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Dios te habla palabras de sanidad

Cuando Dios creo a Adán y Eva no existía la enfermedad ni la muerte. Dios no hizo al hombre
para que este se enferme y muera. Las personas se enferman y mueren por el pecado. Como
consecuencia de la desobediencia de Adán entró a la humanidad el pecado, las maldiciones y
las enfermedades, los cuales llenan a los hombres de angustias y desesperanzas.

Romanos 5:12 NBV dice: “Por el pecado de un hombre, el pecado entró en el mundo, y por el
pecado llegó la muerte. Y como todos pecaron, la muerte ha pasado a todos”.

¿De dónde recibe su fuerza la enfermedad?

Romanos 6:23 NTV dice: “Pues la paga que deja el pecado es la muerte…” es el pecado quien
da fuerza a la enfermedad para agotar la vida del hombre con dolor y sufrimientos

Hebreos 2:14 DHH dice: “…(Jesús) Pues solo como ser humano podía morir y solo mediante la
muerte podía quebrantar el poder del diablo, quien tenía el poder sobre la muerte.”.

Apocalipsis 1:17-18 NTV dice: “…¡No tengas miedo! Yo soy el Primero y el Último. Yo soy el
que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en
mi poder las llaves de la muerte y de la tumba”.

1 Corintios 15:55-56 PDT dice: “Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?
El aguijón de la muerte es el pecado…”

Este pasaje nos enseña que la raíz invisible de la enfermedad y las dolencias es el pecado.

Así entro en efecto la ley del pecado y la muerte, y desde entonces el hombre a estado sujeto al
poder de la muerte. Ese poder comenzó a obrar en toda la vida humana y la muerte física
comenzó a dominar a todo el mundo.

La enfermedad es el resultado del pecado. Es un castigo, no un premio. Debido a que el hombre


se revelo contra Dios y no obedeció sus mandatos, recibió la pena merecida. Uno de los castigos
fue la terrible enfermedad. El pecado activa la maldición de la enfermedad. La biblia dice:
“…como consecuencia de ese pecado, sufrieron dentro de sí el castigo que merecían”.
Romanos 1:27 NTV

La enfermedad es una maldición permitida por Dios, activada por el pecado.


Deuteronomio 28:20-22 dice: “Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en
todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la
maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado. Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta
que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Jehová te herirá de tisis,
de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te
perseguirán hasta que perezcas”.

Deuteronomio 28:27-28 dice: “Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna,
y con comezón de que no puedas ser curado. Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación
de espíritu…”

Deuteronomio 28:35 dice: “Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas,
desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado”.

Deuteronomio 28:60-61 dice: “…y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales
temiste, y no te dejarán. Asimismo, toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro
de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido”.

Deuteronomio 28 nos muestra una maldición declarada por Dios como consecuencia de la
desobediencia. El pecado activa la maldición declarada en Deuteronomio 28, y en este caso es la
enfermedad. La enfermedad viene por la opresión del diablo, pero la raíz de la opresión es que
las personas violaron la ley de Dios y se corrompieron. Dios las maldijo de tal modo que fueran
oprimidas por el diablo mediante enfermedades. Donde hay pecado, hay una maldición
operando y donde hay maldición esta la opresión del diablo obrando. En otras palabras, la
enfermedad opera legalmente por el pecado de los hombres.

Pero Dios es un Dios de amor y mediante su amor, preparo un camino de redención para el
hombre que por el pecado vivía bajo la opresión de la enfermedad, enviando a su único Hijo al
mundo y cargo sobre Jesús la maldición y la opresión de la enfermedad que opera como
consecuencia del pecado.

Está comprobado que existen 39 plataformas de enfermedades, no son 38 ni son 42, porque Jesús
sufrió 39 latigazos que tenían puntas de acero y huesos, los cuales marcaron su espalda y le
hicieron una llaga de sangre, y todo esto fue para cortar con la maldición de la enfermedad.
Todas las enfermedades que aparecen, sean nuevas, viejas, grandes o pequeñas son dominadas
por estas plataformas de enfermedad.

Isaías 53:5 NTV dice: “…fue azotado para que pudiéramos ser sanados”.
Hechos 10:38 PDT dice: “Ustedes saben que, a Jesús de Nazaret, Dios lo llenó del Espíritu Santo
y de poder. Él fue por todas partes haciendo el bien y sanando a los que vivían oprimidos por
el diablo. Lo pudo hacer porque Dios estaba con él”.

Gálatas 3:13 NTV dice: “Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando
fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito:
«Maldito todo el que es colgado en un madero”.

Cuando persona busca la sanidad de una enfermedad física, primero debe confesar sus pecados.
El pecado es la principal arma del diablo. Para que cualquier persona pueda ser librada de la
enfermedad, tiene que confesar sus pecados, perdonar y creer en el poder de resurrección de
Jesús.

El Señor les dijo a Marta y a María acerca de Lázaro su hermano quien llevaba cuatro días
muerto en el sepulcro.

“…Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
Juan 11:25

“… ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40

Romanos 8:11 PDT dice: “Dios resucitó a Jesús de la muerte. Y si el Espíritu de Dios vive en
ustedes, el mismo que resucitó a Cristo le dará vida a su cuerpo mortal por medio del Espíritu
que vive en ustedes”.
MEDITANDO Y ORANDO SU PALABRA

Yo soy tu sanador

Les dijo: Si escuchas con atención la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto delante de sus
ojos, y prestas oído a sus mandamientos y cumples todos sus estatutos, jamás te enviaré ninguna
de las enfermedades que les envié a los egipcios. Yo soy el Señor, tu sanador.
Éxodo 15:26 RVC

Jesucristo es siempre el mismo, ayer, hoy y por toda la eternidad.


Hebreos 13:8 BLPH

Mi voluntad es sanarte

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que seas sano, así como tu alma
está en prosperidad.
3 Juan 2 JBS

Que todo lo que soy alabe al Señor; con todo el corazón alabaré su santo nombre. Que todo lo
que soy alabe al Señor; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. Él perdona
todos mis pecados y sana todas mis enfermedades.
Salmos 103:1-3 NTV

Sirve solamente al Señor tu Dios. Si lo haces, yo te bendeciré con alimento y agua, y te protegeré
de enfermedades.
Éxodo 23:25 NTV

No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.


Salmos 91:10 RV1960

Jesús recorrió toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando las buenas noticias del
reino y sanando las enfermedades y dolencias de la gente. Su fama llegó hasta Siria, y le traían
todo tipo de enfermos: No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a
quien no sanara.
Mateo 4:23-24 NBV

He cargado con tus enfermedades

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo
consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras
rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Isaías 53:4-5 NVI

Así se cumplió la palabra del Señor por medio del profeta Isaías, quien dijo: Se llevó nuestras
enfermedades y quitó nuestras dolencias.
Mateo 8:17 NTV

Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y
vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.
1 Pedro 2:24 NVI

La enfermedad no viene de mi

Llegaron nuevamente los ángeles a presentarse ante el Señor, y con ellos el ángel acusador.
―¿De dónde vienes? —le preguntó el Señor al acusador. Y este respondió: —De rondar la tierra.
―Bien, ¿te fijaste en mi siervo Job? —preguntó el Señor—. Es el mejor hombre de toda la tierra;
hombre que me teme y se abstiene de todo mal. Ha mantenido su fe en mí no obstante haberme
incitado tú a que te dejara perjudicarlo sin causa alguna. ―¿Y qué si lo perjudico en carne
propia? —respondió el acusador—. El hombre dará cualquier cosa por salvar su vida. ¡Dáñalo
con una enfermedad, y te maldecirá en tu propia cara! ―Haz con él como quieras —respondió
el Señor—, pero no le quites la vida. Entonces el ángel acusador salió de la presencia del Señor
e hizo brotar en Job dolorosas llagas desde la cabeza hasta los pies.
Job 2:1-7 NBV

El pecado da como pago la muerte, pero Dios da como regalo la vida eterna en unión con
nuestro Señor Jesucristo.
Romanos 6:23 PDT
El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y
abundante.
Juan 10:10 NTV

Sé libre de tu enfermedad

Pues a esta mujer, que es descendiente de Abraham y que Satanás tenía atada con esta
enfermedad desde hace dieciocho años, ¿acaso no se la debía desatar aunque fuera sábado?
Lucas 13:16 DHH

En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salud te he socorrido: he aquí ahora el tiempo


aceptable; he aquí ahora el día de salud.
2 Corintios 6:2 RVA

No temas, cree solamente

No temas, que estoy contigo; no te angusties, que soy tu Dios. Te doy fuerza y voy a ayudarte,
te sostiene mi diestra salvadora.
Isaías 41:10 BLPH

Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias. Había sufrido
mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera
servido de nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor. Cuando oyó hablar de Jesús, se le
acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. Pensaba: Si logro tocar siquiera su ropa,
quedaré sana. Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado
libre de esa aflicción. Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder,
así que se volvió hacia la gente y preguntó: —¿Quién me ha tocado la ropa? —Ves que te
apretuja la gente —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: “¿Quién me ha tocado?”
Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. La mujer, sabiendo lo
que le había sucedido, se acercó temblando de miedo y, arrojándose a sus pies, le confesó toda
la verdad. —¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu
aflicción.
Marcos 5:25-34 NVI

Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga a decirle al
padre de la niña: —Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar más al Maestro? Pero Jesús, sin hacer
caso de ellos, le dijo al jefe de la sinagoga: —No tengas miedo; cree solamente. Y no dejó que lo
acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Al llegar a la casa del
jefe de la sinagoga y ver el alboroto y la gente que lloraba y gritaba, entró y les dijo: —¿Por qué
hacen tanto ruido y lloran de esa manera? La niña no está muerta, sino dormida. La gente se
rió de Jesús, pero él los hizo salir a todos, y tomando al padre, a la madre y a los que lo
acompañaban, entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: —Talitá, cum (que
significa: «Muchacha, a ti te digo, levántate»). Al momento, la muchacha, que tenía doce años,
se levantó y echó a andar. Y la gente se quedó muy admirada.
Marcos 5:35-42 DHH

Yo sufrí tus dolores

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo
consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras
rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Isaías 53:4 NVI

Sé sano

Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias. Había sufrido
mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera
servido de nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor. Cuando oyó hablar de Jesús, se le
acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. Pensaba: Si logro tocar siquiera su ropa,
quedaré sana. Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado
libre de esa aflicción. Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder,
así que se volvió hacia la gente y preguntó: —¿Quién me ha tocado la ropa? —Ves que te
apretuja la gente —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: “¿Quién me ha tocado?”
Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. La mujer, sabiendo lo
que le había sucedido, se acercó temblando de miedo y, arrojándose a sus pies, le confesó toda
la verdad. —¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu
aflicción.
Marcos 5:25-34 NVI

Mi compasión te traerá sanidad


Cuando Jesús bajó de la barca, vio a una gran multitud, tuvo compasión de ellos y sanó a los
que estaban enfermos.
Mateo 14:14 PDT

Mi Presencia te hace libre de la opresión

Dios resucitó a Jesús de la muerte. Y si el Espíritu de Dios vive en ustedes, el mismo que
resucitó a Cristo le dará vida a su cuerpo mortal por medio del Espíritu que vive en ustedes.
Romanos 8:11 PDT

Ustedes saben que, a Jesús de Nazaret, Dios lo llenó del Espíritu Santo y de poder. Él fue por
todas partes haciendo el bien y sanando a los que vivían oprimidos por el diablo. Lo pudo
hacer porque Dios estaba con él.
Hechos 10:38 PDT

Cuando ponían sobre los enfermos pañuelos o delantales que apenas habían tocado la piel de
Pablo, quedaban sanos de sus enfermedades y los espíritus malignos salían de ellos.
Hechos 19:12 NTV

Echa fuera el espíritu de enfermedad

Allí había una mujer que tenía un espíritu de enfermedad que la había tenido lisiada ya por 18
años. Andaba encorvada y no se podía enderezar nada. Lucas 13:11 PDT

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios…
Marcos 16:17 RV1960

Yo les he dado poder (autoridad) a ustedes para caminar sobre serpientes y alacranes, y para
vencer toda la fuerza del enemigo, sin sufrir ningún daño.
Lucas 10:19 NTV

Te he librado de la muerte
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Juan 11:25 RV1960

Él nos libró de la muerte y de la misma manera nos volverá a librar cuando sea necesario. En
él hemos puesto nuestra esperanza.
2 Corintios 1:10 NBV

(Jesús) Pues solo como ser humano podía morir y solo mediante la muerte podía quebrantar
el poder del diablo, quien tenía el poder sobre la muerte.
Hebreos 2:14 DHH

…¡No tengas miedo! Yo soy el Primero y el Último. Yo soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero
mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte
y de la tumba.
Apocalipsis 1:17-18 NTV

Te preservaré y te mantendré vivo

Tú vivirás muchos años, morirás en paz y serás sepultado.


Genesis 15:15 PDT

Lo haré disfrutar de una larga vida: ¡lo haré gozar de mi salvación!


Salmos 91:16 DHH

El Señor los protege y los mantiene con vida; los prospera en la tierra y los rescata de sus
enemigos.
Salmos 41:2 NTV

Mi palabra es medicina y te da salud

Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. No las pierdas de
vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón, pues traen vida a quienes las encuentran
y dan salud a todo el cuerpo.
Proverbios 4:20-22 NTV

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