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Palabra de Dios
Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto,
vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y
les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del
mundo. (Mateo 28:18-20)
Palabra de Dios
Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.
El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.
(Marcos 16:15-16)
El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón;
Para pregonar a los cautivos libertad, Y a los ciegos vista; Para poner en libertad
a los quebrantados:
Para predicar el año agradable del Señor. Y rollando el libro, lo dio al ministro, y
sentóse: y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó á
decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos.
(Lucas 4:18-21)
Responde: ¿Cuál es la misión que Jesús le ha encomendado a la Iglesia?
El Kerigma: Anuncio de la palara de Dios
Se llama kerigma al anuncio de la palara de Dios.
Los primeros en comunicarla fueron los apóstoles. Ellos enseñaban todo lo que
habían visto de Jesús y lograron que los primeros cristianos crecieran en número
y que su fe aumentara.
El Kerigma enseña que Jesús es Cristo, Señor, Salvador universal que nos invita a
ser mejores y a tener más fe en Él
La acción misionera de la Iglesia
Jesús quiere que formemos parte de la misión que su Padre le encargó: Venir
al mundo y anunciar la Buena Nueva a todos los hombres, para que a través
de la iglesia podamos conseguir nuestra salvación.
La esperanza
La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y
a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las
promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios
de la gracia del Espíritu Santo.
La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios
en el corazón de toda persona; asume las esperanzas que inspiran las
actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos;
protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en
la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva
del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad.
La caridad
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas
por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.
El apóstol san Pablo ofrece una descripción incomparable de la caridad: «La
caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa,
no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta
el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa.
Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta» (1 Co 13, 4-7).
Si no tengo caridad —dice también el apóstol— “nada soy...”. Y todo lo que es
privilegio, servicio, virtud misma... si no tengo caridad, “nada me
aprovecha” (1 Co 13, 1-4). La caridad es superior a todas las virtudes. Es la
primera de las virtudes teologales: “Ahora subsisten la fe, la esperanza y la
caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad” (1 Co 13,13).
Los dogmas de la virgen María Equipo 3 y 4