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Introducción

Crecí en un barrio por allá donde se une Ciudad Bolívar y Soacha, en esa loma donde si
uno no viviera allí podría asegurar que no llega ni la luz del sol. Y es que es cierto; por allá
no llega nadie más que solo políticos en época de campaña y fundaciones que buscan
sacarle la plata a la loma. Esas fundaciones que abusan exageradamente de la imagen de los
niños no planeados, los que andan sucios y con ropa regalada. Sucios porque ni el agua
potable ha llegado a la loma. Ni el acueducto ni el alcantarillado existen, toca vivir entre el
olor a mierda y la mugre.

Así es la loma donde a lo mucho hay 3 calles pavimentadas y son el mayor logro de las más
de 5 alcaldías que han pasado prometiendo por el barrio esas huevonadas que solo los
“pobres” nos creemos. Ni siquiera las pavimentaron para mejorar la calidad de vida de la
gente que por ahí vive, las construyeron para que los políticos eviten el trancón de la
autopista sur y no dañen sus lujosas camionetas blindadas con la trocha del pedazo. Así es
la comuna 4 de Soacha, mi alma matter de la vida, Cazuca.

Estudié en un colegio que parecía un garaje, aunque la vuelta por dentro se manejara como
toda una empresa. No dejaba de ser lo mismo que las fundaciones, se aprovechaban de la
loma con su lema “Misión creativa para el éxito”. Aunque lo único creativo era la forma
como a los estudiantes nos tocaba acomodarnos entre 8 para usar un computador con el que
me imagino, el admirable señor rector (Un cucho hábil para sacarle plata la loma), como de
unos 60 años, hacía los trabajos de su universidad (Se que estudió en una universidad
porque lo único que adornaba su pequeña, húmeda e incómoda oficina era su diploma de
esas universidades virtuales que lo hacen a uno profesional en 2 años). Así de viejos y
obsoletos eran, pero bueno nos tocaba agradecer que teníamos un computador -Al menos-
para aprender sistemas con el mismo profesor que daba educación física y de paso enseñaba
artes.

En este colegio conocí a mis amigos, o los que creía que eran mis amigos.

Rata.

Un pelado lleno de ambición que se quería comer el mundo, un gran atleta, le decíamos rata
por su forma de correr, no lo alcanzaba nadie, tenía un físico increíble, jugaba futbol de una
manera única, en su momento yo lo hacía jugando para algún gran equipo profesional, pues
nunca se cansaba y tampoco sufría lesiones.

Cuando salíamos a jugar o íbamos a entrenar en una modesta escuela de fútbol que quedaba
lejos de la loma. Él era un jugador único, que rendía en cualquier posición, de delantero,
extremo, volante, hasta de arquero podía jugar y nunca decepcionan. Siempre fue flojito
para el estudio, pero sus papás como sea lo apoyaban para lo que fuera. Fue triste ver cómo
ese talento poco a poco se iba apagando ante el vicio y la falta de oportunidades, el poder
jugar en un equipo profesional. El Rata fue aflojando en el estudio, dejaba el colegio y
volvía a los meses.

Jara: El mejor amigo de Rata.

Yo siempre lo envidie porque tenía cara de niño, era un pelado simpático y siempre se
terminaba cuadrando y besando a las nenas que a mí me gustaban. Pues yo era una hueva y
no hacía nada para ser yo quien se las besara o las tuviera de novia. Siempre le tuve
envidia, por absolutamente todo. Tenía una familia ideal, vivía en una casa muy bonita, sus
papás tenían carro y cada nada organizaban fiestas, algo completamente contrario a lo que
yo vivía. Jara, también jugaba fútbol con nosotros. Ese pelado lo tenía todo. Algo que
llegaba a molestarme mucho de él era lo gamín que era con las mujeres, me daba mucha
pena porque siempre fui muy reservado y no era fan de esos piropos absurdos. -Con esas
nalgas dediqueme un pedo-

Pero, después de un tiempo fui viendo cómo Jara se degeneraba poco a poco y al ser el
mejor amigo de Rata, juntos se hundían en el vicio, con la única diferencia de que Jara iba
un paso más adelante, llegó a vender vicio en el colegio. Aun así, siempre estaba rodeado
de mujeres y de amigos, como no, si era él quien les regalaba droga, o más bien compraba
su compañía. Estas cosas fueron suficientes para alejarme de él y de su amistad a pesar de
que me menosprecia con los demás por ser una gallina y no jalarle a el “sople” o a la
“bareta”.
Maria

Una pelada berraca con el estudio, que siempre admiré porque desde pequeña fue sola, su
hermano falleció en un accidente con su mamà cuando ella tenía 8 años y su papá era un
alcohólico que vivía con la mosa, desde pequeña tuvo que valerse en la vida, ella creció en
ese ambiente de las calles, rodeada por hombres que afortunadamente la llevaron por el
buen camino, aunque no la alejaron del vicio ella supo alejarse de ese mundo. Al crecer
entre manes ella fue la parcera del grupo, fue una más entre nosotros y la que de sapa
quería saber de nuestras vidas amorosas para opinar, una que otra vez me aconsejo para
poder tirarle para alguna mujer, nunca me funciono pero igual la buscaba. Mi mamá me
decía que ella me gustaba, que fuéramos novios, que entre tantas viejas era la única que me
aceptaba como novia, a mi no me parecía, la detestaba en el colegio, siempre discutimos y
tenemos problemas -Eso es amor- (la chimba que yo me iba a cuadrar con esa piroba)
Maria comía mucho libro y solo se enfoca en el estudio, la de las mejores notas, que
buscaba entrar a la mejor universidad “La Nacional” todos nos la imaginamos estudiando
allá, nadie se imaginaba que la vida le traería de parada otras cosas.

Pipe

Un duro para el arte, él podía hacerte un boceto sin mirar, un genio con un lápiz y un
pincel. Era un genio en cualquiera de las ramas artísticas que se le atravesaron, hasta tocar
cualquier instrumento. No era buen lector, pero de serlo no dudo que hubiese sido hasta el
poeta del curso. Pipe trabaja en una zapatería todas las tardes hasta la madrugada, no le iba
muy bien el colegio, pues casi no le quedaba tiempo de hacer trabajos ni de repasar, era
común verlo durmiendo en el salón o bastante acabado por las ojeras del trasnoche. Pipe no
lo tenía todo, pero tampoco tenía necesidad. Él trabajaba porque le gustaba darse sus
lujitos, nunca era amarrado, siempre me prestaba plata y muchas veces ni me cobraba.
Cuando nos reunimos a parchar él gastaba casi todo o era el que más ponía para el trago, la
comida o la farra. Yo, aunque le ayudaba a gastar lo que se ganaba, le aconsejaba ahorrar y
buscar la forma de ingresar a una universidad, de explotar ese talento. No contábamos con
que un día Pipe sufriría un accidente, se cayó cuando estaba orinando en el baño de su casa,
estuvo mucho tiempo sin ir a estudiar, pues se fracturó el cráneo y su estado de salud era
muy delicado. Entre el parche casi no podíamos ir a visitarlo porque el contacto con el
exterior podría afectarlo, aparte ni íbamos porque vivía en el último rincón de la loma.
Afortunadamente se pudo recuperar y se graduó conmigo, a veces sacaba un plan para
tomar unas polas, salir donde las mujeres o dar alguna vuelta. Siempre mantuvo sus
costumbres de no ser amarrado y si es necesario gastarse hasta el último centavo.

Morocho

Por su color de piel, era el más morenito del grupo. El casi que lo tenía todo, hasta una
hermana que bien buena si estaba – Recuerdo que a esa hembra le dedique mi primera paja-
Vivía en una casa muy bonita, se daban sus lujitos, a él nunca le faltaba nada. Aunque
generalmente se le notaba infeliz, siempre quiso irse del lado de su familia, a pesar de que
se veía que era muy unida y viajaban seguido. Siempre me decía que si podía venir a mi
casa o salíamos algún sitio porque no quería viajar, yo lo envidiaba pues para mi viajar era
darse un gustico de 8 días en Ibagué una vez al año. A pesar de tenerlo todo, su familia era
muy conservadora, casi no lo dejaban salir, debía tener las mejores notas, en su casa
constantemente lo presionaban, su único escape era la escuela de fútbol, pues no solo podía
salir de su casa, sino del barrio. Sus papás solo lo dejaban salir conmigo pues el resto de
amigos le parecían malas influencias. Morocho era un enamorado, pero al igual que yo era
una hueva con las mujeres. Por más que yo y Maria le ayudaramos no conquistaba ni una y
para que, el pelado hasta era pintoso y las dejaba locas, pero solo eso, nunca pasaba nada
más, se cagaba hasta para un pico. Llegue a pensar que era marica. Siempre fue mi mano
derecha, de alguna forma mi mejor amigo. Cuando nos graduamos entro en esa crisis de no
saber hacia dónde dirigir su vida.

Yo: siempre fui el pelado juicioso, el mamon que le ponía un pero a todo, ese mismo cuyo
único talento hasta el momento era hablar mierda, yo era ese que los papás ponían de
ejemplo, que los profesores se jactaban hablando de él y del que nadie tenía un comentario
malo.

Hasta sé así les continuó la vida a mis amigos en la loma

Rata: Estaba entregado al vicio y al alcohol, hasta en eso su familia lo apoyaba, pues
hacían fiestas seguidas y simplemente se reunían a celebrar “nada” el solo estar vivos y
tener para el trago era motivo de celebración. El Rata estaba confundido, no supo a dónde
direccionar su vida, tanto así que se metió al ejército, prestó servicio y entre tantas
recreaciones se volvió el futbolista del batallón, en un intento de sacarle provecho a su
talento uno de los altos mandos movió sus influencias, ahora el rata está alejado de los
vicios, tuvo su oportunidad de debutar, sobresalir y ahora juega en Europa, hasta donde
tengo entendido en la segunda división de Francia, gana buenas lucas y aveces me escribe y
me dice que me espera en uno de sus partidos, que no le vaya a fallar.

Jara: Como siempre, le copio al Rata en todo lo que hacía, se metió a la milicia, su única
diferencia con Rata es que no le sirvió para ser futbolista, Jara como siempre el caribonito,
una vez tuvo que ir a servir de mesero a uno de esos altos mandos en sus fiestas donde se
jactan de ricos, solo para ganarse un permiso. En esa fiesta conoció a una tal Camila, a su
modo empírico y gamin de iniciar una conversación y de piropear, el Jara se ennovio con
ella, el caso es caso es que Camilo resultó siendo la hija de un empresario de esos duros que
manejan un banco, ahora es secretario de esa gente y derrocha plata, le tocó ajuiciarse, pues
se caso, me invitó al matrimonio pero no pude ir (tampoco es que me interesara)

Pipe Con todo y su accidente en la porra resultó siendo inteligente y la sacó del estadio,
mezcló su habilidad pa’ hacer zapatos con su arte, más su pasión por sus lujitos, el vestir
caro y de marca. Termino montando su propia fábrica y empresa, el diseña sus propios
tenis, hace camisetas y todas esas vainas con las que se viste la gente rica, ahora dizque
viste a famosos, todo un reconocido en la farándula, de vez en cuando me envía sus últimas
prendas y de colección, yo se las recibo pero por lo excéntricas no es que las use mucho.

Morocho En una de tantas charlas donde solo nos dedicamos a hablar de cosas sin sentido
se le iluminó el camino, me comentó sobre una beca en el exterior a la que aplicar era casi
que imposible. Ahora está feliz, lejos de su familia, que es lo que él quería, estudiando
fuera del país, soy testigo de todo lo que se esforzó y lo mucho que se mató estudiando para
acceder a esa beca en el exterior. De alguna manera, la disciplina y carácter que le dieron
sus padres le sirvió, además nunca lo vi dejarse llevar por Rata y Jara del vicio, más de una
vez lo vi rechazado las insistentes peticiones de ellos para que los acompañara a “soplar”
ahora se volvió alguien importante y viaja por toda Europa estudiando derecho. me dice
que me ayuda, que me presenta a una de esas rubias alemanas para que me vaya con él para
el exterior, lo he considerado, darme unas vacaciones y de paso ir a un partido de Rata,
supongo que algún día y espero que pronto se me dará la oportunidad.

Final

Así es como todos crecimos en la loma, fuimos amigos desde pequeños hasta que la vida lo
permitió. Todos de alguna manera tuvimos las mismas oportunidades y pese a crecer entre
la marginalidad, la basura, la falta de agua, rodeados de mierda y casi que sin oportunidades
cada uno nos buscamos el destino y la forma de salir adelante.

La verdad no sé si esto les pasó de verdad o solo me los soñé. Quisiera que sea ciertos y
todos ellos hayan cumplido sus sueños, porque yo no pude. Después de ser el muchacho
sano, el que ponían de ejemplo las mamás y el que evitaba problemas a toda costa, terminé
encerrado aquí. Porque así es la vida cuando uno nace en la loma.

Septiembre 12 de 2022

Centro Penitenciario La Modelo

Bogotá.

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