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IEP ALEXANDER VON HUMBOLDT

4TO
EL HIPOCAMPO DE ORO
La historia del "Hipocampo de oro",
FICHA DEsucede en una aldea de pescadores
donde una mujer llamada Glicina, que era muy hermosa y además viuda
porque no conocía el matrimonio, fue visitada en la noche por un marinero
que estuvo con ella pero que al despertar en la
mañana se fue. Pasaron entonces tres años, tres
meses, tres semanas y tres días y al cumplir éste
tiempo fue hacia la orilla del sur. Pero en el camino
unos hombres le advirtieron sobre la presencia de un
personaje algo misterioso y fantástico que lo llamaba
el Hipocampo de oro, el primero en advertirla fue un
viejo pescador de perlas, que le dijo que el
hipocampo de oro saldría a buscar una copa de
sangre, luego le salió al paso un pescador de corales
quien le dijo que el hipocampo de oro saldría en busca de sus ojos y por
último fue aludida por un niño pescador de carpas que le comento que el
hipocampo de oro saldría en busca del azahar de durazno de las dos
almendras. Pero la señora Glicina siguió adelante en busca del hipocampo; de
un momento a otro a la orilla del mar empezaron a ocurrir ciertos fenómenos
que presagiaban la presencia del Hipocampo de oro, y así ocurrió se presentó
ante ella llorando, Glicina le interrogó porque lloraba y le dijo que era un rey
infeliz porque no tenía todo lo que quería para ser feliz.
“¿Qué darías, ¿Oh rey de oro, por conseguir estas tres cosas?”
“Daría todo lo que me fuera solicitado. Hasta mi reino. Yo ame a un príncipe
que vino del mar hace tres años- dijo la señora- Yo os daría mis ojos, os
llenaría la copa de sangre y si vos me dierais el secreto para que nazca el
fruto de mi amor tal como yo lo –deseo”
-“púes bien - dijo el Hipocampo de oro Vuestro hijo nacerá. Oídme y
obedéceme: Cuando me entreguéis tus pupilas, me des la copa de sangre y
moriréis en seguida, pero vuestro hijo habrá nacido ya. ¿Estás resuelta?”, dijo
la señora Glicina.
Y la dama se arrancó y entregó sus ojos al hipocampo que se los puso en sus
cuencas ya vacías.
-“¡Ahora dame mi hijo! – exclamó la señora. Sea. ¡Adiós! Tú lo quieres así.
Mañana, después del crepúsculo morirás, pero tu hijo vivirá con la virtud del
amor, para siempre”.
-“Gracias, ¡Oh rey del mar! ¿Qué vale lo que te he dado cuando tú me has
dado un hijo?”…

NIVEL SECUNDARIA ÁREA DE COMUNICACIÓN


Más no lo oyó el hipocampo de oro porque ya había hundido en el mar
dejando una estela rutilante entre las ondas frágiles.  (ABRAHAM
VALDELOMAR)

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