La práctica de la gloriosa iglesia
«Andad como hijos de luz»
(5.7–14)
Por tercera vez en los capítulos del 4 al 6, Pablo
instruyó a los efesios a «andar» de cierta manera
en 5.7–14. Pablo puso fin a su análisis sobre el an-
dar en amor del cristiano con una conclusión que
también introdujo la siguiente sección. Por medio
de contrastar el cristianismo con el antiguo estilo
de vida de los efesios, los desafió a volverse de las
tinieblas a andar como hijos de luz.
Por medio de llevar EL FRUTO
DE LA LUZ (5.7–10)
7
No seáis, pues, partícipes con ellos. 8Porque en
otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz
en el Señor; andad como hijos de luz 9(porque
el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia
y verdad), 10comprobando lo que es agradable
al Señor.
El versículo 7, con la conjunción «pues», corre-
sponde obviamente a la idea anterior. Sin embargo,
los traductores de la Reina Valera comenzaron una
nueva frase con ella.
Los predicadores a menudo hacen notar que el
lector debe hacer un alto y considerar el por qué
de la palabra «pues». En vista de que la ira de Dios
es derramada sobre quienes participan en pecados
sexuales, Pablo estaba advirtiéndoles a los efesios
que recordaran quiénes eran. Se les dijo imitar a
Dios y a Cristo amando a los demás. Esta instruc-
ción es seguida por «No seáis, pues, partícipes con
ellos».
El contexto de este pasaje de Efesios deja en
claro que lo que se pretende no es un alejamiento
general de todos los aspectos de la vida del
mundo de los gentiles, sino particularmente,
separarse de sus aspectos inmorales. Los lectores
no debían asociarse con gentiles desobedientes
en sus pecados y por lo tanto también en el juicio
que vendrá sobre ellos.1
El texto da una razón positiva para negarse a par-
ticipar de los pecados de los gentiles, dice: «Porque
en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en
el Señor; andad como hijos de luz» (vers.º 8). Los
efesios eran algo diferentes de lo que habían sido
antes de convertirse en hijos de Dios. El contraste
entre lo que habían sido en el pasado y lo que se
habían convertido en Cristo, ya ha sido aclarado
anteriormente en la carta (vea 2.1–10, 11–22). El
contraste entre la luz (la vida de Dios que se disfruta
siendo salvos del pecado) y las tinieblas (Satanás y
la muerte que resulta del pecado) es a menudo evi-
dente en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento.2 La luz y las tinieblas se contrastan
en relación con la conversión (Colosenses 1.12–13;
1ª Pedro 2.9). En Efesios, las tinieblas representan la
ignorancia (4.18) y la inmoralidad (5.3–14), mientras
que la luz representa la verdad y el conocimiento
(vea 1.18) y lo que es agradable a Dios (5.10).
Pablo no dijo que los efesios estaban en la luz,
sino que eran luz. Por un tiempo, fueron tinieblas,
sin embargo, el apóstol dijo: «... ahora sois luz en el
Señor». La frase «… en el Señor», o «Cristo», habla
de su conversión. Habían sido bautizados en Cristo
(Romanos 6.3, Gálatas 3.27) y se identificaron tanto
con Cristo que se habían convertido en luz. Pablo
los amonestó a comportarse de acuerdo a lo que se
habían convertido en Cristo, es decir, les dijo: «andad
como hijos de luz». Mientras que los no creyentes
se habían identificado tanto con la desobediencia
que se les llamó «los hijos de desobediencia» (vers.º
1 
Andrew T. Lincoln, Ephesians (Efesios), Word Biblical
Commentary, vol. 42, ed. David A. Hubbard y Glenn W.
Barker (Dallas: Word Books, 1990), 326.
2 
Isaías 9.2; 10.17; 42.6, 16; 47.5; 60.1; Juan 1.4, 5, 7–9;
3.19–21; 8.12; 9.5; 12.35, 36, 46; 1ª Juan 1.5; 2.8.
1
6), los hermanos de Éfeso se identificaron tanto con
la luz que se les llamó «hijos de luz».
Cuando pasó a explicar lo que significa «andar
como hijos de luz», Pablo escribió: «(porque el fruto
del Espíritu3 es en toda bondad, justicia y verdad)»
(vers.º 9). La declaración entre paréntesis describe
a la luz como un campo fértil o un árbol bueno
que produce «fruto». El fruto de la luz, que con-
trasta con «las obras infructuosas de las tinieblas»
(vers.º 11), incluye la «bondad» (aÓ g aqwsu/ n h,
­a gathosune) , específicamente en el sentido de la
«bondad» moral.4 Esta idea es un reflejo de 2.10,
donde Pablo dijo: «Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos
en ellas». La palabra «justicia» es parte del fruto
del Espíritu (Gálatas 5.22) y solamente es usada
por Pablo en el Nuevo Testamento para describir
las actividades de los cristianos en su relación con
los demás. (Para otras aplicaciones, vea Romanos
15.14; 2ª Tesalonicenses 1.11.)
La «justicia» (dikaiosu/ n h, dikaiosune) es
hacer lo correcto en relación con Dios y el hom-
bre, ajustándose a la norma establecida por Dios.
La palabra «verdad» (aÓ l h/ q eia, aletheia) quiere
decir «integridad», lo «opuesto a la falsedad». 5
La «verdad» es también la Palabra de Dios (Juan
17.17). Cuando Pablo instó a los efesios a seguir «la
verdad en amor» y hablar «verdad cada uno con
su prójimo», estaba resaltando las dos ideas (4.15,
25). «Cada una de las tres virtudes [en el versículo
9] es muy general en su alcance y podrían de hecho
describir todo el vivir cristiano».6
La oración «comprobando lo que es agradable al
Señor» (vers.º 10) se entiende como una explicación
más detallada de lo que significa «andar como hijos
de luz». Pablo después dijo: «… entendidos de cuál
sea la voluntad del Señor» (vers.º 17). La palabra
«comprobando», dokima¿ z onteß (dokimazontes) ,
quiere decir apropiadamente «intentar, probar,
discernir, distinguir».7 Se requiere de una norma
para comprobar o probar lo que agrada a Dios y
entender Su voluntad. La norma es la Palabra de
3 
N. del T.: La versión del autor consigna: «porque el
fruto de la Luz…», razón por la que habla a continuación
del fruto de la luz.
4 
Ethelbert W. Bullinger, A Critical Lexicon and Concor-
dance to the English and Greek New Testament (Léxico crítico
y Concordancia del Nuevo Testamento en inglés y en griego)
(London: Samuel Bagster e Hijos, s. f.; reimpresión, Grand
Rapids, Mich.: Zondervan Publishing House, Regency
Reference Library, 1975), 338.
5 
Zodhiates, 884, 904.
6 
Lincoln, 328.
7 
Zodhiates, 906.
2
Dios. En Colosenses 1.9, 10, Pablo oró para que
los cristianos fueran llenos del conocimiento de la
voluntad de Dios, para que tuvieran la sabiduría
para entenderla y para que vivieran de una manera
que agrada a Dios. En primer lugar, estaba el cono-
cimiento; en segundo lugar, estaba el entendimiento
y tercero, estaba el agradar a Dios. Pablo animó a los
filipenses a vivir «como es digno del evangelio de
Cristo» (Filipenses 1.27), es decir, aprender y vivir
conforme a la norma de la Palabra de Dios.
El apóstol Juan les dijo a sus lectores: «probad
los espíritus si son de Dios» (1ª Juan 4.1). Este pro-
bar supone una norma y la norma es la revelación
de Dios. Cuando una persona prueba cada pen-
samiento, cada palabra y cada acto haciendo uso de
la voluntad revelada de Dios, entonces, y solamente
entonces, podrá saber lo que agrada a Dios. Pablo
dijo que los judíos del pasado conocían la voluntad
de Dios porque habían sido instruidos por la ley
(Romanos 2.18). Cuando una persona conoce la vol-
untad revelada de Dios, sabe lo que agrada a Dios.
Conforme responda a las circunstancias de la vida
mediante la norma de la Palabra, podrá saber que
está agradando a Dios. En el contexto del versículo
10, vivir como hijos de luz en bondad, justicia y
verdad significa saber lo que agrada al Señor y, de
hecho, hacer lo necesario para agradarle.
por medio de rechazar y exponer
las obras de las tinieblas (5.11–14)
11
Y no participéis en las obras infructuosas de las
tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12porque
vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en
secreto. 13Mas todas las cosas, cuando son puestas
en evidencia por la luz, son hechas manifiestas;
porque la luz es lo que manifiesta todo.
14
Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.
Poniendo su atención en la diferencia entre
los estilos de vida de la justicia y la del mal, Pablo
amonestó a los efesios, diciéndoles: «Y no partici-
péis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino
más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun
hablar de lo que ellos hacen en secreto» (vers. os 11,
12). Como hijos de Dios, somos luz, vivimos como
hijos de luz y llevamos el fruto de la luz (vers.os 8,
9). En cambio, los que no conocen a Dios son tinie-
blas (vers.º 8), son hijos de desobediencia (vers.º
6) y se caracterizan por sus «obras infructuosas de
las tinieblas».
Los hijos de luz no pueden participar en las
obras de las tinieblas, sino más bien las «reprenden».
La palabra «reprendedlas» traduce una palabra
compleja, e˙ l e÷ g cw (elegcho) , que quiere decir «con-
denar», «reprobar», «disciplinar».8 En el texto que
nos ocupa, se hace énfasis en el poner en evidencia
las obras de las tinieblas tal como son. El cristiano
no se abstiene de las tinieblas de una forma pasiva,
sino que activamente las expone. Mientras que la
palabra se usa en el Nuevo Testamento para amon-
estar a otros cristianos (1ª Timoteo 5.20; Tito 1.9, 13),
el contexto del pasaje habla de los que pertenecen
a las tinieblas —los que no son salvos.
La frase griega que se traduce como «sino más
bien reprendedlas» lleva una advertencia fuerte.
Declara que los cristianos no deben participar en
las obras de las tinieblas, sino que han de repren-
der las tinieblas abiertamente, tanto de palabra
como de obra. Algunos expositores piensan que
el poner en evidencia las tinieblas debe ser sola-
mente mediante el estilo de vida de los cristianos.
Basan su opinión en las palabras del versículo 12,
que dicen: «… porque vergonzoso es aun hablar
de lo que ellos hacen en secreto». 9 Sin embargo, el
uso que hace Pablo de elegcho en otros pasajes se
refiere a un reproche de palabra. (Vea 2ª Timoteo
4.2; Tito 2.15.)
La palabra «hablar» indica una acción continua o
repetida. Los pecados de las tinieblas no son asuntos
de los cuales hablan los cristianos continuamente
entre sí, ni siquiera delante de los no creyentes.
No obstante, podemos y tenemos que hacerle fr-
ente a tal comportamiento. En la cultura de hoy,
los cristianos no deben dar lugar a los pecados de
las tinieblas hablando continuamente con otros
cristianos acerca de cuán malas son las cosas; sino
que debemos hablar en contra de los abusos, la
perversión, el aborto y otros pecados, porque las
tinieblas tienen que ser expuestas tal como son.
Ciertamente, hemos de practicar un estilo de vida
que contraste con las tinieblas y que reprenda la
oscuridad, sin embargo, también hay un tiempo y
lugar para hablar en contra de la oscuridad. Como
la sal, los cristianos trabajan tranquilamente, influ-
enciando a los que están en tinieblas con un vivir
correcto. Como la luz, exponemos de forma activa
todo tipo de mal. El poder de una vida justa es algo
en lo que no se peca si se enfatiza; sin embargo,
el poder de las palabras expone las tinieblas (vea
Romanos 1.18–32). S. D. F. Salmond hizo notar lo
siguiente:
El secreto en el que se cometen los actos en
8 
Lincoln, 329.
9 
Ibíd., 330.
mención constituye la razón por la que necesi-
tan ser reprobados de forma abierta, y este es
el asunto: Los paganos practican en secreto
vicios tan abominables que no pueden men-
cionarse; se hace aún más necesario reprender
de forma abierta en vez de ignorar las cosas en
silencio…10
La luz expone lo que esconden las tinieblas.
Pablo dijo: «Mas todas las cosas, cuando son pues-
tas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas;
porque la luz es lo que manifiesta todo» (vers.º 13).
Donde brilla la luz, «todas las cosas […] son puestas
en evidencia». Cuando las obras de las tinieblas
son expuestas por la luz, entonces, «la luz […] lo
[…] manifiesta todo». En otras palabras, cuando
los cristianos exponen la naturaleza impía de las
obras de las tinieblas, les están ofreciendo a los que
están en tinieblas la oportunidad de convertirse en
«luz». En Juan 3.19–21, Jesús dijo:
Y esta es la condenación: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas. Porque
todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y
no viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas. Mas el que practica la verdad viene
a la luz, para que sea manifiesto que sus obras
son hechas en Dios.
Jesús describió a la luz como la verdad y a las tinie-
blas como el mal. Cuando las personas aman el mal
de las tinieblas y odian la luz, siguen en las tinieblas
que llevan a condenación. Los que aman el bien de
la verdad vienen a la «Luz» y tienen la certeza de
que sus obras han sido aprobadas por Dios.
POR medio de MANTENERnos ALERTA
Pablo puso fin a esta sección acerca de los «hijos
de luz», citando tres versos de poesía: «Despiértate,
tú que duermes, y levántate de los muertos, y te
alumbrará Cristo» (vers.º 14). Introdujo la poesía
diciendo: «Por lo cual dice», una expresión igual
a la que usó antes de citar la Escritura en 4.8. Sin
embargo, los versos no aparecen en ninguna parte
de la Biblia. La declaración antiguotestamentaria
que más se parece a este versículo se encuentra
en Isaías 60.1; sin embargo, en este pasaje, Isaías
estaba alabando a Dios por traer luz a Su pueblo.
Pablo presentó esta poesía como un desafío y una
promesa para sus lectores.
Algunos expositores piensan que Pablo estaba
10 
S. D. F. Salmond, “The Epistle to the Ephesians”,
en The Expositor’s Greek Testament (El Testamento griego del
Expositor), vol. 3, ed. W. Robertson Nicoll (Grand Rapids,
Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1967), 358.
3
parafraseando uno o varios versículos del Antiguo
Testamento. No era extraño que los escritores del
Nuevo Testamento se dieran libertades con las citas
(vea Romanos 10.6), y tanto el Antiguo como el
Nuevo Testamento sugieren un trasfondo para tal
fraseología. A la luz se le asocia con Dios viniendo
a servir a Su pueblo (vea Deuteronomio 33.2; Sal-
mos 50.2; 80.1–3, 7, 19), y a Cristo a menudo se le
describe como la luz (vea Lucas 2.32; Juan 1.4–9;
3.19–21; 8.12; 9.5; 12.46; Apocalipsis 1.16).
Otros piensan que Pablo estaba citando una
fuente no inspirada (como en Hechos 17.28b),
tal vez un escrito apócrifo, un himno cristiano
primitivo o una declaración no registrada dicha
por Jesús. 11 Si bien no sabemos con certeza el
origen de la poesía, el uso que Pablo le da parece
claro. A los que acogen el mensaje de Cristo, pese
a que han estado durmiendo la muerte espiritual,
se les promete la resurrección. La vida y la luz de
Cristo (vea Juan 8.12; Romanos 6.1–4) están a la
espera de los que se vuelven de sus obras de las
tinieblas y se unen a los que «[andan] como hijos
de luz» (vers.º 8).
El escritor desea que sus lectores tomen con-
ciencia de que la iglesia ha de vivir con valores
tan radicalmente opuestos a los de la sociedad
de la manera como la luz se opone y es incom-
patible con la oscuridad […]. En lugar de ser
corrompidos por las tinieblas que los rodea, a
los creyentes se les insta ejercer su influencia
sobre ellas. Los lectores han de ser más que una
comunidad cuya conducta brilla como un faro
para los demás, echando luz sobre la forma como
debe vivirse la vida […] a fin de que la luz pueda
transformar las tinieblas a su alrededor. En su
conflicto con la luz, las tinieblas no prevalecerán
al final, ya que la luz tiene al Cristo resucitado
como su fuente.12
Predicación de Efesios
Hijos de luz (5.7–14)
En 5.7–14, Pablo hizo una tercera declaración
acerca de cómo deben «andar» los cristianos, in-
stando a sus lectores a «andad como hijos de luz»
(vers.º 8).
El contraste. Las Escrituras presentan un con-
11 
Ibíd., 360.
12 
Lincoln, 335.
Autor: Jay Lockhart
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traste entre la «luz» y las «tinieblas». La «luz» rep-
resenta a Dios, el camino de Dios y a los cristianos.
Las «tinieblas» representan a Satanás, el camino del
mundo y a los perdidos. En el Antiguo Testamento,
a la «luz» y a las «tinieblas» se les asocia con la
salvación de Dios y el juicio, respectivamente (vea
Isaías 9.2; 10.17; 42.6, 7,16; 47.5; 60.1–3). En el Nuevo
Testamento, la «luz» y las «tinieblas» representan
el poder de Dios y el de Satanás, respectivamente
(Hechos 26.18), así como al pueblo especial de Dios,
a Sus santos y a quienes no son Suyos (Colosenses
1.12–13; 1ª Pedro 2.9, 10). La «luz» y las «tinieblas»
simbolizan a Cristo y al mal, respectivamente
(Juan 1.1–5, 9; 3.19–21; 8.12; 12.35, 36). Además,
las comparaciones de la «luz» con las «tinieblas»
contrastan a cristianos fieles con aquellos que son
infieles (1ª Juan 2.4–11).
La certeza. Andar en luz le da certeza al cristiano
de una relación correcta con Dios y de una limpieza
continua del pecado (1ª Juan 1.5–9).
Conocimiento. Como cristianos, sabemos que
andamos en «luz» cuando llevamos el fruto de la
luz13 (vers.º 9), nos damos cuenta de lo que agrada
a Dios (vers.º 10) y ponemos de manifiesto las obras
de las tinieblas (vers.os 11–14). Cuando entregamos
nuestras vidas a Dios y vivimos como pueblo Suyo,
Él nos ayuda a llevar la clase correcta de fruto.
Nos damos cuenta de lo que agrada a Dios por
medio del estudio de las Escrituras. Cuando los
cristianos viven con justicia y hablan con firmeza y
bondad contra el mal, el impacto sobre la sociedad
es grande.
«Luz en el Señor». Pablo describió a los efesios
como «luz en el Señor» (vers.º 8). Cuando somos
bautizados en Cristo, somos reconciliados con
Dios, redimidos del pecado, convertidos en des-
tinatarios de todas las bendiciones espirituales
y hechos luz para el mundo (vea 1.3–14; 2.13–16;
Mateo 5.16).
Conclusión. Los cristianos están en el mundo,
sin embargo, no son del mundo. La iglesia no
se involucra con el mundo, sino que enfrenta al
mundo así como la luz penetra las tinieblas.
Jay Lockhart
13 
N. del T.: En Efesios 5.9, la versión del autor consigna:
«… porque el fruto de la Luz…», donde la Reina Valera dice:
«porque el fruto del Espíritu…».