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PROBLEMÁTICA FORRAJERA EN EL ESPACIO ANDINO DEL SUR

En un contexto de sequía y heladas, la prevención, concebida como manejo de recursos


agropecuarios, puede ser a la vez un instrumento para el desarrollo. Para esto será
necesario diseñar respuestas específicas por líneas de producción.

A tal fin se ha seleccionado aquellos productos de mayor importancia económica y social


para el sur andino: cereales y ganadería. Dichos rubros representa, en el caso de los
cereales andinos y la ganadería envuelven importantes posibilidades para desarrollar
ventajas competitivas y conquistar mercados externos. Pero al mismo tiempo, estas líneas
requieren especial atención en tanto han mostrado diversas vulnerabilidades frente a las
sequías ocurridas en el pasado.

Ganadería alto andina.


La vulnerabilidad pero también las posibilidades y opciones estratégicas de la actividad
ganadera en los pisos altos del espacio andino del sur. Se cuestionan los "modelos" de
agricultura aplicados en el país, ajenos a la disponibilidad real de recursos, dispendiosos
de agua en la costa, depredadores de diversos cultivos y crianzas y opuestos a la
complementariedad entre la agricultura, la ganadería y forestería. Se considera al
inadecuado manejo agroecológico como la principal vulnerabilidad que agrava el impacto
de las sequías: empobrecimiento y pérdida de suelos, pérdida o disminución de cobertura
vegetal, alteraciones en el ciclo del agua, pérdida de humedad y mayores desequilibrios
climáticos.

Las sociedades basadas en la ganadería, que en especial sufren una baja en la cantidad
y calidad de oferta forrajera y pérdidas de ganado por mortalidad y morbilidad, ven
afectada su capacidad de reposición de los elementos productivos: el ganado se reduce
hasta tamaños que no permiten su reproducción, y los procesos de recuperación de la
tierra se hacen más difíciles.

La propuesta de un principio estratégico: restablecer los equilibrios de la naturaleza y


proporcionarle a los campesinos elementos para recuperar y mantener su capacidad de
reproducción económica. A su vez ello supone apoyarse en el conocimiento acumulado
de los productores y en su comportamiento orientado a reducir el riesgo climático. Las
recomendaciones, muchas de las cuales los propios ganaderos conocen y aplican,
distinguen acciones mitigadoras por un lado, y acciones de sostenibilidad de recursos, por
otro.

Las acciones de mitigación incluyen:


- Mayor captación de agua y evitar pérdidas por infiltración y evaporación.
- producción de forrajes de rápida maduración y poco exigentes en agua.
- Reducción del rebaño; saca forzada de machos excedentes y conservación de
hembras aptas para la reproducción futura. Los programas de traslado de alpacas
resultan costosos y de poco impacto.
- alimentación complementaria y sanidad animal.

Las acciones de sostenibilidad se refieren a:


- Estrategia de captación y utilización de agua para producción de forrajes.
- Densificar producción de forrajes en época lluviosa: convertir al ganadero en
agricultor de pastos.
- Infraestructura de riego: reservorios, canales y zanjas de infiltración. La
evaporación es el mayor problema en los Andes.
- Manejo de ganado mejorando tecnología reproductiva y calidad genética.
- Reforzar la organización campesina.

Cereales andinos.
En el tratamiento de este tema, la revaloración de los cultivos andinos que durante los
últimos años se viene observando en el país, y particularmente en las regiones del sur.

La visión de estos cultivos como portadores de ventajas competitivas por su alta


potencialidad para penetrar en mercados rentables y generar sostenidamente ingresos
para las familias campesinas, y por su capacidad para aportar a la nutrición infantil. Por
eso mismo resulta de gran interés conocer las limitaciones y posibilidades de los cereales
andinos frente a los desafíos climáticos de la región.

Una primera consideración importante tiene que ver con la distribución entre riego y
secano de las áreas cultivadas en las provincias altas. Al interior de un promedio de
43.5% de tierras bajo riego, llama la atención la alta proporción (más de 5 a 1) de áreas
regadas frente a secano en el caso del maíz amiláceo. En cambio es deficitario el riego
para el trigo y la quinua (menos de un tercio de las tierras está regado); y en el extremo
las tierras de secano de la cebada son casi 7 veces las de riego; se destaca el amplio
rango de adaptabilidad y tolerancia climática de los cereales en la región; la altitud va
desde los 1,800 msnm en el caso de la kiwicha hasta los 4,000 msnm tratándose de la
avena forrajera.

Identifica las fases especialmente sensibles a los requerimientos de agua en las poaceas
cerealeras. Estas fases son la emergencia y la floración de la espiga; de producirse falta
de agua estos períodos dará lugar a escaso macollamiento o inhibición completa, y
reducida longitud de la espiga. Por eso lo que más teme el agricultor son las variaciones,
la oscilación de stress hídrico alto y nulo que tienen que enfrentar; se propone un conjunto
de orientaciones técnicas para el manejo de cereales en un contexto de sequía, que en lo
fundamental tienen que ver con:
- Uso de variedades precoces a fin de retrasar siembras y que las previsibles lluvias
de enero y febrero favorezcan las fases críticas de elongación del tallo y floración.
- Labranza adecuada y preparación de suelos para que con las primeras
precipitaciones se alcance una buena infiltración.
- Selección de lugar de siembra en el fondo del surco. Es recomendable sembrar en
el tope de profundidad que puede soportar cada especie para garantizar humedad
y buena germinación.
- Elegir cultivos en función de la clase de suelos. Usar los mejores suelos que
conocen los campesinos.
- Dispersión de cultivos altitudinalmente y en diversos terrenos. Difundir la práctica
de cultivos multiasociados.
- Evitar siembras en terrenos heladizos. En la sierra, por encima de los 3 mil metros,
existe alta correlación entre cielos despejados y ocurrencia de heladas, en
condiciones de sequía.
PASTOS CULTIVADOS Y NATURALES

La siembra y manejo de forrajes es básica en la actividad agropecuaria, porque mantiene


la fuerza del suelo y permite obtener más y mejor alimento. La siembra de estos forrajes
tiene buena aceptación entre los 2500 y los 4200 metros sobre el nivel del mar.

La mayor parte de la población de ganado vacuno y ovino, y todo el ganado alpacuno, se


encuentra en lugares de clima templado o frío. Los pastos cultivados permanentes se han
convertido en una alternativa para reemplazar la falta de pastos naturales debida al
sobrepastoreo.

Pasos a seguir para el cultivo y manejo de pastos


1. Elección del terreno
Es necesario elegir terrenos que tengan agua de riego, suelo superficial y buen
drenaje.

2. Preparación del terreno


 Arar bien el suelo.
 Nivelar el terreno.
 Eliminar las malas hierbas; éstas pueden servir para
 preparar compost.

3. Abono
El suelo también debe estar bien alimentado, porque se desgasta en cada
siembra. Debe abonarse con estiércol y con fertilizantes químicos. Se recomienda
abonar con los fertilizantes de la siguiente forma:

 Para cultivos simples o individuales

a. Al momento de la siembra, emplee la siguiente cantidad de


fertilizantes por hectárea:

b. Para la fertilización de mantenimiento, aplique cada año al inicio


de las lluvias la siguiente cantidad de fertilizantes por hectárea:
1. Nitrato de amonio: 100 kilogramos
2. Super fosfato triple de calcio: 260 kilogramos
3. Cloruro de potasio: 133 kilogramos

 Para cultivos asociados o en mezcla

a. Al momento de la siembra, abone con la siguiente cantidad de


fertilizantes por hectárea:
 Nitrato de amonio: 60 kilogramos; o urea: 260 kilogramos
 Super fosfato triple de calcio: 260 kilogramos
 Cloruro de potasio: 133 kilogramos

b. Como fertilización de mantenimiento, aplique cada año al inicio


de las lluvias la siguiente cantidad de fertilizante por hectárea:
 Super fosfato triple de calcio: 260 kilogramos
 Cloruro de potasio: 133 kilogramos

 Abono del pasto para el heno


Se recomienda aplicar guano de corral o estiércol inmediatamente después
del último pastoreo y antes de que el pasto empiece a crecer, pues a veces
el ganado no quiere comer pasto fresco que aún tiene estiércol, lo que no
ocurre con el pasto seco. Además, el largo período de crecimiento del
pasto para heno facilita la descomposición del estiércol.

4. Época de siembra
i. Siembre con el inicio de las lluvias; puede ser desde octubre
hasta enero.
ii. Si dispone de agua para riego, puede sembrar a partir de julio,
según las condiciones del clima.
 Siembra
1. Aplique primero el fertilizante y tápelo para evitar el contacto con la semilla.
2. Si la siembra es de cultivo asociado, mezcle primero las semillas
recomendadas según las cantidades que se indican más adelante.

 Siembra a mano
1. Tome puñados de semilla y tire el voleo.
2. Agregue arena de río a la semilla. Esto facilitará la realización del voleo y la
siembra será uniforme.
3. Tape la semilla con una capa de tierra no mayor de tres o cuatro veces su
tamaño, empleando un rastrillo o una escoba rústica de ramas y tallos
secos.

 Siembra de cultivos asociados o en mezcla


1. Mezcle primero las semillas de gramíneas en un 70% y las leguminosas en
un 30% en las cantidades deseadas.
2. En cultivos asociados, la siembra a mano se realiza al voleo y luego se
tapa con una escoba rústica.

 Ventajas de los cultivos asociados


1. Evitan el empanzamiento de los animales.
2. Proporcionan una alimentación balanceada.
3. Evitan la erosión del suelo.
4. Ofrecen una mayor uniformidad y máxima cobertura en el follaje.
5. Permiten aprovechar al máximo los fertilizantes.

5. Riegos
Haga riegos frecuentes, especialmente en los siguientes casos:
 Si ha sembrado antes del inicio de las lluvias.
 Por ausencia de las lluvias o al finalizar éstas.
 Cuando el cultivo muestre falta de agua.

Importante:
 Nivele el terreno en lo posible y controle su riego con mucho cuidado.
 Nunca riegue inundando; moje sólo la capa superficial del terreno, con
ligeras cantidades de agua.

6. Inoculación
Consiste en mezclar la semilla de la leguminosa con el inoculante, que deberá
quedar pegado alrededor de las semillas. El inoculante es una sustancia en forma
de polvo que comercialmente se vende con diferentes nombres: Nitragín, Rhizocaj,
etc. Contiene microorganismos (bacterias) que tienen la capacidad de tomar el
nitrógeno del aire y fijarlo en las raíces de la leguminosa, lo que permite ahorrar en
fertilizantes nitrogenados. Antes de aplicar el inoculante, lea atentamente las
indicaciones que el producto comercial trae en su etiqueta.
 Inoculación directa de las semillas
Mezcle el inoculante con una cantidad adecuada de agua azucarada. Por
ejemplo, para diez kilogramos de semilla del trébol rojo se utiliza una taza de
agua y cinco cucharaditas de azúcar rubia, que se mezclan con cien gramos
de inoculante. Luego, agite bien hasta lograr una mezcla pareja.
 Mezcla del inoculante con la semilla
 Eche la mezcla del inoculante sobre la semilla y remueva hasta lograr una
mezcla uniforme. Esto se nota cuando la semilla tiene una fina capa negra
sobre su superficie.
 Siembre inmediatamente la semilla inoculada; no la guarde más de cuatro
horas.
 Evite poner al sol las semillas inoculadas, porque esto mata a las bacterias.
 Inocule y siembre en las primeras horas del día.
 No desinfecte e inocule la semilla al mismo tiempo, porque los desinfectantes
matan a las bacterias.

Principales pastos sembrados y naturales

Pastos sembrados
1. Trébol blanco
Es una planta permanente que crece en climas templados cálidos. Tiene buen gusto
y un alto valor nutritivo. Crece mejor en lugares con lluvias relativamente altas y en
suelos arcillosos. Como el trébol rojo, requiere de una buena fertilización. Se usa
para pastoreo, henificación, como abono verde y control de la erosión.

2. Trébol rojo
Es una planta permanente o dura dos años. Se encuentra principalmente en
regiones templadas. Crece bien en suelos arcillosos, fértiles, bien drenados y con
alto contenido de calcio. También necesita de una buena fertilización. Se adapta
para henificación, pastoreo y también como abono verde.

3. Avena forrajera
Es una gramínea que se cultiva principalmente para alimento de ganado mayor,
como las vacas; y menor, como ovejas, cuyes y conejos. Se usa en forraje verde,
henificada y en grano.
4. Rye grass
Rye grass italiano: es una planta anual o bianual, de clima templado. Se adapta a
diferentes tipos de suelos, pero mejor a los suelos fértiles. Produce un forraje de
buena calidad para la henificación. Se puede cortar varias veces al año, siempre y
cuando la fertilización sea adecuada. Rye grass perenne: es una planta perenne de
clima cálido, que crece lateral y después verticalmente; se reproduce por semillas y
se extiende en nudos que tocan el suelo. Crece mejor en suelos húmedos y
sombreados.

5. Dactylis glomerata o pasto ovillo


Es una planta perenne de clima templado y húmedo. Se propaga por semillas. Tiene
rizomas cortos. Se adapta a diversos suelos y lugares sombreados. Tiene una alta
producción forrajera para pastoreo, henificación y ensilaje.

6. Vicia
Es una planta anual o permanente de clima templado, con hojas finas que terminan
en zarcillos largos y con muchas semillas ovoides de color oscuro. Se encuentra en
las laderas bajas y medianas, entre los 2800 y los 3300 metros sobre el nivel del
mar.

Pastos naturales
1. Chiriquegua, cebadilla
Es una planta derecha o ligeramente inclinada, que dura dos años o permanente. De
vida corta, forma macollos no muy densos. Los tallos alcanzan hasta 70 centímetros
de altura. Crece en las laderas bajas hasta la jalca. Su época de floración es la
estación de lluvias (febrero a mayo). Este pasto es muy consumido por el ganado
vacuno y ovino, y por animales menores. También se cosecha para forraje fresco y se
asocia con pastos cultivados. Aparte del uso forrajero, se aprovecha en la medicina
tradicional.
2. Paja hualte
Es una planta perenne de 15 a 25 centímetros de altura, con macollos densos y tallos
sin nudos. Esta especie domina la jalca baja. Sus macollos, no muy altos, dan el
aspecto de pajonal más o menos denso. Está en floración durante todo el tiempo de
lluvias (enero a mayo).
Importante
 Los mejores meses para sembrar pastos en la sierra son de octubre a diciembre.
 La selección y preparación de los terrenos es la base para un buen cultivo de
pastos.
 Las semillas certificadas garantizan una buena producción y evitan el crecimiento
de malas hierbas.
 Los cultivos asociados o en mezcla ofrecen alimento nutritivo y una buena
cobertura en el terreno.
 Las bolsas de inoculante ya abiertas no deben guardarse, porque el producto se
contamina y se seca.

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