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precolombino en América del Sur. Abarcó gran parte de la región andina, incluyendo lo que hoy en día es el
territorio de Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Chile y partes de Argentina.
Fundación y expansión: El Imperio Incaico fue fundado en el siglo XIII por Manco Cápac, quien se convirtió
en el primer Sapa Inca (gobernante inca). A lo largo de los siglos, los incas emprendieron una serie de
conquistas militares y alianzas políticas para expandir su territorio. Su influencia se extendió desde el norte
de Ecuador hasta el centro de Chile.
Capital: La capital del Imperio Incaico era Cusco, ubicada en el actual territorio peruano. Cusco fue
considerada el centro político, religioso y administrativo del imperio. Los incas construyeron numerosas
obras arquitectónicas en Cusco, como el famoso Templo del Sol (Coricancha) y la fortaleza de Sacsayhuamán.
Organización social: El Imperio Incaico tenía una sociedad altamente organizada y estratificada. En la cima
de la pirámide social se encontraba el Sapa Inca, considerado un gobernante divino. Debajo de él, se
encontraban la nobleza, los sacerdotes y los funcionarios del gobierno. La mayoría de la población eran
campesinos, quienes trabajaban la tierra y pagaban impuestos en forma de trabajo para el estado.
Arquitectura: Los incas eran conocidos por su impresionante arquitectura. Construyeron numerosas
ciudades y complejos ceremoniales, utilizando técnicas de construcción avanzadas. El ejemplo más famoso
es Machu Picchu, una ciudadela ubicada en las montañas, que fue redescubierta en 1911 y es considerada
una de las maravillas del mundo.
Religión: La religión ocupaba un lugar central en la vida de los incas. Adoraban a una variedad de dioses,
pero el más importante era Inti, el dios del Sol. Realizaban sacrificios y celebraciones religiosas para asegurar
el bienestar del imperio. También veneraban a sus antepasados y a la naturaleza.
Declive y conquista: A pesar de su poderío, el Imperio Incaico sufrió una grave crisis sucesoria y una guerra
civil interna entre los herederos de Huayna Cápac, el Sapa Inca en ese momento. Esto debilitó al imperio y
facilitó la conquista española. Francisco Pizarro y sus hombres llegaron a Perú en 1532 y capturaron al último
Sapa Inca, Atahualpa. La conquista española marcó el fin del Imperio Incaico.