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Vemos una fotografía antigua del caserío con el mismo encuadre que una
panorámica grabada que nos muestra el entorno. Vemos la placa conmemorativa.
VOZ NARRADOR
José Mª Arizmendiarrieta nace en 1915, en un
tradicional hogar campesino vasco, situado en el barrio
rural de Barinaga, del municipio de Markina, Bizkaia.
VOZ NARRADOR
La educación que José María, el mayor de cuatro
hermanos, recibe en el caserío Iturbe se basa en el
valor del trabajo y en una arraigada fe campesina,
regulada por la oración, la misa semanal, y el rezo.
VOZ NARRADOR
Esta cultura campesina constituirá uno de los pilares
del pensamiento “arizmendiano”, basado en la idea del
perfeccionamiento mediante el propio esfuerzo. Como
el propio Arizmendiarrieta señalaría más adelante, el
hombre ha de contribuir activamente en la obra divina,
transformando el mundo con su esfuerzo, haciéndolo
mejor y haciéndose mejor con el trabajo.
Sobre este texto, imágenes de ambiente rural de la película «Au Pays de Basques»
y del archivo de Barandiarán: la siega, los animales, el maíz desgranándose, las
metas de hierba, las manzanas prensadas...
VOZ NARRADOR
Este ambiente familiar fue clave en el despertar de la
vocación de José Mª, que con 12 años inicia sus
estudios en el Seminario Menor de Castillo-Elejabeitia...
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...y los prosigue en el de Vitoria, donde imparte clase
un grupo de profesores jóvenes comprometidos con un
movimiento de espiritualidad absolutamente renovador
para su época.
VOZ NARRADOR
Se trata, en definitiva, de un Seminario abierto a las
corrientes modernas de pensamiento cristiano, cuya
línea doctrinal se basa en la santificación del sacerdote
mediante la entrega a la comunidad, y concede gran
importancia al asociacionismo.
VOZ NARRADOR
Son años de malestar social, en los que, a partir de las
encíclicas papales Rerum Novarum y Quadragessimo
Anno, toma forma la doctrina social de la Iglesia, que
rechaza por igual el liberalismo capitalista, materialista
y pagano, y el colectivismo marxista que aleja de la fe a
las masas obreras. Arizmendiarrieta, a través de sus
profesores, se hace consciente de que, si la Iglesia
aspira a recuperar la confianza de las masas, debe
definir un nuevo orden basado en la dignidad de la
persona y en el papel del sacerdote como
representante de Cristo ante los hombres.
VOZ NARRADOR
El estallido de la guerra civil corta bruscamente su
educación. Aunque la pérdida de un ojo en su infancia
le incapacita para ir al frente, José Mª es movilizado y
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Tras la contienda, y, en medio de una país roto, José
Mª se reincorpora al Seminario de Vitoria, donde los
líderes espirituales e intelectuales son Joaquín
Goicoecheandía y Rufino Aldabalde.
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Mientras que el primero les recuerda la constante
exigencia de ser "siempre sacerdote, sacerdote en
todo, y sólo sacerdote", Aldabalde inculca a sus
discípulos el espíritu de desprendimiento de uno
mismo. El sacerdote debía trabajar en la obra de Dios y
luego desaparecer, impersonalizarse, puesto que “toda
la vida de Jesús en la tierra no fue sino un acto
ininterrumpido de donación. “No somos sacerdotes
para nosotros. ¿Para qué sirve el sacerdote que no se
gasta?”, repetía Aldabalde, propagando entre los
seminaristas el concepto de Chevrier: “El sacerdote es
un sacerdote comido”.
VOZ NARRADOR
Aldabadle exhorta a los seminaristas a “ser sacerdote
santo o no serlo”. “¡O santos, o por la ventana!”, les
gritaba con pasión.
Desde el interior una ventana se abre de golpe. El viento agita los visillos. Lo oímos.
Esa presencia del agua se va haciendo cada vez más constante, más importante,
son regueros que acaban formando un pequeño manantial.
VOZ NARRADOR
En José Mª, inflamado por la pasión que le trasmiten
sus maestros, la vocación es ya imparable...
VOZ NARRADOR
En uno de sus textos, titulado Sarraspeko Iturritxoa, el
manantial de Sarraspe, evocaba una fuentecilla de la
que bebía de pequeño para simbolizar cómo desde
Adán, el agua terrenal no sacia por completo la sed del
hombre. Por eso, dice...
VOZ NARRADOR
José Mª Arizmendiarrieta ya está listo para renunciar a
su vida seglar y convertirse en sacerdote.
VOZ NARRADOR
El 5 de febrero de 1941 José Mª Arizmendiarrieta se
incorpora a su destino como coadjutor de la parroquia
de San Juan Bautista de Mondragón, una villa industrial
del interior de Guipúzcoa, orientada a la producción de
ferretería, cerrajería, fundiciones grises y maleables,
muebles de acero y maquinaria.
VOZ NARRADOR
El nuevo coadjutor fue recibido con cierta reticencia por
las clases dirigentes de la villa, debido a su pasado en
el bando republicano y a que, con sus primeras
acciones pastorales y sermones, comienza a difundir
entre sus feligreses esa doctrina social con la que tomó
contacto en sus años de Seminario.
VOZ NARRADOR
En definitiva, en una sociedad llena de desigualdad y
con las heridas de la guerra aún abiertas,
Arizmendiarrieta habla de reconciliación y de la
necesidad de un acercamiento entre los dos factores
de producción (el capital y el trabajo), basado en un
VOZ NARRADOR
Arizmendiarrieta siente poca inclinación por la
especulación teórica. La labor sacerdotal es, para él,
una labor práctica, que ha de verse encarnada en
obras sociales concretas.
VOZ NARRADOR
Como complemento a su tarea parroquial,
Arizmendiarrieta desarrolla un frenético apostolado a
través del centro de Acción Católica. Incansable, llama
a todas las puertas y a todas las conciencias, y pone en
marcha multitud de iniciativas de todo tipo, allí donde
percibía un déficit de justicia social.
Vemos una dramatización ante la sede de Acción Católica: una multitud de jóvenes
vestidos de época sale del Palacio Báñez de Artazubiaga.
La cámara se detiene en el friso que hay sobre la puerta: "Solus labor parit virtutem,
sola virtus parit honorem" (subtitulado en castellano). La cámara desciende justo a
tiempo de ver la silueta de ARIZMENDIARRIETA entrando en el edificio.
VOZ NARRADOR
Poco a poco, don José Mª va dando forma a un
proyecto de sociedad sustentada en una democracia
confesional y en una ciudadanía católica, asociada a
valores de igualdad, libertad y reconciliación más que
en el ejercicio resignado de la caridad. Para él, el
individuo no puede estar sometido a una colectividad
(clase, Estado o nación), aunque ha de estar abierto a
la comunidad, perfeccionándose en ella, mediante el
trabajo y la transformación de la naturaleza.
VOZ NARRADOR
La formación es el otro puntal sobre el que descansa
su gran obra social y pastoral. José Mª Arizmendiarrieta
reclama educación y cultura para la clase trabajadora,
en una doble vertiente de capacitación técnica y
transformación moral. Para él...
3. EL SACERDOTE “COMIDO”
VOZ NARRADOR
A pesar de sus múltiples actividades, José Mª
Arizmendiarrieta quiso que su identidad primaria fuese
siempre la de sacerdote parroquial y se mantuvo
siempre en un plano tan poco protagónico como le fue
posible. Jamás quiso otra retribución que su modesto
sueldo de coadjutor. Vivía como pobre porque su
apostolado lo realizaba ente los pobres.
Amanece sobre la parroquia de San Juan Bautista. En ella entra una figura con
sotana.
VOZ NARRADOR
Como coadjutor, se hacía cargo de las primeras misas
de la parroquia, y dedicaba dos o tres horas diarias a la
confesión. Oraba cada mañana antes de salir, cada
noche antes de acostarse, antes de oficiar, durante los
viajes o en el trabajo. Impregnaba de oración toda su
vida, e hizo de los Ejercicios Espirituales su
instrumento más importante de perfección sacerdotal.
Vemos una panorámica desde la bóveda de la iglesia hasta uno de los primeros
bancos, donde una silueta con sotana está rezando.
VOZ NARRADOR
Esa búsqueda diaria de santidad nacía del propio
ministerio que había abrazado. El sacerdote, para él,
era un hombre que escogía vivir solo en medio de una
comunidad de fieles para “darse sin reserva”, porque
un sacerdote preocupado de sí mismo, sería incapaz
de dar a Cristo, entregado a una incansable labor
apostólica, y buscando siempre ser ese “sacerdote
CARLOS ABAITUA
Imágenes de las entrevistas a J. Ignacio Tellechea y Carlos Abaitua, en las que dan
su punto de vista sobre el compromiso sacerdotal de ARIZMENDIARRETA, que le
lleva a intentar transformar la sociedad en sus aspectos más injustos, por medio de
la cooperación entre clases, entre instituciones, entre generaciones, en una apuesta
destinada a la definitiva cristianización solidaria del mundo del trabajo. Este proyecto
de trasformación social de ARIZMENDIARRETA, de raíz utópica e inconformista, se
hace concreto y real en el enorme movimiento cooperativista de raíz cristiana que
promueve.
VOZ NARRADOR
Valiéndose de algunos “discípulos” o “apóstoles
seglares” cuyas conciencias había formado
personalmente, trata de promover la participación de
los trabajadores en la empresa, impulsando la creación
de una primera cooperativa, Talleres Ulgor. Este será el
arranque de la experiencia cooperativa de Mondragón,
a la que seguirán muchas otras.
Fotos de la construcción de la fábrica, los primeros productos, etc. Fotos Juan XXIII,
etc.
VOZ NARRADOR
Esta actividad empresarial no buscaba el beneficio
económico desconectado del bien social, sino que
estaba al servicio de la comunidad en que nacía. Él
hablaba de solidaridad y de actitudes morales. Y la
empresa cooperativa era el medio con el que cumplir
una necesidad de santificación propia y comunitaria
que sentía en lo más hondo de su identidad sacerdotal.
Vinculado a la teología humanista de la encíclica de
Imágenes de las entrevistas a J. Ignacio Tellechea y Carlos Abaitua, en las que dan
su punto de vista sobre cómo en un mundo cada vez más politizado, desigual y
violento, el cooperativismo constituía una alternativa a la violencia, al desdibujar la
frontera entre opresores y oprimidos.
VOZ NARRADOR
En la búsqueda de este nuevo orden cooperativista,
entendido como un ejercicio de santificación
comunitaria, Arizmendiarrieta era exigente para consigo
mismo y para sus discípulos hasta la extenuación.
Imágenes de las entrevistas a J. Ignacio Tellechea y Carlos Abaitua, en las que dan
su punto de vista sobre esa ambición de ARIZMENDIARRIETA de ir siempre más
allá, sorprendiendo a sus colaboradores con nuevos retos y proyectos cuando aún
no se habían formalizado los precedentes. También reflejarían cómo
ARIZMENDIARRIETA siempre lleva a cabo esta labor desde un segundo plano, sin
una intervención directa, acompañando, sugiriendo.
VOZ NARRADOR
Para Arizmendiarrieta, el cooperativista es un
paradigma de hombre cristiano, cuyo destino no es
contemplar sino transformar, a sí mismo y a cuanto le
rodea.
Vemos imágenes de la bici en marcha. Sobre ella va montada una silueta con una
sotana (ARIZMENDIARRIETA). Vemos fotografías de época de D. José Mª y su
bicicleta.
VOZ NARRADOR
La actividad que derrocha a favor de su proyecto de
reforma social es intensísima. Don José Mª se entrega
a ella hasta el extremo de su capacidad, y sus
facultades físicas comienzan a mermar.
VOZ NARRADOR
José Mª Arizmendiarrieta se encuentra cada vez más
cansado y los médicos le exigen que disminuya su
ritmo de trabajo. En 1967 sufre una crisis cardiaca y le
es implantada una válvula artificial.
Vemos el papel con las órdenes del médico, y las oímos en off (que descanse, etc.).
VOZ NARRADOR
Pero D. José Mª quiere vivir, desea vivir, no soporta
estar postrado, sin capacidad de desarrollar nuevos
proyectos, y continúa son su vida diaria, austera y
humilde. Se levanta temprano cada día para celebrar la
misa de 7. después, confesionario, atención a los
enfermos y a la parroquia.
VOZ NARRADOR
Más tarde visita Caja Laboral y la Escuela Politécnica,
donde teclea en su vieja Remington artículos para sus
revistas, editoriales, cartas...
VOZ NARRADOR
Era ya un “sacerdote comido”, derrochado en el
prójimo, “ambicioso de ser generoso, de hacer cosas
por los demás.
VOZ NARRADOR
...diría él, a pesar de que su decadencia física se hace
constante. En 1975 es hospitalizado en Madrid y
finalmente enviado a Mondragón, en la primavera de
1976. Ya no le queda más perfume que derramar, ya
es un sacerdote comido por los suyos, por su rebaño.
Es consciente de su fin y se siente preparado para la
inmolación definitiva.
VOZ NARRADOR
Y así se encamina hacia ella.
VOZ NARRADOR
Llueve el lunes 29 de noviembre de 1976. D. José Mª
pide rezar el Magnificat... D. José Mª, casi sin voz, reza
con sus acompañantes. La oración calma su inquietud.
Sigue el zoom hasta que el “grano” de la foto nos permite encadenar muy
lentamente con una imagen de lluvia en la ventana (es de noche, buscar imagen
poética: el agua que resbala es el alma que se va).
VOZ NARRADOR
Su alma va, como el agua de esa fuente de Sarraspe
de su niñez hacia el Creador que calmará su sed
definitiva.
Oímos testimonio sonoro (grabación de las crónicas de radio). Vemos fotos del
funeral. Fotos del entierro. A continuación, una panorámica del cementerio. La
cámara se detiene sobre su tumba, y recorre la inscripción de la lápida, que oímos
en off (subtítulos en castellano).
VOZ NARRADOR
Bihotza, lana eta bizitza zuen alde emanak.