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LAMENTACIONES

Es un poema fúnebre que describe las miserias y desolaciones de Jerusalén, resultado


de su estado de sitio y destrucción posterior. El profeta expresa su profundo pesar por ese
calamitoso evento en la historia del pueblo elegido por Dios, la destrucción de Jerusalén en
586 a. C. por Nabucodonosor, rey de Babilonia. El libro es el tercero de los cinco libros que
componen el meguillot o “rollos de las fiestas” (es decir, Cantar de los cantares, Rut,
Lamentaciones, Eclesiastés y Ester), utilizados en ciertas festividades judías. Esta triste
canción de Jeremías fue adoptada por la nación judía, 1 los judíos cantan este libro todos los
viernes en el Muro de los Lamentos, en Jerusalén, y lo leen en las sinagogas, ayunando en el
noveno día de Av, el día destinado al lamento de las cinco grandes calamidades que
sobrevinieron sobre la nación.
Autor: Aunque el libro no menciona el nombre del autor, la Septuaginta y la tradición
judía, así como los cristianos atribuyen Lamentaciones al profeta Jeremías.
Tema: La fidelidad de Dios. En la angustia más extrema y la derrota abrumadora, sin
ninguna esperanza de consuelo de alguna fuente humana, el profeta espera la salvación de la
mano del gran Señor del universo. Lamentaciones debe generar obediencia e integridad en
todos los fieles verdaderos, al tiempo que da una advertencia temerosa concerniente a
aquellos que ignoran la revelación de Dios a través de su Palabra. No hay registro en la
historia de otra ciudad en ruinas que haya sido lamentada en un lenguaje tan patético y
conmovedor. Ciertamente, es beneficioso que describa la severidad de Dios hacia aquellos
que continúan siendo rebeldes, obstinados e impenitentes.
Personas clave: Jeremías y la ciudad de Jerusalén.

Esquema de Lamentaciones
I. El primer poema: la miseria, el pecado y la oración de Jerusalén (1:1-22).
a) La derrota, la humillación, el sufrimiento y el pecado de Jerusalén (1:1-11).
b) Hablando al mundo descuidado de su castigo (1:12-19).
c) Una oración que pide ayuda con gran angustia (1:20-22).

II. El segundo poema: la destrucción enviada por Dios y la reacción del profeta
(2:1-22).
a) Cómo Dios mismo destruyó a Israel (2:1-10).
b) El sufrimiento del profeta, la desesperanza y la exhortación a la oración (2:11-19).
c) La oración angustiada de Judá (2:20-22).

                                                            
1
 El santuario fue totalmente consumido por el fuego, en el año 70 d. C, por el calendario judaico el día 9 de 
Av; igual fecha que 656 años antes el primer Templo fuera destruido por Nabucodonosor. Josefo lamentó: “no 
podríamos, por eso, dejar de admirarnos más bien, de que la destrucción de ese incomparable Templo, haya 
sucedido en el mismo mes y en el mismo día que cuando los babilónicos antes lo habían incendiado también. 
Ese segundo incendio ocurrió en el segundo año del reinado de Vespasiano, mil ciento treita años, siete meses 
y quince días después que el rey Salomón lo había construido por primera vez; seiscientos treinta nueve años, 
cuarenta y cinco días después que Ageo lo había hecho restaurar, en el segundo año del reinado de Ciro” 
(JOSEFO, Flavio. Historia de los hebreos. Río de Janeiro: CPAD. p. 679). 
III. El tercer poema: la severidad y la misericordia de Dios; la sumisión y la
oración del pueblo (3:1-66).
a) La severidad del castigo lleva a pensamientos de misericordia (3:1-24).
b) Sumisión y humildad traen misericordia (3:35-39).
c) Su arrepentimiento llega demasiado tarde (3:40-47).
d) El profeta y el pueblo confían en Dios para la vindicación al final (3:48-66).

IV. El cuarto poema: devastación, el resultado de la desobediencia (4:1-22).


a) La devastación del pueblo y sus líderes (4:1-11).
b) La desobediencia y sus resultados (4:12-20).
c) Edom será castigado e Israel será ayudado (4:21-22).

V. El quinto poema: una oración que registra el sufrimiento y los llamamientos


finales de Jerusalén (5:1-22).
a) Un recordatorio de su lamentable estado (5:1-10).
b) Nadie está exento de sufrimiento (5:11-14).
c) Todo el orgullo y la alegría se han ido (5:15-18)
d) El último llamado desesperado (5:19-22).
 

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