Está en la página 1de 5

GUIÓN SOCIODRAMA

¿Adicta yo? obra de teatro para tres personajes


de Tania Ruiz

Personajes:
Rosi
Lupita
Psicólog@

ADICCIÓN AL ALCOHOL

Rosi está trabajando (buscar una actividad que se pueda hacer en el espacio donde se van a presentar las
situaciones), está triste, observa a su alrededor para confirmar que está sola, saca una botella de su bolsa y le
da un trago. Guarda la botella, pero de inmediato se arrepiente, la saca de nuevo y da otro trago, la guarda,
intenta controlarse, pero no puede la saca de nuevo, observa que no haya nadie y toma desesperada. Mientras
está tomando entra Lupita, Rosi no la ve.

Lupita: ¡Rosi!
Rosi: (esconde la botella tras su espalda, contesta con voz de quien empieza a sentir los efectos del alcohol)
¡Presente! Digo… ¿qué digo? ¿tengo que decir algo?
Lupita: ¡sí! Tiene que decirme qué es eso que trae en las manos
Rosi: (saca una mano, deja la otra atrás) ¡nada por aquí! (cambia la botella de mano) ¡nada por acá! Bueno un
poquito de mugre nada más, pero en seguida me lavo las manos, voy al baño… (quiere salir)
Lupita: ¿cómo qué nada? Vi la botella desde hace rato ¿no le parece que me subestima tratando de
engañarme con ese truco tan antiguo?
Rosi: no supervisora, no trataba de engañarla, estaba haciendo magia, pero no me salió. Ahora voy a continuar
con mi trabajo.
Lupita: claro que no, no puede seguir trabajando en estas condiciones. Te vas a ir directo con el psicólogo. Te
voy a dar un pase y le voy a marcar para que te atienda porque este es un caso urgente. ¡No puedes tomar
tanto!
Rosi: ¡uy que exagerada! (Lupita le da un papel) ¿Oiga y tengo que ir a las dos direcciones?
Lupita: ¿cuáles dos direcciones?
Rosi: esta y esta (señala un papel inexistente)
Lupita: ¡ay, ya estás viendo doble! Mejor le mando un whatsapp al psicólogo para que venga, no vaya a ser que
te pase algo por el camino. (Manda un mensaje)
Rosi: (se pone a llorar) ¡que buena es usted! ¡muchas gracias por preocuparse por mí! La aprecio tanto que voy
a brindar por usted (saca la botella) ¡salud! (Lupita la detiene)
Lupita: ¡no!
Rosi: ¡está bien, pues! No brindo por usted, brindo por la vida, por el psicólogo ¡salud!
Lupita: ¡qué no! ¡este no es el momento ni el lugar!
Psicólogo: (llega corriendo) ¿Todo bien? ¿ella es la paciente? ¿cómo se encuentra?
Lupita: muchas gracias por llegar tan rápido, sí ella es la paciente, Rosy.
Rosi: mucho gusto doctor, ¿un tequilita?
Psicólogo: sí gracias… digo... no, gracias. No tomo cuando trabajo.
Rosi: hace muy bien, yo tampoco voy a tomar cuando trabaje, pero ahorita no estoy trabajando así que puedo
tomar a gusto, ¡salud!
Lupita: (la detiene de nuevo) ¡no! Por favor aquí no. Dame la botella, la voy a guardar y te la entrego a la salida.
Rosi: ¡es mía! La pagué. No me la quite.
Lupita: no te la voy a quitar, sólo la voy a guardar mientras pláticas con el psicólogo. (se va)
Rosi: me siento mal, no puedo respirar, estoy ansiosa… (comienza a temblar) estoy temblando… ¿qué me pasa?
¿me voy a morir? Traigan mi botella, por favor, sólo necesito un trago.
Psicólogo: no cabe duda, nos enfrentamos a una adicción al alcohol. Pero no se preocupe, podemos tratar esto
de inmediato. Sólo necesito que se tranquilice, respire profundo… eso es inhale… exhale… inhale… exhale…. así.
¿Se siente mejor?
Rosi: no, me siento más mareada, así como cuando salgo de una fiesta y me da el aire en la cara ¿no le ha
pasado? Mientras estás en la casa ni sientes nada, nomás te da el aire y ¡pum! Te sientes bien happy.
Psicólogo: ¡qué caray! Siéntese, no se me vaya a caer y menos a vomitar. A ver cuénteme, ¿desde cuándo
comenzó su adicción por el alcohol?
Rosi: no es adicción, es respeto, es amor por nuestra tierra. Mi papá me enseñó a sentirme orgullosa del tequila,
de esta bebida que Dios le regaló a México para compensarlo por tanto sufrimiento ¿a poco a usted no le
parece una delicia un trago de tequila?
Psicólogo: pues sí. A mí me gusta el tequila derecho.
Rosi: ¿y ya probó la margarita de tamarindo, especialidad de la casa?
Psicólogo: no.
Rosi: no sabe de lo que se pierde, le voy a preparar una.
Psicólogo: muchas gracias, que ama… ¡No! Regresemos a nuestro asunto y no me tiente con sus ofertas
¿acostumbra a beber en el trabajo?
Rosi: no, por supuesto que no. Sólo bebo antes de entrar, cuando voy al baño, en mi hora de comida y cuando
salgo.
Psicólogo: ¿se da cuenta que es una adicta?
Rosi: esa palabra se oye muy fea, yo podré ser borracha, pero no adicta.
Psicólogo: Una adicción es una dependencia a una sustancia, actividad o relación que causa cierta satisfacción,
es una actividad que no se puede controlar y que se vuelve compulsiva, como su adicción al alcohol en este
caso.
Rosi: ¿y eso es malo?
Psicólogo: es peligroso porque puede poner en riesgo su trabajo, su calidad de vida o su relación de pareja.
Rosi: ¿cuál pareja? Si ni tengo, me dejó hace dos meses el desgraciado. Pero sabe qué, ya no lo extraño, estoy
feliz de que se haya ido de mi vida (casi llorando porque está muy triste), lo único que lamento es que se haya
llevado el carro, pero está mejor porque así puedo tomar mientras voy en el autobús.
Psicólogo: ¿antes de que la dejaran tomaba tanto?
Rosi: no tanto, si tomaba como todos en las fiestas, para divertirme. Oiga doctor ¿qué usted está en contra del
tequila?
Psicólogo: para nada, no estoy a favor ni en contra sino todo lo contrario (Rosi hace cara de que no entiende).
Lo que quiero decir es que no le estoy diciendo que debe dejar de beber, a todos se nos antoja un tequilita de
vez en cuando, sólo le digo que debe controlar su adicción y no dejar que su adicción la controle a usted. Mire,
hay un momento indicado para tomar, un lugar adecuado y el trabajo no es el sitio ni el momento para esta
actividad.
Rosi: ya lo sé, pero es la única manera en la que puedo olvidar a ese desgraciado.
Psicólogo: ¡por supuesto que no! También lo puede olvidar asistiendo a terapia. Le voy a agendar una cita para
que tratemos su problema, así olvidará al innombrable y podrá trabajar tan bien como antes, libre de
adicciones y disfrutando el tequila en el momento adecuado y en la cantidad precisa.
Rosi: muchas gracias, doctor, que se me hace que me está devolviendo la fe en los hombres… oiga, usted no es
feo… ¿quiere tomar unas margaritas de tamarindo conmigo?...

También podría gustarte