forma y su narrativa irá en este sentido. “Saben” que ahí se está
formando alguien que será igual a ellos.
Los padres no necesariamente lo están pensando, en este caso, desde un punto de vista filosófico o científico su
designación de humano, simplemente lo están considerando de tal forma, pues saben, que con el tiempo ese “producto” será un
símil de ellos. Aquí, el aspecto conceptual a destacar es la generación de memorias y la aparición de la función indicativa-
identificatoria como tal.
Cosa distinta sería, si alguien no indicara- identificara al embrión como un humano, pues aunque se generen memorias,
recuerdos, antes los ahí presentes, que son los padres, u otros, no será considerado, seguramente de tal forma.
Hay que destacar un punto y es que, los padres no se están metiendo necesariamente en problemas ontológicos, ellos,
con la practicidad de la vida simplemente lo indican- identifican o no, como humano. Cumplen una función. Y este señalamiento
está ligado al sentido de humano que tienen ellos, por lo cual, para este caso ellos la tomaron —pues será una niña— como
humana desde que supieron que estaban embarazados.
De ambos casos, se pueden narrar memorias. Tanto si se considera o no como humano. Pues alguien que verbigracia,
ha tenido un aborto espontáneo puede relatar, como es sabido, aquel suceso a pesar de no considerar al ente como humano.
Como ve lector, este es un estadio primero y anterior al nacimiento del ente en sí para dar contesta a la pregunta directriz. Pues
así, si ulteriormente tenemos un bebé que al crecer y ser un niño pregunta sobre su vida, habrá quienes, que para este caso serán
sus padres, le narrarán sus memorias sobre su pasado. Lo cual el niño asumirá como propio y podrá decir, supongamos al ver una
foto de su madre embarazada: ahí estoy yo. Y podrá decir esto, a pesar de el no tener un recuerdo vivo de aquello pero si un
recuerdo de alguien más, recuerdo que es testimonio.

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A los meses de embarazo, deciden ir al médico para conocer el sexo del bebé y
para su sorpresa y agrado, fue una niña11. Pues en sí, ambos no tenían un deseo en
particular sobre el sexo del bebé, tan solo deseaban que estuviera bien de salud y que
todo saliera lo mejor posible.
Conforme los meses pasaron, la barriga de la mujer fue creciendo más y más, al
punto de que cierto día con un manantial su cuerpo avisaba, entre espasmos e
intranquilidad, que aquella niña estaba próxima a nacer. El padre, presuroso salió de su
trabajo y fue donde los padres de la chica la habían llevado a dar a luz. Después de
unas horas de espera, de algunas lágrimas, salió el partero y le dijo que su hija ya
había nacido y estaba con bien. Él, feliz y emocionado, preguntó por el estado de su
mujer, quien también, por fortuna, estaba de lo mejor. Tan sólo con algunas molestias
propias del parto, pero con un alivio de tener a su pequeña entre sus brazos. Ella se
encontraba algo contrariada, pues en cuanto tuvo a su hija en sus brazos aparecieron
sentimientos en ella respecto a que si sería una buena madre o no. Mas en su caso
particular, la felicidad por tener a su pequeña la desbordó.
Al salir del hospital, fueron los familiares y ellos junto con la recién nacida a la
casa de la pareja. Les desearon lo mejor y convivieron un rato. Platicaron anécdotas
sobre cómo fue el embarazo de la madre de la mujer y lo mismo hizo la madre del
hombre. Recordando lo difícil que fue pero que para su suerte, ahí estaban con vida y
dentro de lo posible, como gente productiva para la sociedad.
Los nuevos padres, llevaban nueve meses esperando ese momento de conocer
a su hija y por fin se había dado, no había más que ponerse contentos aunque un poco
intranquilos por el porvenir. Y así, en la noche y después de las visitas, llevaron a su

11 Aparece la función del testigo, dicho testigo es alguien más ahí presente que ratifica que aquel ente es, por ejemplo, en este
caso, una bebé y por tanto, puesto que hablamos de padres humanos, una humana, y que supongamos, no es un tumor o alguna
malformación en el cuerpo de la madre.
Esta función del testigo es sumamente importante, pues es una función que cumplen los otros ahí presentes. Ellos dicen
y ratifican si el ente será o no considerado humano. Mas hay que tomar algo en cuenta respecto al humano. El testigo puede
ratificar basándose en argumentos sumamente profundos pero regularmente la cosa no es así. Regularmente, lector, si presta
atención a las prácticas sociales, la cosa va más por el lado de la convención social y punto. Basta frecuentemente con la palabra
para ratificar a otro como humano y no siempre con argumentos profundamente filosóficos o científicos. Esto último frecuentemente
aparece cuando la situación se torna un problema. Para ejemplo tómese la presente investigación y por supuesto la de otros y
otras que meditan sobre el humano. Cabe recalcar que la función testificante está presente en el orden de las convenciones y en el
orden de las meditaciones filosóficas y científicas.

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pequeña a su cama y al recostarse, la madre sacó su pecho y se le dio de comer. La


bebé lo tomó y se alimentó sin mayor problema. Ambos, en ese momento se veían a
los ojos, que entre lagrimas de felicidad se sonreían por tener entre sus brazos a su
primogénita.
Pasaron los meses y la pequeña, comenzó a balbucear, balbuceos que la madre
y el padre les dieron un significado para saber qué pedía la niña. De pronto, cierto día
dijo la palabra “mamá” y al momento, volteando a ver a su padre, dijo papá. Ambos
estaban muy emocionados por ver a su hija lanzar sus primeras palabras. La chiquita,
cierto día después de tanto gatear comenzó a andar. Sus pies, pequeñitos y
tambaleantes, se movían de un lado a otro y sus brazos se extendían haciendo
ademanes para no caerse y alcanzar a sus padres. Mismos que le celebraban ante sus
primeros pasos. En una ocasión, la pequeña se cayó, mas sus lagrimas no llegaron
muy lejos, pues hubo una caricia que con ternura la consoló. Fue más fuerte el amor,
que el golpe.
Cuando la pequeña cumplió cuatro años, los padres la llevaron al preescolar,
pues a pesar de que es recomendable que la llevaran a los tres años, a ellos aún se les
hacía muy pequeña para estar ahí. En sus primeros días de clase, la niña, que por
nombre le pusieron Laurel, estaba un poco temerosa de que dejaría de ver a sus
padres pero las profesoras, con tiernas palabras y algunos juguetes y un dulce le
alentaron a que entrara. Le dijeron que ahí jugaría con otros niños y niñas y que había
juegos y demás cosas. Los padres le dijeron que lo hiciera, que al rato venían por ella,
a lo cual, reconfortada y con una lagrima por el pretérito llanto, pero con una sonrisa,
aceptó entrar. Los primeros días fueron algo totalmente nuevo para ella. Jugaba y
jugaba con sus amigos. Le ponían a recortar con papel y a hacer bolitas del mismo
para pegarlas en un dibujo en fotocopia que le habían dado. Era una rana. Que ella, no
muy diestra en esas cosas, le puso bolitas de color morado y rojo. Fue una rana algo
particular.
En cierta ocasión y cuando ya iba en tercer grado de preescolar, llegó muy
emocionada con su madre pues en clase habían hablado de los distintos animales que
existen. Y la madre le preguntó que cuáles animales había visto. Ella eufórica, les dijo
que un gato, perritos, jirafas y también, al humano. Ante esto, la niña le dijo a su madre

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que a ella le resultaba extraño que ella fuera un animal, pues decía que no se parecía a
un gato. A lo cual la madre, con una sonrisa le contestó: Sí, Laurel, tú, tu papá y yo,
somos animales también, pues todos los humanos lo son12. La pequeña, después de
esta respuesta quedo un tanto más tranquila y le creyó a su madre y sin más, se fue a
jugar13.
Al terminar su preescolar y como es habitual actualmente en nuestro país, los
padres de Laurel la inscribieron en la primaria. Ya era una niña más confiada y sus
padres por igual, confiaban en mandarla a la escuela. En sus primeros años, aprendió

12 Un suceso para nada extraño en los pequeños, y los no tan pequeños, que están metidos en culturas antropocéntricas es su
extrañamiento de ser considerados animales, pues por la tradición de estás ideas, se les inculca que son más que animales o que
al menos se distinguen de ellos en su “animalidad”.
Pero como ve lector, al menos en este caso la misma madre vuelve a poner en juego la función indicativa- identificatoria
y a la par, en la pequeña surge la función de asunción- identificación. Pues ahora la pequeña sabe que ella es una humano y
además de que es un humano es un animal. Pero hay que aclarar algo, si ella lo sabe no es por la “verdad” de hecho ni porque ella
misma lo haya comprobado por experiencia o por profundos razonamientos, sino porque alguien, que en este caso son sus padres,
le dijeron que lo era. Es preciso apuntar esto, pues dicho función de asunción —y la de indicación— no necesariamente se dan por
la fuerza de los argumentos ni su “veracidad”. Recorren más los caminos de la identificación precisamente.
Cabe señalar algo que en otro momento había comentado. En mi trabajo Resquicios: el humano y el personaje había
propuesto que la identificación es parte de la identidad y que esta ultima estaba conformada por “una triada antitética
doble: cognoscible- No cognoscible, apropia- excluye y elegible y no elegible.”. Y esto, al punto de mi meditación se torna
muy importante pues ahora trasladando esto al estudio del humano puedo decir lo siguiente respecto a esta triada:
1) Cognoscible- no cognoscible: pues nuestra unidad como humanos puede ser tomada a partir de sucesos que
recordamos, verbigracia, cuando nuestros padres nos dijeron que éramos humanos como en el caso de Laurel. También puede ser
no cognoscible, porque probablemente uno no recuerda cuál fue la primera vez que uno se reconoció como humano o la primera
vez que uno lo llamaron y designaron de tal forma.
2) Apropia- excluye: como parte de la identidad, esta tiende a apropiar, que para nuestro caso, podemos decir que nos
identificamos como humanos porque, supongamos, hacemos lo que hacen otros humanos. Es decir, nos apropiamos del
considerarnos o considerar a otros como humanos. Pero también, la identidad excluye, pues al tomarnos como humanos, podemos
diferenciarnos, por ejemplo, de los animales como en este caso lo hace Laurel al decir que ella no se parece a un gato.
Y 3) Elegible y no elegible: la identidad tiene además estas características, según me mostró la reflexión en otro
momento, así hay quienes por elección puede designar a un ente como humano, tal es el caso de los indígenas de la Conquista.
Pero también nuestra identidad como humano no es elegible en parte, pues por ejemplo, cuando somos pequeños nos señalan de
tal forma independientemente de que se quiera o no. Simplemente se hace.
Finalmente, cabe resaltar que esta parte de la identificación y la identidad se torna sumamente importante al momento de
dar respuesta a la pregunta ¿Cómo logramos la unidad del sentido de humano?

13 La creencia es algo fundamental al contestar dicha pregunta, pues es parte de un cúmulo de principios, de concepciones del
sentido de humano que operan y que nosotros asumimos como nuestras, nos las apropiamos y creemos en ellas. Tanto en la
asunción de uno mismo como en el señalamiento de los demás. Creer, es fundamental. Pues las creencias no siempre están
basadas en fundamentos sumamente racionales y no porque algo sea sumamente racional quiere decir que no podamos creer en
ello.

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a escribir y a leer, que aunque lenta era su expresión de la lengua, no por ello no
merecía mérito alguno. Merecía todos los méritos de parte de sus padres, quienes la
alentaban a escribir y leer cada vez más y más.
Al pasar a tercer grado, en su materia de Ciencias Naturales, le tocó ver el tema
de los parientes del humano. Con ilustraciones y unas cuantas palabras del profesor de
asignatura, le enseñaron, que biológicamente, el humano es pariente de los monos y
que también, existían un tal Homo Erectus y otros sabe cuantos homos, mismos que ya
no existen vivos pero que existen sus restos, los cuales son estudiados por ciertos
científicos que hacen excavaciones y otras cosillas más con sus huesos.
Al ver las ilustraciones le causó asombro pues creía que se parecía a ellos, pero
no mucho, mas esto no le causó demasiado problema14 y fascinada con el tema visto
en clase, llegó a su casa y le pidió a sus padres que la llevaran al zoológico, pues
según había escuchado, ahí era donde podía ver a sus parientes de especie. Sus
padres accedieron y la llevaron al Zoológico de Guadalajara.
Al entrar al recinto, lo primero que vio Laurel fue un montón de estatuas de
monos en color celeste. Unas con los brazos abajo, otras con los brazos apuntando al
cielo. Eso le emocionó mucho. Fueron a ver todos los animales y llegaron al recinto
donde estaban los parientes. Juguetona y con una sonrisa, imitaba su andar y alzaba
sus brazos15 pues quería sentirse como ellos escalando las jaulas. Se tomó algunas
fotos, mismas que guardó su madre en un álbum. Su padre, gozaba de ver a su
pequeña tan feliz.
Pasado el tiempo, la pequeña Laurel salió de la primaria y entró a la secundaria
donde tuvo su primer novio. En ella palpitaban las mariposas del estómago de la
temprana juventud. En cierta clase, a ella y sus compañeros les enseñaron, en la

14 En la forma forma en que nos consideramos como una unidad, hay ocasiones que puede haber un choque de concepciones
de humano. Hay quienes pueden andar sin mayor problema con esto y hay quienes si les llega a causar cierto problema. Pero
vaya, el choque de concepciones es algo típico en la construcción de nuestra unidad como humanos.

15 Vemos este gesto de imitación. Pues la imitación puede ser un resultado de la identificación. La imitación me parece
importante, pues en parte nuestra unidad de humanos viene delimitada por la imitación de otros considerados humanos. Niños
ferales que convivieron con animales, toman sus ademanes. Como lo comenté en otro momento, ¿se considerarán a ellos mismo
humanos? En este caso, la facultad de mimesis de Laurel le permite comportarse como sus parientes homos. La mimesis, la
imitación, entonces viene a mostrarse fundamental en la contesta a la pregunta directriz.

170




materia de sexualidad humana, cómo era el origen de la vida humana. Le dijeron que
todo comenzaba con la cópula, que al escuchar esto, los adolescentes se rieron, otros
se sonrojaron y no faltó el que hiciera chistes al respecto, pues se estaba hablando de
temas sexuales.
Sin embargo y con un poco de esfuerzo y carisma, la profesora logró que sus
alumnos y alumnas más o menos se interesaran en el tema. Laurel quedó fascinada
cuando vio el ciclo de desarrollo humano16. Pues a partir de dos cositas tan pequeñas
se podía lograr algo tan grande como ella, de algo tan simple, algo tan complejo.
Por supuesto, le enseñaron a usar preservativos, cosa que en su momento le
fue funcional, pues justamente y por fortuna, a las semanas de esa clase tuvo su
primera relación sexual con su novio, la cual, como muchas no fue impresionante pues
no eran diestros en ello, pero sí, según se dijeron el uno al otro, fue mágico.
Se acercaba el final de su educación secundaria, era momento de celebrar por
terminar un escalón más. Los profesores y profesoras hablaron con los padres para
hacerles una despedida de graduación. Misma que se llevó a cabo, casi sin ningún
inconveniente. El día último, todos estaban felices por culminar una etapa más aunque
tristes por despedirse. Pero, ante estos eventos no hay mejor amigo que la resignación
y la esperanza de seguirse viendo. Laurel, tuvo la fortuna de conservar a dos buenas
amigas aunque terminó la relación con su novio.
Laurel y sus dos amigas entraron, para suerte de ellas, a la misma escuela
preparatoria. Comenzaron a tener otro tipo de amistades y por supuesto a frecuentar
otro tipo de lugares. En una fiesta, la chica, conoció a un muchacho, el cual le pareció
desde el primer momento muy atractivo. Aquel apuesto muchacho se llamaba Ernesto.
Ernesto, al ver que aquella, por cierto, ante sus ojos, una bella chica, lo miraba, no
dudó en acercarse. Ella tímida en un primer momento, comenzó a platicar con él. La
gente bailaba al ritmo de la música; tragos iban y venían de un lado a otro mientras

16 De nuevo, podríamos decir que aquí aparece un choque de concepciones pues los padres con otras ideas tenían una
concepción de humano, misma que Laurel pudo poner en parangón al ver el desarrollo humano en su clase de sexualidad. Cabe
aclarar que en el caso de Laurel las concepciones de humano no necesariamente discernían en si un embrión era un humano o no,
simplemente en el grado de detalle que aportaban las explicaciones del desarrollo humano. El punto, es que a partir de conocer lo
distinto, lo diferente, Laurel puede tener distintos referentes sobre el humano. Hay casos donde puede no aparecer la experiencia
de lo distinto. Situación, que será medular ulteriormente en la presente historia.

171




ellos platicaban como si únicamente ellos existieran en ese lugar. No había ruido que
interrumpiera, ni palabra que quedara en el olvido. A las 12 de la noche los padres de
Laurel pasaron por ella mientras estaba platicando con el chico, fue lo único que rompió
el encanto… mas el encanto estaba momentáneamente roto, pero no perdido. Fue la
ocasión perfecta para pasarse sus números telefónicos.
En cuanto llegó a casa, Laurel le dijo a Ernesto que le había gustado mucho
conocerlo y platicar con él y que esperaba que después volvieran a verse. A lo cual,
afirmativamente, contesto él. Planearon la salida y así dos o tres veces más hasta que
llegó el primer beso y con ello el génesis de un pacto enunciado con una fórmula
mágica: Ernesto, quieres ser mi novio. Él, por supuesto aceptó y le replicó que
justamente tenía planeado pedirle ese día lo mismo. Ambos rieron mientras su labios
se rozaban y sus ojos cruzaban miradas con ternura.
Pasaron los meses y justamente cuando llevaban ocho meses de relación,
después de una fiesta decidieron gozar de sus cuerpos, como otras tantas veces lo
habían hecho. Aquella, fue una noche que disfrutaron, sin embargo, en un descuido
que tuvieron sus fluidos fueron uno. Ellos no supieron nada de ello, pues confiados
estaban debido a que habían sido, según creían, cautelosos. Pasaron dos semanas
más y llegó el momento en que habitualmente Laurel menstruara. Cosa que esta
ocasión no pasó. Desesperada le habló a Ernesto para contarle la situación a lo cual él
le dijo que iba hacia allá para ver qué hacían. Fueron a la farmacia y compraron una
prueba de embarazo. Regresaron y la aplicaron: negativo.
El alivio llegó momentáneo pero los días pasaban y no había algún cambio, en
ella estaba constante la idea e intranquilidad de que podría estar embarazada. Pasó
una semanas más y por su cuenta, decidió hacerse otra prueba de embarazo. Y para
su asombro, esta vez salió positiva. Impaciente y preocupada, le habló a su novio que
al escuchar la noticia llegó tan rápido como pudo con ella. Acordaron acudir a una
clínica para que le hicieran una prueba de sangre, la cual, una vez realizada vino a
confirmar la noticia: estaba embarazada.
La pareja estaban intranquilos sobre lo que iban a hacer y la preocupación era
manifiesta en sus rostros. Por su parte, Laurel, a pesar de haber sido criada en una

172




familia que llamaríamos tradicional, ella no quería ser madre17. Pues aún consideraba
no era el momento, además, para ella en sí no era un bebé aún. Ella creía que era algo
anterior al humano. Pues a pesar de su crianza, ella era alguien escuchaba otro tipo de
opiniones, pues siempre procuró ser muy crítica con lo que leía y escuchaba.
Sin embargo, en cierto punto y a pesar que no lo consideraba como un bebé
humano, ella se sentía como si fuera madre. Pues recordaba fervientemente las
historias que sus padres le contaban respecto a cuando ellos se dieron cuenta de que
estaban embarazados de ella. Estaba en un dilema.
Por su parte Ernesto quien también creció en una familia tradicional, mantuvo su
idea de que desde la concepción, tenemos a un bebé, a un ser humano. Pues él
afirmaba, como en algún momento se lo dijeron sus padres, que un bebé es una
bendición que manda Dios y que siempre, hay algo bueno. Y que se debe18 de cuidar a
ese regalo de Dios, a ese bebé.
En algunos puntos pensaban diferente Laurel y Ernesto. Hablaron, a lo cual
Laurel le explicó que ella no quería tener un hijo y que además, aún no era un bebé, un

17 En este caso, Laurel sabe que hay algo dentro de ella lo cual la puede posicionar como madre. No sabía si era humano aún o
no el producto. Algunos de sus pensamientos, introyectados, hechos propios, le indicaban que sí, se proyectaban, que aquel ente
era un humano y otros pensamientos introyectados, hechos propios, le decían que no.
Es importante esta parte de la introyección- proyección, pues esta es parte de la apropiación que se hace sobre los
sentidos de humano. Esta apropiación puede recorrer caminos similares a los de la identidad que otrora comenté. Pues
apropiarnos de un sentido de humano puede ser consciente o no consciente. Por ejemplo, Laurel por su crianza tradicional tenía
muy presente cierta concepción del humano, sin embargo, fue adquiriendo otro tipo de concepciones con el tiempo. Cosa, para
nada extraña. Así, la introyección se remite a la apropiación y la proyección, a la externalización de lo apropiado.
En este caso particular, ante la pregunta directriz, podríamos decir que Laurel la contesta a partir de al menos dos
referentes, los cuales al estar introyectados, apropiados, y por sus diferencias pueden generar un choque de sentidos. Esta
confusión de concepciones es parte también fundamental al dar respuesta a la pregunta, pues nuestra pretendida unidad es una
unidad no siempre coherente en sus principios… sin embargo, sigue siendo una unidad, pues las unidades no solo son aquellas
completamente “racionales”. De hecho, a través de mi estudio y reflexión me atrevería a decir, que una noción totalmente
“racional”, coherente, sobre el sentido de humano es casi algo inexistente.

18 Ante la respuesta a la pregunta directriz, vemos que está presente la cuestión del deber, pues nuestra cultura y las
concepciones de humano que en ella se ostentan marcar como un deber dentro de sus lineamientos, sean explícitos o implícitos, la
forma en la que se deben considerar a los entes. Así, supongamos, ante una posición tradicional religiosa, se puede transmitir al
Procesador el deber de considerar al ente desde la concepción como un humano. Por tanto, su unidad de humano estaría en parte
facultada por el deber.
Y que ahora que se comenta, la concepción que el Procesador conjugue, que dé por resultado, será parte fundamental
también en la contesta a la cuestión. Recuerde que el procesador puede conjugar, mezclar, yuxtaponer y/o fusionar los sentidos de
humano.

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humano, pues todavía no se desarrollaba ciertas facultades. Al escuchar esto, Ernesto


quedó pasmado, pues aquello chocaba totalmente con lo que el creía19. Hablaron ese
día, pues ninguno de los dos quería ser aún padre, sin embargo, en el caso de Ernesto
el quería que Laurel lo tuviera a pesar de que aun no quisiera ser padre20. Lo quería
sobre todo porque él consideraba que era pecado, según decía, matar a un humano. Y
de cierta forma, se sentía condenado al hacerlo. Sentía el deber de tenerlo. Así
pasaron varios días sin llegar a un acuerdo.
Había momentos donde Laurel veía a otras mujeres con hijos y de pronto ella se
imaginaba como madre y había otros, donde en su pensamiento simplemente aparecía
la repulsa sobre ser madre. Había momentos donde en su pensamiento al pensar en el
“producto” del embarazado, ella se imaginaba si él sentía o tenía dolor o escuchaba
sus pensamientos y había otros, donde sencillamente no lo antropomorfizaba21.
Por su parte Ernesto, había momentos donde le llegaba a la cabeza todo lo que
su madre y padre le decían respecto a que toda vida es sagrada y había otros, donde
sencillamente pensaba que seguramente el no tenerlo, el que no lo tuviera Laurel, era
lo mejor. Pues según pensaba, él no tenía un trabajo estable y realmente, siendo
honestos, según se reprochaba, seguramente ahorita sería un serio problema.
Cierto día, cuando la chica ya llevaba dos meses de embarazo, volvieron a
hablar. Y al terminar, llegaron a la conclusión de que para ambos lo mejor era no tener
un hijo ahora, no necesariamente se pusieron a reflexionar si era humano o no, en todo

19 Este movimiento es fundamental, pues es en la intersubjetividad, precisamente, donde se pueden poner en juego las
concepciones de humano. Así, a través de estos movimientos dialógicos una concepción de humano puede ser modificada,
desterrada o dejada tal y como está. Aunque pase frecuentemente desapercibido esto, esto es fundamental para dar contesta a la
unidad que alguien puede lograr sobre el sentido de humano.

20 Pues querer ser padre/ madre y ser padre/ madre no es lo mismo a cuestionarse sobre si tal ente será humano o no. Además,
Aquí hay una diferencia de opinión en cuanto al estatuto del ente, pues ella cree que no es humano y él que sí. Sin embargo, hay
acuerdo en cuanto que no quieren ser padres. Lo cual es distinto, que aunque obvio podría parecer, no está demás aclararlo.

21 De nuevo vemos el dilema ante la contesta sobre el estatuto ontológico del “producto”. En este caso en particular, ficticio, Laurel
no necesariamente está intentando dar respuesta a una pregunta filosófica, sino, mas bien del orden práctico, por ejemplo una
cuestión ética —aparece la parte ética, sobre el qué hacer—, o bien, sobre si será madre o no, si es un bebé o no. Hay que
considerar que no toda pregunta que se cuestiona sobre el humano alcanza un calor filosófico, lo cual no la priva de ser importante,
pues para el caso de Laurel era fundamental responderse esto.

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caso la solución a su dilema fue precisamente que no era conveniente tanto para ella
como para él22.
Laurel hizo el procedimiento clínico correspondiente y Ernesto estuvo ahí. Al salir
de ahí fueron a su casa. Los días pasaron y a pesar de ya encontrarse más tranquilos
puesto que no serían padres, de pronto comenzaron a asaltar pensamientos a ambos.
Ninguno decía al otro lo que pensaban. Ernesto, por ejemplo, en una ocasión en la
prepa le tocó escuchar a un profesor que impartía la clase de Desarrollo Humano, que
precisamente desde la concepción para la Biología, en particular la Embriología, ya
hablamos de una humano o al menos algo que es un antecedente fundamental para el
humano, no siempre se decidía el profesor. Que sí está vivo aunque no goza de todas
las características suyas23. Al escuchar esto, Ernesto quedó pasmado y de su cabeza
no salía la idea de sí entonces cuando abortó Laurel aquel “producto” era o no un
humano, pues según creía, era un grave error matar a otro humano, pues en su religión
eso le dijeron. Esta idea la trajo cierto tiempo. Laurel, por su cuenta, después de la
interrupción del embarazo no dejaba de pensar si había sido o no madre. Si había
tenido o no un hijo, pues a pesar de que fuera lo mejor, finalmente, según
argumentaba, “sentía” que era su hijo24.
A raíz de esto, Laurel salió con sus amigas en una ocasión para platicar sobre lo
acontecido, puesto que más allá de Ernesto, nadie sabía de lo sucedido. Sus amigas,

22 Al preguntarnos sobre el humano no es extraño que dejemos de lado la contesta a la pregunta sobre el estatuto del ente. Si se
le considerará como humano o no. Y esto lo señalo por una cuestión, pues ante la contesta a la pregunta sobre el humano hay
ocasiones donde el preguntarse sobre su unidad del sentido no siempre tiene cabida. Esto ya lo había comentado en otro momento
cuando dije que había comentos donde se reflexionaba sobre el humano por el humano en sí, o como algo accesorio en la
reflexión. Aquí, de nuevo vemos operando una cuestión ética.

23 Hay quienes al intentar dar contesta a la cuestión, suelen confundir, verbigracia como en este caso, el tema de la vida como
sacra con el estatuto ontológico del ente considerado humano. En el caso particular de Ernesto, sobre todo surge la situación
debido a la influencia religiosa tradicional que tiene. En otros casos, puede que no aparezca, pues hay quienes la sacralidad de la
vida no existe en la naturaleza.

24 En el caso de Laurel seguía la incertidumbre de si había sido madre, pues de cierta manera y por su formación inicial tradicional,
le dijeron que así eran las cosas. Ella se narraba y articulaba como un Procesador de esa forma. Los procesadores precisamente,
en la narración de las historias sobre la unidad del sentido de humano, es lo que hacen, lo que hacemos.
De la polifonía de sentidos y prácticas, armamos un entramado, que aunque no siempre sea totalmente coherente en
sus principios lógicos- racionales, no deja de ser un entramado. Y esto que digo, lector, para nada tiene la pretensión de ser un
insulto hacía nadie, sino, poner los puntos sobre las íes de que la unidad de los sentidos de humano no siempre son la cosa más
clara. En retazos el procesador, los procesadores, generan una unidad del sentido.

175


al escuchar esto dividieron sus opiniones. Para unas, estuvo mal lo que hizo, para otras
estuvo bien, para otras no estuvo ni bien ni mal y otras, sencillamente la escucharon y
guardaron silencio para que se desahogara. A pesar de esto y después de platicar,
llegaron todas a la conclusión de que era lo mejor y decidieron apoyarla.
En cuanto a Ernesto, tuvo por iniciativa contarle a sus padres lo sucedido. Al
escuchar esto, sus padres reaccionaron con aversión ante lo acontecido. Mas esta
ocasión y para sorpresa de Ernesto, como sus padres que son, comprendieron su dolor
e intentaron consolarlo.
Después de cierto tiempo, aquellos sentimientos que ambos tenían poco a poco
fueron quedando en el olvido y al paso de los años, decidieron tener un hijo aunque
nunca desapareció de ellos aquella “sensación haber tenido un hijo” a pesar de que en
algún momento no lo consideraron como humano, pero, para sus amigos y familiares,
ellos, con ese hijo nuevo, eran padres primerizos. Al otro se lo llevó el viento del olvido,
mas olvidar no es aniquilar el recuerdo, en ellos siguió operando ese vestigio25.

______________________________________________________________________
(Mapa de ruta de trabajo No. 6)
______________________________________________________________________

25 Por su puesto, este desenlace no es ubicuo, puede haber casos donde sencillamente la “sensación de haber tenido un hijo” o de
ser “padres” no aparezca. Y que las cosas sigan sin mayor inconveniente. Un caso inventado, para nada pretende ser una
generalización, sino un parteaguas para una propuesta conceptual aplicada en un ejemplo “practico”.

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Conclusiones

A lo largo de los años en que me he ocupado de este tema y con ocasión de la


presente investigación, he podido meditar y confirmar que podemos hablar de una
invención de lo humano, de una Operatividad del Sentido de Humano y de la C&C de
los entes como tal. Lo cual, a mi parecer, no es cualquier cosa, pues hacer visible esto
ha traído varios aspectos a considerar y que pueden coadyuvar de buena manera a
ulteriores reflexiones sobre este tópico, tanto en el campo filosófico como en el social.
Es decir, en todos aquellos sectores que pretendan realizar una reflexión de lo humano.
Como dije, el hacer un cambio en las formas de cuestionar, puede traer consigo
otras formas de responder una pregunta. En el caso del humano, de lo humano, me
pareció necesario aplicar esto. Poder abordar el problema desde otra perspectiva. Mas
como no encontré algo que abarcará mis pretensiones, tuve que ingeniármelas para
realizar una propuesta de entendimiento del problema. Puesto que lo que encontraba,
no podía resolver las inquietudes y la dirección que traía mi meditación sobre lo
humano. A raíz de esto, surge el presente texto y con él, varias conclusiones que me
gustaría resaltar. Los aspectos más relevantes son los siguientes, aunque no
necesariamente los únicos, a lo largo del texto pretendí realzar otros. Veamos:

1) Hacer omisión de otros tipos de entes humanos (ya sea que se les C&C o no, como
tal) y solamente centrarse en el humano crecido puede traer consigo una visión
parcial del problema de estudio.
2) Es necesario hacer un paso de la Ontología a la Operatividad del Sentido de
Humano, pues la segunda permite ver una serie de Dimensiones en la C&C de los
entes como humanos que la primera no permite. Al realizar este paso y con la
propuesta de las dimensiones, podemos darnos cuenta cómo repercute la
dimensión lingüística, los fines, la propaganda, las prácticas de determinación, la
parte jurídica y la cuestión historista. Cosa que desde el campo ontológico no se
puede. Y por mi parte, he remarcado sobremanera la importancia y presencia de la
Operatividad y sus dimensiones

177

3) No todos los usos de la palabra humano se refieren al ente en cuanto ente, hay una
variedad de usos posibles y distintos modos de palabras. Uno en particular muy
interesante que me otorgó la meditación, fue el de las Taxonomías- sociales de
inclusión, ya sea de entes o características.
4) Me he percatado que a pesar de que habitualmente se considere humano al
humano crecido, ha habido momentos donde éste no ha sido considerado humano.
Pero no solo eso, incluso otros tipos de entes han sido C&C como humanos o bien,
no lo han sido.
5) Cuando se ha investigado al humano crecido ha habido distintas respuestas a la
pregunta esencialista, sin embargo, cuando tomamos en consideración el abanico
de todos los tipos de entes, la cosa se complica, pues las respuestas sobre la
supuesta esencia del humano no abarca en todos los casos a todos los tipos de
entes. Cuando tomamos en cuanta todos los entes C&C como humanos y
aplicamos características “humanas” vemos que una sola por sí misma no
necesariamente colma la respuesta esencialista. Por lo cual, al momento no puedo
decir que haya una esencia del humano, a lo mucho, puedo decir que hay una C&C
de los entes como humanos dada por la Operatividad.
6) Al toparme ante la dificultad de encontrar una esencia, tuve que recurrir a la
narración, a la dimensión historista. Pues el narrarnos se muestra para nosotros, los
humanos crecidos, como una forma muy importante de articularnos como una
unidad, que a pesar de no ser totalmente coherente y racional, no por ello deja de
ser unidad.
7) Considero necesario replantear la cuarta pregunta de Kant, ¿Qué es el humano?,
puesto que todo lo anterior, todo el estudio en sí, parece que cuestiona la pregunta
en sí, su pertinencia. Por mi parte, como lo dije, este estudio es una forma de
replantear la cuestión misma, una forma distinta de entender el problema de lo
humano.
8) Finalmente, como procuré señalarlo en varias ocasiones, esta propuesta no está
cerrada de una vez y para siempre, en todo caso, siempre cuenta con una apertura
a la entrada de añadiduras. Por ejemplo, podemos incluir otras Dimensiones como
la Ética, o bien, tomar casos de otros tipos de entes que no han sido o ha cabido la

178

duda de C&C como humanos, tal es el caso de los judios del Holocausto, de los
Tutsi de Ruanda, las negras y negros, las mujeres consideradas en ciertos
momentos históricos como infrahumanas- subhumanas, los transhumanos, los
bebes reborn, los locos considerados infrahumanos- subhumanos, los
Doppelgänger (como llamo a los perfiles en redes sociales) entre otros casos. Pues
como dije, es una empresa muy complicada abarcar todo de una vez y para
siempre, lo que sí es posible es realizar la Operatividad. Podemos aplicarla a
múltiples casos. Cabe señalar que estos casos que menciono, por supuesto que los
he pensado y analizado, en mayor o menor medida, bajo la mirada de mi propuesta,
sin embargo no los puse por economía de ejemplos. Los menciono aquí para que
no pasen por alto como tantas veces los han pasado, para no excluirlos ni excluir la
importancia de señalar que esos tipos de entes han sido dejados de lado en
algunos momentos en la C&C como humanos y hay otros, como los bebé reborn o
el Doppelgänger, que no lo han sido pero cabe la extravagancia de que lo sean o
bien, de que nunca lo sean. Pues como dije, hasta hace unos años parecía una
extravagancia que Sophia fuera ciudadana y ahora es un hecho. Éstos penúltimos,
los perfiles de redes sociales, ya no son solo una pantalla sin más, sino que las
acciones dentro de la red social, conlleva repercusiones jurídicas por ejemplo, o
bien otras, como lo resalto en aquel otro estudio.

179

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