Cada ven que recibo u
noche de invierno. Habja salido tarde del trabajo: ya no pasaban |
colectivos y tuve que volver a mi casa caminando, Em ese tempo
mercado del Abasto: cuando pasabs free}
hombre salié de las combras del edificio
fa un castillo cn la ncblina violeta dela noche y la 4
aparicién de! hombre me asusté. Ne se die
fade a punto de
scents de gre Tealbia cs
ndo unes mesos de-
lante de mf, sin verme. Era un cartero, y soportaba el peso de una
enorme bolsa de cucro sobre su espalda. Cuando pasé bajo. um fa-
me, y siguid cami
rol dé luz amarilla, una carta cayé de su balsa gastaca. Lo alcanogé
al tenderle la casta let cl nombre def destinatario. ‘
“Qué casualidad —dije-. Esta carca esta ditigida a mi. +
EL carcoro me sacé el sobre de las manos. Sus ropas eran casi,
addrajos, donde brillaban botones dorados. La gigantesca gorra
Jé capaba Ja mitad de Ja cara, No se Je velan Jos ojos. 4
‘Ya se alejaba, sin decir gracias, cuando te pregunté i
—zNo es tarde para hacer el repacto? :
-Ni tarde ni temprano. Es la hora justa =
Cruzamos la calle; el carcero se de
vo frente ala puecta de
casa, Saqué [a Have del bolsiflo, mientras espe
me diera la carta: apenas abri
puerta, vacié su bolsa de cucro
Gocaval.
en el umbral
—2Qué hace? Bard loco?
‘Todas son para usted —fue str
Y desaparecié en Ia esquina.
para estudiar los sobres, Ei cartena tenfa mzén: todas estaban dirig 4
gunos macasellas nde afos aris, otros, del presenec. La mayoria, del fururo. *
Qué estampilllas tan caras —dijo Ana, mi mujer. Nunca las habia visto :
odavia no existen. Faltan dics. afios pa jen escriba esa carta.
que alge
slencé un poco de guiso de lente}
s mientras Ana miraba la correspondencia.
—Voy a poder conecer toda ru vida, fas cosas que hiciste y Jas que hans,
nes esta chica que te escribiG? —sostenia un sobre es:
able—. ‘Tenfas dice’
‘No la abras. No coquies nada. Si hay cosas que olvidé, bien olvidadas estin. Y
del futuro no quiero saber nada, hasta que Hegue el momento. El correo funcio:
cada lia peor
a con cinta azulNo le gusté que no fa dejara abrir ninguna «.
toda la correspondencia en una valija y tome un cx
sree Central. Los partones de la entrada estaban
ta, Después del café meri
cio del Go-
rados; slo una pequef
hasta el ed
puertita al costado permanecia abierta. Subi por la scale:
Hegué hasta una
oficina iluminada.
Un cartel emt Ja puerta anunciaba: Oficina de Asuntos Sobrenaturales.
| Frente a su escritoria, un hombre estudiaba un plana de la ciudad con Tu-
pa, mientras se servia una copita de una botella de ron, Wacié la valija sobre
el mapa.
No me diga ada. Es
quiere trabajar de noche.
nidad. Gran error —miré el destinatario~. Es la zona de Agustoni
tercera vez en el mes. Sabe le que pasa? Nadie
ronces el correo contrata a los carteres de la exer
Ahora lo
llamo. oe
Levamté el teldfono y le pidié al cartero que se presentara de inmediato.
Cuando colgd me cxplics
—Los carteros de Ia ercridad tienen acceso a la correspondencia de todas
las épocas. Trabajan bien, pete cuande se aburren equivocan las cartas a pro
pésito. A veces las envian a lugares errados, otras, a la persona justa en la
época incorrecta. 2Sabe cul es su broma preferida? Mandar palomas mensa-
jeras en bandadas. Imaginese:
digo esto para que sepa que hay casos peares que el suyo.
“Gracias por el consuelo. :Pero qué puedo hacer con mi problema?
bre la puerta y entean trescientas palomas. L,
-Si no leyd las cartas, la
devuelve y listo. Se olvida del asunto.
cartero cntré a [a oficina. Mird con disgusro fas cartas amontonadas
gPara que las trajo de vuelta? ;Sabe lo que me costé Ilevarlas hasta su casa? Des-
de la huelga de tranvias de 1918 no recuerdo haber caminado tanto. Es
sc las Heva y las lee cn el momento oportuno.
Aun Favor:
No podria resistic 1a conta
nde hacerlo ahora. ¥ menos mi mujer.
~Cree que yo no siento curiasidad por todas las cartas que tengo que reparcir? Pe-
ro me las aguanto. Tenga, Ilévese por lo menos la mitad.
Habla abierto la valija y estaba Ilendndola con mis cartas. Yo no estaba dispuesto
ames, ¥ tesminamos por volcar una botella de ron,
—Mire lo que ha hecho —dijo el encargade de fa offcina—, jlsa es forma de tratar la co-
rrespondencia? Todas las cartas hiimedas. Ademas, no me ha dejado ni una gota de ron.
La responsabilidad es del correo —me defendi,
gustoni buscé ur
~Por lo menos cenga la gentileza de levarse ésta. La hubiera recibido dentro de das
difas. Me ahorra un viaje.
No le hice caso y bajé las escaleras con Ja valija vaca. No he vuelto a vera Agus-
rani, ni al hombre de la oficina, pero no las olvidor la carta que recibi a los des dias,
y todas las otras que Ilegaron a mi casa desde entonces, tuvieron el mismo olor a ron.
a flevarme una sola. Fore
carta,