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CAPITULO 7 – APLICACIÓN DE LA LEY POR EL JUEZ

ARTÍCULO VIl - Los jueces tienen la obligación de aplicar ¡a


norma jurídica pertinente, aunque no haya sido invocada en la
demanda.
Para el análisis debido del articulo VII, es preciso separar diversos aspectos involucrados en esta
temática. Para ello debemos hacer referencia al impulso procesal que según Alsina señala lo
siguiente:

Esa fuerza externa que lo mueve se llama impulso procesal, concepto que se
vincula a la institución de los términos, cuya función consiste en poner un. límite
en el tiempo a los actos procesales, y al principio de preclusión, que establece un
orden entre los mismos e impide su regresión.
El principio de estas consideraciones emana, Los sistemas procesales que pueden ser
clasificados en dos:
1. En el que la iniciativa del proceso este reservada a los particulares (sistema
acusatorio)
2. En el que la iniciativa se confiera al órgano jurisdiccional (sistema inquisitivo)
Dando correlación a la primera clasificación hablamos del principio dispositivo en
donde no solamente las dueñas de la acción, pueden darle vida al proceso con la
presentación de la demanda, tambien pueden extinguirlo en cualquier momento
mediante el desistimiento o transacción, se advierte el principal efecto de este principio
es la limitación de los poderes del juez, este no procede de oficio (ne judex procedat ex
officío), solo pudiendo conocer el litigio en la extensión en que las partes quieran
hacerle conocer de tal manera que los hechos controvertidos deben ser admitidos como
ciertos y las afirmaciones y las pruebas aportadas por las panes constituyen los únicos
fundamentos de la sentencia.
En cuanto a la segunda clasificación hablamos del principio inquisitivo, este no solo el
juez tiene la iniciativa, sino que a el corresponde la conducción del proceso (principio
judicial o inquisitivo), es decir, la investigación de los hechos, la formación del material
de conocimiento, o sea la aportación de las pruebas, así como las medidas tendientes a
hacer electivo el avance del procedimiento, etc, esta en manos del juez.
Teniendo en consideración lo dicho anteriormente queda establecido que el articulo VII
no tiene nada que ver con las problemáticas del impulso del proceso.
Es claro que en la dogmática procesal que los términos de la litis son fijados por las
partes, y que el pronunciamiento final debe ceñirse a ellos, por lo que el juez no puede ir
más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido
alegados por las partes.
Por lo que bajo ningún canon interpretativo el articulo VII, señala la ampliación de la
pretensión jurídica del demandante, o a resolver sobre punto no demandado o
controvertido, pretenderlo así desnaturalizaría el significado textual y lógico del articulo
VII.
En contenido el articulo VII versa, por lo tanto, sobre la vigencia y obligatoriedad de las
disposiciones legales y con la consecuente obligación de que sean aplicadas según su
pertinencia al caso, al margen de la expresión equivocada o de la omisión que de ellas
haga el litigante.
CONTENIDO DEL ARTÍCULO VII
José Antonio Silva Vallejo, hace referencia que el articulo VII es producto
sustancialmente modificado de una norma que el propuso a la Comisión Revisora del
Código Civil:
Los jueces pueden corregir el derecho mal o insuficientemente invocado por las
partes, siempre y cuando de amos resulte que hay congruencia entre los hechos
planteados en la demanda y las pruebas actuadas; ya que en definitiva es el
Juez quien aplica la norma pertinente a la relación jurídica controvertida.
Por consecuencia de la hermenéutica de un juez dictador o de una interpretación
mediocre queda reducida a:
los jueces tienen la obligación de aplicar la norma jurídica, pertinente, aunque
no haya sido invocado en la demanda
Esta modificación fue propuesta por Javier Alva Orlandini.
Tomo como base la propuesta original de Silva Vallejo esta contiene las siguientes
características:
1. los jueces tienen la obligación de aplicar la norma jurídica, pertinente, aunque no
haya sido invocado en la demanda, consiste en una atribución tutelar al juez para que
corrija un error o ignorancia en la sustentación normativa precisa hecha por el litigante
dentro del proceso. Además, la primera parte de la propuesta no se refiere solo al
demandante —como sí lo hace el artículo VII—, sino que beneficia a todas las partes de
proceso.
2. «de autos resulte que hay congruencia entre los hechos planteados en la demanda y
las pruebas actuadas»., sustancialmente los hechos planteados como las pruebas,
corresponde en esencia a las partes
3. La última parte de la propuesta declara expresamente que, en definitiva, corresponde
al juez aplicar la norma pertinente a la relación jurídica controvertida, siendo así de su
exclusiva prerrogativa decidir cual es la norma pertinente y aplicarla.
La normal originalmente propuesta nos remite al principio IURA NOVIT CURIA,
llegando a la conclusión atreves de un trabajo jurídico, que aforismo, es el conocimiento
del derecho objetivo, de la norma jurídica, por parte del juez. La extensión del aforismo
y aplicación normal del mismo alcanza a los derechos subjetivas hechos valer por los
litigantes.
Esta decisión del aforismo dada por Sentir, guarda congruencia con lo señalado en el
articulo VII, siendo expresada de forma distinta, pero manteniendo su esencia. El juez
conoce el Derecho y debe aplicarlo, no importando para ello las deficiencias o la
ignorancia en que haya incurrido la parte correspondiente.
En síntesis, d articulo VII, tanto por su texto literal como por sus antecedentes
doctrinales, está orientado a garantizar que el juez aplique las normas pertinentes,
aunque no hayan sido invocadas debidamente por las partes, y en absoluto tiene que ver
ni con la modificación de la litis planteada por las partes. El principio contenido en el
artículo Vil, de otro lado, es perfectamente congruente con la primacía de la ley y su no
derogación por acto particular de parre, aunque este conlleve negligencia o ignorancia al
invocar el derecho que la asiste, pretender que no es así va contra el Estado de Derecho.
Leon Barandiaran, a expresado lo siguiente de lo anteriormente mencionado:
El demandante solicita el reconocimiento del derecho que realmente tiene, y así
resulta de los actuados y probanzas; pero en la demanda se cita por error un
precepto legal que no es precisamente el que ampara el derecho sino otro
distinto. Pero por tal error el juez no debe declarar infundada la demanda sino,
por el contrario, declararla fundada, recurriendo al precepto legal que la pueda
amparar y que no está citado en la demanda [...] pues la verdad real debe
prevalecer frente a la verdad formal.

El TC ha ratificado la validez del articulo VII:

por aplicación del aforismo jura novit curia, el juez tiene el poder-deber de
identificar el derecho comprometido en la causa, aun cuando no se encuentre
expresamente invocado en la demanda De este modo el juez, como director del
proceso, dice el derecho antes de emitir sentencia, lo que no implica, en ningún
caso, la modificación del objeto de la pretensión o de los términos de la demanda; es
decir, que ella no puede suponer fundar su decisión en hechos diversos de los que han
sido alegados por las partes.

DEFICIENCIAS IDENTIFICADAS EN EL ARTÍCULO VII:

En síntesis, ellos son:

1. El caso puede ser tal si la demanda exige una petición amparada en una norma
general correcta, pero existe una norma de excepción que beneficia al demandado y este
no la invoca. El juez debería aplicar la norma pertinente y declarar infundada la
demanda en atención a la excepción. Es obvio que el texto no lo dice así, pero ante la
claridad de la situación sería perfectamente aplicable un razonamiento analógico a pari
—donde hay la misma razón existe el mismo derecho—, defendiendo los intereses del
demandado con la aplicación de la norma pertinente. No obstante, el hecho de que haya
que recurrir a la analogía para atender a las circunstancias. habla de las deficiencias que
muestra el artículo.
2. Es la posibilidad de que la aplicación de la norma no citada se verifique en un estado
de proceso en el que la parte perjudicada no pueda ejercer su defensa frente a ella, En
este caso, podría afectarse seriamente el derecho de defensa y, la verdad sea dicha, el
artículo VII del Título Preliminar no trae solución alguna al problema —ni tampoco, a
su turno, la trajo el Decreto Legislativo 310 de 12 de noviembre de 1984, que estableció
las nuevas disposiciones procesales en vista de k aplicación de las nuevas normas
civiles.

La atribución contenida en el Are. VII del Título Preliminar solo puede


ejercitarse cuando no afecta ni el derecho de defensa ni el principio centrad icio
rio, es decir, cuando no altera en nada las pretensiones planteadas por las
partes ni los hechos alegados y sometidos a probanza.

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