The Creative Act by Rick Rubin ESPANOL

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Copyright © 2023 por Rick Rubin Penguin
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¡DOBLAR! ¡DOBLAR! ¡DOBLAR!
(Para todo hay una temporada)
Palabras del libro de Eclesiastés Adaptación y
música de Pete Seeger TRO© Copyright 1962
(renovado) Melody Trails, Inc., Nueva York, NY International Copyright Secured. Hecho en
EE.UU
Reservados todos los derechos. Usado con permiso.
Extracto de “John Wooden: Primero, cómo ponerse los calcetines”, contado a Devin Gordon, Newsweek (24 de octubre de 1999).
Usado con permiso.
Datos de catalogación en publicación de la Biblioteca del Congreso
Nombres: Rubin, Rick, autor. | Strauss, Neil, autor.
Título: El acto creativo: una forma de ser / Rick Rubin, con Neil Strauss.
Descripción: Nueva York: Penguin Press, 2023.
Identificadores: LCCN 2022035005 | ISBN 9780593652886 (tapa dura) | ISBN 9780593653425 (libro electrónico)
Materias: LCSH: Capacidad creativa. | Creación (Literaria, artística, etc.)
Clasificación: LCC BF408 .R7368 2023 | DDC 153.3/5—dc23/eng/20220921 Registro de LC
disponible en https://lccn.loc.gov/2022035005
Diseño del libro por Rick Rubin con agradecimiento especial a Pentagram, adaptado para ebook por Cora Wigen
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El objeto no es hacer arte, es estar
en ese maravilloso estado que hace
que el arte sea inevitable.
Roberto Enrique
78 áreas de pensamiento
Todo el mundo es un creador
Sintonizando
La fuente de la creatividad
Conciencia
El recipiente y el filtro
Lo nunca visto
busca pistas
Práctica
Submerge (Las Grandes Obras)
La naturaleza como maestra
Nada es estático
mirar hacia adentro
Los recuerdos y el subconsciente
siempre está ahí
Configuración
duda de uno mismo
Inventarlo
Distracción
Colaboración
Intención
Normas
El opuesto es verdad
Escuchando
Paciencia
Mente de principiante
Inspiración
Hábitos
Semillas
Experimentación
probar todo
elaboración
Impulso
Punto de vista
Rompiendo la Igualdad
Terminación
La mentalidad abundante
El experimentador y el finalizador
Reglas Temporales
Grandeza
Éxito
Destacamento Conectado (Posibilidad)
el extasiado
Punto de referencia
no competencia
Esencia
Libros apócrifos
Desconectar (socavar las voces)
Conciencia de sí mismo
Justo ante nuestros ojos
Un susurro fuera del tiempo
Espera una sorpresa
Grandes expectativas
Franqueza
Rodeando el Rayo
24/7 (permanecer en él)
Espontaneidad (Momentos Especiales)
Como escoger
Matices y Grados
Implicaciones (Propósito)
Libertad
el poseído
Lo que funciona para ti (creer)
Adaptación
Traducción
borrón y cuenta nueva
Contexto
La energía (en el trabajo)
Terminando para Empezar de Nuevo (Regeneración)
Jugar
El Hábito del Arte (Sangha)
El prisma del yo
Que sea
cooperación El
dilema de la sinceridad El
guardián ¿Por qué
hacer arte?
Armonía Lo
que nos decimos a nosotros mismos
No se sabe que nada en
este libro sea verdad.
Es un reflejo de lo que he notado—
No tanto hechos como pensamientos.
Algunas ideas pueden resonar,
otras no.
Algunos pueden despertar un conocimiento interno
que olvidaste que tenías.
Usa lo que sea útil.
Deja ir el resto.
Cada uno de estos momentos
es una invitación a
una mayor indagación:
mirar más profundo,
alejarse o acercarse.
Abriendo posibilidades para
una nueva forma de ser.
Todo el mundo es un creador
Aquellos que no se dedican a las artes tradicionales pueden desconfiar de llamarse artistas. Pueden
percibir la creatividad como algo extraordinario o más allá de sus capacidades. Un llamado para los
pocos especiales que nacen con estos dones.
Afortunadamente, este no es el caso.
La creatividad no es una habilidad rara. No es de difícil acceso. La creatividad es un
aspecto fundamental del ser humano. Es nuestro derecho de nacimiento. Y es para todos nosotros.
La creatividad no se relaciona exclusivamente con hacer arte. Todos participamos en este acto
a diario.
Crear es traer algo a la existencia que no estaba allí antes. Puede ser una conversación, la
solución a un problema, una nota a un amigo, la reorganización de los muebles en una habitación,
una nueva ruta a casa para evitar un embotellamiento.
Lo que haces no tiene que ser presenciado, grabado, vendido o encerrado en vidrio para que
sea una obra de arte. A través del estado ordinario de ser, ya somos creadores de la manera más
profunda, creando nuestra experiencia de la realidad y componiendo el mundo que percibimos.
En cada momento estamos inmersos en un campo de materia indiferenciada de la que nuestros
sentidos recogen fragmentos de información. El universo exterior que percibimos no existe como tal.
A través de una serie de reacciones eléctricas y químicas, generamos una realidad internamente.
Creamos bosques y océanos, calor y frío. Leemos palabras, escuchamos voces y formamos
interpretaciones.
Entonces, en un instante, producimos una respuesta. Todo esto en un mundo de nuestra propia
creación.
Independientemente de si estamos haciendo arte formalmente o no, todos vivimos como
artistas. Percibimos, filtramos y recopilamos datos, luego organizamos una experiencia para
nosotros y para otros en función de este conjunto de información. Ya sea que hagamos esto
consciente o inconscientemente, por el mero hecho de estar vivos, somos participantes
activos en el proceso continuo de creación.
Vivir como artista es una forma de estar en el mundo. Una forma de percibir. Una práctica
de prestar atención. Afinando nuestra sensibilidad para sintonizarnos con las notas más
sutiles. Buscando lo que nos atrae y lo que nos aleja.
Notar qué tonos de sentimiento surgen y hacia dónde conducen.
Elección armonizada tras elección armonizada, toda su vida es una forma de
autoexpresión. Existes como un ser creativo en un universo creativo. Una singular obra de
arte.
Sintonizando
Piense en el universo como un eterno desarrollo creativo.
Los árboles florecen.
Las células se replican.
Los ríos forjan nuevos afluentes.
El mundo late con energía productiva, y todo lo que existe en
este planeta es impulsado por esa energía.
Cada manifestación de este despliegue está haciendo su propio trabajo en nombre de
el universo, cada uno a su manera, fiel a su propio impulso creativo.
Así como los árboles dan flores y frutos, la humanidad crea obras de arte. El puente Golden Gate,
el Álbum Blanco, Guernica, Hagia Sophia, la Esfinge, el transbordador espacial, la Autobahn, el "Clair
de lune", el Coliseo de Roma, el destornillador Phillips, el iPad, el cheesesteak de Filadelfia.
Mire a su alrededor: hay tantos logros notables que apreciar. Cada uno de ellos es la humanidad
siendo fiel a sí misma, como un colibrí es fiel a sí mismo construyendo un nido, un melocotonero dando
frutos y un nimbo produciendo lluvia.
Cada nido, cada durazno, cada gota de lluvia y cada gran obra es diferente.
Algunos árboles pueden dar la impresión de producir frutos más hermosos que otros, y algunos seres
humanos pueden dar la impresión de componer obras más importantes que otros. El sabor y la belleza
están en el ojo del espectador.
¿Cómo sabe la nube cuándo va a llover? ¿Cómo sabe el árbol cuándo
¿comienza la primavera? ¿Cómo sabe el pájaro cuándo es el momento de construir un nuevo nido?
El universo funciona como un reloj:
A todo
Hay una temporada—
Y un tiempo para cada propósito bajo el cielo
Un tiempo para nacer, un tiempo para morir
Un tiempo para plantar, un tiempo para cosechar
Un tiempo para matar, un tiempo para sanar
Un tiempo para reír, un tiempo para llorar
Un tiempo para construir, un tiempo para derribar
Un tiempo para bailar, un tiempo para llorar
Un tiempo para tirar piedras
Un tiempo para juntar piedras
Estos ritmos no los marcamos nosotros. Todos estamos participando en un acto
creativo mayor que no estamos realizando. Estamos siendo conducidos. El artista está
en un horario cósmico, como toda la naturaleza.
Si tiene una idea que le emociona y no le da vida, no es raro que la idea encuentre
su voz a través de otro creador. Esto no se debe a que el otro artista haya robado tu
idea, sino a que ha llegado el momento de la idea.
En este gran desarrollo, ideas y pensamientos, temas y canciones y otras obras de
arte existen en el éter y maduran a tiempo, listas para encontrar expresión en el mundo
físico.
Como artistas, es nuestro trabajo extraer esta información, transmutarla y compartirla.
Todos somos traductores de los mensajes que el universo está transmitiendo. Los
mejores artistas tienden a ser los que tienen las antenas más sensibles para dibujar en el
energía que resuena en un momento determinado. Muchos grandes artistas primero
desarrollan antenas sensibles no para crear arte sino para protegerse. Tienen que
protegerse porque todo duele más. Sienten todo más profundamente.
A menudo el arte llega en movimientos. La arquitectura Bauhaus, el expresionismo
abstracto, el cine francés New Wave, la poesía beat, el punk rock, por nombrar algunos
de la historia reciente. Estos movimientos aparecen como una ola; algunos artistas saben leer
la cultura y posicionarse para montar ese oleaje. Otros pueden ver la ola y optar por
nadar contra la corriente.
Todos somos antenas para el pensamiento creativo. Algunas transmisiones son
fuertes, otras son más débiles. Si su antena no está sintonizada con sensibilidad, es
probable que pierda los datos en el ruido. Particularmente porque las señales que
llegan son a menudo más sutiles que el contenido que recopilamos a través de la
conciencia sensorial. Son enérgicos más que táctiles, percibidos intuitivamente más
que registrados conscientemente.
La mayor parte del tiempo, recopilamos datos del mundo a través de los cinco
sentidos. Con la información que se transmite en frecuencias más altas, estamos
canalizando material energético que no se puede captar físicamente. Desafía la lógica,
de la misma manera que un electrón puede estar en dos lugares a la vez.
Esta energía escurridiza es de gran valor, aunque muy pocas personas están lo suficientemente abiertas
para sostenerla.
¿Cómo captamos una señal que no se puede escuchar ni definir?
La respuesta es no buscarlo. Tampoco intentamos predecir o analizar nuestro camino
hacia él. En su lugar, creamos un espacio abierto que lo permita. Un espacio tan libre
de la condición normal de sobrecarga de nuestras mentes que funciona como un vacío.
Dibujando las ideas que el universo está poniendo a disposición.
Esta libertad no es tan difícil de lograr como podría pensarse. Todos empezamos
con eso. De niños, experimentamos mucha menos interferencia entre recibir ideas e
interiorizarlas. Aceptamos nueva información con deleite en lugar de hacer
comparaciones con lo que ya creemos; vivimos el momento en lugar de preocuparnos
por las consecuencias futuras; somos más espontáneos que analíticos; somos
curiosos, no hastiados. Incluso las experiencias más ordinarias de la vida se encuentran
con una sensación de asombro. La tristeza profunda y la emoción intensa pueden
surgir con momentos de diferencia. No hay fachada ni apego a una historia.
Los artistas que pueden crear continuamente grandes obras a lo largo de sus vidas
a menudo logran preservar estas cualidades infantiles. Practicar una forma de ser que
te permita ver el mundo a través de ojos inocentes e incorruptos puede liberarte para
actuar de acuerdo con el horario del universo.
Hay un momento en que llegan ciertas ideas
y encuentran la
manera de expresarse a través de nosotros.
La fuente de la creatividad
Empezamos por todo:
todo lo visto,
todo lo hecho,
todo lo pensado,
todo lo sentido,
todo lo imaginado,
todo lo olvidado, y
todo lo que reposa en nosotros no dicho ni
pensado.
Este es nuestro material de origen y, a partir de él, construimos cada momento creativo.
Este contenido no proviene de nuestro interior. La Fuente está ahí fuera. A
sabiduría que nos rodea, una ofrenda inagotable que siempre está disponible.
O lo sentimos, lo recordamos o nos sintonizamos con él. No sólo a través de nuestras
experiencias. También pueden ser sueños, intuiciones, fragmentos subliminales u otras formas
aún desconocidas por las que el exterior encuentra su camino hacia el interior.
Para la mente, este material parece provenir del interior. Pero eso es una ilusión. Hay
pequeños fragmentos de la inmensidad de la Fuente almacenados dentro de nosotros.
Estas preciosas volutas surgen del inconsciente como vapor y se condensan para formar un
pensamiento. Una idea.
Puede ser útil pensar en la Fuente como una nube.
Las nubes nunca desaparecen realmente. Cambian de forma. Se convierten en lluvia y
convertirse en parte del océano, y luego evaporarse y volver a ser nubes.
Lo mismo ocurre con el arte.
El arte es una circulación de ideas energéticas. Lo que los hace parecer nuevos es que se
combinan de manera diferente cada vez que regresan. No hay dos nubes iguales.
Por eso, cuando nos sorprende una nueva obra de arte, puede resonar a un nivel más
profundo. Tal vez esto sea lo familiar, volviendo a nosotros en una forma desconocida. O tal vez
es algo desconocido que no nos dimos cuenta de que estábamos buscando. Una pieza faltante
en un rompecabezas que no tiene fin.
Convertir algo de una idea en una
realidad puede
hacer que parezca más pequeño.
Cambia de sobrenatural a terrenal.
La imaginación no tiene límites.
El mundo físico sí.
El trabajo existe en ambos.
Conciencia
En la mayoría de nuestras actividades diarias elegimos la agenda y desarrollamos una estrategia
para lograr el objetivo en cuestión. Creamos el programa.
La conciencia se mueve de manera diferente. El programa está sucediendo a nuestro
alrededor. El mundo es el hacedor y nosotros somos los testigos. Tenemos poco o ningún control sobre el
contenido.
El don de la conciencia nos permite darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor y
dentro de nosotros en el momento presente. Y hacerlo sin apego ni implicación. Podemos observar
sensaciones corporales, pensamientos y sentimientos pasajeros, sonidos o señales visuales,
olores y sabores.
A través de la observación desapegada, la conciencia permite que una flor observada
revelar más de sí mismo sin nuestra intervención. Esto es verdad de todas las cosas.
La conciencia no es un estado que fuerzas. Hay poco esfuerzo involucrado, aunque la
persistencia es clave. Es algo que permites activamente que suceda. Es una presencia y una
aceptación de lo que está sucediendo en el eterno ahora.
Tan pronto como etiqueta un aspecto de la Fuente, ya no lo nota, está estudiando. Esto es
válido para cualquier pensamiento que te saque de la presencia con el objeto de tu conciencia, ya
sea análisis o simplemente volverte consciente de que eres consciente. El análisis es una función
secundaria. La conciencia ocurre primero como una conexión pura con el objeto de tu atención.
Si algo me parece interesante o bonito, primero vivo esa experiencia.
Sólo después podría intentar comprenderlo.
Aunque no podemos cambiar qué es lo que estamos notando, podemos cambiar nuestra capacidad
de notar.
Podemos expandir nuestra conciencia y estrecharla, experimentarla con los ojos
abiertos o cerrados. Podemos aquietar nuestro interior para que podamos percibir más en
el exterior, o aquietar el exterior para que podamos notar más de lo que está sucediendo
en el interior.
Podemos acercarnos tanto a algo que pierde las características que lo hacen lo que
parece ser, o alejarnos tanto que parece algo completamente
nuevo.
El universo es tan grande como nuestra percepción de él. Cuando cultivamos nuestra
conciencia, estamos expandiendo el universo.
Esto amplía el alcance, no solo del material a nuestra disposición para crear
de, sino de la vida que llegamos a vivir.
La capacidad de mirar
profundamente es la raíz de la creatividad.
Para ver más allá de lo ordinario y mundano y
llegar a lo que de otro modo sería invisible.
El recipiente y el filtro
Cada uno de nosotros tiene un recipiente dentro. Se está llenando constantemente de datos.
Contiene la suma total de nuestros pensamientos, sentimientos, sueños y experiencias en
el mundo. Llamemos a esto el recipiente.
La información no entra directamente en el recipiente, como la lluvia que llena un
barril. Se filtra de una manera única para cada uno de nosotros.
No todo pasa por este filtro. Y lo que pasa no siempre lo hace fielmente.
Cada uno de nosotros tenemos nuestro propio método para reducir la Fuente. Nuestro espacio de
memoria es limitado. Nuestros sentidos a menudo malinterpretan los datos. Y nuestras mentes no
tienen el poder de procesamiento para absorber toda la información que nos rodea. Nuestros sentidos
se verían abrumados por la luz, el color, el sonido y el olor. No seríamos capaces de distinguir un objeto
de otro.
Para navegar a través de este inmenso mundo de datos, aprendemos temprano en la vida a
centrarnos en la información que parece esencial o de particular interés.
Y para desconectar el resto.
Como artistas, buscamos restaurar nuestra percepción infantil: una más inocente
estado de asombro y apreciación no atado a la utilidad o supervivencia.
Nuestro filtro inevitablemente reduce la inteligencia de la Fuente al interpretar los datos que llegan
en lugar de dejarlos pasar libremente. A medida que la vasija se llena con estos fragmentos refundidos,
se crean relaciones con el material ya recolectado.
Estas relaciones producen creencias e historias. Pueden ser sobre quiénes somos, las personas
que nos rodean y la naturaleza del mundo en el que vivimos.
Eventualmente, estas historias se fusionan en una visión del mundo.
Como artistas, queremos mantener estas historias en secreto y encontrar espacio para la gran
cantidad de información que no encaja fácilmente dentro de los límites de nuestro sistema de
creencias. Cuantos más datos sin procesar podamos incorporar y menos les demos forma, más nos
acercaremos a la naturaleza.
Uno puede pensar en el acto creativo como tomar la suma de los contenidos de nuestro recipiente
como material potencial, seleccionando los elementos que parecen útiles o significativos en el
momento y representándolos.
Esta es la Fuente dibujada a través de nosotros y convertida en libros, películas, edificios,
pinturas, comidas, negocios, cualquier proyecto en el que nos embarquemos.
Si elegimos compartir lo que hacemos, nuestro trabajo puede recircular y convertirse
material de origen para otros.
La fuente pone a disposición.
El filtro destila.
El buque recibe.
Y a menudo esto sucede más allá de nuestro control.
Es útil saber que este sistema predeterminado se puede omitir. Con entrenamiento, podemos
mejorar nuestra interfaz con la Fuente y expandir radicalmente la capacidad de recepción de la nave.
Cambiar el instrumento no siempre es la forma más fácil de cambiar el sonido de la música, pero
puede ser la más poderosa.
No importa qué herramientas uses para crear,
el verdadero instrumento eres tú.
Y a través de ti, el
universo que nos rodea a todos se
enfoca.
Lo nunca visto
Por definición convencional, el propósito del arte es crear artefactos físicos y digitales. Para
llenar estantes con cerámica, libros y discos.
Aunque los artistas generalmente no son conscientes de ello, ese trabajo final es un
subproducto de un deseo mayor. No estamos creando para producir o vender productos materiales.
El acto de creación es un intento de entrar en un reino misterioso. Un anhelo de trascender.
Lo que creamos nos permite compartir vislumbres de un paisaje interior, uno que está más
allá de nuestro entendimiento. El arte es nuestro portal al mundo invisible.
Sin el componente espiritual, el artista trabaja con una desventaja crucial. El mundo
espiritual proporciona una sensación de asombro y un grado de apertura mental que no
siempre se encuentra dentro de los límites de la ciencia. El mundo de la razón puede ser
estrecho y lleno de callejones sin salida, mientras que un punto de vista espiritual es ilimitado
e invita a posibilidades fantásticas. El mundo invisible es ilimitado.
Es posible que la palabra espiritualidad no se dirija a quienes habitan principalmente en el
intelecto oa quienes equiparan la palabra con la religión organizada. Si prefieres pensar en la
espiritualidad como simplemente creer en la conexión, está bien. Si eliges pensar que crees
en la magia, también está bien. Las cosas que creemos conllevan una carga independientemente
de si pueden probarse o no.
La práctica de la espiritualidad es una forma de mirar un mundo en el que no estás solo.
Hay significados más profundos detrás de la superficie. La energía que te rodea se puede
aprovechar para elevar tu trabajo. Eres parte de algo mucho más grande de lo que se puede
explicar: un mundo de inmensas posibilidades.
Aprovechar esta energía puede ser maravillosamente útil en sus actividades creativas. El
principio opera sobre la fe. Creer y comportarse como si fuera verdad. No se necesita prueba.
Cuando está trabajando en un proyecto, puede notar coincidencias aparentes que
aparecen con más frecuencia de lo que permite la aleatoriedad, casi como si hubiera
otra mano guiando la suya en una dirección determinada. Como si hubiera un
conocimiento interno informando suavemente tus movimientos. La fe te permite confiar
en la dirección sin necesidad de entenderla.
Preste especial atención a los momentos que lo dejan sin aliento: una hermosa
puesta de sol, un color de ojos inusual, una pieza musical conmovedora, el diseño
elegante de una máquina compleja.
Si una obra, un fragmento de conciencia o un elemento de la naturaleza de alguna
manera nos permite acceder a algo más grande, ese es su componente espiritual
manifestado. Nos otorga un atisbo de lo invisible.
No es inusual para la ciencia
para ponerse al día con el arte, eventualmente.
Tampoco es raro que el arte
alcanzar lo espiritual.
busca pistas
El material para nuestro trabajo nos rodea a cada paso. Está entretejido en la
conversación, la naturaleza, los encuentros casuales y las obras de arte existentes.
Cuando busque una solución a un problema creativo, preste mucha atención a lo
que sucede a su alrededor. Busque pistas que apunten a nuevos métodos o formas de
desarrollar aún más las ideas actuales.
Un escritor puede estar en una cafetería, trabajando en una escena y sin saber qué
va a decir un personaje a continuación. Es posible que se escuche una frase en la
charla de otra mesa que brinde una respuesta directa, o al menos un atisbo de una
posible dirección.
Recibimos este tipo de mensajes todo el tiempo, si permanecemos abiertos a ellos.
Podemos leer un libro y encontrar una cita saltando de la página, o ver una película y
notar una línea que nos mueve a hacer una pausa y retroceder. A veces es la respuesta
exacta que hemos estado buscando. O podría ser el eco de una idea que sigue
repitiéndose en otros lugares, pidiendo más atención o afirmando el camino en el que
estamos.
Estas transmisiones son sutiles: están siempre presentes, pero es fácil pasarlas
por alto. Si no estamos buscando pistas, pasarán sin que nos demos cuenta.
Observe las conexiones y considere adónde conducen.
Cuando suceda algo fuera de lo común, pregúntese por qué. Qué
¿el mensaje? ¿Cuál podría ser el mayor significado?
Este proceso no es una ciencia. No podemos controlar las pistas, ni deseamos que
se revelen. A veces ayuda tener una fuerte intención de encontrar una respuesta
específica o confirmar un camino particular. Otras veces, dejar de lado esa intención
por completo puede ayudarte a encontrar tu camino.
Una parte integral del trabajo del artista es descifrar estas señales. Cuanto más
abierto seas, más pistas encontrarás y menos esfuerzo tendrás que hacer. Es
posible que pueda pensar menos y comenzar a confiar en las respuestas que surgen
dentro de usted.
Puede imaginar que el mundo exterior es una cinta transportadora con una
corriente de pequeños paquetes, siempre pasando. El primer paso es notar que la
cinta transportadora está ahí. Y luego, cuando quieras, puedes recoger uno de esos
paquetes, desenvolverlo y ver qué hay dentro.
Un ejercicio útil podría ser abrir un libro en una página al azar y leer la primera
línea que encuentren tus ojos. Vea cómo lo que está escrito allí se aplica de alguna
manera a su situación. Cualquier relevancia que tenga podría deberse a la
casualidad, pero podría permitir la posibilidad de que la casualidad no sea todo lo
que está en juego. Cuando se me reventó el apéndice, el médico que lo diagnosticó
insistió en que fuera inmediatamente al hospital para que me lo quitaran. Me dijeron
que no había otras opciones. Me encontré en una librería cercana. De pie sobre una
mesa en el frente había un libro nuevo del Dr. Andrew Weil. Lo recogí y lo dejé caer
abierto. El primer pasaje al que fueron mis ojos decía: si un médico quiere extirpar
una parte de tu cuerpo, y te dice que no tiene ninguna función, no creas esto. La
información que necesitaba se puso a mi disposición en ese momento. Y todavía
tengo mi apéndice.
Cuando se presentan pistas, a veces puede sentirse como el delicado mecanismo
de un reloj en funcionamiento. Como si el universo te estuviera empujando con
pequeños recordatorios de que está de tu lado y quiere brindarte todo lo que
necesitas para completar tu misión.
Busca lo que notas
pero nadie más ve.
Práctica
En la naturaleza, los animales deben reducir su campo de visión para sobrevivir. Un enfoque
estricto evita la distracción de las necesidades críticas.
Alimento,
Refugio,
Depredadores, Procreación.
Para el artista, esta acción reflexiva puede ser un estorbo. Ampliar el alcance de uno permite
notar y recopilar más momentos de interés, creando un tesoro de material para aprovechar más
adelante.
Una práctica es la materialización de un acercamiento a un concepto. Esto puede ayudarnos
a lograr un estado mental deseado. Cuando repetimos el ejercicio de abrir nuestros sentidos a lo
que es, nos acercamos a vivir en un estado continuamente abierto. Construimos un hábito. Uno
donde la conciencia expandida es nuestra forma predeterminada de estar en el mundo.
Profundizar en esta práctica es embarcarse en una relación más profunda con la Fuente. A
medida que reducimos la interferencia de nuestro filtro, somos más capaces de reconocer los
ritmos y movimientos que nos rodean. Esto nos permite participar con ellos de una manera más
armoniosa.
Cuando tomamos nota de los ciclos del planeta y elegimos vivir de acuerdo con sus estaciones,
sucede algo notable. Nos conectamos.
Empezamos a vernos como parte de un todo mayor que se está regenerando constantemente.
Y entonces podemos aprovechar esta fuerza de propagación todopoderosa y montar su ola
creativa.
Para apoyar nuestra práctica, podemos establecer un horario diario, en el que participemos en
rituales particulares en momentos específicos todos los días o semanas.
Los gestos que realizamos no necesitan ser grandiosos. Pequeños rituales pueden marcar una
gran diferencia.
Podemos decidir tomar tres respiraciones lentas y profundas al despertar cada mañana. Este
simple acto puede establecer un rumbo para comenzar cada día tranquilo, centrado y en el
momento.
También podemos comer nuestras comidas con atención plena, saboreando lentamente cada
bocado con aprecio. Dar un paseo diario por la naturaleza, mirando todo lo que entra en nuestro
campo de visión con gratitud y conexión. Tómese un momento para maravillarse con la sensación
de los latidos de nuestro corazón y el movimiento de la sangre por nuestras venas antes de dormir.
El propósito de tales ejercicios no está necesariamente en hacer, así como la meta de la
meditación no está en meditar. El propósito es evolucionar la forma en que vemos el mundo cuando
no estamos involucrados en estos actos. Estamos construyendo la musculatura de nuestra psique
para sintonizarnos más agudamente. De esto se trata gran parte del trabajo.
La conciencia necesita una renovación constante. Si se convierte en un hábito, incluso un buen
hábito, tendrá que ser reinventado una y otra vez.
Hasta que un día notas que siempre estás en la práctica de la conciencia, en todo momento,
en todos los lugares, viviendo tu vida en un estado de constante apertura a recibir.
Vivir la vida como artista es una práctica.
O estás participando en la práctica o no lo estás.
No tiene sentido decir que no eres bueno en eso.
Es como decir: “No soy bueno siendo monje”.
O estás viviendo como un monje o no lo estás.
Tendemos a pensar en el trabajo del artista como la salida.
El verdadero trabajo del artista.
es una manera de estar en el mundo.
Sumergir
(Las Grandes Obras)
Ampliar nuestra práctica de la conciencia es una elección que podemos hacer en cualquier momento.
momento.
No es una búsqueda, aunque está avivada por la curiosidad o el hambre. Un hambre de ver
cosas hermosas, escuchar sonidos hermosos, sentir sensaciones más profundas. Aprender,
fascinarse y sorprenderse continuamente.
Al servicio de este robusto instinto, considera sumergirte en el canon de las grandes obras. Lea
la mejor literatura, vea las obras maestras del cine, acérquese a las pinturas más influyentes, visite
monumentos arquitectónicos. No hay una lista estándar; nadie tiene las mismas medidas de grandeza.
El “canon” cambia continuamente, a través del tiempo y el espacio.
No obstante, la exposición al gran arte ofrece una invitación. Nos atrae hacia adelante y abre las
puertas de la posibilidad.
Si elige leer literatura clásica todos los días durante un año, en lugar de leer las noticias, al final
de ese período de tiempo tendrá una sensibilidad más afinada para reconocer la grandeza de los
libros que de los medios.
Esto se aplica a cada elección que hacemos. No solo con el arte, sino con los amigos que
elegimos, las conversaciones que tenemos, incluso los pensamientos sobre los que reflexionamos.
Todos estos aspectos afectan nuestra capacidad para distinguir lo bueno de lo muy bueno, lo muy
bueno de lo excelente. Nos ayudan a determinar qué es digno de nuestro tiempo y atención.
Debido a que hay una cantidad infinita de datos disponibles para nosotros y tenemos un ancho
de banda limitado para conservar, podríamos considerar seleccionar cuidadosamente la
calidad de lo que permitimos entrar.
Esto no solo se aplica si su objetivo es hacer que el arte tenga un significado duradero.
Incluso si su objetivo es hacer comida rápida, es probable que sepa mejor si experimenta la mejor
comida fresca disponible durante el proceso. Sube de nivel tu gusto.
El objetivo no es aprender a imitar la grandeza, sino calibrar nuestro medidor interno para la
grandeza. Para que podamos tomar mejor las miles de decisiones que, en última instancia, podrían
conducirnos a nuestro propio gran trabajo.
La naturaleza como maestra
De todas las grandes obras que podemos experimentar, la naturaleza es la más absoluta y perdurable.
Podemos presenciar su cambio a través de las estaciones. Podemos verlo en las montañas, los
océanos, los desiertos y el bosque. Podemos observar los cambios de la luna cada noche y la relación
entre la luna y las estrellas.
Nunca hay escasez de asombro e inspiración al aire libre. Si dedicáramos nuestra vida únicamente
a notar los cambios en la luz y las sombras naturales a medida que pasan las horas, descubriríamos
constantemente algo nuevo.
No tenemos que entender la naturaleza para apreciarla. Esto es verdad de todas las cosas.
Simplemente tenga en cuenta los momentos en que algo de gran belleza le quita el aliento.
Puede ser ser testigo de una formación de una sola línea de pájaros que serpentean a través de
un cielo nocturno a media luz, o pararse asombrado al pie de una secuoya gigante que tiene miles de
años. Hay tanta sabiduría en la naturaleza que cuando la notamos, despierta la posibilidad dentro de
nosotros. Es a través de la comunión con la naturaleza que nos acercamos a nuestra propia naturaleza.
Si está eligiendo colores según un libro de Pantone, está limitado a una cierta cantidad de
opciones. Si sales a la naturaleza, la paleta es infinita.
Cada roca tiene tal variación de color dentro de ella que nunca podríamos encontrar una lata de
pintura para imitar exactamente el mismo tono.
La naturaleza trasciende nuestras tendencias a etiquetar y clasificar, a reducir y limitar.
El mundo natural es insondablemente más rico, entretejido y complicado de lo que nos enseñan, y
mucho más misterioso y hermoso.
Profundizar nuestra conexión con la naturaleza servirá a nuestro espíritu, y lo que sirve a nuestro
espíritu invariablemente sirve a nuestra producción artística.
Cuanto más nos acerquemos al mundo natural, más pronto comenzaremos a darnos
cuenta de que no estamos separados. Y que cuando creamos, no solo expresamos
nuestra individualidad única, sino nuestra conexión perfecta con una unidad infinita.
Hay una razón por la que nos sentimos atraídos
a contemplar el océano.
Se dice que el océano proporciona un
reflejo más cercano de quiénes somos
que cualquier espejo.
Nada es estático
El mundo siempre está cambiando.
Puede participar en la misma práctica de concientización cinco días seguidos en el
mismo lugar y tener una experiencia única cada vez.
Pueden estar presentes diferentes sonidos y diferentes olores. No hay dos ráfagas de
viento que se sientan iguales. El tono y la calidad de la luz solar cambia de un minuto a
otro y de un día a otro.
Dentro de la riqueza de la naturaleza, las variaciones son fácilmente perceptibles.
Algunos son gritos, otros susurros. Incluso si un elemento parece estático, ya sea una obra
de arte en un museo o un objeto cotidiano en una cocina, cuando lo miramos profundamente,
podemos ver una novedad. Reconocemos aspectos antes desapercibidos.
Vuelva a leer el mismo libro una y otra vez y es probable que encontremos nuevos temas,
trasfondos, detalles y conexiones.
No puedes entrar en la misma corriente dos veces porque siempre está fluyendo.
Todo es.
El mundo cambia constantemente, por lo que no importa con qué frecuencia
practiquemos el prestar atención, siempre habrá algo nuevo que notar. Depende de
nosotros encontrarlo.
Asimismo, siempre estamos cambiando, creciendo, evolucionando. Aprendemos y
olvidamos cosas. Nos movemos a través de diferentes estados de ánimo, pensamientos y
procesos inconscientes. Las células de nuestro cuerpo mueren y se regeneran. Nadie es
la misma persona todo el día.
Incluso si el mundo exterior permaneciera estático, la información que tomamos
en todavía estaría en constante cambio. Y también lo sería el trabajo que producimos.
La persona que hace algo hoy no es
la misma que
vuelve al trabajo mañana.
mirar hacia adentro
El sonido del agua batiéndose en la distancia es audible.
Siento una brisa de lo que podría ser aire cálido, aunque es difícil saberlo,
ya que el vello de mi brazo siente que el movimiento se enfría.
Dos pájaros cantan y, con los ojos cerrados, los coloco aproximadamente a cincuenta
pasos detrás de mí ya mi derecha.
Ahora, un pájaro más pequeño, o al menos uno con un canto más pequeño y más agudo,
entra en el paisaje sonoro detrás de mí a la izquierda. Por la interacción rítmica, parece claro
que los pájaros no están conversando. cada uno canta lo suyo
canción.
Noto el sonido de un vehículo que pasa y, a lo lejos, juegos infantiles.
voces Un borrón de música rítmica llega desde el extremo izquierdo.
Me pica el lado izquierdo de la cara, justo delante de la oreja.
Un vehículo con un sonido más grande y pesado pasa y un poco de música jazz aparece
mucho más cerca de mi posición. Solo ahora me doy cuenta de que lo encendí antes a un
volumen bajo y que había sido inaudible hasta este momento.
momento.
Alguien llega. Abro mis ojos. Y todo se va.
Es común creer que la vida es una serie de experiencias externas. Y que debemos vivir una
vida exteriormente extraordinaria para tener algo que compartir. La experiencia de nuestro
mundo interior a menudo se pasa por alto por completo.
Si nos enfocamos en lo que sucede dentro de nosotros mismos —sensaciones, emociones, los
patrones de nuestros pensamientos— se puede encontrar una gran cantidad de material. nuestro interior
mundo es tan interesante, hermoso y sorprendente como la naturaleza misma. Es, después de
todo, nacido de la naturaleza.
Cuando entramos, estamos procesando lo que está pasando afuera. Ya no estamos
separados. estamos conectados Somos uno.
En última instancia, no importa si su contenido se origina en el interior o en el exterior. Si te
viene a la mente un hermoso pensamiento o una frase, o si ves una hermosa puesta de sol,
uno no es mejor que el otro. Ambos son igualmente hermosos de diferentes maneras. Es útil
considerar que siempre hay más opciones disponibles de las que nos damos cuenta.
Los recuerdos y el subconsciente
Cuando se les presentan nuevas pistas instrumentales por primera vez, algunos vocalistas graban los
primeros sonidos que salen de sus bocas, sin pensarlo ni prepararse.
A menudo cantarán palabras al azar o sonidos que no son palabras en absoluto. No es raro, fuera
del galimatías, que se desarrolle una historia o frases clave para
aparecer.
No hay ningún intento activo de escribir en este proceso. el trabajo esta siendo
creado en un nivel subconsciente. El material existe escondido dentro.
Hay prácticas que pueden ayudar a acceder a este pozo más profundo dentro de ti. Por ejemplo,
puede probar un ejercicio para liberar la ira en el que golpea una almohada durante cinco minutos. Es
más difícil de lo que piensas hacer esto durante toda la duración. Toma el tiempo y ve duro. Luego
llene inmediatamente cinco páginas con lo que salga.
El objetivo es no pensar en ello, evitar dirigir el contenido de cualquier forma. Solo escribe
cualquier palabra que se derrame.
Hay una reserva abundante de información de alta calidad en nuestro subconsciente, y encontrar
formas de acceder a ella puede generar nuevo material del que extraer.
La psique tiene acceso a una sabiduría universal más profunda de lo que podemos encontrar en
nuestra mente consciente. Proporciona una visión mucho menos limitada.
Una fuente oceánica.
No sabemos cómo funciona y no sabemos por qué funciona, sin embargo, muchos artistas
aprovechan algo más allá de ellos mismos sin reconocer el proceso en juego, simplemente accediendo
al subconsciente.
A menudo, llegar a estos estados está fuera de nuestro control. Algunos artistas han
creado sus mejores obras mientras tenían fiebre, con una temperatura de más de 103. Estas
condiciones parecidas a un trance pasan por alto la parte pensante del cerebro y acceden al
estado de sueño.
Hay una gran sabiduría en los reinos de transición entre la vigilia y el sueño. Justo antes
de dormirse, ¿qué pensamientos e ideas se le ocurren?
¿Cómo te sientes cuando despiertas de un sueño?
En la tradición de sabiduría del yoga del sueño tibetano, entre otros, los lamas dicen
el estado de sueño es tan real, o irreal, como el estado de vigilia.
Llevar un diario de sueños podría ser útil. Coloque un bolígrafo y papel al lado de la
cama, y tan pronto como se despierte, comience a escribir de inmediato con el mayor detalle
posible antes de hacer cualquier otra cosa. Trate de limitar cualquier movimiento innecesario.
Simplemente girar la cabeza puede ser suficiente para desalojar el sueño de la memoria
almacenada.
A medida que escribe, la imagen se desarrollará y recordará más de la historia, más del
entorno, más de los detalles de lo que recordaba cuando puso la pluma en el papel por
primera vez. Cuanto más hagas esta práctica, mañana tras mañana, mejor recordarás tus
sueños. También puede ser útil establecer la intención de recordar sus sueños antes de irse
a dormir.
Los recuerdos también pueden considerarse como oníricos. Son más una historia
romántica que un documento fiel de un acontecimiento vital. Y hay buen contenido que se
puede encontrar en estos recuerdos de ensueño que tenemos de experiencias pasadas.
Otra herramienta útil es la aleatoriedad o, más exactamente, la aleatoriedad aparente, ya
que puede haber una organización en un nivel diferente al que entendemos.
Cuando lanzamos el I Ching, por ejemplo, no determinamos cómo caen los palos o las
monedas. Pero a través de ellos, obtenemos información que podemos usar para ayudar a la
toma de decisiones y, una vez más, eludir nuestra mente consciente y tal vez acceder a una
inteligencia más grande.
siempre está ahí
Me afecta mucho el sol. Cuando es un día brillante, me siento lleno de energía.
Cuando está sombrío, estoy sombrío.
En esos días nublados, ayuda sintonizarse con el hecho de que el sol todavía está allí.
Simplemente está escondido detrás de una capa más gruesa de nubes. Al mediodía, el sol está
alto en el cielo, independientemente de cuán claro u oscuro esté afuera.
De la misma manera, independientemente de cuánta atención estemos prestando, la
información que buscamos está ahí fuera. Si somos conscientes, podemos sintonizarnos más.
Si somos menos conscientes, nos lo perdemos.
Cuando lo extrañamos, realmente nos pasa de largo. Mañana presenta otra oportunidad
para la toma de conciencia, pero nunca es una oportunidad para el mismo
conciencia.
Configuración
Nuestro entorno nos afecta, y encontrar el mejor entorno para crear un canal claro es
personal y debe probarse. También depende de tu intención.
Lugares aislados como un bosque, un monasterio o un velero en medio de la
océano son buenos lugares para recibir transmisiones directas del universo.
Si, en cambio, desea sintonizarse con la conciencia colectiva, puede sentarse en un
lugar ocupado con personas que van y vienen y experimentan la Fuente filtrada a través
de la humanidad. Este enfoque de segunda mano no es menos válido.
Un paso más alejado podría ser conectarse con la cultura misma, consumiendo
constantemente arte, entretenimiento, noticias y redes sociales. Todo el tiempo notando
los patrones que el universo está promoviendo.
Es útil ver las corrientes en la cultura sin sentirse obligado a seguir la dirección de su
flujo. En cambio, obsérvalos de la misma manera conectada y desapegada que podrías
notar un viento cálido. Permítete moverte dentro de él, pero no ser de él.
El lugar conectado de una persona puede ser la distracción de otra. Y diferentes
entornos pueden estar en diferentes puntos de su proceso artístico. Se decía que Andy
Warhol creaba con un televisor, una radio y un tocadiscos al mismo tiempo. Para Eminem,
el ruido de un solo televisor es su telón de fondo preferido para escribir. Marcel Proust
revistió sus paredes con corcho fonoabsorbente, cerró las cortinas y se puso tapones para
los oídos. Kafka también llevó su necesidad de silencio al extremo: "no como un ermitaño",
dijo una vez, sino "como un hombre muerto". No hay forma incorrecta. Solo existe tu
camino.
No siempre es fácil seguir la información energética sutil que transmite el
universo, especialmente cuando tus amigos, familiares, compañeros de trabajo o
aquellos que tienen un interés comercial en tu creatividad te ofrecen consejos
aparentemente racionales que desafían tu conocimiento intuitivo. En la medida de
mis posibilidades, he seguido mi intuición para dar un giro en mi carrera y siempre
me han recomendado que no lo haga. Ayuda a darse cuenta de que es mejor seguir
el universo que los que te rodean.
La interferencia también puede provenir de las voces internas. Los que en tu
cabeza murmuran que no tienes el talento suficiente, que tu idea no es lo
suficientemente buena, que el arte no es una inversión valiosa de tu tiempo, que el
resultado no será bien recibido, que eres un fracaso si el la creación no tiene éxito.
Es útil bajar esas voces para que puedas escuchar las campanadas del reloj
cósmico, recordándote que es la hora.
Tu tiempo para participar.
duda de uno mismo
La duda vive en todos nosotros. Y aunque deseemos que desaparezca, está ahí para
Sírvanos.
Los defectos son humanos, y el atractivo del arte es la humanidad que alberga. Si fuéramos
como una máquina, el arte no resonaría. Sería sin alma. Con la vida viene el dolor, la inseguridad
y el miedo.
Todos somos diferentes y todos somos imperfectos, y las imperfecciones son lo que hace que
cada uno de nosotros y nuestro trabajo sean interesantes. Creamos piezas que reflejan quiénes
somos, y si la inseguridad es parte de quiénes somos, nuestro trabajo tendrá como resultado un
mayor grado de verdad.
La creación de arte no es un acto competitivo. Nuestro trabajo es representativo del yo. Sería
un error decir: "No estoy a la altura del desafío". Sí, es posible que deba profundizar su oficio para
realizar completamente su visión. Si no estás a la altura, nadie más puede hacerlo. Solo tu puedes.
Eres el único con tu voz.
Las personas que eligen hacer arte son, muchas veces, las más vulnerables.
Hay cantantes considerados entre los mejores del mundo que no se atreven a escuchar su propia
voz. Y estas no son raras excepciones.
Muchos artistas en diferentes arenas tienen problemas similares.
La sensibilidad que les permite hacer el arte es la misma vulnerabilidad que les hace más
sensibles a ser juzgados. Aún así, muchos continúan compartiendo su trabajo y se arriesgan a ser
criticados a pesar de esto. Es como si no tuvieran otra opción. Ser un artista es lo que son, y se
completan a través de la autoexpresión.
Si un creador tiene tanto miedo al juicio que no puede seguir adelante, es posible que el deseo
de compartir el trabajo no sea tan fuerte como el deseo de
protegerse Quizás el arte no sea su papel. Su temperamento podría servir para una búsqueda
diferente. Este camino no es para todos. La adversidad es parte del proceso.
No estamos obligados a seguir este llamado porque tenemos un talento o habilidad. Vale
la pena recordar que somos bendecidos al llegar a crear. es un privilegio Lo estamos eligiendo.
No se nos ordena hacer esto. Si preferimos no hacerlo, no lo hagamos.
Algunos artistas exitosos son profundamente inseguros, se sabotean a sí mismos, luchan
contra la adicción o enfrentan otros obstáculos para hacer y compartir su trabajo.
Una autoimagen poco saludable o una dificultad en la vida pueden alimentar un gran arte,
creando un pozo profundo de percepción y emoción para que un artista se beneficie. También
pueden obstaculizar que el artista pueda hacer muchas cosas durante un largo período de
tiempo.
Las personas que tienen un desafío particular en este sentido generalmente no pueden
producir un trabajo creativo una y otra vez. Esto no se debe a que no sean artísticamente
capaces, sino a que solo pudieron superar sus propios problemas una o dos veces y compartir
un gran trabajo.
Una de las razones por las que tantos grandes artistas mueren de sobredosis al principio
de sus vidas es porque están usando drogas para adormecer una existencia muy dolorosa.
La razón por la que es doloroso es la razón por la que se convirtieron en artistas en primer
lugar: su increíble sensibilidad.
Si ves una belleza tremenda o un dolor tremendo donde otras personas ven poco o nada
en absoluto, te enfrentas a grandes sentimientos todo el tiempo. Estas emociones pueden ser
confusas y abrumadoras. Cuando los que te rodean no ven lo que tú ves ni sienten lo que tú
sientes, esto puede generar una sensación de aislamiento y un sentimiento general de no
pertenencia, de otredad.
Estas emociones cargadas, poderosas cuando se expresan en la obra, son las mismas
nubes oscuras que piden ser adormecidas para permitir el sueño o levantarse de la cama y
afrontar el día por la mañana. Es una bendición y una maldición.
Inventarlo
Si bien las corrientes emocionales subyacentes de la duda pueden servir al arte, también
pueden interferir con el proceso creativo. Comenzar un trabajo, completar un trabajo y compartir
un trabajo: estos son momentos clave en los que muchos de nosotros nos quedamos
estancados.
¿Cómo avanzamos, considerando las historias que nos contamos?
Una de las mejores estrategias es bajar las apuestas.
Tendemos a pensar que lo que estamos haciendo es lo más importante en nuestras vidas
y que nos va a definir por toda la eternidad. Considere seguir adelante con el punto de vista
más preciso de que es un trabajo pequeño, un comienzo. La misión es completar el proyecto
para que puedas pasar al siguiente. El siguiente es un trampolín para el siguiente trabajo. Y
así continúa en ritmo productivo durante la totalidad de su vida creativa.
Todo arte es un trabajo en progreso. Es útil ver la pieza en la que estamos trabajando
como un experimento. Uno en el que no podemos predecir el resultado. Sea cual sea el
resultado, recibiremos información útil que beneficiará el próximo experimento.
Si parte de la posición de que no hay bien ni mal, ni bueno ni malo, y que la creatividad es
solo un juego libre sin reglas, es más fácil sumergirse con alegría en el proceso de hacer las
cosas.
No estamos jugando para ganar, estamos jugando para jugar. Y en última instancia, jugar
es divertido. El perfeccionismo se interpone en el camino de la diversión. Un objetivo más hábil
podría ser encontrar consuelo en el proceso. Para hacer y sacar obras sucesivas con facilidad.
Oscar Wilde dijo que algunas cosas son demasiado importantes para tomarlas en serio.
El arte es una de esas cosas. Poner el listón bajo, especialmente para empezar, libera
jugar, explorar y probar sin apego a los resultados.
Este no es solo un camino hacia pensamientos más solidarios. El juego activo y la
experimentación hasta quedar gratamente sorprendidos es cómo se revela el mejor trabajo.
Otro enfoque para superar las inseguridades es etiquetarlas. Estaba trabajando con un
artista que estaba congelado por las dudas y no podía seguir adelante. Le pregunté si
conocía el concepto budista de papancha, que se traduce como preponderancia de
pensamientos. Esto habla de la tendencia de la mente a responder a nuestras experiencias
con una avalancha de charla mental.
Él respondió: “Sé exactamente lo que es eso. Ese soy yo."
Ahora que tenía un nombre para lo que lo detenía, pudo normalizar sus dudas y no
tomarlas tan en serio. Cuando surgieran, los llamaríamos papancha, los notaríamos y luego
seguiríamos adelante.
Estaba en una reunión con otra artista que acababa de lanzar un álbum muy exitoso,
pero tenía miedo de hacer más trabajo y enumeró diferentes razones por las que ya no
quería hacer música. Siempre hay buenas razones para no continuar.
“Está bien, no tienes que hacer música nunca más. No hay nada
mal con eso Solo detente si no te hace feliz. Es tu elección."
Tan pronto como dije esto, su expresión cambió y se dio cuenta de que
ser más feliz creando que no creando.
La gratitud también puede ayudar. Darte cuenta de que tienes la suerte de estar en una
posición que te permite crear y, en algunos casos, recibir un pago por hacer lo que amas,
podría inclinar la balanza a favor del trabajo.
En última instancia, su deseo de crear debe ser mayor que su miedo a ello.
Incluso para algunos de los mejores artistas, ese miedo nunca desaparece. Un cantante
legendario, a pesar de actuar durante más de cinco décadas, nunca pudo eliminar su miedo
escénico. A pesar de un terror tan fuerte que le revolvía el estómago, seguía siendo el
centro de atención todas las noches y realizaba una
espectáculo fascinante. Al aceptar la duda, en lugar de tratar de eliminarla o reprimirla, disminuimos
su energía e interferencia.
Vale la pena señalar la distinción entre dudar del trabajo y dudar de uno mismo. Un ejemplo de
dudar del trabajo sería: “No sé si mi canción es tan buena como puede ser”. Dudar de ti mismo
puede sonar como "No puedo escribir una buena canción".
Estas declaraciones son mundos aparte, tanto en precisión como en impacto sobre el sistema
nervioso. Dudar de ti mismo puede conducir a una sensación de desesperanza, de no estar
intrínsecamente apto para asumir la tarea en cuestión. El pensamiento de todo o nada es un
no iniciador
Sin embargo, dudar de la calidad de su trabajo puede, a veces, ayudar a
mejoralo. Puedes dudar de tu camino hacia la excelencia.
Si tienes una versión imperfecta de una obra que realmente amas, es posible que cuando
finalmente parezca perfecta, no la ames de la misma manera. Esta es una señal de que la versión
imperfecta era en realidad la indicada. El trabajo no se trata de la perfección.
Una cosa que aprendí al tener el corrector ortográfico es que regularmente invento palabras.
Escribiré una palabra y luego la computadora me dirá que no existe.
Dado que suena como lo que pretendo decir, a veces decido usarlo de todos modos. Sé lo que
significa, y quizás el lector entienda el significado mejor que si usara una palabra real.
Las imperfecciones que está tentado a corregir pueden resultar ser las que hacen que el
trabajo sea excelente. Y a veces no. Rara vez sabemos qué hace que una pieza sea grandiosa.
Nadie puede saber Las razones más plausibles son, en el mejor de los casos, teorías. Por qué
está más allá de nuestra comprensión.
La Torre Inclinada de Pisa fue un error arquitectónico, que los constructores exacerbaron aún
más al tratar de corregir. Ahora, cientos de años después, es uno de los edificios más visitados del
mundo precisamente por este error.
En la cerámica japonesa, existe una ingeniosa forma de reparación llamada kintsugi. Cuando
una pieza de cerámica se rompe, en lugar de tratar de restaurarla a su estado original
condición, el artesano acentúa la falla usando oro para rellenar la grieta. Esto atrae bellamente la
atención hacia donde se rompió el trabajo, creando una veta dorada. En lugar de que el defecto
disminuya el trabajo, se convierte en un punto focal, un área de fuerza tanto física como estética.
La cicatriz también cuenta la historia de la pieza, relatando su experiencia pasada.
Podemos aplicar esta misma técnica a nosotros mismos y abrazar nuestras imperfecciones.
Cualesquiera que sean las inseguridades que tengamos, pueden reformularse como una fuerza
rectora de nuestra creatividad. Solo se convierten en un obstáculo cuando impiden nuestra
capacidad de compartir lo que está más cerca de nuestro corazón.
El arte crea una profunda conexión entre
el artista y el público.
A través de esa conexión,
ambos pueden sanar.
Distracción
La distracción es una de las mejores herramientas disponibles para el artista cuando se usa hábilmente.
En algunos casos, es la única manera de llegar a donde vamos.
Al meditar, tan pronto como la mente se aquieta, la sensación de espacio puede verse superada
por una preocupación o un pensamiento aleatorio. Es por eso que muchas escuelas de meditación
enseñan a los estudiantes a usar un mantra. Una frase automática y repetida deja poco espacio en la
mente para pensamientos que nos saquen del momento.
El mantra, entonces, es una distracción. Y mientras ciertas distracciones pueden sacarlo del
momento presente, otras pueden mantener ocupada la parte consciente de usted mismo para que el
inconsciente se libere para trabajar para usted. Las cuentas de preocupación, rosarios y malas funcionan
de la misma manera.
Cuando llegamos a un punto muerto en cualquier punto del proceso creativo, puede ser útil alejarse
del proyecto para crear espacio y permitir que se encuentre una solución.
aparecer.
Podríamos tener un problema para ser resuelto a la ligera en la parte posterior de nuestra conciencia
en lugar del frente de nuestra mente. De esta manera, podemos permanecer presentes con él a lo largo
del tiempo mientras nos involucramos en una tarea simple y no relacionada.
Los ejemplos incluyen conducir, caminar, nadar, ducharse, lavar platos, bailar o realizar cualquier
actividad que podamos realizar en piloto automático. A veces, el movimiento físico también puede
estimular las ideas para que se muevan.
Algunos músicos, por ejemplo, hacen un mejor trabajo escribiendo melodías mientras conducen
que sentados en una habitación con una grabadora de audio encendida. Estos tipos de distracciones
mantienen ocupada una parte de la mente mientras liberan al resto para permanecer abiertos a lo que
entre. Quizás este proceso de pensamiento no pensante
nos permite acceder a una parte diferente de nuestro cerebro. Uno que puede ver más ángulos
que el camino directo.
La distracción no es procrastinación. La procrastinación constantemente socava
nuestra capacidad de hacer cosas. La distracción es una estrategia al servicio del trabajo.
A veces, desconectarse es
la mejor manera de participar.
Colaboración
Nada comienza con nosotros.
Cuanto más prestamos atención, más comenzamos a darnos cuenta de que todo el trabajo
que hacemos es una colaboración.
Es una colaboración con el arte que te precedió y el arte que vendrá después. También es
una colaboración con el mundo en el que vives. Con las experiencias que has tenido. Con las
herramientas que utiliza. Con la audiencia. Y con quién estás hoy.
El "yo" tiene muchos aspectos distintos. Es posible crear una pieza, amarla y luego mirarla
al día siguiente y sentirse completamente diferente al respecto. El aspecto de artista inspirado
de su ser puede estar en conflicto con el aspecto de artesano, decepcionado de que el artesano
no pueda crear la encarnación física de la visión del artista inspirado. Este es un conflicto común
para los creadores, ya que no hay una conversión directa del pensamiento abstracto al mundo
material. La obra es siempre una interpretación.
Hay muchos sombreros diferentes que usa el artista, y la creatividad es una discusión interna
entre estos aspectos del yo. La negociación continúa hasta que los yos crean juntos el mejor
trabajo posible.
El trabajo en sí también lleva sombreros diferentes. Puedes hacer una pieza y sentir que
sabes exactamente lo que es, luego alguien más puede experimentarla y sentir que sabe lo que
es y, sin embargo, lo que ves y lo que ellos ven pueden ser completamente diferentes. Lo que es
de particular interés acerca de esto es que ninguno de los dos tiene razón. Y ambos tienen razón.
Esto no es algo por lo que preocuparse. Si el artista está contento con el trabajo que está
creando y el espectador está animado por el trabajo que está
experimentando, no importa si lo ven de la misma manera. De hecho, es imposible que
alguien experimente su trabajo como lo hace usted, o como lo hace cualquier otra
persona.
Podría tener una idea clara de lo que significa una pieza, cómo funciona o por qué
es agradable, y a alguien más le puede gustar o no por una razón completamente
diferente.
El propósito del trabajo es despertar algo en ti primero y luego permitir que algo se
despierte en los demás. Y está bien si no son lo mismo. Solo podemos esperar que la
magnitud de la carga que experimentamos reverbere tan poderosamente para los demás
como lo hace para nosotros.
A veces, el artista puede no ser el artífice de la obra. Marcel Duchamp encontraría
objetos cotidianos (una pala de nieve, una rueda de bicicleta, un urinario) y simplemente
decidiría que eran arte. Él los llamó readymades. Una pintura es solo una pintura hasta
que le pones un marco y la cuelgas en la pared, entonces se llama
arte.
Lo que se considera arte es simplemente un acuerdo. Y nada de eso es cierto.
Lo cierto es que nunca estás solo cuando haces arte. Estás en un diálogo constante
con lo que es y lo que fue, y cuanto más te acerques a esa discusión, mejor podrás
servir al trabajo que tienes delante.
Intención
Un anciano en Calcuta caminaba todos los días para sacar agua de un pozo. Llevaba una vasija
de barro y la bajaba con la mano lentamente, hasta el fondo, con cuidado de no dejar que
golpeara los lados del pozo y se rompiera.
Una vez que estaba llena, volvía a levantar la olla lenta y cuidadosamente. Fue un acto
centrado y que consumió mucho tiempo.
Un día, un viajero notó que el anciano se dedicaba a esta difícil tarea.
Con más experiencia en mecánica, le mostró al anciano cómo usar un sistema de poleas.
“Esto permitirá que la olla baje rápidamente”, explicó el viajero, “luego se llene de agua y
vuelva a subir, sin golpear los lados.
Es mucho más fácil y el bote estará igual de lleno con mucho menos trabajo”.
El anciano lo miró y dijo: “Creo que voy a seguir haciéndolo como siempre lo he hecho.
Realmente tengo que pensar en cada movimiento y hay mucho cuidado para hacerlo bien. Me
imagino que si tuviera que usar la polea, sería fácil e incluso podría comenzar a pensar en otra
cosa mientras lo hago. Si le pongo tan poco cuidado y tiempo, ¿a qué sabrá el agua?
Posiblemente no podría saber tan bien.
Nuestros pensamientos, sentimientos, procesos y creencias inconscientes tienen una energía
que se esconde en el trabajo. Esta fuerza invisible e inconmensurable le da a cada pieza su
magnetismo. Un proyecto terminado solo se compone de nuestra intención y nuestros
experimentos a su alrededor. Retire la intención y todo lo que queda es la cáscara ornamental.
Aunque el artista puede tener una serie de objetivos y motivaciones, hay
una sola intención. Este es el gran gesto de la obra.
No es un ejercicio de pensamiento, una meta a establecerse o un medio de mercantilización.
Es una verdad que vive dentro de ti. Al vivirla, esa verdad se incrusta en el trabajo. Si la obra
no representa quién eres y lo que estás viviendo, ¿cómo puede tener una carga energética?
Una intención es más que un propósito consciente, es la congruencia de ese propósito.
Requiere una alineación de todos los aspectos de uno mismo. De pensamiento consciente y
creencias inconscientes, de capacidades y compromiso, de acciones al trabajar y no. Es un
estado de vivir en acuerdo armónico con uno mismo.
No todos los proyectos toman tiempo, pero toman toda la vida. En caligrafía, el trabajo se
crea en un movimiento del pincel. Toda la intención está en ese único movimiento concentrado.
La línea es un reflejo de la transferencia de energía del ser del artista, incluida la historia
completa de sus experiencias, pensamientos y aprensiones, a la mano. La energía creativa
existe en el viaje hacia la fabricación, no en el acto de construir.
Nuestro trabajo encarna un propósito superior. Lo sepamos o no, somos un conducto para el
universo. El material está permitido a través de nosotros. Si somos un canal claro, nuestra
intención refleja la intención del cosmos.
La mayoría de los creadores se consideran a sí mismos como el director de orquesta. Si
nos alejamos de nuestra pequeña visión de la realidad, funcionamos más como instrumentistas
en una sinfonía mucho más grande que el universo está orquestando.
Es posible que no tengamos una gran comprensión de lo que es esta obra magna porque
solo vemos la pequeña parte que desempeñamos.
La abeja, atraída por el olor de la flor, se posa sobre una y otra, permitiendo sin darse
cuenta la reproducción. Si la abeja se extinguiera, no solo las flores, sino también las aves, los
pequeños mamíferos y los humanos probablemente también dejarían de existir. Es justo
suponer que la abeja no conoce su papel en este
rompecabezas interconectados y en la preservación del equilibrio de la naturaleza. La abeja es
simplemente ser.
De manera similar, la producción total de la creatividad humana, en toda su amplitud
caleidoscópica, une el tejido que forma nuestra cultura. La intención subyacente de nuestro trabajo
es el aspecto que le permite encajar perfectamente en este tejido.
Rara vez conocemos la gran intención, pero si nos entregamos al impulso creativo, nuestra singular
pieza del rompecabezas toma la forma adecuada.
La intención es todo lo que hay. El trabajo es solo un recordatorio.
Normas
Una regla es cualquier principio rector o criterio creativo. Puede existir dentro del artista, el
género o la cultura. Las reglas, por su naturaleza, son limitaciones.
Las leyes de las matemáticas y las ciencias son diferentes de las reglas que estamos
viendo aquí. Esas leyes describen relaciones precisas en el mundo físico, que sabemos que
son verdaderas al compararlas con el mundo mismo.
Las reglas que aprenden los artistas son diferentes. Son suposiciones, no absolutos.
Describen una meta o un método para obtener resultados a corto o largo plazo. Están ahí para
ser probados. Y solo tienen valor mientras sean útiles.
No son leyes de la naturaleza.
Todo tipo de suposiciones se disfrazan de leyes: una sugerencia de un libro de autoayuda,
algo escuchado en una entrevista, el mejor consejo de tu artista favorito, una expresión en la
cultura o algo que te dijo una vez un maestro.
Las reglas nos dirigen a comportamientos promedio. Si nuestro objetivo es crear obras que
son excepcionales, la mayoría de las reglas no se aplican. La media no es nada a lo que aspirar.
El objetivo no es encajar. En todo caso, es amplificar las diferencias, lo que
no encaja, las características especiales únicas de cómo ves el mundo.
En lugar de sonar como los demás, valora tu propia voz. Desarróllalo. Apreciar
él.
Tan pronto como se establezca una convención, el trabajo más interesante probablemente
sea el que no la siga. La razón para hacer arte es innovar y expresarse, mostrar algo nuevo,
compartir lo que hay dentro y comunicar su perspectiva singular.
Las presiones y expectativas vienen de diferentes direcciones. Las costumbres de la sociedad
dictan lo que está bien y lo que está mal, lo que se acepta y lo que se desaprueba, lo que se
celebra y lo que se denigra.
Los artistas que definen a cada generación son generalmente los que viven fuera de estos
límites. No los artistas que encarnan las creencias y convenciones de su tiempo, sino los que
las trascienden. El arte es confrontación. Amplía la realidad de la audiencia, permitiéndole
vislumbrar la vida a través de una ventana diferente. Uno con el potencial para una nueva y
gloriosa vista.
Al principio, abordamos nuestro oficio con una plantilla de lo que vino antes. Si estás
escribiendo una canción, podrías pensar que debería durar de tres a cinco minutos y tener
cierta cantidad de repeticiones.
Para un pájaro, un canto es algo muy diferente. El pájaro no prefiere un formato de tres
a cinco minutos ni acepta el coro como gancho, sin embargo, el canto del pájaro es igual de
sonoro. Y aún más intrínseco al ser del pájaro. Es una invitación, una advertencia, una forma
de conectar, un medio de supervivencia.
Es una práctica saludable abordar nuestro trabajo con la menor cantidad posible de reglas
aceptadas, puntos de partida y limitaciones. A menudo, los estándares en nuestro medio
elegido son tan ubicuos que los damos por sentado. Son invisibles e incuestionables. Esto
hace que sea casi imposible pensar fuera del paradigma estándar.
Visita un museo de arte. La mayoría de las pinturas que verá son lienzos extendidos sobre
un marco rectangular de madera, ya sea La muerte de Sócrates de JacquesLouis David o las
pinturas del retablo de Hilma af Klint. El contenido puede variar pero los materiales son
consistentes. Hay un estándar generalmente aceptado.
Si desea pintar, es probable que comience extendiendo un lienzo sobre un marco de
madera rectangular y apoyándolo en un caballete. Basándose únicamente en las herramientas
seleccionadas, ya ha reducido exponencialmente lo que es posible, antes de que una sola
gota de pintura haya entrado en contacto con el lienzo.
Suponemos que el equipo y el formato son parte de la forma de arte en sí. Sin embargo,
la pintura puede ser cualquier cosa que involucre el uso del color en una superficie con un
propósito estético o comunicativo. Todas las demás decisiones dependen del artista.
Se tejen convenciones similares en la mayoría de las formas de arte: un libro tiene un cierto número
de páginas y se divide en capítulos. Un largometraje dura de 90 a 120 minutos y suele tener tres actos.
Incrustados en cada medio, hay conjuntos de normas que restringen nuestro trabajo incluso antes de que
hayamos comenzado.
Los géneros, en particular, vienen con distintas variaciones en las reglas. Una película de terror, un
ballet o un álbum country, cada uno viene con expectativas específicas. Tan pronto como usa una etiqueta
para describir en qué está trabajando, existe la tentación de ajustarse a sus reglas.
Las plantillas del pasado pueden ser una inspiración en las fases iniciales, pero es útil pensar más
allá de lo que se ha hecho antes. El mundo no espera más de lo mismo.
A menudo, las ideas más innovadoras provienen de quienes dominan las reglas a tal grado que
pueden ver más allá de ellas o de quienes nunca las aprendieron en absoluto.
Las reglas más engañosas no son las que podemos ver, sino las que no.
Estos se pueden encontrar escondidos más profundamente en la mente, a menudo desapercibidos, más
allá de nuestra conciencia. Reglas que entraron en nuestro pensamiento a través de la programación de la
infancia, las lecciones que hemos olvidado, la ósmosis de la cultura y la emulación de los artistas que nos
inspiraron a intentarlo por nosotros mismos.
Estas reglas pueden servirnos o limitarnos. Sea consciente de cualquier suposición basada en la
sabiduría convencional.
Las reglas obedecidas inconscientemente son mucho más fuertes que las establecidas a propósito.
Y es más probable que socaven el trabajo.
Toda innovación corre el riesgo de convertirse en regla. Y la innovación corre el riesgo de convertirse en
un fin en sí misma.
Cuando hacemos un descubrimiento que sirve para nuestro trabajo, no es inusual concretarlo en una
fórmula. En ocasiones, decidimos que esta fórmula es quién
eres como artista. Lo que es y no es nuestra voz.
Si bien esto puede beneficiar a ciertos fabricantes, puede ser una limitación para otros.
A veces, una fórmula tiene rendimientos decrecientes. Otras veces, no reconocemos que la
fórmula es sólo un pequeño aspecto de lo que le da carga a la obra.
Es útil desafiar continuamente su propio proceso. Si obtuvo un buen resultado utilizando un
estilo, método o condición de trabajo específicos, no asuma que esa es la mejor manera. O a tu
manera. O la única manera. Evita ser religioso al respecto. Puede haber otras estrategias que
funcionen igual de bien y permitan nuevas posibilidades, direcciones y oportunidades.
Esto no siempre es cierto, pero es algo a considerar.
Sostener todas las reglas como rompibles es una forma saludable de vivir como artista. Afloja
las restricciones que promueven una uniformidad predecible en nuestros métodos de trabajo.
A medida que avance en su carrera, se puede desarrollar una consistencia que es menos
interesante con el tiempo. Su trabajo puede comenzar a sentirse como un trabajo o una
responsabilidad. Por lo tanto, es útil notar si ha estado trabajando con la misma paleta de colores
todo el tiempo.
Comience el próximo proyecto desechando esa paleta. La incertidumbre que resulta puede
ser una propuesta emocionante y aterradora. Una vez que tenga un nuevo marco, algunos
elementos de su proceso anterior pueden regresar al trabajo, y eso está bien.
Es útil recordar que cuando tiras un viejo libro de jugadas, aún conservas las habilidades
que aprendiste en el camino. Estas habilidades ganadas con tanto esfuerzo trascienden las
reglas. Son tuyos para quedártelos. Imagine lo que puede surgir cuando superpone un conjunto
completamente nuevo de materiales e instrucciones sobre su experiencia acumulada.
A medida que se aleja de las reglas familiares, puede toparse con reglas más ocultas que lo
han estado guiando todo el tiempo, sin su conocimiento.
Una vez reconocidas, estas reglas pueden publicarse o usarse con más intención.
Vale la pena probar cualquier regla, ya sea consciente o inconsciente. Desafía
tus suposiciones y métodos. Puede que encuentres una mejor manera. E incluso si
no es mejor, aprenderás de la experiencia. Todos estos experimentos son como
tiros libres. No tienes nada que perder.
Tenga cuidado con la suposición
de que la forma en que
trabaja es la
mejor simplemente
porque es la forma en que lo ha hecho antes.
El opuesto es verdad
Para cualquier regla que
aceptes de lo que puedes y no puedes hacer . . .
como artista, de lo que es y no es . . .
tu voz, de lo que se requiere para hacer el trabajo y lo que no . . .
necesitas, valdría la pena intentar lo contrario.
Si eres escultor, por ejemplo, podrías empezar con la idea de que lo que
que estás haciendo tiene que existir en el mundo material. Eso sería una regla.
Explorar lo contrario sería considerar cómo una escultura puede existir sin ser un
objeto físico. Quizás su mejor trabajo podría concebirse digital o conceptualmente, sin
una huella sólida. O tal vez no sea tu mejor trabajo, pero el proceso de pensamiento
puede llevarte a algo novedoso e intrigante.
Piense en una regla como un desequilibrio. La oscuridad y la luz sólo tienen sentido
en relación una con la otra. Sin uno, el otro no existiría. Son un sistema dinámico
emparejado, como el yin y el yang.
Examine sus métodos y considere lo contrario. ¿Qué equilibraría la balanza? ¿Qué
sería la luz para tu oscuridad, o la oscuridad para tu luz? No es raro que un artista se
concentre en un extremo del balancín. Incluso si no elegimos crear en el otro lado,
comprender esta polaridad puede informar nuestras elecciones.
Otra estrategia podría ser duplicar, para tomar las sombras que estás
actualmente trabajando en al extremo.
Solo a través de la experimentación con el equilibrio descubres dónde estás en el
balancín. Una vez que identifiques tu posición, puedes moverte a la opuesta.
lado para encontrar el equilibrio o ir más lejos a lo largo de la extremidad en la que se encuentra, creando
más palanca.
Por cada regla seguida, examine la posibilidad de que lo opuesto pueda ser igualmente interesante.
No necesariamente mejor, simplemente diferente. De la misma manera, puede intentar lo contrario o el
extremo de lo que se sugiere en estas páginas y probablemente será igual de fructífero.
Escuchando
Al escuchar, sólo existe el ahora. En la práctica budista, se toca una campana como parte del
ritual. El sonido lleva instantáneamente al participante al momento presente. Es un pequeño
recordatorio para despertar.
Mientras que los ojos y la boca se pueden sellar, un oído no tiene tapa, nada que
cerca. Absorbe lo que le rodea. Recibe pero no puede transmitir.
El oído está simplemente presente al mundo.
Cuando oímos, los sonidos entran en el oído de forma autónoma. A menudo, no somos
conscientes de todos los sonidos individuales y su gama completa.
Escuchar es prestar atención a esos sonidos, estar presente con ellos, estar en comunión
con ellos. Aunque decir que escuchamos con los oídos, o con la mente, podría ser un
concepto erróneo. Escuchamos con todo el cuerpo, con todo nuestro ser.
Las vibraciones que llenan el espacio que nos rodea, el acto de las ondas de sonido que
golpean el cuerpo, las percepciones espaciales que indican, las reacciones físicas internas
que estimulan, todo esto es parte de escuchar. Ciertos sonidos graves solo pueden sentirse
en el cuerpo, no pueden ser percibidos por los oídos.
La diferencia se puede notar al escuchar música a través de
auriculares en lugar de altavoces.
Los auriculares crean una ilusión, engañando a tus sentidos haciéndoles creer que estás
escuchando todo lo que ofrece la música. Muchos artistas se niegan a usar auriculares en el
estudio, ya que es una mala réplica de la experiencia auditiva del mundo real. Con los
parlantes, estamos más cerca del sonido de los instrumentos en la habitación, inmersos
físicamente en un espectro sónico completo de vibración.
Muchos de nosotros experimentamos la vida como si la estuviéramos asimilando a través de unos
auriculares. Quitamos el registro completo. Oímos información, pero no detectamos las vibraciones más
sutiles de los sentimientos en el cuerpo.
Cuando practicas escuchar con todo tu ser, expandes el alcance de tu conciencia para incluir
grandes cantidades de información que de otro modo se perderían, y descubres más material para
alimentar tu hábito artístico.
Si es música lo que estás escuchando, considera cerrar los ojos. Es posible que te pierdas en la
experiencia. Cuando termine la pieza, es posible que te sorprenda dónde te encuentras. Has sido
transportado a otro lugar. El lugar donde vive la música.
La comunicación se mueve en dos direcciones, incluso cuando una persona habla y otra escucha en
silencio.
Cuando el oyente está totalmente presente, el hablante a menudo se comunica de manera diferente.
La mayoría de las personas no están acostumbradas a que las escuchen por completo, y puede
resultarles molesto.
A veces bloqueamos el flujo de información que se ofrece y comprometemos la verdadera escucha.
Nuestra mente crítica puede entrar en acción, tomando nota de lo que estamos de acuerdo y lo que no,
o lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Podemos buscar razones para desconfiar del hablante o
equivocarnos.
Formular una opinión no es escuchar. Tampoco es preparar una respuesta, ni defender nuestra
posición ni atacar la de otro. Escuchar con impaciencia es no oír nada en absoluto.
Escuchar es suspender la incredulidad.
Estamos recibiendo abiertamente. Prestando atención sin ideas preconcebidas.
El único objetivo es comprender completa y claramente lo que se transmite, permanecer totalmente
presente con lo que se expresa y permitir que sea lo que es.
Cualquier cosa menos no es solo un perjuicio para el orador, sino también para usted.
Mientras creas y defiendes una historia en tu propia cabeza, pierdes información que podría
alterar o hacer evolucionar tus pensamientos actuales.
Si podemos ir más allá de nuestra respuesta reflexiva, podemos encontrar que hay algo más
debajo que resuena con nosotros o ayuda a nuestra comprensión.
La nueva información puede reforzar una idea, alterarla ligeramente o revertirla por completo.
Escuchar sin prejuicios es como crecemos y aprendemos como personas. La mayoría de las
veces, no hay respuestas correctas, solo diferentes perspectivas. Cuantas más perspectivas
podamos aprender a ver, mayor será nuestra comprensión. Nuestro filtro puede comenzar a
aproximarse con mayor precisión a lo que realmente es, en lugar de una pequeña franja
interpretada a través de nuestro sesgo.
Independientemente del tipo de arte que estés haciendo, escuchar abre posibilidades.
Te permite ver un mundo más grande. Muchas de nuestras creencias fueron aprendidas antes
de que pudiéramos elegir lo que nos enseñaron. Algunos de ellos pueden remontarse a
generaciones y es posible que ya no se apliquen. Es posible que algunos nunca hayan aplicado.
Escuchar, entonces, no es solo conciencia. Es la libertad de las limitaciones aceptadas.
Paciencia
No hay atajos.
El ganador de la lotería no está finalmente feliz después de su repentino cambio de
fortuna. La casa construida apresuradamente rara vez sobrevive a la primera tormenta. El
resumen de una sola oración de un libro o un evento noticioso no reemplaza la historia completa.
A menudo tomamos atajos sin saberlo. Cuando escuchamos, tendemos a saltar hacia
adelante y generalizar el mensaje general del orador. Perdemos las sutilezas del punto, si
no toda la premisa. Además de la suposición de que estamos ahorrando tiempo, este atajo
también evita la incomodidad de desafiar nuestras historias predominantes. Y nuestra visión
del mundo continúa reduciéndose.
El artista trabaja activamente para experimentar la vida lentamente y luego volver a
experimentar lo mismo. Leer despacio, y leer y leer de nuevo.
Puedo leer un párrafo que inspira un pensamiento, y mientras mis ojos continúan
moviéndose a través de la página en el acto físico de leer, mi mente aún puede estar perdida
en la idea anterior. Ya no estoy asimilando información.
Cuando me doy cuenta de esto, vuelvo al último párrafo que puedo recordar y empiezo a
leer desde allí de nuevo. A veces son tres o cuatro páginas atrás.
Releer incluso un párrafo o una página bien entendidos puede ser revelador.
Surgen y se enfocan nuevos significados, entendimientos más profundos, inspiraciones y
matices.
Leer, además de escuchar, comer y la mayoría de las actividades físicas, puede
experimentarse como conducir: podemos participar en piloto automático o con intención
enfocada. Muy a menudo caminamos dormidos a través de nuestras vidas. Considere cuán
diferente podría ser su experiencia del mundo si se involucrara en cada actividad con la
atención que le daría al aterrizaje de un avión.
Hay quienes se acercan a las oportunidades de cada día como tachando elementos de una
lista de tareas pendientes en lugar de comprometerse y participar verdaderamente con todos
ellos.
Nuestra continua búsqueda de la eficiencia desalienta la mirada demasiado profunda. La
presión de cumplir no nos da tiempo para considerar todas las posibilidades. Sin embargo, es a
través de la acción deliberada y la repetición que obtenemos una visión más profunda.
Se requiere paciencia para el
desarrollo matizado de su oficio.
Se requiere paciencia para asimilar la
información de la forma más fiel posible.
Se requiere paciencia para elaborar un trabajo que
resuene y contenga todo lo que tenemos para ofrecer.
Cada fase del trabajo y la vida de un artista se beneficia del cultivo de este hábito alcanzable.
La paciencia se desarrolla de manera muy similar a la conciencia. A través de una aceptación
de lo que es. La impaciencia es una discusión con la realidad. El deseo de que algo sea diferente
de lo que estamos experimentando en el aquí y ahora. Un deseo de que el tiempo se acelere,
que el mañana llegue antes, que reviva el ayer, o que cierres los ojos para luego abrirlos y
encontrarte en otro lugar.
El tiempo es algo sobre lo que no tenemos control. Así que la paciencia comienza con la
aceptación de los ritmos naturales. El beneficio implícito de la impaciencia es ahorrar tiempo al
acelerar y adelantarse a esos ritmos. Paradójicamente, esto termina tomando más tiempo y
usando más energía. Es un esfuerzo desperdiciado.
Cuando se trata del proceso creativo, la paciencia es aceptar que la mayoría del trabajo que
hacemos está fuera de nuestro control. No podemos obligar a que suceda la grandeza. Todo lo
que podemos hacer es invitarlo a entrar y esperarlo activamente. No ansiosamente, ya que esto
podría asustarlo. Simplemente en un estado de continua acogida.
Si quitamos el tiempo de la ecuación del desarrollo de una obra, lo que nos queda es paciencia. No
solo para el desarrollo de la obra, sino para el desarrollo del artista en su conjunto. Incluso las obras
maestras que se han producido en plazos ajustados son la suma de décadas dedicadas a trabajar
pacientemente en otras obras.
Si hay una regla para la creatividad que es menos rompible que las demás, es que
la necesidad de paciencia está siempre presente.
Mente de principiante
Hace unos tres mil años en China, se desarrolló el juego de mesa estratégico Go.
Algunos creen que los señores de la guerra y los generales se basaron en las piedras
que colocarían en los mapas para determinar sus planes de batalla. Además de ser el
juego de mesa más antiguo de la historia humana, también es uno de los más
complejos.
En los tiempos modernos, ganar este juego se hizo conocido en la comunidad de
inteligencia artificial como el santo grial. Dado que la cantidad de configuraciones
posibles en el tablero es mayor que la cantidad de átomos en el universo, se creía que
las computadoras no tenían el poder de procesamiento necesario para vencer a un
jugador humano hábil.
A la altura del desafío, los científicos construyeron un programa de inteligencia
artificial llamado AlphaGo. El programa aprendió a jugar enseñándose a sí mismo,
estudiando más de 100.000 juegos anteriores. Luego jugó contra sí mismo una y otra
vez hasta que estuvo listo para desafiar al gran maestro reinante del juego.
En el movimiento 37 del segundo partido, la máquina se enfrentó a una decisión
que determinaría la forma en que se jugaría el resto del juego. Había dos elecciones
aparentes que hacer. La opción A era el tipo de movimiento que indicaría que la
computadora estaba jugando un juego ofensivo. La opción B indicaría que estaba
jugando un juego defensivo.
En cambio, la computadora decidió hacer un tercer movimiento, un movimiento que
nadie que estuviera familiarizado con el juego había hecho en miles de años de juego.
“Ningún jugador humano elegiría la jugada 37”, dijo un comentarista. La mayoría pensó
que fue un error o simplemente un mal movimiento.
El gran maestro que jugaba contra la máquina estaba tan desconcertado que se puso de
pie y salió de la habitación. Eventualmente regresó, no con su habitual compostura confiada
pero visiblemente conmocionado y frustrado por la experiencia. Al final, AlphaGo ganó el juego.
Y ese movimiento nunca antes visto, dijeron los expertos, fue el que cambió el curso del juego
a favor de la IA.
Al final, la computadora ganó cuatro de cinco partidos, y el
el gran maestro se retiró permanentemente de la competencia.
Al escuchar esta historia por primera vez, me encontré llorando y confundido por esta repentina
oleada de emoción. Después de una mayor reflexión, me di cuenta de que la historia hablaba
del poder de la pureza en el acto creativo.
¿Qué fue lo que le permitió a una máquina idear un movimiento que nadie inmerso en el
juego había hecho en miles de años de juego?
No era necesariamente su inteligencia. Fue el hecho de que la máquina aprendió el juego
desde cero, sin entrenador, sin intervención humana, sin lecciones basadas en la experiencia
pasada de un experto. La IA siguió las reglas fijas, no los milenios de normas culturales
aceptadas adjuntas a ellas. No tuvo en cuenta las tradiciones y convenciones de Go de tres mil
años de antigüedad. No aceptaba la narrativa de cómo jugar correctamente este juego. No fue
frenado por creencias limitantes.
Y entonces, este no fue solo un evento histórico en el desarrollo de IA. Era la primera vez
que se jugaba al Go con todo el espectro de posibilidades disponibles.
Con una pizarra limpia, AlphaGo pudo innovar, diseñar algo completamente nuevo y transformar
el juego para siempre. Si los humanos le hubieran enseñado a jugar, lo más probable es que
no hubiera ganado el torneo.
El experto de One Go comentó: “Después de que la humanidad pasó miles de años
mejorando nuestras tácticas, las computadoras nos dicen que los humanos son completamente.
de la verdad Iría tan lejos como para decir que ni un solo humano ha tocado el mal. . . borde
de Go.”
Para ver lo que ningún humano ha visto antes, para saber lo que ningún humano ha conocido
antes, para crear como ningún humano ha creado antes, puede ser necesario ver como a través de
ojos que nunca han visto, conocer a través de una mente que nunca ha pensado. , crea con manos
que nunca han sido entrenadas.
Esta es la mente del principiante, uno de los estados más difíciles de habitar para un artista,
precisamente porque implica dejar de lado lo que nuestras experiencias nos han enseñado.
La mente del principiante parte de un lugar puro e infantil de no saber.
Vivir el momento con la menor cantidad posible de creencias fijas. Ver las cosas por lo que son tal
como se presentan. Sintonizarnos con lo que nos anima en el momento en lugar de lo que pensamos
que funcionará. Y tomando nuestras decisiones en consecuencia.
Cualquier idea preconcebida y convenciones aceptadas limitan lo que es posible.
Tendemos a creer que cuanto más sabemos, más claramente podemos ver las posibilidades
disponibles. Este no es el caso. Lo imposible solo se vuelve accesible cuando la experiencia no nos
ha enseñado límites. ¿Ganó la computadora porque sabía más que el gran maestro o porque sabía
menos?
Hay un gran poder en no saber. Cuando nos enfrentamos a una tarea desafiante, podemos
decirnos a nosotros mismos que es demasiado difícil, que no vale la pena el esfuerzo, que no es la
forma en que se hacen las cosas, que no es probable que funcione o que no es probable que funcione para
a nosotros.
Si abordamos una tarea con ignorancia, puede eliminar la barricada de conocimiento que bloquea
el progreso. Curiosamente, no ser consciente de un desafío puede ser justo lo que necesitamos para
estar a la altura.
La inocencia trae consigo la innovación. La falta de conocimiento puede crear más oportunidades
para abrir nuevos caminos. Los Ramones pensaron que estaban haciendo pop convencional. Para
la mayoría de los demás, el contenido lírico solo, sobre lobotomías, inhalación de pegamento y
cabezas de alfiler, fue suficiente para desafiar esta suposición.
Si bien la banda se vio a sí misma como la próxima Bay City Rollers, sin darse cuenta inventaron
el punk rock y comenzaron una revolución contracultural.
Si bien la música de los Bay City Rollers tuvo un gran éxito en su época, la versión singular del
rock and roll de los Ramones se volvió más popular e influyente. De todas las explicaciones de
los Ramones, la más acertada puede ser: la innovación por ignorancia.
La experiencia proporciona sabiduría de la que sacar provecho, pero modera el poder de la
ingenuidad. El pasado puede ser un maestro, ofreciendo métodos probados y verdaderos,
familiaridad con los estándares del oficio, conciencia de los riesgos potenciales y, en algunos
casos, virtuosismo. Nos atrae a un patrón que nos absuelve de la oportunidad de
comprometernos inocentemente con la tarea que tenemos entre manos.
Cuanto más arraigado sea el enfoque adoptado, más difícil será ver más allá.
Aunque la experiencia no descarta la innovación, puede dificultarla
acceder.
Los animales, como los niños, no tienen dificultad para tomar una decisión. Actúan por
instinto innato, no por comportamiento aprendido. Esta fuerza primitiva contiene una sabiduría
antigua que la ciencia aún no ha alcanzado.
Estos superpoderes infantiles incluyen estar en el momento, valorar el juego por encima de
todo, no tener en cuenta las consecuencias, ser radicalmente honesto sin consideración y tener
la capacidad de pasar libremente de una emoción a la siguiente sin aferrarse a la historia. Para
los niños, cada momento en el tiempo es todo lo que hay. Sin futuro, sin pasado. Lo quiero
ahora, tengo hambre, estoy cansado.
Todo pura autenticidad.
Los grandes artistas a lo largo de la historia son los que son capaces de mantener con
naturalidad este entusiasmo y exuberancia infantil. Así como un bebé es egoísta, protegen su
arte de una manera que no siempre es cooperativa. Sus necesidades como creador son lo
primero. A menudo a expensas de sus vidas y relaciones personales.
Para uno de los cantautores más queridos de todos los tiempos, si la inspiración llega,
tiene prioridad sobre otras obligaciones. Sus amigos y familiares entienden que en medio de
una comida, conversación o evento, si una canción llama, él saldrá de la escena y la atenderá,
sin explicación.
Vale la pena aspirar a acceder al espíritu infantil en nuestro arte y nuestras vidas. Es fácil de
hacer si no ha acumulado demasiados hábitos y pensamientos fijos.
Si lo tienes, es muy difícil. Casi imposible.
Un niño no tiene un conjunto de premisas en las que se base para dar sentido al mundo. Te
puede servir para hacer lo mismo. Cualquier etiqueta que asumas antes de sentarte a crear,
incluso una tan fundamental como escultor, rapero, autor o empresario, podría estar haciendo más
daño que bien. Retire las etiquetas. Ahora, ¿cómo ves el mundo?
Trate de experimentar todo como si fuera la primera vez. Si creciste en un pueblo sin salida al
mar del que nunca saliste, la primera vez que viajaste y viste el océano probablemente sería una
experiencia dramática e inspiradora. Si pasaste toda tu vida viviendo cerca del océano, tu
experiencia sería casi seguro menos dramática.
Cuando ves lo que está presente a tu alrededor como si fuera la primera vez, empiezas
darse cuenta de lo asombroso que es todo.
Como artistas, nuestro objetivo es vivir de una manera en la que veamos lo extraordinario
escondido en lo aparentemente mundano. Luego desafiémonos a nosotros mismos a compartir lo
que vemos de una manera que permita a otros vislumbrar esta notable belleza.
El talento es la capacidad de dejar
que las ideas se manifiesten a través de ti.
Inspiración
Aparece en un momento.
Una inmaculada concepción.
Un divino destello de luz. Una idea que de otro modo requeriría trabajo para desarrollarse
de repente florece en una sola inhalación.
Lo que define la inspiración es la calidad y cantidad de la descarga. A una velocidad tan
instantánea que parece imposible de procesar. La inspiración es el combustible del cohete
que impulsa nuestro trabajo. Es una conversación universal de la que anhelamos ser parte.
La palabra proviene del latín: inspirare, que significa inhalar o soplar.
Para que los pulmones aspiren aire, primero deben vaciarse. Para que la mente se
inspire, necesita espacio para dar la bienvenida a lo nuevo. El universo busca el equilibrio.
A través de esta ausencia, estás invitando a la energía a entrar.
El mismo principio se aplica a todo en la vida. Si estamos buscando una relación cuando
ya estamos en una, entonces estamos llenos. No hay lugar para que entre lo nuevo. Y
somos incapaces de acoger en la relación que queremos.
Para crear espacio para la inspiración, podríamos considerar prácticas para aquietar la
mente: meditación, conciencia, silencio, contemplación, oración, cualquier ritual que nos
ayude a evitar la distracción y la papancha.
La respiración en sí misma es un potente vehículo para calmar nuestros pensamientos,
crear espacio y sintonizarnos. No puede garantizar que llegue la inspiración, aunque la
vacante puede atraer a la musa a jugar.
Tomado más espiritualmente, la inspiración significa insuflar vida. Una antigua
interpretación lo define como la influencia inmediata de lo divino. Para el
artista, la inspiración es un soplo de fuerza creativa extraído instantáneamente desde el exterior de
nuestro pequeño ser. No podemos estar seguros de dónde se origina esta chispa de perspicacia.
Es útil saber que no somos nosotros los únicos.
Cuando llega la inspiración, es invariablemente energizante. Pero no es algo en lo que confiar.
Una vida artística no puede construirse únicamente alrededor de la espera.
La inspiración está fuera de nuestro control y puede resultar difícil de encontrar. Se requiere esfuerzo
y se extenderán las invitaciones. En su ausencia, podemos trabajar en otras áreas del proyecto
independientes de esta transmisión cósmica.
Las epifanías se ocultan en los momentos más ordinarios: la proyección de una sombra, el olor
de una cerilla encendiéndose, una frase inusual escuchada por casualidad o mal escuchada. La
dedicación a la práctica de presentarse regularmente es el principal requisito.
Para variar su inspiración, considere variar sus aportes. Apague el sonido para ver una película,
escuche la misma canción repetidamente, lea solo la primera palabra de cada oración en una historia
corta, ordene las piedras por tamaño o color, aprenda a tener sueños lúcidos.
Rompe hábitos.
Busca diferencias.
Observe las conexiones.
Un indicador de inspiración es asombro. Tendemos a dar mucho por sentado.
¿Cómo podemos superar la desconexión y la insensibilización ante las increíbles maravillas de la
naturaleza y la ingeniería humana que nos rodea?
La mayor parte de lo que vemos en el mundo tiene el potencial de inspirar asombro si se mira
desde una perspectiva menos hastiada. Entrénate para ver el asombro detrás de lo obvio. Mire el
mundo desde este punto de vista con la mayor frecuencia posible. sumérgete.
La belleza que nos rodea enriquece nuestras vidas de muchas maneras. Es un fin en sí mismo.
Y es un ejemplo para nuestro propio trabajo. Podemos aspirar a desarrollar un ojo para la armonía y
el equilibrio, como si nuestras creaciones siempre hubieran estado aquí, como montañas o plumas.
Súbete a la ola siempre que se pueda montar. Si tiene la suerte de experimentar el golpe
de inspiración, aproveche al máximo el acceso. Permanece en la energía de este momento
enrarecido mientras dure. Cuando fluyas, continúa.
Si es escritor y aprovecha un flujo de ideas antes de acostarse, es posible que desee
quedarse con él hasta el amanecer. Si eres músico y has alcanzado tu objetivo de crear
una canción o diez canciones, pero la música sigue llegando, captura todo lo que puedas.
El trabajo producido puede no ser utilizado en el proyecto actual, pero puede ser útil
en otro momento. O puede que no. La tarea del artista es simplemente reconocer la
transmisión y quedarse con ella en agradecimiento, hasta que realmente siga su curso.
En términos de prioridad, la inspiración es lo primero. Tú vienes después. El público
es el último.
Estos son momentos especiales y deben ser tratados con la mayor devoción.
Nuestros horarios se dejan de lado cuando llegan estos fugaces momentos de iluminación.
Reúna sus fuerzas y comprométase en favor de esta ofrenda, incluso cuando surja en un
momento inoportuno. Esta es la obligación del artista serio.
John Lennon una vez aconsejó que si comienzas una canción, la escribas hasta el
final en esa sesión. La inspiración inicial tiene una vitalidad que puede llevarte a lo largo
de toda la pieza. No se preocupe si algunas de las partes aún no son todo lo que pueden
ser. Pasar por un borrador. Una versión completa e imperfecta suele ser más útil que un
fragmento aparentemente perfecto.
Cuando se forma una idea, o se escribe un anzuelo, podemos sentir que hemos
descifrado el código y el resto se arreglará solo. Si nos alejamos y dejamos que la chispa
inicial se desvanezca, podemos regresar y encontrar que no es tan fácil de reavivar. Piense
en la inspiración como una fuerza no inmune a las leyes de la entropía.
Hábitos
Lo primero que les mostraría a los jugadores en nuestro primer día de entrenamiento era cómo tomarse un
poco de tiempo extra para ponerse las zapatillas y los calcetines correctamente.
La parte más importante de tu equipo son tus zapatos y calcetines. Juegas en un suelo duro. Por lo
tanto, debe tener zapatos que le queden bien. Y no debe permitir que sus calcetines tengan arrugas
alrededor del dedo pequeño del pie, donde generalmente se forman ampollas, o alrededor de los talones.
Les mostré a mis jugadores cómo quería que lo hicieran. Sostenga el calcetín, páselo por la zona del
dedo pequeño y el talón para que no queden arrugas. Alisarlo bien. Luego sostén el calcetín mientras te
pones el zapato. Y el zapato debe estar separado, no solo tirado de los cordones superiores.
Lo aprietas cómodamente por cada ojal. Luego lo atas. Y luego lo atas dos veces para que no se
deshaga, porque no quiero que los zapatos se desaten durante la práctica o durante el juego. No quiero que
eso suceda.
Ese es solo un pequeño detalle que los entrenadores deben aprovechar, porque son los pequeños
detalles los que hacen que las cosas grandes sucedan.
Los sentimientos anteriores son de John Wooden, el entrenador más exitoso en la
historia del baloncesto universitario. Sus equipos ganaron más juegos y campeonatos
consecutivos que cualquier otro en la historia.
Debe haber sido frustrante para estos atletas de élite, que querían entrar a la
cancha y demostrar lo que podían hacer, llegar a la práctica por primera vez con este
legendario entrenador solo para escucharlo decir: Hoy aprenderemos a atarnos los
zapatos. .
El punto de Wooden era que crear hábitos efectivos, hasta el más mínimo detalle,
es lo que marca la diferencia entre ganar y perder juegos. Cada hábito puede parecer
pequeño, pero sumados, tienen un efecto exponencial en el rendimiento. Solo un
hábito, en la parte superior de cualquier campo, puede ser suficiente para dar una
ventaja sobre la competencia.
Wooden consideró todos los aspectos del juego en los que podría surgir un problema,
y entrenó a sus jugadores para cada uno. Repetidamente. Hasta que se convirtieron en hábitos.
El objetivo era una actuación inmaculada. Wooden solía decir que la única persona contra la
que compites eres tú mismo. El resto está fuera de tu control.
Esta forma de pensar se aplica igualmente a la vida creativa. Tanto para el artista como para el
atleta, los detalles importan, ya sea que los jugadores reconozcan su importancia o no.
Los buenos hábitos crean buen arte. La forma en que hacemos cualquier cosa es la forma en
que hacemos todo. Trata cada elección que hagas, cada acción que realices, cada palabra que
pronuncies con hábil cuidado. El objetivo es vivir tu vida al servicio del arte.
Considere establecer un marco coherente en torno a su proceso creativo. A menudo sucede que
cuanto más establecido en su régimen personal, más libertad tiene dentro de esa estructura para
expresarse.
Disciplina y libertad parecen opuestos. En realidad, son socios.
La disciplina no es falta de libertad, es una relación armoniosa con el tiempo.
Manejar bien su horario y hábitos diarios es un componente necesario para liberar la capacidad
práctica y creativa para hacer un gran arte.
Incluso podría decirse que una eficiencia enfocada en la vida es más importante que una en el
trabajo. Abordar los aspectos prácticos de tu día con precisión militar permite que las ventanas
artísticas se abran con la libertad de un niño.
Los hábitos que apoyan la creatividad pueden comenzar en el momento en que te levantas cada día.
Estos pueden incluir mirar la luz del sol antes de la luz de la pantalla, meditar (al aire libre si es
posible), hacer ejercicio y ducharse con agua fría antes de comenzar el tiempo creativo en un
espacio adecuado.
Estos hábitos se ven diferentes para todos, y quizás diferentes para el mismo artista día a día.
Podrías sentarte en el bosque, prestar atención a tus pensamientos y tomar notas. O conducir un
automóvil durante una hora, sin un destino en mente, escuchando música clásica y viendo si surge
alguna chispa.
Es útil establecer horas de oficina programadas o períodos ininterrumpidos de juegos alegres que
permitan volar su imaginación. Para una persona, esa ventana de tiempo puede ser de tres horas, para
otra de treinta minutos. Algunos prefieren trabajar desde el anochecer hasta el amanecer, mientras que
otros crean en sesiones de veinte minutos, con descansos de cinco minutos entre cada uno.
Encuentra los rituales sostenibles que mejor apoyen tu trabajo. Si establece una rutina que es
opresiva, es probable que encuentre excusas para no presentarse. Está en el interés de su arte crear
un horario fácilmente alcanzable para empezar.
Si te comprometes a trabajar media hora al día, puede pasar algo bueno que genere impulso.
Entonces puede mirar el reloj y darse cuenta de que ha estado trabajando durante dos horas. La opción
siempre está abierta para extender sus horas creativas una vez que se forma el hábito.
Siéntete libre de experimentar. El objetivo es comprometerse con una estructura que pueda cobrar
vida propia, en lugar de crear solo cuando se presente el estado de ánimo. O empezar cada día con la
pregunta de cómo y cuándo vas a trabajar en tu arte.
Ponga la toma de decisiones en el trabajo, no en cuándo trabajar. Cuanto más reduzca sus tareas
diarias de mantenimiento de la vida, mayor será el ancho de banda disponible para tomar decisiones
creativas. Albert Einstein usaba lo mismo todos los días: un traje gris. Erik Satie tenía siete conjuntos
idénticos, uno para cada día de la semana.
Limite sus opciones prácticas para liberar su imaginación creativa.
Todos anhelamos establecer nuevos hábitos saludables y productivos, como hacer ejercicio, comer
más alimentos locales y naturales o practicar nuestro oficio con más regularidad.
Pero, ¿con qué frecuencia consideramos examinar y eliminar los hábitos que actualmente impulsan
nuestros días? ¿Con qué frecuencia consideramos los comportamientos aceptados como “la forma en
que la gente es” o “la forma en que somos” simplemente como hábitos?
Cada uno de nosotros tiene hábitos automáticos. Tenemos hábitos en movimiento. Hábitos en el
habla, el pensamiento y la percepción. Hábitos en ser nosotros mismos. Algunas de ellas se han
practicado todos los días desde que éramos niños. Un camino se talla en el cerebro y se vuelve difícil
de cambiar. La mayoría de estos hábitos controlan
nosotros, más allá de nuestras decisiones, hasta el punto de que funcionan de forma autónoma
y automática, como la regulación de la temperatura de nuestro cuerpo.
Hace poco aprendí una forma diferente de nadar. Se sentía incómodo y contradictorio,
porque aprendí a nadar cuando era muy joven. Mi método anterior estaba tan arraigado que
nunca tuve que pensar en él. Sin esfuerzo supe cómo hacerlo. Había funcionado lo
suficientemente bien como para llevarme de un lado al otro de la piscina, aunque había otras
formas que podían llevarme más lejos y más rápido con más facilidad.
En nuestras actividades artísticas, también nos basamos en los hábitos para ir de un punto
a otro. Algunos de ellos no sirven al trabajo o socavan su progreso.
Cuando nos mantenemos abiertos y prestamos mucha atención, es posible reconocer estos
hábitos menos útiles y suavizar su hechizo. Y comenzar a explorar nuevas prácticas.
Unos que entran y salen de nuestra vida creativa como colaboradores temporales,
permaneciendo mientras sirven al trabajo y saliendo cuando ya no son útiles.
Pensamientos y hábitos que no conducen al trabajo:
Creer que no eres lo suficientemente bueno.
Sentir que no tienes la energía que se necesita.
Confundir las reglas adoptadas con verdades absolutas.
No querer hacer el trabajo (pereza).
No llevar la obra a su máxima expresión (asentamiento).
Tener metas tan ambiciosas que no puedes empezar.
Pensar que solo puedes hacer tu mejor trabajo en ciertas condiciones.
Requerir herramientas o equipos específicos para hacer el trabajo.
Abandonar un proyecto tan pronto como se vuelve difícil.
Sentir que necesita permiso para comenzar o seguir adelante.
Dejar que una necesidad percibida de financiamiento, equipo o apoyo se interponga en el camino.
Tener demasiadas ideas y no saber por dónde empezar.
Nunca terminar proyectos.
Culpar a las circunstancias o a otras personas por interferir con su proceso.
Idealizar conductas negativas o adicciones.
Creer en cierto estado de ánimo o estado es necesario para hacer tu mejor trabajo.
Dar prioridad a otras actividades y responsabilidades por encima de su compromiso de hacer arte.
Distracción y procrastinación.
Impaciencia.
Pensar que cualquier cosa que está fuera de tu control está en tu camino.
Crea un ambiente
donde eres libre de expresar
lo que tienes miedo de expresar.
Semillas
En la primera fase del proceso creativo, debemos estar completamente abiertos, recopilando cualquier
cosa que encontremos de interés.
Podemos llamar a esto la fase Semilla. Estamos buscando posibles puntos de partida que, con amor
y cuidado, puedan convertirse en algo hermoso. En esta etapa, no los estamos comparando para encontrar
la mejor semilla. Simplemente los reunimos.
Una semilla para una canción puede ser una frase, una melodía, una línea de bajo o una sensación
rítmica.
Para una pieza escrita, puede ser una oración, un boceto de un personaje, un escenario, una tesis o
un punto de la trama.
Para una estructura, una forma, una elección de material, una función o las propiedades naturales de
un lugar.
Y para una empresa, podría ser un inconveniente común, una necesidad social,
un avance técnico, o un interés personal.
Por lo general, recolectar semillas no implica una gran cantidad de esfuerzo.
Es más una recepción de una transmisión. Un darse cuenta.
Como si pescamos, caminamos hacia el agua, cebamos el anzuelo, lanzamos el sedal y
esperar pacientemente. No podemos controlar los peces, solo la presencia de nuestra línea.
El artista traza una línea al universo. No podemos elegir cuándo viene una observación o una
inspiración. Sólo podemos estar ahí para recibirlo. Al igual que con la meditación, nuestro compromiso con
el proceso es lo que permite el resultado.
La recolección de semillas se aborda mejor con conciencia activa y sin límites.
curiosidad. No se puede forzar, aunque tal vez se pueda querer.
A medida que llegan las semillas, sacar conclusiones sobre su valor o destino puede
obstaculizar su potencial natural. En esta fase, el trabajo del artista es recolectar
semillas, plantarlas, regarlas con atención y ver si echan raíces.
Tener una visión específica de en qué se convertirá una semilla podría servir como
una guía útil en fases posteriores. En esta etapa inicial, puede cortar posibilidades más
interesantes.
Una idea que parece tener menos vitalidad puede convertirse en una hermosa obra.
Otras veces, la semilla más excitante puede no dar fruto en última instancia. Es
demasiado pronto para decirlo. Hasta que estemos más avanzados en el proceso y la
idea se haya desarrollado, es imposible evaluar estos gérmenes de una idea con
precisión. La semilla apropiada se revelará con el tiempo.
Poner demasiado énfasis en una semilla o descartarla prematuramente puede
interferir con su crecimiento natural. La tentación de insertar demasiado de ti mismo en
esta primera fase puede socavar toda la empresa. Tenga cuidado de tomar atajos o
tachar elementos de su lista demasiado rápido.
La semilla que no se riega no puede revelar su capacidad para dar fruto.
Recoja muchas semillas y luego, con el tiempo, mire hacia atrás y vea cuáles resuenan.
A veces estamos demasiado cerca de ellos para reconocer su verdadero potencial, y
otras veces el momento mágico que inspiró la existencia de una semilla es más grande
que la semilla misma.
Por lo general, es preferible acumular varias semanas o meses de ideas y luego
elegir en cuál enfocarse, en lugar de seguir un impulso u obligación de apresurarnos a
llegar a la meta con lo que tenemos hoy frente a nosotros.
Cuantas más semillas hayas acumulado, más fácil será juzgar esto. Si ha
recolectado cien semillas, puede encontrar que la semilla número cincuenta y cuatro le
habla de una manera que ninguna de las otras lo hace. Si el número cincuenta y cuatro
es su única opción, sin otras semillas de contexto, es más difícil saberlo.
Cuando hacemos suposiciones sobre qué semillas no funcionarán o no encajarán
con lo que creemos que es nuestra identidad artística, es posible que no podamos
crecer como creadores. A veces el propósito de una semilla es impulsarnos en un
dirección completamente nueva. En el camino, puede transformarse en algo que apenas se
parece a su forma original y convertirse en nuestro mejor trabajo hasta el momento.
En este momento, es útil pensar en el trabajo como algo más grande que nosotros.
Cultivar un sentido de asombro y asombro ante lo que es posible, y reconocer que esta
productividad no es generada solo por nuestra mano.
El trabajo se revela a medida que avanza.
Experimentación
Hemos recolectado un puñado de semillas, de puntos de partida y potencialidades.
Ahora entramos en la segunda etapa, la fase de Experimentación.
Impulsados por el golpe inicial de emoción al descubrir un punto de partida, jugamos con diferentes
combinaciones y posibilidades para ver si alguna de ellas revela cómo quiere desarrollarse la semilla.
Piensa en esto como una búsqueda de vida. Estamos buscando para ver si podemos hacer que las
semillas echen raíces y broten un tallo.
No hay una forma correcta de experimentar. En términos generales, queremos comenzar a
interactuar con las semillas, desarrollando nuestro punto de partida en diferentes direcciones. Estamos
cultivando cada semilla, como un jardinero crea las condiciones óptimas para fomentar el crecimiento.
Esta es una de las partes divertidas de un proyecto, porque no hay nada en juego. Tienes la
oportunidad de jugar con las formas y ver qué toma forma. No hay reglas.
El cultivo se verá diferente para cada artista y cada semilla.
Si la semilla es un personaje de una novela, tal vez ampliamos el mundo en el que viven,
desarrollamos una historia de fondo o nos convertimos en el personaje y empezamos a escribir desde
su punto de vista.
Si la semilla es una historia para una película, es posible que queramos explorar varios escenarios.
Podrían ser diferentes países, comunidades, períodos de tiempo o realidades.
Las obras de Shakespeare, por ejemplo, se han adaptado a películas centradas en todo, desde las
pandillas callejeras de Nueva York hasta los samuráis, desde Santa Mónica hasta el espacio exterior.
Hay innumerables direcciones para explorar, y nunca sabemos cuál nos llevará a un callejón sin
salida y cuál nos llevará a nuevos reinos hasta que lo probemos. En el caso de una canción, un vocalista
puede responder muy rápidamente a una pista musical.
y la melodía se revelará inmediatamente. Otras veces, aunque el cantante encuentre
convincente la pista musical, la escuchará mil veces y no saldrá nada de ella.
En esta fase, no estamos mirando qué iteración progresa más rápido o más lejos, sino
cuál es la más prometedora. Nos enfocamos en la floración y esperamos a podar. Generamos
posibilidades en lugar de eliminarlas.
La edición prematura puede cerrar rutas que podrían conducir a hermosas vistas nunca antes
vistas.
En la fase de Experimentación se tropieza con conclusiones. Nos sorprenden o desafían más
a menudo de lo que cumplen nuestras expectativas.
Los antiguos alquimistas chinos en busca de la inmortalidad mezclaban salitre, azufre y
carbón. Descubrieron algo más: la pólvora. Innumerables otros inventos (penicilina, plástico,
marcapasos, notas Postit) fueron descubiertos por accidente. Considere cuántas innovaciones
que podrían haber cambiado el mundo se han perdido porque alguien estaba tan concentrado
en su objetivo que se perdió la revelación justo frente a ellos.
El corazón del experimento es el misterio. No podemos predecir a dónde conducirá una
semilla o si echará raíces. Permanece abierto a lo nuevo y desconocido. Comience con un
signo de interrogación y emprenda un viaje de descubrimiento.
Aproveche al máximo la energía inherente a la semilla misma y haga todo lo posible para
no perturbarla. Puede sentirse tentado a intervenir y dirigir su desarrollo hacia una meta
específica o una idea preconcebida. Esto puede no conducir a la más productiva de sus
posibilidades en esta etapa del proceso.
Permita que la semilla siga su propio camino hacia el sol. el tiempo de
discriminar vendrá después. Por ahora, deja espacio para que entre la magia.
No todas las semillas deben crecer. Pero puede ser que haya un momento adecuado para
cada uno. Si una semilla no parece estar desarrollándose o respondiendo, considere almacenarla
en lugar de descartarlo.
En la naturaleza, algunas semillas permanecen latentes en previsión de la temporada
más propicia para su crecimiento. Esto también es cierto para el arte. Hay ideas cuyo
momento aún no ha llegado. O tal vez ha llegado su momento, pero aún no estás listo
para comprometerte con ellos. Otras veces, desarrollar una semilla diferente puede
arrojar luz sobre una inactiva.
Algunas semillas están listas para germinar instantáneamente. Puede comenzar a
experimentar y terminar el trabajo y estar satisfecho con el resultado. O puede llegar a
la mitad del proyecto y luego no estar seguro de hacia dónde quiere ir.
A medida que perdemos el entusiasmo, a menudo continuamos trabajando en una
semilla, creyendo que el trabajo tiene que salir mejor porque hemos invertido mucho
tiempo en ella. Si la energía continúa cayendo, no significa necesariamente que la
semilla sea mala. Es posible que no hayamos encontrado el experimento adecuado para ello.
Tal vez necesitemos alejarnos por un tiempo y cambiar la perspectiva. Podemos elegir
comenzar de nuevo con él, o dejarlo a un lado por un tiempo y examinar los demás.
El resultado no depende de nosotros. Preste un poco de atención a cada semilla, independientemente
de lo que crees que puede ser su potencial, y busca una respuesta hermosa.
Si solo tiene una semilla, una visión muy específica que desea llevar a cabo, está
bien. No hay manera correcta. Podrías considerar la posibilidad, sin embargo, de que
termine siendo una limitación, porque ya no estás aprovechando todo lo que tienes en
ti. Estar abierto a la posibilidad te lleva a un lugar al que quieres ir y que quizás no
sabías que querías llegar.
Si sabes lo que quieres hacer y lo haces, ese es el trabajo de un artesano. Si
comienzas con una pregunta y la usas para guiar una aventura de descubrimiento, ese
es el trabajo del artista. Las sorpresas en el camino pueden expandir tu trabajo, e
incluso la forma de arte en sí.
Cuando una planta está floreciendo, podemos ver brotar la vida de cada tallo, hoja y
flor. ¿Cómo sabemos cuando una idea está floreciendo?
A menudo, las señales más precisas son emocionales, no intelectuales.
La emoción tiende a ser el mejor barómetro para seleccionar en qué semillas enfocarse.
Cuando algo interesante comienza a tomar forma, despierta deleite.
Es una sensación energizante de querer más. Una sensación de inclinarse hacia adelante.
Sigue esa energía.
Durante la fase de Experimentación, estamos prestando atención a esta reacción
natural de fascinación en el cuerpo. Hay un tiempo para el trabajo de cabeza de análisis,
pero todavía no. Aquí, seguimos el corazón. En algún momento, es posible que podamos
mirar hacia atrás y entender por qué surgió ese sentimiento. Otras veces no lo haremos, y
eso también está bien. Por ahora, esto no es motivo de preocupación.
Si dos ideas se sienten algo iguales en peso, y una tiene un claro potencial para convertirse
en algo hermoso y la otra muestra menos potencial pero parece más interesante, siéntase
libre de seguir su interés. Basa tus decisiones en la sensación interna de estar conmovido
y observa qué es lo que te interesa. Esto estará siempre al mayor servicio de la obra.
Falla
es la información que necesita
para llegar a donde se dirige.
probar todo
Mezclar azul y amarillo da verde. Sumar dos más dos es cuatro.
Cuando se combinan elementos básicos en el curso ordinario de la vida, mucho es predecible.
Al crear arte, la suma total de las partes a menudo desafía las expectativas. La teoría y la
práctica no siempre se alinean. La fórmula que funcionó ayer podría no funcionar mañana. Las
soluciones probadas son a veces las menos útiles.
Hay una brecha entre la imaginación y la realidad. Una idea puede parecer brillante en nuestra
mente. Pero una vez empleado, podría no funcionar en absoluto. Otro puede parecer aburrido al
principio. Luego, tras la ejecución, podría ser exactamente lo que se requiere.
Descartar una idea porque no funciona en tu mente es hacerle un flaco favor al arte. La única
forma de saber realmente si una idea funciona es probarla. Y si buscas la mejor idea, prueba todo.
Hágase tantas preguntas como "qué pasaría si" como pueda. ¿Qué pasaría si esta fuera la
primera pintura que alguien vio en su vida? ¿Qué pasa si elimino todos los adverbios?
¿Qué pasa si silencio todas las partes ruidosas? Busque diferentes polaridades y vea cómo afectan
a la pieza.
Quizás adopte la regla temporal de que no hay malas ideas. Pruébalos
todos, incluso los que parecen decepcionantes o es poco probable que funcionen.
Este método se vuelve especialmente útil en los esfuerzos de grupo. A menudo, cuando se
trabaja con otros, se presentan diferentes ideas y terminan compitiendo. Basándonos en la
experiencia, podemos creer que podemos ver lo que cada persona está imaginando y cuál será el
resultado.
Sin embargo, es imposible saber exactamente lo que otra persona está pensando.
Y si no podemos predecir cómo funcionarán nuestras propias ideas, ¡y no podemos!,
¿cómo podemos sacar conclusiones sobre lo que imagina otra persona?
En lugar de hablar sobre diferentes soluciones para determinar cuál es la mejor,
sáquelo del ámbito de lo verbal. Para realmente sopesar las opciones, es necesario
traerlas al mundo físico. Pídales que actúen, jueguen o incorporen un modelo. Las
descripciones no hacen justicia a las ideas.
Queremos establecer un entorno en el que la toma de decisiones se produzca libre
de la fuerza engañosa de la persuasión. La persuasión lleva a la mediocridad. Para ser
evaluadas, las ideas deben verse, oírse, gustarse o tocarse.
Es mejor si la persona que tiene la idea la demuestra o supervisa la ejecución hasta
que coincida con lo que está sugiriendo. Esto ayudará a evitar malentendidos.
Una vez que se ve la idea en toda su expresión, puede resultar mucho mejor de lo
que imaginaba. Incluso puede ser un ajuste perfecto. O podría ser exactamente lo que
esperabas. Algo se ganará a través del proceso, cualquiera que sea el resultado. Date
permiso para equivocarte y experimenta la alegría de ser sorprendido.
Al trabajar en formas de resolver un rompecabezas, no hay errores.
Cada solución fallida lo acerca a una que funciona. Evite apegarse a los detalles del
problema. Amplíe su campo de visión. Si la idea lleva el proyecto a algún lugar con una
carga energética más fuerte, sigue la nueva dirección. Exigir controlar una obra de arte
sería tan tonto como exigir que un roble crezca según tu voluntad.
Permitir que la obra crezca en la dirección que busca, evolucione de acuerdo con su
estado natural y tenga vida propia. Disfrute el viaje de recorrer en bicicleta todas las
permutaciones para revelar la verdadera forma de una obra.
Tomar un giro
equivocado te permite ver
paisajes que de otro modo no habrías visto.
elaboración
Una vez que se ha descifrado el código de una semilla y se ha descifrado su verdadera
forma, el proceso cambia. Ya no estamos en el modo ilimitado de descubrimiento. Ha
surgido un claro sentido de dirección.
A menudo, sin que lo sepamos, nos encontramos en la fase de artesanía. Ahora viene
el trabajo de construcción.
Trabajamos para agregar a una base que se ha revelado a través de nuestra
experimentación. Las líneas han sido dibujadas. Ahora estamos rellenando los colores.
Donde las fases anteriores eran más libres y abiertas, las inspiraciones e ideas que
aparecen ahora están más directamente relacionadas con los temas en cuestión. Estamos
buscando una forma que encaje en un agujero específico, mientras que antes solo
buscábamos formas.
De alguna manera, la fase de Artesanía es una de las partes menos glamurosas del
trabajo del artista. Hay creatividad involucrada, pero a menudo lleva menos de la magia
de la exploración y más del trabajo de colocación de ladrillos.
Este es el punto en el viaje donde algunos luchan por continuar. Por ahora, tenemos
que apartar la mirada del campo abierto y girar hacia una escalera de caracol de cien
pisos de altura. Nos espera una subida larga y precaria.
Podemos tener la tentación de dar marcha atrás y perseguir la emoción de sentir el
parpadeo de la bombilla sobre nuestras cabezas. Pero las dos primeras fases tienen poco
propósito o significado por sí mismas. El arte solo puede existir, y el artista solo puede
evolucionar, completando la obra.
¿Cómo decidimos qué experimento elaborar?
Seguimos siguiendo indicios de emoción. Cada uno de nosotros tiene que encontrar su
propio camino. Si varias direcciones parecen cautivadoras, considere crear más de un experimento
a la vez. Trabajar en varios a menudo genera una saludable sensación de desapego.
Cuando se enfoca únicamente en uno, es fácil obtener una visión de túnel. Si bien puede
parecer que un proyecto se está moviendo en la dirección correcta, estamos demasiado entrelazados
con él para saberlo realmente.
Alejarse y regresar con ojos nuevos brinda una visión más clara de los próximos pasos.
Cambiar a otros proyectos involucrará diferentes músculos y patrones de pensamiento. Estos
pueden arrojar luz sobre caminos que de otro modo no se verían. Y esto puede suceder en el
transcurso de días, semanas, meses o años.
Incluso en una sola sesión de trabajo, puede resultar útil moverse entre varios proyectos.
También hay momentos en que una sola semilla tiene tanto poder que
elige enfocarte en eso exclusivamente, y esa es tu elección.
En la fase de Experimentación, plantamos la semilla, la regamos y le dimos tiempo a la planta
resultante para que creciera al sol. Dejamos que la naturaleza siga su curso.
Ahora, en esta tercera fase, nos acercamos al proyecto para ver qué podemos ofrecer.
Esta es una de las razones por las que el límite entre las fases de Experimentación y Artesanía
no es una progresión lineal. A menudo nos movemos de un lado a otro entre los dos, porque a
veces lo que agregamos no es tan bueno como lo que trae la naturaleza. Cuando nos damos cuenta
de esto, nos detenemos y volvemos a donde la naturaleza lo dejó.
Mientras que la fase de Experimentación se trata de lo que la semilla tiene para ofrecer, ahora
estamos aplicando nuestro filtro. Revisar la totalidad de nuestra experiencia en el mundo y buscar
conexiones: ¿Qué nos recuerda esto, contra qué podemos medirlo, qué se relaciona con lo que
hemos notado a lo largo de nuestras vidas?
En esta fase, comenzamos con un proyecto que se ha desarrollado naturalmente. Reconocemos
potencial en ello. Y vemos lo que podemos agregar, quitar o combinar para desarrollarlo aún más.
La fase Craft no es solo una construcción. También es un desmoronamiento. El
objetivo de desarrollar el trabajo se puede lograr a través de un proceso de poda de
pequeños cortes. Decidimos qué detalles e instrucciones se pueden eliminar, de modo
que se pueda usar más energía y enfoque para alimentar los elementos centrales.
Si bien la fase de artesanía puede ser difícil, no siempre es así. Hay algunos artistas
cuyo enfoque está más en formalizar una idea que en ejecutarla.
Y en el caso de algunos proyectos, lo que se requiere es subcontratar la fase Craft.
Muchas de las pinturas de Andy Warhol fueron realizadas por otros artistas y por
máquinas, mientras que él proporcionó las ideas y mantuvo la autoría. Algunas bandas
de rock famosas de California de los años 60 no tocaron en sus propios álbumes. Y
algunos autores prolíficos simplemente inventan personajes y argumentos, y dejan que
otros escritores completen la prosa.
Cuando se trata de realizar usted mismo estos aspectos del proceso que requieren
mucha mano de obra, no se trata de si está bien o mal. Depende del proyecto.
Manténgase abierto a hacer lo que sea necesario para que el arte sea lo mejor posible,
ya sea que esto signifique involucrarse más en los detalles del proceso o alejarse más
de ellos.
Para algunos proyectos, un artista puede sentir que es necesario involucrarse en
todo el trabajo. El acto físico de la elaboración puede brindarles una mayor comprensión
del arte y un control más directo sobre los detalles. Otros proyectos pueden ser mejor
atendidos si el artista actúa como maestro o diseñador en esta fase, dirigiendo el trabajo
de otros.
La elaboración puede ser desalentadora. Es útil pensar en ello como otra oportunidad
para jugar. Para algunos artistas, la elaboración es su parte favorita del proceso. Hay
una alegría natural y una sensación de logro al seguir un conjunto de instrucciones para
crear algo físico y hermoso. El amor y cuidado que pusieron en esta fase se puede
reconocer claramente en el trabajo final.
Impulso
Cuando se trata como las fases anteriores, sin límites ni restricciones de tiempo, la fase de
creación puede extenderse más de lo necesario.
Una vez que se recopilan suficientes datos y la visión es clara, puede ser útil establecer
plazos para la finalización. Las opciones ya no son ilimitadas; el proceso es menos abierto.
Puede que no haya una línea de meta clara a la vista, pero los elementos centrales están ahí.
Imagina que tienes un guión que ha sido traducido a storyboard. Pasar del guión gráfico a
la película terminada es algo así como un proceso mecánico. Hay arte e inspiración involucrados,
y hay un millón de opciones que tomar, pero el camino a seguir es claro. Nuestra tarea creativa
ahora tiene parámetros más estrechos.
Si estamos satisfechos con el plano, podría construirse de muchas maneras diferentes.
Mientras sigamos consultando para asegurarnos de que el proyecto desarrollado sea tan bueno
como el plan original, podría haber varias versiones diferentes que suenen verdaderas. El poder
se mantiene en la estructura subyacente.
Si el proyecto fuera un edificio, estamos eligiendo con qué materiales revestirlo y qué tipo
de ventanas instalar. Puede tener una preferencia, pero el edificio mantendrá su integridad. Los
detalles importan, pero no es probable que hundan la empresa.
En la fase Craft, los plazos son fechas de finalización sugeridas en lugar de inamovibles.
Todavía hay un elemento de sorpresa y exploración a lo largo de nuestra ejecución, y es posible
que nos volvamos a encontrar en cualquier momento en la fase de Experimentación.
Mientras elabora, un artista puede sucumbir a la presión externa para establecer una fecha
de lanzamiento fija para su proyecto. Se hacen los preparativos. Los forasteros son notificados.
Luego, a veces, mientras trabajamos diligentemente hacia la etapa final, puede aparecer una
dirección completamente nueva y preferible. Pero el artista se queda sin tiempo para proseguir. Y
esto conduce a un resultado comprometido.
El objetivo del artista no es simplemente producir, sino hacer el mejor trabajo que sea capaz de
hacer. El negocio piensa en términos de ganancias trimestrales y programas de producción. El
artista piensa en términos de excelencia atemporal. Mientras elabora, fije plazos para su propia
motivación, no necesariamente para compartirlos con otros a menos que ayude con la responsabilidad.
Una vez que la fase de artesanía esté llegando a su fin, podríamos empezar a pensar en
términos de plazos fijos.
La elaboración contiene una paradoja. Para crear nuestro mejor trabajo, somos pacientes y evitamos
apresurar el proceso, mientras que al mismo tiempo trabajamos rápidamente sin demora.
Al permanecer demasiado tiempo en esta fase, pueden surgir muchas trampas. Uno es la
desconexión. Si un artista está creando un trabajo hermoso y continúa elaborándolo sin cesar más
allá de la necesidad, a veces de repente quiere comenzar de nuevo.
Esto puede ser porque han cambiado o los tiempos han cambiado.
El arte es un reflejo del mundo interior y exterior del artista durante el período de creación.
Extender el período complica la capacidad del artista para capturar un estado del ser. El resultado
puede ser una pérdida de conexión y entusiasmo por el trabajo con el tiempo.
Otro desafío que podríamos llamar demoitis. La demoitis ocurre cuando el artista se ha
aferrado con demasiada fuerza, durante demasiado tiempo, a su primer borrador.
El peligro de vivir demasiado tiempo con el proyecto inacabado es que cuanto más a menudo
se expone un artista a un borrador particular de una obra, más definitiva puede volverse esa forma
en su mente. Un músico puede grabar una demostración de una canción muy rápidamente. Podrían
escucharlo miles de veces e imaginar desarrollarlo todo lo que puede ser. Sin embargo, cuando
llega el momento de hacer la mejor versión de la canción, la demostración puede estar tan arraigada
en su cabeza que cualquier
los cambios parecen una blasfemia. Cuando nos apegamos demasiado a una versión
prematura del trabajo, le hacemos un flaco favor al potencial del proyecto.
Para evitar la demoitis, existe una técnica sencilla. A menos que esté trabajando
activamente para mejorar algo, evite escucharlo, leerlo, reproducirlo, mirarlo o
mostrárselo a sus amigos. Trabaja lo más adelante que puedas mientras elaboras y
luego aléjate, sin consumir repetitivamente el trabajo inacabado. Al no aceptar el
trabajo en progreso como la versión estándar, dejamos espacio para que continúe el
crecimiento, el cambio y el desarrollo.
Tenga en cuenta que también es posible hacer algo grandioso muy rápidamente.
Un artista puede pasar cinco minutos esbozando una idea para un proyecto y pensar
muy poco en ello. Pueden sentir la semilla de algo grandioso y luego pasar horas o
años tratando de convertirla en algo más. Pero es posible que el boceto o demo inicial,
nacido en cinco minutos, fuera en realidad la mejor versión, la expresión más pura de
la semilla. Es posible que no nos demos cuenta de esto hasta después de embellecerlo
o alejarnos de él por un tiempo.
Otro impedimento con el que se encuentran algunos es que su visión del trabajo
excede su capacidad para manifestarlo. Pueden escuchar la línea de batería, pero el
ritmo es más complejo que su habilidad para tocar. Pueden imaginarse el baile, pero
su cuerpo no puede realizar los movimientos con la suficiente gracia. Puede parecer
que el siguiente paso es un salto imposible.
En estos momentos, es fácil sentirse desanimado. Confundimos la versión de
fantasía del trabajo en nuestras mentes con lo que el trabajo real tiene la posibilidad
de convertirse. De hecho, puede haber ocasiones en las que nuestra concepción
mental de una pieza se traduzca casi directamente en el ámbito físico. En otras
ocasiones, es una versión idealizada poco realista. Y a veces, nuestra visión del
trabajo es una meta por la cual trabajar, y en el proceso llegamos a aprender que
alcanzaremos un destino nuevo e inesperado.
La falta de visiones más grandiosas en realidad podría poner el trabajo exactamente
donde quiere estar. No permita que la escala de su imaginación se interponga en la
ejecución de una versión más práctica de su proyecto. Podemos llegar a darnos
cuenta de que esta versión es mejor que la visión inicial aparentemente imposible.
Cuando esté en racha en la fase de creación, trabaje para obtener un primer borrador completo.
Mantén el impulso. Si llega a una sección del trabajo que le causa problemas, en lugar de dejar
que este bloqueo lo detenga, arréglelo. Aunque su instinto puede ser crear secuencialmente,
omita la sección en la que está atascado, complete las otras partes y luego vuelva a ella.
A veces, las soluciones a estas piezas difíciles se revelarán una vez que haya surgido el
contexto general. Un puente es más fácil de construir cuando está claro lo que hay a cada lado.
Otro beneficio es que si está atascado en una sección en el medio, puede sentirse abrumado
al saber que solo está a la mitad del trabajo. Si termina el resto del borrador y regresa a la parte
que omitió, se siente más fácil de lograr cuando solo queda el 5 o el 10 por ciento de un proyecto
por completar. Con el final a la vista, es más fácil sentirse motivado para terminar.
Si sostiene una pieza central del rompecabezas en la mano y mira fijamente una mesa
vacía, es difícil determinar dónde colocarla. Si todo el rompecabezas está completo excepto
esa pieza, entonces sabes exactamente a dónde va.
En general, lo mismo ocurre con el art. Cuanto más del trabajo pueda ver, más fácil se vuelve
colocar con gracia los detalles finales claramente donde pertenecen.
El arte es elegir hacer algo hábilmente, preocupándose
por los detalles, aportando
todo de ti mismo para hacer
el mejor trabajo que puedas.
Está más allá del ego, la vanidad, la autoglorificación
y la necesidad de aprobación.
Punto de vista
El objetivo del arte no es alcanzar la perfección. El objetivo es compartir quiénes somos. Y cómo
vemos el mundo.
Los artistas nos permiten ver lo que no podemos ver, pero de alguna manera ya sabemos.
Puede ser una visión del mundo singularmente diferente de la nuestra. O uno tan cercano que
parece milagroso, como si el artista estuviera mirando a través de nuestros propios ojos. En
cualquier caso, la percepción del artista nos recuerda quiénes somos y quiénes podemos ser.
Una de las razones por las que el arte resuena es porque los seres humanos son muy
similares. Nos atrae la experiencia compartida que se lleva a cabo dentro del trabajo. Incluyendo
la imperfección en ella. Reconocemos una parte de nosotros mismos y nos sentimos comprendidos.
Y conectado.
Carl Rogers dijo: “Lo personal es lo universal”. Lo personal es lo que hace que el arte
importe. Nuestro punto de vista, no nuestras habilidades de dibujo o virtuosismo musical o
habilidad para contar una historia.
Considere la diferencia entre el arte y la mayoría de los otros oficios. En las artes, nuestro
filtro es el factor definitorio del trabajo. En ciencia o tecnología, los objetivos son diferentes. La
razón por la que creamos arte no es con la intención de hacer algo útil para otra persona.
Creamos para expresar quiénes somos. Quiénes somos y dónde estamos en nuestro viaje.
Nuestro punto de vista no tiene que ser coherente. Y rara vez es simple. Es posible que
tengamos puntos de vista diferentes, ya veces contradictorios, sobre una variedad de temas.
Intentar reducirlo todo a una expresión elegante es poco realista y limitante.
Cualquiera que sea nuestra perspectiva, mientras la compartamos, sin alteraciones
ni retoques, lograremos el propósito fundamental del arte.
Al hacer arte, creamos un espejo en el que alguien puede ver su propio reflejo
oculto.
Un punto de vista es diferente de tener un punto.
Un punto es una idea expresada intencionalmente. Un punto de vista es la
perspectiva —consciente e inconsciente— a través de la cual emerge la obra.
Lo que nos hace notar una obra de arte rara vez es el punto que se está
destacando. Nos atrae la forma en que el filtro de un artista refracta las ideas, no las
ideas en sí mismas.
No sirve de nada saber tu punto de vista. Ya está ahí, trabajando en segundo
plano, en constante evolución. Los esfuerzos por representar el punto de vista a
propósito a menudo conducen a una representación falsa. Nos aferramos a historias
sobre nuestra perspectiva que son inexactas y limitantes.
Wayne Dyer dijo que cuando exprimes una naranja, lo que sale es jugo de naranja.
Cuando te aprietan, lo que sale es lo que hay dentro de ti. Y parte de ese extracto es
el punto de vista que ni siquiera sabes que tienes. Está integrado en el arte que creas
y en las opiniones que compartes.
Mucho después de que se completa un trabajo, podemos mirar hacia atrás y comprender nuestro
verdadero punto de vista en él.
No necesitamos hacer un punto de hacer un punto. Aparecerá cuando aparezca.
El verdadero punto ya está hecho en el inocente acto de percepción y creación. Saber
esto es liberador. Levanta parte de la presión. Podemos preocuparnos menos por
entender por qué funciona, o si otros entenderán de dónde venimos. Somos libres de
estar presentes y permitir que el material pase a través de nosotros, y libres de
permanecer fuera de su camino cuando llegue.
Gran parte de la grandeza del arte se siente a nivel visceral. Su autoexpresión le
permite a la audiencia tener su propia autoexpresión. Si tu trabajo les habla, de nada
sirve que te escuchen y comprendan.
Deje de lado esas preocupaciones acerca de si su trabajo será comprendido.
Estos pensamientos solo pueden causar interferencia, tanto para el arte como para la audiencia.
A la mayoría de las personas no les interesa que les digan qué pensar o sentir.
El gran arte se crea a través de la libertad de expresión y se recibe con
libertad de interpretación individual.
El gran arte abre una conversación en lugar de cerrarla. Y a menudo esto
la conversación se inicia por accidente.
A la mayoría de los seres humanos les gusta encajar.
Nos adaptamos no solo al flujo evolutivo de material que nos llega, sino también a los límites
y modelos de la cultura que nos rodea.
¿Puede el gran arte provenir de la conformidad? ¿Y cuál es el propósito de ser un
artista si negamos nuestro único punto de vista personal?
Aquellos de nosotros que elegimos vivir como artistas aceptamos nuestro filtro como un
regalo. Rechazarlo sería trágico. La luz refractada que proyecta es nuestro propio paisaje
singular de posibilidad artística. ¿Cómo puede una obra de arte ser realmente un placer culpable?
Los Beatles se inspiraron en el rock and roll estadounidense, artistas como Chuck Berry y las
Shirelles. Pero cuando jugaban, era diferente. No fue diferente porque ellos quisieran que fuera
así. Era diferente porque ellos eran diferentes. Y el mundo respondió.
Hay innumerables ejemplos de imitación que se convierte en innovación legítima. Tener una
visión romántica de un artista, género o tradición puede permitirte crear algo nuevo, porque lo
ves desde una perspectiva diferente a la de quienes están más cerca de él. Los spaghetti
westerns de Sergio Leone son mitología psicodélica abstracta en comparación con los westerns
estadounidenses de las décadas de 1940 y 1950 que él esperaba reflejar.
Es imposible imitar el punto de vista de otro artista. Sólo podemos nadar en las
mismas aguas. Así que siéntete libre de copiar las obras que te inspiran en el camino para
encontrar tu propia voz. Es una tradición probada por el tiempo.
En la cultura, siempre hay un diálogo entre el pasado, el presente y el futuro, incluso
cuando no está claro cuál es la influencia. Como creadores y entusiastas, compartimos y
recibimos puntos de vista para participar y profundizar en este intercambio.
Cuando escuchamos algo nuevo, nos da una idea de dónde hemos estado y dónde
más podríamos ir. Es posible que hayamos pensado que solo podíamos avanzar. Pero
cuando alguien gira a la izquierda, muestra que también podemos ir a la derecha. Y luego,
nuestro giro a la derecha tal vez pueda inspirar a alguien más a explorar una dirección
completamente nueva.
Es un bucle simbiótico. La cultura informa quién eres. y quien eres
informa su trabajo. Tu trabajo luego retroalimenta la cultura.
Esta marcha constante hacia lo desconocido no existiría sin la
intercambio simultáneo de millones de puntos de vista divergentes.
Expresarse en el mundo y la creatividad son lo mismo. Puede que no sea
posible saber quién eres sin expresarlo de alguna manera.
Rompiendo la Igualdad
Hay momentos durante la fase de artesanía en los que chocas contra una pared y el
trabajo no mejora. Antes de alejarse de la pieza, vale la pena encontrar una manera de
romper con la uniformidad y refrescar su entusiasmo en el trabajo, como si se involucrara
en él por primera vez.
En el estudio de grabación, de vez en cuando sugiero ejercicios a los artistas con este
objetivo en mente. Los intentamos sin expectativas en cuanto al resultado. La intención es
simplemente reavivar la emoción y acceder a nuevas formas de actuación.
Varios de estos ejercicios siguen. Ya sea que te encuentres o no en un
callejón sin salida, tal vez puedan inspirar experimentos similares en su campo elegido.
Pasos pequeños
Para crear movimiento para un músico que estaba bloqueado, le ofrecimos una pequeña
tarea: escribir solo una línea todos los días. No importaba lo bien o mal que se sintiera con
respecto a la línea, siempre y cuando se comprometiera a escribirla. Si llegaban más,
estaba bien, pero no era necesario. Al dividir lo que parecía insuperable en líneas sueltas,
pudo reabrir el canal creativo y finalmente comenzó a componer canciones enteras
nuevamente. Esto sucedió mucho más rápido de lo esperado.
Cambiar el entorno
Si estamos buscando una actuación de una naturaleza diferente, puede ayudar a
cambiar un elemento del entorno. Apagar las luces y jugar en la oscuridad puede
crear un cambio de conciencia y romper la cadena de monotonía de una actuación a
otra. Otros cambios con los que hemos experimentado incluyen hacer que un
cantante sostenga el micrófono en lugar de pararse frente a él, y grabar temprano en
la mañana en lugar de en la noche. Para acceder a un mayor grado de variación, un
vocalista eligió colgarse boca abajo mientras cantaba.
Cambiar las apuestas
Además de cambiar el entorno externo, también puedes cambiar el interior. Si una
banda imagina que esta es la última vez que tocarán una canción en particular, es
probable que la interpreten de manera diferente que si fuera solo otra toma. Otras
veces, las apuestas más bajas, como hacer un ensayo antes de la grabación, pueden
lograr la mejor interpretación.
Invitar a una audiencia
Cuando a un artista le gusta estar frente a una multitud, podemos invitar a varias
personas a ver una sesión. Ser observado cambia la forma de actuar de un artista.
Incluso si la audiencia consiste solo en una persona que no es parte del proyecto,
eso puede ser suficiente. Si bien algunos artistas pueden exagerar una actuación
para una audiencia y otros pueden contenerse, la mayoría tiende a concentrarse
más con otra persona presente. Incluso si su arte no es performativo, como escribir
o cocinar, es probable que cambie con la presencia de un observador. El objetivo es
encontrar los parámetros específicos en cada caso que saquen lo mejor de ti.
Cambiar el contexto
Hay momentos en que un cantante no se conecta con una canción, como un actor
cuya línea de lectura falla. Puede ser útil para crear un nuevo significado o una
trasfondo adicional a la letra de una canción. Una canción de amor puede sonar diferente si se la
canta a un alma gemela perdida hace mucho tiempo, una pareja de treinta años con la que no te
llevas bien, una persona que viste en la calle pero con la que nunca hablaste, o tu madre.
Con un artista, sugerí cantar una canción de amor escrita para una mujer como devoción a
Dios. Podemos probar muchas permutaciones diferentes mientras cantamos la misma canción,
sin cambiar ninguna de las letras, para ver qué versión ofrece la mejor interpretación.
Alterar la perspectiva
Una técnica que a veces usamos en el estudio es subir el volumen de los auriculares muy alto.
Cuando cada sonido estalla en tus oídos, hay una tendencia natural a tocar mucho más bajo para
restaurar el equilibrio. Es un cambio de perspectiva forzado, y puede generar una interpretación
muy delicada. Incluso las voces serán susurradas, porque algo más que eso sería abrumador.
Por el contrario, para convencer a alguien de que cante más fuerte, con más energía, podría
pedirle que baje el volumen de sus auriculares para que la música ahogue su voz. Sea cual sea
la situación, si una tarea es difícil de realizar, a menudo hay una manera de diseñar el entorno
para fomentar de forma natural el rendimiento por el que se está esforzando.
En un concierto, configurar la iluminación para que el artista vea a la multitud y los rostros en
ella o no pueda ver a nadie alterará la actuación.
Si un artista usa monitores internos y todo lo que escucha es la música que está tocando y no la
respuesta de la audiencia, será muy diferente que si se mezclan los gritos de la multitud. Vale la
pena experimentar con diferentes escenarios para observar qué sacan a relucir y encontrar el
rendimiento que
desear.
escribir para otra persona
En el caso de un músico que normalmente escribe su propio material, sugeriré: “Imagina que un
artista favorito te pide que escribas una canción para su próximo álbum.
¿Cómo sonaría esa canción?
Al crear algo que le emocionaría escuchar a su artista favorito, despersonaliza el
proceso y puede permitir que el escritor se libere de sí mismo. Una canción por
excelencia del empoderamiento femenino, "(You Make Me Feel Like) A Natural Woman"
fue escrita por Carole King y Gerry Goffin.
King, y luego, por supuesto, Aretha Franklin, la cantó. Me sorprendió saber que Goffin
escribió la letra y King la música.
A veces, le pido al músico que seleccione un artista cuyas letras y puntos de vista
sean muy diferentes a los suyos, como una forma de evitar la uniformidad que puede
ocurrir en una carrera a lo largo del tiempo. Si un artista normalmente está lleno de
fanfarronería, podemos elegir un letrista más vulnerable y de voz suave. Si tiendes a
escribir en estilo x, puede ser interesante elegir un artista que sea el polo opuesto de x.
Esto no significa que la canción será buena. Es interesante ver a dónde conduce. Y a
veces te lleva justo a donde vas.
Al igual que los otros ejercicios, esto se puede aplicar a cualquier oficio. Si es pintor,
la creación de una nueva obra original de su artista favorito puede abrir un canal y
generar resultados interesantes. Muchos artistas tienen una idea percibida de lo que
hay en su timonera y, en última instancia, eso es una limitación. Por lo tanto, es útil salir
de uno mismo y entrar en la timonera de otra persona.
Añadir imágenes
Estaba trabajando en un álbum y la banda estaba luchando con el solo de teclado. El
estado de ánimo no era el adecuado. Queríamos algo más grandioso. Entonces, en
lugar de una referencia musical, creamos una escena. Se nos ocurrió una descripción
de las consecuencias de una batalla: “Imagine que hay una hermosa colina verde
cubierta de árboles y flora, simplemente impresionante, y una batalla acaba de terminar.
El humo desciende de la colina y revela soldados heridos dispersos a lo largo de ella,
esperando que llegue la ayuda”. Pintamos la escena muy vívidamente, luego dijimos:
"Toca el solo así" y presionamos grabar. El teclista comenzó a tocar maravillosamente.
Desde entonces, ha sido una técnica que hemos seguido usando. A menudo, ni
siquiera sabemos cuáles son las conexiones entre la imagen y lo que queremos
escuchar. Pensar en una imagen o historia específica, o imaginar que estás componiendo la
música de una película y luego comenzando a tocar, a menudo le dará una dirección más fuerte a
una melodía serpenteante.
Limite la información
Cuando un compositor envía una demostración de una pista para que una banda la grabe en el
estudio, no quiero que los músicos estén informados de ninguna manera por las elecciones
musicales hechas para la demostración. Por lo general, tengo un músico, generalmente un
guitarrista, que lo escucha y aprende los acordes, los anota en la hoja de letras y se los da a la
banda.
El guitarrista y el cantante pueden entonces interpretarlo, sin ninguna sugerencia.
de ritmo que no sea la velocidad implícita en la forma en que lo tocan.
Cuando trabajas con grandes músicos, esto los deja libres para aportar más de sí mismos. En
lugar de grabar una buena versión de la demostración, usarán toda su creatividad y capacidad de
toma de decisiones para llevar la canción a un lugar nuevo y, a menudo, inesperado. Si los
resultados no son excelentes después de probar diferentes enfoques, siempre pueden escuchar
la demostración en ese momento, aunque eso rara vez sucede.
El principio general es ser protector y evitar que las personas con las que trabajas experimenten
cosas que puedan interferir con su proceso creativo.
Limite la información a los bocetos más simples. Si quieres que los creadores aporten todo de sí
mismos a algo, dales la mayor libertad para crear. Si le das a un guionista un libro, un esquema o
una oración para convertirlo en un guión, cada uno conducirá a un guión muy diferente.
Estos ejercicios no están escritos en piedra. La intención es establecer diferentes
perspectivas o condiciones, y vea dónde terminan usted o sus colaboradores.
Considere crear sus propias versiones de estos experimentos. O si usa estos específicos, siéntase
libre de cambiar los parámetros mientras trabaja o elimínelos por completo cuando sea el momento
adecuado. Los ejercicios reales son de poco
importancia. El propósito es establecer una estructura para ir más allá de su método
habitual y encontrar nuevas formas de avanzar.
Terminación
A medida que el trabajo mejora a través de la fase Craft, llegará al punto en que todas
las opciones disponibles para usted se han explorado lo suficiente.
La semilla ha alcanzado su máxima expresión y la has podado a tu entera
satisfacción. No queda nada que añadir o quitar. La esencia de la obra suena clara.
Hay una sensación de plenitud en estos momentos.
A partir de aquí, avanzamos hacia el movimiento final del proceso creativo.
En la fase de Finalización, dejamos atrás el descubrimiento y la construcción. Con
un hermoso volumen de material elaborado ante nosotros, la forma final se refina para
ser lanzada al mundo.
Los acabados y la puesta a punto son diferentes para cada proyecto. Pueden ser
tan simples como colocar un marco en una pintura, corregir el color de una película,
ajustar la mezcla final de una canción o volver a leer un manuscrito para asegurarse de
que la frase sea la correcta.
Al igual que con las otras etapas del acto creativo, la fase de Finalización no es una
línea clara que cruzas en un viaje hacia adelante. En el proceso de preparar su trabajo
para compartir, puede darse cuenta de que hay más por hacer. Es posible que se
requiera una revisión, una adición, una eliminación o algún otro cambio. Así que
retrocedes a Craft o Experiment, y avanzas una vez más.
Podemos pensar en la fase de finalización como la última parada en una línea de
montaje. La pieza terminada se examina para garantizar que cumpla con sus más altos
estándares. Si no los cumple, lo devuelve para que lo mejoren. Una vez que lo hace, lo
aprueba, lo deja ir y comienza el próximo capítulo del trabajo de su vida, sea lo que sea.
Una vez que sienta que un proyecto está cerca de completarse, puede ser útil abrir el
trabajo a otras perspectivas.
El objetivo principal no es recibir notas u opiniones. Este es su trabajo, su expresión.
Usted es la única audiencia que importa. La intención es que experimentes el trabajo de
nuevo.
Cuando tocamos música para otra persona, la escuchamos de manera diferente que
cuando la escuchamos nosotros mismos. Es como si tomara prestado un segundo par de
orejas. No buscamos necesariamente una perspectiva externa. Estamos más interesados
en ampliar la nuestra.
Si escribimos un ensayo y se lo damos a un amigo, incluso antes de escuchar su
perspectiva, nuestra relación con el trabajo cambia. Dáselo a un mentor y nuestra
perspectiva cambiará de una manera diferente. Nos interrogamos cuando ofrecemos
nuestro trabajo a los demás. Hacemos las preguntas que no nos hicimos cuando lo
estábamos haciendo. Compartirlo en esta capacidad limitada saca a la luz nuestras dudas
subyacentes.
Si alguien elige compartir comentarios, escuche para comprender a la persona, no al
trabajo. La gente te dirá más sobre ellos mismos que sobre el arte cuando te den su
opinión. Cada uno de nosotros vemos un mundo único.
De vez en cuando, un comentario golpeará a casa. Resonará con algo que sentimos,
ya sea en nuestra conciencia o justo detrás de él, y es posible que descubramos espacio
para mejorar. Otras veces, un juicio tocará un nervio y nos encontraremos defendiendo el
trabajo o perdiendo la fe.
En estos momentos, puede ser útil alejarse, reiniciar y regresar con una mente neutral.
La crítica nos permite comprometernos con nuestro trabajo de una manera nueva.
Podemos estar de acuerdo o podemos duplicar nuestros instintos originales.
A veces, un desafío nos permite centrarnos en un aspecto del trabajo y darnos cuenta
de que es más importante de lo que pensábamos anteriormente. En el proceso, accedemos
a pozos más profundos de comprensión del trabajo y de nosotros mismos.
A medida que recopila comentarios, es posible que las soluciones ofrecidas no siempre
parezcan útiles. Antes de desecharlos, tómese un momento para ver si apuntan a un
problema subyacente que no había notado.
Por ejemplo, si hay una sugerencia para eliminar el puente de una canción, podría
interpretarlo como "vale la pena volver a examinar el puente". Y luego comenzar a mirarlo
en el contexto de toda la pieza.
Si realmente ha creado un trabajo innovador, es probable que aliene a tantas
personas como atraiga. El mejor arte divide al público. Si a todos les gusta, probablemente
no hayas ido lo suficientemente lejos.
Al final, eres el único que tiene que amarlo. Este trabajo es para ti.
¿Cuándo se hace el trabajo?
No existe una fórmula o método para encontrar esta respuesta. Es una intuición:
el trabajo está hecho cuando tú lo sientes.
Si bien evitamos los plazos al principio del proceso, en la fase de Finalización, una fecha
de vencimiento podría ayudar a enfocar el tiempo y ayudarlo a completar el trabajo.
El arte no se hace en el reloj. Pero se puede terminar en el reloj.
Algunos encuentran que esta fase es la parte más difícil del proceso. Se resisten a
soltar con una ferocidad obstinada. Hasta este punto, la arcilla todavía está blanda. Todo
puede cambiar. Una vez arreglado, perdemos el control. Este miedo a la permanencia
es común más allá del arte. Se conoce como fobia al compromiso.
Cuando el último capítulo está por terminar, podemos inventar excusas para posponer
la finalización del trabajo.
Puede ser una repentina pérdida de fe en el proyecto. Decidir que ya no es lo
suficientemente bueno. Encontramos fallas que en realidad no existen. Hacemos cambios
intrascendentes. Sentimos el espejismo distante de alguna mejor opción creativa que
aún no se ha descubierto. Y si seguimos trabajando, podría llegar algún día.
Cuando crees que el trabajo que tienes ante ti es la única pieza que te definirá para
siempre, es difícil dejarlo ir. La necesidad de perfección es abrumadora.
Es demasiado. Estamos congelados, y en ocasiones terminamos convenciéndonos de que
descartar todo el trabajo es la única manera de seguir adelante.
El único arte que el mundo puede disfrutar es el de los creadores que superaron estos
obstáculos y lanzaron su trabajo. Quizá existieron artistas aún mayores que los que
conocemos, pero nunca fueron capaces de dar este salto.
Lanzar una obra al mundo se vuelve más fácil cuando recordamos que cada pieza nunca
puede ser un reflejo total de nosotros, solo un reflejo de quiénes somos en este momento. Si
esperamos, ya no es la reflexión de hoy. En un año, podemos ser guiados para crear una
pieza que no se parece en nada. Hay una puntualidad en el trabajo. El paso de las estaciones
podría disipar el valor que tiene para nosotros el trabajo.
Aferrarse a su trabajo es como pasar años escribiendo la misma entrada en un diario. Se
pierden momentos y oportunidades. Las siguientes obras son despojadas de ser traídas a la
vida.
¿Cuántas páginas quedarán vacías porque su proceso se vio empañado por la duda y la
deliberación? Mantenga esta pregunta en el frente de su mente. Podría permitirle avanzar más
libremente.
En un entorno donde nada es permanente, producimos artefactos estáticos. Recuerdos
del espíritu. Esperamos que vivan para siempre, manteniendo la resonancia a través de cada
década que pasa. Algunos podrían, muchos no lo harán. Es imposible saberlo. Solo podemos
seguir construyendo.
Cuando usted y el trabajo están sincronizados, hay un momento para apagarlo y moverse.
en.
Cada nuevo proyecto es otra oportunidad para comunicar lo que viene a través de ti. Es
otra oportunidad al bate. Otra oportunidad para conectar.
Otra página llenó el diario de tu vida interior.
Las preocupaciones sobre la publicación de una obra en el mundo pueden estar enraizadas
en ansiedades más profundas. Podría ser el miedo a ser juzgado, malinterpretado, ignorado o
disgustado. ¿Vendrán más ideas? ¿Volverán a ser tan buenos?
¿Le importará a alguien?
Parte del proceso de dejar ir es liberar cualquier pensamiento sobre cómo será recibido
usted o su pieza. Al hacer arte, el público es el último. No consideremos cómo será recibida una
pieza o nuestra estrategia de lanzamiento hasta que el trabajo esté terminado y nos encante.
Esto es diferente a que una obra sea perfecta. Podemos comprometernos con cualquiera de
los trabajos de los que hemos sido parte y reconocer las cosas que están mal en ellos.
Tal vez no lo hicimos en el momento en que los terminamos, pero cuando miramos hacia atrás,
a menudo lo hacemos. Siempre hay cambios por hacer. No hay una versión correcta.
Cada obra de arte es simplemente una iteración.
Una de las mayores recompensas de hacer arte es nuestra capacidad de compartirlo. Incluso
si no hay una audiencia para recibirlo, desarrollamos el músculo para hacer algo y presentarlo al
mundo. Terminar nuestro trabajo es un buen hábito a desarrollar. Aumenta la confianza. A pesar
de nuestras inseguridades, cuantas más veces nos atrevamos a liberar nuestro trabajo, menos
peso tiene la inseguridad.
Evite pensar demasiado. Cuando estás contento con el trabajo y estás emocionado
para compartirlo con un amigo, podría ser el momento de compartirlo con el mundo también.
Esta fase final es un momento fértil para plantar una nueva cosecha de semillas. La emoción
de lo que viene a continuación puede generar la energía vital necesaria para llevar el trabajo
actual a su fin. Es posible que le resulte difícil mantenerse enfocado en el proyecto en cuestión
cuando comienzan a surgir nuevas ideas.
Este es un buen problema para tener. Montar la fuerza vital del proyecto por venir a menudo nos
saca del trance de la pieza presente. No podemos esperar a terminar, porque hay otra idea
llamando que nos ilumina.
¿Es hora del próximo proyecto
porque el reloj o el calendario
dice que es hora,
o porque el trabajo mismo
dice que es hora?
La mentalidad abundante
Un río de material fluye a través de nosotros. Cuando compartimos nuestros trabajos y nuestras ideas,
se reponen. Si bloqueamos el flujo manteniéndolos a todos adentro, el río no puede correr y las nuevas
ideas tardan en aparecer.
En la mentalidad abundante, el río nunca se seca. Las ideas siempre están surgiendo. Y un artista
es libre de soltarlos con la fe de que llegarán más.
Si vivimos en una mentalidad de escasez, acumulamos grandes ideas. A un comediante se le
puede presentar una oportunidad perfecta para contar un nuevo chiste favorito que haya escrito, pero
en cambio lo retendrá esperando una ocasión de más alto perfil.
Cuando usamos nuestro material, aparece nuevo contenido. Y cuanto más compartimos, más mejoran
nuestras habilidades.
Elegir vivir en la escasez conduce al estancamiento. Si trabajamos en un proyecto para siempre,
nunca podremos hacer otro. El miedo a la sequía y el afán de perfeccionismo nos impiden avanzar y
obstruyen el caudal del río.
Cada mentalidad evoca una regla universal: cualquier cosa en la que nos concentremos, la
obtenemos.
Si la mente crea un mundo limitado, en el que pensamos que no tenemos suficientes ideas o
materiales que valgan la pena, no veremos la inspiración que nos brinda el universo.
Y el río se vuelve lento.
En el mundo abundante, tenemos una mayor capacidad para completar y liberar nuestro trabajo.
Cuando hay tantas ideas disponibles y tanto gran arte para hacer, nos vemos obligados a
comprometernos, dejarnos llevar y seguir adelante.
Si solo hay un trabajo por hacer, y tenemos la intención de retirarnos cuando esté terminado,
no hay ímpetu para terminar. Si cada pieza se aborda como el trabajo que define nuestra vida,
revisamos y sobrescribimos sin cesar, apuntando al ideal poco realista de la perfección.
Un músico puede retrasar el lanzamiento de un álbum por temor a no haber llevado las
canciones lo más lejos posible. Sin embargo, un álbum es solo una entrada de diario de un
momento de tiempo, un reflejo instantáneo de quién es el artista para ese período. Y ninguna
entrada del diario es nuestra historia de vida.
El trabajo de nuestra vida es mucho mayor que cualquier contenedor individual. Los trabajos
que hacemos son en la mayoría de los capítulos. Siempre habrá un nuevo capítulo, y otro
después de ese. Aunque algunos pueden ser mejores que otros, esa no es nuestra preocupación.
Nuestro objetivo es ser libres para cerrar un capítulo y pasar al siguiente, y continuar ese
proceso todo el tiempo que nos plazca.
Tu antiguo trabajo no es mejor que tu nuevo trabajo. Y tu nuevo trabajo no es mejor que el
anterior. Habrá altibajos a lo largo de la vida de un artista.
Asumir que hubo un período dorado y que ya pasó, solo es cierto si acepta esa premisa. Poner
su mejor esfuerzo en cada momento, en cada capítulo, es todo lo que podemos esperar lograr.
Siempre hay más que podemos mejorar u otra versión por hacer. Podríamos trabajar en
algo durante otros dos años, y será diferente. Pero no hay forma de saber si será mejor o peor,
solo diferente. Tal como lo serás. Y es posible que haya evolucionado más allá del trabajo en el
que pasó años trabajando. El reflejo directo de ti se ha desvanecido. El trabajo comienza a
parecerse a una foto antigua en lugar de una imagen especular. Es desalentador completar y
compartir un trabajo con el que has perdido la conexión.
El reconocimiento de la abundancia nos llena de esperanza de que nuestras ideas más
brillantes aún nos esperan y nuestra mayor obra está por venir. Somos capaces de vivir en un
estado energizado de impulso creativo, libres para hacer cosas, dejarlas ir, hacer lo siguiente y
dejarlo ir. Con cada capítulo que hacemos, ganamos experiencia, mejoramos en nuestro oficio
y nos acercamos un poco más a quienes somos.
El experimentador y el finalizador
En su naturaleza, muchos artistas se inclinan hacia una de dos categorías: experimentadores
o finalizadores.
Los experimentadores son partidarios de soñar y jugar, y les resulta más difícil
completar y publicar su trabajo.
Los finalistas son la imagen del espejo, un reflejo hacia atrás. Se mueven rápidamente
hasta el punto final con claridad inmediata. Están menos interesados en explorar las
posibilidades y alternativas que pueden sugerir las fases de Experimentación y Artesanía.
Cada uno puede encontrar útil tomar prestado del otro.
Los finalistas pueden beneficiarse de tomarse más tiempo en las primeras fases. Escribir
más allá del requisito mínimo, experimentar con otros materiales, consideraciones y
perspectivas. Permitiéndose espacio para la improvisación y la sorpresa en el proceso.
Los experimentadores pueden beneficiarse de llevar un aspecto del trabajo hasta su
finalización. Puede ser un dibujo, una canción o el capítulo de un libro. Incluso tomar una
decisión fundamental a partir de la cual construir puede ayudar.
Tomemos el ejemplo de un álbum. Si eres un músico que lucha con diez canciones,
reduce tu enfoque a dos. Cuando hacemos que la tarea sea más manejable y enfocada,
ocurre un cambio. Y completar incluso un segmento pequeño genera confianza.
Pasar de dos a tres es más fácil que pasar de cero a dos. Y si tu
se queda atascado en tres, luego sáltelo y termine cuatro y cinco.
Complete tantos elementos del proyecto como pueda sin quedarse colgado. Es mucho
más fácil regresar una vez que se reduce la carga de trabajo. A menudo
el conocimiento que adquirimos al terminar las otras piezas se convierte en una clave para
superar los obstáculos anteriores.
Reglas Temporales
Gran parte del proceso artístico implica ignorar las reglas, dejar de lado las reglas, socavar las
reglas y eliminar las reglas que no sabíamos que estábamos siguiendo. También hay un lugar
para imponer reglas. Por utilizar las reglas como herramienta para definir un determinado
proyecto.
Cuando no hay restricciones de material, tiempo y presupuesto, tiene opciones ilimitadas.
Cuando aceptas las limitaciones, tu gama de opciones se reduce. Ya sea por diseño o por
necesidad, es útil ver las limitaciones como oportunidades.
Piense en esto como establecer una paleta para cada proyecto. Dentro de estas
limitaciones, los aspectos de resolución de problemas se vuelven más específicos y las
soluciones más obvias pueden no estar disponibles. Esta selección puede ayudar a darle
carácter al nuevo trabajo y diferenciarlo de los esfuerzos anteriores, con potencial para obtener
resultados innovadores. Problemas novedosos conducen a soluciones originales.
Georges Perec escribió un libro completo sin utilizar la letra más común del alfabeto
francés: e. Se convirtió en una de las obras experimentales más célebres de la literatura
moderna.
El pintor Yves Klein decidió limitar su paleta a un solo color. Esto lo llevó a descubrir un
tono de azul que nadie había visto antes. La sombra en sí
fue visto por muchos como efectivamente convirtiéndose en el arte, y más tarde fue llamado
"International Klein Blue".
El director Lars von Trier ideó diez reglas, Dogma 95 El voto de castidad, diseñado para
reducir la artificialidad de la realización cinematográfica. Eran los siguientes:
1. El rodaje debe realizarse en el lugar, sin proporcionar accesorios o decorados que no
existen lógicamente dentro de ese entorno.
2. Sólo sonido diegético. Nunca se deben producir sonidos, como música que no
existir dentro de la escena.
3. Todos los tiros deben ser de mano. El movimiento, la inmovilidad y la estabilidad deben lograrse mediante
mano.
4. La película debe ser a color, sin iluminación especial. Si no hay suficiente exposición, un
se puede conectar una sola lámpara a la cámara.
5. No puede haber trabajo óptico ni filtros de lente.
6. Ninguna acción 'superficial' (como asesinatos en escena, acrobacias elaboradas, etc.).
7. La alienación geográfica está terminantemente prohibida, por lo que la película debe tener lugar aquí.
y ahora.
8. Nada de películas de género.
9. Academy 35 mm es el único formato de película aceptado.
10. Los directores no deben ser acreditados.
Tres años después del anuncio del manifiesto, Thomas Vinterberg estrenó la
primera película oficial de Dogma 95. Titulada The Celebration (Festen), la película
fue un éxito instantáneo de crítica y ganó el Premio del Jurado en el Festival de Cine
de Cannes de 1998.
Inspirado por Von Trier, el teclista Money Mark creó un conjunto similar de reglas,
aplicables a la música, para grabar uno de sus álbumes más respetados.
Las reglas del béisbol o del baloncesto definen el juego y rara vez se modifican.
La innovación existe sólo dentro de esas reglas. Como artistas, podemos crear un
nuevo conjunto de reglas cada vez que jugamos. Después de una cuidadosa
consideración, podemos optar por romperlos en medio de un proyecto si un
descubrimiento nos impulsa. Si bien es fácil hacer estos cambios, las reglas no sirven
de mucho si no se toman en serio.
No hay reglas malas o reglas buenas. Solo reglas que se ajusten a la situación y
sirvan al arte, o las que no. Si el objetivo es crear el trabajo más hermoso posible,
entonces las directivas que realmente estén al servicio de ese fin son las correctas
para usar.
La imposición de reglas es más valiosa para un artista que ya ha realizado alguna
obra. Si está establecido en un oficio o campo, las reglas temporales pueden ser útiles
para romper un patrón. Pueden desafiarte a mejorar, innovar y sacar un nuevo lado de
ti mismo o de tu trabajo.
Algunos artistas virtuosos eligen cambiar a instrumentos o medios menos
familiares, porque el desafío los revela como los artistas que realmente son, sin la
distracción de su habilidad técnica.
Establece parámetros que te obliguen a salir de tu zona de confort. Si siempre
escribe en una computadora portátil, intente usar un bloc de notas amarillo. Si eres
diestro, pinta con la mano izquierda. Si basas tus melodías en instrumentales, escribe
una a capela. Si filma con equipo profesional, considere hacer una película completa
solo con la cámara de su teléfono. Si siempre te preparas para los papeles de
actuación a través de la investigación, prueba con una improvisación a ciegas.
Independientemente de lo que elija, elija un marco que rompa su ritmo normal y
vea a dónde lo lleva. Solo por la naturaleza de las limitaciones que establezca, el
trabajo será diferente de lo que ha hecho antes. Poco importa si es mejor. El propósito
es el autodescubrimiento.
Si normalmente escribe párrafos cortos, puede decidir experimentar con párrafos
largos. Puede que no le guste tanto el nuevo formulario, pero probablemente aprenderá
algo en el proceso que mejorará los párrafos cortos. Al romper las reglas, llegará a
tener una mayor comprensión de sus elecciones pasadas.
Un problema para algunos artistas exitosos al considerar cambios en el estilo o el
método es la preocupación por sus seguidores. Preguntan: ¿Vendrá el público al
paseo?
Al explorar nuevos horizontes, es muy posible que pierda algunos admiradores.
También pueden aparecer nuevos fans. Cualquiera que sea el caso, la decisión de
limitar su trabajo a lo familiar es un perjuicio tanto para usted como para su audiencia.
La energía del asombro y el descubrimiento puede perderse al pisar el mismo suelo
una y otra vez.
Una regla es una forma de estructurar la conciencia.
Grandeza
Imagina ir a vivir solo a la cima de una montaña, para siempre. Construyes una casa que
nadie visitará jamás. Aún así, inviertes el tiempo y el esfuerzo para dar forma al espacio
en el que pasarás tus días.
La madera, los platos, las almohadas, todo magnífico. Curado a tu gusto.
Esta es la esencia del gran arte. Lo hacemos con el único propósito de crear nuestra
versión de lo bello, aportando todo de nosotros mismos a cada proyecto, independientemente
de sus parámetros y limitaciones. Considéralo una ofrenda, un acto devocional. Hacemos
lo mejor, como vemos lo mejor, con nuestro propio gusto. De nadie más.
Creamos nuestro arte para que podamos habitarlo nosotros mismos.
La medida de la grandeza es subjetiva, como el arte mismo. no hay dificil
métrico. Estamos actuando para una audiencia de uno.
Si piensas, “No me gusta, pero a alguien más le gustará”, no estás haciendo arte para
ti mismo. Te has encontrado en el negocio del comercio, lo cual está bien; puede que no
sea arte. No hay una línea clara entre los dos. Cuanto más formulada sea su creación,
cuanto más se acerque a la orilla de lo que ha sido popular, menos probable es que se
parezca al arte. Y, de hecho, la creatividad en ese espíritu a menudo falla incluso en sus
propios objetivos. No existe una métrica más válida para predecir lo que alguien más
podría disfrutar que el hecho de que nos guste a nosotros mismos.
Miedo a la crítica. Adjunto a un resultado comercial. Compitiendo con trabajos
anteriores. Restricciones de tiempo y recursos. La aspiración de querer cambiar el mundo.
Y cualquier historia más allá de "Quiero hacer lo mejor que pueda hacer, sea lo que sea"
son fuerzas que socavan la búsqueda de la grandeza.
En lugar de enfocarte en lo que te traerá hacer esto, enfócate en lo que contribuyes a
este arte para hacerlo lo mejor posible, sin
limitación.
Si está creando algo con un propósito únicamente funcional, como un automóvil diseñado
para alcanzar una determinada velocidad máxima, es posible que otras intenciones sean
importantes. Si su proyecto es puramente artístico, redirija su voz interior para enfocarse en la
pura intención creativa.
Con el objetivo de simplemente hacer un gran trabajo, se produce un efecto dominó. Se
establece un estándar para todo lo que hace, lo que no solo puede elevar su trabajo a nuevas
alturas, sino también elevar la vibración de toda su vida. Incluso puede inspirar a otros a hacer
su mejor trabajo. La grandeza engendra grandeza. es infeccioso
Éxito
¿Cómo mediremos el éxito?
No es popularidad, dinero o estima crítica. El éxito se produce en la intimidad del alma.
Llega en el momento en que decides estrenar la obra, antes de exponerla a una única
opinión. Cuando haya hecho todo lo posible para sacar el mayor potencial del trabajo.
Cuando esté satisfecho y listo para dejarlo ir.
El éxito no tiene nada que ver con variables fuera de ti mismo.
Avanzar es un aspecto del éxito. Esto sucede cuando terminamos un trabajo, lo
compartimos y comenzamos un nuevo proyecto.
Lo que venga después de este tranquilo sentimiento de logro está sujeto a las condiciones
del mercado. Condiciones más allá de nosotros. Nuestro llamado es hacer obras hermosas
lo mejor que podamos. A veces serán aplaudidos o premiados, a veces no. Si cuestionamos
nuestro conocimiento interno para intentar predecir lo que a otros les puede gustar, nuestro
mejor trabajo nunca aparecerá.
El éxito popular es un pobre barómetro del trabajo y el valor. Para que un trabajo se conecte
comercialmente, las estrellas deben alinearse y ninguna de ellas se relaciona con lo bueno
que es el proyecto. Puede ser el momento, el mecanismo de distribución, el estado de ánimo
de la cultura o una conexión con los eventos actuales.
Si ocurre una catástrofe global el mismo día que sale un proyecto, el proyecto podría
verse eclipsado. Si ha realizado un cambio de estilo, es posible que sus fans no lo acepten
inicialmente. Si una obra muy esperada por otro
artista se lanza el mismo día, es posible que su proyecto no tenga el mismo impacto. La
mayoría de las variables están completamente fuera de nuestro control. Los únicos que
podemos controlar son hacer nuestro mejor trabajo, compartirlo, comenzar el siguiente y
no mirar hacia atrás.
No es raro anhelar el éxito exterior, con la esperanza de que llene un vacío dentro de
nosotros mismos. Algunos imaginan el logro como un remedio para arreglar o curar una
sensación de no ser suficiente.
Los artistas que trabajan diligentemente para lograr esto rara vez están preparados
para la realidad. La mayoría de los aspectos de la popularidad no son los que se anuncian.
Y el artista suele estar tan vacío como antes, probablemente más.
Si vives con la creencia de que el éxito curará tu dolor, cuando llega el tratamiento y
no funciona, puede llevarte a la desesperanza. Una depresión puede acompañar a la
comprensión de que lo que ha estado persiguiendo la mayor parte de su vida no ha
solucionado sus inseguridades y vulnerabilidades. Lo más probable es que, con lo que
está en juego y las consecuencias ahora más altas, solo haya aumentado la presión.
Y nunca se nos enseña cómo manejar esta decepción épica.
Una audiencia leal puede comenzar a sentirse como una prisión. Un músico puede
comenzar a trabajar en un género en particular porque es el que ama y puede lograr un
gran éxito con él. Si sus gustos cambian, pueden sentirse encadenados a la forma antigua,
porque ahora hay gerentes, publicistas, agentes, asistentes y otros que tienen interés en
su éxito comercial. A nivel personal, incluso pueden vincular su propia identidad con el
estilo de trabajo que han vivido en el pasado.
Cada vez que surge un instinto de movimiento y evolución, es prudente escucharlo.
La alternativa, estar atrapado por el miedo a perder terreno, es un callejón sin salida.
Puede perder el disfrute y la fe en el trabajo porque ya no es fiel a usted. Como resultado,
la obra puede sonar hueca y no atraer a la audiencia de todos modos.
Considere que podría no haber sido su estilo inicial lo que atrajo el éxito, sino su
pasión personal dentro de él. Así que si tu pasión cambia
Claro, síguelo. Tu confianza en tus instintos y entusiasmo es lo que resuena con
los demás.
El mismo resultado puede verse como un gran éxito o un terrible fracaso,
según la perspectiva. Esta percepción puede tener un impulso que se lleva a
cabo a lo largo de la carrera del escritor. Ser etiquetado como un fracaso con un
trabajo que fue exitoso según la mayoría de las otras métricas puede hacer que
avanzar sea mucho más difícil de navegar.
Es por eso que se basa para proteger su comprensión personal del éxito. Y
hacer que cada nuevo trabajo, sin importar dónde se encuentre en la escalera de
la percepción pública, como si no tuviera nada que perder.
Si podemos sintonizarnos con la idea
de hacer cosas y compartirlas sin apegarse al
resultado, es más probable que el trabajo llegue en
su forma más verdadera.
Destacamento conectado
(Posibilidad)
Considere separarse de la historia de su vida a medida que sucede.
El manuscrito de la novela en la que has trabajado durante años se pierde en un incendio.
Tu relación sentimental se rompe cuando pensabas que iba bien.
Pierdes un trabajo que te importa. Por difícil que parezca, busca experimentar eventos como
estos como si estuvieras viendo una película. Estás observando una escena dramática en la
que el protagonista se enfrenta a un desafío aparentemente insuperable.
Eres tú, pero no eres tú.
En lugar de hundirse en el dolor de la angustia o el estrés de ser despedido o el dolor de
la pérdida, si practica el desapego, la respuesta podría ser: no esperaba ese giro en la trama.
Me pregunto qué le sucederá a nuestro héroe a continuación.
Siempre hay una próxima escena, y esa próxima escena puede ser de gran belleza y
plenitud. Los tiempos difíciles fueron la configuración necesaria para permitir que surgieran
estas nuevas posibilidades.
El resultado no es el resultado. La oscuridad no es un punto final, ni lo es la luz del día.
Viven en un ciclo de desarrollo continuo, mutuamente dependiente.
Ni es malo ni es bueno. Simplemente existen.
Esta práctica, de nunca asumir que una experiencia que tienes es toda la historia, te
apoyará en una vida de posibilidad abierta y ecuanimidad. Cuando nos enfocamos
obsesivamente en estos eventos, pueden parecer catastróficos. Pero son solo un pequeño
aspecto de una vida más grande, y cuanto más retrocedes, más pequeña se vuelve cada
experiencia.
Acercar y obsesionarse. Alejar y observar. Llegamos a elegir.
Cuando llegamos a un callejón sin salida, podemos experimentar sentimientos de desesperanza.
La capacidad de permanecer fuera de la historia, retroceder y ver nuevos caminos hacia y alrededor
de un desafío será de uso ilimitado.
Si permitimos que este principio trabaje en nosotros mientras trabajamos en él, nuestra
imaginación nos libera de la red de historias personales y culturales que nos envuelven. El arte tiene
el poder de sacarnos de nuestra paralización, abrir nuestras mentes a lo que es posible y
reconectarnos con la energía eterna que se mueve a través de todas las cosas.
el extasiado
¿Alguna vez te has sentido atraído, como en trance, mientras escuchas una pieza
musical? ¿Qué tal mientras lee un libro o contempla una pintura?
Para empezar, esta puede ser una de las razones por las que te sientes atraído por
el trabajo creativo: el recuerdo, la experiencia recurrente, la alegría sensorial. Es como
morder una fruta en su punto máximo de madurez.
Piensa ahora en todo lo que contiene una obra que antecede al momento del
equilibrio perfecto. Todos los experimentos que no dan en el blanco. Las ideas que no
van a ninguna parte. Las decisiones difíciles que se toman. Los pequeños ajustes que
parecen cambiarlo todo.
¿Cuál es la prueba que utiliza un artista en esos momentos cruciales del proceso?
¿Cómo sabes cuándo el trabajo, y el trabajo, es bueno?
¿Cómo puedes saber cuándo te estás moviendo en la dirección correcta? ¿Cómo se ve
el movimiento hacia adelante?
Se podría decir que es un sentimiento. Una voz interior. Un susurro silencioso que te
hace reír. Una energía que entra en la habitación y posee el cuerpo. Llámalo alegría,
asombro o euforia. Cuando de repente prevalece una sensación de armonía y plenitud.
Es un surgimiento del éxtasis.
El éxtasis es nuestra brújula, apuntando a nuestro verdadero norte. Surge
genuinamente en el proceso de creación. Estás trabajando y luchando, y de repente
notas un cambio. Una revelación. Se hace un pequeño ajuste, se revela un nuevo ángulo
y te deja sin aliento.
Puede surgir incluso del detalle más aparentemente mundano. El cambio de una
palabra en una oración. Instantáneamente, el pasaje se transforma de una tontería a una
poesía, y todo encaja en su lugar.
Un artista estará en medio de la creación, y el trabajo puede parecer anodino por un
tiempo. De repente, se produce un cambio o se revela un momento, y la misma pieza ahora
parece extraordinaria.
Se necesitaba tan poco para dar el salto de la mediocridad a la grandeza. El salto no
siempre se puede entender, pero cuando sucede, es claro y vivificante.
Esto puede ocurrir en cualquier momento durante un proyecto. Es posible que te estés
moviendo en la zona neutral durante algún tiempo. Tocas una nueva nota y de repente te
sientes magnetizado. Estas comprometida. Te inclinas hacia adelante y sientes una oleada de
energía, como una oración contestada.
Este sentimiento es la afirmación de que estás en el camino correcto. Es un empujón para
seguir adelante. Una señal de que estás trabajando en la dirección de la grandeza, que hay
una verdad más profunda en lo que estás haciendo. Está basado en algo digno.
Esta epifanía es el corazón de la creatividad. Es algo que sentimos en todo nuestro cuerpo.
Nos hace llamar la atención y acelerar los latidos de nuestro corazón, o reírnos de la sorpresa.
Nos permite vislumbrar un ideal superior, abriendo nuevas posibilidades en nosotros que no
sabíamos que existían. Es tan vigorizante que hace que valga la pena hacer todas las partes
laboriosas y menos interesantes del trabajo.
Estamos buscando estos eventos: los momentos en que los puntos se conectan. Nosotros
deléitate con la satisfacción de ver toda la forma enfocada con claridad.
La naturaleza del éxtasis es animal. Una reacción visceral, centrada en el cuerpo, no cerebral.
No tiene que tener sentido. No está destinado a ser entendido. Está ahí para guiarnos.
El intelecto puede ayudar a completar el trabajo, y puede descifrar lo que impulsa nuestro
deleite en retrospectiva, pero hacer arte depende de salir de nuestras cabezas. Parte de la
belleza de la creación es que podemos sorprendernos a nosotros mismos y hacer algo más
grande de lo que somos capaces de entender en ese momento, si es que alguna vez podemos.
Las ideas y emociones latentes que se esconden en capas más profundas de la psique
pueden encontrar su camino en nuestras letras, escenas y lienzos. Muchos artistas se dan
cuenta mucho después de que se publica su trabajo de que en realidad era una forma de
confesión pública sorprendentemente vulnerable y críptica. Una parte de ellos estaba tratando
de encontrar una resolución o de encontrar una voz.
La profundidad de nuestro trabajo no necesariamente importa. Aunque cuando sigues tus
reacciones corporales instintivas, a menudo llegarás a lugares más profundos de lo que llegarías
de otra manera.
El éxtasis se puede experimentar de diferentes maneras. A veces, es una sensación de
emoción relajada, como cuando te hacen una pregunta que crees que no sabes la respuesta,
pero te encuentras respondiendo perfectamente desde un sentido más profundo de conocimiento.
Un aumento de energía en el cuerpo puede crear una confianza tranquila y vigorizante.
Otras veces, es un momento de asombro, cuando sientes emociones tan poderosas que no
puedes creer que estén sucediendo. Ellos sacuden tu realidad y te empujan a una sensación de
incredulidad. Como darse cuenta de que está conduciendo hacia el tráfico que se aproxima.
Luego hay un tercer tipo, en el que eres suavemente transportado fuera de la realidad, sin
saberlo. Mientras escucha una canción, puede encontrarse cerrando los ojos y siendo llevado a
alguna parte. Cuando termina, estás casi desconcertado al encontrarte de nuevo en tu cuerpo.
Como si despertara de un sueño espontáneo.
Sintonízate con estos sentimientos en tu trabajo creativo. Busque las reacciones internas.
De todas las experiencias que ocurren durante el proceso creativo, tocar el éxtasis y permitir
que guíe nuestra mano son las más profundas y preciosas.
Punto de referencia
De vez en cuando, escuchas una nueva grabación de un artista que has estado siguiendo durante
un período de tiempo y que está abriendo nuevos caminos extraños.
Se siente extraño escuchar el trabajo al principio. Parece desconocido. No tienes
contexto para ello. Puede que no estés seguro de que te guste. Incluso puedes rechazarlo.
Todavía estás obligado a escuchar una y otra vez. Un nuevo patrón comienza a surgir en tu
cerebro. Lo que era extraño se vuelve un poco más familiar. Empiezas a ver cómo se conecta con lo
que vino antes. Comienza a hacer clic en tu mente, te guste o no.
Y luego, un día, te das cuenta de que no puedes vivir sin él.
Cuando un artista querido frustra nuestras expectativas o un nuevo artista desafía los
precedentes conocidos, puede resultar confuso. Inicialmente, el trabajo puede sentirse insatisfactorio
o sin ningún interés. Una vez que superemos el obstáculo de adaptarnos a la nueva paleta, estos
pueden terminar siendo nuestros trabajos favoritos. Por el contrario, las obras que nos gustan de
inmediato pueden no tener el mismo poder en el futuro.
El mismo fenómeno puede ocurrir al hacer nuestro propio trabajo.
Si está buscando soluciones a un problema, o un nuevo proyecto para comenzar, puede
reaccionar de manera muy negativa a una opción que surja. Esto puede ser cuando la idea es tan
nueva que no tienes ningún contexto para ella. Cuando no tenemos contexto, las nuevas ideas
parecen extrañas o incómodas.
A veces, las ideas que menos se ajustan a nuestras expectativas son las más innovadoras. Por
definición, las ideas revolucionarias no tienen contexto. Ellos inventan los suyos.
Cuando inicialmente experimentamos lo radicalmente nuevo, nuestro primer instinto
podría ser rechazarlo y pensar, esto no es para mí. Y a veces puede que no lo sea.
Otras veces podría conducir a nuestro trabajo más importante y duradero.
Sea consciente de las respuestas fuertes. Si una experiencia lo apaga de inmediato,
vale la pena examinar por qué. Las reacciones poderosas a menudo indican pozos más
profundos de significado. Y tal vez al explorarlos, lo guiarán al siguiente paso en su camino
creativo.
no competencia
El arte se trata del creador.
Su objetivo: ser una expresión de lo que somos.
Esto hace que la competencia sea absurda. El campo de juego de cada artista es
específico para ellos. Estás creando el trabajo que mejor te representa. Otro artista está
haciendo la obra que mejor los representa. Los dos no se pueden medir uno contra el otro.
El arte se relaciona con el artista que lo crea y la contribución única que aportan a la cultura.
Algunos pueden argumentar que la competencia inspira grandeza. El desafío de superar
lo que otros han logrado puede actuar como un incentivo para superar nuestros límites
creativos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esta energía de competencia oscila a
una vibración más baja.
Querer superar a otro artista o hacer un trabajo mejor que el suyo rara vez resulta en
una verdadera grandeza. Tampoco es una mentalidad que tenga un impacto saludable en
el resto de nuestras vidas. Como señaló Theodore Roosevelt, la comparación es la ladrona
de la alegría. Además, ¿por qué querríamos crear con el propósito de disminuir a alguien
más?
Sin embargo, cuando otra gran obra nos inspira a elevar la nuestra, la energía es
diferente. Ver el listón elevado en nuestro campo puede animarnos a llegar aún más alto.
Esta energía de levantarse para encontrarse es bastante diferente de la de conquistar.
Cuando Brian Wilson escuchó por primera vez el Rubber Soul de los Beatles, su mente
quedó alucinada. “Si alguna vez hago algo en mi vida, voy a hacer un buen álbum”, pensó
en ese momento. Continuó explicando: “Estaba tan feliz de escucharlo que fui y comencé
a escribir 'Sólo Dios lo sabe'. ”
Sentirse feliz por el mejor trabajo de otra persona y luego dejar que lo inspire
que estés a la altura de las circunstancias, no es competencia. Es colaboración.
Cuando Paul McCartney escuchó el álbum resultante de los Beach Boys, Pet Sounds, él
también se quedó boquiabierto y se echó a llorar, proclamando que "God Only Knows" era para
sus oídos la mejor canción jamás escrita. Animados por la experiencia, los Beatles tocaron Pet
Sounds una y otra vez mientras creaban otra obra maestra, Sgt. Banda del Club de Corazones
Solitarios de Pepper. “Sin Pet Sounds, sargento. Pepper nunca hubiera sucedido”, dijo el
productor de los Beatles, George Martin. “Pepper fue un intento de igualar a Pet Sounds”.
Este ir y venir creativo no se basó en la competencia comercial, se basó en el amor mutuo.
Y todos somos los beneficiarios de esta espiral ascendente hacia la magnificencia.
No existe un sistema que pueda clasificar qué trabajo refleja mejor al creador. El gran arte es
una invitación que llama a los creadores de todo el mundo a esforzarse por alcanzar niveles aún
más altos y profundos.
Hay otro tipo de competitividad que podría verse como una ganancia infinita: una historia que
puede seguir desarrollándose a lo largo de la vida de un artista.
Esta es la competencia con uno mismo.
Piensa en la autocompetencia como una búsqueda de evolución. El objetivo no es superar
nuestro otro trabajo. Es hacer que las cosas avancen y crear una sensación de progresión.
Crecimiento sobre superioridad.
Nuestra habilidad y gusto pueden evolucionar, produciendo diferentes obras con el tiempo,
pero ninguna puede ser evaluada como más o menos que otra. Son instantáneas diferentes de
quiénes somos y quiénes éramos. Todos ellos son nuestro mejor trabajo en el momento en que
fueron creados.
Con cada nuevo proyecto, nos desafiamos a nosotros mismos a reflejar de la manera más
hermosa lo que vive en nosotros en ese período de tiempo en particular.
En este espíritu de autocompetencia, hágase la tarea de ir más allá y empujar hacia
lo inesperado. No te detengas ni siquiera en la grandeza. Aventúrate más allá.
Esencia
Todo el trabajo que hacemos, por complejo que sea, tiene una esencia subyacente. Una
identidad central o estructura fundamental, como un esqueleto que sostiene la carne.
Algunos podrían llamarlo un “isness”.
Si un niño hace un dibujo de una casa, puede tener una ventana, un techo y una puerta.
Si quitas la ventana y miras la imagen, sigue siendo una casa. Si quitas la puerta, sigue
siendo una casa. Si quitas el techo y las paredes exteriores, y dejas la ventana y la puerta,
ya no está claro si sigue siendo una casa.
De la misma manera, cada obra de arte tiene una característica única y vivificante que
la convierte en lo que es. Puede ser el tema, el principio organizador, el punto de vista del
artista, la calidad de la actuación, los materiales, el estado de ánimo transmitido o una
combinación de elementos. Cualquiera de estos puede desempeñar un papel en la
formación de la esencia.
Si un escultor hace una obra en piedra o en arcilla, la experiencia de esa obra es muy
diferente. Sin embargo, una obra de piedra y una de barro pueden tener la
misma esencia.
La esencia siempre está ahí, y nuestro trabajo en la fase de Artesanía no es oscurecerla.
La esencia de una obra también puede cambiar, desde que comienza hasta que termina.
A medida que refina el trabajo, agrega elementos y mueve piezas, puede surgir una esencia
nueva y diferente.
A veces es posible que aún no conozcas la esencia cuando estás ocupado en el
trabajo. Simplemente estás experimentando y jugando. Cuando terminas con algo que te
gusta, puedes llegar a darte cuenta de cuál es la esencia.
Destilar una obra para acercarla lo más posible a su esencia es una práctica útil e
informativa. Observe cuántas piezas puede quitar antes de que el trabajo que está
haciendo deje de ser el trabajo que está haciendo.
Refinarlo hasta el punto en que quede desnudo, en su forma menos decorativa pero
aún intacta. Sin nada adicional. A veces la ornamentación puede ser de utilidad, a
menudo no. Menos es generalmente más.
Si tiene dos unidades que desea unir, ya sean dos oraciones o dos partes de una
canción, puede haber una gran cantidad de poder al hacerlo sin usar una transición.
Trate de encontrar la forma más simple y elegante de expresar un punto, con la menor
cantidad de información.
Si hay alguna duda sobre si un elemento sirve a la pieza, probablemente sea una
buena idea dejarlo ir. Algunos artistas se vuelven supersticiosos a la hora de eliminar
aspectos de una obra, como si eso hiciera que el proyecto se evaporara ante sus ojos.
Por lo tanto, vale la pena recordar que cualquier cosa que se quite siempre se puede
volver a colocar más tarde, si es necesario.
La perfección finalmente se obtiene no cuando ya no hay nada que agregar,
sino cuando ya no hay nada que quitar.
—Antoine de SaintExupéry, Viento, arena y estrellas
Al final, la
suma total de la esencia de
nuestras obras individuales
puede servir como reflexión.
Cuanto más nos
acerquemos a la verdadera esencia
de cada obra, más pronto, en
algún momento, nos
darán pistas sobre la nuestra.
Libros apócrifos
Todo artista tiene héroes.
Creadores con cuyo trabajo nos conectamos, cuyos métodos aspiramos, cuyas palabras
apreciamos. Estos talentos excepcionales pueden parecer más allá de los humanos, como
figuras mitológicas.
Desde la distancia, ¿qué podemos saber que es verdad?
Sin presenciar la creación real de una obra amada, es imposible saber qué sucedió
realmente. Y si observáramos el proceso con nuestros propios ojos, nuestro relato sería, en el
mejor de los casos, una interpretación externa.
Las historias sobre cómo se hacen las obras y los rituales de los artistas que las hacen
son generalmente exageradas y, a menudo, pura ficción.
Una obra de arte sucede naturalmente, por sí sola. Podemos preguntarnos de dónde
provino la idea subyacente y cómo se juntó cada elemento individual para producir tal obra
maestra. Pero nadie sabe cómo o por qué suceden estas cosas. A menudo, ni siquiera el
fabricante.
En los casos en que el artista cree que sabe, su interpretación puede no ser precisa o la
historia completa.
Vivimos en un mundo misterioso lleno de incertidumbres. Y regularmente hacemos
suposiciones para explicarlos. Aceptar la complejidad de nuestra experiencia humana nos
permite salir de nuestro estado natural de confusión. Para sobrevivir.
Generalmente nuestras explicaciones son conjeturas. Estas vagas hipótesis se fijan en
nuestras mentes como un hecho. Somos máquinas de interpretación, y este proceso de
etiquetar y separar es eficiente pero no exacto. Somos los narradores poco fiables de nuestra
propia experiencia.
Entonces, cuando un artista crea un trabajo que se ensambla por una mano invisible, y
luego se analiza el proceso, lo que obtenemos es más narración. Esto es historia del arte.
La realidad del arte es para siempre desconocida.
Estas historias pueden ser interesantes y divertidas de pensar. Pero creer que un método
específico es responsable de la calidad de un trabajo es engañoso.
Especialmente si te lleva a repetir ese proceso con la esperanza de lograr un resultado
similar.
Las figuras legendarias del arte y la historia a veces se presentan como deidades. Es
contraproducente medirnos con ellos porque nunca existieron como tales. Son seres con
vulnerabilidades y defectos típicos de los humanos, como nosotros.
Cada artista trabaja con su propio equilibrio de fortalezas y debilidades.
Y no existe una regla de que las fortalezas más loables o la autodestrucción idealizada
equivalgan a un mejor arte. Expresarse es todo lo que importa.
Todo arte es una forma de poesía. Siempre está cambiando, nunca fijo. Podemos pensar
que sabemos lo que significa una pieza que hicimos, pero con el tiempo esa interpretación
puede cambiar. El creador deja de ser creador una vez terminada la obra.
Luego se convierten en el espectador. Y el espectador puede aportar tanto de su propio
significado a una pieza como el creador.
Nunca sabremos el verdadero significado de una obra. Es útil recordar que hay fuerzas
en juego más allá de nuestra comprensión. Hagamos arte, y dejemos que otros hagan las
historias.
Estamos tratando en un reino mágico.
Nadie sabe por qué o cómo funciona.
Desconectandose
(Voces socavadoras)
Podemos tardar años, incluso décadas, en crear nuestro primer proyecto. Por lo general, se
desarrolla en el vacío, de manera ordinaria, en una conversación principalmente con nosotros
mismos.
Después de compartirlo, pueden surgir influencias externas. Aparece una audiencia, ya sea
de amigos o de grandes grupos de extraños. Pueden inscribirse personas físicas y empresas con
intereses comerciales. Y a medida que comenzamos a trabajar en nuestro próximo proyecto, es
posible que voces externas fuertes nos hablen desde el margen, influyéndonos en diferentes
direcciones creativas. Exigir el trabajo ahora, sin preocupación por la calidad.
A medida que estas voces entran en la cabeza de un artista (preocupación por plazos,
acuerdos, ventas, atención de los medios, imagen pública, personal, gastos generales, aumentar
la audiencia, mantener la base de fans existente), pueden socavar nuestro enfoque. La intención
de nuestro arte puede pasar de la autoexpresión a la autosuficiencia. Desde elecciones creativas
hasta decisiones comerciales.
La clave para navegar esta fase de un viaje artístico es aprender a desconectarse. Para
evitar que las presiones externas entren en nuestro proceso interno e interfieran con el estado
creativo puro.
Ayuda recordar la mentalidad clara que produjo el primer trabajo y
permitió que el éxito sucediera originalmente.
Deje de lado no solo las preocupaciones comerciales, sino también las necesidades y
pensamientos de estas voces externas. Manténgalos fuera de su conciencia mientras busca su
mejor trabajo.
Cuando puedes concentrarte únicamente en la creatividad y trabajar en un espacio
sagrado, todos se benefician. Y todas las demás prioridades están atendidas.
En cualquier etapa de una carrera, el crítico en su cabeza puede hacer oír su voz.
Repitiendo que no eres lo suficientemente talentoso. Tu idea no es lo suficientemente buena.
El arte no es una inversión valiosa de su tiempo. El resultado no será bien recibido. Eres un
fracaso.
O puede haber una voz contraria que te diga que todo lo que haces es
perfecto y serás el fenómeno más grande que el mundo haya visto jamás.
La mayoría de las veces, estas son voces externas que fueron absorbidas temprano en
la vida. Tal vez un padre, maestro o mentor crítico o cariñoso. Estas voces no son las
nuestras. Hemos internalizado el juicio de otra persona. Por lo tanto, puede encontrarse con
la misma indiferencia que la otra charla aleatoria.
Cualquier presión que sienta alrededor del trabajo, desde adentro o desde afuera, es una
señal para un autoexamen. El objetivo del artista es mantenerse puro y sin ataduras. Para
evitar dejar que el estrés, la responsabilidad, el miedo y la dependencia de un resultado en
particular lo distraigan. Y si lo hace, nunca es demasiado tarde para reiniciar.
El primer paso de la limpieza es el reconocimiento. Observe que siente el peso de la
autocrítica o la presión de estar a la altura de las expectativas. Y recuerda que el éxito
comercial está completamente fuera de tu control. Todo lo que importa es que estás haciendo
algo que amas, lo mejor que puedes, aquí y ahora.
Trabajar para liberarse de las voces internas es una especie de meditación. Deje a un
lado todas las preocupaciones por un período de tiempo y diga, solo me voy a centrar en
esta única práctica: hacer un gran trabajo.
Si surgen distracciones durante ese período, no las ignore ni se concentre en ellas. No
les des ninguna energía en absoluto. Déjalos pasar, como las nubes que se abren alrededor
de una montaña.
Participar regularmente en esta práctica desarrolla el músculo de la intención enfocada,
que puedes usar en todo lo que haces. Eventualmente, desconectando el
socavar las voces y perderse en el trabajo no será un esfuerzo de voluntad,
sino una habilidad ganada.
Conciencia de sí mismo
De niños, a pocos de nosotros se nos enseña a comprender y priorizar nuestros sentimientos.
En su mayor parte, el sistema educativo no nos pide que accedamos a nuestra sensibilidad, sino
que seamos obedientes. Para hacer lo que se espera. Nuestro espíritu independiente natural
está domesticado. El libre pensamiento está restringido. Hay un conjunto de reglas y expectativas
que se nos imponen y que no se trata de explorar quiénes somos o de lo que somos capaces.
El sistema no está aquí para nuestro beneficio. Nos retiene como individuos para apoyar su
propia existencia continua. Esto es particularmente perjudicial para el pensamiento independiente
y la libre expresión. Como artistas, nuestra misión no es encajar ni amoldarse al pensamiento
popular. Nuestro propósito es valorar y desarrollar nuestra comprensión de nosotros mismos y
del mundo que nos rodea.
Ser consciente de sí mismo es tener la capacidad de sintonizar lo que pensamos, cómo nos
sentimos y cuánto lo sentimos sin interferencias. Para notar cómo notamos el mundo exterior.
Una habilidad bien afinada para expandir y refinar nuestra autoconciencia es la clave para
hacer obras reveladoras. A veces hay muchas versiones de bastante bueno.
¿Cómo sabemos cuándo llegamos a la grandeza?
La autoconciencia nos permite escuchar lo que sucede en el cuerpo y notar los cambios
energéticos que nos empujan hacia adelante o nos alejan.
A veces son sutiles, otras intensas.
Nuestra definición de autoconciencia como artistas se relaciona directamente con la forma
en que nos sintonizamos con nuestra experiencia interna, no con la forma en que somos
percibidos externamente. Cuanto más nos identificamos con nuestro yo tal como existe a través
de los ojos de los demás, más desconectados nos volvemos y menos energía tenemos para extraer.
Extendemos nuestro alcance hacia una conciencia superior. Liberar el apego a
nuestro yo percibido y las limitaciones. No buscamos definirnos a nosotros mismos,
sino expandirnos, sintonizarnos con nuestra naturaleza ilimitada y conexión con todo
lo que es.
La autoconciencia es una trascendencia. Un abandono del ego. Un dejar ir.
Esta noción puede parecer esquiva, porque al mismo tiempo incluye sintonizarse
con uno mismo y rendirse a sí mismo. Sin embargo, estos no son tan contradictorios
como pueden parecer. Como artistas, estamos en una búsqueda continua para
acercarnos al universo acercándonos a nosotros mismos. Acercándonos cada vez
más al punto en el que ya no podemos decir dónde comienza uno y termina el otro.
Estamos en un viaje metafísico distante desde el aquí hasta el ahora.
Es útil trabajar como si el proyecto en el que estás
involucrado fuera más grande que tú.
Justo ante nuestros ojos
Los artistas ocasionalmente experimentan una sensación de estancamiento. Un bloque. Esto
no se debe a que el flujo de creatividad se haya detenido. no puede Esta energía generativa es
incesante. Puede ser que estemos eligiendo no comprometernos con eso.
Piense en un callejón sin salida artístico como otro tipo de creación. Un bloque de su propia
fabricación. Una decisión, consciente o inconsciente, de no participar en la corriente de energía
productiva que está disponible para nosotros en todo momento.
Cuando nos sentimos constreñidos, podemos comenzar a crear una apertura a través de
la rendición. Si dejamos de lado nuestros pensamientos analíticos, el flujo podría encontrar un
camino a través de nosotros más fácilmente. Podemos ser y hacer, en lugar de pensar e
intentar. Crear en el presente, en lugar de anticipar el futuro.
Cada vez que nos rendimos, podemos llegar a encontrar que la respuesta que buscamos
está justo ante nuestros ojos. Surge una nueva idea. Un objeto en la habitación inspira.
Los sentimientos en el cuerpo se amplifican.
Vale la pena considerar esto en momentos difíciles cuando parecemos estar estancados,
haber perdido el rumbo, no tener nada que dar.
¿Y si todo esto es una historia?
Tenga cuidado de no abandonar un proyecto prematuramente porque ha cedido al pensamiento
de todo o nada. He visto a varios artistas iniciar proyectos y desecharlos por esta misma razón.
Es fácil crear una pieza, reconocer un defecto y querer descartar todo el trabajo. Este reflejo
ocurre en todas las áreas de la vida.
Cuando mire el trabajo, practique ver realmente lo que hay allí, sin un sesgo de negatividad.
Esté abierto a ver tanto la fuerza como la debilidad, en lugar de
enfocándose en la debilidad y permitiendo que abrume la fuerza. Puede llegar a darse cuenta
de que el 80 por ciento del trabajo es bastante bueno, y si el otro 20 por ciento encaja de la
manera correcta, el trabajo se vuelve magnífico. Esto es mucho mejor que destrozar el trabajo
porque una pequeña parte no encaja perfectamente.
Cuando reconozca una debilidad, siempre considere cómo podría eliminarse o mejorarse
antes de descartar la pieza completa.
¿Qué pasa si la fuente de la creatividad está siempre ahí, llamando pacientemente a las
puertas de nuestra percepción, esperando que abramos las cerraduras?
Si está abierto y atento a lo
que sucede, las
respuestas se revelarán.
Un susurro fuera del tiempo
Es común que un artista cuestione el peso de sus ideas.
Un proceso creativo de cinco años podría haber comenzado con un momento fugaz en un
sueño o un comentario escuchado en un estacionamiento. En retrospectiva, esta pequeña
semilla que nos condujo por un camino sinuoso puede parecer insignificante. Podríamos
preguntarnos si es lo suficientemente grande o si la dirección es lo suficientemente importante
como para seguir viajando.
Al recolectar semillas para comenzar nuestro trabajo, podemos sentirnos tentados a buscar
una gran señal antes de comprometernos. Un trueno para asegurarnos que hemos encontrado
el camino correcto. Podemos descartar ideas que no parecen de gran importancia o magnitud.
Pero el tamaño no importa. El volumen no es igual al valor.
No podemos sopesar el material de origen en función del impacto inicial que tiene al llegar.
A veces, la semilla más pequeña se convierte en el árbol más grande. La idea más inocente
puede conducir a la escritura más consecuente. Las percepciones triviales pueden abrir las
puertas a mundos nuevos y vastos. El mensaje más delicado puede ser de la mayor importancia.
Incluso si la semilla no es más que lo que notamos, una percepción momentánea, un
pensamiento inesperado, incluso el eco de un recuerdo, es suficiente.
Muy a menudo, los indicios de inspiración y dirección de la Fuente son pequeños.
Aparecen como diminutas señales que viajan por el vacío del espacio, silenciosas y sutiles,
como un susurro.
Para escuchar susurros, la mente también debe estar tranquila. Prestamos mucha atención en todos los
frentes. Nuestras antenas sintonizadas con sensibilidad.
Impulsar nuestra receptividad puede requerir una relajación del esfuerzo. Si estamos tratando de
resolver un problema, intentarlo puede interponerse en el camino. Chapotear en un estanque levanta nubes
de suciedad en el agua clara. Al relajar la mente, podemos tener mayor claridad para escuchar el susurro
cuando llega.
Además de la meditación, podemos aferrarnos suavemente a una pregunta y salir a caminar, nadar o
conducir. No se está trabajando en la pregunta, solo se mantiene vagamente en la conciencia. Lo estamos
planteando suavemente al Universo y abriéndonos para recibir una respuesta.
A veces las palabras parecen surgir del exterior y otras veces del interior. Cualquiera que sea la ruta
por la que llegue la información, permitimos que llegue por gracia, no por esfuerzo. El susurro no se puede
luchar para que exista, solo se le da la bienvenida con un estado mental abierto.
Espera una sorpresa
Si prestamos atención, podemos notar que algunas de nuestras elecciones artísticas más
interesantes surgen por accidente. Surgiendo de momentos de comunión con la obra, cuando
el yo desaparece. A veces se sienten como errores.
Estos errores son el subconsciente comprometido en la resolución de problemas. Son una
especie de desliz freudiano creativo, donde una parte más profunda de ti anula tu intención
consciente y ofrece una solución elegante. Cuando se le pregunte cómo sucedió, puede decir
que no sabe. Simplemente vino a través de ti en el
momento.
Con el tiempo, nos acostumbramos a vivir momentos difíciles de explicar. Momentos en los
que le das al arte exactamente lo que necesita, sin proponértelo, en los que la solución parece
surgir sin tu intervención.
Con el tiempo, aprendemos a contar de la mano de lo desconocido.
Para algunos artistas, ser sorprendido es una experiencia rara. Pero es posible
cultiva este don a través de la invitación.
Una forma es dejando ir el control. Suelte todas las expectativas sobre lo que será el trabajo.
Aborde el proceso con humildad y lo inesperado lo visitará más a menudo. A muchos de
nosotros se nos enseña a crear por pura voluntad. Si elegimos rendirnos, las ideas que quieren
pasar a través de nosotros no serán bloqueadas.
Es similar a escribir un libro siguiendo un esquema detallado. Deje a un lado el esquema,
escriba sin mapa y vea qué sucede. La premisa con la que comienzas podría convertirse en
algo más. Algo que no podrías haber planeado
y nunca habría surgido si estuviera obligado a seguir un guión en particular.
Con tu intención establecida y el destino desconocido, eres libre de entregar
tu mente consciente, sumergirte en la corriente embravecida de energía creativa
y ver aparecer lo inesperado, una y otra vez.
Como cada pequeña sorpresa conduce a otra, pronto encontrarás la mayor
sorpresa:
aprendes a confiar en ti mismo, en el universo, con el universo, como un canal
único hacia una sabiduría superior.
Esta inteligencia está más allá de nuestra comprensión. Por la gracia, es
accesible a todos.
Vivir en el descubrimiento es en todo momento
preferible a vivir a través de suposiciones.
Grandes expectativas
Al comenzar un nuevo proyecto, a menudo nos encontramos con ansiedad. Nos visita a casi todos,
sin importar cuán experimentados, exitosos o bien preparados seamos.
Al enfrentarse al vacío, hay una tensión de opuestos. Existe un entusiasmo por la posibilidad
de que algo grandioso pueda realizarse y un temor de que no lo sea.
Y el resultado está fuera de nuestro control.
El peso de nuestras expectativas puede volverse pesado. Al igual que el miedo de que nosotros
no están a la altura de la tarea. ¿Qué pasa si no podemos lograrlo esta vez?
Lo que ayuda a mantener a raya estas preocupaciones y seguir adelante es la confianza en el
proceso.
Cuando nos sentemos a trabajar, recuerde que el resultado está fuera de nuestro control. Si
estamos dispuestos a dar cada paso hacia lo desconocido con agallas y determinación, llevando
con nosotros todo nuestro conocimiento acumulado, finalmente llegaremos a donde vamos. Es
posible que este destino no sea uno que hayamos elegido de antemano. Probablemente será más
interesante.
No se trata de una creencia ciega en ti mismo. Es una cuestión de fe experimental.
No trabajas como evangelista, esperando milagros, sino como científico, probando, ajustando y
probando de nuevo. Experimentar y construir sobre los resultados. La fe es recompensada, quizás
incluso más que el talento o la habilidad.
Después de todo, ¿cómo podemos ofrecerle al arte lo que necesita sin una confianza ciega?
Estamos obligados a creer en algo que no existe para permitir que llegue a existir.
Cuando aún no sabemos a dónde vamos, no esperamos. Avanzamos en la oscuridad.
Si nada de lo que intentamos produce progreso, confiamos en la fe y la voluntad.
Podemos dar varios pasos hacia atrás en la secuencia para avanzar.
Si hacemos diez experimentos y ninguno funciona, tenemos una opción. Podemos
tomarlo como algo personal, pensar en nosotros mismos como un fracaso y cuestionar
nuestra capacidad para resolver el problema. O podemos reconocer que hemos
descartado diez formas que no funcionan, acercándonos mucho más a una solución.
Para el artista, cuyo trabajo es probar posibilidades, el éxito es tanto descartar una
solución como encontrar una que funcione.
En el proceso de experimentación, nos permitimos cometer errores, ir demasiado
lejos, ir aún más lejos, ser ineptos. No existe el fracaso, ya que cada paso que damos
es necesario para llegar a nuestro destino, incluidos los traspiés. Cada experimento es
valioso a su manera si aprendemos algo de él. Incluso si no podemos comprender su
valor, todavía estamos practicando nuestro oficio, acercándonos cada vez más a la
maestría.
Con fe inquebrantable, trabajamos bajo el supuesto de que el problema ya está
resuelto. La respuesta está ahí fuera, tal vez sea obvia. Simplemente no lo hemos
encontrado todavía.
Con el tiempo, a medida que completa más proyectos, crece esta fe en la
experimentación. Puede mantener altas expectativas, avanzar con paciencia y confiar
en el misterioso desarrollo que se desarrolla ante usted. Con el entendimiento de que el
proceso lo llevará a donde se dirige. Dondequiera que eso se revele. Y la naturaleza
mágica del desarrollo nunca deja de dejarnos sin aliento.
lejos.
A veces los errores
son lo que hace grande a una obra.
La humanidad respira errores.
Franqueza
Nuestras mentes buscan reglas y límites. Al intentar navegar por un mundo grande e incierto,
desarrollamos creencias que nos brindan un marco coherente, opciones reducidas y una
falsa sensación de certeza.
Antes de la civilización, el mundo natural era mucho más peligroso. Para que los
humanos sobrevivieran, teníamos que evaluar las situaciones y analizar la información rápidamente.
Este instinto de supervivencia persiste hoy. Con la abrumadora cantidad de información
disponible, dependemos más que nunca de la categorización, el etiquetado y los atajos.
Pocos tienen el tiempo y la experiencia para evaluar cada nueva elección con una mente
completamente abierta e imparcial. También hay una sensación de seguridad en la reducción
de nuestro mundo para hacerlo más manejable.
El artista no valora la seguridad y la pequeñez. Reducir nuestra paleta para que se ajuste
al perímetro de creencias limitadas suprime el trabajo. Las nuevas posibilidades creativas y
las fuentes de inspiración están bloqueadas a la vista. Si un artista sigue tocando la misma
nota, eventualmente la audiencia pierde interés.
Hay un embotamiento en la monotonía. En cierto punto del viaje del creador, la mente
puede volverse más resistente a nuevos métodos o nuevos estilos de expresión. Una rutina
que alguna vez fue útil podría, con el tiempo, convertirse en una forma de trabajo limitada y
fija. Para salir de esta mentalidad, nuestro encargo es suavizarnos, volvernos más porosos y
dejar entrar más luz.
Para mantener la evolución de la producción artística, reponga continuamente el
recipiente del que proviene. Y extienda activamente su punto de vista.
Invita creencias diferentes a las que tienes y trata de ver más allá de tu propio filtro.
Experimenta deliberadamente más allá de los límites de tu gusto. Examine los enfoques que
puede descartar como demasiado intelectuales o vulgares.
¿Qué podemos aprender de estos extremos? ¿Cuáles son las sorpresas inesperadas?
¿Qué puerta cerrada podría abrirse en tu trabajo?
Considere expandir esta práctica a las relaciones también. Cuando los comentarios o el
método de un colaborador parezcan cuestionables y entren en conflicto con su configuración
predeterminada, reformule esto como una oportunidad emocionante. Haz todo lo que puedas
para ver desde su perspectiva y comprender su punto de vista, en lugar de defender el tuyo.
Además de resolver el problema en cuestión, es posible que descubras algo nuevo sobre ti
mismo y te des cuenta de los límites que te encajonan.
El corazón de la mente abierta es la curiosidad. La curiosidad no toma partido ni insiste
en una sola forma de hacer las cosas. Explora todas las perspectivas. Siempre abierto a
nuevos caminos, siempre buscando llegar a ideas originales. Anhelando una expansión
constante, contempla con asombro los límites exteriores de la mente. Presiona para exponer
los límites establecidos falsamente y abrirse paso hacia nuevas fronteras.
Cuando nos encontramos con un problema artístico, la razón por la que es un problema suele
ser porque entra en conflicto con nuestras creencias aceptadas de lo que es y no es posible.
O nuestras expectativas de lo que se espera que suceda.
Una canción puede comenzar a desviarse de nuestro género asumido. Un pintor puede
quedarse sin cierto tipo de pintura. Un director de cine puede experimentar un mal
funcionamiento con una pieza del equipo en el set.
Cuando algo no sale según lo planeado, tenemos la opción de
resistirlo o incorporarlo.
En lugar de cerrar el proyecto o expresar frustración, podríamos considerar qué más se
puede hacer con los materiales disponibles. ¿Qué soluciones pueden
ser improvisado? ¿Cómo se puede redirigir el flujo?
Puede haber un propósito beneficioso detrás del problema en cuestión. El universo podría
estar llevándonos a una solución aún mejor.
No hay forma de saberlo.
Solo podemos fluir con los desafíos a medida que se presentan y mantener una mente
abierta, sin equipaje, sin historia previa que cumplir. Simplemente comenzamos desde
,
un lugar neutral permite
que el proceso se desarrolle , y bienvenidos los vientos de
cambie para guiar el camino.
Muchas personas pueden parecer amuralladas.
Pero a veces las paredes pueden proporcionar
diferentes formas de ver por
encima y alrededor de los obstáculos.
Rodeando el Rayo
Una explosión de información llega en momentos inspirados. ¿Cómo podemos evitar
obsesionarnos con estos relámpagos? Algunos artistas viven como cazadores de tormentas
esperando ataques espontáneos, anhelando la emoción.
Una estrategia más constructiva es centrarse menos en el rayo y más en los espacios que
lo rodean. El espacio anterior, porque los rayos no caen a menos que se cumplan las condiciones
previas adecuadas, y el espacio posterior, porque la electricidad se disipa si no la capturas y la
utilizas. Cuando nos sorprende una epifanía, nuestra experiencia de lo que es posible se ha
ampliado.
En ese instante, estamos abiertos. Hemos entrado en una nueva realidad. Incluso cuando
dejamos ese estado elevado, la experiencia a veces permanece en nosotros. Otras veces es
fugaz.
Si cae un rayo, y esta información se canaliza a través del éter hacia nosotros, lo que sigue
es una gran cantidad de trabajo práctico. Si bien no podemos comandar la llegada de un rayo,
podemos controlar el espacio que lo rodea. Logramos esto preparándonos de antemano y
cumpliendo nuestra obligación después.
Si no cae un rayo, nuestro trabajo no tiene por qué retrasarse. Algunos cazadores de
tormentas creen que la inspiración precede a la creación. Este no es siempre el caso.
Trabajar sin rayos es simplemente trabajar. Como carpinteros, nos presentamos todos los días
y hacemos nuestro trabajo. Los escultores amasan arcilla, barren el piso del estudio y cierran
para pasar la noche. Los diseñadores gráficos se sientan en sus estaciones de trabajo,
seleccionan imágenes, eligen fuentes, crean diseños y presionan guardar.
Los artistas son, en última instancia, artesanos. A veces nuestras ideas vienen a través de
relámpagos. Otras veces sólo a través del esfuerzo, la experimentación y el oficio. Como
trabajamos, podemos notar conexiones y sorprendernos por la maravilla de lo que se revela a
través del hacer mismo. En cierto modo, estos pequeños aha! los momentos son también
relámpagos. Menos vívidas, todavía iluminan nuestro camino.
Un rayo puede ser solo un fenómeno temporal, una expresión momentánea del potencial cósmico.
No toda idea inspirada está destinada a convertirse en una gran obra de arte. A veces llega un
rayo y no nos sirve. Un momento de inspiración puede animarnos a comenzar una larga exploración
para descubrir su forma práctica, solo para llegar a un callejón sin salida.
La única forma de averiguarlo es comprometerse de todo corazón en el trabajo.
Sin diligencia, la inspiración por sí sola rara vez produce un trabajo de mucha importancia.
En algunos proyectos, la inspiración puede ser mínima y el esfuerzo se hace cargo. En otros, la
inspiración puede golpear y no se puede convocar el esfuerzo necesario para manifestar su
potencial.
Es posible que hacer un gran arte no siempre requiera un gran esfuerzo, pero sin él, nunca lo
sabrás. Si llama la inspiración, montamos el relámpago hasta que se agota la energía.
El viaje puede no durar mucho. Pero estamos agradecidos por la oportunidad. Si
la inspiración no viene para marcar el camino, nos presentamos de todos modos.
Haz lo que puedas
con lo que tienes.
No se necesita nada más.
24/7
(quedarse en él)
El trabajo del artista nunca termina realmente.
En muchas ocupaciones, cuando vamos a casa, dejamos nuestro trabajo en la oficina. El
artista siempre está de guardia. Incluso después de que nos levantamos de horas dedicadas
a nuestro oficio, el reloj sigue funcionando.
Esto se debe a que el trabajo del artista es de dos
clases: El trabajo de hacer.
El trabajo de ser.
La creatividad es algo que eres, no solo algo que haces. Es una forma de moverse por el
mundo, cada minuto, cada día. Si no lo impulsan a un estándar poco realista de dedicación,
puede que no sea el camino para usted. Gran parte del trabajo del artista trata sobre el
equilibrio, por lo que es irónico que esta forma de vida deje poco espacio para ello.
Una vez que accedes a las demandas de la vida creativa, se vuelve parte de ti. Incluso
en medio de un proyecto, sigues buscando nuevas ideas cada día.
En cualquier momento, estás preparado para dejar lo que estás haciendo para tomar una
nota o un dibujo, o capturar un pensamiento fugaz. Se convierte en una segunda naturaleza.
Y siempre estamos en ello, cada hora del día.
Permanecer en él significa un compromiso de permanecer abierto a lo que te rodea.
Prestar atención y escuchar. Buscando conexiones y relaciones en el mundo exterior.
Buscando la belleza. Buscando historias. Notar lo que encuentras interesante, lo que te hace
inclinarte hacia adelante. Y sabiendo que todo esto está disponible para usar la próxima vez
que se siente a trabajar, donde los datos sin procesar se ponen en forma.
No se sabe de dónde vendrá la próxima gran historia, pintura, receta
o idea de negocio. Así como un surfista no puede controlar las olas, los
artistas están a merced de los ritmos creativos de la naturaleza. Por eso
es tan importante estar atento y presente en todo momento. Mirando y
esperando.
Quizás la mejor
idea es la que se te
ocurrirá esta noche.
Espontaneidad
(Momentos especiales)
La canción que me viene a la mente completamente formada.
Los devanados impulsivos de un Jackson Pollock.
El paso de baile espontáneo que llena la pista.
Los artistas pueden valorar las obras espontáneas, pensando que hay una mayor pureza o
especialización en las obras canalizadas en lugar de cuidadosamente planificadas.
Pero, ¿puedes notar la diferencia entre el arte que me vino a la mente y el arte que
fue elaborado con previsión? ¿Y qué importa esta diferencia?
El arte hecho por casualidad no tiene ni más ni menos peso que el arte creado con sudor
y lucha.
No importa si tomó meses o minutos. La calidad no se basa en la cantidad de tiempo
invertido. Mientras lo que surja nos agrade, la obra ha cumplido su propósito.
La historia de la espontaneidad puede ser engañosa. No vemos toda la práctica y la
preparación que implica preparar a un artista para que se produzca el evento espontáneo.
Cada trabajo contiene una vida de experiencia.
Los grandes artistas a menudo trabajan para que su trabajo parezca sencillo. A veces,
pueden pasar años elaborando y refinando meticulosamente una composición para que
parezca que se hizo en un día o en un momento.
Hay otros que idealizan la planificación y la preparación. Para ellos, una obra espontánea
tiene menos validez. Parece más un producto de la buena fortuna de un artista que del talento.
Considere la neutralidad. Solo haz el trabajo y mira lo que sale. Si le gusta un resultado,
acéptelo con amabilidad, ya sea que llegue repentinamente o después de largos periodos
de trabajo difícil y calificado.
Para algunos artistas, el trabajo llega fácilmente. Bob Dylan podía escribir una canción
en minutos, mientras que Leonard Cohen a veces tardaba años. Y podemos amar las
canciones por igual.
No hay patrón ni lógica en este enigmático proceso. No todos los proyectos son
iguales, no hay dos personas iguales. El proyecto es la guía que seguimos.
Y cada uno viene con sus propias condiciones y requisitos.
Si eres un artista cuyo proceso se basa intelectualmente, puede ser beneficioso jugar con
la espontaneidad como herramienta, una ventana al descubrimiento y un punto de acceso
a nuevas partes de ti mismo.
El apego a cualquier proceso creativo específico puede sellar la puerta por la que entra
la espontaneidad. Aunque sea por un corto tiempo, puede ser beneficioso dejar esta puerta
entreabierta. Podemos hacer un experimento de entrega para permitir que llegue la
sorpresa del descubrimiento.
Si te sientas a escribir sin preparación ni previsión, es posible que pases por alto la
mente consciente y extraigas del inconsciente. Puede encontrar que lo que emerge tiene
una carga que no se puede duplicar a través de racional
medio.
Este enfoque está en el corazón de algunas formas de jazz. Cuando los músicos están
improvisando una pieza, las ideas preconcebidas sobre qué tocar pueden impedir que la
interpretación tome vuelo. El objetivo es estar en él y permitir que la música se reproduzca
esencialmente, aceptando los riesgos. Las actuaciones serán buenas en una buena noche
y malas en una mala noche. Y quizás los mejores músicos de jazz son los que tienen la
capacidad de crear momentos especiales de manera bastante consistente. Incluso la
espontaneidad mejora con la práctica.
Es posible que le preocupe que una gran idea se pierda o se pase por alto en la
espontaneidad de un momento. Para protegerme de eso, cuando trabajo con un artista,
tomo una cantidad interminable de notas. Cuando los observadores externos entran
el estudio, a menudo no pueden creer lo clínico que parece el proceso. Se
imaginan una gran fiesta musical. Pero constantemente generamos notas
detalladas sobre puntos de enfoque y experimentos para probar. Para casi
todo lo que se dice, alguien lo está escribiendo. Dos semanas después, llegará
un momento en que alguien hará una pregunta como: ¿Cuál fue esa letra que
amamos? ¿Cómo era la versión anterior de ese elemento? ¿Qué toma fue la
mejor para el relleno del segundo estribillo? Y volvemos a las notas.
Hay un gran volumen de material que se genera constantemente, y estamos
tan en el momento que es imposible recordar todo, incluso algo que sucedió
hace unos segundos. Cuando llegamos al final de la canción, estoy absorto
escuchando y esos pensamientos se han ido. La toma de notas fiel por parte
de un observador conectado ayuda a evitar que los momentos especiales se
pierdan en la agitación de la emoción.
A veces,
puede ser el momento más ordinario
el que crea una obra de arte extraordinaria.
Como escoger
Cada obra de arte consiste en una serie de elecciones, como un árbol con muchas ramas.
Nuestro trabajo comienza con una semilla, de la que brota un tronco de la idea central. A medida
que crece, cada decisión que tomamos se convierte en una rama que se separa en una nueva dirección,
y se vuelve más y más fina en detalle a medida que avanzamos.
En cada bifurcación, podemos ir en cualquier número de direcciones, y nuestra elección será
alterar el resultado final. A menudo radicalmente.
¿Cómo decidimos qué dirección tomar? ¿Cómo podemos saber cuál
elección nos llevará a la mejor versión posible de la obra?
La respuesta está enraizada en un principio universal de relaciones. Sólo podemos decir dónde está
algo en relación con otra cosa. Y solo podemos evaluar un objeto o principio si tenemos algo con lo que
compararlo y contrastarlo.
De lo contrario, es un absoluto más allá de la evaluación.
Podemos hackear este principio para mejorar nuestras creaciones a través de pruebas A/B. Es difícil
valorar una obra o una elección por sí sola sin otro punto de referencia. Si coloca dos opciones una al
lado de la otra y hace una comparación directa, nuestras preferencias quedan claras.
Limitamos nuestras opciones para cada prueba a dos opciones siempre que sea posible. Más nublar
el proceso. Al cocinar un plato, podemos probar dos variedades diferentes del mismo ingrediente antes
de decidir cuál usar. Dos actores leyendo el mismo monólogo, dos tonos de un color o dos planos
diferentes de un apartamento.
Los colocamos uno al lado del otro, damos un paso atrás y los comparamos directamente. La
mayoría de las veces, habrá una clara atracción hacia uno.
Si no lo hay, nos tranquilizamos para ver cuál tiene un tirón sutil. Siguiendo la
retroalimentación natural en el cuerpo, nos movemos hacia la opción que insinúa el éxtasis.
Siempre que sea posible, haga la prueba A/B a ciegas. Oculte tantos detalles como sea
posible sobre cada opción para eliminar cualquier sesgo que socave la comparación justa. Por
ejemplo, algunos músicos tienen preferencia por la grabación analógica o digital. Vale la pena
grabar usando ambos métodos, y luego idear una forma de escuchar cada uno sin ninguna
indicación de cuál es cuál. A veces los artistas se sorprenden por su preferencia.
Si estás en un callejón sin salida en una prueba A/B, considera el método de lanzamiento de moneda.
Decide qué opción será cara y cuál cruz, luego lanza la moneda.
Cuando la moneda esté girando en el aire, probablemente notará una preferencia tranquila o
deseará que aparezca una de las dos. ¿Por cuál estás apoyando? Esta es la opción a seguir.
Es el que el corazón desea. La prueba termina antes de que la moneda caiga.
Al realizar pruebas, no intelectualice demasiado su elección de criterios. Estás buscando
ese primer instinto, la reacción instintiva antes de cualquier pensamiento. El tirón instintivo
tiende a ser el más puro, mientras que el segundo pensamiento, más razonado, tiende a ser
procesado y distorsionado a través del análisis.
El objetivo es apagar la mente consciente y seguir nuestros impulsos.
Los niños son excepcionalmente buenos en esto. Pueden moverse a través de varias
expresiones espontáneas diferentes de emoción en un solo minuto, sin juzgar ni apegarse. A
medida que envejecemos, se nos enseña a ocultar o enterrar estas reacciones. Esto silencia
nuestra sensibilidad interior.
Si tuviéramos que aprender algo, sería liberarnos de cualquier creencia, equipaje o dogma
que se interponga en nuestro camino para actuar de acuerdo con nuestra verdadera naturaleza.
Cuanto más nos acerquemos a un estado infantil de libre expresión, más pura será nuestra
prueba y mejor nuestro arte.
Una vez que se completa un trabajo, ninguna cantidad de pruebas puede garantizar que
hayamos hecho la mejor versión posible. Estas cualidades no son medibles. Probamos para identificar
cuál es la mejor versión de las opciones disponibles.
No importa la ruta que tome, si completa el viaje, llegará al mismo destino. Este
destino es un trabajo que nos sentimos con energía para compartir. Uno que miramos
hacia atrás y nos preguntamos con asombro cómo pudo haber
ven de nosotros
Matices y Grados
En la creación de arte, las proporciones pueden ser engañosas.
Dos semillas de inspiración pueden parecer indistinguibles, pero una puede producir volúmenes y
la otra poco o nada. Lo que comienza como un relámpago puede no producir una obra que refleje su
magnitud inicial, mientras que una chispa humilde puede convertirse en una obra maestra épica.
En la elaboración, la cantidad de tiempo que dedicamos y los resultados que obtenemos rara vez
están en equilibrio. Un gran movimiento puede materializarse todo a la vez; otras veces un pequeño
detalle puede tardar días. Y no se puede predecir qué papel jugarán en el resultado final.
Otra faceta sorprendente del proceso es cómo el más mínimo detalle puede definir claramente una
obra. Pueden determinar si una pieza es estimulante o lánguida, terminada o sin terminar. Hacemos un
toque con el pincel, un ajuste en la mezcla y, de repente, el trabajo pasa de estar a medio hacer a estar
completo. Cuando sucede, esto parece milagroso.
Lo que finalmente hace que una obra sea grandiosa es la suma total de los detalles más pequeños.
De principio a fin, todo tiene matices y grados. No hay una escala fija. No puede ser, porque a veces los
elementos más pequeños son los que más pesan.
Cuando el trabajo tiene cinco errores,
aún no está terminado.
Cuando tiene ocho errores,
podría serlo.
Trascendencia
(Objetivo)
A veces puede preguntarse: ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Para qué es todo?
Preguntas como estas vienen temprano y con frecuencia para algunos. Otros parecen
pasar toda su vida sin preocuparse por estos pensamientos.
Tal vez sepan que el creador y el explicador son siempre dos personas diferentes, incluso
cuando son la misma persona.
Al final, estas preguntas son de poca importancia. No es necesario que haya un
propósito que guíe lo que elegimos hacer. Cuando se examina más de cerca, podemos
encontrar inútil esta grandiosa idea. Implica que sabemos más de lo que podemos saber.
Si nos gusta lo que estamos creando, no tenemos que saber por qué. A veces las
razones son obvias, a veces no. Y pueden cambiar con el tiempo. Podría ser bueno por
cualquiera de mil razones diferentes. Cuando estamos haciendo cosas que amamos,
nuestra misión se cumple. No hay nada en absoluto que imaginar
afuera.
Piensa para ti mismo:
solo estoy aquí para crear.
Libertad
¿Tiene el artista una responsabilidad social?
Algunos podrían estar de acuerdo con esta noción y querer animar a los artistas a crear en
consecuencia.
Quienes sostienen esta creencia pueden no tener una comprensión clara de la función del arte en
la sociedad y su valor social integral.
La obra de arte cumple su propósito independientemente del interés del creador en la responsabilidad
social. Querer cambiar la opinión de las personas sobre un tema o tener un efecto en la sociedad puede
interferir con la calidad y la pureza del trabajo.
Esto no significa que nuestro trabajo no pueda tener esas cualidades, pero generalmente no lo
logramos planeándolos. En el proceso creativo, a menudo es más difícil lograr un objetivo apuntándolo.
Decidir qué decir de antemano no permite que llegue lo mejor.
El significado se asigna una vez que se sigue una idea inspirada.
Es mejor esperar hasta que una obra esté completa para descubrir lo que está diciendo.
Mantener tu trabajo como rehén del significado es una limitación.
Las obras que intentan predicar abiertamente un mensaje a menudo no se conectan como se
esperaba, mientras que una pieza que no pretende abordar un mal social puede convertirse en un himno
para una causa revolucionaria.
El arte es mucho más poderoso que nuestros planes para él.
El arte no puede ser irresponsable. Habla de todos los aspectos de la experiencia humana.
Hay aspectos de nosotros mismos que no son bienvenidos en la sociedad educada,
pensamientos y sentimientos demasiado oscuros para compartir. Cuando los reconocemos
expresados en el arte, nos sentimos menos solos.
Más real, más humano.
Este es el poder terapéutico de hacer y consumir arte.
El arte está por encima y más allá del juicio. O te habla o no te habla.
La única responsabilidad del artista es con la obra misma. no hay otros
requisitos Eres libre de crear lo que quieras.
No tienes que defender tu trabajo, ni tu trabajo tiene que representar
nada más que a sí mismo. No eres un símbolo de ello. Tampoco es
necesariamente un símbolo de ti. Será interpretado y reinterpretado a los
ojos y oídos de aquellos que no saben casi nada de ti.
Si hubiera algo que pudieras defender, sería defender esta autonomía
creativa. No solo de los censores externos, sino de las voces en tu cabeza
que han interiorizado lo que se considera aceptable. El mundo es tan libre
como permite que lo sean sus artistas.
Lo que decimos,
lo que cantamos,
lo que pintamos,
podemos elegir.
No tenemos ninguna
responsabilidad con nada más que el arte en sí.
El arte es la última palabra.
el poseído
Los artistas a menudo son retratados en películas y libros como genios torturados.
Hambrientos, autodestructivos, bailando al borde de la locura.
Esto ha inculcado la creencia de que para hacer arte, uno tiene que estar roto. O
que la fuerza del arte es tan poderosa que rompe a su creador.
Ninguna generalización es cierta. Estos conceptos erróneos tienen un efecto
desalentador en el aspirante a artista. Algunos creadores pueden vivir con una profunda
oscuridad. Otros avanzan con facilidad y exuberancia. Entre se encuentra una amplia
gama de temperamento artístico.
Para aquellos llamados al arte que luchan con una sensibilidad abrumadora, el
proceso creativo puede tener un poder terapéutico. Ofrece una sensación de conexión
profunda. Un lugar seguro para expresar lo indecible y desnudar su alma. En estos
casos, el arte no desenreda al hacedor, sino que lo completa.
Aunque el personaje del artista torturado tiende a vivir más en la mitología que en la
realidad, esto no significa que el arte le venga fácil. Requiere el deseo obsesivo de crear
grandes cosas. Esta búsqueda no tiene que ser agonizante. Puede ser vivificante. Tu
decides.
Ya sea que tengas una pasión poderosa o una compulsión torturada, ninguno de los
dos hace que el arte sea mejor o peor. Si puede elegir entre estos caminos, considere
seleccionar el más sostenible. Un artista gana el título simplemente a través de la
autoexpresión, ya que trabaja a su manera en su propio
paso.
Lo que funciona para ti
(creyendo)
Hay una compositora que escribió toda su música en la misma habitación desordenada de
un viejo edificio de oficinas. No se ha tocado en treinta años y se niega a dejar que se limpie.
El secreto está en esa habitación, dice ella.
Ella lo cree, y funciona para ella.
Charles Dickens llevaba una brújula para asegurarse de que siempre dormía mirando al
norte. Creía que la alineación con las corrientes eléctricas de la Tierra apoyaba su creatividad.
Dr. Seuss tenía una biblioteca con una puerta falsa que escondía cientos de sombreros
inusuales. Él y su editor elegían un sombrero y se miraban el uno al otro hasta que llegaba
la inspiración.
Estas historias pueden o no ser completamente ciertas. No importa. Si un ritual o
superstición tiene un efecto positivo en el trabajo de un artista, entonces vale la pena
continuar.
Los artistas han creado de todas las formas posibles: en los extremos del caos y el
orden, y en el punto de encuentro de diferentes métodos a la vez. No existe el momento
adecuado, la estrategia adecuada o el equipo adecuado.
Puede ser útil recibir consejos de artistas más experimentados, pero como información,
no como prescripción. Puede abrirte a otro punto de vista y ampliar tu idea de lo que es
posible.
Los artistas establecidos generalmente se basan en su experiencia personal y
recomiendan las soluciones que funcionaron para ellos. Estos tienden a ser específicos para
su viaje, no para el suyo. Vale la pena recordar que su camino no es el
forma.
Tu camino es único, solo tú lo puedes seguir. No hay una ruta única hacia el
gran arte.
Esto no significa ignorar la sabiduría de los demás. Recibe la sabiduría
hábilmente. Pruébelo para ver el tamaño y vea cómo le queda. Incorpora lo que
es útil. Deja ir el resto. Y no importa cuán creíble sea la fuente, pruebe y
sintonícese para descubrir qué funciona para usted.
La única práctica que importa es la que haces constantemente, no la práctica
de cualquier otro artista. Encuentre su método más generativo, aplíquelo y luego
déjelo ir cuando ya no sea útil. No hay una manera incorrecta de hacer arte.
Adaptación
Algo peculiar sucede cuando practicamos.
Con una pieza musical que estamos aprendiendo, por ejemplo, podemos tocarla una y
otra vez. Se vuelve un poco más fácil, un poco más difícil, un poco más fácil. Luego nos
detenemos y regresamos uno o dos días después, y de repente fluye de nosotros de
manera mucho más natural. Nuestros dedos parecen tener más agilidad. Se ha desatado
un nudo difícil.
Este fenómeno es diferente de la mayoría de las formas de aprendizaje. No es leer
información y recordarla. Es más misterioso que eso. Te despiertas una mañana,
transportado a esta nueva realidad donde de repente tienes más habilidad que antes de
irte a dormir. El cuerpo ha cambiado, adaptándose a la tarea que se le presentó y
elevándose para realizarla.
La práctica nos lleva parte del camino hasta allí. Luego toma tiempo para que la
práctica sea absorbida por el cuerpo. Podríamos llamar a esto la fase de recuperación. En
el levantamiento de pesas, la práctica rompe el músculo y la recuperación lo vuelve a
construir más fuerte que antes. El elemento pasivo de la práctica es tan importante como
el activo.
Comúnmente se piensa que lograr el dominio artístico significa trabajar incansablemente.
Esto es cierto. Pero es solo la mitad. Puede ser beneficioso tomar descansos, alejarse y
regresar en un momento posterior. Ya sea al practicar su instrumento o en el transcurso
del trabajo de su vida, la recuperación en el momento oportuno provocará mayores saltos
en la mejora.
Este ciclo de práctica y adaptación crea un crecimiento multifacético. Estás
construyendo concentración y enfoque, y entrenando tu cerebro para aprender de manera
más efectiva. Más fácilmente.
Como resultado, también se elevan otras habilidades. Enseñarte a ti mismo a tocar el piano
probablemente mejorará su audición. Y es posible que mejore en matemáticas.
Este proceso de adaptación juega un papel aún más importante. Uno más allá del aprendizaje. Es un
aspecto del universo que se manifiesta a través de nosotros. Una voluntad de vida.
Una idea acumula energía, se carga, anhela ser abrazada. Podemos escucharlo, verlo, imaginarlo,
pero puede estar una pulgada más lejos de lo que podemos alcanzar actualmente. A medida que
retrocedemos sobre él, una y otra vez, se enfocan más y más detalles y nos consumimos por completo.
Nuestra capacidad crece y se extiende para tocar la idea que la Fuente está ofreciendo. Aceptamos
esta responsabilidad con gratitud, la apreciamos y la protegemos.
Reconocer con humildad que viene de más allá de nosotros. Más importante que nosotros. Y no solo
para nosotros. Estamos a su servicio.
Es por eso que estamos aquí. Es el impulso a través del cual la humanidad evoluciona. Nos
adaptamos y crecemos para recibir. Estas habilidades inherentes hicieron posible que los humanos y
toda la vida, durante eones, sobrevivieran y prosperaran en un mundo en constante cambio. Y para
desempeñar nuestro papel predestinado en el avance del ciclo de la creación. Apoyando el nacimiento
de otras formas nuevas y más complejas. Si elegimos participar.
Traducción
El arte es un acto de decodificación. Recibimos inteligencia de la Fuente y la interpretamos
a través del lenguaje de nuestro oficio elegido.
En todos los campos, hay diferentes grados de fluidez. Nuestro nivel de habilidad influye
en nuestra habilidad para articular mejor esta traducción, de la misma manera que el
vocabulario afecta la comunicación.
Esto no es una correlación directa. Es una relación fluida. Al aprender un nuevo idioma,
es posible que pueda hacer una pregunta, pronunciar una frase bellamente memorizada o
decir accidentalmente algo humorístico. Al mismo tiempo, es posible que se sienta incapaz
de compartir ideas más importantes, sentimientos más sutiles y expresar todo el alcance de
lo que es.
Cuanto más desarrollamos, ampliamos y perfeccionamos nuestras habilidades, más
fluidos nos volvemos. Podemos experimentar una mayor libertad y menos uniformidad en el
acto de hacer. Y mejorar enormemente nuestra capacidad de manifestar la mejor versión
de nuestras ideas en el mundo físico.
Por el bien del trabajo y de nuestro propio disfrute, es de gran valor seguir perfeccionando
nuestro oficio. Cada artista, en cada coyuntura del proceso, puede mejorar a través de la
práctica, el estudio y la investigación. Los dones del arte son más aprendidos y desarrollados
que innatos. Siempre podemos mejorar.
Como señaló una vez Arn Anderson: “Soy profesor y estudiante, porque si ya no eres
estudiante, no tienes derecho a llamarte profesor”.
Si se siente incapaz de tocar una nota o pintar fielmente una imagen, es útil recordar
que el desafío no es que no pueda hacerlo, sino que aún no lo ha hecho . Evite pensar en
imposibilidades. Si hay una habilidad o pieza de
conocimiento que necesita para un proyecto en particular, puede hacer la tarea y trabajar
para lograrla con el tiempo. Puedes entrenar para cualquier cosa.
Si bien este marco ampliará tu capacidad, no te garantizará que te conviertas en un
gran artista. Un guitarrista podría tocar el solo más complejo y, aunque técnicamente
impresionante, podría no conectar emocionalmente, mientras que un aficionado podría
interpretar una canción simple de tres acordes y hacerte llorar.
Al mismo tiempo, no hay necesidad de temer aprender demasiada teoría. No socavará
la expresión pura de tu voz. Si no lo dejas.
Tener el conocimiento no perjudicará el trabajo. Cómo se utiliza el conocimiento puede.
Tienes nuevas herramientas. No tienes que usarlos.
El aprendizaje proporciona más formas de transmitir sus ideas de manera confiable. De
nuestro menú ampliado, aún podemos elegir la opción más simple y elegante. Pintores
como Barnett Newman, Piet Mondrian y Joseph Albers tenían una formación clásica y
eligieron pasar sus carreras explorando formas geométricas simples, monocromáticas.
Considere su oficio como una energía viva en usted. Es tan parte del ciclo de evolución
como lo son otros seres vivos. Quiere crecer. Quiere florecer.
Perfeccionar tu oficio es honrar la creación. No importa si te conviertes en el mejor en tu
campo. Al practicar para mejorar, estás cumpliendo tu propósito final en este planeta.
borrón y cuenta nueva
Después de pasar miles de horas trabajando en una pieza, es difícil juzgarla desde un punto de
vista neutral. Cuando alguien experimenta el trabajo por primera vez, después de solo dos
minutos puede verlo con más claridad que tú.
Con el tiempo, casi todos los artistas se encuentran demasiado cerca de las cosas que
hacen. Después de trabajar interminablemente en la misma pieza, se pierde la perspectiva.
Desarrollamos una especie de ceguera. La duda y la desorientación pueden colarse.
El juicio está deteriorado.
Si nos entrenamos para alejarnos del trabajo, para desapegarnos verdaderamente de él,
distraernos por completo, sumergirnos de lleno en otra cosa . . .
Después de estar fuera por un período de tiempo lo suficientemente largo, cuando volvemos,
es posible que podamos verlo como si fuera la primera vez.
Esta es la práctica de limpiar la pizarra. La capacidad de crear como artista y experimentar
el trabajo como un espectador por primera vez, dejando caer el equipaje del pasado de lo que
pensabas que querías que fuera el trabajo. La misión es estar en el momento presente con el
trabajo.
Aquí hay un ejemplo concreto de cómo hacer borrón y cuenta nueva. La etapa final del
proceso de grabación es la mezcla. Aquí es donde un ingeniero de sonido equilibra los niveles
de diferentes instrumentos para presentar mejor el material.
Cuando escucho una mezcla en progreso, hago una lista de notas. Quizás la voz en el
puente no es lo suficientemente alta. El relleno de batería en la transición al último estribillo
quiere tener más importancia. O puede que necesitemos agachar un determinado instrumento
en la introducción para hacer espacio para otro evento.
Una práctica común es hacer esos cambios, marcar cada elemento de la lista de verificación
y luego reproducir la canción con la lista en mente. Bien, son los
¿Las voces en el puente son más fuertes como lo pedí? Sí, consulta. ¿Parece más importante
el relleno del tambor en la transición? Sí, consulta.
Estás anticipando cada parte. Prestar atención selectivamente para ver si se realizaron
los cambios, en lugar de escuchar la canción como un todo y ver si en realidad es mejor que
antes.
El ego entra y dice: quería que esto sucediera, obtuve lo que quería, entonces es un
problema resuelto.
Pero esto no es necesariamente cierto. Sí, se hicieron los cambios, pero ¿mejoraron el
trabajo? ¿O han desencadenado un efecto dominó que creó otros problemas?
En esta etapa del proceso, cada elemento de una obra es interdependiente. Entonces,
incluso un pequeño cambio puede tener ramificaciones inesperadas. Cuando la combinación
se actualiza para reflejar su lista, puede suponer falsamente que ha progresado.
La clave es darle las notas a otra persona para que las implemente cuando pueda, luego
deseche la lista y nunca vuelva a consultarla. Cuando se reproduzca la mezcla revisada,
escuche como si fuera la primera vez y comience una nueva lista de notas desde cero. Esto
suele ayudar a escuchar las cosas como realmente son y guiar su progreso para llegar a la
mejor versión.
Una forma de practicar cómo hacer borrón y cuenta nueva es evitar mirar el trabajo con
demasiada frecuencia. Si termina una sección o llega a un punto de estancamiento, considere
dejar el proyecto a un lado y no comprometerse con él por un período de tiempo. Déjalo
reposar por un minuto, una semana o más, mientras te pierdes.
La meditación es una herramienta valiosa para presionar el botón de reinicio. También
puede probar el ejercicio vigoroso, una aventura escénica o sumergirse en un esfuerzo
creativo no relacionado.
Cuando regrese con una perspectiva clara, es más probable que tenga el discernimiento
para ver lo que el proyecto quiere y necesita.
Lo que permite que esto suceda es el paso del tiempo. El tiempo es donde se aprende
ocurre. Desaprender también.
Contexto
Imagina una flor en un prado abierto.
Ahora toma la misma flor y métela en el cañón de un rifle. O colóquelo en una lápida.
Fíjate en cada caso cómo te sientes. El significado cambia.
En un nuevo entorno, el mismo objeto puede adquirir significados considerablemente
diferentes.
El contexto cambia el contenido.
En su trabajo, considere las implicaciones de este principio. Si estás pintando un retrato,
el fondo es parte del contexto. Cambiar el fondo arroja nueva luz sobre el primer plano. Una
configuración oscura envía un mensaje diferente a uno claro. Un entorno denso se siente
diferente a uno disperso. El marco, la habitación en la que está colgado el cuadro, la obra
de arte al lado. Todos estos elementos inciden en la percepción de la obra.
Algunos artistas optan por controlar todos estos factores a fondo. Otros los dejan al
azar. Y algunos crean arte que depende completamente del contexto.
Las cajas Brillo de Andy Warhol, por ejemplo. En una tienda de comestibles, son envases
desechables para artículos útiles de cocina. En un museo, son objetos raros de fascinación
e intriga.
Al secuenciar una colección de canciones, colocar una tranquila junto a una fuerte
afecta la forma en que el oyente las escucha a ambas. Después de la canción tranquila, la
ruidosa parece más rimbombante.
Me dijeron que un músico agregaría su canción más nueva a una lista de reproducción
junto con las canciones más queridas de todos los tiempos para ver si su trabajo se
destacaba en este contexto. Si no, lo dejaría de lado y seguiría trabajando hacia la grandeza.
Las normas sociales de cualquier época y lugar son otra caja contextual en la que vive el arte.
La misma historia de una relación entre dos personas podría desarrollarse en Detroit o en Bali, en
la antigua Roma o en una dimensión diferente. En cada caso, la historia puede adquirir un nuevo
significado.
Publique el trabajo un año en particular en lugar de otro, y el significado puede cambiar
nuevamente. Los acontecimientos actuales, las tendencias culturales y otras obras publicadas al
mismo tiempo afectan la recepción de un proyecto. El tiempo es otra forma de
contexto.
Cuando una pieza no esté a la altura de sus expectativas, considere cambiar el contexto. Mire
más allá del elemento principal, examine las variables a su alrededor.
Juega con diferentes combinaciones. Colóquelo junto a otras obras. Sorpréndete a ti mismo.
Algunas opciones comunes son:
suavealto
rápido lento
altobajo
cercalejos
brillante
oscuro grande
pequeño curvo
recto rugosoliso
antesdespués
dentro fuera
igualdiferente
Un nuevo contexto puede crear una obra más poderosa que la que anticipaste. Uno que nunca
podría haber imaginado antes de cambiar un elemento aparentemente intrascendente.
La energía
(En el trabajo)
¿Qué nos motiva a trabajar tan diligentemente? ¿Qué nos impulsa a terminar unas piezas
y otras no?
Nos gustaría pensar que es nuestro entusiasmo. Un sentimiento que brota
cuando está en medio de la autoexpresión.
Esta energía no la generamos nosotros. Estamos atrapados por eso. Lo recogimos del
trabajo. Contiene el cargo. Una vitalidad contagiosa que nos empuja hacia adelante.
Las obras que insinúan grandeza contienen una carga que podemos sentir, como
estática antes de una tormenta eléctrica. Consumen a su creador, ocupando pensamientos
y sueños despiertos. A veces se convierten en la razón de vivir del artista.
La energía se siente similar a otra fuerza de creación en el mundo: el amor.
Un sorteo cinético más allá de nuestra comprensión racional.
Al principio de un proyecto, la emoción es el voltímetro interno que hay que observar
para ayudar a elegir qué semilla desarrollar. Cuando estás manejando una semilla y la
aguja salta, indica que el trabajo es digno de tu atención, de tu devoción. Tiene el potencial
de mantener su interés y hacer que el esfuerzo valga la pena.
A medida que experimenta y crea, se activan más cargas energéticas a medida que se
toman más decisiones. Te sorprendes perdiendo la noción del tiempo, olvidándote de
comer, retirándote del mundo exterior.
Otras veces el proceso es una rutina. Los minutos pasan lentamente y cuentas los días
hasta que el trabajo esté terminado. Un preso grabando marcas en la pared de una celda.
Recuerda que la energía en el trabajo no siempre es accesible para ti. A veces, toma
un giro equivocado y se pierde la carga. O estás tan concentrado en los detalles que no
puedes ver el panorama completo. Incluso con el mejor trabajo, es natural que la emoción
aumente y disminuya.
Si el trabajo es emocionante un día y no lo es por mucho tiempo después, es posible
que haya experimentado un indicador falso. Cuando los momentos de alegría parecen un
recuerdo lejano y el trabajo se siente como una obligación con una idea pasada, esto
podría significar que ha ido demasiado lejos o que esa semilla en particular aún no estaba
lista para germinar.
Si la energía se agota, retroceda unos pasos para recuperar la carga o encuentre una
nueva semilla que genere emoción. Una de las habilidades que desarrolla un artista es la
capacidad de reconocer cuando ellos o la obra no tienen nada que darse el uno al otro.
Todos los seres vivos están interconectados y dependen unos de otros para sobrevivir.
Una obra de arte no es diferente. Genera ilusión en ti. Esto llama su atención. Y tu atención
es exactamente lo que se requiere para que crezca.
Es una relación armónica, mutuamente dependiente. El creador y la creación dependen el
uno del otro para prosperar.
La llamada del artista es seguir la emoción. donde hay
emoción, hay energía. Y donde hay energía, hay luz.
el mejor trabajo
es el trabajo que te emociona.
Terminando para Empezar de Nuevo
(Regeneración)
Carl Jung estaba obsesionado con la construcción de una torre redonda para vivir, pensar
y crear. La forma era importante porque veía "la vida en la ronda como algo que nace y
se transmite para siempre".
Somos parte de un ciclo constante e interconectado de nacimiento, muerte y
regeneración. Nuestros cuerpos se descomponen en la tierra para generar nueva vida,
nuestra mente energética regresa al universo para ser reutilizada.
El arte existe en este mismo ciclo de muerte y renacimiento. Participamos en esto
completando un proyecto para que podamos comenzar de nuevo. Como en la vida, cada
final invita a un nuevo comienzo. Cuando nos consumimos con un solo trabajo en la
medida en que creemos que es la misión de nuestra vida, no hay espacio para que se
desarrolle el siguiente.
Si bien el objetivo del artista es la grandeza, también es avanzar. Al servicio del
próximo proyecto, terminamos el actual. Al servicio del proyecto actual, lo terminamos
para que pueda liberarse en el mundo.
Compartir arte es el precio de hacerlo. Exponer su vulnerabilidad es la tarifa.
De esta experiencia viene la regeneración, encontrar frescura dentro de ti mismo para
el próximo proyecto. Y todos los que siguen.
Cada artista crea una historia dinámica. Un museo vivo de objetos terminados.
Una obra tras otra. Comenzado, completado, lanzado. Comenzado, completado,
liberado. Una y otra vez. Cada una marca de tiempo que conmemora un momento de paso. Un momento
lleno de energía, ahora para siempre plasmado en una obra de
arte.
Una obra de arte no es un punto final en sí mismo.
Es una estación en un viaje.
Un capítulo en nuestras vidas.
Reconocemos estas transiciones
documentando cada una de ellas.
Jugar
Hacer arte es un asunto serio.
Aprovechando la energía creativa de la Fuente.
Pastoreando ideas en el plano físico.
Participando en el ciclo cósmico de la creación.
Lo opuesto también es cierto. Hacer arte es puro juego.
Dentro de cada artista, hay un niño que vacía una caja de crayones en el suelo, buscando el
color adecuado para dibujar el cielo. Puede ser violeta, oliva o naranja quemado.
Como artistas, nos esforzamos por preservar esta alegría a lo largo de la gravedad de la
empresa. Abrazamos tanto la seriedad del compromiso como la diversión de ser completamente
libres en la creación.
Tómate el arte en serio sin hacerlo de manera seria.
La seriedad ensilla el trabajo con una carga. Echa de menos el lado lúdico del ser humano.
La caótica exuberancia de estar presente en el mundo. La ligereza del puro disfrute por el placer
de disfrutar.
En el juego, no hay apuestas. Sin límites. Ni bien ni mal. sin cuotas
para la productividad Es un estado desinhibido donde tu espíritu puede correr libremente.
Las mejores ideas surgen con mayor frecuencia y facilidad a través de este estado relajado.
Darle importancia al trabajo demasiado pronto despierta instintos de cautela.
En cambio, queremos liberarnos de los grilletes de la realidad y evitar todas las formas de
restricción creativa.
Siéntete libre de experimentar. Hacer líos. Abraza la aleatoriedad. Cuando termine el tiempo de
juego, nuestro aspecto adulto podría entrar para analizar: ¿ Qué hicieron los niños hoy? Me pregunto si
es bueno, y lo que podría significar.
Cada día se trata de aparecer, construir cosas, descomponerlas, experimentar y sorprendernos a
nosotros mismos. Si un niño de cuatro años pierde interés en una actividad, no intenta completarla ni se
obliga a divertirse con ella.
Simplemente cambian de marcha a una nueva búsqueda. Otra forma de juego.
Algunos aspectos del trabajo pueden volverse tediosos. En esos momentos, ¿puede volver a
comprometerse con el espíritu del proceso desde el principio?
Una vez, en el estudio con un artista, estábamos trabajando en una pista de ritmo rápido.
Decidimos probarlo acústicamente, lo que nos llevó a agregar una sobregrabación interesante.
Luego silenciamos todo excepto la sobregrabación y la escuchamos sola, lo que nos llevó en una
dirección completamente nueva. Cada iteración diferente condujo a una nueva versión, ninguna de ellas
planificada o adjunta a una noción preconcebida.
Al final, surgió una hermosa grabación que no se parecía en nada a la visión original de la canción,
y solo fue posible al permitir que lo que estaba presente sugiriera una nueva posibilidad. En lugar de
seguir un plan, se tomó un camino a ciegas.
Esto puede suceder todos los días. Encuentra una pista, sigue una pista, mantente desapegado de
lo que vino antes. Y evita quedarte atascado con una decisión que tomaste hace cinco minutos.
Piense en cuando era un principiante esperanzado, cuando las herramientas de su oficio eran
exóticas y nuevas. Recuerda la fascinación de aprender, las alegrías de tus primeros pasos hacia
adelante.
Esta podría ser la mejor manera de retener la energía que impulsa el trabajo, y
enamorarse de la práctica una y otra vez.
Ya sea que el trabajo llegue fácilmente a través del
juego o con dificultad a través de la
lucha, la calidad de la pieza terminada no se ve afectada.
El hábito del arte
(Sangha)
Si está buscando el trabajo para mantenerlo, es posible que esté pidiendo demasiado.
Creamos al servicio del arte, no por lo que podemos obtener del arte.
Puede anhelar el éxito como una forma de dejar un trabajo insatisfactorio y mantenerse a
sí mismo a través de su pasión. Este es un objetivo razonable. Sin embargo, si la elección es
entre hacer un gran arte y mantenerte a ti mismo, el arte es lo primero. Considere otra forma
de ganarse la vida. El éxito es más difícil de conseguir cuando tu vida depende de ello.
El arte es una carrera profesional inestable para la mayoría. La recompensa financiera a
menudo viene en oleadas, si es que llega. Algunos artistas pueden tener una visión de lo que
quieren crear, pero pueden sentirse restringidos porque no creen que pagará las cuentas. Está
bien tener un trabajo que apoye tu hábito artístico. Hacer ambas cosas es una mejor manera
de mantener puro el trabajo.
Hay trabajos que demandan tu tiempo pero poco más. Puedes proteger el arte que haces
eligiendo una ocupación que te dé espacio mental para formular y desarrollar tu visión creativa
del mundo.
El contenido puede provenir de trabajos que no tienen nada que ver con tu pasión.
Las grandes ideas a menudo se originan en lugares inesperados. Muchas canciones
memorables han sido escritas por personas en ocupaciones que no les gustaban.
Otra opción es buscarse la vida en el campo que le apasiona. Puede ser una galería, una
librería, un estudio de música o un plató de cine. Si no hay trabajos disponibles cerca de la
acción, pregunte si puede trabajar como pasante.
Al elegir estar cerca de lo que amas, se te ofrece un vistazo entre bastidores del oficio.
Puedes observar el día a día de los creadores profesionales.
y comprender la industria y su infraestructura desde adentro. Después de experimentar cómo
funciona, llegarás a saber si este camino es digno de tu devoción.
Incluso si significa aceptar un recorte salarial inicialmente, elegir este tipo de trabajo podría
generar oportunidades inesperadas más adelante.
También puede seguir una carrera no relacionada que le brinde seguridad mientras
mantiene el arte como un pasatiempo, un pasatiempo que es lo más importante en su vida.
Todos los caminos tienen el mismo mérito.
Independientemente de lo que elija, es útil tener compañeros de viaje a su alrededor. No tienen
que ser como tú, solo tener ideas afines de alguna manera. La creatividad es contagiosa.
Cuando pasamos tiempo con otras personas artísticas, absorbemos e intercambiamos una
forma de pensar, una forma de ver el mundo. Este grupo puede llamarse Sangha. Cada
persona en esta relación comienza a ver con un ojo imaginativo diferente.
No importa si su forma de arte es igual o diferente a la tuya.
Es nutritivo estar en una comunidad de personas entusiastas del arte, con quienes puedes
tener largas discusiones y con quienes puedes intercambiar comentarios sobre el trabajo.
Ser parte de una comunidad artística puede ser una de las grandes alegrías de la vida.
El prisma del yo
Definir el verdadero yo de uno no es tan simple. Puede ser imposible.
Habitamos muchas versiones diferentes de un yo cambiante. La sugerencia de ser uno
mismo puede ser demasiado general para ser de mucha utilidad. Estás ser tú mismo como
artista, ser tú mismo con tu familia, ser tú mismo en el trabajo, ser tú mismo con amigos, ser tú
mismo en tiempos de crisis o en tiempos de paz, y ser tú mismo por ti mismo, cuando estás
solo.
Además de estas variaciones ambientales, también estamos siempre cambiando por
dentro. Nuestros estados de ánimo, nuestro nivel de energía, las historias que nos contamos,
nuestras experiencias previas, el hambre o el cansancio que tengamos: todas estas variantes
crean una nueva forma de ser en cada momento.
Dependiendo de con quién estemos, dónde estemos y qué tan seguros o desafiados nos
sintamos, estamos cambiando todo el tiempo. Moverse entre diferentes aspectos de uno mismo.
Es posible que tengamos un aspecto que quiere ser más audaz o subversivo, que lucha
con nuestro ser más agradable y evitador de conflictos. Puede haber un aspecto soñador,
aspirando a habitar vastos mundos magníficos, en desacuerdo con nuestro lado pragmático
que cuestiona nuestra capacidad para hacer realidad nuestros sueños.
Hay una negociación constante entre estos diversos aspectos.
Y cada vez que nos sintonizamos con uno en particular, surgen diferentes elecciones que
cambian el resultado de nuestro trabajo.
En un prisma, entra un solo haz de luz y se descompone en una serie de colores. El yo
también es un prisma. Los eventos neutrales entran y se transforman en un espectro de
sentimientos, pensamientos y sensaciones. Toda esta información es
procesada distintivamente por cada aspecto del yo, refractando la luz de la vida a su manera y
emitiendo diferentes matices de arte.
Por esta razón, no todas las obras pueden reflejar todos nosotros. Tal vez nunca sea posible,
no importa cuánto lo intentemos. En cambio, podríamos abrazar el prisma del yo y seguir permitiendo
que la realidad se doblegue de manera única a través de nosotros.
Como un caleidoscopio, podemos ajustar la apertura de nuestra visión y cambiar los resultados.
Podemos apuntar a trabajar desde un aspecto particular, como asumir un personaje, y crear algo
de nuestro yo más oscuro o nuestro yo más espiritual. Esas dos obras no serán lo mismo, pero
ambas vienen de nosotros y ambas serían verdaderos colores.
Cuanto más aceptamos nuestra naturaleza prismática, más libres nos volvemos para crear en
diferentes colores y más confiamos en los instintos inconsistentes que tenemos.
sostenga mientras hace arte.
No tenemos que saber por qué algo es bueno o preguntarnos si es la decisión “correcta” o si
nos refleja con precisión. Es simplemente la luz que nuestro prisma emite naturalmente en este
momento.
Cualquier marco, método o etiqueta
que te impongas es tan
probable que sea una limitación
como una apertura.
Déjalo ser
Primero, no hagas daño.
Este credo es el bien conocido principio rector del juramento del médico.
Considéralo un precepto universal. Si se le pide que participe en el proyecto de un compañero creador,
proceda con delicadeza.
En su forma aproximada, una iteración temprana de una obra puede tener una magia extraordinaria.
Sobre todo esto hay que protegerlo. Cuando trabaje con otros, tenga presente el juramento.
El simple reconocimiento de las fortalezas puede ser suficiente para hacer avanzar el proyecto. Un
amigo me reprodujo su trabajo actual pidiéndome información. A mi oído no había nada que agregar o
cambiar. En la mezcla final, sugerí, saltarse el típico refinamiento de balances y sonidos. Ese estándar solo
diluiría una obra maestra. A veces, el toque más valioso que puede tener un colaborador es no tocar en
absoluto.
Cooperación
El prisma del yo refleja un aspecto de nuestro ser en nuestro trabajo. Cuando se aplica más de un
prisma, se pueden desbloquear posibilidades inesperadas. Ya sea que las perspectivas contrasten
o se complementen entre sí, se combinan para crear una nueva visión.
Llamemos a esto Cooperación.
Al igual que la conciencia, la cooperación es una práctica. Cuanto más hábilmente participemos
en el proceso, más cómodo se vuelve.
La cooperación es comparable a la forma en que improvisa un conjunto de jazz. Un puñado
de colaboradores, cada uno con su propio punto de vista original, trabajan juntos para crear un
nuevo todo, actuando y reaccionando intuitivamente en el momento.
Puedes dirigir la obra o dejarte llevar, disfrutando de la sorpresa de lo inesperado. Puede solo o
diseñar completamente, como mejor se adapte al trabajo.
Cada vez que cooperamos, estamos expuestos a diferentes formas de trabajar y
resolución de problemas, que puede informar nuestro proceso creativo en el futuro.
La cooperación no debe confundirse con la competencia. No es una lucha de poder salirse
con la suya o tener la razón.
La competencia sirve al ego. La cooperación apoya el resultado más alto.
Piense en la cooperación como dar u obtener un impulso para ver por encima de un muro alto.
No hay lucha de poder en este acto. Simplemente está encontrando la mejor ruta hacia una nueva
perspectiva.
Es un perjuicio para el proyecto sopesar nuestra contribución al mismo. Creer que una idea es
mejor porque es nuestra es un error de inexperiencia. El ego exige autoría personal, inflándose a
expensas del arte. Puede rechazar nuevos métodos que parezcan contrarios a la intuición y
proteger los conocidos.
Los mejores resultados se encuentran cuando somos imparciales y desapegados de
nuestras propias estrategias. Todos nos beneficiamos cuando se elige la mejor idea, sin
importar si es nuestra o no.
Cuando trabajo con artistas, hacemos un acuerdo:
Continuamos el proceso hasta llegar al punto en que todos estamos contentos con el
trabajo. Este es el objetivo final de la cooperación. Si a una persona le encanta pero a otra
no, generalmente hay un problema subyacente al que vale la pena prestarle atención.
Probablemente signifique que no hemos ido lo suficientemente lejos y que el trabajo no ha
alcanzado todo su potencial.
Si a un colaborador le gusta la Opción A y otro prefiere la Opción B, entonces la
solución no es elegir A o B. Es seguir trabajando hasta que se desarrolle una Opción C que
ambos artistas sientan que es superior. La opción C puede incorporar elementos de A, de
B, de ambos o de ninguno.
En el momento en que un colaborador cede y se decide por una opción menos
preferencial en aras de seguir adelante, todos pierden. Las grandes decisiones no se toman
con espíritu de sacrificio. Están hechos por el reconocimiento mutuo de la mejor solución
disponible.
Si ya te gusta el trabajo en su forma actual, no hay nada que perder tratando de
mejorarlo hasta que a todos les encante. No te estás comprometiendo. Están trabajando
juntos para superar la iteración actual.
Es posible que no creemos por igual con todos los socios. Puede haber personas
increíblemente talentosas que unen fuerzas, pero por alguna razón, no resuenan entre sí.
O tal vez un participante no trabaja con espíritu de cooperación y, en cambio, establece un
tono de competencia y persuasión.
Si nunca está de acuerdo con un colaborador y después de muchas iteraciones de
el trabajo no puede llegar a algo especial, puede que no sea la combinación adecuada.
Al mismo tiempo, también puede haber un desajuste si siempre estás de acuerdo con un
colaborador. No buscamos a alguien que piense como nosotros, trabaje como nosotros y
comparta nuestro gusto. Si usted y un colaborador están de acuerdo en todo, entonces uno
de ustedes puede ser innecesario.
Imagínese brillando un haz de luz a través de dos filtros del mismo color.
Ya sea por separado o juntos, producen el mismo tono. Mientras que la superposición de dos
filtros contrastantes produce un nuevo tono.
En muchas de las mejores bandas, colectivos y colaboraciones, un grado de polaridad
entre los miembros era parte de la fórmula de la grandeza. La magia proviene de una tensión
dinámica entre diferentes puntos de vista, creando obras más distintivas de lo que lo haría
una voz solitaria.
La tensión sana en una colaboración no es infrecuente. La fricción permite que el fuego
venga. Mientras no estemos apegados a que las cosas sean a nuestra manera, damos la
bienvenida a esta fricción. Nos está acercando a la mejor versión del trabajo que tenemos
entre manos.
Algunas colaboraciones funcionan más como dictaduras que como democracias.
Este sistema también puede funcionar. En estos casos, todos acuerdan alinearse detrás de
la visión de una persona y hacer todo lo posible para manifestarla.
Ya sea que la decisión final la tome un solo líder o un colectivo, sigue siendo un acto de
colaboración. Los participantes están ofreciendo su mejor trabajo en un espíritu de
cooperación.
La comunicación es el núcleo de la cooperación hábil.
Al dar retroalimentación, no la haga personal. Comente siempre sobre el trabajo en sí y
no sobre la persona que lo hizo. Si un participante toma una crítica personalmente, tiende a
cerrarse.
Sea lo más específico posible con sus comentarios. Haz zoom para discutir los detalles
de lo que estás viendo y sintiendo. Cuanto más clínica sea la retroalimentación, mejor será
recibida.
Decir "Creo que los colores en estas dos áreas no interactúan bien juntos" es más útil
que decir "No me gustan los colores".
Aunque es posible que tenga una solución específica en mente, evite compartirla de
inmediato. El destinatario puede encontrar una mejor solución por su cuenta.
Cuando estamos en el extremo receptor de la retroalimentación, nuestra tarea es dejar
de lado el ego y trabajar para comprender completamente la crítica ofrecida. Cuando un
participante sugiere un detalle concreto que podría mejorarse, podríamos pensar
erróneamente que se está cuestionando todo el trabajo. Nuestro ego puede percibir la
asistencia como una interferencia.
Es útil tener en cuenta que el lenguaje es un medio imperfecto de comunicación. Una
idea es alterada y diluida a través de su mala traducción en palabras. Esas palabras luego
se distorsionan aún más a través de nuestro filtro a medida que las asimilamos, dejándonos
en un mundo de ambigüedad.
Se requiere paciencia y diligencia para superar la historia de lo que piensas.
estás escuchando y te acercas a entender lo que realmente se dice.
Al recibir retroalimentación, una práctica útil es repetir la información. Puede encontrar
que lo que escuchó no es lo que se dijo. Y lo que se dijo puede que ni siquiera sea lo que
realmente se quiso decir.
Haz preguntas para ganar claridad. Cuando los colaboradores explican pacientemente
en qué aspectos del trabajo se están enfocando, podemos reconocer que nuestras visiones
no están en oposición. Simplemente estamos usando un lenguaje diferente o notando
diferentes elementos.
Al compartir observaciones, la especificidad crea espacio. Disipa el nivel de carga
emocional y nos permite trabajar juntos al servicio de la pieza.
La sinergia de un grupo
es tan importante,
si no más importante,
que el talento
de los individuos.
El dilema de la sinceridad
La mayoría de los artistas sobrevaloran la sinceridad.
Se esfuerzan por crear arte que exprese su verdad. La versión más auténtica de sí mismos.
La sinceridad, sin embargo, es una característica esquiva. Es diferente de otras metas que
podamos tener. Donde la grandeza es un objetivo digno de nuestro objetivo, poner nuestra mirada
en la sinceridad puede ser contraproducente. Cuanto más nos estiramos para alcanzarlo, más se
aleja. Cuando una obra se presenta como sincera, puede verse como sacarina. Dulzura hecha
pequeña. Una rima hueca en una tarjeta de felicitación.
En el arte, la sinceridad es un subproducto. No puede ser el objetivo principal.
Nos gusta pensar en nosotros mismos como seres consistentes y racionales, que poseen
ciertos atributos y no otros. Sin embargo, una persona que es completamente consistente, que no
posee contradicciones, parece menos real. De madera. El plastico.
Los aspectos más veraces e irracionales de nosotros mismos a menudo se ocultan, y nuestro
acceso a ellos se encuentra a través de la creación de arte. Cada trabajo nos dice quiénes somos,
a menudo en formas que la audiencia entiende antes que nosotros.
La creatividad es un proceso exploratorio para encontrar el material oculto en su interior.
No siempre lo descubriremos. Si lo hacemos, puede que no tenga sentido. Una semilla podría
atraernos porque contiene algo que no entendemos, y esta vaga atracción será lo más cercano a
saber que podamos llegar a tener.
A algunos aspectos del yo no les gusta que los aborden de frente. Prefieren llegar
indirectamente, a su manera. Como vislumbres repentinos atrapados en momentos accidentales,
como la luz del sol que se refleja en la superficie de una ola.
Estas apariciones no caben en palabras que puedan expresarse fácilmente en el lenguaje ordinario.
Son extraordinarios. Más allá de lo mundano. Un poema puede transmitir información que no se puede
transmitir a través de la prosa o la conversación.
Y todo arte es poesía.
El arte va más allá del pensamiento. Más profundo que las historias sobre ti mismo. Atraviesa las
paredes internas y accede a lo que hay detrás.
Si nos apartamos del camino y dejamos que el arte haga su trabajo, puede producir el
sinceridad que buscamos. Y la sinceridad puede no parecerse en nada a lo que esperábamos.
Cualquier cosa que le permita a la
audiencia acceder a cómo ves el
mundo es
precisa, incluso si la información es incorrecta.
el guardián
No importa de dónde vengan sus ideas o cómo se vean, eventualmente todas pasan por un
aspecto particular de usted mismo: el editor, el guardián.
Este es quien determinará la expresión final de la obra, independientemente de
cuántos yoes estuvieron involucrados en su construcción.
El papel del editor es recopilar y tamizar. Amplificando lo que es vital y eliminando el
exceso. Sacrificar el trabajo hasta la mejor versión de sí mismo.
A veces, el editor encontrará agujeros y nos enviará a recopilar datos para llenarlos.
Otras veces, existe una gran cantidad de información y el editor eliminará lo que no sea
necesario para revelar el trabajo terminado.
La edición es una demostración de gusto. No se expresa señalando cosas que nos
gustan: la música que agrada a nuestro oído o las películas que volvemos a ver. Nuestro
gusto se revela en cómo se cura nuestro trabajo. Qué está incluido, qué no y cómo se
ensamblan las piezas.
Es posible que te atraigan diferentes ritmos, colores y patrones, aunque es posible que
no convivan en armonía. Las piezas deben encajar en el recipiente.
El contenedor es el principio organizador de la obra. Dicta qué elementos pertenecen y
cuáles no. Los mismos muebles que se adaptan a un palacio pueden no tener sentido en un
monasterio.
El editor está obligado a dejar de lado el ego. El ego se adhiere con orgullo a los
elementos individuales de una obra. El papel del editor es permanecer desapegado y
ver más allá de estas pasiones para encontrar unidad y equilibrio. Artistas talentosos que son
los editores no calificados pueden hacer un trabajo mediocre y no cumplir con la promesa de
su regalo.
Evite confundir el desapego frío del editor con el crítico interno. El crítico duda de la obra,
la socava, la acerca y la descuartiza. El editor da un paso atrás, ve el trabajo de manera
integral y apoya todo su potencial.
El editor es el profesional en el poeta.
A medida que nos acercamos a la finalización de un proyecto, puede ser útil reducir
drásticamente el trabajo a solo lo necesario, para realizar una edición despiadada.
Gran parte del proceso creativo hasta ahora ha sido aditivo. Así que piensa en esto como
la parte sustractiva del proyecto. Por lo general, ocurre después de que se ha completado
todo el edificio y se han agotado las opciones.
A menudo, la edición se considera como recortar, eliminar la grasa. En la edición
despiadada, este no es el caso. Estamos decidiendo lo que absolutamente tiene que estar
allí para que la obra siga siendo ella misma, lo que es completamente necesario.
No pretendemos reducir el trabajo a su longitud final. Estamos trabajando para reducirlo
más allá de su longitud final. Incluso si recortar el 5 por ciento dejaría el trabajo en la escala
que desea, podemos cortar más y dejar solo la mitad o un tercio.
Si estás trabajando en un álbum de diez canciones y has grabado veinte canciones, no
pretendes reducirlo a diez. Lo estás reduciendo a cinco, a solo las pistas sin las que no
puedes vivir.
Si ha escrito un libro de más de trescientas páginas, intente reducirlo
a menos de cien sin perder su esencia.
Además de llegar al corazón de la obra, a través de esta brutal edición cambiamos
nuestra relación con ella. Llegamos a comprender su estructura subyacente y nos damos
cuenta de lo que realmente importa, a desconectarnos del apego de crearlo y verlo por lo
que es.
¿Qué efecto tiene cada componente? ¿Amplifica la esencia?
¿Distrae de la esencia? ¿Contribuye al equilibrio? Lo hace
contribuir a la estructura? ¿Es absolutamente necesario?
Con las capas adicionales eliminadas, puede retroceder y notar que el trabajo es
exitoso tal como es, en su forma más simple. O puede sentir que desea restaurar ciertos
elementos. Mientras mantenga la integridad del trabajo, es una cuestión de preferencia
personal.
Vale la pena tomarse un momento para notar si alguno de sus complementos
realmente mejora el trabajo. No estamos buscando más por el bien de más. Sólo
estamos buscando más por el bien de lo mejor.
El objetivo es hacer que el trabajo llegue al punto de que cuando lo veas, lo sepas.
no podría haber sido arreglado de otra manera. Hay una sensación de equilibrio.
De elegancia.
No es fácil dejar atrás elementos en los que ha invertido tanto tiempo y cuidado.
Algunos artistas se enamoran de todo el material elaborado hasta el punto de resistirse
a soltar un elemento aunque el conjunto esté mejor sin él.
“Hacer que lo simple se complique es un lugar común”, dijo una vez Charles Mingus.
“Hacer que lo complicado sea simple, asombrosamente simple, eso es creatividad”.
Ser artista
significa estar continuamente
preguntándose: "¿Cómo puede ser mejor?"
sea lo que sea
Puede ser tu arte, y
puede ser tu vida.
¿Por qué hacer arte?
A medida que profundizas en tu participación en el acto creativo, puedes encontrarte con una
paradoja.
En última instancia, el acto de autoexpresión no se trata realmente de ti.
La mayoría de los que eligen el camino del artista no tienen elección. Nos sentimos obligados
a participar, como por un instinto primario, la misma fuerza que llama a las tortugas hacia el mar
después de nacer en la arena.
Seguimos este instinto. Negarlo es desalentador, como si estuviéramos en violación de la
naturaleza. Si nos alejamos, vemos que este impulso ciego siempre está ahí, guiando nuestro
objetivo más allá de nosotros mismos.
En el momento en que sentimos que el trabajo está tomando forma, hay una oleada dinámica,
seguida de un impulso de compartir, con la esperanza de replicar esa misteriosa carga emocional
en los demás.
Este es el llamado a la autoexpresión, nuestro propósito creativo. No es necesariamente
entendernos a nosotros mismos o ser entendidos. Compartimos nuestro filtro, nuestra forma de
ver, para hacer eco en los demás. El arte es una reverberación de una vida impermanente.
Como seres humanos, vamos y venimos rápidamente, y hacemos obras que se destacan
como monumentos de nuestro tiempo aquí. Afirmaciones perdurables de existencia.
El David de Miguel Ángel , las primeras pinturas rupestres, los paisajes pintados con los dedos
de un niño: todos hacen eco del mismo grito humano, como un grafiti garabateado en un baño:
Estaba aquí.
Cuando contribuyes con tu punto de vista al mundo, otros pueden verlo.
Se refracta a través de su filtro y se distribuye de nuevo. Este proceso es continuo y permanente.
En conjunto, crea lo que experimentamos como realidad.
Cada obra, por trivial que parezca, juega un papel en este mayor
ciclo. El mundo se despliega continuamente. La naturaleza se renueva. El arte evoluciona.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia manera de ver este mundo. Y esto puede conducir
a sentimientos de aislamiento. El arte tiene la capacidad de conectarnos más allá de las limitaciones
del lenguaje.
A través de esto, podemos enfrentar nuestro mundo interior hacia el exterior, eliminar los
límites de la separación y participar en el gran recuerdo de lo que vinimos a esta vida sabiendo:
No hay separación. Somos uno.
La razón por la que estamos vivos
es expresarnos en el mundo.
Y crear arte puede ser el método
más efectivo y hermoso para hacerlo.
El arte va más allá del lenguaje, más allá de las vidas.
Es una forma universal de enviar
mensajes entre sí y a través del tiempo.
Armonía
Los hilos invisibles de las matemáticas están entrelazados a través de toda la belleza natural.
Podemos encontrar las mismas proporciones en el trabajo en las espirales de conchas marinas
y galaxias. En pétalos de flores, moléculas de ADN, huracanes y el diseño del rostro humano.
Ciertas proporciones crean una sensación de equilibrio sagrado.
Nuestro punto de referencia para la belleza es la naturaleza. Cuando nos encontramos con
estas proporciones al hacer arte, nos tranquilizan. Nuestras creaciones están inspiradas en las
relaciones que más nos asombran.
El Partenón, la Gran Pirámide, el Hombre de Vitruvio de Leonardo, El pájaro en el espacio de
Brancusi , las Variaciones Goldberg de Bach , la Quinta Sinfonía de Beethoven : todas estas obras
se basan en la misma geometría que se encuentra en la naturaleza.
El universo tiene una sensación de armonía, un hermoso y profundo sistema interdependiente.
Cuando retroceda de un proyecto en el que ha estado trabajando durante algún tiempo y reconozca
una nueva simetría que nunca supo que era posible, probablemente sentirá una satisfacción
tranquila. Una emoción que contiene en su núcleo una sensación de paz. Aparece el pedido. Se
palpa una resonancia armónica. Eres un participante en este intrincado mecanismo.
En la música, las reglas de la armonía se establecen en fórmulas. Cada nota tiene una longitud
de onda vibratoria, y cada longitud de onda tiene una relación específica con las demás. Siguiendo
principios matemáticos, se pueden calcular los emparejamientos armónicos de estas ondas.
Todos los elementos tienen longitudes de onda: objetos, colores, ideas. Cuando los
combinamos, se genera una nueva vibración. A veces esa vibración es armoniosa,
y otras veces es disonante.
No necesitamos entender las matemáticas para crear un trabajo poderoso a partir de
estas vibraciones. Para algunos, la comprensión de las matemáticas socava su sentido
intuitivo natural. Nos sintonizamos con nosotros mismos para sentir armonía. Usamos el
intelecto en un intento de explicarlo solo después del hecho.
Para aquellos que no llegan a este conocimiento de forma natural, se puede desarrollar,
con el tiempo. A través de la sintonización practicada, puedes estar alerta a estas
resonancias naturales. Sintiendo más agudamente lo que está en equilibrio y reconociendo
las proporciones divinas. Cuando estás creando o completando un trabajo, hay un
reconocimiento más claro, un anillo armónico. Hay un sentido de acuerdo. Una coherencia.
Los elementos individuales se fusionan y se vuelven uno.
Una gran obra no tiene que estar en armonía. A veces, el objetivo del arte es mostrar
desequilibrio o crear una sensación de inquietud.
En una canción, cuando escuchas que una armonía disonante se afina repentinamente,
hay un efecto agradable. Es por eso que la elección discordante puede ser de interés.
Crea tensión y liberación, atrayendo nuestra atención hacia la armonía que de otra manera
no habríamos notado.
A medida que avanzamos más en la alineación con los principios armónicos
fundamentales en nuestro oficio, podríamos reconocerlos dondequiera que miremos. Al
trabajar en lo específico, nuestros gustos también se vuelven más refinados en lo general.
Cuando no podemos reconocer la armonía en el universo que nos rodea, probablemente
se deba a que no estamos recibiendo suficientes datos. Si nos alejamos o acercamos lo
suficiente, la naturaleza integrada de todo lo que hay se vuelve clara.
Así como cada pequeño trazo en un lienzo no puede hacerse a un lado para ver la
pintura completa, somos incapaces de abarcar el gran conjunto de relaciones y contrapesos
que nos rodean en todas direcciones.
Nuestra incapacidad para comprender el funcionamiento interno del universo en realidad
puede ponernos más en sintonía con su infinitud. La magia no está en el análisis ni en el
entendimiento. La magia vive en el asombro de lo que no conocemos.
Independientemente de cómo te enmarques a ti mismo como
artista, el marco es demasiado pequeño.
Lo que nos decimos a nosotros mismos
Tenemos historias sobre nosotros
mismos, y esos no son quienes somos.
Tenemos historias sobre el trabajo, y
esas no son lo que es el trabajo.
Todos nuestros esfuerzos por dar sentido a nosotros mismos y a nuestro arte son una
cortina de humo, una ofuscación. No iluminan lo que es. Nos engañan. No tenemos forma de
saber lo que es insignificante y lo que es esencial, o lo que significan nuestras contribuciones.
Nos contamos distintas historias sobre quiénes somos y cómo se hace el trabajo.
hecho. Pero ninguno de ellos importa.
Todo lo que importa es el trabajo en sí. El arte que realmente se hace y cómo se percibe.
Tú eres tú.
El trabajo es el trabajo.
Cada persona en la audiencia es ella misma. Excepcionalmente así.
Nada de esto puede entenderse realmente, y mucho menos destilarse en ecuaciones
simples o lenguaje común.
Miles de millones de puntos de datos están disponibles en un momento dado y recopilamos
solo una pequeña cantidad. Con este vistazo a través del ojo de la cerradura, armamos una
interpretación y agregamos otra historia a nuestra colección.
Con cada historia que nos contamos, negamos la posibilidad. La realidad está disminuida.
Las habitaciones del yo están tapiadas. La verdad colapsa para adaptarse a un principio
organizativo ficticio que hemos adoptado.
Como artistas, estamos llamados a dejar de lado estas historias, una y otra vez, y
ponemos ciegamente nuestra fe en la curiosa energía que nos atrae por el camino.
La obra de arte es el punto donde se unen todos los elementos: el universo, el prisma del
yo, la magia y la disciplina de transmutar la idea en carne. Y si estos te llevan a la
contradicción, a territorios que parecen infranqueables o incognoscibles, eso no significa que
no sean armoniosos.
Incluso en el caos percibido, hay orden y patrón. Un trasfondo cósmico que atraviesa
todas las cosas, que ninguna historia es lo suficientemente inmensa como para contener.
El universo
nunca explica por qué.
Sobre el Autor
Rick Rubin es un productor ganador de nueve GRAMMY, nombrado una
de las 100 personas más influyentes del mundo por Time y el productor
más exitoso en cualquier género por Rolling Stone. Ha colaborado con
artistas de Tom Petty a Adele, Johnny Cash a los Red Hot Chili Peppers,
Beastie Boys a Slayer, Kanye West a los Strokes y System of a Down a JayZ.
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