Está en la página 1de 12
LA ORFEDRERIA y su SIGNIFICAdO Manisa RulZ-GAlvrZ RIGO INTROdUCCION Seguramente la. siguiente deseripcién le resultaré familiar al lector: ‘Un descacamento de caballerfa se acerca a Jos restos humeantes de urna caravana de eolo- nos atacada por los indios. No hay supervi- vientes, Hasta donde alcanza la vista, cadaveres de hombres y animales, Jonas chamuscadas, enseres revueltos..El guia desciende del caba- Tlo, se attodilla junto a una flecha clavada en le tueda de un carro, !a arranca y la observa con dewenimiento, Después, se levanta de nuevo ys volviéndose hacia el jefe de la columna, dice: - No hay duda, han sido Apaches. De a eribu de Jerdnimo, dirfa yo -ahade-” Y el espectador se revuelve en su buraca inquieto y se preguaa: © ,¥ cémo diantze sabe el guia qué indios sora? z¥ porque sabe que son los de Jerénimo y no Jos de oxco jefe apach Esta es una pregunta que, seguramente, nuestros antepasados campesinos nunca se fnubieran formulado, No tanto porque, evi- dentemente, ni se habia inventado el cine, ni enian idea de quién era Jerénimo, sino mas bicn, porque el ejercicio de légica que habia conducido al guia a deducie de qué tribu y @ qué grupo pertenccia el arquero, mo les habia resuleado ajeno. Para las sociedades industriales del Primer Mundo, basadas en la familia nuclear y acos- tumbradas a desenvolver su vida en entorsos lurbanos o influidos a través de los medios de comunica dry por las Formas de vida y las cos- tumbres urbanas, donde el individuo es an ser andnimo mas, y donde las eelaciones se deshu- smanizan y se desvinculan del parentesco y de la tierra, las jayas y los adornos son mero ele- mento de ostentacién, Forman parte del len- aquaje de In seducci6n sexual, 0 son indicativos del éxito econémico, aunque 0 yay necesaria- mente, de la categorla social de quien las luce. Pues, riqueza y tango social no forman ya sierapre, parce de un mismo binomio Este proceso de cransformacidn de fa es- qquctura social es relativamente reciente, 2 partie de la Revolucién Industrial y de Ta con centracién de la poblacién en las grandes urbes, Nuestro pais sin embargo, aislado del esto de Europa y de sus innovaciones desde la testauracién del absolutfsmo a comienzos del 5. XIX hasta el Gleima cuarvo del s. XX. y donde la dificil orografia ha fomentado, hasta la reciente mejora de las infracstructuras, 2 tendencia al aislamiento, no ha experimentado Massa Ruf GAlvez Prirco esas eransformaciones, salvo en las grandes ciu- dades, hasta los anos 60/70, con el "600", ef rractor y, sobre codo, la televisign. Por ello, muchas de las cosas que voy a relatar, resulta- ran familiares a més de un lector. No pretendo en modo alguno “Descubrirles las Américas”, pero si, Hamarles la atencidén sobre précticas y costumbres tradicionales, cuyo origen, posible- mente ignora el lector, se remonta a varios milenios anres del nacimiento de Cristo. AdORNOS, OrFEDRERIA, LENGUAJE visual y CLASIFICACION social Volvamos, de nueva, a la escena del princi- pio. El guia observa la flecha y sus plumas y deduce de ello, que el araque a la caravana es obra de los indios apaches del jefe Jernimo. Por qué? A diferencia de lo que ecurre entre noso- tros, para las sociedades preindustriales © pre- modernas joyas, adornos, ropas, tatuajes 0 plu- mas, no son neuttos @ gratuites ~ pura coque- teria 0 “modernez” - . Son un lenguaje visual que informa a los demés, no tanto sobre la per- sonalidad individual, tal como lo hace nuestro D.NLL., como sobre la personalidad social de su poseedor. Es decit, a qué tribu, clan y familia pertenece, De dénde procede, qué tamafio importancia tiene su territorio. $ es un guerre- ro, un jefe, un chaman.,.si ha legado a la edad niibil. Si esta 0 no casado/a, Cudl es su rango dentro de su grupo social, si es amigo 0 enemi- gonéte, ‘Todo esto, de un s6lo golpe de vista Tan efieaz o mis que teclear el N.LE en un ordenador, gles sorprende...? Pues no deberfa ser asl Lo que pasa es que los “urhanitas” como quien éto escribe, no sdlo no distinguimos una vaca de un toro ~ como dice un colega mio andahye ~ sina que hemos perdido esa capacidad de /eer en el paisaje, que tienen las sociedades ruvales. No obstante, todas las sociedades, cazadoras fo campesinas, transforman y marcan el paisaje e inscriben en éi su cultura, Mamoas y petco- glifos, milladoiros y cruceiros, hérreos y casas, rmutallas y cereas, son formas distintas de mar- car culturalmente un paisaje. Todas ellas tienen sin embargo algo en comin: Son un lenguaje visual pensado para uansmitit, de modo inme- diato, un mensaje inteligible para el espectador. Ello es asi, porque el visual es el lenguaje propio de sociedades igrafas, donde la imagen ayuda a recordat y fijar una informacién que es pura- mente oral. Y les recuerdo, que la generaliza- cién de la capacidad de leer y escribir es un fenémeno muy reciente en las sociedades occi- denrales. De tal manera que, incluso si una pequena parre de la sociedad hubiera accedido ala escrirura, no seria, a pesar de ello, ajena al lenguaje visual y a su significado. Somos noso- tros, los miembros de las sociedades industria- les modernas, quienes somos incapaces de com- prender cl significado de un copénimo, o de entender porque nuestros antepasados d ron marcar ciertos puntos del paisaje y no o1tos. Nuestra ceguera se debe a que hemos dejado de ser una sociedad fundamentalmente agratia y con ello, la estructura de parensesco amplio en que aquella se basaba se ha modificado, y am- ign, porque la alfabetizacién generalizada y el reciente acceso a los medias de comuni han transformado nuestra forma de vida, nues- tra percepcidn del mundo y nuestra forma de recibir y de transmitie informacién. Y sin embargo, hasta fechas recientes, trajes y adornos de los campesinos permitian recono- cer visualmence su procedencia, categoria social y estado civil, Fn muchos pucblos espafioles como Ia Alberca (Salamanca) 0 en Thiza, las mujeres lucian sus pesados collares de filigrana de oro, para asistic a la misa dominical, de manera gue el porencial pretendiente pudiesa -squilarar la cuantia de la dote que ésta podia -sportar al matrimonio y decidlicra si le interesa- ‘2 entablar relaciones (Hernander 1992). Un sigjero inglés por el Imperio Oromano a ssomicnzos del s. XIX, describe exactamente la srisma préctica entre las éminas del barrio grie- gp de Esmizna (Kinglate 1991:65 nota 4). Lo mismo ocurre con la ropa o el arreglo del bello. La barba ha sido desde la Antigtiedad, mbolo de edad, respeto y sabiduria. Por eso, “desde la iconografia asiria a la cristiana medic- dioses y reyes se representan barbados. Por la peor ofensa que se podia hacer a un caba- ro medieval era “mesarle la barba”. Alcontrario, la mayor prucha de afecro que califa o un emperador bizantino podia dara subdito distinguido, era rogalarle un “enaje honor”. Este era un waje confeccionado en ia de mayor © menor grosor y labor més 0 nos compleja, segiin el tamafto de la recom- sa a la que aquel se habia hecho acreedor. Esto, ademys de la ostentacién, tensa otra fina- Gdad. Informaba visualmente de que su porca- 1 gozaba de influencia en las altas esferas. fingiin prestamista se negaria a conceder a un alleto con tal aval un préstamo para renovar armamento, hacer obras cn su castillo, © pliar sus mesnadas. Cierras materiay primas, manufcturas y ndas han sido de uso exclusive de una clase ial. Y por lo mismo, un elemento de catego- -szacién visual, El jade blanco era cle uso esclusiva del empe- wr chino y su Gumilia, En Hawai, las capas Tbechas de plumas de ave de vistosos colores, ‘ean monopolio del jefe supremo. La seda lo era, ‘como vimos, de emperadozes bizantinos y cali- Ss cordohescs. Fl rey del Congo tenia el mono- LA OstebRerin y su siimiricac é POR QUE CIFRTAS MATERIAS PRIMAS O CETERMINAdOS ODJFTOS SE ASOCIAN CON Fl PRESTIGIO SOCIAL? polio de los objetos de metal. in todos Jos ejem- plos hay un nexo comtin: se trata siempre de materias primas raras 0 que precisan una manu- Factura especializada, no accesible a cualquiera. Es su rareza, su procedencia de sitios lejanos o lo complejo de su manufactura, lo que les otorga tun valor especial En muchos casos, la razén fundamental es que esas marerias no son locales, y obtenerlas supone arrastrar los peligros de viajar fuera del Bo Mujer de la Alberce (Sain marca), en tae ee bots propio tctrirorio politico, a regiones lejanas y misteriosas, Porque, en las sociedades preindus- triales, el estado normal es la guerra, no la par. Y 680, tanto en la Europa prehistirica, como on la Medieval (Duby 1995:91).z Por qué, porque éstas sociedades se bas nen el parentesco amplio. Todos los miembros de una tribu, clan y linaje cstin unidos por vinculos de patentesco reales 0 ficticios, cuya finalidad es fomentar las pricticas de cooperacién y solidaridad indispen- sables para la supervivencia de sus miembros. De modo, que el que no es paricnte..es enemigo. Diomedes el troyano y Glauco el aqueo, se reconocen tepentinamente cuando estaban a punco de combatir frente a las murallas de Tioya. De inmediato se detienen, intercambian sus armas y se separan sin luchar porque eran parientes por la amistad, pues sus padres se habia brindude murua hospitalidad (Iiada, Canto VI 593-608). En cambio, un antropslo- g0 contaba que estando en un pats del Africa Negra, durante una expedicidn en la que iba acompafiado por un guia native, cuvo que hacer noche en una aldea distinta de la prevista. Su guia que habia dado muestras de reciente ner- viosismo contorme se acercaban a ella, escapé durante la noche. La razén era que, entre los rostzas de los que salicron a recibisles, no pudo reconocer ni un pariente... Otra de las causas de aprecio de estos obje- tos es el complejo proceso de elaboracién que cntrafian, asequible sélo a los iniciadas. O sea, lo que nosocros llamariamos modernamente la posesign de conocimiento privilegiado, de “know how”. Imaginense Vds. qué podria pensar una mente légica y con conocimientos de fisica coma la de Newton, ance una panralla de re! i6n...j Magia y hechiceria Pues lo mismo debfan pensar nuestzos antepasados prehistoricos que ni siquiera sabi- an qué era la quimica, al ver al metalingico convertit un cuerpo sélido en otro Kquido que, de nuevo al enfriarse, volvia a ser sélide eto que ya no tenia la misma forma y textu- ra que al principio... Magia y hechicerfa...! Por eso, en muchas micologias y no solamente en Ia griega, hay un dios hertero, aunque deforme, grosero y cornudo, Porque burlan- dose, el humane conjura, 0 cree conjurat sus miedos, De todas estas caracteristicas: escasez, belle 2a y conocimiento especializado, participan los mecales nobles y su claboracién -el trabajo de orfebreria- y por ello tambien, de su papel cate- gorlzador, Orrebreria y ArquEOLOGIA de IAs sociedades PREHISTORICAS Muchas de las marerias primas y objetos que se han desctito anteriormente como “cate- sorizadores”, son por desgracia orginicos y se conservan mal, salvo en condiciones excepcio- nales de preservacién como el fifo, la sequedad extrem 0 la ausencia de contacto con el aire, Recordarén por ejemplo, el hallargo hace unos afios, del cadaver perfectamente conser- vado, de un hombre de hace 5000 afios en el glaciar de Similaun en los Alpes italo-austela- cos. Gracias a su preservacidn bajo el hiclo sabe- mos, entre otras muchas cosas, que su cuerpo estaba tatuado, Posiblemente esa debid ser price tica comin a muchas sociedades prehistéricas, como signo de pertenencia a un grupo social determinado, © de haber superado los ritos de paso que marcan los diferentes petiodos crono- lgicos y rituales por los que transcurre cl deve- air de una persona social, como hoy lo son el bautismo, ef matrimonio o fa llamada a filas, por ejemplo, Pero casos como estos son la escepcién en fegar de lo cortiente, Muy al contrario, gran parte del lenguaje visual por el que, en las seciedades preindustriales se categorizaba a un tndividuo, nos es arqueolégicamente invisible. como un D.N.I. al que bubieran arrancado foto, la huella dactilar y parte de los datos siros, Pero, como ocurre con el detective ude la novela negra, atin nos quedan “pis- * suficientes, como para intentae reconstrui relato. Debido a que el metal es inorginico y se serva mejor - tedricamente, al menos - que s y otros adomnos ongiinicos, los arquedlo- hemos tendido a usarlo como “pista” para ener informacién sobre el funcionamiento organizacién de un grupo humano prehists- Lo cierto es que, a veces, hemos abusado esta pista y hemos ten ido a pensar que s gentes concedian al metal nis importan- de la que, posiblemente, le reronocfan en idad. A pesar de todo, les invito a que se vistan Indiana Jones y se vengan conmigo a hacer ajo. de campo arqueoldgico. :Preparados >. » no es preciso que taigan el litigo, no creo aqui les haga falea, Bien, imaginense Vds, que excavamos una polis de hace aproximadamente 3000 0 sea, de lo que los arquedlogos llamamos id del Hierro. La necrépolis contiene 2500 bas y representa aproximadamence 300 de utilizacién de ésta por una poblacién de unas 200/250 personas, calculando 2 por gencracion y suponiendo que todo el ido hubiera tenido derecho a ser enterrado Bali Universidade de Saniago. pigs. 97-130. Ruiz-Gélvez Priego, M. (1978): El tesoro de Caldas de Reves (Pontevedra). Trabajcs de Prehistona nf 35, pass 173496 Ruiz-Galvez Priego, M. (1999) La novia vendida: COffebreria, herencia y agriculture en la protohistoria de: la Peninsula loérica. Spal 1. pags. 919-251. iz-Galvez Priego, M. (1955): From gift to commodity the changing meaning of orecious metals in the leter Prehistory of the Iberian Peninsula. En P. Morteani & 1 Nohawver (eck): Prehistoric sak in Eurgpe NATO SI Se- ries, Dorcrecht Kluwer Acacernic Publishers, pgs, 45-63, Ruiz-Galvez Prego, M. (er preperacion): Del reine de ‘Tartesses, a) hogar de Brecgan. Una singlaciura otlntica enel Segundo Milenio aC. Barcelona, ed. Critica, WAA. (1993) Os fenicos no temitorio poetustes. Lisboa. Instituto Oriental. Estudos Orientais r9V. aceagnini, C. (1986): Aspeets of copper trade in the easter Mediteranean cutirg the Late Bronze Age. En 1M, Marazzi & 5. Tusa (eck): Traffic! micenei nel Mediterraneo, Tarento pags 412-404

También podría gustarte