Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Psicopatologapensamiento
Psicopatologapensamiento
net/publication/230788532
CITATIONS READS
0 22,872
3 authors, including:
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Eduardo Ruiz-Parra on 27 January 2019.
1. CONCEPTO DE PENSAMIENTO
3.1. Concepto
Freud (21) propuso como origen del delirio los impulsos homosexuales
inconscientes reprimidos. La formación del mismo pasaría a través de la negación,
contradicción y proyección de dichos impulsos.
La proyección seria el mecanismo fundamental en la génesis del delirio. Freud la
concibió como un mecanismo de defensa (del yo) contra los contenidos (pulsiones del
Ello) no admitidos por el Supeyó y no asimilables por el Yo y que desplaza deseos,
tendencias, pulsiones sobre personas o cosas del mundo exterior. Así se puede evitar el
displacer y la angustia.
El delirio surgiría de una combinación de elementos motivacionales
inconscientes (presiones pulsionales del Ello e intolerabilidad de las mismas por el
Superyo) y formas de transformación de estos elementos (mecanismos de defensa del
yo) que actúan en un intento de atenuar la frustración generada por el conflicto entre los
distintos componentes motivacionales. Las diferentes formas del delirio podrían ser
representadas como contradicciones de una proposición básica: "Yo (un hombre) le amo
a él (un hombre)" (38). Así lo vemos en cada forma de delirio:
Delirio de Persecución:
La contradicción es: "yo no le amo a él, yo le odio".
El odio, que seria inaceptable en el ámbito consciente, es así transformado y se
convierte en "él me odia (me persigue) a mí"; el paciente puede así racionalizar sus
sentimientos de enfado y odiar conscientemente a alguien que percibe que le odia.
Celos delirantes:
La contradicción es "yo no lo amo a él, ella lo ama".
Paulov propuso que una ausencia patológica de actividad en las células del
cortex sensorial y una activación patológica de otras células producía que ideas
irrelevantes se introdujeran en la conciencia. El delirio consistiría en reflejos acerca de
estas ideas irrelevantes (38).
El delirio que aparece en la esquizofrenia es sin duda el que más ríos de tinta ha
derrochado. El análisis formal de este delirio ha sido tratado por todos los autores que
han escrito sobre psicopatología. Esto va a hacer que su tratamiento sea
desproporcionado en comparación con el resto de los delirios y ocupe buena parte de
nuestro capítulo.
El delirio esquizofrénico es el tipo de delirio que Jaspers denomina “procesal” o
“primario”. Para este autor es el único delirio auténtico y aparece exclusivamente en la
esquizofrenia. En su definición, Jaspers trata de diferenciarlo frente a otro tipo de
creencias normales o patológicas a las que Jaspers niega la condición de auténtico
delirio.
¿Cómo podemos distinguir el delirio que aparece en un paciente esquizofrénico
del que se observa en otros trastornos psiquiátricos? En primer lugar deberemos tener
claro que se trata de una idea delirante y no de una idea normal o una sobrevalorada.
Para ello hay que tener en cuenta la definición de delirio y las denominadas
“características externas” que hemos citado arriba. En segundo lugar, cuando
escuchamos al paciente deberemos considerar las características que Cabaleiro propone
y que nos ayudarán a delimitar el posible origen esquizofrénico de un delirio.
Distintos autores desde la época de Jaspers (el mismo Jaspers, Gruhle, Kurt
Schneider, López Ibor) han ido proponiendo una serie de formas según las cuales el
delirio primario, procesal o esquizofrénico se iría manifestando. La diferencia entre
estas clasificaciones es, según nuestra, opinión anodina pues aporta poca información.
Sin embargo estos términos todavía son utilizados y forman parte fundamental de lo
que Kurt Schneider consideró síntomas fundamentales de la esquizofrenia y que durante
muchos años fueron utilizados como criterios diagnósticos para esta enfermedad.
El primer tipo de vivencia delirante es la percepción delirante. De acuerdo a
las concepciones psicológicas que manejaron estos autores, toda percepción en un sujeto
normal adquiere un significado para quien lo percibe que está de acuerdo con las
experiencias, emociones, recuerdos y su propia personalidad. Es decir, para un
observador externo, la significación que lo percibido tiene para esa persona es
psicológicamente comprensible si se tiene en cuenta el contexto que le rodea. Sin
embargo, en la esquizofrenia algo percibido, de repente es investido por una
significación nueva, delirante. Así, la visión de un coche rojo que pasa por la calle es
vivido por el paciente como la señal de que sus intestinos se están descomponiendo.
Este significado vinculado a la percepción del coche rojo es incomprensible para quien
conozca al paciente por mucho que se tenga en cuenta su contexto vital. Es, por tanto,
una vivencia delirante primaria, psicológicamente irreductible: una percepción
delirante. La percepción delirante es, en consecuencia, un fenómeno bimembre: por un
lado está la percepción y por otro la significación delirante que le es añadida.
Hay que tener en cuenta que lo que hace primario a este delirio no es que se le
añada una significación delirante a una percepción sino que esa significación sea
psicológicamente incomprensible de acuerdo al contexto vital del paciente. Así, por
ejemplo, que un paranoico viva una ventana abierta como señal de alguien ha entrado
en su casa para ponerle micrófonos no se trata de una percepción delirante ya que la
significación delirante añadida a la percepción es comprensible si se tiene en cuenta la
manera con que el paranoico vive su realidad y el de lirio persecutorio que
habitualmente sostiene. Se trataría en este caso de la interpretación delirante de una
percepción y no de un delirio primario sino secundario.
Otro tipo de vivencia delirante primaria sería la intuición u ocurrencia
delirante. Se trata de una idea, ocurrencia o intuición que aparece de manera súbita en
la conciencia del paciente y que no puede ser derivada de ningún pensamiento, emoción
o vivencia anterior. Así, de repente, un paciente puede estar convencido de que ha sido
designado para una misión redentora del mundo. Se trata de un fenómeno con unos
límites conceptuales no bien delimitados que propuso Jaspers y que más tarde K.
Schneider le restó validez. Tendría, a diferencia de la percepción delirante, una
estructura unimembre.
El tercer tipo de vivencia delirante se trata del humor delirante. No consiste en
una idea, una representación o una percepción, sino de un estado afectivo o vivencia
especial y, podríamos decir, específica de la esquizofrenia. En él, el paciente de repente
siente que el mundo es distinto (desrealización), las cosas han dejado de tener el
significado y la familiaridad que antes tenían. De repente, todas esas cosas comienzan a
cargarse de nueva significaciones que al principio son misteriosas. El estado de ánimo
del paciente es variable: a veces de terror por estos cambios inexplicables, otras de
excitación ante la perspectiva de que algo extraordinario va a sucederle, otras de
desánimo y desesperanza. Se encuentra temeroso, aprensivo pues intuye que algo va a
sucederle. A veces puede permanecer en un estado de absoluta perplejidad. Poco a poco
las cosas, que habían perdido su significado, van empezando a cobrar sentido y
generalmente un sentido que tiene relación con él. Al final, aparece el delirio en esta
atmósfera de incertidumbre, un delirio que explica lo que hasta entonces no tenía
sentido y el paciente se siente entonces aliviado.
El contenido de las ideas delirantes oscila entre dos extremos: Por un lado
hay pacientes en los que los delirios que expresan están empobrecidos con unas pocas
ideas y desestructuradas que a duras penas componen una idea difícilmente
comprensible. En otros casos, el pensamiento es extremadamente rico en imaginación,
recuerdos y fantasías. Adquiere un aspecto onírico. Parece que el paciente está soñando
despierto y éste se ve con dificultades de separar la realidad del mundo onírico que está
viviendo. Como señala Lipowski, esta actividad del pensamiento suele reflejar la vida
pasada del paciente, sus temores y deseos, los conflictos, preocupaciones y recuerdos.
No obstante, en la mayoría de los casos el contenido de las ideas delirantes suele ser
persecutorio y de perjuicio. El paciente se haya en un estado de suspicacia e interpreta
la realidad de manera errónea. No reconoce a las personas cercanas o al personal
sanitario, a quienes identifica falsamente con personas que le van a hacer daño. Es
típico aunque no frecuente observar como algunos pacientes en estado de delirium
comienzan a actuar (hablando y actuando) como si estuvieran desempeñando
actividades cotidianas del pasado que generalmente tienen que ver con su ocupación
laboral. A este tipo de fenómeno se la ha denominado tradicionalmente delirio
ocupacional.
Hace algunas décadas existía la convicción de que existían unos tipos de delirio
que eran, digamos, patognomónicos de un tipo específico de trastorno psiquiátrico.
Esto, en parte, estaba basado en las propuestas de Kurt Schneider acerca de los síntomas
de primer rango para la esquizofrenia. Esta concepción ha sido hoy rechazada y se
acepta casi unánimente que cierto tipo de delirios que antes se consideraban específicos
de la esquizofrenia hoy puedan aparecer en trastornos afectivos como la depresión o la
manía. Otra de las discusiones históricas es acerca de la comprensibilidad de los
delirios. Según Jaspers, el hecho de que los delirios sean comprensibles a partir del
estado de ánimo en el que han aparecido les diferencia de las ideas delirantes primarias
o procesales. Serían, en consecuencia, ideas delirantes secundarias o ideas deliroides.
Otros autores han negado que la aparición del delirio sea psicológicamente
comprensible por mucho que se tenga en cuenta el estado de ánimo por lo que los han
considerado también ideas delirantes primarias. Nosotros no vamos a entrar en esta
discusión refiriéndonos a ellos simplemente como delirios
No obstante, todavía se considera que ciertas características del delirio orientan
hacia una enfermedad de las consideradas del grupo de los trastornos afectivos. Son
estas características las que a continuación citamos.
Delirios de perjuicio
Es éste un caso muy especial. Más que un delirio es sí, se trata de una
interpretación delirante de una sensación extraña para el paciente. Esta sensación
consiste en una incomodidad por percibir que objetos o hechos del perimundo del
paciente, que en condiciones normales serían neutros para él (es decir, pasarían
desapercibidos), adquieren una significación nueva en el sentido que parecen estar en
relación con él. Como en el caso anterior, la elaboración del delirio varía de unos casos
a otros. En algunos existe simplemente una vaga sensación de que lo que sucede
alrededor del paciente tiene relación con él. En otros, el paciente puede interpretar los
gestos, las miradas, o acciones de la gente de la calle y de su alrededor como con un
significado concreto: le están mirando, o le vigilan, o le quieren transmitir algún
mensaje o es signo de que algo le va ser revelado. En ocasiones estas ideas de referencia
pueden estar en relación con los medios de comunicación, y creer el paciente que recibe
mensajes a través de la TV o que lo que hablan puede tener relación con él.
Delirios erotomaníacos
Delirios megalomaníacos
Aquí los pacientes están convencidos de haber hecho algún mal o pecado y en
unos casos se creen acreedores de un castigo o temen recibir alguno. Por esta razón
interpretan todo lo que les rodea como señal de esa penitencia que les va a llegar.
Delirios hipocondríacos
Se tata de una temática infrecuente por la que el paciente cree que partes de su
organismo o funciones fisiológicas del mismo han desaparecido. Estos cambios no
operan solo en su interior sino que el mundo que le rodea se torna extraño, pierde la
familiaridad cotidiana que hasta entonces había tenido para el paciente y llega un
momento que hasta llega a desaparecer completamente. Al final el paciente niega la
existencia de todo: de su cuerpo, del mundo real, de sus personas cercanas, de su
biografía y hasta de él mismo. Recibió el nombre (delirio de negación de Cotard) de un
psiquiatra francés que lo popularizó (Cotard) aunque ya antes Griesinger lo había
descrito.
Delirios de infestación
En este tipo de delirio el paciente cree estar infestado por parásitos que
habitualmente suelen ser pequeños pero visibles para él. El paciente siente a los insectos
correr por su piel y afirma verlos en ocasiones. Este delirio ha sido denominado
síndrome de Ekbom y también síndrome de la caja de cerillas ya que los pacientes
acaban presentándose frente a su médico con una caja de cerillas o con ceniceros donde
aseguran tener atrapados algunos de los insectos. Habitualmente no hay nada o, de
haber algo, migas de pan o granos de arroz que el propio paciente ha introducido y los
considera como insectos.
Falsas identificaciones
6. IDEAS SOBREVALORADAS
7. IDEAS OBSESIVAS
Las obsesiones son fenómenos que emanan del propio yo: El paciente vive la
obsesión como algo que procede de sí mismo. En ningún momento experimentará el
fenómeno como impuesto del exterior como en un delirio de inserción del pensamiento.
Esta idea ha sido, en ocasiones discutida, pues para muchos pacientes, la obsesión le
resulta extraña, ajena. No obstante, a diferencia del delirio, nunca será experimentado
como algo impuesto en su mente por una persona o fuerza extraña.
Las obsesiones son vividas como una imposición: Las obsesiones son para el
paciente un fenómeno que vive como una imposición. No puede escoger pensarlas o no,
simplemente aparecen en su conciencia y tiene que ceder ante ellas.
Estas son las características comunes a todo fenómeno obsesivo. La manera con
que la obsesión aparezca es variada como ya hemos citado: una idea, un impulso, una
melodía, etc. A continuación citaremos los tipos de obsesiones más frecuentes:
Melodía o canción: a veces, lo que aparece como una obsesión es una melodía
o canción de la que la persona no puede desprenderse y se ve obligado a recitar
constantemente. También aparece en personas sanas, especialmente en momentos de
cansancio. Hay ciertas melodías que tienen especiales cualidades para convertirse en el
contenido de una obsesión.
8. FOBIAS
BIBLIOGRAFIA