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Fecha: 07/03/2023

Profesor: Dr. Jesús Ramón Olvera Rangel


Tutor: Moisés Ibarra Romero
Estudiante: Paulina Nilo Guevara
Materia: Estadía en Ambulancia

Fisiopatología, Evaluación y Tratamiento del Paciente con Sobredosis de


Cocaína
Introducción
La cocaína es una droga simpaticomimética con propiedades estimulantes y
euforizantes del sistema nervioso central. Las dosis altas pueden causar pánico,
síntomas similares a la esquizofrenia, convulsiones, hipertermia, hipertensión, arritmias,
accidente cerebrovascular, disección aórtica, isquemia intestinal e infarto de miocardio.
La toxicidad se trata con medidas sintomáticas, como benzodiacepinas IV (para la
agitación, la hipertensión y las convulsiones) y técnicas de enfriamiento (hipertermia).
La abstinencia se manifiesta sobre todo como depresión, dificultad para concentrarse y
somnolencia (síndrome de eliminación de la cocaína).
Muchos de los consumidores de cocaína lo son de forma recreativa y episódica. Sin
embargo, cerca del 25% (o más) cumple con los criterios de abuso o dependencia. En
los últimos tiempos, disminuyó el consumo entre los adolescentes. La disponibilidad de
formas extremadamente activas desde el punto de vista biológico, como la cocaína
crack o la pasta base, ha empeorado el problema de la dependencia a la cocaína. La
mayor parte de la cocaína en los Estados Unidos tienen un grado de pureza cercano al
45 a 60%; puede contener una amplia variedad de rellenos, adulterantes y
contaminantes.
La mayor parte de la cocaína en los Estados Unidos es volatilizada e inhalada, pero
puede ser esnifada o inyectada IV. En caso de inhalación, la sal de clorhidrato en polvo
se convierte en una forma más volátil, en general por el agregado de NaHCO3, agua y
calor. El precipitado resultante (cocaína crack) es volatilizada por calentamiento (no se
quema) y se inhala. El comienzo del efecto es rápido y la intensidad del “viaje” es
comparable con la de la inyección IV. Cuando se produce tolerancia a la cocaína, la
abstinencia por su consumo en grandes dosis se caracteriza por somnolencia, dificultad
para concentrarse, aumento del apetito y depresión. La tendencia a seguir tomando la
droga es fuerte después de un periodo de abstinencia.
Los consumidores que fuman la droga pueden desarrollar neumotórax o
neumomediastino, que causa dolor torácico y disnea. La isquemia miocárdica debido al
consumo de cocaína también puede causar dolor torácico, pero la cocaína también
puede causar dolor torácico en ausencia de isquemia miocárdica; el mecanismo no
está claro. Pueden producirse arritmias y alteraciones de la conducción. Los efectos
cardíacos pueden llevar a la muerte súbita. Los episodios de consumos exagerados, a
menudo durante varios días, conducen a un síndrome de agotamiento, con cansancio
intenso y necesidad de dormir.
Toxicidad o sobredosis
La sobredosis puede causar ansiedad intensa, pánico, agitación, agresión, insomnio,
alucinaciones, delirios paranoides, deterioro del juicio, temblores, convulsiones y delirio.
La midriasis y la diaforesis son evidentes y aumentan la frecuencia cardíaca y la
tensión arterial. Puede producirse la muerte por infarto de miocardio o arritmias.
La sobredosis grave provoca un síndrome de psicosis aguda, hipertensión, hipertermia,
rabdomiólisis, coagulopatía, insuficiencia renal y convulsiones. Los pacientes con
toxicidad clínica extrema, sobre una base genética, pueden mostrar disminución
(atípica) de la colinesterasa sérica, una enzima necesaria para la depuración de la
cocaína.

Desarrollo
Fisiopatología
La cocaína, un alcaloide presente en las hojas de la planta de coca, potencia la
actividad de la noradrenalina, la serotonina y la dopamina en los sistemas nerviosos
central y periférico.
El aumento de la actividad de la dopamina es la causa probable de los efectos
pretendidos de la droga y, así, del refuerzo que contribuye al desarrollo de abuso y
dependencia.
El aumento de la actividad de noradrenalina explica los efectos simpaticomiméticos:
taquicardia, hipertensión, midriasis, diaforesis e hipertermia.
La cocaína también bloquea los canales de sodio, lo que explica su acción como
anestésico local. La cocaína provoca vasoconstricción y, por lo tanto, puede afectar a
casi cualquier órgano. El infarto de miocardio, la isquemia y la hemorragia cerebrales,
la disección aórtica, la isquemia intestinal y renal son posibles secuelas.
El comienzo de los efectos de la cocaína depende del modo de uso:
 Inyección IV y fumar: comienzo inmediato, efecto máximo después de cerca de 3
a 5 min y duración de 15 a 20 min
 Uso intranasal: comienzo en 3 a 5 min, efecto máximo a los 20 a 30 min y
duración de 45 a 90 min
 Uso oral: comienzo en cerca de 10 min, efecto máximo a los 60 min y duración
aproximada de 90 min
Como la cocaína es una droga de acción corta, los consumidores intensivos pueden
inyectarla o fumarla en forma repetida cada 10 a 15 min.
Signos y síntomas
Efectos agudos
Los efectos del consumo de cocaína pueden ser diferentes dependiendo del modo de
consumo. Cuando se inyecta o se fuma, la cocaína causa hiperestimulación, alerta,
euforia, sensación de fuerza y poder. La excitación es similar a la producida por la
inyección de anfetaminas. Estas sensaciones son menos intensas y perturbadoras en
los usuarios que esnifan el polvo de cocaína.
Los consumidores que fuman la droga pueden desarrollar neumotórax o
neumomediastino, que causa dolor torácico y disnea. La isquemia miocárdica debido al
consumo de cocaína también puede causar dolor torácico, pero la cocaína también
puede causar dolor torácico en ausencia de isquemia miocárdica; el mecanismo no
está claro. Pueden producirse arritmias y alteraciones de la conducción. Los efectos
cardíacos pueden llevar a la muerte súbita. Los episodios de consumos exagerados, a
menudo durante varios días, conducen a un síndrome de agotamiento con cansancio
intenso y necesidad de dormir.
Toxicidad o sobredosis
La sobredosis puede causar ansiedad intensa, pánico, agitación, agresión, insomnio,
alucinaciones, delirios paranoides, deterioro del juicio, temblores, convulsiones y delirio.
La midriasis y la diaforesis son evidentes y aumentan la frecuencia cardíaca y la
tensión arterial. Puede producirse la muerte por infarto de miocardio o arritmias.
La sobredosis grave provoca un síndrome de psicosis aguda (p. ej., síntomas similares
a los esquizofrénicos), hipertensión, hipertermia, rabdomiólisis, coagulopatía,
insuficiencia renal y convulsiones. Los pacientes con toxicidad clínica extrema, sobre
una base genética, pueden mostrar disminución (atípica) de la colinesterasa sérica, una
enzima necesaria para la depuración de la cocaína.
Los pacientes que inhalan cocaína pueden desarrollar un síndrome pulmonar agudo,
con fiebre, hemoptisis e hipoxia, que puede progresar a insuficiencia respiratoria.
El consumo simultáneo de alcohol y cocaína da origen a un producto de condensación,
cocaetileno, que tiene propiedades estimulantes y puede contribuir a la toxicidad.
Efectos crónicos
Los efectos tóxicos graves se producen en personas que experimentan un grave
consumo compulsivo de cocaína. Pueden desarrollarse fibrosis miocárdica, hipertrofia
ventricular izquierda y miocardiopatía. A veces, la aspiración repetida produce la
perforación del tabique nasal debido a la isquemia local. El deterioro cognitivo, que
comprende el deterioro de la atención y la memoria verbal, se produce en algunos
consumidores intensivos. Aquellos que se inyectan cocaína están sujetos a
complicaciones infecciosas típicas.
Embarazo
Aumenta la probabilidad de abortos espontáneos, así como el incremento de
desprendimientos placentarios y la toxicidad cardiovascular. Asimismo, hay un mayor
efecto tóxico de la droga en el feto por disminución del flujo sanguíneo que llega al
útero, aumento de la resistencia vascular uterina y disminución de la oxigenación del
feto.
Diagnóstico
 Evaluación clínica
El diagnóstico de la intoxicación con cocaína suele ser clínico. No se miden las
concentraciones de las drogas. El metabolito de la cocaína, benzoilecgonina, es parte
de la mayoría de las pruebas de detección sistemática de drogas en orina.
Tratamiento
 Benzodiacepinas IV (Diazepam, MIdazolam, Clonazepam)
 Evitar los beta-bloqueantes (podría inducir isquemia miocárdica)
 Enfriamiento para la hipertermia según sea necesario
Toxicidad o sobredosis
El tratamiento de la intoxicación leve por cocaína suele ser innecesario porque la droga
tiene una acción extremadamente corta. Las benzodiacepinas constituyen el
tratamiento inicial preferido para la mayoría de los efectos tóxicos, como excitación del
sistema nervioso central y convulsiones, taquicardia e hipertensión. Puede utilizarse
Lorazepam, 2 a 3 mg IV cada 5 min ajustado al efecto. A veces se necesitan dosis altas
e infusión continua. La infusión de Propofol, con ventilación mecánica, puede utilizarse
para los casos resistentes.
La hipertensión arterial que no responde a las benzodiacepinas se trata con nitratos IV
(p. ej., nitroprusiato) o fentolamina; los betabloqueantes no se recomiendan porque
permiten el estímulo alfa-adrenérgico continuo.
La hipertermia es potencialmente letal y debe tratarse de manera enérgica con
sedación más enfriamiento por evaporación, compresas frías y mantenimiento del flujo
de orina y el volumen intravascular con solución fisiológica IV.
Las fenotiazinas reducen el umbral para las convulsiones y sus efectos anticolinérgicos
pueden interferir con el enfriamiento; por lo tanto, no son preferidas para la sedación.
En ocasiones, los pacientes con agitación muy intensa deben ser paralizados
farmacológicamente y recibir ventilación mecánica para mejorar la acidosis, la
rabdomiólisis o la disfunción multisistémica.
El dolor torácico relacionado con la cocaína se evalúa como en cualquier otro paciente
con isquemia miocárdica o disección aórtica potencial, con radiografía de tórax, ECG
seriado y marcadores cardíacos séricos. Como se comentó los beta-bloqueantes están
contraindicados y las benzodiacepinas representan el fármaco de primera línea. Si se
necesita la vasodilatación coronaria después de las benzodiacepinas, puede
considerarse el uso de nitratos o fentolamina, 1 a 5 mg IV, administrados lentamente.

Conclusión
La cocaína afecta a múltiples sistemas corporales en los que desarrolla diversas
patologías, llegando incluso a producir la muerte. Esto puede suceder incluso en
usuarios nuevos o saludables.
Hay patologías neurológicas muy frecuentes derivadas de los efectos de la cocaína. De
entre ellas destacan las cefaleas, los accidentes vasculares isquémicos y
hemorrágicos, especialmente en personas jóvenes.
Otras complicaciones neurológicas derivadas de la cocaína son las crisis convulsivas.
El status epiléptico puede observarse sin historia de epilepsia, pero con el antecedente
inmediato de un consumo de gran cantidad de cocaína. Tampoco puede olvidarse que
estas crisis podrían ser secundarias a un ACV isquémico o hemorrágico.
Debe descartarse también la hipoglucemia, en particular en aquellos pacientes que son
diabéticos o que han consumido simultáneamente bebidas alcohólicas.
Algunos consumidores tienen un mayor riesgo de muerte a causa de la cocaína. Estos
incluyen consumidores con enfermedades del corazón e hipertensión.
El espectro clínico de las manifestaciones cardiovasculares asociadas al uso de
cocaína es amplio, siendo las más importantes los fenómenos isquémicos coronarios,
la aparición de arritmias y la hipertensión (esta última tiende a resolverse
espontáneamente, aunque en algunos pacientes podría convertirse en una emergencia
hipertensiva con convulsiones, AVC o edema agudo de pulmón).
La sobredosis de cocaína puede acabar también en un estado de hipotensión o shock,
que puede tener un origen multifactorial y que, en cualquier caso, tiene un mal
pronóstico. Shock distributivo (por <<agotamiento>> de neurotransmisores y, por tanto,
de la respuesta adrenérgica), cardiogénico (QRS ancho en el ECG) o hipovolémico (en
el paciente con diátesis hemorrágica por coagulación intravascular diseminada
asociada, por ejemplo, a una hipertermia severa).
Una complicación rara pero extremadamente grave del consumo de cocaína y siempre
asociada a una emergencia hipertensiva es la disección aórtica.
El consumo de cocaína es una causa de muerte súbita; puede ser a consecuencia de
una FV o secundaria a un IAM masivo, rotura aórtica o hemorragia cerebral.
La reanimación de un paro cardíaco por consumo de cocaína y presumiblemente
asociada a una arritmia cardíaca se tratará con las medidas habituales de reanimación,
pero se prolongarán durante más de 30 minutos para dar tiempo a que la cocaína vaya
metabolizándose y reduciendo sus efectos tóxicos sobre el miocardio.
Por último, existe la posibilidad de que consumidores crónicos sean adictos a otras
drogas y desarrollen problemas de salud mental. Algunos pacientes presentan
reacciones adversas de tipo psiquiátrico (inquietud, ansiedad, agitación, etc.). A veces
las manifestaciones son más graves, como la crisis de pánico, el delirio o las
alucinaciones, en un contexto de una psicosis aguda. El hallazgo de otras
manifestaciones de hiperactividad simpática (midriasis, sudación, piloerección, etc.),
facilita el diagnóstico diferencial.
Las personas que se inyectan cocaína corren el riesgo de contraer enfermedades como
el VIH o la hepatitis.

Bibliografía
https://www.msdmanuals.com/es-mx/professional/temas-especiales/
drogas-recreativas-y-t%C3%B3xicas/coca%C3%ADna

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