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Infancia y juventud

Fue hijo de Manuel José Velasco Gallo y de Clara Luz Alvarado Zevallos. Nació
en Castilla el 16 de junio de 1910, distrito de la provincia de Piura
En 1929, a los 18 años, llegó a Lima cuando ya se había realizado el concurso de
admisión a la Escuela de Cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos de ese año. Decidió
entonces incorporarse al ejército como recluta, el 5 de abril de 1929, llegando a ser
instructor de la Escuela de Clases a nivel de suboficial. Pudo después asistir a la Escuela
Militar de oficiales, de donde egresó el 1 de febrero de 1934, con el grado
de subteniente de infantería.
De 1937 a 1959 fue ascendiendo en grados militares. En 1962, pasó a ser agregado militar
en la Embajada del Perú en París, Francia y, ya de retorno, fue nombrado jefe de Estado
Mayor de la I Región Militar (1964). En 1965, ascendió a General de División. En enero de
1968, bajo el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, asumió la Comandancia
General del Ejército y la presidencia del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del
Perú.

Supuesto complot contra el gobierno de Belaúnde


Desde el momento en que alcanzara la Comandancia General del Ejército y la presidencia
del Comando Conjunto, el general Juan Velasco empezó a complotar contra el gobierno
democrático de Belaunde, junto con otros oficiales del Ejército. Estos oficiales, formados
en el CAEM, se dedicaron previamente a estudiar la situación política, social y económica
del Perú y concibieron un plan que, a su juicio, superaría la terrible crisis que agobiaba a la
nación.

El escándalo del Acta de Talara y la Página 11


El pretexto usado para perpetrar el golpe fue el arreglo que el gobierno de Belaúnde dio al
añejo problema de La Brea y Pariñas. Un Yacimiento pretolero explotado por una
compañía estadounidense la  IPC. Durante décadas esta compañía y su antecesora
británica se habían negado a pagar al Estado el monto real de los impuestos por
explotación. Este viejo litigio tuvo su término el 13 de agosto de 1968 con la suscripción del
Acta de Talara, por la cual todos los campos petrolíferos que explotaba la IPC retornaban
al Estado peruano, mientras que dicha compañía solo conservaba la vieja refinería
de Talara. Pronto se habló de manejos ocultos en la operación, que supuestamente
beneficiaban a la IPC, y se acusó de “entreguismo” al gobierno de Belaunde. El escándalo
estalló cuando se denunció que faltaba una página en el contrato de precios de petróleo
crudo entre la estatal Empresa Petrolera Fiscal (EPF) y la IPC (10 de septiembre de 1968).
Esa fue la famosa "Página Once", que sirvió de excusa para el golpe de Estado que
Velasco encabezó en menos de un mes.
Se ha discutido sobre las verdaderas razones del golpe de Estado de 1968. Mientras que
unos sostienen que a los militares golpistas les inspiraba un sincero deseo de implantar la
justicia social en el Perú, otros (como el mismo Belaúnde) han hecho notar que los
militares se adelantaron a impedir la realización de las elecciones generales de 1969, en
las que se presagiaba el triunfo de Víctor Raúl Haya de la Torre.4 Y es que los militares,
desde la década de 1930, habían hecho cuerpo único para impedir el ascenso al poder de
Haya y los apristas.

El golpe de Estado de 1968[editar]


En horas de la madrugada del 3 de octubre, tanques de la división blindada rodearon
Palacio de Gobierno, así como el Palacio del Congreso. El presidente Belaúnde fue
aprehendido y enviado en avión hacia Buenos Aires. El Congreso fue cerrado. Se
consumó así el golpe de Estado
En el manifiesto que ese mismo 3 de octubre de 1968 dieron los militares, estos trataron
de justificar el golpe arguyendo contra el gobierno depuesto la «pseudo solución
entreguista dada al problema de La Brea y Pariñas». Acto seguido, se dio el Estatuto que
regiría al autodenominado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas. Los
comandantes generales del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea se constituyeron en Junta
Revolucionaria y designaron al general Juan Velasco Alvarado como Presidente de la
República. A diferencia de la Junta Militar de 1962, la Junta Revolucionaria instalada en
1968 no puso límite al tiempo en que permanecería en el poder.
El gobierno nacionalizó sectores clave de la economía, como los bancos, la industria
petrolera y los sectores relacionados con la exportación. La pesca, la minería, las
telecomunicaciones, la energía, el petróleo, se agrupan en conglomerados estatales
(PescaPerú, MineroPerú, Petroperú, ElectroPerú, EntelPerú, etc.); el tipo de cambio y el
comercio exterior pasan a depender del Estado. El 9 de octubre de 1968, ordenó la toma
de las instalaciones de la IPC en Talara, la misma que la realizaron las fuerzas de la
Primera Región Militar con sede en Piura, al mando del general Fermín Málaga. Este
hecho tuvo un gran impacto en el país y ayudó al gobierno a consolidarse en el poder.
La piedra angular de la política económica del gobierno fue la reforma agraria , destinada a
eliminar las grandes haciendas y que dedicó la redistribución de once millones de
hectáreas a los campesinos. Los antiguos propietarios lloraron la confiscación, porque los
bienes expropiados se pagaron con bonos no negociables que corrían el riesgo de perder
todo su valor con la inflación.
El régimen de Velasco realizó inversiones masivas en educación, elevó la lengua
quechua -hablada por casi la mitad de la población pero despreciada hasta entonces por
las autoridades- a un estatus equivalente al del español y estableció la igualdad de
derechos para los hijos naturales. En 1974, una ley otorgó a las llamadas comunidades
indígenas "nativas" de las tierras bajas del Amazonas la jurisdicción colectiva sobre el
territorio y sus recursos.

Obras principales[editar]
● Nacionalizó la Banca Nacional desde el inicio de su gobierno, cuando el 31 de
diciembre de 1968 se dio el decreto ley 17330 dispuso que el 75% del accionariado
debía estar en manos de peruanos.
● Nacionalizó algunos de los recursos mineros del país: expropió los yacimientos
petrolíferos de Talara (de la IPC), así como las explotaciones e instalaciones de Cerro
de Pasco Corporation y Marcona Mining. Surgieron diversas empresas estatales:
PETROPERÚ (Petróleos del Perú), CENTROMIN PERÚ (encargada de la actividad
minera metalúrgica de la zona central del Perú), HIERRO PERÚ (para Marcona) y
SIDER PERÚ (para la siderúrgica de Chimbote).
● Por decreto ley 17716 dada el 29 de junio de 1969, se dispuso una reforma agraria en
todo el país con el objetivo de poner fin a la oligarquía terrateniente. Afectó a los
latifundios de la sierra, pero también a los complejos agroindustriales de la costa, en
las que se crearon Cooperativas Agrarias de Producción (CAPS), sin estar
debidamente capacitadas para administrarlas. Ello condujo al colapso de la industria
azucarera, hasta entonces uno de los pilares de la economía peruana. [cita  requerida]
● Estatizó la industria pesquera y creó el Ministerio de Pesquería. La pesquería se
orientó hacia el consumo humano. Con ello se mejoró la alimentación de la población,
puesto que por ejemplo el pescado de mar que nunca había llegado fresco a los andes
peruanos, llegaba ahora en carros refrigerados de la empresa pesquera estatal. Pero
de otro lado, se inició el colapso de la industria pesquera (harina y aceite de pescado),
hasta entonces la primera del planeta. [cita  requerida]
● Para distribuir los alimentos producidos por las cooperativas agrarias creadas por la
revolución, se creó el Ministerio de Alimentación, que gestionó convenios para
importar alimentos para el país.
● La reforma del sector industrial se hizo por medio de la Ley General de Industrias, que
creó la Comunidad Industrial. Esta involucraba a todos los trabajadores de una
empresa, los cuales en teoría debían participar en las utilidades, en la gestión y la
administración de la misma.
● Impuso fuertes restricciones a la libertad de prensa, confiscando todos los diarios de la
capital, en la medianoche del 27 de julio de 1974. También se confiscaron diarios en
provincias.
● Las Fuerzas Armadas fueron equipadas con moderno armamento adquirido de
la Unión Soviética, convirtiéndose en una de las mejores de América Latina.
El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) mantuvo relaciones de cooperación,
colaboración e intercambio de información con la KGB.8
● Con el fin de movilizar organizadamente a la población y controlar las movilizaciones
sociales, creó en 1972 el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización
Social (SINAMOS), que pronto actuó como una entidad política al servicio del gobierno
revolucionario, odiada y temida. Pasaron a formar parte del SINAMOS algunos
intelectuales progresistas y cuadros de izquierda, es el caso del exguerrillero del ELN,
Héctor Béjar, quien fue nombrado director del área juvenil del SINAMOS. Otros
directivos del SINAMOS fueron Carlos Delgado (exaprista), Carlos Franco, Hugo
Neira, Jaime Llosa, etc.
● En 1972, decretó una reforma educativa que previó entre otros una educación
bilingüe para los peruanos, sobre todo usuarios de lenguas nativas, que componían
casi la mitad de la población.

● En 1973 se dio el Reglamento de Educación Bilingüe9 y, el 27 de mayo de 1975, por


Decreto Ley 21156", el cual reconoció al quechua, al igual, que el español, como
lengua oficial de la República.10 Se aprobó el Alfabeto básico general del Quechua por
R.M. N.º 4023 del 16 de octubre de 1975. 11 En 1976, ya durante el gobierno de
Morales Bermúdez, se editaron seis gramáticas y sus respectivos diccionarios para los
diversos dialectos del quechua.
● Realizó un conjunto de obras en beneficio de su tierra natal: la restitución
al departamento de Piura de terrenos que se hallaban incluidos sin aparente razón en
el de Lambayeque; el proyecto Chira-Piura; la construcción de una planta de
fertilizantes en Talara; el complejo pesquero de Paita; la modernización de la refinería
de petróleo de Talara; la creación del comité ejecutivo del complejo Bayóvar; y la
construcción de una planta de solventes para producir alcohol isopropílico y acetona
en Talara.12
● Los militares y sus allegados coparon puestos de dirección y niveles de administración
pública.

Las grandes reformas emprendidas con el propósito de cambiar la fisonomía del país
fueron relativamente ineficaces, a pesar de cierta mejora del nivel de vida de las clases
trabajadoras y del desarrollo industrial. La pesca y la agricultura son fracasos
especialmente evidentes. PescaPerú sobreexplotó la anchoa, que se utiliza principalmente
para la producción de harina de pescado y es un elemento clave en el ecosistema marino
peruano. La producción alcanzó niveles récord en los primeros años, pero ello, unido a los
efectos del fenómeno de El Niño de 1972, provocó un fuerte descenso de las capturas,
hasta el punto de que se tardó más de una década en recuperar un nivel de actividad
adecuado. La deuda estatal y la política inflacionista obligaron a devaluar la moneda.
Además, la reforma agraria, ambiciosa pero mal llevada, dio lugar a la creación de miles
de explotaciones sin capital, lo que perturbó la producción agrícola. Además, los canales
de distribución eran objeto de sabotaje, especulación y contrabando, lo que provocaba
periódicamente escasez y racionamiento. 13
En 1973, cuando la crisis económica ya era evidente, Velasco sufrió un grave colapso de
salud. El 22 de febrero de ese año fue hospitalizado de urgencia. La presencia
de aneurisma le provocó la ruptura de la aorta abdominal. Fue sometido a dos
intervenciones quirúrgicas. El 10 de marzo se le amputó la pierna derecha. La junta
revolucionaria anunció en ese momento que las obligaciones del presidente de la
República eran asumidas por el presidente del Consejo de Ministros Edgardo Mercado
Jarrín. Pero a fines de ese mismo mes, Velasco reasumió sus funciones, aunque muy
disminuido físicamente. Sectores extremistas cercanos a Velasco pedían una
radicalización que orientara al país de manera definitiva hacia el socialismo y el marxismo.
Influenciado por esos sectores, el gobierno decidió confiscar los medios de comunicación.
En la medianoche del 26 al 27 de julio de 1974, fueron ocupadas las sedes de los últimos
diarios limeños que aún mantenían su autonomía: La Prensa (de propiedad de Pedro
Beltrán), Última Hora (vespertino que se imprimía en los mismos talleres de La Prensa), El
Comercio (de propiedad de la familia Miró Quesada), Correo y Ojo (de propiedad del
empresario pesquero Luis Banchero Rossi). Nominalmente, estos diarios fueron puestos a
manos de los «sectores organizados» de la población, pero en realidad fueron entregados
a empleados serviles del gobierno. Las televisoras y las radios ya habían sido afectadas
tiempo atrás por diversas formas de control.
Dicho atropello a la libertad de prensa originó que por primera vez surgieran en las calles
de Lima manifestaciones populares contra la dictadura. Los días 28 al 30 de julio la
juventud del distrito de Miraflores se apoderó de las calles y plazas alzando su voz de
protesta. Más de 400 manifestantes fueron detenidos. El aparato propagandístico del
gobierno se limitó a ridiculizar la protesta, calificándola de “pituca” u “oligárquica”.
Así, en ese ambiente de descontento, se llegó a 1975. El 1 de febrero de ese año se inició
en Lima una huelga de policías, quienes se quejaban de maltratos y exigían aumento de
sus sueldos. Los policías se acuartelaron pacíficamente en Radio Patrulla, en la avenida
28 de julio del centro de Lima. En la medianoche del 4 al 5 de febrero, fueron atacados por
la tropa y las unidades blindadas del ejército. Muchos policías huyeron; otros se rindieron.
Se produjo también un número indeterminado de muertos y heridos. 14
En la mañana del 5 de febrero estalló la protesta popular, azuzada, según Velasco, por
el APRA, la CIA y la extrema izquierda.15 Grupos de revoltosos, en donde se mezclaron
delincuentes, recorrieron la ciudad e incendiaron el Casino Militar de la Plaza San Martín,
el local del diario Correo y las oficinas de SINAMOS. El ejército salió a la calle, y en el
transcurso de la tarde y la noche de ese mismo día, restableció el orden a sangre y fuego,
e hizo un número indeterminado de víctimas. El gobierno suspendió las garantías
constitucionales e impuso el toque de queda. El saldo oficial fue de 86 muertos, 155
heridos, 1.012 detenidos y 53 policías enjuiciados. 16 Velasco acusó a la CIA y al Partido
Aprista de alentar los disturbios y protestas, pero su autoridad estaba ya herida de
muerte.17
De otro lado, se habló de implicancias del gobierno en casos de corrupción. Se habría
detectado lenidad para juzgar supuestos contrabandos, en que habrían estado
comprometidos miembros del gobierno. También habrían sido favorecidos por becas de
estudios a países del Este europeo parientes de los altos funcionarios del régimen
velasquista como de los del sucesor inmediato. 18

Golpe de Estado de 1975


Artículo principal: Tacnazo

El 29 de agosto de 1975, el general Francisco Morales Bermúdez, entonces Presidente del


Consejo de Ministros, y quien estaba voceado para suceder en el gobierno a Velasco,
lideró un golpe de Estado desde la ciudad de Tacna y derrocó a Velasco en una acción
que se conoció como el Tacnazo. Para la realización de esta acción, Morales Bermúdez
alegó la mala situación económica que atravesaba el país y la deteriorada salud de
Velasco, a quien se le debió amputar la pierna derecha el 10 de marzo de 1973 debido a
una gangrena devenida de un aneurisma aórtico abdominal que lo puso al borde de la
muerte el 23 de febrero.
En la tarde de ese mismo día Velasco abandonó Palacio de Gobierno y se marchó
pacíficamente a su residencia de Chaclacayo. Oficialmente, se le consideró “relevado” del
alto mando. No hubo manifestación alguna a su favor en el país.

Balance de su gobierno[editar]
El régimen velasquista tuvo como prioridad cambiar las estructuras de la sociedad peruana
que en esa época era desigual y subdesarrollada; en la medida de lo posible lo consiguió
aunque cometió errores especialmente a nivel económico. De todos modos, el país
empezó a entrar en un proceso de transición con miras a su mejoramiento. En el aspecto
político, controló el poder ejecutivo y el legislativo y marginó a los partidos políticos, que no
tuvieron la capacidad de enfrentársele. Socialmente, rompió para siempre el espinazo del
poder de la oligarquía peruana, a la cual redujo considerablemente. Muchos de los
miembros de esta oligarquía abandonaron el país para siempre. Los poderosos “barones”
del azúcar y del algodón nunca más recuperaron sus antiguos predios, los cuales mal
administrados terminaron en bancarrota y perdieron una gran parte de su capacidad
productiva. En el campo económico, el velascato incrementó la participación del Estado en
escalas nunca vistas hasta entonces. En 1975 controlaba el 31% de las empresas, el 75%
de las exportaciones, el 66% del crédito bancario, el 50% de la inversión fija y el 33% del
empleo en el sector empresarial. El modelo estatista destruyó parte de la industria peruana
y dejó de herencia gigantes empresas nacionales con masivas cantidades de empleados
públicos, notables ineficiencias y niveles de deuda exorbitantes. Dicho modelo se
mantendría a lo largo de los años 1980 y sería al final revertido recién en los años noventa.
En el plano sociocultural, el discurso velasquista hizo que muchos peruanos dejaran de
sentirse inferiores por ser llamados de forma discriminatoria por gente de la oligarquía
como cholos o serranos.
Falleció en el Hospital Militar de la ciudad de Lima, el sábado 24 de diciembre de 1977 tras
que los médicos declararan una septicemia incontenible.
El 25 de diciembre, el Gobierno anunció que Velasco sería enterrado con honores de
Presidente de la República del Perú y que el día 26 sería día de duelo nacional el cual se
consideraría feriado .
Sus restos reposan en el Cementerio El Ángel de Lima. En 1980, su tumba fue objeto de
un atentado perpetrado por Sendero Luminoso (15 de junio), en la que sería una de sus
primeras acciones en el marco del Terrorismo en el Perú.

Aspecto político
Modelo del gobierno
En 1968, se estableció el gobierno institucional de las Fuerzas Armadas, presidido por el
militar Juan Velasco Alvarado en representación de las instituciones militares. Este
gobierno fue de corte autoritario y verticalista; se condujo bajo la figura de la revolución, el
corporativismo y la democracia social, junto con el nacionalismo y la antioligarquía
Bajo esta premisa, la dictadura militar reivindicó a la patria a partir de la población
históricamente marginada. Para ello, se realzaron los valores nacionales mediante un
discurso nacionalista, con elementos como el quechua, el indigenismo, el campo y Túpac
Amaru II.
En este periodo, el Gobierno central tuvo un total manejo de decisiones a escala global, al
punto de gobernar sin un parlamento y únicamente bajo designio. De esta manera, se
buscó fomentar la participación de la ciudadanía abandonada mediante propuestas como
la Reforma Agraria de 1969, mediante la cual se expropiaron tierras y latifundios, lo que
tuvo una severa connotación política. Este fue un golpe importante contra el sistema
oligárquico. Otras reformas fueron la industrial, educativa y de prensa.
En cuanto al carácter antioligárquico, se señaló que los gamonales eran una limitación
para el país, por lo que se incorporó a los campesinos para un trato más equitativo para
dar fin al antiguo orden.

Partidos políticos
En cuanto a los partidos políticos, no se dio una presencia de estos en las decisiones
gubernamentales durante la dictadura militar, puesto que tampoco existió el parlamento
durante este periodo. Todas las políticas se dieron por designio. Este hecho se debió a
que, como señala Fajardo, consideraban que «los partidos políticos eran de carácter
oligárquico y expropiador de la decisión colectiva, además que padecen de centralización
interna del poder, y no posibilitan la constante participación popular en el manejo de los
asuntos públicos».
Es decir, que, para la dictadura, el empleo de partidos políticos como mediador entre el
pueblo y el Estado era negativo, ya que limitaba la real participación del pueblo ni los
intereses populares, sino que privilegiaba los de las élites. Ante esta coyuntura, el Estado
propuso la formación del SINAMOS y la reforma educativa como modelo para promover la
interacción de la sociedad. De esta manera, se eliminarían estructuras y se dotaría de
capacidad de acción a los menos favorecidos.

Participación política
Para el gobierno de Velasco, una preocupación primordial fue incentivar la participación
política de los sectores más pobres, ya que antes del régimen habían sido excluidos del
proceso político y así lograr una «revolución social de participación plena». 4
Buscó otorgar poder y participación a las masas descontentas y olvidadas, ya que
consideraban que habían sido dejadas de lado por los partidos y élites, debido al
pensamiento que considera que los civiles no gobiernan adecuadamente y promueven
regímenes verticalistas. Ante ello, los militares deciden no formar un partido político, sino
que sea la población la que se beneficie de las reformas.
Podemos examinar la interacción entre la población de los diversos sectores de Lima y el
gobierno de Velasco, en tanto la población es afectada por un gobierno de tipo autoritario y
popular, pero, éstos también pueden ejercer influencia sobre el régimen, haciendo sentir la
presión de sus demandas o en la participación en la formulación de políticas. Así, el
gobierno de Velasco trato de ayudar a los sectores de bajo ingreso diferenciándolos de
otros. Además, la migración a las ciudades dio lugar a tugurios, invasiones y
asentamientos que tenían demandas insatisfechas debido a la situación de subdesarrollo,
como realidad de fondo, en el que se encontraba el país al momento del golpe. Estas
necesidades desde los esfuerzos comunitarios exigían recursos básicos, infraestructura,
servicios, regulación de tenencia de tierras, etc.5
Las formas innovadoras de participación política creadas durante el gobierno de Velasco
consistían en estructuras de organización políticas que tenían un control fuerte del Estado
y establecían una relación de arriba hacia abajo. Podía ser de dos maneras: un control por
medio de estructuras verticales e incorporar a los ciudadanos, y, a través de un aparato
burocrático para atender las demandas. El populismo también formó parte del gobierno,
dado que, se eliminaron los medios de representación partidaria o electoral, los mismos
militares debían buscar el respaldo y acercarse a las masas, a través, de la retórica, las
visitas a asentamientos y otros actos personales.

Movilización Social: SINAMOS


En junio de 1971 el gobierno da el Decreto de Ley 18896 que crea el Sistema Nacional de
Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS). El SINAMOS fue un organismo transitorio que
tenía como misión estimular el surgimiento de organizaciones populares a las que
progresivamente debería transferirse poder de decisión en todas las esferas de la vida de
país. Se quería lograr una participación consciente y activa de la población nacional en las
tareas que demande el desarrollo económico y social. El SINAMOS era una identidad
canalizaba las demandas de los sectores mayoritarios “de abajo hacia arriba” por lo que
tuvo una relación de competencia y conflicto con los partidos.
Fue un organismo descentralizado que poseía oficinas a nivel nacional, regional y local.
Dada la enorme dimensión de la organización, la diversidad de sus tareas y la
heterogeneidad del personal, fue muy difícil construir un organismo ágil y mejor dispuesto
para cumplir con su objetivo.
El legado más importante del SINAMOS fue probablemente su crítica a los planteamientos
convencionales sobre la participación. Demostró que es posible desde el gobierno
desarrollar una acción de promoción de la participación en gran escala, respetando a las
organizaciones de base. Esta institución jugó un papel fundamental para que las
organizaciones populares nacidas entre el 68 y el 75 no fueran ni parte del aparato estatal,
ni objeto del encuadramiento del gobierno.

Actores políticos y el papel de los militares[editar]


En el gobierno de Velasco tuvieron influencia diferentes actores, tanto externos como
internos. Dentro de las Fuerzas Armadas (F.F.A.A) la marina de guerra estaba en
desacuerdo respecto al manejo del gobierno por parte del general Velasco. Asimismo, la
oligarquía y la burguesía aprovechan las contradicciones institucionales para manifestarse
en contra del gobierno. De igual manera, esta también actuó en contra del gobierno del
general, puesto que se muestran reacios a aceptar las reformas, que les afectaban como
fue el caso de la reforma agraria y exigen que el gobierno vuelva a adquirir un carácter
institucional.
Las acciones de la oligarquía oponerse al gobierno fueron los ataques al mismo mediante
diferentes organismos y actores que, no necesariamente, fueron medios políticos, es decir,
no usaron partidos políticos y establecieron gremios para poder mostrar su insatisfacción
con respecto al gobierno, sino que emplearon otros métodos pocos convencionales, tanto
de dentro del Estado como de fuera. Por ejemplo el uso la prensa para difamar al gobierno
y las alianzas con los cuerpos militares que estaban en contra de la gestión de los
gobiernos.
La burguesía fue un actor influyente en el capital extranjero. Los empresarios buscaron
influir en el capital extranjero e incentivarlo a pesar de lo poco atractivo que era el régimen
para el mismo. De esta manera, se buscó recompensar a las empresas que fueran
capaces de invertir en el Perú. La burguesía, a pesar de tener problemas con su influencia,
puesto que el propio gobierno mediante la censura buscaba silenciar y aminorar a los
actores que veía como peligros, fue capaz de influir en el capital extranjero para
incentivarlo en el país.
La oposición partidaria también se manifestó en el gobierno de Velasco. Los partidos
políticos APRA e Izquierda Unida apoyaron de manera diferente el rumbo que estaba
tomando las reformas y se oponen al gobierno desde una posición de izquierda. Sin
embargo, el APRA no estuvo en contra del gobierno velasquista. Según Manrique, Haya
apoyó al régimen de Velasco, a la vez que buscaba separarse de la oligarquía, con
quienes se había aliado en el pasado. Aunque Haya no formó una alianza con Velasco, si
se mostraba de acuerdo con sus reformas.

La prensa
Desde los inicios del régimen, las relaciones entre el gobierno de las fuerzas armadas y los
medios de comunicación no fue favorable, desde la implementación de la ley 18075 en
1969.7
En el gobierno de Velasco, los medios fueron censurados con la intención de oprimir a la
oposición, adquirir ingresos y mantener el control político de la población. Las pocas
compañías en los medios de comunicación que no fueron censurada o expropiadas,
también fueron cediendo poco a poco al régimen militar, debido al miedo de ser
censuradas o por la presión del mismo régimen. Por ejemplo, la revista Caretas, que fue
censurada y reabierta repetidas veces, o el diario expreso. Asimismo, deportaron a
algunos dueños o miembros importantes de estos medios.
Las censuras tuvieron diferentes finalidades: la primera fue la adquisición de ingresos
mediante las emisoras y diarios censurados. El segundo fue el control social que quería
mantener, las acciones de censurar diarios que pertenecían a familias de estatus alto,
como lo era la familia Miro - Quesada, propietarios del diario “El comercio".
Asimismo, el gobierno de Velasco creó instituciones como la Oficina Nacional de
Informaciones, que se encargaba de censurar todo aquellos que no era favorable al
régimen, con estas acciones, el dictador también buscaba disminuir la presencia de sus
oposicitores.
Por otra parte, Velasco buscaba que los medios regionales promueven el sentido de
identidad nacional. Para ello, prohibió todo aquello que difunda lo extranjero. Por ejemplo,
la censura a la frase “toma coca-cola” en las publicidades. A partir de esta prohibición,
Velasco esperaba que los medio difundan música peruana en lugar de alinearse con las
costumbres extranjeras y sobre todo norteamericanas.

Aspecto económico[editar]
Antecedentes[editar]
La economía peruana estaba constituida por:
a) un sector agrícola primitivo, estancado y sobrepoblado.
b) un sector manufacturero que a su vez se componía de dos subsectores desiguales
ambos urbanos: uno pequeño, moderno y con un alto grado de inversión de capitales; y
otro tradicional, de mayor tamaño, compuesto de trabajadores independientes y de un gran
número de pequeños artesanos.
c) un floreciente sector de servicios, que también se componía de elementos modernos y
tradicionales muy divergentes como profesionales y propietarios o gerentes de industrias,
junto a trabajadores de los mercados, personal de servicio sin habilidad especial y
vendedores ambulantes.4

La economía[editar]
El objetivo económico del Gobierno era el “promover a superiores niveles de vida,
compatibles con la dignidad de la persona humana, a los sectores menos favorecidos de la
población, realizando la transformación de las estructuras económicas, sociales y
culturales del país.”13 Si bien el gobierno de Velasco definió una nueva forma de Estado
que poseía poder económico efectivo, este seguía siendo dependiente del sistema
capitalista. Ya que las reglas de juego del capitalismo aún persistían en el sistema, los
sectores industriales pudieron incrementar su poder económico y conservar su capacidad
de influencia.14
Para los militares el estancamiento económico se debía a la monopolización y mala
distribución de los recursos económicos que estaban a merced de los oligarcas y los
inversionistas extranjeros. El objetivo que se proponían era lograr un crecimiento que
estuviera determinado por exportaciones con valor de las empresas extranjeras debían ser
limitadas y reguladas.

Reforma agraria
En su discurso con motivo de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria el 24 de
junio de 1969, el general Juan Velasco Alvarado precisó los objetivos de la misma,
plasmados en los considerandos de la ley. En uno de los pasajes enfatizó que la reforma
agraria debería «poner fin a un injusto ordenamiento social que ha mantenido a la pobreza
y en la iniquidad a los que labran una tierra siempre ajena y siempre negada a millones de
campesinos» y que debía cancelar los sistemas de latifundio, reemplazándolos «por un
régimen justo de tenencia de la tierra que haga posible la difusión de la pequeña y
mediana propiedad en todo el país». La reforma agraria se incluía en una propuesta
estratégica más amplia: «la reorientación de los recursos de capital hacia la industria…
cuyo futuro depende decisivamente de la creación de un cada vez mayor mercado interno
de alto consumo diversificado», conscientes del «inevitable destino industrial de nuestra
patria».
La reforma agraria es considerada como la culminación de una larga lucha de los
campesinos por la tierra. El ideal que seguía era dar en propiedad a cada familia
campesina un área de cultivo que le sirviese para mantenerse y además producir para el
mercado nacional. La aplicación general de la reforma agraria consistía en estatizar las
tierras más productivas; expropiar, repartir y formar cooperativas con las tierras de
importancia secundaria. La necesidad de mantener los niveles de producción demandaba
que tras la expropiación de las tierras se continuara con las economías de escala, la
parcelación de las haciendas hubiera conducido a la ruina de una industria agrícola. 20
La reforma llevada a cabo por Velasco fue más radical, rápida y avanzada que los planes
de reforma que habían sido previamente planteados por los partidos políticos. Fue esa
radicalidad la que impactó en la capacidad de decisión campesina. En general, no se tomó
en cuenta la heterogeneidad de la situación en el campo, la falta de una conciencia global
campesina y la realidad cultural del campesinado donde las relaciones de poder se habían
naturalizado.
Pese a todos los problemas, la implementación de la reforma logró quebrar la dominación
tradicional de los terratenientes sobre las comunidades, que era el mayor factor que
jugaba en contra de estas.

Aspecto social
Reforma educativa
La reforma educativa fue dirigida por el general Alfredo Carpio Becerra. La educación fue
considerada como un factor decisivo para la consolidación de las reformas estructurales,
para una verdadera transformación de la sociedad era necesaria una reforma educativa.
En tanto la reforma educativa obedecía a las transformaciones sociales que quería llevar a
cabo del régimen, las metas de la reforma educativa estuvieron ligadas a la política
nacional de desarrollo y la orientación política estatal. Es así que se promulga la Ley
General de Educación en 1972.25
Desde el gobierno se hizo una crítica a los métodos tradicionales de enseñanza que
reproducían las relaciones de poder al poner énfasis en la superioridad cultural de grupos
dominantes. Como una transformación en la educación debía estar seguida por una
transformación en la sociedad, uno de los pilares de la reforma fue la democratización de
la educación, orientado al beneficio de la población indígena, al buscar mayor igualdad en
el acceso a las oportunidades educativas.
Esta reforma creó en el Perú la educación inicial y especial, así como también el
bachillerato público y la enseñanza bilingüe para los quechua-hablantes, promoviendo la
construcción de escuelas en varias zonas del país. Los planteamientos de la reforma
educativa fueron premiados en su oportunidad por la Unesco El debate sobre la situación
de la educación en el país se expandió a la sociedad donde hubo una toma de conciencia
sobre la ineficacia de las instituciones educacionales. 26

Aspecto internacional
La International Petroleum Company
A fines de los 50 se había reabierto el viejo conflicto que el Estado tenía con la
International Petroleum Company, puesto que la empresa pretendía tener la propiedad
sobre el suelo y subsuelo de los yacimientos petrolíferos que explotaba. Si bien hubo
intentos de resolver el conflicto, ni el gobierno Prado ni de Belaúnde fueron capaces de
darle una salida real al problema. 42 La promesa del gobierno de Belaúnde de dar solución
al caso de la IPC dentro de los primeros 100 días de gobierno dio paso a que las
empresas extranjeras pudieran establecer un sistema de chantaje que se mantuvo durante
todo el gobierno. El poder de las empresas extranjeras, especialmente aquellas que
controlaban la producción minera y petrolera, presionó al gobierno para que cediera a sus
demandas, esto concluyó en el Acta de Talara.43
En la coyuntura política de 1968, el Gobierno Revolucionario apuesta por una opción
radical al no ceder ante los intereses de la IPC. Esta postura es un cuestionamiento al
régimen anterior y sus políticas.44 La nacionalización de la IPC dentro de los 10 días que
siguieron al golpe fue una medida que consolida al gobierno y le da legitimidad. 45 La IPC,
más allá de su significado económico, era un símbolo viviente del "imperialismo"mercantil;
su nacionalización sentó un precedente para que se recuperaran los demás recursos
naturales mediante la expropiación. 46 La negativa inicial del gobierno a pagar una
indemnización abre las puertas a una política externa más agresiva. 47
Ante la nacionalización de la IPC sin compensación, Estados Unidos llevó a cabo un
bloqueo económico informal con una estrategia de “presión económica encubierta” en
donde no se autorizan nuevos préstamos al Perú, ello dificulta las renegociaciones de la
deuda pública y desincentiva al sector privado de invertir. La presión crediticia sobre el
gobierno hizo que se llegara al acuerdo Greene en 1974, donde el Perú se comprometió a
pagar una compensación por las expropiaciones de compañías extranjeras que siguieron a
la IPC.48
La International Petroleum Company (IPC, en español: «Compañía internacional de
Petróleo») fue una empresa petrolera filial de la Standard Oil de New Jersey con sede
en Toronto, Canadá. Comenzó a operar en Perú en reemplazo de la británica London
Pacific Petroleum y estuvo activa entre 1914 y 1969. En ese país, explotó el yacimiento
de La Brea y Pariñas y otros más, estableciendo en Talara su centro de procesamiento y
refinería para la elaboración de derivados petrolíferos.
La empresa fue protagonista de un fuerte escándalo al negarse a pagar el monto total de
los impuestos a los que se encontraba obligada, según el Estado peruano. Incluso, logró
ventajosas excepciones gracias a sucesivos gobiernos de corte pro-Estados Unidos. En
agosto de 1968, durante el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, se firmó el Acta
de Talara, por el cual la IPC devolvió al Estado peruano los campos petrolíferos, pero
conservó la refinería de Talara y la red de distribución del combustible. Poco después,
estalló el escándalo de la «Página Once», en torno a una supuesta página faltante del
contrato de la venta de crudos entre la pública Empresa Petrolera Fiscal y la IPC, y se
acusó al gobierno de favorecer furtivamente a esta última. En ese mismo año, tras el golpe
de Estado del 3 de octubre que depuso a Belaúnde y llevó al poder a Juan Velasco
Alvarado, este último ordenó la toma militar de las instalaciones de Talara. IPC cesó sus
operaciones en el país; sus bienes expropiados se transformaron en Petróleos del
Perú (PETROPERÚ). No obstante, la IPC nunca pagó sus adeudos al Estado.

Instalación en el Perú[editar]
En 1914, la International Petroleum Company (IPC), subsidiaria de la Standard Oil de New
Jersey, obtuvo de la empresa británica London Pacific Petroleum los derechos de
arrendamiento de los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas, situadas en
el departamento de Piura, en la costa norte del Perú,1 y en 1924 compró los yacimientos a
los herederos de William Keswick, el antiguo propietario. 2
La IPC exploró y explotó la riqueza petrolífera, monopolizando la extracción, conducción,
refinación, distribución, comercialización y exportación de los productos. Instaló plantas de
ventas y grifos en todo el país; construyó dos muelles en el puerto de Talara; y compró
barcos para la distribución de los combustibles a todo el país.3
El escándalo de los impuestos[editar]
Ya en 1911, cuando todavía la London Pacific Petroleum tenía a su cargo el yacimiento de
La Brea y Pariñas, el Estado peruano descubrió que esta empresa venía explotando,
desde años atrás, muchísimos más lotes o pertenencias que las registradas oficialmente:
en total explotaba 41.614 pertenencias, de 40.000 m² cada una, pero solo figuraban en el
registro 10 pertenencias (esto último debido a un presunto error de la medición de los
terrenos realizada en 1888). 4 En términos monetarios, el monto real del impuesto a pagar
era de S/.1.248.420,00 al año (a razón de S/. 30 por pertenencia), pero solo S/.300 era lo
que venía pagando la empresa hasta entonces. Pese a la evidencia, los propietarios y
arrendatarios de La Brea y Pariñas se negaron a pagar los impuestos a los que estaban
obligados según las leyes peruanas, apelando incluso a la reclamación diplomática, 5
haciendo intervenir en su favor a los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña, lo que
fue visto como un ejemplo pernicioso de la injerencia del capitalismo anglo-norteamericano
en los asuntos internos del Perú.4
El segundo gobierno de José Pardo (1915-1919) se vio obligado a encarar la solución de
este asunto, en momentos en que la IPC provocaba una crisis en la industria del petróleo
al paralizar la explotación de 30 pozos en Negritos con el consiguiente despido de obreros
y empleados y carestía de combustible.6
El 26 de diciembre de 1918 las dos cámaras del Congreso del Perú aprobaron la Ley N.º
3106, que autorizaba al Estado a someter el asunto a un arbitraje internacional, decisión
controversial, ya que el gobierno peruano se despojaba de sus facultades soberanas para
resolver un asunto interno, llevándolo a la jurisdicción internacional. 7 Pero poco después,
en julio de 1919, subió al poder el señor Augusto B. Leguía, político notoriamente
pronorteamericano, que no quiso cumplir con la ley congresal y prefirió llegar a un acuerdo
transaccional.

El Laudo de París[editar]
El acuerdo transaccional entre el Estado peruano y la IPC fue firmado el 2 de marzo de
1922, entre el canciller peruano Alberto Salomón y el representante inglés A. C. Grant
Duff. Este convenio fue presentado al Tribunal Arbitral, que se reunió en París y estuvo
conformado por el Presidente de la Corte Federal Suiza y los representantes del gobierno
peruano e inglés. El 24 de abril de dicho año de 1922, sin mayor discusión, aprobaron el
Convenio Transaccional al que otorgaron el carácter de Laudo, cuyas condiciones
obligaban a las altas partes contratantes como solución a la controversia. 8
Los acuerdos del llamado Laudo de París eran los siguientes:9

1. La propiedad de "La Brea y Pariñas" comprendía una extensión de 41.614


pertenencias y abarcaba el suelo y subsuelo o zona mineralizada.
2. Los propietarios y arrendatarios abonarían durante 50 años la cantidad de treinta
soles anuales por pertenencia en trabajo y un sol por pertenencia no trabajada.
Las pertenencias que dejaran de ser explotadas pagarían un sol y las que fueran
abandonadas pasarían a poder del gobierno.
3. Los propietarios y/o arrendatarios pagarían el impuesto de exportación
correspondiente, el que no podría ser aumentado durante veinte años.
4. Los propietarios sólo pagarían un millón de pesos, oro americano, por
contribuciones devengadas al 31 de diciembre de 1921. A su vez el gobierno del
Perú dejaba sin efecto resoluciones anteriores que se opusieran al espíritu y
ejecución de lo aquí estipulado.
Este laudo arbitral era a todos luces adverso a los intereses del Perú, pues establecía un
régimen de excepción tributaria para los dueños y explotadores de La Brea y Pariñas. El
Fisco dejó así de recibir sustanciosas cantidades de dinero como impuestos. El gobierno
de Augusto B. Leguía sentó así un precedente de sumisión a los intereses
estadounidenses que daría motivo a protestas nacionalistas a lo largo de varias décadas. 4

Leyes ventajosas[editar]
La IPC obtuvo más leyes favorables con ventajosas excepciones, como la Ley 9485 de
1941 y la Ley 11780 de 1952. El gran malestar popular causado por esta situación se
convirtió en la bandera de lucha de jóvenes líderes como Héctor Cornejo Chávez, Alfonso
Benavides Correa y Fernando Belaúnde Terry, que cimentaron así su carrera política entre
1956 y 1962.4

El Acta de Talara[editar]
En 1963 ganó las elecciones presidenciales el arquitecto Fernando Belaúnde Terry, una de
cuyas promesas de su campaña electoral fue la solución del viejo pleito de La Brea y
Pariñas. Como primer paso envió al Congreso un proyecto para declarar nulo el Laudo de
París y solicitó que los campos de La Brea y Pariñas pasaran a poder de la Empresa
Petrolera Fiscal (entidad estatal). Atendiendo a este pedido, el Congreso dio la Ley N.º
14.696, que declaraba nulo ipso jure el Laudo,2 pero no se pronunció sobre el segundo
punto. El Poder Ejecutivo promulgó la ley el 4 de noviembre de 1963, quedando así
autorizado para buscar una solución al viejo problema. Finalmente, por Ley 16.674 del 26
de julio de 1967, se autorizó al gobierno la reivindicación de los yacimientos e
instalaciones de la IPC contra los adeudos.4
En julio de 1968 el gobierno inició tratos con la IPC. El 13 de agosto del mismo año ambas
partes firmaron el Acta de Talara por el cual todos los campos petroleros pasaban a poder
de la Empresa Petrolera Fiscal (EPF) a cuenta de los adeudos de la IPC, pero esta
conservaba la refinería de Talara, el sistema de distribución nacional del combustible y sus
derechos de condominio en Concesiones Lima. 10 La IPC se obligaba a comprar todo el
petróleo que la EPF le quisiera vender, para procesarla en su refinería de Talara. Todo lo
cual iba contra las expectativas creadas por la Ley 16.674, que exigía la entrega de todas
las instalaciones de la IPC por sus adeudos,4 pero por el momento el gobierno usufructuó
el acuerdo ante la opinión pública como si se tratara de un gran éxito.
El Acta fue firmada por el presidente Belaúnde, por el Presidente del Senado Carlos
Manuel Cox, por el Presidente de la Cámara de Diputados Andrés Townsend Ezcurra y por
los altos funcionarios de la IPC. Toda la prensa se hizo eco de este suceso y publicaron en
primera plana el fin del "Problema de la Brea y Pariñas". 1112

El escándalo de la Página Once[editar]


Sin embargo, la opinión pública cambió de parecer cuando la revista Oiga dio a conocer la
“historia secreta” de las condiciones que había impuesto la IPC para la firma del Acta. 13 El
momento cumbre del escándalo llegó cuando el renunciante presidente de la EPF, el
ingeniero Carlos Loret de Mola, denunció que faltaba una página en el contrato de precios
de petróleo crudo entre la Empresa Petrolera Fiscal EPF y la IPC (10 de septiembre de
1968).14 Esa fue la famosa "Página Once", en donde, según la versión que halló más
acogida entre el público, se acordaba un precio del barril muy por debajo del precio del
mercado, en beneficio de la IPC. Todo lo cual daba pábulo para acusar al gobierno de
“entreguismo”. Sin embargo, todo indica que dicha página nunca existió o que solo fuera
una página en blanco o que solo contenía una firma. 15
Lo único cierto es que la misteriosa Página Once sirvió de pretexto para que un grupo de
oficiales del ejército, encabezados por el general Juan Velasco Alvarado, dieran un golpe
de Estado el 3 de octubre del mismo año, acusando al gobierno de Belaúnde de
“entreguista”.15
La ocupación militar de las instalaciones de
Talara[editar]
El 9 de octubre de 1968, el gobierno del general Velasco ordenó la toma de las
instalaciones de la IPC en Talara, incluyendo la refinería, operación que realizaron las
fuerzas de la Primera Región Militar con sede en Piura, al mando del general Fermín
Málaga. Este hecho tuvo un gran impacto favorable en el país y ayudó al gobierno a
consolidarse en el poder. La fecha del 9 de octubre se celebró durante los años que duró
el gobierno militar como el Día de la Dignidad Nacional, siendo abolida tras la restauración
democrática de 1980.16 Sin embargo, continúa siendo considerado un día festivo no
laborable en la ciudad de Talara.

Expulsión e indemnización[editar]
La IPC entabló un proceso al Estado peruano reclamando sus intereses, pero finalmente,
el gobierno peruano dispuso el embargo y expulsión definitiva de la empresa, el 1 de
febrero de 1969.4 La IPC perdió el resto que le quedaba: su condominio en Concesiones
Lima y su red de distribución de combustibles. El valor de los bienes expropiados se cargó
contra el monto del presunto adeudo tributario de la empresa. Aunque Velasco anunció
reiteradamente que no pagaría ningún centavo de reparación a la IPC, sin embargo, esta
tuvo la habilidad de resarcirse de 22 millones de dólares a cuenta de las expropiaciones,
de la siguiente manera: remesó hasta 5 millones de dólares por concepto de deudas
concertadas en el exterior, y dejó de pagar a la Empresa Petrolera Fiscal unos 17 millones
de dólares por los servicios de refinamiento en la ya nacionalizada refinería de Talara.
Cuando finalmente la IPC fue intervenida, las autoridades peruanas se dieron con la
sorpresa de que todas sus cuentas estaban en rojo, no hallando nada para hacerse de
algún pago.17
Es más, fue de conocimiento público el llamado Convenio De la Flor-Greene, firmado entre
el gobierno peruano y el estadounidense el 9 de agosto de 1973, por el que se acordó que
el Perú pagaría una indemnización global de 76 millones de dólares a todas las compañías
estadounidenses o de propiedad de estadounidenses que habían sido expropiadas por el
gobierno peruano.18 Si bien el gobierno militar fue tajante al afirmar que la IPC (que era
filial de la ESSO Standard), no estaba incluida entre esas empresas, lo cierto es que el
convenio estipulaba que la repartición de todo ese monto indemnizatorio era de exclusiva
competencia del gobierno de los Estados Unidos. Y en ejercicio de esa atribución, el
Tesoro estadounidense, con fecha 18 de diciembre de 1974, pagó a la ESSO Standard
más de $ 23.157.000. Es decir, desmintiendo la afirmación del gobierno militar, la IPC llegó
realmente a ser indemnizada, y esta operación se dio dejando a ambas partes satisfechas.
Cabe finalmente señalar, que para pagar esa indemnización global de 76 millones de
dólares, el gobierno peruano obtuvo un préstamo de bancos privados de los Estados
Unidos.19 Detrás de todas estas operaciones estuvo evidentemente el fuerte lobby armado
por la IPC en los Estados Unidos.15
En cuanto a los adeudos que la IPC tenía con el Estado (que contando desde el año 1924
se estimaban en $ 690.524.000), estos nunca se pagaron. 19
Con respecto a los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas, estos se encontraban ya
en franca declinación productiva. La misma refinería de Talara ya para entonces estaba
muy obsoleta, y su capacidad de procesamiento era solo de 40.000 barriles diarios. 16
Teniendo como base todo ello, el gobierno militar creó la entidad estatal Petróleos del
Perú (PETRO-PERU).

Problemas en su gestión y fin del gobierno[editar]


Los problemas en el gobierno se dieron progresivamente, si bien se empezó a notar con el
incremento de la represión y autoritarismo, expresado en decisiones como la toma de los
medios o el control excesivo de la participación social, también tuvo que ver con las
tensiones entre el gobierno, las fracciones oligárquicas y la burguesía industrial, así como
con el poco apoyo por parte de su propio interior hacia el estilo de las reformas llevadas a
cabo. Contreras y Cueto mencionan que la Marina, el sector más conservador de
las Fuerzas Armadas, representado por el Almirante Vargas Caballero, hubiera preferido
que el rol del gobierno fuera más moderado, ya que defendían dentro de la cúpula militar,
el reformismo liberal, lo cual generó constante tensión puesto que tenían el apoyo de
industriales, empresarios y ciertos diarios. De esta manera, según Pease, el hermetismo
militar se rompe, ocasionando contradicciones y enfrentamientos entre ministros y
consecuentemente una crisis institucional.
Posteriormente, inició la crisis económica, la cual, según Pease, no fue originada por las
reformas, sino por su “insuficiencia”, debido principalmente a la aplicación de una política
económica poco coherente. Si bien sus reformas estaban dirigidas a las propiedades y a
su poder intervencionista, siguió dependiente de la inversión privada y del crédito
extranjero. De esta forma, su deuda externa fue creciendo a medida que utilizaba aquella
financiación en proyectos de largo plazo. Por otra parte, gracias a una ampliación del
mercado por la recuperación de los salarios, la demanda de alimentos y bienes de
consumo creció, generando una escasez debido a la ineficaz respuesta del sector agrícola
hacia la reforma. Esto tuvo como consecuencia el inicio de la dependencia de la
importación de alimentos. De la misma manera, la industria también se había vuelto
dependiente de los insumos y maquinaria importados, lo cual ocasionó presión en las
divisas.
La pobreza de los campesinos fue otro efecto no solo de la crisis económica, sino de la
reforma misma, generando para los últimos años de gobierno de Velasco invasiones de
tierras para poder “acelerar” la reforma y obtener finalmente mejores condiciones de vida.

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