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angelo falzea

eficacia
jurídica
(Traducción y Prefacio de Walter Antillón)

.•......- ---.--- -.._----.


ROMULO MORAlES HERVIAS
ABOGADO
REG. CAL. 23877

iJSRlnvestigaciOneS JurídicasS.A.,

.1
Parte III
Dogmática

25. Programa de la parte dogmática

Las diversas doctrinas elaboradas por la dogmática


tradicional en torno a la teoría de la eficacia jurídica
tocan los siguientes temas: ante toda la definición y la
noción preliminar de efecto, que se hace derivar de la
noción de norma y se contrapone a la noción de hecho;
en segundo lugar las situaciones jurídicas fundamenta-
les del deber y del poder, es decir, las dos situaciones en
que el efecto se polariza refiriéndose a la actividad de
los sujetos; en tercer lugar el tiempo del efecto, que no
es tanto el tiempo de su realización efectiva sino el
tiempo lógica y cronológicamente anterior de su posi-
ción dentro de la perspectiva; en cuarto y último lugar
la teoría de las transformaciones jurídicas (constitución,
modificación, extinción), que son la transformación del
efecto a través del tiempo. El orden lógico de sucesión
de estas doctrinas' que acogemos en su totalidad (pero
no sin correcciones e integraciones) resulta de inmedia-
ta evidencia de la simple enunciación de los temas y será
también el orden de esta exposición. Sin embargo, para
claridad del desarrollo es oportuno examinar antes
todas aquellas categorías del pensamiento jurídico que
constituyen los presupuestos generales,lógicos, fenome-
nológicos, axiológicos, más o menos subentendidos pero
siempre presentes, de la teoría dogmática de la eficacia.

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ANGELO FALZEA

Sección 1
Presupuestos Generales de la Teoría
Dogmática de la Eficacia

26. Presupuestos lógicos: la teoría de las proposicio-


nes normativas

Todo el cuerpo de doctrinas de la dogmática tradi-


cional, comenzando por las doctrinas del hecho jurídico
y del efecto jurídico, se remite a una teoría de las normas
y de las proposiciones normativas que presupone todo
un planteamiento lógico general. Los problemas que no
se resuelven con base en este planteamiento han llegado
hoya ser particularmente sensibles, en el cuadro de la
lógica moderna. Una profunda aporía se anida en la
idea misma, acogida comúnmente, de proposiciórrnor-
mativa o proposición jurídica (Rechtssatz). Para el juris-
ta la norma es el contenido de la proposición jurídica o
es la proposición jurídica misma (segun' que por prepo-
sición se entienda un conjunto de signos lingüísticos,
como hace la tradición, o el correspondiente conjunto
de significados, como es el uso más reciente, difundido
sobre todo en los países de lengua inglesa). Ahora bien,
la lógica moderna es precisamente una lógica de las
proposiciones tratada con rigor matemático. Presupues-
to de este tratamiento riguroso es una definición de
proposición que puede remitirnos a Aristóteles: propo-
sición es un quid que puede ser verdadero o falso, es un
quid por el cual tiene sentido hablar de verdad o false-
dad. Según tal definición, también las proposiciones
normativas deberían ser verdaderas o falsas. Sobre todo
para los autores de la teoría imperativa de la norma ello
suena realmente extraño. Ciertamente un imperativo -
como por ejemplo: honra a padre y madre- no es ni
verdadero ni falso. Para un imperativo no tiene sentido

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EFICACIA JURlorcA

hablar de verdad o falsedad. La situación es mejor en las


teorías antiimperativístas, pero hay que reconocer que
no demasiado. Aún si en lugar del imperativo "honra a
padre y madre" se pone la norma se debe honrar al padre
11

ya la madre" una inmediata aplicación de los conceptos


de verdad y falsedad parece poco plausible (salvo en el
plano de un declarado jusnaturalismo que, como quiera
que sea, no puede ser el plano de la ciencia del Derecho
positivo.s> Se abren entonces dos alternativas: negar
que la norma sea una proposición, o definir un nuevo
tipo de proposición.ss En todo caso se emprende la
arriesgada empresa (hasta ahora sin éxito) de hallar o
crear para el jurista una lógica sui generis. Y aquí el

65 Karl LARENZ (ob. cit., pág. 152) retornando una observación de


Fritz von HIPPEL ('Introáucción a la Teoría del Derecho', Colo-
nia, 1950, págs. 35 y ss.), dice: «Tal principio jurídico no es
verdadero ni falso, porque. no representa ninguna afirmación,
sino una orden; no está sometido a criterio de verdad, sino a la
juricidad de un ordenamiento, a la justicia» (Der Rechtssatz als
solcher ist nicht wahr oder falsch, weil er keine Behauptung,
sondern eine Anordnung 'darstellt: er unterliegt nicht dem
Kriterium der Wahrheit, sondern dem der Richtigkeít einer
Rechtsordnung, der 'Gerechtigkeit').
66 Es el llamado 'dilema de JORGENSEN', el lógico danés que
afrontó entre los primeros el problema de la lógica de las
normas, en ten d id as como Imperativos (cfr. Georges
KALINOWSKI: 'Introducción a la Lógica Jurídica', París, 1965,
.pág. 73). Varias vías han sido propuestas para eludir el dilema
(por ejemplo, mediante la distinción propuesta por HARE, y
ahora seguida con interesantes desarrollos por Umberto
SCARPECLI: 'Contribución a la semántica del lenguaje norma-
tivo' en las 'Memorias de la Academia de Ciencias de Turín',
1959, págs. 56 y ss., entre dos elementos de la expresión impera-
tiva: el 'neústico', que sería el elemento peculiar discriminante
de esta expresión, y el'frástico', que sería, en cambio, elemento
común también a las expresiones de la lógica proposicional
ordinaria y, por lo tanto, asimilable a ellas para su tratamiento
lógico). No parece que ninguna de estas vías intermedias (aún
prescindiendo de su incierta interpretación) haya conducido
hasta ahora a un sistema formal satisfactorio.

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ANCELO FALZEA

problema se amplía hasta confundirse con el que, todo


sumado, es el problema de fondo: ¿es la lógica del
jurista la lógica común o una lógica distinta de la co-
mún?

Es obvio que tal problema debe discutirse aquí no


más de lo estrictamente preciso para fundamentar el
planteamiento lógico general de la dogmática que adop-
temos, y para aclarar nuestra posición de principio
frente a las otras posiciones doctrinales. No creemos
que la tradición plurimilenaria del pensamiento jurídi-
co haya mostrado nunca al jurista la necesidad de una
lógica sui generis. Corno toda ciencia particular, la
ciencia del Derecho tiene sus particulares procedimien-
tos (sobre todo en el plano hermenéutico): pero estos
procedimientos parten como ramificaciones racionales
del tronco de la lógica común, que es además, la que el
jurista invoca continuamente en sus razonamientos.
Dicho lo cual queda excluida toda necesidad de aban-
donar la lógica común, pero deben asumirse sus catego-
rías con una interpretación razonablemente amplia y
evitarse las interpretaciones sobre las que pesa la in-
fluencia excesivamente realista (realístico-empírica) y,
por ende, demasiado restrictiva, de las modernas cien-
cias de la naturaleza, y en particular de las ciencias
físicas. Conceptos como verdad y falsedad, y más aún
verificación y falsificación, tienen su sentido eminente
en la realidad empírica. Su alcance lógico, además,
trasciende no sólo el universo físico sino hasta el univer-
so real. Considérese la proposición: Aquiles ha matado
a Héctor. Esta proposición es verdadera en el universo
imaginario de las leyendas griegas y de los poemas
homéricos, aunque puede que no lo sea en el universo
real. Análogamente que toda recta cruce cualquier otra
recta del plano no es verdadero para la geometría

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EFICACIA JURíDICA

euclidiana, pero puede serIo en una geometría no


euclidiana. También para la ciencia del Derecho positi-
vo las proposiciones son verdaderas o falsas siempre y
solamente con referencia a aquel determinado universo
lógico que es el sistema del Derecho positivo. Al jurista
interesa saber, no en abstracto sino para el sistema
positivo considerado (según derive del Decálogo o del
Digesto o del Código Civil vigente) si es verdadero o
falso que el hijo tenga particulares deberes hacia sus
padres, y ésto tiene perfectamente sentido. En suma:
proposición, verdad, falsedad, tienen sentido sólo con
referencia al sistema global que viene asumido en cada
caso como universo lógico. Más adelante veremos que _
toda proposición describe una situación y que situación
es siempre una configuración global, un carácter global
del sistema: un predicado si se quiere, pero un predica-
do cuyo sujeto lógico no es ya un individuo entre
individuos, sino el universo lógico entero.v? Presupues-
ta la referencia al sistema 68, la norma es para el jurista

67 Por el contrario, proposición no es otra cosa, en definitiva, que la


-más directa e inmediata referencia al universo lógico, si es
verdad que toda otra referencia de individuos o de clases al
sistema, tiene lugar a través de proposiciones y es sólo indirecta;
mientras que por su parte verdad y falsedad vienen a represen-
tar, respectivamente, el ámbito y el límite de tal universo, en
cuento universo lógicamente determinado. Cfr. Rodolfo DE
STEFANO: 'Para una ética social de la cultura' cit., (nota general
a la advertencia sobre la relación entre verdad y universo lógi-
co).
68 Por ellado de la interpretación sustancial, el universo lógico-del
jurista es aquel sistema de valores, o valor global (el 'Crund-
Wert') del cual se ha hablado ya. En cuanto al lado formal, es
interesante observar que, asumida como primitiva esta idea de
un determinado sistema de valores como universo propio del
jurista, es posible reducir la lógica de las normas, en particular
la 'Lógica Modal Deóntica' (cfr. G. Henrik von WRIGHT: 'Ensa-
yo sobre Lógica Moda!', Amsterdam, 1951; 'Lógica Deóntica' en
la revista "Mind", 1951, págs. 1-15 -incluido en 'Estudios Lógi-

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ANGELO FALZEA

una genuina proposición y es tratada lógicamente como


tal.69 En cambio otras expresiones -como por ejemplo

cos', Londres, 1957- A.M. PRIOR: 'Lógica Formal', Oxford, 1955)


a la Lógica Modal común (En este momento, los sistemas moda-
les más complejos, que admiten sobreposiciones de modalida-
des, no resultan necesarios para el tratamiento de los conceptos
jurídicos y, en consecuencia, el tip más simple de lógica modal
parece suficiente a las necesidades del jurista). La reducción
puede hacerse mediante procedimientos lógicos conocidos (Para
tentativas afines, por vías parcialmente diferentes, formal y
sustancialmente, cfr. Alan Ross ANDERSON: 'Reducción de
lógica deóntica a lógica modal alética', en el'] ournal of Symbolic
Logic', 1957, pág. 105; 'La lógica de las normas' en 'Logique et
Analyse', 1958, págs. 84-91). Así, la 'obligación-deber' de una
cierta acción o situación a, b, c..., será la situación implicada y W
la situación implicante. (Formalmente: «se tiene el deber de
realizar mediante actividades idóneas la situación a, b, e...»
equivaldrá por definición: «el sistema de los valores jurídicos
W implica estrictamente la situación a, b, c...». Son obvias las
otras definiciones de "poder", "deber negativo", etc .... , como se
indica más adelante -cuasiformalmente- en. los Números 37 y
siguientes). Con este procedimiento, las categorías modales
axiológicas son reducidas a las categorías modales comunes. A
. su vez, estas últimas categorías pueden ser resueltas, del modo
que será indicado en la nota 71, en la consabida lógica de los
'cuantificadores'. De manera que, aparte de la introducción de
algunas constantes primitivas, resulta claro que la lógica jurídica
puede ser tratada, en este momento, sin pérdida de significados
teóricos relevantes, al nivel de la lógica común. Es entendido que
no excluimos la importancia y la utilidad de ulteriores estudios
sobre sistemas lógicos de diverso tipo, y esperamos que estudios
de ese género lleguen a un estadio más satisfactorio, que hasta
ahora no hemos alcanzado, tanto en el plano lógico como en el
específicamente jurídico. .
69 Cfr. infra, Número 36. La proposición normativa debería confi-
gurarse en especial como una proposición nomológica, o sea,
como una proposición que afirma una ley general válida para
una serie indefinida de casos. Aquí un tratamiento lógico rigu-
roso requeriría la implantación de un lenguaje racional
nomológico, pero los correspondientes estudios están aún 'in
fieri'. En muchos aspectos hemos seguido tácitamente a Hans
REICHENBACH (Nomological ....cit.), sobre lo cual, sin ernbar-

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EFICACIA J URlDICA

go, observamos: a) para la construcción de un lenguaje


nomológico estrictamente entendido es preferible dejar de lado
las proposiciones llamadas tautológicas o analíticas, las cuales
en sí mismas, no causan grandes problemas; b) en cambio es útil,
para el mismo fin, dar un explícito resalto a las proposiciones
temporales (véase: infra, N° 29), distinguiendo tiempos varia-
bles y tiempos constantes y excluyendo, al menos como regla
general, estos últimos de las proposiciones nomológicas; c) el
re51uisito fundamental de la "completud en términos elementa-
les' (exhaustiveness in elementary terms) es aceptable, pero
probablemente podría ser simplificado; d) también puede espe-
rarse, mediante un estudio más profundo de las relaciones entre
las proposiciones temporales y la contraposición <proposicio-
nes sintéticas-proposiciones analíticas>, una simplificación de
los otros requisitos propuestos por REICHENBACH, o al menos
una mejor sistematización; e) nótese finalmente que
REICHENBACH se ocupa principalmente de las leyes de las
ciencias naturales; pero aquí, bajo el perfil de un lenguaje
nomológico generalizado, podemos descuidar no sólo la dife-
rencia entre 1eyes de la naturaleza y leyes del espíritu, sino
también la otra diferencia, más. importante para Tos juristas,
entre leyes axiológicas y leyes anaxiológicas. Para definir las
proposiciones nomológicas (originales) REICHENBACHse sir-
ve del concepto de 'región ternpo-espacial (space-time region:
"cfr.ob. últ. cit., págs. 36-38). El hace de ese concepto un empleo
meramente negativo y, a fin de garantizar que toda ley sea válida
para" un número indefinido de casos, excluye que las "aplicacio-
nes de una ley puedan agostarse en una limitada región del
tiempo y del espacio. Pero debe observarse que también es
necesario un empleo positivo del mismo concepto, en el sentido
de que en el interior de cada caso singular al que la ley resulta
aplicable, los varios tiempos y lugares que definen las circuns-
tancias del caso deben responder al requisito de una suficiente
contigüidad y, en consecuencia, deben permanecer todos cir-
cunscritos dentro de un campo finito de realidades, es decir, en
concreto", dentro de los límites de una región ternpo-espacial.
Estos límites pueden ser variadamente fijados pasando de cien-
cia a ciencia. Evidentemente, un fenómeno astronómico .tendrá "
dimensiones mucho más amplias que un fenómeno físico obser-
vado en un laboratorio experimental. Pero aunque distintos de
una ciencia a la otra, estos límites no pueden nunca faltar, si
queremos satisfacer el requisito de la contigüidad. La exigencia
de este requisito para las leyes causales está clara en David
HUME: «La causa y el efecto deben ser contiguos en el tiempo

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ANGELO FALZEA

expresiones imperativas, optativas, interrogativas, etc.-


deben configurarse como expresiones incompletas que
en cada caso deben integrarse dentro de proposiciones
jurídicas más amplias.Z? Puesto q~e, según nuestro punto
de vista, tales expresiones no se refieren a la teoría
general de la norma sino solamente a fenómenos jurídi-
cos particulares, podemos dejar de considerarlas en esta
sede.

Nótese que el planteamiento lógico general adopta-


do por nosotros/! es válido en principio para toda teoría
corriente del Derecho y de la norma y, por consiguiente,

y en el espacio» ('Tratado del entendimiento humano', 1, III,


pág. 15). En conclusión, toda ley debe considerarse aplicable a
un número indefinido de campos de realidad-pero cadauno de
estos campos, tomado singularmente, debe ser finito. Esta idea
permitirá más adelante ( nota 71) una cierta simplificación de la
implantación formal de toda la Lógica Jurídica.
70 Sobre las relaciones entre Filosofía de los Valores y Lógica de los
Imperativos, véase varios puntos de vista en C.L. STEVENSON:
'Etica y lenguaje', New Haven, 1944; y 'Hecho y valor', New
Haven, 1963: C.J. LEWIS: 'Análisis ...' cit.; S. TOULMIN: 'Un
examen del lugar de la razón en la Etica', Cambridge, 1952; R.M.
HARE: 'El lenguaje de la Moral', Oxford, 1952; W.D. LAMONT:
'La sentencia-valoración', Edimburg, 1956.
71 Como se ha visto, el programa general seguido hasta aquí ha
sido reducir en 10posible la lógica jurídica a la lógica común, y
evitar así problemas formales no estrictamente necesarios, se-
gún nosotros (tales como los que surgen de las ideas de impera-
tivo, mandamiento, etc.). De acuerdo con este programa, ya en
la nota 68 se había aclarado la posibilidad de reducir la lógica
modal deóntica, que para nosotros es el mejor tipo de lógica
general de las normas, a la lógica modal común; y además se
había sugerido la posibilidad dé reducir toda lógica modal a la
lógica ordinaria de los cuantificadores. Este último paso se
cumple fácilmente por el1ado formal, introduciendo, como hace
R. FEYS ('Lógica Modal', Lovaina-París, 1965) no más de una
nueva variable, a la cual puede ser asignado como campo de
variabilidad el conjunto de los' casos' hipotizables en el universo

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EFICACIA J URIDlCA

también para las teorías que en sede metodológica he-.


mas creído deber rechazar. Las distinciones arriba dis-
cutidas entre existencia ideal o existencia real, existen-
cia objetiva o subjetiva de los valores jurídicos, pasan a
segundo plano en el planteo de la dogmática tradicio-
nal. Seproduce en sede lógica una cierta indiscriminación
bajo el aspecto dogmático entre las teorías correspon-
dientes, indiscriminación que veremos reprod ucirse más
adelante en sede axiológica (de aquí la suficiencia de un
llamado axiologismo genérico").
11

lógico en consideración. Además, según la propuesta contenida


en la nota 69, convenimos en q~e los diversos tiempos (y lugares)
que definen las circunstancias de cada caso singular estén todos
contenidos dentro de un solo campo de realidad, de una sola
región de tiempo y de espacio. En consecuencia, toda ley jurídica
(como, del resto, toda ley del mundo empírico real) deberá
considerarse aplicable para una serie indefinida de casos y de
campos de realidad correspondientes, pero cada aplicación,
para ser significante, deberá concluirse en el interior de un
campo de realidad finito (en cuanto a la exigencia de distinguir
formalmente esta nueva variable de 'casos' de las variables más
usadas de sujetos, predicados, proposiciones, etc., cfr FEYS, ob.
cit. págs. 27-28). Esta posibilidad de reducción de la lógica modal
a la lógica de los cuantificadores nos servirá más adelante para
mostrar, no formalmente sino sustancialmente, que la categoría
del deber deriva en último análisis de la simple universalidad de •.
la norma jurídica; es decir, para demostrar en concreto que las,
mismas categorías modales del derecho (deber, poder, etc.) son ..··
reducibles a las categorías de la cantidad lógica (universalidad,
etc.). Tampoco aquí pretendemos que la vía preferida por noso-
tros, y preferible al nivel actual de las investigaciones lógicas, sea
la única obligada. De todos modos estimamos que la economía
de medios conceptuales que se obtiene por esta vía constituye un
resultado apreciable y útil.

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ANGELO FALZEA

27. Presupuestos fenomenológicos: a) el cuadrinomio


fundamental de la fenomenología jurídica: suje-
tos, objetos, actos, hechos

La fenomenología jurídica no es otra que la


fenomenología del mundo real vista sub specie iuris.
Puesto que el mundo real nos aparece en el espacio y en
el tiempo; todo fenómeno real puede ser considerado
espacial y temporalmente: desde el ángulo espacial se
configura como cuerpo, cosa, "objeto"; bajo el ángulo
temporal se configura en cambio como resultado, acon-
tecimiento, "hecho". Los dos puntos de vista están estre-
chamente vinculados ya según la más profunda, recón-
dita idea que sobre el objeto o cuerpo del espacio circula
en la experiencia común, permaneciendo luego cons-
tantemente presupuesta por la experiencia jurídica.
Objeto no es solamente una existencia espacial circuns-
crita, sino una existencia que, al menos lógicamente, es
capaz de permanecer indefinidamente enel tiempo. En
cuanto entidad permanente, el objeto mantiene su uni-
dad e identidad fundamental por una duración más o
menos larga a través del cambio y a pesar de las modi-
ficaciones del mundo circundante y, en consecuencia,
se presta para ligar entre ellos hechos sucesivos bien
separados y a veces muy lejanos uno del otro. Esta idea
de permanencia del objeto se demostrará útil y será
directamente utilizada más adelante, en la teoría de los
puntos de colegamiento. Por otra parte, los hechos se
desarrollan siempre entre objetos y es claro, desde el
punto de vista jurídico, que la importancia de los hechos
depende de los objetos sobre los que ellosrecaen, y varía
en función de tales objetos.

La distinción entre objetos del espacio y hechos del


tiempo sigue siendo fundamento de la fenomenología

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EFICACIA JURIDlCA

del mundo real y se presenta en todas las esferas de


realidad: desde la esfera física o la orgánica, de la esfera
animal o la humana, asumiendo aspectos cada vez más
complejos y específicos. Desde el punto de vista jurídico
adquiere relieve sobre todo el modo en que se hace la
distinción en la esfera humana, habida cuenta de que el
mundo del Derecho es un mundo esencialmente huma-
no. Los propios sujetos humanos figuran entre los obje-
tos ·del espacio, pues tienen un cuerpo espacialmente
extenso, y los actos humanos figuran entre los hechos'
del tiempo porque se desarrollan temporalmente y tie-
nen una duración apreciable temporalmente. Por ésto,
de la conexión antes ilustrada entré hechos y objetos se
deriva la conexión paralela entre actos y sujetos: y como
los hechos están ligados a los objetos, así los áctos están
ligados a los sujetos. Se entiende que este paralelismo,
esta especie de relación proporcional (que por otra
parte no debe pasar de ciertos límites) no llega a confun-
dir los dos planos que están y deben quedar separados,
incluso desde el punto de vista jurídico, por su diverso
nivel de generalidad. No todos los hechos jurídicamen-
te importantes son actos, ni todos los objetos jurídica-
mente importantes son (cuerpos de) sujetos. Acto es
sólo una species del genus hecho, como sujeto es sólo
una species del. genus objeto. Es verdad, sin embargo,
precisamente porque el mundo del Derecho es un mun-
do de valores humanos, que los actos son los más
importantes entre los hechos, y los sujetos los más
importantes entre los objetos: tanto así que es general. la
repugnancia a llamarlos objetos, para no correr el riesgo
de poner y confundir en el mismo nivel de valor ético-
jurídico las personas y las cosas, los hombres y los seres
no humanos. Por otra parte, a los hombres, los seres no
humanos se les han hecho estrictamente necesarios
debido a las necesidades de la vida. Si los primeros son

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ANGELO FALZEA

los valores finales, los otros son ciertamente valores


instrumentales, bienes absolutamente indispensables.
N o podrían faltar los unos ni los otros en el cuadro total
de la fenomenología jurídica.

En síntesis, resulta que sujetos, objetos, actos, he-


chos, constituyen el cuadrinomio fundamental de la
fenomenología jurídica, un cuadrinomio que en cierto
modo ya se anticipaba en la clásica tripartición utilizada
por Gayo: personae, res, actiones, y que se ve hoy
aparecer de continuo en formulaciones más o menos
explícitas en los tratados sistemáticos de todos los cam-
pos del Derecho positivo.

28. Presupuestos fenomenológicos

b) Las situaciones en general

Partiendo de acepciones más limitadas y restringí-


das72, la palabra "situación" ha terminado asumiendo
entre los juristas un significado muy vasto. Ypuesto que
probablemente las utilidades que la dogmática jurídica
puede obtener de sus progresivas generalizaciones no
se han agotado todavía, es oportuno partir de una idea
que tiene la ventaja de tener un empleo lógico exacto y
de contener en sí las máximas extensiones posibles a
que alcanza el uso del término en el lenguaje común y
jurídico. Entendida en el sentido que venimos precisan-
do, situación que no es nunca un fenómeno aislado y

72 Por ejemplo enJosefKOHLER: 'El proceso como relaciónjurídi-


ea', Mannheim, 1888, pág. 62; en Lean DUGUIT: 'Tratado de
Derecho Constitucional', París, 1927, págs. 213 y ss.; y sobre todo
en J ames GOLDSCHMIDT: 'El proceso como situación jurídica',
Berlín, 1925, págs. 146 y ss.

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EFICACIA JURíDICA

parcial, una cosa o un grupo de cosas, un hecho o un


grupo de hechos aisladamente considerados. Más bien
es necesario pensar en una configuración global de
fenómenos, un estado de cosas globalmente considera-
do, un estado de hecho completo. En el mismo sentido
los ingleses hablan de state 01allairs" y los alemanes de
/1

"Sachverhalt". Desde el punto .de vista lógico es ahora


oportuna la siguiente consideración: la antítesis entre
fenómenos parciales y configuraciones globales de fe-
nómenos se refleja en la antítesis lógica entre los nom-
bres y las proposiciones. Los nombres (propios o comu-
nes) denotan fenómenos parciales: individuos (si trata
de nombres propios) o clases de individuos (si se trata
de nombres comunes). En cambio las proposiciones en
las que los nombres están insertos tienden a denotar (y
denotan realmente, si son verdaderas) caracteres globa-
les del universo lógico entero que se está considerando.
En realidad es precisamente al fenómeno lógico de la
proposición que debemos remitimos finalmente. para
entender el significado, más preciso y más general, del
término "situación",73 Situación es todo lo que puede
constituir contenido de toda proposición de nuestro
lenguaje y, correlativamente (puesto que toda proposi-
ción expresa un juicio) de todo juicio de nuestro pensa-
miento. De donde resulta que desde el punto de vista
lógico describe una situación toda expresión del len-
guaje que pertenezca a la categoría semántica de las
proposiciones. Por tanto describe una situación tanto la
proposición indivisa como la articulad a en sujetos y .
predicado; tanto la proposición simple, positiva o nega-

73 Muy cerca de esta idea de 'situación' está Hans REICHENBACH:


'Elementos ...' cit., pág. 15: « ...situaciones, también llamadas
estados de los asuntos ...constituyen los denotados de las senten-
cias».

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ANGELO FALZEA

tiva, como la proposición compleja, formada a través de


las relaciones interproposicionales: conjunción, disyun-
ción, implicación, equivalencia, etc. (las llamadas fun-
ciones de verdad) o mediante los signos de cantidad
(universal y particular).

29. Presupuestos fenomenológicos

c) Las situaciones temporales

Uri sentido lógico más específico y más adherente al


uso común asume luego el término situación cuando las
proposiciones de que se trata son temporales, es decir,
proposiciones cuyas estructuras lógicas más simples
están acompañadas por índices de tiempo. Las situacio-
nes de que se habla en la experiencia común o.en las
ciencias empíricas son situaciones temporales, referi-
das a un determinado momento o período del tiempo, o
a dimensiones temporales genéricas; 'como presente,
pasado y futuro. En los fenómenos jurídicos las situa-
ciones a considerar son en general. temporales y, sin
ninguna duda, el tiempo tiene en ellas una especial
importancia.

Es de observar que las situaciones, una vez configu-


radas como situaciones temporales, se relacionan estre-
chamente con aquellos típicos fenómenos temporales
que hemos llamado "hechos". Obviamente en el lenguaje
común la diferencia entre situación y hecho es poco
nítida, mezclándose ambas ideas: esto ocurre, por ejem-
plo, en la expresión" situación de hecho". Además, las dos
voces tienen significados tan variados e inciertos que la
.precisación de su uso en un sentido determinado puede
justificarse por ciertas exigencias técnicas, DO cierta-
mente la autoridad del uso común y menos una tradi-

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EFICACIA JUlÚmCA

ción científica consolidada. Según la línea de distinción.


propuesta atrás, el hecho es un fenómeno circunscrito,
temporalmente limitado o limitable: ocurre en cierto
tiempo y no en otro.?4 En cambio la situación, aún

74 Las acepciones del término 'hecho' son varias, y no siempre


consonantes con la definición que hemos creído preferible aquí,
de acuerdo con el uso jurídico. Rudolf CARNAP, que sigue otro
camino, observa justamente ('Significado y necesidad', Chicago,
1956, pág. 28): «Puesto que el término 'hecho', en su uso
ordinario, es más bien vago y ambiguo, hay cierta libertad de
elección que permite convertirlo en un término técnico exacto»
(Since the term 'fact' in its ordinary use in rather vague and
ambiguous, there is some freedom of choice left as to ha y to turns
it into an exact technical term). Cfr. también Ludwig
WITIGENSTEIN: 'Tractatus Logico- Philosophicus', Londres,
1922, págs. 1 y ss., y las observaciones de BLACK: 'Un anexo al
Tractatus de Wittgenstein', Cambridge, 1964, págs. 31-36 (con-
cepción de 'hecho' del Tractatus), A diferencia de estos autores,
que entienden los hechos como proposiciones (o, en nuestra
nomenclatura, como 'situaciones'), proponemos. definir los he-
chos como predicados, o,. más exactamente, como 'clases'
referibles a unidades elementales de tiempo (tiemposelementa-
les). Es verdad que esta definición vale sólo para el hecho
considerado abstractamente (lo que más adelante, en el texto,
llamaremos 'esquema de hecho'), pero en el lenguaje jurídico la
noción abstracta de hecho es suficiente. El hecho concreto puede
ser considerado como un ente complejo (una pareja) cuyo pri-
mer término es el esquema de hecho y el segundo es la unidad
elemental de tiempo. Para simplificar, en el texto hemos presen-
tado el esquema de hecho corno un predicado, y no como una
clase. En realidad, en el plano de un análisis lógico más fino, es
necesario distinguir el tiempo elemental, el esquema de hecho y
el especial operador que transforma su totalidad en una verda-
dera y propia 'situación'. Así pues, la fórmula 'Ft' del texto se
resuelve formalmente en la fórmula, más analítica, 'OFt' , en la
que la minúscula 'f' representa el esquema de hecho entendido
corno clase y no corno predicado (pero la transformación recí-
proca entre 'F' y 'f' sirve para denotar la correspondencia
biunívoca siempre posible entre la clase y el relativo predicado;
't' es aún la unidad elemental de tiempo y el operador 'O',
actuando sobre la pareja 'ft', constituye la situación verdadera y
propia. También es posible acercarse al uso de los escritores

-133-
ANGELO FALZEA

cuando es asumida corno situación temporal, no es


nunca un fenómeno circunscrito. Hace referencia global
al universo entero: el universo lógico considerado en
cada caso; de modo que el límite de tiempo puesto al
hecho no le atañe directamente. La distinción se define
mejor a través de un breve análisis de la proposición que
describe la situación temporal, y que es precisamente la
proposición temporal. Toda proposición temporal se
distingue por contener un índice de tiempo y un esque-
ma de hecho. Su estructura lógico-formal se fija en la
frase: el hecho F ocurre en el tiempo t.En símbolos
tendríamos la expresión proporcional Ft (donde el he-
cho F funciona corno predicado lógico y el. tiempo t
corno sujeto lógico). En esta frase situación y hecho se
distinguen inmediatamente, porque el hecho está re-
presentado por la componente F, mientras que la-situa-
ción es la entera estructura compuesta Ft. Es fácil ver
que (siendo t atribuido específicamente a F) lo que está
circunscrito en el tiempo indicado es el.hecho'", no la
situación en cuanto tal. 76

citados configurando los hechos concretos siempre corno reales


y nunca corno imaginarios. Bastará para ello ennuclear, de la
clase de las parejas consideradas, una clase menor,caracterizada
por esta ulterior condición: que el operador situacional (atrás
simbolizado como operador 'O') aplicado a la pareja <esquema
de hecho - unidad de tiempo>, constituya una situación real.
Con nuevas definiciones se podría obtener otros requisitos: por
ejemplo 'factualidad', 'empiricidad', etc.
75 No escapará al lector experto que la argumentación del texto
vale sólo para la noción abstracta de hecho, es decir, para el
esquema de hecho, no para el hecho concreto. El hecho concreto
es (ver nota 74) un ente complejo, una pareja que tiene como
elemento primero el esquema de hecho, y como segundo ele-
mento el tiempo elemental, y sin duda es mucho más difícil
distinguir esta estructura, también ella compuesta por la estruc-
tura de la situación. Para hacer la distinción, sirve la fórmula más

-134-
EFICACIA JURíDICA

30. Presupuestos axiológicos: el axiologismo genérico

La teoría del Derecho como valor ha sido ya amplia-


mente discutida (Parte II) por sus reflejos sobre los
problemas de método. De esta teoría debe partirse en
esta sede dogmática pero desde el punto de vista dog-
mático o, como quiera que sea, para la definición dog-
mática de nuestro tema, las versiones más específicas de
la teoría pueden ser descuidadas sin daño, o mejor, con
notable ventaja para la simplicidad de los resultados. Es
suficiente para nosotros aquel presupuesto genérico en
que vimos coincidir la gran mayoría de las concepcio-
nes del Derecho. Es decir, basta asumir que el Derecho
es valor, importando poco si se trata de un valor' ideal o
real, y si este valor real sea subjetivo u objetivo. Con
mayor razón pierde importancia la cuestión de si el
origen de los valores jurídicos es la voluntad u otra
fuerza,la voluntad en la forma de mandato o en la forma
del contrato (imperativismo ycontractualismo). Todas
estas cuestiones -importantes en sede metodológica y
crítica, como hemos visto- tienen escaso relieve en sede
dogmática, una vez que la norma, cualquiera que sea su
origen, sea puesta en el sistema. Lo que es esencial tener
presente es que cada norma jurídica es una especifica-
ción determinada de aquel sistema de valores que por
su carácter unitario es a su vez un único omnicompren-

analítica 'Oft' propuesta en la nota anterior, en la cual la entera


situación (Oft) se distingue de la pareja 'ft', que simboliza el
hecho concreto..
76 Si se quisiera asignar un tiempo a la situación, precisaría darle '
una referencia global y referirla, entonces, no a la unidad de
tiempo singular 't', sino al tiempo tornado en su totalidad.
Entonces, de ella se podría decir solamente que ocurre o no
ocurre en el tiempo (globalmente considerado): ocurre si es real,
no ocurre si es irreal.

-135-
ANGELO FALZEA

sivo valor, el valor fundamental (el Grund-Wert, en


oposición a la Grund Norm kelseniana) que constituye
el interés de la comunidad jurídica.

Esta base doctrinal, ampliamente común, que pode- .


mos llamar axiologismo genérico" con una expresión ya
/1

usada más arriba, es suficiente, como veremos, para dar


el instrumental y el hilo conductor unitario para el
desarrollo de la teoría de la eficacia jurídica en el plano
puramente dogmático.

Sección II
Definición Dogmática del Efecto Jurídico,

31. La norma jurídica


.'

La base más inmediata de la teoría dogmática de la


eficacia jurídica ha sido suministrada tradicionalmente
por la noción de norma jurídica. Para la precisión de
todos los desarrollos sucesivos es entonces deseable
tener un modelo lógico-formal bien definido de la nor-
ma.??El lenguaje normativo presenta varias estructuras
formales de particular evidencia e importancia teórica.
De estas estructuras, que están en conexión recíproca y
son lógicamente intercambiables mediante adecuadas
interpretaciones, la una o la otra, según los diversos
puntos de vista, podría ser escogida igualmente bien

77 Lo que será dicho en esta Sección II sobre la teoría de la norma,


del efecto y del hecho, y también lo que será dicho en la Sección
III sobre la teoría de las situaciones jurídicas fundamentales,
deber y poder, adquiriría mayor rigor en un lenguaje formaliza-
do. Pero estando excluido, por la naturaleza de esta obra, el
empleo de medios propiamente formales, se remite al lector a las
notas 37 (in fine), 66,67,68,69,70,71 Y89, para explicar las bases
formales que aquí son tácitamente presupuestas.

-136-
J
EFICACIA uRlorCA

como forma originaria. Normalmente la atención de los.


estudiosos se concentra sobre la forma de la regla de
conducta, que es el deber ser de un comportamiento
humano, o sea, el deber hacer. A veces, pero raramente,
se piensa en aquellas reglas de conducta que tienen
carácter permisivo o autorizativo y no obligante o vin-
culante, y se prefiere la forma del "poder hacer" a la del
deber hacer: sobre el deber se da prevalencia al Dere-
cho. Estas estructuras formales que miran respectiva-
mente a las dos modalidades axiológicas correlacionadas
del deber y del poder son para nosotros legítimas pero
lógicamente secundarias, y serán derivadas yestudia-
das a su tiempo. En la construcción que desarrollaremos
las ideas del deber y el poder presuponen la idea primi-
tiva del valor. Nuestro punto de partida, por tanto, no es
el deber ni el poder, sino el valor o, digamos también, el
interés, para usar un término más conocido entre los
juristas.i" El interés que en .un determinado ámbito
(campo de evidencia) histórico-social es adoptado como
medida o criterio de valoración de todos los otros inte-
reses, privados o públicos, y constituye el sistema jurí-
dico.iEl esquema original de la norma se fija así en las
siguientes frases: "es interés de la comunidad jurídica ... "
(interest rei publicae ...), y similares. Se entiende que en
cada norma determinada este interés fundamental se
desenvuelve en una dirección determinada y será en
cada caso el interés de la comunidad jurídica a la liber-
tad de las personas, a la igualdad de los ciudadanos, al

. .
78 Sobre la relación entre valor e interés, son de esencial importan-
cia las obras del filósofo norteamericano R.B. PERRY: 'Teoría
generaL.' cit., y 'Reinos ...' cit. Se advierte, sin embargo, que ya
un italiano había visto claramente en el interés el origen del
fenómeno general del valor: Francesco ORESTANO: 'Los valo-
res humanos ...' cit.

-137-
ANGELO FALZEA

respeto de la vida humana y de la propiedad, al cumpli-


miento de los contratos, a las sanciones civiles o pena-
les, etc. Para cada norma jurídica existe un valor jurídico
correspondiente en el cual el interés de la comunidad
viene a especificarse.

Ahora bien, al menos en la gran mayoría de los casos


un valor jurídico determinado es adoptado en el siste-
ma de los valores no incondicionalmente, sino a condi-
ción de que antes se haya producido un hecho o un
complejo de hechos. En consecuencia, las normas co-
rrespondientes tienen carácter condicionado. Y como
ulterior consecuencia, entre los juristas es communis
opinio la tesis de la estructura condicional o hipotética
de las proposiciones de tipo normativo. Sin embargo en
la literatura se pregunta frecuentemente si, juntoa las
normas condicionadas, existen normas
incondicionadas.Z? Tanto desde un punto de vista lógi-

79 Si Rudolf IHERINC ('El espíritu ...' cit., pág. 52) sostiene decidi-
damente que «Todo principio jurídico enlaza a un determina-
do presupuesto ...una determinada consecuencia» (Jeder
Rechtssatz knüpft an eine bestirnrnte Voraussetzung ...eine
bestirnmte Folge), Ernst ZITELMANN, al cual, corno se dijo, se
debe la primera exposición sistemática de la concepción de la
norma jurídica corno juicio hipotético ('Error ...' cit., págs. 202 y
ss.), más tarde regresa a una posición menos rígida, consideran-
do la presentación hipotética de la norma jurídica como preva-
leciente, pero no exclusiva ('Exclusión ...' cit. pág. 5). La teoría de
la condicionalidad de las normas jurídicas ha sido luego general-
mente aceptada, al punto de que se ha considerado poder
afirmar la existencia de una "ley causal jurídica" (juristische
Kausa1gesetze) enunciada así: «No hay consecuencia jurídica
sin especie fáctica» (Keine Rechtsfolge ohne Tatbestand) (Fritz
SCHREIER: 'Conceptos y formas fundamentales del Derecho'
Berlín- Viena, 1924, págs. 83 Yss.); cfr. también S.C. BOEHMER:
'Fundamentos del ordenamiento jurídico civil', Tübingen, 1951,
Tomo II, vol. 1, págs. 4 Y ss. La posibilidad de normas jurídica

-138-
EFICACIA J URtorCA

co riguroso, como desde un punto de vista jurídico real


sería realmente difícil establecer los términos exactos de
semejante problema. Pero éste, como quiera que sea
resuelto, permanecería siempre en una esfera de fenó-
menos muy limitada y no merece por ello un esfuerzo
excesivo. No debe excluirse en la práctica que algunos
comportamientos humanos tengan valor jurídico in-
condicionado: así ocurre en general con los modos de
conducta conformes a intereses protegidos por princi-
pios constitucionales generalísimos. La continuidad y
constancia de tales intereses exige una actitud práctica
de respeto permanente, de modo que su existencia no
está ligada a la verificación de particulares aconteci-
mientos. De todos modos deberá reconocerse que en
cuanto dichos principios asumen una .configuración
jurídica más definida, también los relativos comporta-
mientos revelarán un valor condicionado por circuns-
tancias y situaciones de hecho diversas y variables en
cada caso. .

'Dicho lo anterior, la estructura lógica de la norma


jurídica queda fijada en lo esencial. En el caso-límite de
las normas incondicionadas (para quien reconozca la
existencia de este caso-límite), la proposición normati-
va tendría una estructura relativamente más simple y se
limitaría a establecer un cierto valor jurídico, por ejem-

incondicionadas emerge de la distinción de BIERLING (Teo-


ría ...' cit., págs. 76 y ss.) entre categóricas e hipotéticas «condi-
ciona según las normas» (bedingt lautende Norrnen): es soste-
nida por Adolf MERKEL ('Elementos de teoría general" del
Derecho', Estrasburgo, 1899, pág. 500) Y por Karl BINDING
('Las normas y su violación' I Leipzig, 1921, Tomo 1, págs, 124 y
·ss.). A su vez, ELTZBACHER (ob. cit., págs. 59 y ss.) admite la
posibilidad de normas incondicionadas, pero reconoce que son
extremadamente raras.

-139-
ANGELO FALZEA

plo el respeto a la vida humana, incondicionalmente. En


los otros casos la norma se configura como una propo-
sición hipotética o condicional; y como toda proposi-
ción condicional, distingue en sí tres componentes lógi-
cos: la proposición condicionan te, la proposición condi-
cionada, la relación de condicionalidad. Esta última se
expresa mediante el conectivo interproposicional "si-
entonces" del lenguaje común.s" Las dos proposiciones,
condicionante y condicionada, son ambas, como vere-
mos mejor en seguida, proposiciones temporales (se-
gún la correspondencia establecida en principio entre
proposición y situación). De ahí deriva que (según la
estructura ya analizada de las situaciones temporales)
en cada proposición deberá encontrarse -y ésto será
también demostrados+- un abstracto esquema de fenó-
meno ·temporallimitado y circunscrito por un índice de
tiempo.V

80 Lógicamente este conectivo puede ser interpretado, según el


punto de vista "que estimamos mejor, como un tipo de implica-
ción; pero se trata sin duda de una implicación particularmente
compleja, para cuya definición es necesario usar un especial
lenguaje nomológico. Cfr. la nota 69 sobre el lenguaje nomológico,
y Hans REICHENBACH: 'Lenguaje ...' cit.
81 Ver infra, número 29.
82 El concepto de condicionalidad axiológica explica sin dificultad
las normas que confieren efectos jurídicos a hechos pasados, y en
las cuales falta la previsión de hechos futuros: normas que, por
ejemplo, atribuyen libertad a los esclavos o revocan discrimina-
ciones jurídicas por raza, sexo o ciudadanía. A esta categoría de
normas (para la cual véase: Emanuel BEKKER: 'Conceptos fun-
damentales ...' cit., pág. 70) se ha recurrido para demostrar que
la eficacia jurídica no es explicable con el paradigma de la
causalidad (CAMMARATA: 'Formalismo jurídico ...' cit, pág.
265 en nota). El tiempo de los hechos considerados por normas·
de ese género es siempre un tiempo presente (existencia de
esclavos o de personas discriminada por la raza, el sexo, la
ciudadanía); estos hechos son la expresión material de intereses

-140-
EFICACIA JURID!CA

32. Definición preliminar del efecto jurídico

La dogmática tradicional conecta inmediatamente a


la teoría lógica de la norma la definición del efecto
jurídico. Hemos visto que, salvo el caso-límite de las
normas incondicionadas, toda norma constituye una
relación de condicionalidad; también vimos que el con-
dicionante es un antecedente de hecho y el condiciona-
do es un valor jurídico. Pues bien, cuando un antece-
dente de hecho condiciona un valor jurídico, decimos
que el hecho es, precisamente, el antecedente o causa
del valor jurídico: o más brevemente, hablamos de
hecho jurídico. Paralelamente hablamos del valor jurí-
dico como de un efecto O una consecuencia del hecho.
Obtenemos así una' definición dogmática preliminar de
la noción de efecto. Efecto jurídico es todo valor jurídico
condicionado, todo valor jurídico asumido por el Dere-
cho positivo bajo la condición de que se produzca una
situación de hecho precedente.

33. Análisis del efecto

a) Confrontación entre hecho y efecto jurídico

Se trata ahora de considerar más analíticamente el


contenido de nuestra definición: efecto jurídico es todo
valor jurídico condicionado. Esta consideración analíti-
ca se nos puede tornar más clara y fácil si, como término
constante de confrontación de la noción de efecto jurídi-'·'
co, asumimos la noción contrapuesta y complementaria"
humanos que el ordenamiento asume por primera: vez como
valores jurídicos y que, por lo tanto, en el mismo tiempo presente
despliegan sus efectos, quedando necesariamente remitidas al
futuro su actuación y realización, en una situación de hecho de
libertad e igualdad.

-141-
ANGELO FALZEA

de hecho jurídico: la confrontación ayudará a poner en


evidencia, además de una serie de aspectos comunes
que no deben ignorarse o descuidarse, también los
aspectos diferenciales específicos que interesa sacar a la
-Tuz.

Para iniciar este análisis es oportuno remitirse pre-


liminarmente, en líneas generales, a lo que hemos dicho
atrás sobre la noción de hecho que, como sabemos, es
fundamental en la fenomenología jurídica. Resumamos·
lo dicho en tres puntos que aluden respectivamente a la
noción de hecho, a la conexión entre hechos y objetos, y
. a la ulterior conexión entre actos y sujetos:

a) La noción sumamente amplia y general de hecho


comprende todo lo que de cualquier modo existe y
se localiza en el tiempo: en cualquier tiempofpasa-
do, presente o futuro: hecho es todo fenómeno tem-
poral;

b) Puesto que en el mundo real los fenómenos del


tiempo no son disociables de los correspondientes
fenómenos del espacio, si convenimos· en llamar
objeto a todo fenómeno del espacio, es claro que los
hechos están siempre ligados a objetos;

c) No necesariamente, sino eventualmente, los hechos


son actos y los objetos son (cuerpos físicos de) suje-
tos. Y así como los hechos están ligados a los objetos,
paralelamente los actos pueden siempre recondu-
cirse a los sujetos, al menos a los sujetos que los han
realizado o deberán ejecutarlos.

Enfrentando ahora el hecho y el efecto dentro del


esquema lógico de la norma podemos distinguir en
primer lugar el efecto jurídico en cuanto valor jurídico

-142-
J.:.rlLI"\LlA J Ul'-1UILI"\

del hecho jurídico, a través de los siguientes ejemplos


elementales, sea e~ hecho un 'negocio obligatorio: el
efecto será el valor jurídico del cumplimiento, es decir,
el interés de la comunidad jurídica en que la prestación
deducida en el negocio sea cumplida: Sea el hecho un
delito: el efectoserá el valor jurídico de la pena, es decir,
el interés de la comunidad jurídica en que la pena sea
impuesta, Los esquemas de las correspondientes nor-
mas serían: si se estipula un contrato de compra-venta,
interest rei publicae, es interés de la comunidad jurídica
que el precio sea pagado y la cosa sea entregada; si se
comete un delito, interest rei publicae, es interés de la
comunidad jurídica que la pena sea impuesta. El interés
de la comunidad jurídica es precisamente el valor fun- .
damental que- representa en cada caso frente a cada
especie fáctica configurable -sea negocio obligatorio,
delito, etc.- el sistema de los valores o intereses de la
comunidad. Y el efecto jurídico consiste precisamente
en referir o atribuir este valor fundamental, en cada
caso, al pago de una suma, a una datio reí, a la aplicación
de una pena.
---
El efecto de toda norma es entonces un valor, y
como valor se distingue del hecho. Pero la distancia
entre el valor y el hecho comienza a disminuir si pensa-
mos que en cualquier efecto, como quiera que esté
configurado o sea configurable, el valor fundamental, el
interés· de la comunidad jurídica, está siempre referido
a un esquema abstracto de fenómeno temporal: el cum-
plimiento de una prestación, la aplicación de una pena~
Por otra parte, según la definición generalísima antes
explicada, todo fenómeno temporal es un hecho. Con-
cretamente, no hay duda de que el cumplimiento- de la
prestación y la aplicación de la pena sean esquemas
abstractos de hechos, esto es, especies fácticas, no me-

-143-
ANGELO FALZEA

nos que el negocio obligatorio o el delito. Bien entendi-


do, esto no quiere decir que la distinción entre hecho.
jurídico y efecto jurídico deba caer. Pero ahora esa
distinción se presenta de una manera delicada y sutil:
no ya como distinción entre hechos y valores simple-
mente; sino como distinción entre hechos y valores de
hechos. El efecto jurídico transciende tanto el valor
jurídico objetivo aisladamente considerado -el interés
de la comunidad jurídica no ulteriormente calificado-
como. el mero hecho -cumplimiento de la prestación o
ejecución de la pena-; constituye más bien una relación
entre los dos términos, es el interés de la comunidad
jurídica en cuanto está específicamente dirigido al cum-
plimiento contractual o a la ejecución penal.

En pocas palabras: el efecto de la norma no-es el


simple valor ni el simple hecho, sino el valor atribuido
al hecho. Esto debe tenerse en cuenta: frente a la estruc-
tura del hecho, la estructura lógica del efecto presenta
una complejidad mayor, porque en todo caso el efecto
debe configurarse como una relación entre dos térmi-
nos, o mejor, como la atribución de un valor o un hecho.
Es posible analizar esta estructura compuesta en tres
componentes lógicos separados: la relación (de atribu-
ción), el valor y el hecho. Pero desde el punto de vista
lógico-jurídico es más simple, y es suficiente, distinguir
dos componentes fundamentales; el componente de
valor y el cOlllPonente de hecho. Debe considerarse
, luego este punto de particular importancia que ayuda a
aclarar y a fijar lógicamente nuestra teoría del interés
jurídico fundamental. En los más diversos efectos la
atribución de valor es genérica y siempre la misma:
representa en todos los casos el interés fundamental de
la comunidad jurídica, el punto de confluencia unitaria
de todos los valores del sistema. En cambio los hechos

-144-
EFICACIA J URlDICA

a los que el valor es atribuido son hechos específicos,'


hechos diversos según los diversos efectos (cumpli-
miento espontáneo, ejecución civil, ejecución penal,
etc.). En una representación lógico-formal del efecto
jurídico, el valor genérico debe figurar lógicamente
corno una constante; los hechos. específicos no podrán
'ser expresados lógicamente sino corno variables.O

34. Análisis del efecto: b) Confrontación entre el


hecho jurídico y el componente de hecho del efec-
to jurídico

Resulta ahora oportuno comparar con el hecho jurí-


dico ya no el efecto jurídico entero, sino sólo su compo-
nente de hecho, separado e idealmente aislado de su
componente de valor. Procedamos con base en un ejem-
plo para precisar ideas. En el régimen jurídico de los
negocios obligatorios constituye efecto jurídico del con-
trato de mutuo el interés de la comunidad jurídica en la
restitución de la suma prestada. Aquí es posible discri-
minar nítidamente dos especies fácticas: la primera es el
contrato de mutuo, que es el propio hecho jurídico; la
segunda especie fáctica es la restitución de la suma
prestada, que es el componente de hecho del efecto
jurídico. Análogamente, en un régimen de seguros lega-
les, consideramos efecto jurídico de un cierto evento,
incendio, accidente o enfermedad, el interés de la comu-
nidad jurídica en el pago de la indemnización por parte
del asegurador. También aquí pueden distinguirse dos
especies fácticas: la primera es elmismo hecho jurídi~?,

83 El efecto jurídico en general será esquemáticamente simboliza-


do en expresiones del tipo WA, WB, WC, ..., donde W (inicial de
Wert) es la constante axiológica (la referencia al Grund-Wert del
sistema positivo considerado) y A, B, e, ..., son variables de
hechos.

-145-
ANGELO FALZEA

o sea el evento caracterizado corno incendio, infortunio,


enfermedad; la segunda especie fáctica, el pago de la
indemnización por parte del asegurador, es el compo-
nente de hecho del efecto jurídico. Claramente hecho
jurídico y componente de hecho del efecto jurídico
tienen la misma estructura lógica fundamental: son
11species facti", especies fácticas en el sentido etimológico
del término, esquemas o tipos abstractos de existen-
cia.84 Cada espe.cie fáctica está referida a un momento
propio y da lugar a una situación temporal (recordemos
que, según nuestras precedentes definiciones, se da
situación temporal siempre que un esquema abstracto o
tipo de existencia es referido a un tiempo circunscrito
por un índice de tiempo). Correspondiendo a las dos
especies fácticas se tienen por lo tanto dos situaciones
temporales: una temporaliza el hecho jurídico, Iaotra
temporaliza el comportamiento de hecho del efecto
jurídico. Y es fácil apreciar que entre las dos situaciones
temporales existe precisamente la relación axiológica
que hemos repetidamente discutido y analizado: la
situación que hace entrar en el tiempo al hecho jurídico,
es decir (según el ejemplo visto), la verificación del
evento (contrato de mutuo, incendio, accidente o enfer-
medad) constituye para la comunidad jurídica una exi-
gencia o un problema práctico; por lo tanto, dicha co-
munidad busca una satisfacción de la exigencia y una
solución de problema y encuentra finalmente la exigen-
cia satisfecha y resuelto el problema práctico en la otra
situación, esto es, la que hace entrar en el ámbito tempo-
ral al componente de hecho del efecto jurídico, o sea, en
la restitución de la suma prestada, o en el pago de la
indemnización por parte del asegurador.

84 La configuración del efecto jurídico como especie fáctica ha sido


ya propuesta por nosotros en El sujeto ...' cit., págs. 32 Y ss.
I

-146-
J:!.FICAUA J UKIUILA

De esta relación axiológica de fondo entre los dos


tipos de existencia temporal derivan algunos corolarios
inmediatos. Entre hecho jurídico y componente de he-
cho del efecto jurídico- es lógicamente necesaria, sobre
todo, una diferencia de tiempos ..En todos los casos la
situación exigencial o problemática deberá preceder, al
menos por un instante ideal y real, a la situación
satisfactiva y resolutiva. Una exigencia es tal sólo por-
que debe ser aún satisfecha. Y un problema no sería del
todo problema si estuviera ya resuelto. Por esto, el
tiempo del contrato precede al menos por un instante al
tiempo del cumplimiento, incluso en los contratos lla-
mados de ejecución inmediata; y el momento de la
indemnización por parte del asegurador sigue necesa-
riamente, con un intervalo más o menos apreciable, al
momento del incendio sufrido por el asegurado. Debe
recordarse y tenerse presente que aquí se habla del
tiempo que se atribuye al 'componente de hecho del
efecto jurídico; este es seguramente un tiempo sucesivo
al tiempo del hecho jurídico. Mucho más compleja, y
por esodebe remitirse a un estudio más avanzado de la
indagación, es otra cuestión: si el efecto jurídico total (y
no solamente su componente de hecho) tiene a su vez un
tiempo, y cuál sea este tiempo.

Debe observarse además, que hecho jurídico y com-


ponente de hecho del efecto jurídico se distinguen tem-
poralmente, aún cuando su contenido específico sea
prácticamente el mismo y tiendan a la identidad de
estructura. Ciertamente la distinción se ofrece de mane-
ra más nítida y es captable de inmediato cuando se trata
de normas de transformación, las cuales exigen que la
situación original en que el hecho jurídico se produce
sea modificada más o menos radicalmente. Particular-

-147-
ANGELO FALZEA

mente en aquellos casos en que el hecho jurídico repre-


senta la lesión de un interés ya la comunidad jurídica le
importa que dicho interés sea restaurado, es claro que
entre las dos situaciones correspondientes, entre la.Ie-
sión y la restauración .del interés, entre la negación y a
la reafirmación del valor jurídico, deberá haber diferen-
cia de estructura además de diferencia de tiempo. Al
contrario, en las que podemos llamar normas de conser-
vación (conservación de la vida humana o de la propie-
dad, por ejemplo) el valor está ya realizado y no se trata
más que de conservado: hecho jurídico y componente
de hecho del efecto jurídico tienen entonces estructuras
esencialmente idénticas, Esencialmente diverso es, en
cambio, el tiempo de su realización, pues el valor es
realizado en el presente, mientras que la exigencia de
conservación surge para el futuro. La diferencia de
tiempo entre las dos especies fácticas se reconstituye
necesariamente en el salto entre la satisfacción presente
y la exigencia de la satisfacción futura de.l interés en
consideración.

Otra diferencia entre hecho jurídico y componente


de hecho del efecto jurídico puede intuirse también de
.modo inmediato. Puesto que tendremos ocasión de
volver sobre ella en páginas siguientes repetidas veces
y bajo diversos puntos de vista, bastará aquí enunciada
sintéticamente. Remitiéndonos a la distinción entre he-
cho y acto, ilustrada a propósito de los presupuestos
fenomenológicos de la teoría dogmática de la eficacia,
recordamos que el hecho es un genus" del cual el acto
11

es sólo una species". Pues bien, es fácil observar que el


11

hecho jurídico puede ser un acto, de una o varias perso-


nas -por ejemplo un contrato de mutuo o cualquier
1
otro-; pero también puede no ser un acto. Así, no es un

-148-

I
,
EFICACIA JURíDICA

acto el incendio, ni el accidente, ni la enfermedad. Se


trata de eventos que, al menos. en su normalidad, no
dependen de la voluntad humana. En cambio el compo-
nente de hecho del efecto jurídico es siempre y necesa-
riamente un acto. Un acto es la restitución de la suma
por parte del prestatario. También es un acto el pago de .
la indemnización de parte del asegurador. En línea de
principio es derechamente inconcebible un efecto jurí-
dico que, de modo directo o indirecto, no se refiera a una
actividad humana. Sabemos que el efecto jurídico es la
manifestación más característica de aquella fuerza hu-
mana y social que es el Derecho. Y su conexión con la
actividad humana deriva de modo obvio de la defini-
ción misma del Derecho como sistema de normas de
conducta. Cada norma exige una conducta, es decir,
precisamente, una actividad humana como contenido y
componente de su propioefecto jurídico. '

Entre los presupuestos fenomenológicos de la teo-


ría de la eficacia hemos ilustrado, junto con la distinción
entre-hecho y acto, la conexión entre hecho y objeto, así
como la conexión ulterior entre acto y sujeto. Esta se-
gunda conexión pone bien en claro que el efecto jurídi-
co, estando referido necesariamente a un acto, está
también necesariamente referido a un sujeto. No pu-
diendo el acto derivar más que de un sujeto, la
subjetivación del efecto jurídico es un fenómeno necesa-
rio, no menos que su reducción en términos de activi-
dad y de comportamiento. Esta doble necesidad ha sido
siempre acusada desde las más antiguas concepciones
del Derecho y de las leyes jurídicas, en Grecia y en
Roma, y es lo que realmente permanece válido en las
propias definiciones de tipo imperativista; por ejem-
plo, en la célebre definición de Modestino: legis virtus

-149-
ANGElO FAlZEA

haec est imperare vetare permittere punire. Ordenes,


prohibiciones, permisos, puniciones, se refieren en todo
caso a sujetos humanos y contemplan cuadros de actos
y comportamientos humanos.s>

85 Es útil, sin embargo, advertir que la definición del canon de


comportamiento puede ser hecha por la norma en forma media-
ta e indirecta, y deducirse de la integración con las otras normas
del sistema. Los juristas no siempre lo han tenido en cuenta,
sacando la conclusión inexacta de que en la categoría del efecto
jurídico se debía admitir fenómenos no reducibles a modalida-
des de comportamiento: estado y cualidad de personas, cosas,
hechos, actos (entre muchos: BEKKER,ob. últ. cit., págs. 67 y ss.;
PETER, ob. cit., pág. 13; MANIGK, ob. cit., pág. ~56; BETTI:
'Derecho Romano', Padua, 1935, pág. 2; Mario ALLARA: 'Las
nociones fundamentales del Derecho Civil', Turín, 1958,Tomo 1,
págs. 5 y ss.; CASSARINO, ob. cit., págs. 185 y ss.; cfr. también
a PUGLIATII: 'La transcripción', Milán, 1957,págs. 41~..y ss, en
nota; Francesco SANTORO-¡:> ASSARELLI:'Doctrinas generales
del Derecho Civil', Nápoles, 1964, pág. 103). Con referencia a
tales hipótesis, la doctrina ha vuelto a usar, atribuyéndole un
significado más cauto, la definición del efecto como una modi-
ficacióncualquiera del mundo jurídico (para la cual cfr.KUNTZE,
ob. cit., pág. 295; MANIGK: 'El campo de aplicación de los
preceptos acerca del negocio jurídico', Breslau, 1901,págs. 14 y
ss.; e Id, 'Eficacia jurídica ...' cit. págs. 743 y ss.; PUGLIATII, ob.
últ. cit., pág. 414), reputando inadecuada por defecto la defini-
ción que considera sólo las vicisitudes de las situaciones jurídi-
cas subjetivas. Repiten estas ideas por un lado la propuesta de
distinguir las normas jurídicas en las dos categorías opuestas de
las normas de comportamiento (o de composición) y de las
normas de organización (BETTI, ALLAEA, etc.) y por el otro
lado la propuesta 'de contraponer a los efectos jurídicos en
sentido estricto los acontecimientos o eventos jurídicos (PETER,
ob. cit., pág. 14).Opiniones y propuestas de ese género, al menos
en cuanto pretenden hacer sobrepasar al efecto jurídico los
límites conceptuales y prácticos del comportamiento humano,
se mueven en un orden teórico aproximado y equívoco.
Considérese, por ejemplo, lo que se dice a propósito de las
cualidades jurídicas de las cosas. Las normas que atribuyen a las
cosas la calidad jurídica de bien mueble o de bien inmueble, de
pertenencia, de 'res extra cornmercium' etc., y que parecen

-150-
EFICACIA J URlolCA

considerar estas cualidades como caracteres jurídicos por sí


mismos de las cosas, se resuelven, si bien se mira, en simples
recursos de la técnica de la normación y las proposiciones
relacionadas con ellas' son en definitiva verdaderas normas de
comportamiento. Uno de los más usados instrumentos de la
sintaxis legislativa consiste en la ennucleación de algunos ele-
.mentas de hecho, que se muestran idénticos en varias disposi-
ciones normativas y en la consideración aislada de ellos entre el
ámbito de una determinada proposición. Esta proposición revis-
te entonces función descriptiva y definitoria y contiene por ello,
para decirlo como los estudiosos de la semántica, 'definiciones
de diccionario'; ella permite al legislador usar el'definiendum'
o símbolo, con aquel determinado significado, sin definirlo cada
vez en las normas jurídicas singulares. Así por ejemplo, el art.
812 del Código Civil, considerado aisladamente, parece hacer
descender, a guisa de consecuencia jurídica, la cualificación de
'bien mueble' de los manantiales, cursos de agua, árboles, edifi- .
cios, etc., de la existencia del suelo. ¿Cuál es el significado
práctico de tal calidad? Nada menos que -a causa del mayor
valor económico y social que suelen tener los inmuebles frente a
los muebles- para la adquisición del derecho de propiedad por
medio de usucapión, la ley requiere condiciones más gravosas;
que exige el documento como forma necesaria de los contratos
sobre la propiedad y otros derechos reales; que prescribe las
formas de la publicidad para que los cambios relacionados con
19sderechos reales sean oponibles a terceros; que adopta moda-
lidades procedurales especiales para la ejecución forzosa y las
medidas cautela res, etc. En suma, prescribe un régimen jurídico
especial, que consiste enteramente en particulares modalidades
de comportamiento de sujetos privados y órganos públicos. La
regulación jurídica de las actividades relacionadas con los bie-
nes inmuebles se compone de muchos institutos o complejos de
normas, cada uno de los cuales debería comenzar con fijar la
serie de objetos a los cuales se refiere la regulación normativa:
esta es la tarea que cumple de una vez por todas el art. 812 del
Código Civil, de modo que cuando, en la legislación se en~uen-
tra la exposición simbólica <bien inmueble>, ésta es entendida
en el significado atribuido preliminarmente a ella por aquella
disposición legislativa. Y el mismo discurso puede repetirse en
principio para las otras cualidades jurídicas de los bienes.
El mismo orden de reflexiones sugieren las cualidades jurídicas
de los hechos y los actos. Tales cualidades no son atributos que
tengan existencia y realidad distintas de las modalidades del

-151-
ANGELO FALZEA

35. Análisis del efecto: e) Puntos de vinculación,


subjetivos y-objetivos, entre hecho jurídico y efec-
to jurídico

Resumiendo podemos decir que en toda norma la


situación temporal condicionante debe presentar un
hecho referido a objetos, que es precisamente el hecho
jurídico, mientras que la situación temporal condicio-
nada que constituye el efecto jurídico presentará más
específicamente un acto referido a sujetos, o al menos, al
sujeto ejecutor del acto. Es posible además, si bien es
poco corriente, que en el hecho jurídico no figure nin-
gún acto propiamente tal. Pero ¿es posible, procede
preguntar ahora, que en el hecho jurídico no figure
tampoco un sujeto? Precisa dar una respuesta negativa
a este problema con base en una doble consideración: la
primera de orden lógico, la segunda de orden axiológico.
Lógicamente es difícil concebir que el sujeto llamado a
realizar, con su propia actividad, el efecto jurídico, sea,
comportamiento. Los usos lingüísticos y las metáforas corrien-
tes influyen a menudo en la exacta comprensión de los fenóme-
nos, y se debe a su sugestión el proceso de disociación de las
cualidades jurídicas de los hechos y actos, de las modalidades de
comportamiento, hasta hacer de ellas, por sí mismas, caracterís-
ticas de las especies fácticas jurídicas. Validez e invalidez, legi-
timidad e ilegitimidad, legalidad e ilegalidad, licitud e ilicitud,
oponibilidad e inoponibilidad y otras dicotomías semejantes
son cualificaciones jurídicas 'a parte post' de comportamientos
humanos, que reflejan cualificaciones jurídicas 'a parte ante', y
pueden a su vez generar otras modalidades de comportamiento:
un acto programático inválido o ilegítimo, por ejemplo, permite
sustraerse al vínculo jurídico que de él nace, mediante el poder
_de hacer declarar, por los medios legales, su no vinculatividad
jurídica. Por ello ha sido observado justamente que también en
los conceptos empleados por la ley se contienen prescripciones
normativas, porque a través de los conceptos viene delimitado
el campo de aplicación de la norma (E. RIEZLER: 'Ley natural y
ordenamiento jurídico', en los Archivos de Filosofía Jurídica y
Social, 1940-41, págs. 162).

-152-
J
EFICACIA uRforCA

en todo sentido, extraño a la situación originaria en que·


se produjo el hecho jurídico. En una norma abstracta y
general no se lograría determinar al sujeto destinatario
activo del efecto jurídico si no es con base en una
calificación igualmente abstracta y general. Esta califi-
cación sólo puede derivar del hecho jurídico. ¿De dónde
podría, de lo contrario, derivarse? Aquí interviene la
ulterior reflexión relativa al lado axiológico del proble-
ma. El sujeto al que se confía la futura actividad de
realización, para poder ser razonablemente llamado en
causa debe tener también una cualquiera relación prác-
tica, directa o indirecta, particular o general, con la
situación originaria de intereses definida en el hecho
jurídico. De ahí deriva que en línea de principio géneral
el sujeto es punto de vinculación entre las dos situacio-
nes temporales contenidas en la norma, entre la situa-
ción condicionante y la situación condicionada, entre el
hecho jurídico y el efecto jurídico. En otros términos,
existe al menos un sujeto jurídico que aparece y debe
aparecer tanto en el hecho corno en el efecto.86

86 ÁÚn los llamados hechos jurídicos naturales-tradicionalmente


contrapuestos a los hechos humanos bajo el criterio de su génesis
causal (fuerzas de la naturaleza), o con base en el criterio de la
relevancia o indiferencia de la participación del hombre en ellos-
tienen un componente humano necesario, que funciona corno
vínculo subjetivo con el efecto. La figura del hecho natural, tal
corno es concebida por la doctrina, no podría nunca constituir un
fenómeno del derecho. Los hechos naturales, si rechazaran toda
participación humana, o la relevancia jurídica de toda participa-
ción humana, no estarían en grado de expresar intereses huma-
nos, y quedarían en una zona de realidad extrañaal derecho. Son
hechos jurídicos en cuanto incidan, de manera apreciable para el
derecho, sobre situaciones humanas de intereses: un rayo que
cae sobre el mar es jurídicamente irrelevante si afecta sólo al
. agua, es relevante si alcanza e incendia un barco. Los hechos
naturales son entonces especies fácticas complejas, constituidas
por un acontecimiento de la naturaleza extra-humana -o, si se

-153-
ANGELO FALZEA

La noción de punto de vinculación, que nos recuer-


da una vez más los presupuestos fenomeno-lógicos
generales de la teoría de la eficacia, puede ser extendida
del sujeto al objeto de modo que es lícito hablar tanto de
puntos de vinculación subjetivos como objetivos entre
hecho jurídico y efecto jurídico. Esta extensión debe
hacerse no sin las cautelas y advertencias oportunas. De
las situación exigencial a la situación satisfactiva se
pasa exclusivamente a través del sujeto y de la actividad
del sujeto. Toda otra fuerza sería no suficiente ni nece-
saria. La función fundamental de punto de vinculación
sólo puede ser absuelta entonces por el sujeto. Sin
embargo, lógicamente por su capacidad de permanen-
cia indefinida en el tiempo, el objeto es candidato a ser
un punto de vinculación, si no necesario al menos
posible, entre el hecho jurídico y el componente de
hecho del efecto jurídico. Y, por otra parte, la misma
conexión axiológica de fondo entre las dos situaciones,
el carácter exigencial de una y el carácter satisfactivo de
la otra, en función de un mismo campo de intereses,
bien dejan suponer que, al menos por regla general, las
dos situaciones deban presentar, no sólo los mismos
sujetos, sino también los mismos objetos. ¿Acaso no es
obvio que el efecto jurídico de la propiedad se obtiene
precisamente sobre la cosa determinada por el hecho
jurídico adquisitivo, y que el efecto jurídico de la obliga-
ción ataña precisamente a la cosa deducida en el contra-

quiere, para el cual la intervención causal.delhombre es indife-


rente- y por la modificación producida sobre una situación de
intereses preexistente. Por ello, también el hecho natural, en
cuanto sea reintegrado en la global especie fáctica de la que
constituye un elemento parcial, asume carácter y dignidad de
hecho humano. En él se encuentra el hombre con sus intereses,
y este hombree será el punto subjetivo de ligamen con el efecto
jurídico.

-154-
EFICACIA JURíDICA

to, por lo tanto determinada también ella por el hecho


jurídico? . .

Las XII Tablas establecían: si pater filium ter venum


duit, filius patre liber esto. El hecho jurídico es aquí la
triple venta, el efecto jurídico es la pérdida de la patria
.potestad (y correlativamente la adquisición de un status
libertatis). Tanto en el hecho como en el efecto jurídico
figuran como sujetos las mismas personas; pater y filius
son los sujetos del hecho; pater y filius son los sujetos
del efecto. Pater y filuis son entonces los puntos de
vinculación subjetivos entre hecho y efecto en la norma
de las XIITablas. Según el artículo 1552del Código Civil
la permuta es el contrato mediante el cual se transfiere
la propiedad de una cosa por la contraprestación de otra
cosa. Las dos cosas recíprocamente transferidas son los
objetos tanto del hecho contractual como del efecto
correspondiente. Cada un~ de las dos partes enajena y
adquiere precisamente las 'cosas indicadas en el acuerdo
de. permuta. Estas cosas son entonces los puntos de
vinculación objetivos entre hecho y efecto en la norma
del artículo 1552 del Código Civil.
_o'

Sección III
La Situación Jurídica

36. Efecto jurídico y situación jurídica

Una inmediata integración dogmática de la teoría


del efecto jurídico en la teoría de las situaciones [urídi-.
cas: tan inmediata que es lícito afirmar, sin dudas, que.
la una sin la otra sería dogrnáticamente inútil. Aquí
bastará poner en evidencia la base lógica87 de la relación

87 Para las nociones de lógica formal utilizadas en esta Sección,


véase las notas 68, 71 Y 89.

-155-
ANGELO FALZEA

entre las dos teorías; a cuyo efecto será suficiente tomar


en consideración las dos situaciones jurídicas funda-
mentales del deber y del poder (pues como es obvio, un
cuadro de conjunto, aún sumario, de las diversas situa-
ciones jurídicas posibles queda fuera de la economía de
este trabajo).

Ateniéndonos a la noción, definida atrás, de la si-


tuación en general, situación jurídica debería ser el
contenido de toda proposición jurídica. Sabemos, por
otra parte, que la proposición jurídica fundamental es la
norma, que la norma es generalmente una proposición
compleja que resulta de una relación de condicionalidad,
en la cual la proposición antecedente o condicionante
denota el hecho jurídico y la proposición consiguiente o
condicionada denota el efecto jurídico. En abstracto,
pues, tanto a la norma entera. como al hecho jurídico,
como también al efecto jurídico, debería corresponder
una situación jurídica. En el lenguaje técnico de los
juristas, sin embargo, prevalece netamente y es casi
exclusivo este tercer uso. Nunca se habla de una situa-
ción normativa, y pronto veremos porqué. En relación
con el hecho jurídico se habla más bien de situación de
hecho. Situación jurídica en sentido estricto o situación
de Derecho es sólo el efecto jurídico. El efecto jurídico es
configurado como situación también porque, en su con-
cretarse, se refiere a sujetos determinados; y talvez sea
ésta precisamente la razón por la que no se habla de una
.situación normativa que, por su carácter abstracto y
general, no podría referirse sino a la generalidad de los
sujetos. Esto no impide que para ciertos fines (por
ejemplo en el estudio de los procedimientos legislativos
o de la eficacia de la ley en el tiempo) sea preferible no
limitar el uso común. De todos modos, conformando-
nos a este uso nosotros entenderemos aquí como situa-

-156-
EFICACIA JURíDICA

ción jurídica toda situación atribuida a determinados.


sujetos mediante un efecto jurídico. Entre hecho jurídi-
co y efecto jurídico y, por ende, entre situación de hecho
y situación de derecho, existe pues esta esencial diferen-
cia: mientras el hecho jurídico puede mirar hacia cual-
quier aspecto prácticamente importante del Mundo, el
efecto jurídico debe referirse ante todo a las fuerzas
jurídicamente disponibles, únicamente a aquellas fuer-
zas que pueden realizar y llevar a "efecto" los intereses
de la comunidad jurídica; las cuales son únicamente las
energías y las actividades de los sujetos de la comuni-
dad. Por ello las situaciones jurídicas en sentido estric-
to, se refieren no sólo a determirtados sujetos, sino
también, más precisamente, a determinadas activida-
des de los sujetos.

37. La figura del deber

Entre las dos ideas de situación jurídica y de efecto


jurídico existe entonces un estrecho nexo: basta que el
efecto jurídico se concentre en ciertos sujetos que reali-
zan actos o soportan actos de otros sujetos, para que se
dé una situación jurídica. Un análisis más preciso de
este nexo nos introduce en la teoría de las situaciones
jurídicas fundamentales y, sobre todo, de aquella situa-
ción que, en términos genéricos (aquí no necesitamos
mayores especificaciones) se llama" deber" (o bien" vín-
culo" u "obligación").

En todo efecto jurídico viene considerada y valo-


rada una situación del Mundo en función de aquel
interés fundamental que es el interés de la comunidad
jurídica. Presupuesto de la valoración es que alcance
cumplimiento dentro de un cierto tiempo una especie
fáctica jurídicamente definida. Bajo esta condición es-

-157-
ANCELO PALZEA

pecífica se trata de valorar, en función del sistema total


de los intereses tutelados por el Derecho, el valor que la
situación asume en el tiempo sucesivo, es decir, en el
futuro. Un valor especial asume la situación que se
demuestre necesaria, después de una determinada es-
pecie fáctica, para la tutela del sistema de los intereses
jurídicos. Dicho con mayor precisión: la situación asu-
me un valor necesario cuando el orden jurídico está ya
en grado de establecer, en el momento en que la especie
fáctica se realiza, que, en el momento sucesivo, el interés
de la comunidad jurídica quedará satisfecho solamente
si se realiza aquella situación. .

Ahora bien, es demostrable que en toda norma


jurídica, el efecto jurídico contiene en germen' una
I

valoración de necesidad. Obviamente no todas .las si-


tuaciones serán consideradas necesarias en función de
un efecto determinado. Pero habrá al ~enos una cuya
necesariedad se establezca al establecerse el efecto, y es
esta precisamente la situación cuya verificación satisfa-
ce (y cuya no verificación deja insatisfecho) aquel
particular interés de la comunidad jurídica que el efecto
define. El modo más simple de aclarar el punto suele ser
un ejemplo, que puede ser el ejemplo elemental usado
atrás. Si en cierto momento se estipula un contrato de
mutuo, interesa a la comunidad jurídica que en el mo-
mento sucesivo (establecido por la ley o por las partes)
se produzca el pago de la suma prestada o mutuada.
Ahora bien, la situación temporal en que se cumple el
pago de la suma (dentro del tiempo establecido) es la
,situación que, al verificarse, satisface (y no verificándo-
se deja insatisfecho) el interés de la comunidad jurídica.
Por ello precisamente esta situación es juzgada necesa-
ria por el Derecho. Bien entendido, se trata de una
necesidad axiológica y no de una necesidad física; de

-158-
J
EFICACIA uRlorcA

una necesidad que surge en el orden jurídico y .no en el


orden físico. Generalizando el ejemplo, bien se ve que
en toda norma hay una necesidad axiológica ligada
inmediatamente al efecto de la norma. Toda norma
particular define en su efecto un interés particular de la
comunidad jurídica y, por lo tanto, una situación nece-
saria para satisfacer este interés.

La necesidad axiológica de la situación es, lógica-


mente, inherente al efecto de la norma, pero en último
análisis emana de la propia norma que condiciona en
general (universalmente) el efecto al hecho; es decir,
aquel determinado valor jurídico '(en el ejemplo, el
interés de la comunidad jurídica al pago de una suma)
a aquella determinada especie fáctica (en el ejemplo, el
contrato de mutuo). En cierto sentido la necesidad está
ya virtualmente comprendida, en estado todavía abs-
tracto, hipotético, inactual, ,en la generalidad (o univer-
salidad) de la norma, y del condicionamiento que ella
establece entre hecho y efecto. La verificación del hecho
da lugar a un fenómeno de determinación o concentra-
ción'.'Apenas se realiza la especie fáctica condicionante,
el valor jurídico condicionado deviene incondicionado,
y así es como la universalidad de la relación condicional
se concentra en necesidad. O dicho de otro modo: la
necesidad, que primero era meramente virtual e hipoté-
tica, se potencializa (al verificarse la hipótesis) en nece-
sidad propia y verdadera, ahora bien determinada y
actual. Y en la medida en que el valor jurídico define la.
situación que al verificarse lo satisface (y no verificán-
dose lo deja insatisfecho), es claro que la necesidad
axiológica de la situación deriva en forma inmediata del
carácter ya no condicionado, sino actualmente necesa-
rio, del valor jurídico.

-159-
ANGELO FALZEA

Por otra parte, todo valor jurídico es un valor del


comportamiento humano, es decir, un valor de acción;
y por ello en todo efecto jurídico la situación futura
viene referida a una acción correspondiente. En última
.instancia el resultado que deberá realizar en el futuro la
situación no podrá estar determinado sino por un acto
humano, puesto que, como sabemos, las actividades de
los sujetos jurídicos son las únicas fuerzas de que dispo-
ne una comunidad jurídica para determinar en el tiem-
po los resultados que le son ventajosos. Esta mútua e
indisoluble relaci-ón mediante la cual, desde el punto de
vista del Derecho, el juicio sobre una situación futura
nunca es independiente del juicio sobre la acción capaz
de realizarla, aclara en qué sentido y dentro de qué
límites se emplea la categoría de la necesidad en el
campo de la valoración jurídica: existe una necesidad
jurídica exclusivamente en la medida en que la necesi-
dad axiológica de una situación llega a ser la necesidad
axiológica de una acción. .

La idea de una necesidad propia de los valores


jurídicos es, en buena sustancia,la idea del deber jurídi-
co. El origen de esta idea se resumen en las siguientes
proposiciones y definiciones. Toda norma jurídica, en
cuanto define un valor jurídico particular, afirmar la
necesidad axiológica de la situación que satisface ese
valor. Pero en las normas condicionadas esta necesidad
permanece en estado virtual y solo virtualmente com-
prendida en la abstracta generalidad de la relación que
condiciona el valor jurídico a una determinada especie
fáctica, y lo constituye como efecto jurídico. Sólo cuan-
do la especie fáctica condicionante se realiza, y el valor
jurídico condicionado deviene incondicionado, la nece-
sidad axiológica de la situación asume importancia
actual y se constituye como necesidad jurídica propia-

-160-
EFICACIA JURíDICA

mente dicha. Por otra parte todo valor-jurídico es un.


valor de acción, y tal es también el efecto jurídico en
cuanto es valor jurídico condicionado. En consecuencia,
en todo valor o efecto jurídico la necesidad axiológica
de la situación implica a la necesidad axiológica de la
acción, y viceversa. La necesidad axiológica de la acción
es precisamente el deber". La categoría del deber surge
11

de la experiencia del valor necesario de una situación, y


por lo tanto de la acción capaz de realizarla. Si la
situación tiene valor necesario, la actividad del sujeto
capaz de realizarla toma la figura del acto debido. Y se
trata de deber jurídico porque el sistema de valores en
función del cual el acto es debido, 'es el sistema de los
intereses jurídicamente protegidos. La valoración jurí-
dica puede también determinar que después de darse
una determinada especie fáctica, es necesario que la
situación no se configure para que el interés de la
comunidad jurídica quede satisfecho (necesidad de la
conservación). En este caso se tiene también un deber,
pero. de carácter negativo, y la actividad dirigida a
realizar la situación toma la figura del acto ilícito, que
es, notoriamente, lo contrario del acto debido.88

38. La figura del poder

Por lo demás, no siempre la valoración jurídica de


una situación lleva a un juicio de necesidad; también
puede conducir a un juicio de posibilidad. En el cuadro
de las situaciones jurídicas, el poder se contrapone al
deber: éste representa la necesidad axiológica, el otro la

88 Debe atribuirse a Francesco CARNELUTTl ('Prueba testimonial


del pago' en la Revista de Derecho Comercial, 1922, II, págs. 3~5
.Yss.; Id: 'Negocio jurídico, acto ilícito, acto debido, ivi, 1923, 1,
págs. 353 y ss.

-161-
ANGELO FALZEA

posibilidad axiológica; y juntos representan las dos


categorías modales axiológicas, las dos modalidades
fundamentales de toda valoración

Para precisar sobre bases lógicas''? la noción primi-


tiva del poder y las relaciones originarias entre poder y
deber como rnodalidades fundamentales de la valora-
ción jurídica, recuérdese sobre todo que en lógica modal
dos definiciones recíprocas generalísimas vinculan en-
tre ellas la posibilidad y la necesidad: las dos categorías
correspondientes al poder y al deber. La primera y más
conocida de estas definiciones establece que la necesi-
dad es la imposibilidad de lo contrario. Menosconocí-
da, pero más directamente útil para nosotros ahora, es .
la definición recíproca según la cual la posibilidad es la
no necesidad de lo contrario; de modo que todo juicio de
posibilidad se resuelve en un juicio de no-necesidad.
Particularmente en el plano axiológico, la posibilidad
axiológica de una situación resulta definida como la no-

89 Para las nociones de lógica modal común (llamada 'alética') cfr.


las definiciones de 'necesidad', 'posibilidad', imposibilidad' y
'contingencia' dadas por G.H. von WRIGHT: 'Un ensayo ...' cit.,
pág. 8 (en lugar de 'proposición' se podrá leer 'situación', para
aproximarse a una nomenclatura más común entre los juristas).
Para las nociones de lógica modal de las normas (llamada
'deóntica') cfr. en el mismo escrito las definiciones en la págs. 36
y ss. (pero en lugar de 'permiso' léase, más objetivamente,
'poder'). Nótese que, obviamente, sobre el contenido de estas
nociones modales, aléticas y deónticas (necesidad, posibilidad,
deber, poder) no tiene influencia el hecho de como idea primiti-
va sea asumida la 'posibilidad' (como hace von WRIGHT) o la
'necesidad'; el poder (como hace von WRIGHT) o el deber.
Según una tesis aludida por nosotros en el texto, y aclarada en las
notas 68 y 71, todas estas nociones son derivadas de otras
nociones asumidas como primitivas (de la universalidad del
valor, las modalidades deónticas; de la universalidad en gene-
ral, las modalidades comunes),

-162-
EFICACIA J UR1DICA

necesidad axiológica de la situación contraria. Por otro


lado, también aquí, como en todo efecto jurídico, opera
el nexo estructural entre la situación y la acción corres-
pondiente. La posibilidad axiológica de la situación
conduce a la posibilidad axiológica de la acción, en
virtud de un proceso perfectamente paralelo a aquel en
cuya virtud la necesidad axiológica de la situación lleva
a la necesidad axiológica de la acción. Ahora bien, como
la necesidad axiológica de la acción es el deber, así la
posibilidad axiológica de la acción es el poder. De modo
que extendiendo al poder y al deber las relaciones
lógicas entre necesidad y posibilidad, tenemos que el
poder consiste en la ausencia del deber contrario (mien-
tras que, del lado opuesto, el deber consiste en la ausen-
cia del poder contrario). Es lícito afirmar en general que
posee el poder de realizar un acto el sujeto que no tiene
el deber de omitirlo, es decir, de realizar el acto contra-
no.

De ahí resulta una definición de poder sumamente


amplia, que incluye en sí hasta la más débil y remota
posibilidad jurídica que pueda concebirse. El poder se
refuerza en un doble sentido si la norma por un lado lo
desvincula de todo estricto deber del sujeto, y por otro
lado lo engancha a deberes de otros sujetos. En el primer
caso el poder deviene libertad o, al menos, discreciona-
lidad. En el segundo caso se constituye una relación
jurídica intersubjetiva.

Precisa distinguir el 'poder libre', o sea la libertad,


del poder en general. La libertad tiene una estructura
lógicamente más compleja. En lógica modal una distin-
ción paralela existe entre posibilidad y contingencia. Se
da ésta cuando hay posibilidad tanto en un sentido
como en el contrario, no existiendo entonces necesidad

-163-
ANGELO FA LZEA

en ninguno de los sentidos. Paralelamente se da la


libertad cuand-o el poder es dado en un sentido como
también en el contrario y, por ende, no existe deber en
ninguno de los dos sentidos. Frente al poder libre está,
.entonces, el "poder-deber". Y entre las dos figuras se
sitúa el poder discrecional, cuya estructura, aún más
compleja, no podría ser adecuadamente profundizada
aquí.

39. Las situaciones jurídicas intersubjetivas

Entre las situaciones jurídicas intersubjetivas, parti-


cularmente conocidas a la doctrina tradicional, están las
relaciones de Derecho privado, con su característico
esquema bilateral, en el cual al poder de un sujeto se
opone el deber de otro sujeto. La doctrina tradicional de
las relaciones jurídicas es sin embargo sólo una parte de
la teoría de las relaciones jurídicas intersubjetivas, cuya
estructura transciende a menudo, especialmente en el
campo publicístico, el consabido esquema de la relación
bilateral. De mucha importancia para esta teoría de las
relaciones jurídicas es el estudio de un doble tipo de
colegamiento entre poderes y deberes. Se tiene un po-
der de utilización cuando el cumplimiento del deber
ajeno procede y condiciona al poder propio, cuyo ejer-
cicio conlleva entonces la actividad debida de los otros.
Así el acreedor recibe el pago debido por el deudor y
goza su resultado. Se tiene, un cambio, un 'poder de
iniciativa' (o de impulso) si el ejercicio del poder pro-
pio, generalmente en la forma de una declaración de
voluntad precede y condiciona al deber ajeno, determi-
nando su contenido o el tiempo o el lugar u otros
aspectos específicos del mismo. En la estructura com-
pleja de las situaciones jurídicas intersubjetivas se sue-
len presentar juntas las dos figuras, conectadas y entre-

-164-
EFICACIA J URÍDlCA

lazadas. Por ejemplo, el acreedor tiene poderes de im-.


pulso en todo caso para solicitar el cumplimiento al
deudor moroso y para promover la acción judicial con-
tra el mismo; eventualmente también para determinar
el tiempo y las modalidades de las prestaciones (como
pasa a través de las órdenes del patrono al trabajador, o
de las indicaciones del director al actor dramático, etc.).

40. Situación jurídica y expectativa jurídica

No siempre el hecho es capaz de producir situacio-


nes jurídicas del tipo de las consideradas hasta ahora.
Toda situación jurídica resuelve un problema que es
planteado a partir de intereses ya actuales y definidos.
El problema jurídico es siempre un problema práctico y
por ello no surge siquiera si los intereses que el hecho
proyecta no han llegado a ser actuales ni fijados en su
contenido actual. Antes de este momento no es posible
en concreto ninguna solución, y la situación jurídica no
puede constituirse.

¿Será preciso inferir de allí que son siempre y total-


mente irrelevantes para el Derecho los intereses no del
todo actuales o no del todo determinados? Tal inferen-
cia sería contraria a la realidad. Valores prácticos que se
vislumbran ya en el presente, en su contenido esencial,
aunque sólo en un futuro próximo la situación de hecho
madurará hasta permitir una toma de posición definiti-
va por parte del derecho, pueden asumir para la comu-
nidad un relieve tal que requieran la inmediata predis-
posición de medidas jurídicas. Lo que falta al sistema de
intereses en actualidad o determinación, no permite
una precisa y definitiva fijación del problema jurídico
relativo, o impide su solución; pero lo que ya existe
permite delinear, aunque sea en las márgenes de posi-

-165-
ANGELO FA LZEA

bles oscilaciones, los términos del problema jurídico, y


prever sus virtuales soluciones. Cuando. asumen im-
portancia práctica exigencias de este género, el orden
jurídico no puede permanecer indiferente al proceso de
su progresiva actualización y determinación. Para ga-
rantizar que este proceso tenga un desarrollo normal,
para evitar que sea perturbado por interferencias exter-
nas o por desviaciones ilícitas, se hace necesaria una
intervención inmediata del Derecho: intervención de
carácter preliminar y cautelativa, dirigida solamente a
asegurar que el interés no todavía actual o aún no
determinado no quede indefenso en el proceso de su
formación. El interés será protegido corno interés in-
completo, mediante medidas jurídicas diversas de las
que protegen los intereses completos. No podrá tratarse
entonces de situaciones jurídicas en el sentido ..pleno
arriba definido, sino de simples expectativas. Pero de
expectativas jurídicamente garantizadas, y que, por lo
tanto, a su manera, son situaciones jurídicas, aunque en
un sentido no pleno y de grado menor; como, por
ejemplo, las expectativas de los hijos a la herencia de sus
progenitores. Distintas de las esperanzas, de las aspira-
ciones y de las expectativas de mero hecho, que están
privadas de cualquier tipo de tutela jurídica.

La especie fáctica que fundamenta una expectativa


jurídica es una parte de la especie fáctica más amplia de
la que nace una situación jurídica. La relación entre
expectativa jurídica y situación jurídica se remite así a la
relación ya estudiada entre especie fáctica parcial y
total. Y puesto que sabemos que a la especie fáctica total
corresponde la eficacia jurídica mientras que a la espe-
cie fáctica parcial está ligada la relevancia jurídica,
debemos concluir en que el hecho productor de la ex-
pectativa jurídica es un hecho relevante pero no eficaz

-166-
EFiCAClA J untorcx

(mejor dicho: aún no productor de su eficacia típica y


fundamental). El problema de la relevancia jurídica,
que hemos considerado antes en su aspecto
metodológico general, debe ser estudiado ahora en sus
aspectos dogmáticos.

41. El problema dogmático de la relevancia jurídica

Mientras no es completada y reintegrada en la tota-


lidad del ordenamiento jurídico, la especie fáctica par-
cial no es capaz de expresar plenamente el interés tute-
lado por el Derecho ni puede producir sus efectos típi-
cos y fundamentales. Pero, si bien es incapaz de portar
consigo el interés del sistema jurídico entero, indica ya
al menos un núcleo central de interes-es que, cuando en
el proceso de reintegración llegue a completarse, o no
contraríe otros intereses prevalentes, es capaz de
ameritar o exigir la tutela del Derecho. En-ello está el
fundamento de la relevancia jurídica de la especie fác-
tica parcial, y la razón de los efectos menores y atípicos
que ella produce ..

Las hipótesis que con mayor frecuencia dan lugar,


en el Derecho positivo, a especies fácticas relevantes,
pueden ser referidas a dos categorías generales: la in-
certidumbre originaria sobre los elementos subjetivos u
objetivos de la situación jurídica; y la incertidumbre
originaria sobre si llegará a postularse un interés exter-
no prevaleciente e incompatible con el interno de la
especie fáctica parcial. En el primer caso la especie
fáctica necesita ser integrada mediante hechos idóneos
para constituir, especificar o individualizar el sujeto oel
objeto de la situación jurídica; .en el otro la integración
se produce mediante hechos que cumplen la tarea de
denunciar la inexistencia del interés externo prevale-
ciente.

-167-
ANGELO FALZEA

La importancia y la variedad de los"fenómenos en


los cuales la relevancia jurídica juega un papel funda-
mental pueden ser valoradas por medio de un somero
examen de las figuras más destacadas correspondientes
a las dos hipótesis planteadas.

La suspensión de la eficacia por hechos inherentes


al momento subjetivo del efecto se verifica: a) cuando el
destinatario de la situación jurídica ha permanecido
ajeno al acto, y debe esperarse su decisión de utilizar o
no el efecto puesto a su disposición (negocio estipulado
en nombre ajeno por el representante sin poderes, hasta
la ratificación; contrato con persona a designar, pasta la
u electio amici" o hasta el vencimiento del término fijado
para el ejercicio de la facultad de designación); b) cuan-
do la situación jurídica está destinada a un sujeto futuro
y se espera que el sujeto llegue a existir o quede excluida
definitivamente la posibilidad de su nacimiento (dispo-
sición testamentaria o donación a favor del "nasciturus"
o de una persona jurídica por constituir); c) finalmente,
cuando el destinatario de la situación jurídica debe ser
indicado por un tercero y se espera esa elección (dispo-
sición testamentaria librada al arbitrio del tercero).

Por su parte, la suspensión de la eficacia por hechos


que conciernen al momento objetivo del efecto tiene
lugar:" a) si en el acto el bien es indicado de modo
genérico o alternativo y se haga entonces necesario un
acto sucesivo de especificación o individualización.(ven-
ta de género o venta alternativa); b) si la indicación del
bien está librada al arbitrio del tercero (venta en la que
la fijación del precio se haya dejado a uno o más árbitros;
legado de cosa que deberá escoger la persona gravada,
o un tercero); y e) si el bien indicado en el contrato no
existe todavía (negocios jurídicos sobre cosa futura).

-168-
EFICACIA JURíDICA

En todos estos casos la suspensión de la eficacia se


debe a la inexistencia actual de circunstancias que,
aunque no necesarias para la constitución de la especie
fáctica en su núcleo central, son sin embargo indispen-
sables -en cuanto se relacionan con su estructura- para
que surja el efecto jurídico. Por su carácter de inderogable
necesidad, los hechos de los que dependen el sujeto o el
objeto de la situación jurídica se distinguen de la condi-
ción, cuya nota fundamental es la accidentalidad.w

La segunda hipótesis está representada por el fenó-


meno ilustre de la condición suspensiva -tanto en la
subespecie de la "condicio voluntatis" como en la de la
condicio iuris" - fenómeno cuyo amplio uso en las di-
11

versas regiones del Derecho hace todavía más rico y


vasto el campo dé aplicación de la relevancia jurídica.

Los ejemplos usados indican como notas propias de


la relevancia jurídica la indeterminación o la potencia-
lidad del efecto jurídico. Pero se hace necesaria una
aclaración. Ninguna de las situaciones jurídicas, inclu-
so las-que nadie duda en incluir entre los efectos jurídi-
cos, es ni puede ser del todo determinada ni del todo
actual. Entre las situaciones acentuadamente genéricas
bastará recordar el Derecho de propiedad, el Derecho
de usufructo, la relación de mandato y la relación de
trabajo. Puesto que la realización del efecto se sitúa
siempre en un momento sucesivo respecto de aquel en
que dicho efecto surge, está implícito en toda situación
jurídica un momento de potencialidad que -se acentúa

90 La diferencia entre las dos clases de circunstancias del acto


jurídico ha sido planteada y desarrollada por nosotros en el
estudio del fenómeno condicional antes citado: 'La condición ...r
cit., págs. 254-316.

-169-
ANGELO FA LZEA

sensiblemente cuando la situación se proyecta en un


largo arco de tiempo; así ocurre, por ejemplo, en los
Derechos de la personalidad, llamados a acompañar al
sujeto durante toda su existencia ..En estos casos y en
similares existe sin embargo un grado suficiente de
determinación y de actualidad del efecto: determina-
ción y actualización ulteriores constituyen meros desa-
rrollos internos de la situación jurídica, y no exigen por
ello nuevas intervenciones del Derecho. Cuando me-
diante un acto de destinación el propietario y el usu-
fructuario fijan el modo de goce de la cosa, o cuando el
mandante o el patrono imparten instrucciones al otro
sujeto de la relación, operan siempre dentro del, ámbito
de la situación jurídica originaria, constituyendo aque-
llos actos ejercicio de facultades comprendidas en ella.
Del mismo modo el Derecho a la vida protege siempre,
hoy como ayer y como mañana, la existencia física del
hombre.

Pero se tiene una indeterminación muy distinta


cuando falten o deban todavía ser individualizados el
sujeto o el objeto de la relación; y muy distinta será la
potencialidad cuando el efecto jurídico está subordina-
do a una condición suspensiva. Mientras no se produce
la individualización, el efecto jurídico no puede surgir,
y no surge sino hasta cuando se realice la condición. La
eficacia, la eficacia típica y fundamental del hecho,
queda en estos casos suspendida, pues faltan a la situa-
ción jurídica aquel mínimo de acabado y de actualiza-
ción que la pondrían en términos de realización. Pero el
hecho ya se ha verificado, de cierto modo ya ha entrado
en el Derecho, perfilando intereses que deben proteger-
se. La relevancia jurídica indica precisamente esta juri-
dicidad peculiar del hecho, perfecto en todos sus ele-
mentos esenciales pero todavía no productivo de sus
efectos típicos y fundamentales.

-170-
EFICACIA JURíDICA

Para que se capte mejor el significado propiamente.


dogmático (y no ya sólo metodológico) de la teoría de la .
relevancia, tenemos las siguientes reflexiones. Todo
tipo determinado de valor jurídico se trad uce y se incor-
pora en una serie de elementos de hecho que represen-
tan el núcleo central de toda especie fáctica, y en una
serie correspondiente de elementos de Derecho que
confluyen en la situación jurídica típica y fundamental
de todo efecto. En la norma queda entonces trazada la
línea fronteriza del"nomen iuris" con el número cerrado
de sus elementos esenciales ("essentialia"). La regla es
que, apenas alcanzan existencia los elementos esencia-
les de la especie fáctica, surge la situación jurídica
fundamental correlativa. En la práctica esta regla no es
siempre aplicable. Haya veces razones internas al inte-
rés mismo, tal y como se da en el núcleo central del
hecho, que impiden la producción inmediata del efecto
típico: esto ocurre en los casos, arriba recordados, en los
que los essentialia", aún habiéndose determinado la
11

constitución del interés, dejan margen a oscilaciones en


la determinación definitiva del objeto, o en la identifica-
ción definitiva del sujeto del interés. Si inicialmente se
han establecido los criterios para eliminar tales oscila-
ciones, el interés no sufre por ellas en su existencia, pero
no conociéndose todavía quien será el titular efectivo
del interés o a cuál bien se refiere efectivamente el
interés, no puede darse la situación jurídica que debe
conducir a la realización del interés. En cambio, otras
veces, el impedimento se debe a razones externas, como
en el ejemplo, también recordado atrás, de la condición .•
suspensiva. En la especie fáctica condicional están com-
prendidos, junto a los essentialia" que representan el
11

interés interno, otros hechos que· revelan la probable


interferencia de intereses externos. La indefinición que
caracteriza el fenómeno condicional en el plano de la

-171-
ANGELO FALZEA

eficacia, traduce jurídicamente el juego, no todavía re-


suelto, de planos contrastantes de intereses: el interés
actual, expresado por los elementos esenciales del he-
cho, y el interés no actual, pero actualmente previsto,
del cual es portador el elemento accidental de la condi-
ción. La necesidad de preservar los intereses externos
exige que, mientras aquella interferencia no quede
excluida, se mantenga suspendida la eficacia típica del
hecho.Pl

En todas estas hipótesis, y en otras similares, se hace


indispensable un correctivo a la rigidez del "nomen
iuris", que consiste en la previsión de otros elementos
que se agregan al hecho originalmente previsto, y lo
integran. La previsión de elementos agregados al nú-
cleo central del hecho influye sobre la eficacia típica, a
la cual se da curso sólo cuando se verifiquen las circuns-
tancias integrativas, de modo que el resultado alcanza-
do en el mundo jurídico responda en todo al interés, o
al balance integral de los intereses.

Considerando, por ello, a la norma, en el cuerpo de


sus aspectos típicos y de sus integraciones atípicas, se
distinguen elementos esenciales (más simplemente: los
elementos") y elementos no esenciales (más simple-
11

mente: los "eo-elementos"). En la zona normativa del


hecho los elementos constituyen el núcleo central de la
especie fáctica, la "causa" del efecto jurídico, mientras
que los co-elementos influyen desde fuera sobre la
eficacia, dando así lugar a simples concausas", Parale-
11

lamente en la zona normativa del efecto debe distin-


guirse la situación jurídica típica y fundamental, o más

91 Para la exposición de esta teoría remitimos a nuestro ensayo: 'La


condición ...' cito

-172-
EFICACIA JUR1DICA

brevemente el "efecto" de los efectos jurídicos secunda- .


rios .(los "ea-efectos") determinados por la previsión
normativa de las concausas.

Sin embargo, la suspensión de la eficacia típica y


fundamental, en los casos en que, junto al núcleo de los
elementos esenciales, estén previstos co-elementos fu-
turos, no agota la totalidad del fenómeno. Hay un
aspecto positivo que debe tenerse en alta consideración;
el mismo es inherente a los elementos esenciales y al
interés interno a ellos correlativo, y se manifiesta en la
exigencia de que tal interés, ya constituido o en vía de
constitución, pueda superar indemne el intervalo que lo
separa de los efectos jurídicos destinados a garantizar
su realización. A esta exigencia práctica responde la
relevancia jurídica con todos sus efectos colaterales
(expectativa, efectos conservativos).

Sin estos dos elementos-y aspectos conjuntos reuni-


dos, no habría espacio para una noción dogmática de
relevancia que correspondiera a la noción metodológica
ya estudiada. Por una parte, es preciso que el Derecho
no pueda (indeterminación de los sujetos o del objeto) o
no quiera (interferencia, todavía no resuelta, entre pla-
nos de interés incompatibles) reconocer todavía el inte-
rés a aquélla plena tutela, representada por la situación
jurídica, es decir, por el efecto jurídico típico y funda-
mental; y que por otra parte, decida preservar el interés,
concediéndole una tutela preliminar y conservativa.
Para esto la relevancia describe, en el planodogmático,
la situación especial de un interés tomado en considera-
ción por el Derecho, pero sólo capaz de pretender la
garantía jurídica de su propia conservación, y no toda-
vía la garantía jurídica de su propia realización: El
interés relevante produce meras expectativas; el interés
eficaz prod uce derechos plenos.

-173-
ANGELO FALZEA

Todo esto aclara que relevancia y eficacia, si bien se


distinguen por su diverso contenido, están sin embargo
ligadas por nexos estrechísimos y por una coordinación
necesaria. Sobre todo debe quedar bien claro que la
relevancia no puede agotar la juridicidad del hecho, y
que está esencialmente preordenada en' función de la
eficacia. Ningún significado podría reconocerse a 'la
relevancia del interés (y del hecho que lo constituye y
expresa), si se desconociera que ella representa la pre-
misa para el momento necesario de la eficacia, porque es
en este último, y sólo en él, que el interés puede encon-
trar realización.v?

92 Por eso no pueden merecer consenso las propuestas de algunos


juristas que querrían poner en la relevancia jurídica toda la
juricidad del hecho, con específica exclusión de la eficacia. En la
base de estas propuestas está la idea de que la causa del efecto
jurídico no es el hecho, sino la norma, y que al hecho está
reservado el papel, más modesto, de provo<;:arla eficacia de la
norma. Negado el nexo causal entre hecho y efecto jurídico, y
excluida en consecuencia la eficacia jurídica del hecho, para
mantener la juridicidad del hecho no quedaría más que el
refugio teórico de la relevancia (así, por ejemplo, Renato
SCOGNAMIGLIO: 'Hecho jurídico y especie fáctica compleja'
en la Revista Trimestral de Derechoy Procedimiento Civil, 1954,
págs. 331 y ss.; Antonino CATAUDELLA: 'Notas sobre el con-
cepto de especie fáctica jurídica', ivi, 1962, págs. 433 y ss.).
Si estos juristas quisieran poner el acento sobre la diferencia
entre causalidad jurídica y causalidad natural, y aclarar que sin
la norma el hecho no tendría ningún poder de causar el efecto
jurídico, se moverían en un orden de pensamiento obvio, pero
no concluyente. En efecto, el necesario presupuesto de la norma
no impide, ni ha impedido (VIRALLY, ob. cit., pág. 15) poner
igualmente en el hecho la causa directa e inmediata del efecto
jurídico. Pero cuando se niega la eficacia causal. del hecho, y se
indica en la norma la causa exclusiva del efecto, se dice una cosa
ciertamente errónea. La eficacia de la norma es otra y distinta de
la eficacia del hecho. La eficacia de la norma consiste exclusiva-
mente en la constitución de la relación de condicionalidad entre
un hecho y un efecto; en cambio, la eficacia del hecho se resuelve

-174-
EFICACIA JURíDICA

42. Punto de vista metodológico y punto de vista dog-


mático en la teoría de la relevancia

De la relación y distinción entre eficacia y relevancia


deriva, corno resultado último y conclusivo, la esencial
relación, pero también la distinción no menos esencial
entre relevancia en sentido metodológico y relevancia
en sentido dogmático. La relación estriba en que, en
ambos planos, la especie fáctica relevante es una parte
de la especie fáctica completa, es un núcleo central que

en la transformación de una situación jurídica. Así como el


hecho no es capaz de por sí de constituir una relación de
condicionalidad, tampoco la norma es por sí idónea para produ-
cir la transformación de una situación jurídica. Las dos zonas de
eficacia son netamente diferenciadas, de modo que afirmar que
la causa de la obligación no es el contrato o el ilícito, sino la
norma de derecho positivo que hace descender la obligación del
contrato o del ilícito, no es menos inexacto que decir que no es el
aumento de temperatura de un gas lo que produce el aumento
del volumen o de la presión (a volumen constante o a presión
constante, respectivamente), sino la ley de Gay-Lussac.
Además, es necesario decir que la relación de causalidad entre la
~q.rma y el hecho postularía una ley que ponga y constituya tal
relación; una norma superior en cuya virtud la norma inferior es
causa del efecto jurídico. Pero entonces, por coherencia, se
debería admitir que es la ley superior y no la inferior lo que
constituye la causa del efecto jurídico, y para la serie lógica de los
reenvíos internos se regresaría al infinito sin encontrar nunca
una nueva norma que sea la razón suficiente de la propia
causalidad, y se negaría así el efecto jurídico mismo.
Observa CAMMARATA ('Formalismo jurídico ...' cit., págs. 285
Yss.) que la antinomia entre los dos principios: de la subordina-
ción del hecho a la norma (en la causación del efecto) y de la
subordinación de la norma al hecho (en la aplicación. de la
norma), es aparente, porque el legislador, si es libre en la
prefiguración del hecho, está vinculado a la necesidad del hecho
mismo. En el fondo la antinomia siempre permanece, porque la
norma -exaltada a causa del efecto- no es capaz por sí sola de
producir el efecto, y por eso está reducida a ser perenne esclava
del hecho.

-175-
ANGELO FA LZEA

condensa un "nomen iuris", es decir, un tipo determina-


do de interés y valor jurídico. Pero la especie fáctica
relevante puede tener solamente la función de eviden-
ciar una dirección genérica de la eficacia: una cuasi-
eficacia que claramente no es la eficacia verdadera -en
tal caso, ella no es otra cosa que un momento del "méto-
do" con el cual el jurista, a través del análisis de los
intereses, llega a la determinación progresiva del efec-
to-; y también puede tener, pero no es necesario que
tenga -ello depende del Derecho positivo-la función de
producir de inmediato una eficacia preliminar, atípica,
destinada a preparar y conservar la que es y será, a su
tiempo, la eficacia típica y fundamental de la especie
fáctica completa. La distinción resulta nítida si se piensa
que para el Derecho positivo y, por ende, en un plano
estrictamente dogmático, el" cuasi-efecto" no es un" efec-
to" en el rigor de los términos, mientras que el el efecto
11

preliminar", que es indicio positivo de la relevancia


jurídica en el plano dogmático, es un efecto, aunque sea
conservativo, cautelativo o preparatorio del efecto ple-
no que sólo la especie fáctica es capaz de generar. Y
precisamente por ello corresponde al efecto preliminar
una situación de expectativa, que es una situación jurí-
dica -aunque en sentido no pleno o de grado menor-o
De modo que también dogmáticamente la relevancia
jurídica, aunque vaya acompañada por la situación
efectual de la expectativa, no se identifica ni se confun-
de con ella. Relevancia jurídica y eficacia jurídica siguen
siendo nociones distintas bajo el punto de vista dogmá-
tico, no menos que bajo el punto de vista metodológico.

-176-
EFICACIA JURíDICA

Sección IV
El Tiempo de las Situaciones Jurídicas

43. Aspectos virtuales y aspectos actuales de las situa-


ciones jurídicas

El análisis de las situaciones jurídicas fundamenta-


les muestra que toda valoración jurídica lleva a juicios
de necesidad o de posibilidad (sobre el presupuesto de
una especie fáctica determinada y en función del siste-
ma de los intereses jurídicamente protegidos). La cosa
se explica fácilmente con base en las reflexiones ya
expuestas.

La principal reflexión que debe guiarnos en este


tema es que la valoración jurídica tiene carácter esen-
cialmente perspectivístico: pretende dar, ya en abstrac-
to, en las teorías de los juristas, luego más en concreto,
en las sentencias de los jueces, y finalmente todavía más
en concreto, en las acciones y declaraciones de los suje-
tos, un juicio anticipado de valor sobre la realidad
práctica del futuro inmediato. Condicionando un efecto
jurídico a un hecho jurídico, la norma no hace otra cosa
que atribuir valor jurídico a ciertas situaciones que
atañen a otras situaciones de hecho antecedentes, para
ofrecer a los sujetos una base y un criterio para la
valoración del futuro. Pero ¿cómo es posible una valo-
ración del futuro? Obviamente no puede tratarse de una
valoración directa, fundada en nuestro inmediato sen-
timiento de los valores, porque del futuro no es posible
una experiencia directa. Se tratará entonces de una
valoración anticipada, y en perspectiva, a través de
tipos y esquemas generales deducidos de las experien-
cias pasadas. Nótese que la propia situación jurídica no
es otra cosa que un esquema general. Vista en perspec-
tiva, esta situación se cumplirá a través de un resultado

-177-
ANGELO FALZEA

determinable por virtud de un comportamiento huma-


no. El futuro resultado-comportamiento asumirá en
cada caso configuraciones muy diversas: será positivo o
negativo, definido o indefinido. En todo caso, en todas
estas configuraciones posibles, el resultado al que mira
la situación jurídica no es otra cosa que un esquema
general sacado del pasado y proyectado hacia el porve-
nir, un 'tipo' reproducible en abstracto en un número
ilimitado de tiempos y lugares. Se tratará, por ejemplo,
del goce de un bien, del pago o de la recaudación de una
suma, de un procedimiento administrativo o judicial,
de cualquier otro hecho de la vida pública o privada.
Este tipo de resultado no viene nunca concretamente
individualizado, sino que solamente es individuable en
abstracto, en función de los lugares y tiempos en los que
se proyecta.

De modo que la valoración jurídica es siempre una


valoración esencialmente en perspectiva. Los valores a
que tiende el Derecho no son valores efectivos y actua-
les, sino meras perspectivas axiológicas. Ahora bien,
toda consideración en perspectiva del futuro lleva a
juicios de necesidad o de posibilidad. Y así también la
valoración jurídica, en cuanto mire hacia las perspecti-
vas del futuro, deberá articularse según las modalida-
des de la necesidad o de la posibilidad consideradas en
perspectiva.

Para la teoría del efecto jurídico la oposición entre


las perspectivas axiológicas y los valores actuales o
efectivos es de importancia esencial, y se encuentra en la
raíz de un grupo de problemas dogmáticos sobre los
cuales todavía no se ha alcanzado una claridad sufi-
ciente. La cuestión central que resume este grupo de
problemas se encuentra planteada por la doctrina en los
siguientes términos: ¿cuál es el tiempo del efecto jurídi-

-178-
EFICACIA JURÍDICA

col Según lo que antes se dijo, la relación de-


condicionalidad expresada en una norma jurídica im-
plica una sucesión de tiempos entre un hecho condicio-
nante y el valor condicionado de un determinado acto
humano. Si en determinado momento se realiza el hecho,
en el momento sucesivo el acto asume valor jurídico.
Puesto que el valor condicionado es el efecto, deriva de
allí que el momento del efecto jurídico es posterior al
momento del hecho jurídico. Sin embargo la doctrina
enseña comúnmente que el efecto jurídico surge en el
momento mismo en que el hecho jurídico se realiza:93 el
momento en que se concluye el hecho es también el
momento en que se abre y se iniciael efecto.94 No hay
más que un camino para eliminar la oposición entre
ambos criterios: distinguir el efecto -como perspectiva
axiológica definida en sus modalidades del deber y del
poder- de la actualidad o efectividad del efecto, que no
puede darse sino en el tiempo sucesivo al hecho.

44. Tiempo de los aspectos virtuales: nacimiento de


las situaciones jurídicas

Desde el punto de vista del tiempo hallamos en las


modalidades axiológicas el mismo fenómeno que se
observa en las categorías modales en general. Tales
categorías son tradicionalmente: necesidad, posibili-

93 Esta observación ha sido opuesta a la teoría de la causalidad


jurídica, argumentando con base en la necesaria relación de
sucesión temporal entre causa y efecto (CAMMARATA, ob. últ.
cit., págs. 264 y ss.). --
94 El conocido 'principio de simultaneidad' ha encontrado su
mejor formulación en IHERING (ob. últ. cit., págs. 143 y ss.). Su
necesidad lógica ha dado lugar a vivas oposiciones (cfr., por
-ejemplo, A. KOEPPEN: 'El contrato obligatorio entre ausentes',
en los Anuarios Iheririg, 1871 (XI), pág. 153; ENNECCERUS, ob.
cit., págs. 159 y ss.).

-179-
ANGELO FALZEA

dad, efectividad.P> Referidas al tiempo, las dos prime-


ras se oponen (corno modalidades potenciales o en
perspectiva) a la tercera, que es la modalidad actual o
efectiva. El significado de esta oposición emerge clara-
mente de los usos del lenguaje. La necesidad y la posi-
bilidad de un evento son, todavía, una perspectiva y
son, por consiguiente, anteriores en el tiempo al evento
mismo, devenido efectivo y actual. Particularmente cla-
ro es el carácter de perspectiva de la necesidad, conce-
bida corrientemente corno una fuerza predeterminante
(así, la necesidad de que llueva resulta del cielo nublado
antes de que la lluvia llegue a ser un resultado actual o
efectivo). Y lo mismo se diga para las modalidades
axiológicas y jurídicas. También aquí precisa distinguir
netamente las modalidades en perspectiva -el deber, es
decir, la necesidad axiológica, y el poder, es .deeir, la
posibilidad axiológica de la modalidad efectiva- es
decir, de la realización del efecto jurídico. Como moda-
lidades perspectivísticas, el deber y elpoder son siem-
pre anteriores en el tiempo a las aciones y situaciones de
hecho que constituyen sus correspondientes realizacio-
nes.96 Estas últimas sucederán al hecho jurídico, mien-
tras que su necesidad o posibilidad jurídica está ya
definida completamente no apenas el hecho jurídico, es
decir, la serie de los elementos condicionantes, cobra

95 Cfr. en general, la nota 89.


96 Con referencia a estos dos momentos la doctrina distingue dos
acepciones de la expresión 'efecto jurídico': una relativa a la
modalidad prospéctica, la otra a la modalidad efectiva. Y por
ésto que la modalidad efectiva suele dar lugar a la modificación
del mundo sensible y material-desplazamiento de cosa o perso-
nas, ejecución de la pena, etc.- se ha terminado en situar en tal
modificación la realidad de la eficacia jurídica. Así en MANIGK:
'Efecto jurídico ...' cit., págs. 754 y ss. Cfr. también a PETER, ob.
cit., pág. 17, o a LARENZ, 'Teoría del método ...' cit. pág. 151.

-180-
EFICACIA JURíDICA

existencia. Por ello es correcto afirmar, como lo hace la


doctrina, que el efecto jurídico surge en el preciso mo-
mento en que se concluye el hecho jurídico.

45. Tiempo de los aspectos actuales: realización de las


situaciones jurídicas

Mientras la doctrina, con motivaciones más o me-


nos satisfactorias, advierte la exigencia de distinguir el
tiempo de las situaciones jurídicas -deber y poder- del
tiempo de las correspondientes actuaciones -observan-
cia del deber o ejercicio del poder- no encontramos en
la literatura investigaciones adecuadas sobre un pro-
blema tal vez más importante desde el punto de vista
dogmático: cuál es, exactamente, el tiempo de la actua-
ción.

Limitémonos a estudiar. el problema en el caso de la


observancia del deber. Aquí parece necesario distinguir
según que la situación que se trate de determinar me-
diante el comportamiento obligado del sujeto tenga en
el tiempo carácter definido o indefinido. Una actividad
precisa (como la entrega de una cosa) o una actividad
periódica compuesta de actos precisos periódicamente
repetidos (como el suministro periódico compuesto de
suministros singulares) da lugar a un resultado tempo-
ral definido y, en consecuencia, a una situación definida
en el tiempo. Es natural suponer que la observancia del
deber se tiene sólo en el momento de las actividades de
prestación precisamente determinadas (es decir, en el
momento en que se debe entregar la cosa o efectuar el
correspondiente suministro) mientras que en cualquier
otro momento precedente o sucesivo el vínculo sería
meramente virtual y no podría ser observado ni, en
consecuencia, violado. Por el contrario, una situación

-181-
ANGELO FALZEA

indefinida excluye por naturaleza toda actividad preci-


sa dirigida a realizarla. ASÍ; en el caso del deber de vivir
en un determinado lugar por domicilio coactivo, la
observancia del deber debe mantenerse todo el tiempo
que dura el domicilio coactivo; también en el deber
conyugal de fidelidad y en el deber de los hijos de
respetar a sus padres. Y parece que deba decirse lo
mismo con todo deber negativo, por ejemplo, para el
deber de no introducirse en un lugar cerrado de propie-
dad ajena sin el consentimiento del propietario. En
general una situación que debe realizarse mediante un
comportamiento omisivo o negativo es siempre indefi-
nida, a menos que la ley o los sujetos no definan el
tiempo mediante términos iniciales intermedios o fina-
les; mientras que ciertas situaciones que también se
realizan mediante comportamiento comisivo o positivo
(corno el derecho de usufructo, el derecho de enfiteusis,
la relación de trabajo) son por sí mismas indefinidas -y
sólo definidas en el tiempo por ley o por convención- en
razón de su particular contenido. El resultado sería que
en las situaciones .definidas el deber se observa median-
te actividades precisas, mientras que en las situaciones
indefinidas la observancia del deber consiste en un
comportamiento continuado, a veces meramente
orrusrvo.

Sin negar la utilidad de estas distinciones, que tie-


nen una efectiva importancia en el estudio del compor-
tamiento obligado y de su regulación jurídica, debe
observarse sin embargo que el tipo de los comporta-
mientos, eventos y situaciones en los que el deber se
concreta es útil para definir el objetivo final del proceso
de realización, pero no el momento en que la realización
se inicia. Se fija un principio que no admite excepciones
si se afirma que la realización comienza desde el mo-

-182-
EFICACIA JURlorCA

mento inmediatamente sucesivo al completarse el he-


cho jurídico, no sólo en los comportamientos indefini-
dos sino también en los definidos mediante una activi-
dad positiva precisa referida a un término preciso. Si
inmediatamente después del contrato de compraventa
el vendedor destruye la cosa que debe entregar en un
término establecido, él transgrede su deber y realiza un
acto ilícito, aunque el término de la entrega no se haya
cumplido.v" Naturalmente, será necesario atender al
objetivo último del proceso de realización para estable-
cer cuál debe ser el comportamiento a asumir en el
momento inicial y en los momentos ulteriores. A menu-
do se tratará de un comportamiento meramente omisivo,
salva la vigilancia exigida al hombre de diligencia nor-
mal. De todos modos, el principio general ilustrado
adquiere todo su significado si pensamos que la perma-
nencia del vínculo durante los momentos ulteriores, y
hasta el momento final de, la realización, es del todo
eventual, pudiendo ocurrir que seguidamente el deber
sea eliminado por causas modificativas o extintivas:
una eventualidad ésta que más adelante será tema de
reflexiones teóricas más profundas.if Mientras que re-
sulta claro que el único momento real y seguramente

97 La doctrina italiana remite comúnmente este ilícito al arto 1175


del Código Civil, según el cual el deudor y el acreedor deben
comportarse según las reglas de la corrección. Otra cosa es el
problema de establecer las consecuencias de la transgresión, las
cuales, según los diversos sistemas del derecho positivo, segui-
rán inmediatamente, o s610 después, el curso del término, o
podrán ser del todo evitadas al sobrevenir nuevas circunstan-
cias. .
98 El intervalo que separa el surgimiento del deber de su realiza-
ción no es un tiempo objetivo sino un tiempo histórico; es decir,
un tiempo lleno de contenidos humanos, de acontecimientos (la
distinción es de Gustav HUSSERL: 'Derecho y tiempo', Frankfurt
a. M., 1955, pág. 31).

-183-
ANGELO FALZEA

vinculado por un deber jurídico es el momento inme-


diatamente sucesivo al perfeccionamiento de la especie
fáctica condicionante. En sentido estricto y riguroso, la
actividad es debida solamente en el momento suces.ivo
al nacimiento del deber.

Se podrían hacer consideraciones perfectamente pa-


ralelas para el ejercicio del poder. Se aclaró antes que el
poder entendido en términos generales representa la
posibilidad axiológica de una situación. Por otra parte,
la posibilidad axiológica de una situación significa lógi-
camente la no necesidad axiológica de la situación con-
traria. Ahora bien, es evidente que la valoración de la no
necesidad, al igual que la valoración de la necesidad, da
resultados seguros sólo para el tiempo inmediatamente
sucesivo, en función de la totalidad de las condiciones
ya dadas de hecho. Por ello, el poder, así como el deber,
puede ser eliminado en un momento ulterior si sobre-
vienen nuevas condiciones que operen corno causas
modificativas o extintivas. La duda, suscitada por los
juristas, sobre la existencia misma del derecho de crédi-
to antes del vencimiento''? -no estando el acreedor au-
torizado para pretender el cumplimiento o para consti-
tuir en mora al deudor o para hacer valer la compensa-
ción- se debe a la confusión que se ha hecho entre el
objetivo final del ejercicio de la prohibición y el inicio
del proceso de realización del crédito. Las facultades
jurídicas de las que puede usar el acreedor inmediata-
mente después de que se ha perfeccionado la especie
fáctica constitutiva del crédito -de disponer de su dere-
cho, de intervenir en el procedimiento ejecutivo contra

99 E. HOLDER: 'Comentario a la Parte General del Código Civil',


München, 1900. El pensamiento de este jurista ha tenido un
seguimiento no indiferente.

.4

-184-
EFICACIA JURlDlCA

el deudor, de invocar medidas cautelares- prueban no,


sólo que el Derecho ha entrado ya en el patrimonio
jurídico del acreedor, sino sobre todo que ha comenza-
do su ciclo de realización. De modo que permanece
firme nuestro resultado general, para todo tipo de situa-
ción jurídica y, por ende, para todo efecto jurídico.
Hablando en rigor' se debe decir que el momento de la
realización del efecto es el momento inmediatamente
sucesivo al hecho, aún si el proceso de realización se
extiende normalmente a momentos ulteriores.

46. Aspectos especiales del tiempo de las situaciones


jurídicas: pendencia y retroactividad

El estudio de los aspectos generales del tiempo del


efecto jurídico excluye que el momento' de la eficacia
pueda ser distinto de aquel en que el hecho llega a
existir. Los juristas -y no solamente los de ahora- ha-
blan, sin embargo, de una suspensión o pendencia de
los efectos jurídicos y, en sentido opuesto, de una efica-
cia retroactiva del hecho jurídico. La primera es conce-
bida c9mo una especie de "posticipación" y la otra como
una 'éspecie de anticipación del efecto respecto al mo-
mento en que se completa el hecho. Para superar las
dificultades lógicas propias de estas hipótesis que pare-
cerían implicar la negación del principio de simultanei-
dad y, por ende, la desautorización del principio mismo
de condicionalidad, se ha utilizado la teoría de la rele-
vancia jurídica y de ese modo se ha definido el hecho
con efectos suspendidos como hecho jurídicamente r,e-
levante aunque no eficaz. Y en el caso de la retroactivi-
dad se ha considerado suficiente invocar la disponibili-
dad de los efectos jurídicos de parte del legislador, ,al
cual entre otras cosas estaría permitido disponer" esos
efectos de tal modo que fuera como si hubieran surgido
en una época anterior a la realización completa del

-185-
ANGELO FALZEA

hecho.U'" Pero es evidente que mientras se entienda la


relevancia jurídica como una figura irreductible a la
eficacia, no sólo no se explica sino que, por el contrario,
se termina con exasperar la disociación temporal entre
hecho y efecto. Por otra parte, el recurso al poder del
legislador de disponer según su criterio el contenido del
efecto, si bien es cierto que representa la retroactividad
sin forzar momentos temporales de la relación condi-
cional entre hecho y efecto, no nos dice por qué el
legislador ha usado de aquel poder de aquel específico
modo que es propio de la retroactividad.

Si se considera el fundamento sustancial de los


fenómenos, resulta obvia la inadmisibilidad de las co-
munes acepciones atécnicas de la "pendencia" y la "retro-
actividad". Si el hecho posee significado en el derecho
por ser expresión de un interés jurídico, debe negarse
que su verificación no se traduzca inmediatamente en
alguna forma de tutela; así como debe negarse que el
derecho, cuyo poder en el tiempo está reservado al
futuro, pueda tutelar el interés hacia el pasado. La razón
profunda de ambos fenómenos debe buscarse entonces
en otra parte. .

La pendencia tiene su raíz en un doble orden de


oportunidades: remitir la realización del interés a un
momento sucesivo al de su constitución, y asegurar a la
vez plenitud de satisfacción al interés cuya realización
se difirió. La primera exigencia puede obedecer a diver-
sos factores: de ordinario acompaña a la real expectati-
va, presente cuando el hecho se realiza, de que surjan
intereses de mayor importancia incompatibles con aquel
expresado en el hecho mismo. En tal caso, como arriba

100 Cfr. BEKKER, ob. últ. cit., pág. 3206. La explicación es común-
mente aceptada.

-186-
EFICACIA J UJUmCA

se dijo, la especie fáctica no está en grado de expresar el


interés total del sistema jurídico: es parcial, portadora
de un interés y de un valor jurídico parciales. Por otra
parte, para que se dé la eficacia típica y fundamental se
requiere que el interés parcial devenga total, se postule
como interés de la comunidad jurídica y como valor del
entero ordenamiento; y ello se verifica cuando circuns-
tancias de hecho ulteriores vienen a excluir que en el
arco de tiempo considerado se constituyan otros intere-
ses jurídicos de mayor rango. Antes de que se den tales
circunstancias, la especie fáctica, todavía parcial, no es
eficaz, y el interés correspondiente no puede realizarse.
Pero desde el momento en que se constituye la especie
fáctica parcial en su núcleo central de elementos de
hecho, se plantea la exigencia de tutelar el interés, para
que no resulte perjudicado por eventos sobrevenidos
cuando los hechos integrativos lo transformen en inte-
rés total y se abra el ciclo de su realización. Estas dos
exigencias son complementarias. Faltando la primera
no habría razón para suspender la eficacia propia del
hecho; si no existiera la segunda el derecho no conside-
raría constituido el interés, ni tendría ningún motivo
para intervenir confiriendo relevancia a la especie fácti-
ea parcial. En la situación de pendencia, la juricidad del
hecho se manifiesta entonces en aspectos potenciales y
en aspectos actuales correspondientes a la doble exigen- .
cia ya señalada. Son potenciales los relativos a los efec-
tos jurídicos propios del hecho (es decir, aquellos efec-
tos predispuestos para la realización del interés). En
cambio son actuales los relativos a los efectos que sirven
para garantizar la conservación del interés parcial: los
aspectos actuales se resumen en el concepto técnico de
expectativa y en la situación jurídica correspondiente.
Jamás tiene lugar un vacío de tutela entre el hecho y su
efecto, entre el surgimiento del interés jurídico y la
constitución de la situación jurídica relativa a su reali-

-187-
ANGELO FALZEA

zación. El intervalo viene colmado por la relevancia


jurídica del hecho, con todos sus momentos potenciales
y actuales.I''!

Correlativamente, la retroactividad se configura


como una garantía jurídica de la plena satisfacción del
interés cuya realización fue diferida. Con la retroactivi-
dad se remueven los obstáculos jurídicos que pudieran
haberse formado entre el momento en que el interés
parcial surgió y aquel en que su actuación fue autoriza-
da o impuesta, ligándose así la tutela de la conservación
con la de la realización. Por ello la retroactividad es
legítima en la medida en que se asegura la satisfacción
del interés con referencia a la fecha de su constitución.

Sección V
Las Transformaciones Jurídicas

47. La transformación de las situaciones jurídicas

La doctrina de las transformaciones del efecto jurí-


dico se funda esencialmente en consideraciones de tiem-
po. Notoriamente esta doctrina nació, junto con la idea
misma de efecto jurídico, de la reflexión teórica de los
Pandectistas sobre las vicisitudes de cambio de los
derechos subjetivos privados (constitución, modifica-
ción, extinción). Se obtiene un ángulo visual más amplio
cuando se pasa del Derecho subjetivo privado a todas
las situaciones jurídicas, y se estudian las mutaciones
posibles de las situaciones jurídicas en general. Esta
ampliación de visión es necesaria en.una teoría general
del efecto jurídico y permite extender útilmente el ern-

101 Para estos conceptos, cfr. FALZEA: 'El sujeto ...' cit., págs. 79y ss.;
e Id, 'La condición ...' cit., págs. 29 y ss.

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